CAMINOS DE LA AUTONOMÍA BAJO LA TORMENTA 14 de agosto de 2019
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Sí a la articulación con el EZLN
Jacobo Dayán - Caronte - Arostegui Noticias - Agosto 26 “Rompimos el cerco”, con este comunicado el EZLN cierra un conjunto de pronunciamientos después de un tiempo de silencio. Ahora sabemos que ese silencio se debió a un largo proceso de consolidación y crecimiento. Ahora “son 11 Centros (de Resistencia Autónoma y Rebeldía Zapatista)nuevos, más los 5 caracoles originales, 16. Además los municipios autónomos originales, que son 27, total de centros Zapatistas son 43”. Todo ello a pesar de la presencia militar en la región, incluidos sobrevuelos; del continuo embate para el despojo de tierras y territorios revestidos de una legitimidad producto de consultas a modo y no del derecho a la consulta previa de los pueblos originarios y de las descalificaciones desde la presidencia. En este mismo comunicado, el EZLN hace un llamado importante. Desde hace más de una año, durante la Quinta sesión del Conversatorio “Miradas, escuchas, palabras: ¿prohibido pensar?” organizado por el EZLN y realizado en la Comunidad del CIDECI-Unitierra, en San Cristóbal de la Casas, varias voces pusimos sobre la mesa la necesidad de articulación entre distintos sectores de la sociedad ante la emergencia nacional. El EZLN toma la iniciativa que no ha logrado concretarse desde otros espacios. Hacen un llamado a “quienes caminan con dolor y rabia, con resistencia y rebeldía, y son pereseguid@s…un nuevo encuentro de Mujeres que luchan…hacer una reunión de otroas, con el objeto de que compartan, además de sus dolores, las injusticias, persecuciones y demás chingaderas que les hacen, sus formas de lucha y su fuerza…a grupos, colectivos y organizaciones defensoras de los Derechos Humanos.” Resistir desde la palabra, la lucha, la rebeldía y la articulación. Si hay actores de sociedad civil con autoridad moral para lograr esta articulación, sin duda estos son encabezados por el EZLN, por el movimiento indígena organizado y por los colectivos de víctimas de un país desgarrado. Una articulación que permita buscar agendas en común, conocerse y sumar esfuerzos en todas las geo1
grafías, presentar un frente ante el horror y el autoritarismo, defender la vida y el territorio, exigir verdad, justicia y reparación. En resumen rescatar la dignidad humana y el futuro de este país. Aquello que algunos planteamos hace más de un año ha germinado. Varios guiños se han mandado. Desde ya y desde aquí, respondo afirmativamente a este llamado.
La tercera expansión del zapatismo Raúl Zibechi - 30 agosto 2019
Pese a estar rodeadas por el Ejército mexicano, las bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) han conseguido romper el cerco militar, mediático y político que pesaba sobre ellas. En un comunicado librado el 17 de agosto y firmado por el subcomandante Moisés, indígena convertido en vocero del movimiento zapatista luego de la “muerte” simbólica de Marcos, se anuncia, desde las montañas del sureste mexicano, la creación de siete nuevos “caracoles” y cuatro municipios autónomos, que se denominan en adelante “centros de resistencia autónoma y rebeldía zapatista”. Estamos ante el tercer empuje organizativo de los pueblos mayas que integran el EZLN. Las fechas son 1994, 2003 y 2019.En la primera, anunciaron la creación de los municipios autónomos rebeldes zapatistas, en medio de fraudes electorales y del caos instalado con el gobierno del histórico Partido Revolucionario Institucional (PRI). En la segunda, abrieron cinco caracoles para ejercer la autonomía, cuando el parlamento mexicano, incluidos tanto los partidos de derecha como los de izquierda, rechazó la que ya habían negociado y firmado con delegados oficiales. Los 27 municipios autónomos (inicialmente eran algunos más) se superponen a los municipios oficiales y, en ellos, se agrupan representantes de las comunidades de la zona de influencia. Los caracoles, por su parte, articulan sus regiones y albergan las Juntas de Buen Gobierno, que se encargan, de forma rotativa, de gobernar una media docena de municipios (en promedio) y cientos de comunidades. 2
La zona zapatista no es homogénea. En las comunidades y en los municipios (que se autogobiernan por consejos autónomos), conviven familias zapatistas y no zapatistas, con la particularidad de que estas acuden a las clínicas y centros de salud creados y dirigidos por aquellas, y de que prefieren la justicia autónoma que administran las Juntas de Buen Gobierno, que no les cobran ni son corruptas, como sucede con la justicia del Estado. Las familias no zapatistas se benefician de la ayuda de los gobiernos federal y del estado de Chiapas, con alimentos, materiales para las viviendas y planes sociales, que ahora el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha ampliado con proyectos asistenciales, como Sembrando Vida o Jóvenes Construyendo el Futuro. Los zapatistas no sólo no reciben esos planes, sino que, por influencia de las mujeres, tampoco toman alcohol, ya que ellas consideran que fomenta la violencia machista. Los caracoles son “ventanas para vernos dentro y para que veamos fuera”, mientras que las Juntas de Buen Gobierno “funcionan mediante los principios de rotación, la revocación de mandato y la rendición de cuentas”, y son “verdaderas redes del poder de abajo”, en las que se articulan los consejos municipales. Se han convertido en formas de poder donde “los gobernantes pasan a ser servidores”, como recuerda el sociólogo Raúl Romero en el diario La Jornada. Lo más importante del anuncio del pasado 17 de agosto es que varios de los nuevos centros se encuentran más allá de la zona de control tradicional del zapatismo, mientras que otros son linderos y refuerzan la presencia que tiene en la región desde el alzamiento de 1994, cuando recuperó cientos de miles de hectáreas de los grandes terratenientes. Ahora, ya suman 43 los centros zapatistas. Como señala el director de opinión de La Jornada, Luis Hernández Navarro, “la expansión de la autonomía zapatista a nuevos territorios desmiente la versión de la supuesta deserción de sus bases sociales como resultado de programas asistenciales”. Realizaron cientos de asambleas, “desdoblándose como fuerza político-social, a través de movilizaciones pacíficas sui generis, que 3
cambiaron el campo de confrontación con el Estado, llevándolo al terreno en que las comunidades son más fuertes: el de la producción y reproducción de su existencia”. El paso siguiente es el llamado a la sociedad a contribuir en la construcción de los nuevos espacios, además de la convocatoria a los colectivos urbanos para crear una “red internacional de resistencia y rebeldía”, advirtiendo a quienes participen que renuncien “a hegemonizar y homogeneizar”. Además, convocan a intelectuales y artistas a festivales, encuentros, semilleros de ideas y debates. Una nueva cultura política El aspecto más interesante de esta expansión del zapatismo consiste en los modos en que lo hicieron, el cómo de su acción política. Porque revela una cultura a contrapelo de la hegemónica, anclada como está en instituciones estatales o en oenegés y en la afirmación de la grieta entre quienes mandan y toman decisiones, y quienes obedecen y cumplen. En el comunicado firmado por Moisés, así como en la literatura anterior zapatista, hay un claro desmarque del vanguardismo, pero también de la cultura jerárquica de los partidos. Fueron las mujeres y los jóvenes los que salieron de sus comunidades a dialogar con otras comunidades, y se entendieron pronto “como sólo se entienden entre sí quienes comparten no sólo el dolor, pero también la historia, la indignación, la rabia”. El papel central fue el de las mujeres: “No sólo van delante -explica Moisés- para marcarnos el camino y (que) no nos perdamos: también a los lados para que no nos desviemos; y atrás para que no nos retrasemos”. Ellas encarnan la cultura comunitaria, que pone por delante lo colectivo a lo individual, la dignidad y la cosmovisión a las ventajas materiales. Por eso, se equivocan feo los gobiernos que piensan -como el de AMLO, pero también los demás progresistas- que con planes económicos pueden hacer que pueblos enteros desistan de sus identidades. Se trata de una cultura política que sólo puede entenderse en clave comunitaria. Quienes visitan las regiones zapatistas suelen sorprenderse cuando se dirigen a sus principales “enemigos”, las 4
bases del PRI, como “hermanos priístas” o, ahora con relación al partido de gobierno, como “hermanos partidistas”. Unos cuantos de esos hermanos son los que ahora dieron el paso de rechazar las limosnas de arriba para volverse zapatistas: el modo que encontraron para seguir siendo pueblos originarios. Publicado originalmente en Brecha Fotos tomadas de La Tinta
Los pueblos indígenas en el mensaje político presidencial
Magdalena Gómez - La Jornada - 3 de septiembre El 1º de septiembre elpresidente Andrés Manuel López Obrador pronunció su mensaje político en Palacio Nacional ante 500 invitados integrantes de la clase política y el empresariado, así como su gabinete legal y ampliado. En los días previos, leímos los análisis de diversos medios, todos con temas que ya son lugar común, como el que el Presidente mantiene altos índices de popularidad, en general a su pesar y con una carga de cierta frustración al no ver reflejada su visión y pronósticos en el sentir de la gente común, que por lo demás no necesariamente lo siguen. Desconozco si en las “benditas redes sociales” se reflejó algún balance crítico. Constaté que en la cadena de aciertos y errores que suelen anotarse respecto al actual gobierno está ausente la más mínima consideración sobre los pueblos indígenas. No entra en su visión la preocupación sobre el impacto de lo que se haga o no respecto a ellos, si acaso se han ocupado de cuestionar al Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Esa realidad, con evidente carga racista, no me sorprende, simplemente en estos tiempos de la Cuarta Transformación, nos pone a salvo de que nos acusen de que favorecemos a la derecha, o de amlófobos a quienes mantenemos la convicción de que los pueblos indígenas, su libre determinación y sus territorios deben respetarse y nos ocupamos de respaldar la resistencia de estos pueblos ante los megaproyectos neoliberales con que los amenaza hoy día el nuevo gobierno bajo el lema de la prioridad del mal llamado progreso. 5
Con ese telón de fondo esperaba escuchar en el discurso político presidencial la ponderación de las virtudes que se atribuyen al despojo, perdón, a los proyectos que dan sustento al neoindigenismo iniciado. En el caso del Tren Maya, sólo afirmó que con estricto apego a criterios de sustentabilidad (sin los pueblos, por cierto), hemos iniciado los estudios de ingeniería básica; en cuanto al desarrollo integral del Istmo de Tehuantepec indicó que se trabaja ya en la ampliación del puerto de Salina Cruz y se hará lo mismo con el de Coatzacoalcos… Reafirmó la gran simulación: “Se ha llevado a cabo la consulta a las comunidades para su aceptación e integración al proyecto y se están atendiendo sus demandas. Hay apoyo de las comunidades, no estamos haciendo nada contra la voluntad de los ciudadanos”. Nada se dijo del Plan Integral Morelos ni del crimen no investigado de Samir Flores, principal líder opositor. Siguió la línea de eludir que la verdadera política indigenista se expresa en los megaproyectos, por lo que recordé aquello de que a las leyes y a las políticas hay que analizarlas no sólo por lo que dicen, sino por lo que callan. Es muy probable que en el Informe entregado al Congreso aparezcan datos al respecto, pero es de destacar que lo pronunciado en referencia a su indigenismo fue una frase reveladora: “Se creó el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas”, así de escueto, y agregó la esencia de su concepción: “en los programas de bienestar para toda la población cinco de cada 10 hogares reciben un apoyo, en cambio en los hogares indígenas nueve de cada 10 los reciben y para finales del año se alcanzará 100 por ciento”. Los apoyos a indígenas que son parte de algún hogar, ayuda a las estadísticas pues incluso en esa lógica se elude el número real de “beneficiarios” perdidos en los hogares. Nada que ver con los derechos colectivos de pueblos indígenas y sus comunidades, ¿será que los consideran también intermediarios, y por ello se les excluye? Después de todo en los hogares sí se desvía el monto del apoyo al adulto mayor indígena, al niño o niña, etcétera. ¿Todo queda en familia? Por otra parte, en el mismo gobierno, el INPI ha organizado unos talleres simulando el derecho a la consulta , y le han entregado al Presidente sus conclusiones sobre derechos que formarían parte de una iniciativa hipotética y no hubo declaración al respecto. 6
Ya se anuncian las agendas del Congreso y no aparece el tema de los pueblos indígenas, seguramente entre los que participaron en los foros taller del INPI habrá algunos que esperan nuevos derechos y posiblemente les garantizarán apoyos individuales, esa es la estrategia oficial. De cualquier forma ya es indicativo de que a nivel presidencial se eludió el compromiso de derogar las reformas al 27 constitucional y la energética, esencia del neoliberalismo. Por fortuna los pueblos indígenas y comunidades enfrentan al divisionismo oficial , resisten y se organizan para detener los megaproyectos y no aspiran a becar a sus integrantes, tienen su decisión clara: la defensa territorial. Lo demás es retórica, como señaló un líder maya, de los que trabajan de indios para los no indios. Ese es el gran engaño.
Guerrero, policías comunitarias y autodefensas Luis Hernández Navarro - La Jornada - 3 de septiembre
El Monstruo fue descubierto en el municipio Heliodoro Castillo, en Guerrero. El camión de volteo reconvertido en blindado, está revestido con placas de acero que resisten disparos de armas calibre 50. Está dotado de troneras y una torreta para armamento pesado en el techo. Fue encontrado por el grupo de autodefensa Frente Unido de Policías Comunitarias del Estado de Guerrero en una comunidad de la Sierra. Según las autoridades, perteneció a Santiago Mazari Hernández, El Carrete, líder del cártel de Los Rojos, detenido el pasado 1º de agosto, lejos de su territorio tradicional de operaciones. Dicen que el tanque estaba destinado a trasladarlo a través del corredor Filo de Caballos. La fortaleza rodante hallada en “el corredor de la muerte”, adonde han sido desplazados más de mil 600 pobladores y se han librado fuertes enfrentamientos entre autodefensas y delincuentes, es emblema del nivel de confrontación en Guerrero entre bandas criminales y civiles armados. “Todo Guerrero está en manos del narcotráfico”, dice el obispo Salvador Rangel de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa. Sus integrantes pelean, se dividen y pactan acuerdos de unidad. En los 7
últimos años ha sido notable el crecimiento de Isaac Navarrete Celis, El Señor de la I, líder del Cártel de la Sierra Unido. Establecido en Chichihualco, población que vive de coser balones de futbol, aliado con Los Ardillos, disputa el control del corredor Chilapa-Tixtla-Chilpancingo-Leonardo Bravo-Iguala, para el trasiego de droga, puerta de entrada a la Sierra, santuario de la amapola. De acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Guerrero es el tercer estado con mayor índice de violencia en la República, superado sólo por Colima y Baja California. Quince de los municipios más violentos del país pertenecen a esta entidad. Simultáneamente a la incontenible expansión de la industria criminal en el estado y de la ola de inseguridad asociada a ella, han proliferado las policías comunitarias y los grupos de autodefensa. Según la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, entre 2012 y 2018 se formaron 23 grupos civiles armados. Están presentes en 64 por ciento de la entidad. Se nombran indistintamente policías comunitarias, policías ciudadanas, autodefensas, movimientos y guardias rurales. La construcción de un sistema de protección y justicia comunitario basado en la autoorganización surgió en 1995 en los pueblos indígenas de la Montaña y la Costa Chica. La iniciativa fue legalizada en 2011 con la Ley 701 de Reconocimiento, Derechos y Cultura de los Pueblos y Comunidades Indígenas. Este esfuerzo asociativo se materializó en un organismo ejemplar: la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria (CRAC-PC). Sus integrantes son electos en asamblea, llevan el rostro descubierto y no incursionan en localidades que no forman parte de su sistema de seguridad. Agrupa unas 250 comunidades de 15 municipios. Una y otra vez, el gobierno ha intentado cooptarla y/o dividirla, desde adentro y desde afuera de sus filas.En diciembre de 2012, nació la Coordinadora Regional de Seguridad y Justicia-Policía Ciudadana y Popular (CRSJ-PCP) de Temalacatzingo y Cualác. En junio de 2013, se fundó la CRAC de los Pueblos Fundadores, implantada en comunidades de Chilapa, José Joaquín de Herrera y Malinaltepec. El primer grupo de autodefensa en el estado surgió en enero de 2013 en Ayut la, para combatir el crimen organizado. Se bautizó 8
a sí mismo como Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero. Casi sin influencia en comunidades indígenas, creció en cambio en poblados afrodescendientes y mestizos. Sus integrantes se incorporan individualmente a sus filas. Los comandantes son los responsables de dirigir las acciones y tomar las decisiones. En 2015, sufrió una sangrienta ruptura en Ocotito, que dio origen al Frente Unido para la Seguridad y Desarrollo del Estado de Guerrero, con presencia en Tierra Colorada. A partir de entonces, de la mano de la crisis de la seguridad pública, comenzaron a surgir como hongos grupos de autodefensa en todo el estado. El boom no fue ajeno a la decisión del crimen organizado de disfrazar sus operaciones bajo el manto de movimientos de civiles armados. En lugares como Chilapa y Zitlala, grupos que se nombran Policías Comunitarios por la Paz y la Seguridad generaron desplazamientos, detenciones arbitrarias y desapariciones. Curiosamente, sus operativos tuvieron el apoyo del Ejército y policía local. En Guerrero no todas las policías comunitarias ni las autodefensas son iguales. Ciertamente, el conjunto de ellas son reflejo de una entidad capturada por el narco. Aunque comparten el nombre, expresan realidades distintas. Unas son legítimas y otras espurias; algunas son obra de comunidades en resistencia y varias han sido penetradas por intereses delincuenciales. La problemática que expresan no será solucionada con la mera presencia de la Guardia Nacional. Para darle salida, se requiere mucho más que eso. Twitter: @lhan55
La violencia en la 4T
Javier Sicilia - Proceso - 1 septiembre Nadie sabe a dónde se dirige la 4T; quizá ni ella misma lo sepa. Parece conducirse a golpes de piñata. Pero si un proyecto político se mide por sus niveles de paz, la 4T es tan inoperante como los gobiernos que la precedieron. No importa si la heredó de ellos, no importa, como AMLO lo supone, que de no haberse consumado el fraude electoral que llevó a la Presidencia a Calderón, 9
y en su lugar hubiese llegado él, no tendríamos la violencia que padecemos. El hubiera, solemos olvidarlo, es un tiempo absurdo, ocioso, una hipótesis imposible de comprobar o, para decirlo con la precisión de la majadería: el tiempo pendejo del verbo haber. Lo que importa y es real es que la 4T no sólo heredó el horror (las víctimas de la violencia no son deudas de gobierno, sino de Estado: quien lo administra es responsable de ese pasado), también lo ha seguido acrecentando. Pese al despliegue de la Guardia Nacional –en realidad un eufemismo del mismo ejército que Calderón desplegó durante su mandato y Peña Nieto mantuvo durante el suyo–, pese también al nuevo modelo de policía y a la distribución de programas sociales de la 4T, la violencia, lejos de disminuir, ha aumentado, sumando a la ya enorme deuda del Estado un número cada vez mayor de víctimas. Según el monitoreo hecho por México Evalúa (no según los datos que el Presidente posee y la realidad niega) sólo durante el primer semestre de 2019 el número de homicidios (falta el número de desaparecidos) fue de 17 mil 608 personas, lo que equivale a una tasa de 14 homicidios por cada 100 mil habitantes y representa un crecimiento de 5% con respecto al semestre anterior, que fue de 16 mil 714. En el primer semestre de 2015 fue de 8 mil 818; en el de 2016, de 10 mil 478; en el de 2017, de 13 mil 918. La sola suma de estos primeros semestres de los últimos cinco años es de 67 mil 536 personas. Lo que quiere decir que si sumáramos los homicidios de los segundos semestres de esos cinco años y a ellos agregáramos los homicidios desde 2006, en que Felipe Calderón desató la guerra, el número de víctimas, sin contar a los desaparecidos, sería demencial. Podríamos estar hablando de más de medio millón de muertos, una cifra decible, una cifra que se pone en la grafía de los números arábigos, una cifra que reunida en personas sería inabarcable para nuestra mirada y que en el fondo no dice nada. Pero que si intentáramos ver una por una, nos destruiría de espanto y dolor. Imagine, para saberlo un poco, que usted es ella o él, que repentinamente unos tipos caen sobre usted, que se lo llevan insultándolo, 10
vejándolo, que lo desnudan a golpes y jalones, que lo penetran una y otra vez, que sus gritos, sus súplicas, lejos de conmover excitan a los imbéciles, que después, reducido a basura, lo amarran como a un animal y lo degüellan, lo destazan. Imagine cada segundo de angustia, de impotencia, de desesperación; imagínese allí abandonado a la bestialidad inmisericorde. Luego vuélvalo a imaginar, pero ahora piense que no es usted, sino su hija o su hijo. Repita esa película minuciosamente una, dos, tres veces; vuélvalo a hacer en la noche, en la soledad de su habitación, devorado por el insomnio, y tendrá, de manera insoportable, lo que guardan de horror exponencial esas cifras que crecen a un promedio, según México Evalúa, de 103 al día. Esta es la realidad que ni el país ni la 4T, que prometió detenerla, estamos enfrentando con la indignación, la prioridad y la humanidad que el horror exige. En medio de los palos de ciego que la 4T propina cada mañana a un país que redujo a una piñata, la violencia avanza implacable, atroz, brutal, anunciando que, de seguir así, la 4T fracasará como fracasaron los gobiernos que le dieron el triunfo. A la 4T le urge detenerse, quitarse la venda de los ojos, y lejos de golpear más al país con la violencia de los megaproyectos, de los despidos, de la persecución a migrantes, del ejército disfrazado de Guardia Nacional, de la violencia verbal a quienes no le agradan; debe concentrarse en crear una verdadera y lúcida estrategia de paz y de justicia. De lo contrario el desastre con el que cierra su primer semestre en el poder y abre el segundo, será cada día peor. Lo recordaron recientemente con mucha precisión los zapatistas a través del poeta (esa voz de la tribu que deslocaliza el lenguaje contaminado de oscuridad y locura del poder): “llueve en todas partes […] llueve sobre mojado: despojos, robos, amenazas, persecución, cárcel, desaparición, violación, golpes, muerte… y, sí, a veces limosnas”. Y sigue la larga lista de las víctima no sólo de homicidio y de desap ariciones, sino de tantas otras que la política neoliberal, disfrazada de 4T, continúa cobrando. La lluvia a la que se refieren es la lluvia sobre la que otro poeta, Bob Dylan, nos prevenía en A hard rain’s gonna fall. Esa canción 11
–inspirada en los versos que otro poeta más, Dylan Thomas, le escribió a su hijo– continúa una de las preguntas fundamentales para la 4T y el país entero de Blowin’ in the wind: “Cuántas muertes serán necesarias,/ antes de que [un hombre] se dé cuenta/ de que ha muerto demasiada gente”. La lluvia hace tiempo se precipitó, y como el poeta lo anunciaba y el sufrimiento del país lo confirma, es fuerte, muy fuerte y se anuncia peor.
A pesar de la Alerta de Género, Oaxaca registró 126 feminicidios en un año Sonia Gerth - Desinformémonos - 30 agosto
A un año de la emisión de la Alerta de Violencia de Género (AVG) en 40 municipios de Oaxaca, el Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos (GESMujer) alertó sobre los niveles altos de casos de feminicidio en la entidad; desde el 30 de agosto de 2018 que se emitió la AVG 126 mujeres fueron asesinadas, incluyendo a una víctima localizada hoy. Según los registros que realizó la organización civil de los 126 casos de feminicidio ocurridos en Oaxaca 60 por ciento se concentraron en los municipios con AVG, y un 35 por ciento en municipios sin Alerta, “lo que no marcó una diferencia entre tener o no una alerta por violencia de género”, señaló en entrevista con Cimacnoticias la presidenta de GESMujer, Angélica Ayala Ortiz. Como se muestra los asesinatos de mujeres en la entidad continúan aunque este activa la AVG, y año con año se han incrementado: en 2017 fueron 117 casos, en 2018 hubo 123, y en 2019 todo indica a que esta cifra se incremente más, señaló Ayala Ortiz. “Consideramos que es importante la voluntad política. La alerta es un mecanismo, pero hay que partir del principio de que las mismas autoridades reconozcan que no está funcionando”, continuó, cuando a un año, “deberían de presentar resultados.” La presidenta de la 12
organización lamentó que se están dando casos, números, y cursos, pero que las medidas no son evaluadas según el impacto que pueden tener en garantizar la libertad y vida a las mujeres. El gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa, había asegurado hace dos días en sesión del Sistema Estatal para la Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia, que “la erradicación de la violencia contra las mujeres es una tarea de primer orden en la agenda de mi gobierno”, y que en materia de AVG, “Oaxaca tiene sus particularidades, pero vamos en la ruta correcta.” En concreto, la organización identificó tres regiones (con AVG) con mayores casos de feminicidio: el Istmo, con el 26 por ciento de los casos, seguido de la Costa con un 18 por ciento, y Papaloapam, con 16 por ciento. Pero una gran parte de los asesinatos sucedió en zonas sin alerta declarada. De 20 casos ocurridos en Valles Centrales, 9 asesinatos sucedieron en municipios con AVG y 11 en municipios sin Alerta, entre ellos Villa de Etla, Santa Maria Atzompa y Ejutla de Crespo. En la región Mixteca, de 18 casos, 9 ocurrieron en municipios con, y 9 en municipios sin Aalerta, donde destaca Santiago Juxtlahuaca con 5 casos. Un 52 por ciento de las víctimas tenían entre 15 y 44 años de edad, y la mayoría (59 por ciento) fueron asesinadas por arma de fuego, indicó un comunicado que emitió este día GESMujer. Eso “significa que las mujeres están pagando con su vida los costos de una omisión grave en cuanto al control y uso de armas de fuego en Oaxaca.” Aunque en la mayor parte de los casos, se desconocía la ocupación de las víctimas, 10 por ciento se dedicaba a labores del hogar, el 6 por ciento eran comerciantes, y el 4 por ciento estudiantes- “oportunidades truncados para el desarrollo de nuestro estado”, según la agrupación. La Alerta de Violencia de Género, “es un mecanismo perfectible” concluyó GESMujer. Por lo tanto, se necesitaría evaluar “no sólo en términos de cuántas capacitaciones se brindan, sino de valorar si esos esfuerzos se reflejan en la labor de los y las servidoras públicas”, indicaron. 13
Asimismo, se deben contemplar las características pluriétnicas del estado, analizó la organización: “A la fecha los esfuerzos para atender la violencia en comunidades indígenas siguen siendo los mecanismos institucionales, que les requieren a las mujeres que viven en situación de violencia, salir de sus comunidades y enfrentar barreras geográficas, económicas, culturales y discriminación.” La organización GESMujer considera limitado el alcance de las alertas, “sólo pueden ser una estrategia complementaria” señalaron, e hicieron un llamado al gobierno de la entidad, de seguir implementando y fortaleciendo el “Programa Estatal para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia de Género contra las Mujeres”, publicado recientemente en el Periódico Oficial del Estado. Publicado originalmente en CIMAC Noticias
Furia feminista: desprecio y ausencia de justicia Raquel Gutiérrez Aguilar - Desinformémonos - 19 agosto
1. Hechos: Cuatro policías violan a una menor y, cuando ella, su madre y su abuelo van a denunciar, se estrellan contra el desprecio de la institución, del ministerio público y de la Jefa de gobierno. Un puñado de mujeres, feministas indignadas, van a reclamar y a denunciar la barbaridad que significa que la policía te viole… “atacan” con peligrosísima brillantina y ¡ellas son las provocadoras! ¡Ellas son quienes tienen que disciplinarse! ¡Sobre ellas van los cargos! Miles de mujeres comienzan una conversación a través de las redes sociales, amplificando el enojo que ya satura y bulle en centenares de colectivos que se auto-protegen de la brutalidad patriarcal, uniformada y no uniformada, y a la Jefa de gobierno no se le ocurre nada más que organizar el igualmente indignante acto de suplantación que hemos visto mil veces: reune a unas señoras del propio poder e invita a Marta Lamas -quien afirma que sigue 14
adhiriendo a un feminismo ideológico rebasado e inútil- … Esa reunión la exhiben como “diálogo” entre el gobienro de la ciudad y el feminismo. Sordera, cinismo, repetición hasta la nausea de los modos de gobierno que detestamos. Una amplia movilización feminista se autoconvoca y se despliega en varias ciudades, reptitiendo una y otra vez que a cada una de nosotras nos cuidan las amigas y que la policía nos viola, nos roba, nos agrede. La brillantina es la marca distintiva del 16 de agosto. Muchas mujeres feministas comienzan a movilizarse en diversas ciudades de la República. En la Ciudad de México, donde están atrincherados los policías violadores -o, con más precisión, estos policías violadores que esta vez fueron denunciados de inmediato; aclaro porque hay mas- se produce una movilización grande y muy muy furiosa. Hay acuerpamiento de mujeres en lucha y también pintas y cosas rotas. Hay hombres golpeadores entre mujeres encapuchadas y, sobre todo hay confusión. Mucha confusión. Esto también lo conocemos, ya lo hemos visto repetirse en otras tantas ocasiones. ¿Cuáles? Por mencionar la que me salta más pronto a la mente: la de aquel 1º de diciembre de 2012 cuando Peña Nieto se volvió presidente en medio de un San Lázaro amurallado. El modelo es así: lucha social, fuerza creciente, acuerpamiento, indignación que crece… protesta que se amplifica, cuerpo que se expande … y entonces… empeños patéticos para pudrir la protesta. Y tales “empeños” también se parecen: desinformación, estigmatización, provocación, empujar a la movilización al terreno de la violencia… Al lugar donde los poderosos son fuertes y donde pueden, una vez más, armar un discurso victimista que convierte en agresoras a las agredidas, que devalúa la palabra de las violadas y que presenta como decentes a quienes se coluden con los violadores. Si, esa forma de reinstalar el mundo al revés ya la hemos visto… Pero esta vez…. Contra todas estas violencias machistas… inteligencia y más lucha feminista! 15
2. Sentimientos Confusión, enojo, irritación, más confusión, ira que brota en las entrañas, más confusión. Momento de lucidez rememorando experiencias pasadas: ¡nos quieren llevar de vuelta al terreno de la impotencia! ¡No permitamos eso! ¡No lo permitamos!
Los policías no tienen que violarnos
Las autoridades no tienen que intentar suplantarnos
Las maniobras que ellos hacen no tienen que surtir efecto ¡NO!
¡No lo permitamos!
¡No nos dejemos arrastrar al terreno de la impotencia!
¡No nos dejemos arrastrar a discusiones que no son las que nosotras queremos poner en el debate público! ¡El problema no es la ira, propia e inducida!
¡El problema no son unas pintas en el Angel ni una estación del metrobús rota!
¡El problema es que la policía viola a una menor, se hace la denuncia y no pasa nada! ¡El problema es que no hay justicia!
¡El problema es que no hay manera cómo procesar la brutalidad con que nos tratan quienes creen que son impunes! ¡El problema es que eso parece no importar a quienes ahora gobiernan!
¡El problema es que Sheinbaum, cuando supo de la violación no fue a buscar, de inmediato a la menor agredida y a su familia para dar un mensaje político claro!
¡El problema es que a ella no le importó si a la menor violada le habían tomado muestras con cuidado y ternura depués de lo que había pasado!
¡El problema es que se comporte en este caso como si no entendiera lo que pasa! 16
¡El problema es que ella se pasmó porque no pensó en que haría si las agraviadas fueran sus hijas! ¡El problema es que montó una simulación!
¡El problema es que Lamas se prestó a que se instale una nueva división entre nosotras: decentes y sensatas contra rabiosas y enardecidas! ¡El problema no somos nosotras!
¡El problema … su problema es que ya no vamos a dejarnos!
¡El problema … su problema es que nos estamos tomando en serio que “si tocan a una respondemos todas”!
¡El problema … su problema es que no estamos dispuestas a que todo siga igual!
La brillantada: ¿tiempos extremos requieren medidas extremas? Ivonne Acuña Murillo* - 28 agosto
Hora tras hora, días tras día, año tras año, siglo tras siglo, las mujeres han sido ofendidas, humilladas, golpeadas, mutiladas, vejadas, manoseadas, intimidadas, acosadas, amenazadas, maltratadas, violadas, excluidas, encerradas, discriminadas, descuartizadas, asesinadas, desaparecidas, compradas, vendidas, quemadas en la hoguera, obligadas a prostituirse, explotadas laboralmente recibiendo salarios más bajos que los de los hombres, tratadas como inferiores, como menores de edad, como retrasadas mentales. Todo con la anuencia y complicidad de las diversas iglesias, gobiernos, sociedades, familias, teóricos, teólogos, ideólogos, filósofos, científicos y un sinfín de etcéteras. Pero, basta con un día de furia, la marcha feminista del viernes 16 de agosto, conocida ya como ‘la brillantada’, para que sean tachadas de ‘provocadoras’, ‘violentas’, ‘malditas’, ‘pinches viejas’, ‘feminazis’, ‘locas’, ‘vándalas’, ‘terroristas’, ‘marimachos’, ‘lesbianas’ y que incluso se llegue al extremo de pedir que las quemen (¿otra vez?), como lo hiciera Fausto Enrique Loria Ortiz, exempleado de la Fis17
calía General del Estado (FGE) de Yucatán, quien en su cuenta de Facebook escribió: “Porque no pasa una pipa llena de gasolina y les prenden fuego”. Afortunadamente, este individuo ya fue despedido por orden del gobernador de la entidad, Mauricio Vila. Hubo también amenazas directas de muerte como las que sufrió la diputada federal independiente, Ana Lucía Riojas Martínez, quien denunció haber recibido amenazas a través de sus redes sociales, por su participación en la protesta feminista del 16 de agosto, según publicó el sitio infobae.com. Se les critica, repudia, amenaza, se pretendió incluso engañarlas llamando a una marcha ‘falsa’ para cazarlas y cobrarles su atrevimiento. De qué otra manera se les podría castigar por abandonar su rol de género, ese que les dicta ser ‘modositas’, ‘calladitas’, ‘bonitas’, ‘pasivas’, ‘tiernas’, en una palabra ‘femeninas’. Las otras, las que gritan, reclaman, se quejan, patean, golpean, se defienden, agreden… ¡no son mujeres!, no son reconocibles, no son aceptadas. La misma escritora Elena Poniatowska publicó en su cuenta de Twitter: “La brutalidad y el destrozo jamás pueden estar ligados a la acción de la mujer”. No importan las razones de la indignación, del enojo, de la rabia, de la furia, una mujer que se precie de serlo no abandona su rol y cuando levanta la voz, se enoja, se enfurece es porque está ‘histérica’, seguro ‘está en sus días’ y eso la lleva a perder el control. Un hombre, por el contrario, cuando grita, golpea, se defiende es valiente, arrojado y su razón tendrá. Porque hay que saber que un hombre jamás podrá ponerse histérico, la histeria es propia de mujeres. Etimológicamente, la palabra histeria viene del griego hystera, que significa ‘útero’ y remite desde la Antigüedad hasta principios del siglo XX a una supuesta serie de trastornos sufridos por las mujeres, nunca por los hombres, que al final derivaban en una tendencia a causar problemas sin explicación o razón aparente. Y entonces resulta que las mujeres que ‘vandalizaron’ El Ángel (que por cierto no es un él sino una ella, es la Victoria Alada), la estación del Metrobús Insurgentes y espacios aledaños, son una 18
punta de histéricas que causaron problemas sin explicación o razón aparente. Faltaba más, las verdaderas mujeres se quedan en su casa y no salen a la calle a vandalizar monumentos nacionales y menos aún el más importante y representativo del país. Las preguntas que flotaron en el ambiente durante toda la semana posterior a la marcha feminista fueron: ¿Qué les pasa? ¿Están locas? ¿Por qué tanta violencia? Las certezas que acompañaron estos cuestionamientos fueron: por las buenas se puede todo, calladitas se ven más bonitas; no parecen mujeres; sus causas no ameritan violencia. En los medios apareció de manera recurrente la descalificación, la crítica y pocos, muy pocos, se ocuparon de relacionar el supuesto vandalismo con los reclamos de las mujeres, con los datos que indican que la violencia en contra de ellas ha aumentado de manera alarmante en los últimos años. Contra los hombres también, se dice, y ellos no están en las calles destruyendo o pintarrajeando monumentos, ni lanzando brillantina rosada a ineptos funcionarios públicos y entonces resulta que como los hombres no se quejan, las mujeres tampoco deberían hacerlo. El silencio en todo caso parece ser la solución más cómoda para una sociedad incapaz de salir de su zona de confort y defender a sus mujeres, a sus niñas, a sus niños, a sus hombres, a sus jóvenes. ¿Para qué? Si calladitas y calladitos se ven más bonitas y bonitos. Pero la realidad es contundente y las cifras, dicen los científicos, no mienten, así que vayan aquí algunas de ellas. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), del gobierno federal, en los primeros cuatro meses de 2015 se registraron 610 crímenes contra mujeres; en 2016 fueron 847; en 2017 ascendieron a 967; en 2018, a mil 142; y en el primer semestre de 2019, a 470. En los últimos 32 años se han registrado en el país 52 mil 210 muertes de mujeres en las que se presumió homicidio, de las cuales 15 mil 535 ocurrieron en los últimos seis años, es decir, 29.8%, según reporte del SESNSP. 19
De acuerdo con datos publicados por Publimetro y de acuerdo con cifras del mismo SESNSP, en los primeros siete meses de 2019 los feminicidios aumentaron 20%, al pasar de 71 a 85; 34 mil 463 mujeres fueron víctimas de lesiones dolosas, es decir, cinco mil 744 en promedio al mes; se registraron 206 secuestros, un promedio de 34 por mes, presentándose un pico en mayo pasado con 48 casos; mientras que 56 mil 285 mujeres fueron violentadas en diferentes delitos. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU): nueve mujeres son asesinadas cada día en México (en algunos estudios se habla de 10); Veracruz es el estado más peligroso para las mujeres en la actualidad, al registrar 104 víctimas de feminicidio de enero a junio de este año. Le sigue el Estado de México con 42 casos en el mismo periodo. De enero a agosto de este año, 292 mujeres han sido víctimas de abuso sexual en la Ciudad de México, cuatro denuncias fueron por violación tumultuaria, según el portal de Datos Abiertos del Gobierno Capitalino. Lo anterior explica porque el 78.7% de la población mayor de 18 años que se siente insegura en el país corresponde al sexo femenino. Esto es, según la más reciente Encuesta de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública del INEGI (ENVIPE) 2018, 23.1 millones de mujeres se sienten amenazadas de una u otra forma. En la misma encuesta se señala que las mujeres se sienten más inseguras que los hombres tanto en lugares públicos como en privados: cajero automático en vía pública (87.4%), transporte público (74.2%), calle (72.9%), carretera (69.5%), mercado (65.5%), parques (62.1%), automóvil (48.9%), escuela (39.2%), trabajo (36.2%) y casa (26.7%). Asimismo, se sostiene que la incidencia de delitos sexuales contra este sector es de 2 mil 733 abusos por cada 100 mil mujeres, cifra significativamente mayor a los mil 764 casos que se cometieron en 2016. Las mujeres son las principales víctimas de delitos sexuales: en 2017, la tasa de este delito fue de 2 mil 733 por cada 100 mil mujeres, cifra mayor a la tasa de mil 764 registrada en 2016 por el INEGI. 20
El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) informó que 18 de las 32 entidades federativas, es decir, el 56% del territorio nacional, se encuentra formalmente declarado en Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVG). Lo cual no quiere decir que sólo en esos estados ha surgido la necesidad de declararla, pues existen resistencias gubernamentales para hacerlo en otras entidades, como la Ciudad de México. En lo que corresponde a los asesinatos de niñas y adolescentes, en 2015 se cometieron 50, mientras el año pasado la cifra se elevó a 86. En función de las cifras expuestas, la Agencia de Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), informó que de 2007 a 2017 se realizaron 124 movilizaciones feministas. De éstas, 30 tuvieron como eje los derechos humanos y el caso Ayotzinapa, 26 los derechos sexuales y reproductivos femeninos y 68 el cese a la violencia en contra de las mujeres. Diez años de protestas, peticiones, denuncias, propuestas, quejas, reuniones con el gobierno, mesas de debate, foros, publicaciones, investigaciones, que no han dado los resultados esperados, pues cada año se presenta un incremento de la violencia, en todas sus manifestaciones, en contra de las mujeres, como se mostró arriba. La gran mayoría de estas marchas se caracterizaron por ser pacíficas, lúdicas, coloridas, festivas y más allá de la nota del día siguiente no pasó nada. Las mujeres siguieron siendo violentadas, acosadas, secuestradas, violadas, asesinadas. Lo que si ha cambiado es el ánimo de las mujeres que se atreven a salir a las calles a exigir resultados. En entrevista con la periodista Carmen Aristegui, en su espacio matutino de noticias en Radio Centro 97.7 FM, el lunes 19 de agosto, la antropóloga y activista feminista Marta Lamas afirmó: “A las chicas les está yendo muy mal (…) Hay una denuncia muy legítima de las chicas jóvenes (que están en los veintitantos), ya que están muy heridas, muy lastimadas y muy ofendidas. Son esas mujeres jóvenes, heridas, lastimadas y ofendidas las principales protagonistas de los hechos del viernes 16 de agosto. Son las nuevas feministas, las de la llamada ‘cuarta ola del feminismo’”. La primera ola del feminismo inició en la segunda mitad del siglo 21
XIX y se extendió hasta los inicios del siglo XX. Estuvo marcada por la lucha de las mujeres por lograr el reconocimiento de sus derechos políticos, siendo la reivindicación del voto el eje del Movimiento Sufragista, inglés y estadunidense. En México, entre 1884 y 1887, en la revista Violetas del Anáhuac, se demandó el derecho al sufragio femenino; en 1910, el frente femenil antirreeleccionista ‘Las Hijas de Cuauhtémoc’, vinculado a Francisco I. Madero, solicitó fuera reconocida la participación política de las mujeres; y en mayo de 1911, varios cientos de mujeres dirigieron una carta al presidente interino Francisco León de la Barra para reclamar el voto para las mujeres, señalando que la Constitución de 1857 no las excluía de dicho derecho. La segunda ola se asocia con el movimiento de liberación que se desarrolló a lo largo de los años 70 y 80 del siglo XX y que tuvo como centro demandas en torno a los derechos reproductivos y sexuales. La quema de sostenes es una de las imágenes más representativas asociadas a esta ola, misma que tuvo lugar en 1968 cuando mujeres estadunidenses protestaron en contra del concurso de belleza Miss América, que tuvo lugar en Nueva Jersey, quemando en un bote, al que llamaron ‘Basurero de la libertad’, enseres domésticos, zapatos de tacón y, por supuesto, brasieres. La idea era deshacerse simbólicamente de lo que ellas consideraban como ‘objetos de opresión’. Igualmente, se asocia esta etapa con la aparición y uso de las píldoras anticonceptivas. El inicio de la tercera ola se atribuye a la escritora y activista feminista estadunidense Rebecca Walker, quien en 1992 publicó en la revista Ms su artículo Becoming the Third Wave, vinculando la diversidad que implica el ‘ser mujer’ con términos de clase y étnicos. En términos teóricos, la ‘primera ola’ correspondió al periodo de ‘victimización’, en el que muchas mujeres se consideraron a sí mismas víctimas de los hombres y decidieron romper toda relación con ellos al ser estos el origen de su opresión. Llegaron incluso a pensar en la formación de bancos de semen, para reducir su interacción al mínimo con el sexo opuesto. La ‘segunda ola’, se caracterizó por la realización de múltiples estudios teóricos y empíricos en torno a la relación mujeres-hombres, al entendimiento de esa relación en términos sociales, económicos, políticos y 22
culturales y a la formación de un esquema teórico propio, el enfoque de género, que permitió explicar la subordinación de las mujeres y la asimetría de poder entre ambos sexos. Los estudios y el enfoque de género llevaron al fin de la victimización y dieron paso a la comprensión de una cultura que impone roles diferenciados a ambos sexos. Durante la ‘tercera ola’, se buscó sensibilizar a gobierno y sociedad en la comprensión de las razones que llevaron a considerar y tratar a las mujeres como seres de segunda y a la restricción de sus derechos. Se buscó introducir en las políticas públicas la perspectiva de género, logrando la transversalidad de tal visión y el inicio de la atención de ambas categorías sociales, mujeres y hombres, de manera específica en función de sus particularidades. En esta etapa se buscó incorporar a los hombres a la lucha de las mujeres en la construcción de un mundo más igualitario y equitativo. Pero, ni el reconocimiento de los derechos políticos, económicos, sociales y culturales de las mujeres, ni las campañas de sensibilización, ni las políticas públicas transversales, ni las medidas puntuales como la formación de Agencias del Ministerio Público Especializadas en Delitos Sexuales, ni la asesoría ni los cursos especializados ni los grupos de autoayuda ni los refugios de mujeres ni los apoyos psicológicos y legales a mujeres maltratadas ni los grupos formados por hombres que se reconocían como maltratadores de mujeres y que se esforzaban por dejar de serlo ni todo el movimiento pacífico de las feministas, teóricas y activistas, por mejorar la condición de subordinación de las mujeres en México, ha sido suficiente para modificar el sustrato cultural que permite concebir a las mujeres como seres inferiores. De tal manera, que un contexto histórico en el que se da una impunidad mayor al 95%, un importante incremento de la violencia, la inseguridad, la delincuencia y del número de delitos cometidos en contra de la población, la destrucción del tejido social y con él de la solidaridad, el cuidado y el respeto al otro, se vuelve el caldo de cultivo propicio para el resurgimiento brutal del odio hacia las mujeres. Es en este escenario, en el que aparece la ‘cuarta ola’ del feminismo en México, caracterizada por el desencanto, el hartazgo, el cansancio, por la ratificación de que nada de lo hecho ha sido bastante para evitar las agresiones de todo tipo en contra de mujeres y niñas. A nivel mun23
dial, dicha etapa, reconocible a partir de la segunda década del siglo XXI, es visible a partir de manifestaciones multitudinarias en diversos países, mismas que denuncian la violencia en contra de las mujeres y reclaman el avance en la agenda inconclusa de la paridad y la defensa de los derechos de las mujeres como parte de una agenda urgente. Como se ha mostrado aquí, los tiempos han cambiado, las feministas han cambiado. Las feministas de la ‘primera ola’ odiaron a los hombres, las de la ‘segunda’ buscaron romper las ataduras sexuales que las ligaban a ellos, las de la ‘tercera ola’ los incluyeron y buscaron cambiar a la sociedad y al Estado para que hicieran su parte en favor de las mujeres. Hoy, las nuevas feministas, las de la ‘cuarta ola’, ya no esperan: exigen, gritan, pintan, patean, pelean. El tiempo se agotó. La rabia, la impotencia, el enojo, la ira, la furia, el encabronamiento han hecho su aparición y con ellos una nueva manera de exigir. Acciones que, ante el pasmo del Estado y la sociedad, puede convertirse en una estrategia más acabada de lucha y que bien podría resumirse en la frase “mejor vándala que víctima” o como se leyó en una de las pintas de la marcha feminista del 16 de agosto: “Prefiero morir a perder la vida”. De tal suerte que cabe preguntarse: ¿tiempos extremos requieren medidas extremas? *La Dra. Ivonne Acuña Murillo es académica del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la IBERO
Ganadería industrial y soya transgénica queman la Amazonia Silvia Ribeiro * - La Jornada - 31 de agosto
Cerca de 79 mil incendios en la Amazonia, principalmente en Brasil, Bolivia e importantes áreas de Paraguay, han avanzado por semanas, quemando más de un millón de hectáreas de bosque tropical y arrasando territorios indígenas, muchos de los cuales habían sido invadidos legal o ilegalmente por la ganadería, la agricultura industrial y la minería. Hay un millón 500 mil habitantes de comunidades indígenas que están amenazados o ya sufriendo los 24
impactos de esta grave crisis que está devastando amplias regiones amazónicas, su fauna, flora y diversidad biológica única. El fuego se expande siguiendo la ruta de las trasnacionales de ganadería y agronegocios. Se talan y queman bosques para abrir espacio a la soya transgénica de Bayer-Monsanto y a la cría de ganado para JBS, la mayor trasnacional de producción industrial de carnes a escala global, que tiene una negra trayectoria de diversas violaciones legales, entre otras, por comerciar ganado criado con la deforestación del Amazonas. La Vía Campesina Brasil declaró que esta serie de incendios están directamente ligados al avance del agronegocio, y por los enormes daños que provoca a comunidades y naturaleza debe considerarse un crimen contra la humanidad. Entre el 10 y 11 de agosto, que fue declarado “Día del fuego” por los hacendados de la región que queman el bosque para sembrar soya transgénica y pastura, los incendios aumentaron 300 por ciento. Denunció también que imágenes satelitales muestran un avance no visto desde la década de 1980 de la minería ilegal en territorios indígenas, que ha sido estimulada por el gobierno. (https://tinyurl.com/y3rq9d4j) En efecto, no se trata de factores climáticos o “mala suerte”: hay causas y actores concretos. El principal motor de la tragedia es la siembra de monocultivos y de pasturas para ganadería a gran escala y la deforestación que causan. Brasil es el primer exportador mundial de soya transgénica, con extensas zonas en las áreas incendiadas y aledañas, en su amplia mayoría su destino es para forraje de cerdos, pollos y vacas en confinamiento, principalmente en Europa y China. Pero ni los monocultivos de soya (u otros) ni la ganadería industrial son necesarias para alimentar a la población mundial (https://tinyurl.com/yxv3dz8s). Son solamente negocio de trasnacionales con grupos económicos que se han asegurado políticas muy favorables de producción y exportación desde el Sur global, acompañadas de diversos estímulos para aumentar adrede el consumo de cárnicos en muchas partes del mundo. Esto, pese a que tanto los monocultivos agroindustriales como la ganadería intensiva están entre los factores más altos de emisiones de gases que 25
producen el cambio climático. Y eso, sin contar el aumento de emisiones de carbono que significan los incendios ahora en curso. El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien llegó al gobierno apoyado por la llamada “bancada ruralista” de ese país (latifundistas, sembradores de monocultivos de caña, soya, maíz y grandes ganaderos), ha manifestado repetidamente que conservar la Amazonia es un desperdicio de recursos que pueden ser aprovechados por esas y otras industrias, como mineras, hidroeléctricas y petroleras. A todas ha facilitado avanzar en esa región, con una mezcla de legalización de despojos, desmantelamiento de medidas de protección y saboteo de la fiscalización ambiental. Para ocultar los síntomas del desastre que se avizoraba, a principios de agosto de este año, Bolsonaro despidió de su cargo a Ricardo Galvão, director del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), por informar que la deforestación en la Amazonaa aumentó a un ritmo alarmante y mucho mayor que el año anterior. Bolsonaro negó que esto fuera verdad y poco después, cuando ya no pudo negar la crisis de incendios en la Amazonia, lanzó burdas mentiras, como que el fuego era causado por organizaciones ambientalistas para acosarlo. Como si los incendios no fueran causados por la misma gente que alentó y cobija. Si el fuego sigue propagándose –advirtió la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica–, no solamente están en peligro los habitantes de 350 pueblos indígenas que habitan el Amazonas, también serían afectados 6.7 millones de kilómetros cuadrados de bosques, 44 mil especies de plantas, 2 mil 200 especies de animales, 2 mil 500 especies de peces de agua dulce y de 17 a 20 por ciento del total del agua dulce del planeta, además de que la pérdida de follaje de este ecosistema representa hasta 10 por ciento de las emisiones de carbono global. (https://tinyurl.com/yxasfvd4) Una investigación de la organización Trase, con The Guardian y Repórter Brasil (2 de julio 2019), evidenció que JBS vende, a sabiendas, ganado criado en áreas devastadas de la Amazonia (https://tinyurl. com/y4yxtfhn). Seguramente alimenta otras instalaciones de ganado con soya que también viene de la Amazonia. Bayer-Monsanto enfrenta más de 18 mil juicios en Estados Unidos por causar cáncer 26
a ese número de víctimas, a sabiendas de los efectos cancerígenos del glifosato, agrotóxico usado para la siembra de transgénicos. Tal como plantea La Vía Campesina, se trata de crímenes contra la humanidad, en Amazonia y más allá. * Investigadora del Grupo ETC
No es el fuego, es el capitalismo Katu Arkonada* - La Jornada - 31 de agosto
El capitalismo ha entrado en una fase de descomposición que hace imposible, si quiere mantener la tasa de ganancia, garantizar la reproducción de la vida en condiciones dignas. El modo de producción capitalista sólo puede mantenerse a costa de la explotación de las personas y de la naturaleza. La economía se financiariza y uberiza, explotando a un cada vez mayor porcentaje de la población mundial, al mismo tiempo que la minería y el agronegocio van destruyendo nuestras montañas, lagos y bosques, fundamentales para regular el clima y proveer alimentos y agua. Al mismo tiempo, y como bien señalaba Gramsci, es en los momentos de crisis como este, donde lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer, cuando surgen los monstruos. La trumpización de la política es ya una realidad. Es por todo lo anterior que en Brasil, y tras la aplicación de un golpe parlamentario contra Dilma y el lawfare contra Lula, ha surgido un monstruo como Bolsonaro, que avanza a paso firme en la destrucción social y ambiental del país más grande, geográfica y económicamente, de América Latina. Los incendios que surcan la Amazonía, pulmón del planeta, son la cristalización del nuevo tiempo que nos toca vivir. Son más que un síntoma, son la metástasis de este mundo de monstruos regido por el modo de producción capitalista. En primer lugar, no podemos obviar que Bolsonaro llegó al gobierno apoyado por la coalición BBB (Biblia, bala, buey), la unión 27
de sectores evangélicos, milicias paramilitares y agronegocio. Y a ellos se debe y para ellos está modificando las leyes. En el caso del agronegocio, le recompensó entregándoles el control sobre agricultura, medio ambiente y pueblo indígenas. El resultado: alrededor de 75 mil incendios en la Amazonia en los menos de 250 días que Bolsonaro lleva en el gobierno, la mayoría de ellos provocados con el objetivo de deforestar bosque y expandir el territorio del agronegocio, incendios que ya han afectado más de 3 mil kilómetros cuadrados de superficie. El desastre ambiental es ya un hecho en un Amazonas que con su sola existencia impide la desertificación de toda su cuenca, conformada por 8 países: Brasil, Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador, Venezuela y Surinam. Un Amazonas que produce 20 por ciento del oxígeno que respira el planeta, y captura asimismo otro 20 por ciento del CO₂, que es emitido a la atmósfera en la medida en que los árboles se van quemando, aumentando el calentamiento global. Antes de la destrucción ambiental, y en menos de nueve meses de gobierno, Bolsonaro ya ha consumado una destrucción social en Brasil. La ofensiva contra los derechos sociales no tiene precedente. Desde la defensa de la dictadura militar o la tortura, a la legalización de facto de la posesión de armas, la flexibilización laboral, el recorte a las pensiones o la privatización de la educación universitaria. En cualquier caso, que las ramas no nos impidan ver el bosque (si es que no se quema antes). El debate en torno a la quema de la Amazonia está cargado de hipocresía. Desde quienes nunca denunciaron el encarcelamiento de Lula (germen de la tragedia social y ambiental que vive Brasil hoy), hasta veganos que critican a quienes consumen carne, pero no denuncian la explotación laboral de la clase trabajadora, especialmente quienes en el campo producen los vegetales que consumimos en las ciudades. Por no hablar, en un plano más estructural, de la hipocresía de los países del norte que quieren convertir a los países del sur en sus guardabosques. Un norte que pudo crecer y hacer sus revoluciones industriales y tecnológicas a costa de la explotación de los pueblos y recursos naturales del sur. 28
El debate sobre el modelo de desarrollo es uno de los grandes pendientes que tenemos como humanidad. El equilibrio entre el derecho al desarrollo, a sacar a cientos de millones de personas de la pobreza, y los derechos de la Madre Tierra, es un debate todavía no resuelto. Es un debate en el que las responsabilidades deben ser compartidas, pero diferenciadas entre norte y sur. El 10 por ciento más rico de la población genera 50 por ciento de las emisiones de CO₂, mientras que la mitad más pobre de la población mundial genera tan sólo 10 por ciento de las emisiones. Está claro quienes son los responsables del problema y quienes deben ser los primeros en buscar soluciones. Mientras tanto, algunas certezas sí tenemos. La solución no pasa por ningún tipo de capitalismo verde, ni mucho menos por soluciones individuales que satisfagan nuestras conciencias, pero no generen cambios estructurales. Las soluciones deben ser colectivas y pasan por replantear el modelo de desarrollo y modo de producción capitalista, para preocuparnos por la supervivencia de la Madre Tierra, entendida esta como la unión entre la humanidad y la naturaleza con la que compartimos el planeta. Tenía razón Fredric Jameson cuando decía que es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo. Esa es la gran victoria cultural de un sistema que parece adentrarse en una obsolescencia no programada. Aunque es probable al paso que vamos que antes se consuma el planeta, y con él la humanidad entera, pero mientras haya un resquicio de esperanza para la acción, no nos confundamos, no es el fuego, es el capitalismo. *Politólogo especialistaen América Latina
México, la devastación transgénica y la resistencia Silvia Ribeiro - El sueño de la razón - desinformemonos.org
A 23 años de que se comenzaron a sembrar cultivos transgénicos, la devastación que han provocado en los principales países en los que se siembra es inocultable. Enfermedades,abortos espontáneos y muertes por agrotóxicos sobre todo en las áreas de siembra y ciudades cercanas, despojo y desplazamiento de pequeños agricultores por el avance 29
de grandes superficies de siembra, contaminación de suelos y aguas, residuos de glifosato en sangre, orina en trabajadores, maestros y escolares y hasta en leche materna en Brasil, Argentina y Estados Unidos, tanto en áreas rurales como en grandes ciudades donde el consumo de alimento derivados de transgénicos llega al consumo. Esto seguramente incluye a México –se confirmaría si se tomaran las muestras– ya que un estudio científico confirmó que hay presencia de secuencias transgénicas y glifosato en la mayoría de las tortillas de producción industrial y los alimentos industrializados con derivados de maíz. Los transgénicos representan también el más extremo control corporativo de la agricultura y alimentación: solamente 4 empresas Bayer (que compró Monsanto), Syngenta, Corteva(fusión de Dow y DuPont) y Basf controlan el 100 por ciento de las semillas transgénicas a nivel global. Controlan además las tres cuartas partes de los agrotóxicos en todo el mundo. El glifosato, el principal agrotóxico que se usa junto con los transgénicos, fue declarado en 2015 como cancerígeno en animales y probable cancerígeno en humanos por la Organización Mundial de la Salud. La categoría “probable” es solamente porque no se pueden hacer experimentos de comprobación en humanos. Monsanto, Syngenta y las demás trasnacionales de transgénicos sí han estado de hecho haciendo experimentos con humanos. En Argentina y Paraguay hay varios casos, incluyendo maestros, niñas y niños de escuelas cercanas a los campos de fumigación, que han muerto por el glifosato. Todavía hoy, a más dos décadas, son apenas 10 países en el mundo que tienen el 98 por ciento de la superficie sembrada. Los tres que encabezan esa lista, Estados Unidos, Brasil y Argentina, tienen el 78 por ciento del total gobal. La “República Unida de la Soja”, como Syngenta llama a Brasil, Argentina, Paraguay, Bolivia y Uruguay, cubre el 42 por ciento del área global sembrada con transgénicos. El 99 por ciento de lo sembrado es soya, maíz, algodón o canola transgénica. (ISAAA 2018) El aumento vertiginoso del uso de glifosato -hasta 20 veces más que hace dos décadas-, se debe a que el 89 por ciento de los cultivos trans30
génicos fueron manipulados para hacerlos tolerantes a glifosato, solo o junto a otros agroquímicos aún más tóxicos. Ya se usaban agrotóxicos antes de los transgénicos, pero para que los herbicidas no mataran el cultivo, se tenían que aplicar en menores cantidades. Con los transgénicos, se pueden echar grandes cantidades y todas las hierbas mueren, menos el cultivo. Por ello los agricultores industriales vieron que podrían efectivizar el proceso con fumigaciones áreas, cuya deriva es devastadora para las zonas aledañas, como escuelas y pueblos. Al echar tanto veneno, más de 25 malezas se han hecho resistentes al glifosato y por eso las compañías aumentaron la cantidad del ingrediente activo, le agregaron surfactantes y otros agroquímicos más tóxicos. En Estados Unidos hay 18,400 juicios iniciados contra Monsanto-Bayer por causar cáncer a los demandantes o sus familiares con glifosato. Las pruebas presentadas en los juicios muestran que Monsanto sabía de la peligrosidad del glifosato, pero la ocultóintencionalmente. Las víctimas ganaron a Monsanto en los tres primeros juicios, a quienes Bayer-Monsanto tiene que pagar más de 180 millones de dólares por daños causados y multas, por habérsele comprobado malicia e intencionalidad, al ocultar los riesgos que corrían los que usan y se exponen al glifosato. México ha sido, desde 1988 uno de los países que primero ha autorizado siembras experimentales con más diferentes especies de transgénicos, debido a la presión desde Estados Unidos para usar el país como campo experimental. Durante el sexenio de Vicente Fox, se autorizaron siembra comercial de soya y algodón transgénicos en decenas de miles de hectáreas. En 1999, la comisión de bioseguridad declaró una moratoria a la siembra de maíz transgénico, que se mantuvo hasta 2009, cuando Felipe Calderón, luego de una reunión con el director global de Monsanto, anuló por decreto la moratoria, con lo que se hicieron algunas siembras experimentales de maíz transgénico, en parcelas reducidas. Desde 2002, se formó la Red en Defensa del Maíz, integrada por comunidades campesinas, indígenas y organizaciones de la sociedad civil, que desde entonces ha mantenido actividades de información, denuncia y defensa del maíz desde los territorios. Junto a la vasta resistencia de esta y otras redes, así como de intelectuales, estudiantes, artistas ycientificos al maíz transgénico en México, pese a que Calderón intentó romper la moratoria, se constituyó una verdadera morato31
ria popular, que no permitió el avance del maíz transgénico a nivel comercial, desde los territorios y en la disputa pública. En 2013, un juez aceptó además una demanda colectiva de 53 individuos y 20 organizaciones, que suspendió la siembra de maíz transgénico hasta que ésta se resolviera, lo cual no ha sucedido. Paralelamente, frente a la aprobación de más de 230,000 hectáreas de soya transgénica en la Península de Yucatán y otros estados, se desató una fuerte resistencia, incluyendo demandas legalesm por parte de comunidades indígenas, campesinas y apicultores, apoyadas por varias organizaciones, en Yucatán, Campeche y Quintana Roo. Lograron así detener siembra de soya transgénica, hasta que se realizaran las consultas a las que tienen derecho como comunidades indígenas y campesinas. Esto no se ha realizado, y esta suspensión se mantiene vigente, ya que es un proceso de abajo, enraizado en las comunidades, y no es afectado por la anulación del decreto del gobernador de Yucatán para declarar el estado libre de transgénicos, que la Suprema Corte anuló recientemente. La falacia oficial Desde que asumió el gobierno de AMLO no se han aprobado nuevas liberaciones de transgénicos. No obstante, su secretario de agricultura, Víctor Villalobos, se lamenta de ello, argumentando que México importa maíz y soya transgénicos, “porque el país es deficitario” y no hay quien siembre en el país lo requerido para las necesidades nacionales, porque no se permiten transgénicos. Argumenta que como de todos modos se seguirá importando, lo que llega es transgénico y expresa implícitamente que mejor sería sembrarlo en el país. Por supuesto, Villalobos no menciona la devastación que han significado los transgénicos en los países donde se siembra. Obvia además que ha trabajado por décadas defendiendo el interés de las trasnacionales de transgénicos, ocupando además él mismo altos cargos en la secretaría de agricultura de varios sexenios anteriores, desde los cuales apoyó que México se convirtiera en un país “deficitario” e importador de transgénicos. Sobre todo, oculta que México no es un país deficitario para las necesidades de su propia población, para la que produce todo el 32
maíz que necesita, sino que importa transgénicos para las mega empresas mexicanas y trasnacionales de cría masiva de cerdos, pollos y ganado, que alimentan los animales con soya y maíz transgénico porque es un negocio para estas empresas, que a menudo están ligadas con las empresas productoras de transgénicos. Además, como explica Ana de Ita, directora de Ceccam, gracias al TLCAN y las negociaciones en las que participó Villalobos, esas empresas han ido sustituyendo a las empresas nacionales pecuarias y a los forrajes diversos que se producían en México. No existe ninguna necesidad de alimentar con maíz y soya transgénica al ganado, al que incluso le produce enfermedades digestivas. Antonio Turrent de la UCCS ha mostrado además, que México tiene la capacidad de producir todo el volumen de maíz consumido e importado actualmente, con semillas propias y de institutos públicos del país y políticas que no generan dependencia de trasnacionales. La propia Sagarpa admitió en 2017 que el maíz transgénico no incrementa la producción. Según datos de esa secretaría, desde 2012 a 2016 México aumentó en 12,7 % su producción de maíz – sin usar transgénicos logró un porcentaje de aumento mayor que Estados Unidos en igual período. En 2016, México tuvo una producción total de 25,7 millones de toneladas de maíz, de los cuales 12,3 millones se vendieron para consumo humano, 4,2 millones para autoconsumo, 4,4 millones para el sector pecuario y 1.5 millones para exportación. No sólo cubrió el doble del mercado de consumo interno, además ¡exportó maíz! No se necesita ningún transgénico en México, que traerán, igual que en todos los demás países donde se siembra, devastación, contaminación y enfermedades. La defensa del maíz en México tiene horizonte perpetuo, dice Ramón Vera en Ojarasca. Cada día se reinventa y vuelve a germinar de muchas maneras, porque el maíz está profundamente entretejido en la vida de los pueblos, por ser el cultivo-corazón de la civilización mesoamericana milenaria, y justamente, porque no lo ven como producto agrícola comercial o materia prima para las industrias. Por la comunidad, la salud, la Madre Tierra, seguirá la resistencia a todos los transgénicos.
CAMINOS DE LA AUTONOMÍA BAJO LA TORMENTA 14 de agosto de 2019