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6.3. Funciones del tutor

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RESUMEN gENERAL

RESUMEN gENERAL

6.3. Funciones del tutor.

En páginas anteriores hemos especificado las funciones que deben tener los profesores y tutores desde una perspectiva didáctica. Ahora, en esta sección, aludiremos a las funciones propias del tutor en formación profesional para el empleo.

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• Debe propiciar espacios para el desarrollo personal y profesional.

• Crear un clima de confianza y seguridad para que los alumnos puedan sentirse cómodos al reflexionar sobre sus expectativas profesionales. • Detectar las necesidades individuales.

• Orientar al alumno en la definición de los objetivos que le permitirán desarrollarse.

• Actuar como guía en el desarrollo de actividades que permitan alcanzar los objetivos.

• Establecer un itinerario de aprendizaje junto al alumno que le permita alcanzar sus objetivos personales y profesionales.

• Motivar en la búsqueda de estrategias que permitan el autodesarrollo.

• Poner en valor la trayectoria educativa y profesional del alumno así como los recursos de los que se vale.

• Fomentar el aprendizaje autónomo.

• Proporcionar las habilidades necesarias para alcanzar estrategias que le permitan “aprender a aprender”.

• Dar a conocer la figura del tutor en formación profesional para el empleo y sus funciones.

• Detectar capacidades en los alumnos que favorezcan su desarrollo.

• Identificar el proceso de formación tutorial como un proceso que inicia y finaliza coincidiendo el fin con la adquisición de competencias que permitan desarrollarle.

No debemos olvidar que el tutor tiene la función principal de orientar al alumno para que adquiera las herramientas necesarias para hacerse autónomo en sus aprendizajes y no meramente informar sobre recursos, instrumentos… que convierten al alumno en una persona pasiva.

6.4. Habilidades tutoriales.

En las últimas décadas podemos decir que la figura del tutor u orientador ha variado debido a los cambios políticos, sociales y educativos. Las nuevas circunstancias socioeconómicas hacen que los jóvenes alcancen edades avanzadas siendo estudiantes. En contra, podemos situar a un grupo también numeroso de personas sin cualificación que han visto como la crisis ha reducido notablemente sus posibilidades profesionales. Para hacer frente a unos y otros, se demanda a un profesional más especializado, valorándolo no solo por la cantidad y calidad de los conocimientos que posea sino por las habilidades que pueda desarrollar con los grupos de alumnos. Se trata de un profesional más preparado para intentar paliar los efectos de los cambios políticos, sociales y educativos.

Nos estamos refiriendo a un tutor que, debido a la inexistencia de un titulación propia que les facilite los conocimientos necesarios para desarrollar el trabajo, deben hacer uso de sus competencias y habilidades para formarse.

En la actualidad, y pese a que no existe una titulación oficial que regule esta profesión, el número de orientadores ha aumentado considerablemente. Aunque pueda parecer contradictorio y, aún no existiendo unos estudios oficiales que permitan obtener las capacidades necesarias, la figura del tutor laboral está siendo clave.

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