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La nueva generación de mujeres en el Taller

Por Iván Bianchini

Como Estación Revista Ferroviaria viene haciendo número a número y en el marco de visibilización de su personal en las distintas áreas y servicios, en la presente publicación mostramos a las chicas que actualmente trabajan en Talleres de Locomotoras.

Ellas son Silvina Márquez Boillat; Valeria Sánchez y Ángela Machado.

Iván Bianchini: ¿Qué tareas desempeñan en su espacio laboral?

Silvina: Soy Silvina Márquez Boillat, mi mamá es ferroviaria ahora jubilada, tiene sesenta y cinco años. Hija y nieta de ferroviarios, soy la cuarta generación de trabajadores del riel por parte de mi familia. Yo entré como administrativa, mi mamá tenía el mismo cargo, pero en la estación de trenes en Alta Córdoba. También hago recursos humanos y llevo el stock de las locomotoras por parte de MTU.

Valeria: Me llamo Valeria Sánchez, hace 5 años que estoy trabajando en Almacén, hago la administración. Soy hija de ferroviario. Mi papá, lamentablemente ya falleció. Ángela: Soy Ángela Machado y también hago administración, compras para el Taller e insumos de limpieza.

I.B.: ¿Para ustedes qué significa este movimiento femenino, en relación a la lucha por la igualdad?

S.M.B.: Yo estoy muy feliz y orgullosa de que se nos pueda escuchar, vivimos en una sociedad machista, sin muchas oportunidades. Hoy en día me siento incorporada, sé que puedo opinar, que mis compañeros me van a escuchar y van a apoyar lo que yo decida al aportar mi grano de arena.

I.B.: Entonces, ¿te sentís parte del grupo?

S.M.B.: Sí, me siento parte activa del conjunto. También apoyada por mis compañeras en la Mesa de Género. Y con la expectativa de que algún día seamos muchas más.

V.S.: Yo creo que es sentirse más acompañada, no solamente en el ámbito laboral si no en forma general. Antes no se respetaba a la mujer como hoy se está logrando que se haga, esto en todo tipo de contexto. Y en lo laboral, los compañeros ya se están formando en el sentido de consideración, igualdad y acompañamiento a nosotras.

A.M.: Opino lo mismo que mis compañeras, ellas dijeron todo ( soltó entre risas esta compañera del otro turno).

(En medio de la conversación, llamó la atención del cronista, que ya sabía que existía la Mesa de Género, pero necesitaba conocer cuál era su función. Y qué mejor momento que preguntarle a

I.B.: ¿Cuál es la función de la Mesa de Género?

S.M.B.: Nosotras ingresamos el año pasado, representamos a Córdoba Mediterránea y estamos con otras compañeras a nivel nacional. Pero aparte del trabajo también a nivel general, cuando tenemos un problema nos llaman y están, a su vez, para ayudarnos. Además nos guían, porque queremos abrir con Ángela (Machado) una Mesa de Genero acá en Córdoba, orientándonos en qué debemos hacer si alguna compañera o compañero tiene algún problema.

I.B.: ¿Podemos decir que la Mesa de Género está abierta no solamente a las ferroviarias y ferroviarios si no que también a los familiares de los mismos y a la sociedad?

A.M.: Sí, así es efectivamente.

I.B.: En resumen la Mesa de Género como, nuestro gremio, está abierto a la sociedad en general, como ya lo vimos con el colegio para adultos, en las instalaciones del mismo.

(La charla siguió su curso, pero aún le quedaba al cronista la duda de cómo ellas se sintieron al ingresar a un ámbito netamente masculino).

I.B.: ¿Qué sintieron al ingresar, a un lugar donde toda su población era de sexo masculino?

A.M.: Yo al principio pensé que me sentiría algo incómoda. En mis anteriores trabajos nunca trabajé con varones, ni siquiera fueron mayoría. Era todo un nuevo reto para mí. Pero después fue totalmente diferente a lo que pensaba, porque mis compañeros me tratan como parte del grupo, como una integrante más, y eso ayudó mucho para que me sienta cómoda.

V.S.: Yo al comenzar sentía mucha vergüenza de hablar, hasta de decir “Hola”. Si bien eran tres los varones que estaban en mi sector, sentía que no podía hacer nada, que no calificaría para ninguna tarea. Pero como en el caso de Ángela, ellos me ayudaron a sentirme cómoda, al conocer cada uno de los materiales. Eso generó que yo ganara más confianza no solamente para con ellos si no también con respecto a mí misma, porque muchas veces el mayor obstáculo es lo que una piensa. S.M.B.: Para mí fue todo lo contrario, es más: me lloré todo el primer día, cuando sonó la sirena fue un sentimiento de felicidad, y hasta ahora lo siento. Al principio nos dieron toda la ropa de peón, y no sabíamos qué íbamos a hacer, pero yo ya me veía arriba de una locomotora: se me llenaba el pecho de felicidad, (risas) ¡Era una más de mis compañeros! Lo que me mandaran a hacer, yo me sentía capacitada para realizarlo y más, porque me sentía acompañada. Y por otra parte siento esa alma ferroviaria.

V.S.: Sentir ese orgullo de trabajar en el lugar en que trabajó mi papá, saber que él estuvo acá. Eso me hace sentir orgullosa.

A.M.: Yo al igual que ellas siento esa estima y dicha de estar acá donde trabaja mi papá, que se está por jubilar.

I.B.: ¿Entonces podemos ir diciendo que el ferrocarril está abierto para más ingresos femeninos en cualquier área y tarea?

S.M.B.: Sí, claro.

A.M.: Sí, por supuesto.

V.S.: Sí, por que la mujer de por sí tiene otra mente. Ahora es un yo puedo hacer todo y de todo, que antes no era. Actualmente tenemos la oportunidad.

Durante la charla se tocó el tema de violencia, no solamente en lo personal sino también en lo laboral, cada una hablo de sus experiencias, y concordaron en que ahora no dejarían pasar ningún acto que tan siquiera se insinuara como violencia verbal, ni hacia ellas o hacia algún compañero o compañera que sufra, porque el cambio de mentalidad en la sociedad empieza en cada uno y no hay que callarse ni mirar para otro lado.

Ya concluyendo esta charla se les preguntó qué les generaba y qué sentían al saber que el gremio las apoyaba, que la Mesa de Género está presente, y sus respuestas fueron, de sentirse tranquilas para venir a trabajar, que sienten a alguien que las cuida y las ayuda, y sobre todo orgullosas de tener un gremio tan presente tanto con sus afiliados y la con sociedad.