Caminos de la autonomĂa Bajo la tormenta 12 de diciembre 2018
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Carta a quienes “no son nada”, desde la rebelde Chiapas Se lo escucha por doquier en estos días: es la gota de agua que ha hecho desbordar el vaso. Y allí donde muchos se lamentaban al ver sólo el estancado pantano de la llamada mayoría silenciosa y pasiva, han surgido miles de torrentes impetuosos e impredecibles que desbordan su curso, abren caminos inimaginables hace apenas un mes, derriban todo a su paso y (a pesar de algunas lamentables derivas, por lo general contenidas) demuestran una impresionante madurez e inteligencia colectivas. Es el poder del pueblo cuando se levanta y retoma su libertad. Se trata de una fuerza extraordinaria y no por nada surge tantas veces en estos días la referencia a 1789, o incluso a 1793 y los sans-culottes. Queridos amigos Chalecos Amarillos, ustedes ya han escrito una página gloriosa en la historia de nuestro país. Ya han desmentido todas las predicciones de una sociología ramplona sobre el conformismo y la enajenación de las mayorías. Pero, ¿qué es este pueblo que de repente despierta y comienza a existir? Raramente como hoy esta palabra habrá parecido tan justa, incluso para aquellos de nosotros que podríamos considerarla obsoleta por haber sido utilizada durante tanto tiempo para capturar la soberanía en beneficio del poder de arriba, y porque hoy puede hacerle el juego a los populismos de derecha o de izquierda. Sea como sea, en el momento en que vivimos, es el mismo Macron quien le ha restituido al pueblo tanto su existencia como su definición más exacta. El pueblo que hoy se levanta y que está decidido a no permitir más que se lo engañe no es sino el conjunto de aquellas personas que, en la mente enferma de las élites que pretenden gobernarnos, “no son nada” . Esta arrogancia y este desprecio de clase, como ya se ha dicho mil veces, es una de las razones más fuertes por las que Macron, adorado ayer por muchos, hoy esté tan profundamente odiado. Esto es lo que el levantamiento actual ya ha demostrado: aquellos que “no son nada” bien pueden reafirmar su dignidad y, al mismo tiempo, su libertad y su inteligencia colectiva. Y lo más importante es que ahora lo sabemos todos: preferimos no ser nada ante los ojos de alguien como Macron a tener éxito en su mundo cínico y sin sentido. Esto es lo más 1
maravilloso que podría suceder: que ya nadie quiera tener éxito en ese mundo y, además, que ya nadie desee vivir en ese mundo. Ese mundo donde, para que unos pocos tengan éxito se necesita que millones sean considerados como nada, sino solamente como poblaciones para ser administradas, excedentes manipulados a merced de los índices económicos, desechos que se tiran después de haber sido exprimidos hasta la médula. Ese mundo donde la locura de la Economía todopoderosa y la exigencia de ganancias ilimitadas desemboca en un productivismo compulsivo y devastador, es el que nos lleva hacia un aumento de las temperaturas continentales de 4 a 6 grados con consecuencias absolutamente dramáticas de los cuales los efectos actuales del cambio climático, por muy graves que sean, no alcanzan todavía a darnos una idea exacta, y que nuestros hijos y nietos tendrán que sufrir. Si esto no es el reclamo que nos moviliza hoy, es el que se nos movilizará mañana, si el movimiento actual no logra cambiar las cosas a profundidad. Entre los otros detonadores del levantamiento en curso está la injusticia, al comienzo fiscal y ahora social, en todas sus dimensiones, la cual se siente ahora como intolerable. Es cierto que el vertiginoso aumento de las desigualdades es el resultado de políticas neoliberales llevadas a cabo durante decenios, pero hasta el momento actual habían sido toleradas, aceptadas. Ya no. Demasiado es demasiado. Y cuando se empieza a no aceptar más lo inaceptable, no hay manera de deternerse a mitad de camino… Sin embargo, debe de agregarse lo siguiente: Macron, nuestro pequeño Júpiter destronado, no hace más que cumplir con su trabajo. Sólo quiere ser el mejor de la clase en un sistema en donde los estados están subordinados a los mercados financieros y donde la única manera para un gobierno de salir un poco mejor que sus vecinos es atraer más capitales que ellos. Para eso, hace falta seducir a los “clientes” más ricos, exhibiendo atractivos beneficios fiscales, desnudándose de cualquier protección social, ofreciendo una mano de obra docil y el mejor gozo posible a los inversionistas. Esto es lo que explica tantos regalos fiscales hechos a los más ricos y a las grandes empresas. La política de Macron, y que cualquier otro ejecutaría en su lugar, es el efecto de un sistema mundial dominado por la fuerza del dinero, la exigencia de ganancia y la lógica productivista que de ella deriva. Lo que debemos tumbar es algo que va más allá del pequeño Macron. Que se vaya tan sólo sería un (muy buen) comienzo. La potencia del levantamiento actual se debe también a su rechazo de la representación, tal como hasta ahora lo ha demostrado. A su rechazo a ser representado. A su rechazo de cualquier recuperación por parte de la clase política (que obviamente no faltaron ni faltarán). 2
A su conciencia de que la democracia representativa se ha convertido en una farsa, la cual consiste en el derecho de eligir a quienes nos van a engañar y despreciar, y también en ser despojados de una capacidad colectiva que ahora se descubre que es posible recuperarla. Mantener esta actitud con firmeza, desactivando todas las maniobras en curso y por venir, será todo un desafío. Pero por el momento, los llamamientos a una democracia real se multiplican: en claro, el poder del pueblo, para el pueblo, por el pueblo. Las iniciativas florecen para ir más allá de los bloqueos de carreteras y cruces viales que son la característica del movimiento desde sus inicios: convocatorias a construir comités populares con sus asambleas permanentes, a construir casas del pueblo en las plazas públicas en donde se pueda debatir, pero sobre todo organizarse de manera concreta. Se habla de destitución. Se habla de secesión. Se habla de comunas libres. Se destaca que, una vez que Macron se haya ido, no habrá de reemplazarlo con otro, ya que se trata de asumir, por nosotros mismos, la organización de nuestras vidas. Se habla de inspirarse en la ciudad de Atenas, la Comuna de París, Chiapas y Rojava. Esto es el motivo por el que escribo esta carta desde Chiapas. Porque aquí, en el sur de México, la rebelión florece desde hace 25 años. Hace 25 años, el 1 de enero de 1994 los indígenas mayas zapatistas, aquellos que no son nada, los más pequeños, los invisibles de siempre, aquellos que se cubrieron el rostro para ser vistos, se sublevaron al grito de ¡Ya basta!. Basta a las políticas neoliberales y al Tratado de Libre Comercio de América del Norte que entraba en vigor ese mismo día. Basta al poder tiránico que imperaba desde hacía décadas. Basta a cinco siglos de racismo, desprecio y opresión coloniales. Durante unos años, los zapatistas aceptaron dialogar con el gobierno mexicano e incluso consiguieron la firma de los Acuerdos de San Andrés en 1996; pero los sucesivos gobiernos nunca los cumplieron. Entonces, los zapatistas implementaron por sí mismos su reivindicación de autonomía, que no implica en absoluto separarse de un país que es suyo, sino que representa una secesión respecto de cierta forma de organización política e institucional. Lo que han construido es precisamente un verdadero gobierno del pueblo, para el pueblo, por el pueblo. Un autogobierno de la gente común. Han formado sus propias instancias de gobierno y sus asambleas, a niveles de los municipios autónomos pero también a nivel de cinco grandes regiones. Sus propias instancias de justicia que resuelven los problemas mediante la mediación. Sus propias escuelas y sus propios centros de salud y clínicas, de los que han redefinido por completo la forma de funcionar. 3
Y no lo hacen para responder a las necesidades de un sistema nacional y mundial basado en la ganancia y el poder de unos pocos. No buscan ser más que otros. No intentan ser competitivos. No buscan tener éxito en un mundo de tecnócratas y de administradores de todo tipo. Sólo aspiran a que todos y todas puedan vivir con sencillez pero con dignidad. Que todos y todas puedan ser escuchados y escuchadas, y sobre todo que participen activamente en la organización de la vida colectiva. Sólo quieren que la lógica enloquecida de la Economía no deje a sus niños y a los nuestros un mundo devastado e invivible; y, por eso, se preparan para resistir la tormenta que se avecina. Entonces, sí, en Chiapas y también en otros lugares y en muchas páginas de la historia de Francia queda demostrado que el pueblo que se levanta bien puede retomar su destino en sus propias manos. No son necesarios políticos ni instituciones representativas que no hacen otra cosa que despojarnos de nuestra potencia. El pueblo puede organizarse por sí mismo, formar comunas libres, volver a determinar de qué manera pretende vivir, pues está claro, tal como lo dicen muchos Chalecos Amarillos, que ya no es posible seguir viviendo, o sobreviviendo, como se lo ha hecho durante tanto tiempo. Ejercer esta libertad no es nada fácil, pero lo que puedo decirles es que les da a los rebeldes un formidable sentimiento de orgullo, hace sentir la fuerza de la dignidad recuperada y la alegría de descubrir lo que la potencia colectiva hace posible. Justicia. Vida digna para todos y todas. Poder del pueblo. Lo que presupone no dejarse engañar por la farsa de la democracia representativa y no consentir más en la reproducción de un mundo dominado por las exigencias productivistas y consumistas de la Economía. ¡Viva la digna rabia de los que no son nada! ¡Fuera los macrones y cualesquiera otros aprendices de Júpiter! ¡Muerte al sistema inicuo, destructivo e inhumano al que sirven! ¡Viva el poder del pueblo que se subleva y se organiza para y por sí mismo! San Cristóbal de Las Casas, 4 de diciembre de 2018 Año 25 de la rebelión zapatista Año 1 de la rebelión de los Chalecos Amarillos y las rabias de múltiples colores Jérôme Baschet (historiador)
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El Tren Maya sólo beneficiará a pudientes y extranjeros: indígenas de la península de Yucatán Rosa Santana - Proceso
Agrupaciones indígenas de la península de Yucatán expresaron su oposición al proyecto del Tren Maya, que este fin de semana será sometido a consulta popular, porque, subrayaron, atenta contra sus derechos. En un comunicado dirigido al presidente electo Andrés Manuel López Obrador, las más de 40 organizaciones civiles hicieron del conocimiento “nacional, y de la próxima administración pública en lo particular”, que están atentos al proyecto del Tren Maya desde que se anunció, y a partir de ese momento lo desaprobaron. Tras exponer que les “desagrada” porque violenta los derechos indígenas consagrados en la Constitución, destacaron que esperaban que con el cambio de administración las comunidades originarias se hicieran visibles “para la Federación y reconsiderara las formas para intentar poner en marcha el megaproyecto Tren Maya, pero con desagrado nos percatamos de que en esta nueva administración la historia no cambiará y la esperada justicia no llegará a los pueblos indígenas de México”. De igual manera, adelantaron su rechazo al resultado de la consulta ciudadana sobre el proyecto, “sea a favor o en contra”, porque “no es permisible que ninguna persona fuera de la Península de Yucatán pretenda decidir lo que se puede hacer o dejar de hacer en nuestros territorios”. Los inconformes señalaron que “una verdadera consulta” para los pueblos indígenas debe ser “libre, informada, de buena fe y culturalmente adecuada, tal cual lo dispone la ley”. Y resaltaron que el ejercicio ciudadano que se hará el próximo fin de semana no cumple con ninguno de esos principios, “puesto que el megaproyecto Tren Maya ya se inició, y prueba de ello es que ya se tienen, entre otras cosas, presupuestos, licitaciones, trazos y hasta fecha de inicio, y con nosotros nadie ha convenido absolutamente nada”. 5
Añadieron: “La única información que tenemos es lo que los noticieros han transmitido y las filtraciones que nos han llegado; de manera oficial no hay autoridad alguna que se haya sentado a dialogar con nosotros, a pesar de que la obra física pretenden asentarla en nuestros territorios”. Y “ni hablar de buena fe, ésta no existe. Todo se ha llevado a nuestras espaldas, y para que sea culturalmente adecuada en primer término quisiéramos que cualquier decisión que se pretenda tomar sea en presencia de nuestras representaciones y en nuestros territorios”. Insistieron que el Tren Maya, como otros proyectos, no acarreará beneficios ni desarrollo regional a las comunidades indígenas. “No está planeado para nosotros, la gente común; es un proyecto turístico que sólo beneficiará a los pudientes y a los extranjeros. Nosotros, los dueños de las tierras, sólo lo veremos pasar, puesto que las estaciones no están contempladas en la mayoría de nuestros pueblos y sólo están considerados puntos de interés turístico que ya han sido copados por los grandes capitales”. Según los indígenas, a sus comunidades sólo les tocará cargar con la parte perniciosa del proyecto, “esa situación ya la sufren las comunidades por donde circula el Tren Chepe y en su caso el desarrollo aún sigue pendiente, no queremos lo mismo para nosotros y nuestros hijos”. Aclararon que no se resisten al progreso, pero están en contra del beneficio de pocos en detrimento de muchos. “Ya no aceptamos espejos a cambio de nuestras tierras”. Los pobladores subrayaron que “desde hoy” rechazan “totalmente” el megaproyecto Tren Maya, y advirtieron que no permitirán que se violenten sus territorios y sus derechos. Asimismo, exigieron que en éste y otros proyectos en los que se afecte su derecho al territorio, se convoque a los pueblos indígenas como sujetos de derechos colectivos a fijar su posición frente a los mismos. “No es la consulta el fin último, sino sólo un mecanismo para acopiar y acercar información para estar suficientemente informado y sobre esa base poder tomar decisiones informadas. 6
“La consulta no es una simple encuesta que sirva para la toma de una decisión de aceptar o rechazar el megaproyecto. Lo importante es nuestro consentimiento en el marco del ejercicio de nuestro derecho a la libre determinación”. También demandaron “el respeto total y absoluto de los principios rectores que rigen la consulta previa, libre, informada, de buena fe y culturalmente adecuada”, y prohibieron “total y absolutamente” cualquier tipo de “subasta, autorización, permiso de cambio del uso del suelo o licencia para el establecimiento del proyecto de servicios sin el consentimiento” de las comunidades originarias, “antes y después del 1 de diciembre de 2018”. Reiteraron su “rechazo y repudio” a “todo intento o simulación de consulta indígena a nuestros pueblos, meramente como requisitos para la obtención de nuestro consentimiento para la instalación del tren maya que se pretende”. Además, pidieron respeto a los bosques y selvas y que la elaboración de la Manifestación y Evaluación de Impacto Ambiental se encarguen a un organismo independiente, con una comisión de observación, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Igualmente rechazaron cualquier tipo de diagnóstico de tipo forestal o faunístico en el que no hayan participado las comunidades indígenas. “El tren Maya no tiene nada de maya, ni de beneficio a la población maya. No queremos ser un Cancún o Rivera Maya, donde las cadenas hoteleras, de transporte y de restaurantes son los únicos beneficiarios”, advirtieron. También expusieron su oposición a la propuesta o la intención de construir o establecer ciudades en el municipio de Calakmul, porque “esto provocaría, transformaría, descompondría a las comunidades indígenas e impactaría a todo el estado de Campeche y a la Península”. Por último, solicitaron facilidades económicas y logísticas del Estado para realizar un “plan regional del buen vivir maya” que emane de mesas de trabajo comunitarias, estatales y regionales como una propuesta de los pueblos indígenas para poner a discusión los planes de desarrollo que se pretenden implementar en sus territorios. 7
Instalan Concejo de Gobierno Legítimo en Amatán
Andrés Domínguez - 1 diciembre, 2018 El Movimiento por la Paz, la Justicia y el Buen Vivir de Amatán instaló en una sesión solemne a su Concejo de Gobierno Legítimo debido al cacicazgo de los hermanos Wilber y Manuel de Jesús Carpio Mayorga. Los integrantes desde la cabecera municipal mencionaron que en su ejercicio a su derecho a la autodeterminación, proclaman este Concejo de Gobierno debido al enriquecimiento ilícito, actos de corrupción, alza en la pobreza y amenazas contra la población por los hermanos Carpio Mayorga. Desde este viernes, el Gobierno Legítimo entrará en funciones y ejercerá sus atribuciones a través de un Concejo Popular, quien desempeñará sus actividades con el acuerdo de la población zoque de Amatán. La toma de protesta se realizó con la presencia de Ignacio del Valle, integrante del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco, Edomex y por Arturo Campos, ex preso político de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias de Guerrero. Desde hace un año, Movimiento Campesino Regional Independiente, organización integrante de la Coordinadora Nacional Plan Ayala Movimiento Nacional (MOCRI-CNPA-MN) del municipio de Amatán junto la Asamblea del Pueblo, han realizado plantones, protestas, marchas y recursos legales de apelación para terminar con el cacicazgo ejercido por los hermanos Wilber y Manuel de Jesús Carpio Mayorga. Manuel de Jesús Carpio Mayorga fue presidente municipal de Amatán en el año 2001-2004 bajo el partido Acción Nacional (PAN), su primo Orbelin García lo hizo de 2004-2007 por el mismo partido. Posteriormente, Manuel de Jesús propuesto por el partido Verde Ecologista (PVEM) ganó los comicios 2012 a 2015, por el mismo partido lo hizo su hermano Wilbert de 2015-2018. En las últimas elecciones, Manuel de Jesús postulado por Morena gobernará de 2018-2021. Durante ese periodo, el Movimiento por la Paz ha denunciado amenazas, ataques e inclusive muertes presuntamente orquestados por un grupo paramilitar de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). 8
Ante ello, los integrantes han decidido constituir su Concejo de Gobierno Legítimo de Amatán. PRONUNCIAMIENTO. Los habitantes del Municipio de Amatán Chiapas, en reunión solemne acaecida el treinta de noviembre de dos mil dieciocho, en ejercicio de nuestro derecho a la AUTODETERMINACIÓN para decidir nuestra forma de gobierno, que nos otorgan la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo; y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas: PROCLAMAMOS Que los habitantes del Municipio de Amatán, tenemos derechos inalienables, entre ellos, el derecho a la vida, la libertad, la salud, el desarrollo y a ser gobernados por una autoridad legítima que goce del consenso de los gobernados. Que el deber de todo gobierno es proteger los derechos inalienables de sus gobernados. Que el pueblo legítimamente tiene el derecho de alterar o abolir la forma de gobierno que no sea consecuente con el respeto de los derechos básicos, y de instituir un nuevo gobierno fundando sus principios y organizando sus poderes de tal forma que sea la más conveniente para su seguridad y bienestar. Que el poder concedido por el pueblo a los gobernantes, puede ser retirado en cualquier momento, cuando traicionen la voluntad popular y utilicen el poder para cometer abusos y vulnerar los derechos inalienables. Que bajo situaciones en las cuales el gobierno actúa en contra de la voluntad del pueblo, prometiendo una cosa y haciendo lo contrario, utilizando el engaño para burlar la ley y utilizando el poder en contra del bienestar del pueblo, los ciudadanos tienen el derecho a resistir a la autoridad. Que los habitantes del Municipio de Amatán hemos estado sometidos durante doce años al poder autoritario y despótico de los hermanos Wilber y Manuel de Jesús Carpio Mayorga. 9
Que la tiranía que han ejercido los hermanos Carpio Mayorga, ha burlado la voluntad popular y sojuzgado a la población. Que Wilber y Manuel de Jesús Carpio Mayorga se han enriquecido ilícitamente cometiendo actos de corrupción al disponer discrecionalmente de los recursos públicos. Que los actos de corrupción cometidos por Wilber y Manuel de Jesús Carpio Mayorga han agudizado las condiciones de pobreza del Municipio de Amatán, al disponer de los recursos públicos para su beneficio personal. Que la mayoría de la población del municipio de Amatán forma parte del pueblo Zoque. Que la autodeterminación es un derecho inalienable e imprescriptible de los pueblos indígenas. Que la autonomía significa que los pueblos indios tenemos derecho a manejar nuestros propios asuntos y constituir y decidir democrática-mente nuestros propias formas de gobierno o autogobiernos. Que los pueblos indígenas tenemos el derecho de buscar nuestro desarrollo económico, social y cultural, y estructurarnos libremente sin injerencias externas. Que el derecho a resistir a la autoridad del gobierno es un derecho central dentro de los derechos de los ciudadanos, el cual adquiere una dimensión fundamental que se encuentra plasmado en las constituciones modernas. Que en la Constitución de Apatzingán de 1814, se reconoce “el innegable derecho popular de establecer, alterar, modificar o abolir totalmente al gobierno cuando quiera que ello sea necesario para su felicidad”. Que en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se re-conoce el inalienable derecho que en todo tiempo tiene el pueblo de alterar o modificar la forma de su gobierno. Que por todo lo expresado: Declaramos solemnemente la conformación de un gobierno legítimo que ejercerá el poder a través de un concejo popular, quien desempeñará sus funciones de acuerdo con las decisiones de la población. 10
Segunda carta abierta a Andrés Manuel López Obrador Javier Sicilia , 3 Diciembre, 2018
Querido Andrés Manuel: Cuando esta carta comience a circular, serás ya presidente constitucional de México. Durante el largo periodo que pasó entre este momento y tu condición de presidente electo, propusiste cambios cuya precipitación, falta de metodología y desprecio a ciertos grupos, organizaciones civiles y personas que los cuestionan, han generado una fuerte tensión. Llegas así a la Presidencia con un país que, en medio de la violencia y la corrupción, lejos de unirse como es tu propuesta –“voy a gobernar para todos los mexicanos”–, se fractura más. La razón de ello no radica en los cambios, sino, como digo, en la manera en que te comportas frente a ellos. En el caso de la seguridad, tú prometiste romper con la militarización del país. Sin embargo, bajo el eufemismo de policías militares, propusiste una ley que lo militarizará de una forma más terrible que tus antecesores. De nada han servido los diagnósticos ni las propuestas de las organizaciones nacionales e internacionales; de nada, los cientos de miles de muertos, desaparecidos y fosas que la militarización ha generado en su guerra contra el narcotráfico. De nada, los diálogos que sostuvimos contigo para articular la Justicia Transicional. De esta última, que es incompatible con una política de seguridad militarizada y pese al largo trabajo realizado con los responsables de Segob para diseñarla, no sabemos nada más que tu empecinamiento en la amnistía que, en las condiciones del país, nadie quiere y sólo aumentará la impunidad y la violencia. Con respecto al aeropuerto sucedió algo semejante. Independientemente de mi posición, contraria a cualquier aeropuerto, la forma en que desechaste Texcoco por Santa Lucía está tan llena de precipitación, falta de diseño, método y consenso que, lejos de someter los poderes económicos al servicio de tu política social, los está polarizando contra ella. Lo mismo parece suceder con el Tren Maya: no ha habido argumento que te permita pensar con otros su viabilidad. Estás procediendo de la misma forma que el foxismo y el peñismo con el aeropuerto que ahora, cuando el mal ya está hecho y debe ser replanteado, quieres desmantelar a costos altísimos. 11
Tu actitud hacia las personas y los grupos que buscan una mejor solución para tus propuestas ha sido, primero, la segregación bajo el epíteto de “fifís” o el despectivo: “los abajo firmantes que no saben”; segundo, la consulta al pueblo sobre esos temas. ¿Pero quién es el pueblo, Andrés Manuel? ¿Los “fifís” y “los abajo firmantes” no son, como el 0.9% de la población que asistió a la consulta, también el pueblo que se expresa mediante sus expertos? No dudo que entre algunos haya intereses corruptos. Pero la mayoría no los tiene –sobre todo quienes firmaron el desplegado en el que te invitan a repensar con ellos el Tren Maya. Es con ellos con los que hay que trabajar para acotar a los corruptos y para que el proyecto que te llevó a la Presidencia no fracase. El pueblo, al que apelas, es más bien una abstracción, una cosa informe que se mueve bajo la emoción y la simplificación. Albert Camus escribió: “Conozco algo peor que el odio, el amor abstracto”. Ha sido el amor a Dios, al proletariado, al Volk (el pueblo), a la democracia, lo que llevó a la Iglesia a levantar inquisiciones, a Stalin a aniquilar a su pueblo, a Hitler a asesinar judíos, a Truman a lanzar la bomba atómica. Por ti y por nosotros, ya no uses así la palabra pueblo ni satanices a quienes, según lo abstracto, no pertenecen a él. En medio de la anomia que nos devora, ese proceder corre el riesgo, como sucedió con el nazismo, de exacerbarla. A veces la manera de buscar con Morena la Cuarta Transformación tiene el tufo del Tercer Reich: “un pueblo, un imperio, un líder”. Hoy –no has dejado de repetirlo– necesitamos unidad, justicia, verdad, paz y poner a los poderes económicos al servicio de lo político. Ahora que estás ya en la Presidencia es tiempo de replantear tu proceder para llegar a ello: es tiempo de crear un programa de desmilitarización del país, de refundar la Policía Federal, de crear una política de Estado para la Justicia Transicional, de replantear el aeropuerto en Texcoco y convencer a los empresarios comprometidos en él, para acotar a los especuladores y reordenar el proyecto con profundos y serios programas sociales y ecológicos; tiempo de repensar con “los abajo firmantes” y la diversidad del pueblo yucateco el Tren Maya –es un asunto de ellos y no de las otras entidades federativas–; de trabajar y dialogar con las regiones y no someterlas, contra los principios republicanos, al espantoso centralismo de los “superdelegados”. Sólo se necesita serenidad –una palabra muy 12
tuya–, confianza, humildad, sabiduría política para obtener consensos y aprender a dominar tus más profundas pasiones: tu amor por el yo que se pretende infalible y se apoya en lo abstracto. No queremos que ya no te pertenezcas –es la tentación de los fundadores de sectas y de los tiranos. Por el contrario, queremos que te pertenezcas en la justicia y la equidad. No necesitamos redentores. Necesitamos estadistas capaces de gobernar sabiamente. Necesitamos al mejor Juárez y al mejor Madero, no al peor Calles. No queremos terminar como hasta ahora –parafraseo a Anna Ajmátova– aullando una vez más ante los muros de Palacio Nacional. Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, detener la guerra, liberar a las autodefensas de Mireles y a todos los presos políticos, hacer justicia a las víctimas de la violencia, juzgar a gobernadores y funcionarios criminales y refundar el INE.
“Ellos” se preparan. Nosotros... Raúl Zibechi - La Jornada
Semanas atrás el escritor y profesor de cultura virtual Douglas Rushkoff publicó un artículo titulado “La supervivencia de los más ricos y cómo traman abandonar el barco”(goo.gl/qo3erX). Me parece necesario reflexionarlo, ya que relata el encuentro entre uno de los principales teóricos del cyberpunk y un pequeño grupo de empresarios multimillonarios, en el cual revelan en qué están pensando y cómo piensan salir adelante ante el mundo que se nos viene. Frente a cinco varones superricos, “de las altas esferas del mundo de los hedge funds”, Rushkoff pudo descubrir pronósticos y propuestas de estas personas a las que habitualmente no tenemos acceso. Lo acribillaron a preguntas. “¿Qué región se vería menos afectada por la crisis provocada por el cambio climático, Nueva Zelanda o Alaska? ¿Realmente Google está construyéndole a Ray Kurzweil un hogar para albergar su mente? ¿Logrará su conciencia sobrevivir a la transición, o por el contrario perecerá y renacerá una completamente nueva?” 13
El director general de una agencia de bolsa, que está construyendo un búnker, le lanzó una pregunta tan inteligente como angustiada:“¿Cómo conseguiré imponer mi autoridad sobre mi guardia de seguridad después del acontecimiento?”El escritor explica: “El acontecimiento. Este era el eufemismo que empleaban para el colapso medioambiental, la agitación social, la explosión nuclear, la propagación imparable de un virus o el momento en que el hacker de Mr. Robot acabe con todo”. Rushkoff explica que los superricos son conscientes de que necesitarán guardias armadas para “proteger sus instalaciones de las masas encolerizadas”. Pero no tienen claro cómo les van a pagar “cuando el dinero ya no valiera nada”. Ni cómo van a proteger sus abastecimiento de alimentos. En suma, están buscando protegerse ante el “cambio climático, el aumento de los niveles del mar, los grandes flujos migratorios, las pandemias globales, el pánico nacionalista o el agotamiento de los recursos”. Hasta ahí los puntos centrales del artículo, que cada quien puede analizar y, en todo caso, llegar a conclusiones distintas. Es cierto que se puede concluir que estos muy ricos padecen ciertas dosis de paranoia y de alucinaciones sobre el futuro. Sin embargo, si han llegado a ese lugar es porque algo saben del mundo que nosotros no debemos ignorar. Creo que hay dos temas de fondo. El primero es que piensan en el largo plazo, hacen proyecciones sobre el futuro, analizan riesgos y buscan soluciones. Como decía Fernand Braudel, la clase dominante tiene informaciones privilegiadas que le permiten tomar decisiones que la benefician. La segunda es que toda su reflexión gira en torno al “acontecimiento”; el caos sistémico inminente en que el estamos ingresando, para que ese momento no los tome desprevenidos, para tener “plan B”, alternativas reales y no quedar atrapados sin salida Ciertamente, las salidas que buscan son tremendas, como preparar un futuro post-humano, o la colonización de Marte, subir sus mentes a supercomputadoras o un futuro digital para superar la condición humana, sin depender de sentimientos como la compasión y la interdependencia, para asegurarse la supervivencia. No tienen el menor apego a la ética de la vida. Creo que los movimientos antisistémicos podemos aprender algo de estos maquiavélicos multimillonarios. Veo tres aspectos centrales. 14
El primero es la necesidad de comprender que el “acontecimiento”, la “tormenta” como señalan los zapatistas, está en el horizonte. El fin de cada sistema-mundo ha sido así. La caída de Roma, el declive del feudalismo y el ascenso del capitalismo cuando la peste negra mató a dos tercios de la población europea; las dos guerras mundiales del pasado siglo que enterraron la hegemonía británica. Lo segundo, es que planifican salidas ante una situación apocalíptica. Elon Musk dice que es poco probable que no haya una nueva guerra mundial y nuclear. El magnate tiene un solución: “Una base lunar y otra en Marte tal vez podrían ayudar a regenerar la vida aquí en la Tierra”. Dirán que son delirios, pero no debemos ignorar lo que piensa la clase dominante. No quiero entrar en el debate sobre las propuestas concretas de los ricos, sino reflexionar sobre la necesidad de construir salidas entre los abajos. Ellos no confían ni en el Estado, ni en los monopolios que controlan, ni siquiera en sus guardas privados. Buscan la autonomía, individualista claro, porque piensan sólo en ellos. Lo tercero es que las soluciones colectivas que involucren a pueblos enteros son mucho más complejas que las salidas individualistas para un pequeño núcleo. Esa es nuestra responsabilidad y es tremenda. Por lo que veo a mi alrededor, las y los de abajo estamos “entretenidos”mirando la televisión, jugando con los celulares, votando cada varios años y aplaudiendo al salvador de turno. Sólo algunos pueblos originarios, algunos grupos de mujeres y de jóvenes, están trabajando para un futuro de autonomía y dignidad.
Racismo neoindigenista de nueva transformación Mauricio González González - Desinformémonos
El siglo XVI en las colonias españolas de América vio florecer una forma de dominación que eficientó la imposición de la doctrina y la recaudación de recursos: los pueblos de indios o cabeceras de doctrina que, a partir de la Real Cédula de 1545, promovió la constitución de un cabildo indígena independiente y electivo. Estos se caracterizaban por un consejo 15
que representaba a la colectividad ante las autoridades coloniales, mediante una jerarquía encabezada por un gobernador, alcaldes, regidores y un escribano, integrando a su vez cargos menores que contribuyeron a la innovación novohispana, incluyendo topiles, al tekitlato, kalpixke y chinampixque, formando incluso híbridos con cargos religiosos como las mayordomías y los fiscales de iglesia. El reconocimiento de estos cabildos se ejercía a través de la administración colonial, valiéndose de emblemas como los bastones de mando que, como suele pasar aún hoy día entre pueblos indígenas, difícilmente se reducían a mero símbolo de autoridad. En rituales vernáculos de diferentes pueblos del país es común la presencia de bastones en altares, a los cuales se viste, ofrenda y en no pocas ocasiones baila. En la Huasteca maseual, por ejemplo, estos bastones tienen una función específica, son los “secretarios” de entes de alta jerarquía de la sociabilidad regional, como el Maíz, el Fuego, la Tierra, el Cerro, la Dueña del Agua, el Santo Patrón. Es indispensable que tomen nota de las peticiones que se realizan, pues fungen como voceros no humanos de requerimientos humanos, por lo que incluso es común verles portar pequeños cuadernos de notas. En este sentido, y a pesar de que entre ellos existan las distinciones de Bastón Presidente, Bastón Secretario y Bastón Tesorero, no son bastones de mando o, si lo son, única y exclusivamente bajo la forma en que ello opera en la política indígena, es decir, bajo mando obediencia, donde la autoridad es en la medida en que obedece a la voz de los suyos, ejerciéndose más a manera de vocería que de dirigencia. Esa es la función que a la fecha caracteriza a autoridades indígenas y varias campesinas, incluyendo aquellas que, a pesar de ser investidas por gobiernos municipales, como pasa con agentes y delegados locales, y que incluso pueden incluir el cambio de “varas” o bastones en las ceremonias donde se reconoce su cargo, sólo fungen como vasos comunicantes entre las Asambleas a las que pertenecen y las autoridades no indígenas. No están facultados a tomar decisiones bajo representación de nadie, a menos que la Asamblea lo faculte, es decir, obedeciendo el mandato de Asamblea. Esta fue la forma en que el Congreso Nacional Indígena, a través del Concejo Indígena de Gobierno, propuso la candidatura de María de Jesús Patricio Martínez, resaltando su carácter de vocera. La toma de protesta del presidente Andrés Manuel López Obrador incluyó una ceremonia neoindígena ampliamente criticada por diferentes medios, destacando aquellas que subrayan la correlación de fuerzas 16
de algunos sectores indígenas por hacerse de cargos gubernamentales importantes, como los hoy ambicionados puestos directivos del recién creado Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI, que no hay que confundir con el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, IMPI), así como la cancelación de facto de una posible interlocución con actores indígenas amplios que históricamente no convergen con los intereses paragubernamentales de, por ejemplo, la Gubernatura Nacional Indígena (GNI), distanciándose francamente de organizaciones indígenas fundamentales, como son el CNI y diversas redes de defensa territorial. Más aún, esas críticas se han revirado denunciando una especie de “racismo inverso” a la manera en que la derecha denosta toda participación indígena en la política nacional, lo cual nos parece por lo menos injusto. El nodo de las críticas al neoindigenismo de la llamada cuarta transformación no es hacia si son o no legitimas las innovaciones folclóricas de la toma de posesión presidencial, o si tienen o no derecho los participantes de la misma a realizar tal escenificación, sino a las implicaciones que lleva de sí el reducir la entrega de un bastón de mando con nubes de copal a un acto de investidura de autoridad, desconociendo que si fuera tal, esa ceremonia lo que estaría imponiendo es una obediencia de la función presidencial hacia los máximos órganos de gobierno de los pueblos, que ordinariamente son colectivos. Se hace de un acto de asunción de un servicio uno de representacion jerárquica. Sin el carácter del mandato por obediencia esa ceremonia es en el mejor de los casos una simulación de un realizado por “indígenas profesionales”, algunos de ellos de respeto sin duda, pero jugados en ello; en el peor, es una negación más de las formas indígenas que se suma a la interminable serie de actos racistas que hoy, incluso, pueden tomar rostro indígena. Este neoindigenismo tiene correlatos cuyas implicaciones pueden alcanzar tonos francamente etnocidas, puesto que la ley con la que se instituye el INPI, puesta a consulta entre afines princupalmente, omitió incluir en su redacción final el papel del instituto para garantizar las consultas a las que se les exige, por acuerdos internacionales, un consentimiento previo, libre e informado, lo que las vuelve vinculantes, ciñiendo al organismo sólo, como señaló recién Margarita Warnholtz Loch (la tlacuila), al ámbito de leyes federales y cuestiones administrativas, dejando fuera de sus acciones de consulta los programas y proyectos susceptibles de afectar a 17
comunidadades y pueblos enteros. Todo indica que si omitimos las enseñanzas de las formas de gobierno indígena, la cuarta transformación corre el riesgo de no ser más que una variante de la estructura de negación de la vida de los pueblos que ha caracterizado a la historia de este país.
Consulta indígena y el cambio de régimen Magdalena Gómez
A 10 días de inicio del nuevogobierno, están sobre la mesa conflictos fuertes, en especial con el Poder Judicial convertido defensor de sí mismo. Entre otros, hay que colocar los megaproyectos ya anunciados en territorios indígenas, aún inconsultos. Justamente la insistencia de Andrés Manuel López Obrador, Presidente de la República, de que estamos ante un cambio de régimen y no sólo de gobierno, es que aparece como imperativo que esta diferencia se observe en la práctica. Ya tenemos un mal ejemplo de reiteración de una consulta simulada, como la que organizó el pasado noviembre la Comisión de Pueblos Indígenas de la Cámara de Diputados, en torno a la iniciativa para la creación del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI). Para ilustrar, recordaré el documento aprobado en 2004 por el consejo de administración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) –GB289/17/3/2004-02-0047-3ES Doc– sobre las reclamaciones indígenas presentadas ante la inconsulta reforma constitucional de 2001. Ello con el doble propósito de que se evalúe dicha consulta y, a la vez, que se recuerden obligaciones para el Estado mexicano respecto de las que se realicen en el futuro. Van antecedentes básicos: en 2001 se incluyó en el apartado B del artículo segundo constitucional la fracción IX, que ahora señala: “Consultar a los pueblos indígenas en la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo y de los planes de las entidades federativas, de los municipios y, cuando proceda, de las demarcaciones territoriales de Ciudad de México y, en su caso, incorporar las recomendaciones y propuestas que realicen”. Esa es la muy limitada base jurídica que no incluyó la que proviene del derecho internacional. En específico lo que establece el Convenio 169. Por fortuna, desde 2011, con la reforma al artículo primero, ya los tratados sobre derechos humanos están a la par de la Constitución. 18
En relación con el derecho de los pueblos indígenas a ser consultados previamente, de buena fe, de manera adecuada al caso, a todos los niveles, con miras a alcanzar un acuerdo, y por conducto de sus instituciones representativas, la OIT señaló que se debe hacer una diferenciación conceptual entre un acto de consulta, conforme al convenio, respecto de cualquier acto de consulta nominal, información o audiencia realizados por las autoridades públicas. Y anotaron, que para ser adecuada, la consulta debió realizarse sobre criterios objetivos, razonables y verificables de representatividad, y que el tamaño de la población eventualmente afectada no puede ser pretexto para que la convocatoria se realice de forma arbitraria y no razonada. Afirmaron que los actos de audiencia o debate público, tal como se efectuaron, tampoco permiten concluir que estuvieran llamados a generar consenso. Si se acepta que la consulta, en los términos del convenio, presupone un proceso de diálogo y negociación, parece evidente, según los alegantes indígenas, que en particular las audiencias en que algunas personas expusieron inquietudes acerca de la reforma no puede entenderse como acto de consulta a efectos del convenio. Dichas audiencias no habrían contado ni con la continuidad en el tiempo y en la sustancia ni con la información previa y debates necesarios para llegar a un acuerdo. El gobierno alegó que algunas personas de origen indígena participaron y que algunas hicieron uso de la palabra, por ejemplo, una representante indígena de Puebla, quien pidió ayuda para que los abogados tuvieran mayor facilidad para defender a los indígenas. Además, indicaron, se recibió en audiencia pública al representante del Consejo Indígena de Puebla, a un nahua, a dos totonacos, a un otomí y a una integrante de la organización de mujeres unidas para el desarrollo en Chiapas. Se recibió a mixtecos, tacuates, triquis y zapotecos de Oaxaca, al presidente del consejo estatal de pueblos y comunidades de Oaxaca y a una integrante de la organización de comunidades tacuates. Indicó que la compilación de las conclusiones de dichas consultas y audiencias buscaron obtener puntos de vista que enriquecieran el debate para dictaminar las iniciativas sobre derechos humanos y cultura indígena. La OIT respondió que será apropiado el procedimiento que genere las condiciones propicias para llegar a un acuerdo, o lograr el consentimiento acerca de las medidas propuestas, independientemente del re19
sultado alcanzado. Observó que las audiencias se realizaron una sola vez con cada sector, persona u organización y que no se trató de un proceso en el cual las personas u organizaciones que tuvieron la oportunidad de ser oídas pudieran instaurar un intercambio genuino con continuidad y tiempo para, al menos, tener la posibilidad de llegar a acuerdos. La consulta indígena sobre el INPI fue similar a los gobiernos anteriores. El cambio de régimen debe abandonar estas simulaciones.
El dolor de Acteal
Luis Hernández Navarro - La Jornada Una mujer joven carga en sus manos la fotografía de una niña de seis años enmarcada en madera. Es el retrato de Silvia Pérez Luna. En la parte de abajo puede verse la fecha de su nacimiento y de su muerte: 1991-1997. Silvia fue una de las 45 personas salvajemente asesinadas por paramilitares en Acteal, Chiapas, el 22 de diciembre de 1997. Las víctimas, siete varones, 21 mujeres y 15 niños (uno de ellos menor de un año), oraban por la paz en un pequeño templo. Los homicidas remataron a los heridos y les abrieron el vientre a las embarazadas. La imagen del retrato de Silvia portado por su familiar es parte de la protesta en la que participaron los familiares de los mártires de Acteal (ellos mismos también víctimas), pertenecientes a la organización de la sociedad civil Las Abejas, el pasado 8 de diciembre. Ese día, en Tuxtla Gutiérrez, tomó posesión como gobernador de Chiapas Rutilio Escandón. Ese día, como han hecho desde hace casi 21 años, denunciaron que Acteal es un crimen de lesa humanidad perpetrado por el Estado mexicano, en el que la justicia no ha llegado, los responsables de los hechos no han sido castigados y no se ha esclarecido la verdad. Recordaron, también, cómo, para vergüenza del país, el 12 de agosto de 2009, la Suprema Corte de Justicia de la Nación consideró más importante señalar un fallo académico que defender la justicia y ordenó liberar a 29 paramilitares presos sentenciados. También coincidiendo con el 21 aniversario de la masacre, acaba de publicarse un oportuno y estremecedor libro sobre ella: El dolor de 20
Acteal. Una revisión histórica, 1997-2014,escrito por la especialista en asuntos religiosos Mónica Uribe M. A pesar de ser una obra que utiliza con rigor las herramientas de la sociología de la religión, la historia, la antropología y la ciencia política, su lectura provoca un fuerte impacto emocional. El dolor, la indignación, la rabia, la angustia, el horror que genera se resumen en su portada: una reproducción del cuadro El grito, del pintor Edvard Munch. Para analizar lo sucedido en Acteal, Mónica Uribe recurre a fuentes documentales casi desconocidas o sólo parcialmente utilizadas. Entre otras, se encuentran la demanda civil que un grupo de 11 víctimas puso (en contra de la opinión de Las Abejas) en una corte de Estados Unidos contra el ex presidente Ernesto Zedillo. Se le acusa de “responsabilidad de mando”, por ordenar, participar y conspirar en asociación delictuosa para ejecutar la matanza de Acteal y por su posterior encubrimiento.El libro bucea en las páginas del Balance de situación de la fiscalía e specializada en delitos cometidos en la procuración y administración de justicia en el estado y para el poblado de Acteal. Allí se incluye la declaración rendida por uno de los principales actores d e la tragedia, el entonces secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet. En sus respuestas, el funcionario deja en claro que Ernesto Zedillo sabía, desde un año antes, sobre la inminente violencia, tanto por las vías institucionales del gobierno como por la prensa nacional, además de que los actores del conflicto chiapaneco se acercaron a él, para informar y advertir las posibles consecuencias de la situación. En el balance se incluye una conversación telefónica de Chuayffet integrada al expediente en el que, según el documento, resulta evidente la corresponsabilidad y confabulación de los hechos de Liébano Sáenz, secretario particular del presidente Zedillo. El dolor de Acteal incluye una entrevista realizada hace poco más de un año con Alejandro Vázquez, quien, en los días de la matanza, era sargento segundo archivista, perteneciente al Estado Mayor de la Defensa Nacional, y trabajaba directamente para el jefe de ayudantes del secretario de la Defensa, Enrique Cervantes Aguirre. Según su testimonio, el general secretario trabajó inusualmente el domingo 21 de diciembre de 1997. Ese día estuvo atento a las comunicaciones de Chiapas y las instrucciones de Presidencia, por medio del teléfono rojo. Él era el responsable de descolgar el aparato y dar parte de la llamada. 21
De acuerdo con el teniente Vázquez, se les dijo que debían guardar silencio y trabajar también al día siguiente. En Acteal –asegura– participó “personal de la Brigada de Policía Militar y personal de servicios logísticos procedentes de diversas zonas militares, no de Chiapas, vestidos de civil y cuyos antecedentes dentro del Ejército eran negativos”. A partir de una copiosa documentación, El dolor de Actealpone al descubierto las maniobras informativas de varios intelectuales y de Hugo Eric Flores (el dirigente de Encuentro Social) para elaborar un relato de los hechos conveniente para el poder, descarta que la masacre haya tenido una matriz religiosa y concluye que “Ernesto Zedillo es el responsable último de los hechos de Acteal”. Las sobrevivientes de la masacre de Chenalhó demandan al nuevo presidente que los escuche, como lo hizo con los familiares de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa. A 21 años, Acteal espera justicia.
EL MANDAR OBEDECIENDO Ojarazca - La Jornada
Hace 25 años comenzó una guerra que no ha terminado. Que era, y es, respuesta a otra, muda y lenta, que no se atreve a decir su nombre, desatada por el poder mexicano contra los pueblos originarios y campesinos, una guerra que fue llamada “de exterminio” por más de mil comunidades mayas y zoques de Chiapas. Los pueblos de las montañas, los valles y las cañadas se organizaron clandestinamente durante una década, hasta que con un ejército regular de insurgentes y milicianos, sus propios hijos e hijas, se levantaron legítimamente en armas contra el mal gobierno nacional. Sorpresivos, parecían salir de la nada (sólo tres o cuatro municipios desafectos, dijo el gobierno) los que a partir de la primera madrugada de 1994 serían universalmente conocidos como zapatistas. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional dijo “basta” tomando militarmente cuatro ciudades: “Somos producto de 500 años de luchas: primero contra la esclavitud, en la guerra de Independencia contra España encabezada por los insurgentes, después por evitar ser absorbidos por el expansionismo norteamericano, luego por promulgar nuestra Constitución y expul22
sar al Imperio francés de nuestro suelo, después la dictadura porfirista nos negó la aplicación justa de leyes de Reforma y el pueblo se rebeló formando sus propios líderes. Surgieron Villa y Zapata, hombres pobres como nosotros a los que se nos ha negado la preparación más elemental para así poder utilizarnos como carne de cañón y saquear las riquezas de nuestra patria sin importarles que estemos muriendo de hambre y enfermedades curables, sin importarles que no tengamos nada, absolutamente nada, ni un techo digno, ni tierra, ni trabajo, ni salud, ni alimentación, ni educación, sin tener derecho a elegir libre y democráticamente a nuestras autoridades, sin independencia de los extranjeros, sin paz ni justicia para nosotros y nuestros hijos. “Pero nosotros HOY DECIMOS ¡BASTA!, somos los herederos de los verdaderos forjadores de nuestra nacionalidad, los desposeídos somos millones y llamamos a todos nuestros hermanos a que se sumen a este llamado como el único camino para no morir de hambre ante la ambición insaciable de una dictadura de más de 70 años encabezada por una camarilla de traidores que representan a los grupos más conservadores y vendepatrias”. Son los mismos desde el principio, sostenía el EZLN. Desde las ejecuciones de Hidalgo, Morelos y Guerrero. Son los que “vendieron más de la mitad de nuestro suelo al extranjero invasor” y “masacraron a los trabajadores ferrocarrileros en 1958 y a los estudiantes en 1968, son los mismos que hoy nos quitan todo, absolutamente todo” (Primera declaración de la selva Lacandona, invierno de 1993). El neoliberalismo impuesto en México mediante el fraude electoral de 1988 alcanzaba su clímax con nuestro ingreso al mercado libre de América del Norte esa misma noche del alzamiento. Con su rebelión, los tsotsiles, tseltales, ch’oles, tojolabales y zoques de ese país interior que son las montañas del sureste desnudaron al rey, a tal grado que apenas tuvo tiempo de volverse a vestir y retirarse de la presidencia con un estoicismo que lo llevaría a una histriónica huelga de hambre que movió a la carcajada nacional. Súbita y dramáticamente, a la sociedad mayoritaria se le revelaron los pueblos indígenas de Chiapas, y por extensión de todo México. A la par de sus demandas, los insurrectos convocaron la atención y apor23
taron un testimonio elocuente y cargado de sentido y de futuro. Ya no fue posible ignorar a estos mexicanos, la población originaria más numerosa y diversa de todo el continente. La capacidad comunicativa y el apego estricto a la realidad cruda de las comunidades cogió por sorpresa al gobierno, las fuerzas armadas y los socios comerciales, azoró a la opinión pública y despertó a los pueblos. Cual pedrada en un estanque, sus ondas expansivas llegaron lejos y profundo. El impacto de la audacia, la claridad y la organización de los zapatistas fue una cátedra trascendente para comunidades, pueblos, tribus, barrios y migrantes mexicanos. Numerosos pueblos se acercaron y convirtieron los Diálogos de San Andrés (1995-1996) en un evento nacional que involucró a pueblos de todo país. Dicha influencia en lo profundo ha tenido una vida larga; las juventudes indígenas entendieron el mensaje como un poderoso “sí se puede” a escala colectiva e individual. Hubo una reivindicación inmediata de las mujeres, sus derechos a la igualdad en la vida y en la lucha. Esto caló y el efecto de las ondas no deja de crecer. Lo han sabido muy bien los gobiernos idos y el que llega. Lo saben los movimientos de resistencia de pueblos originarios a lo largo y ancho del país. En el cauce de las luchas viven los preceptos, conceptos, consignas y exigencias del zapatismo, desde el “ya basta” y “¿de qué nos van a perdonar?” al “nunca más un México sin nosotros”. La lección ética y política del desafío rebelde se resume en el “mandar obedeciendo”. Ese principio de democracia reverbera en los pueblos mexicanos que conservan memoria de quiénes son y viven en sus lenguas y en la tierra, y se declaran autogestionarios. Estos pueblos sobrevivieron medio milenio a pesar del Estado, los partidos y las iglesias. La derrota del siglo XVI no los disuadió de seguir gobernándose a contracorriente, como servicio y como encargo, no negocio ni escalera social. No es Andrés Manuel López Obrador el primer presidente de la región que se apropia del “mandar obedeciendo” desde una postura incompatible con el precepto. De manera similar lo han aprovechado Evo Morales y otros. No es vistiendo la realidad de folclor ni imponiendo el desarrollo depredador que se cumple el requisito de “mandar obedeciendo”. Los pueblos dan un gran valor a la palabra empeñada, ésa que no honró los Acuerdos de San Andrés. 24
Evo Morales llevó las escenificaciones oficiales por la Pachamama a escala turística y new age, algo muy criticado por los movimientos indígenas bolivianos. Aquí debemos precavernos de un indigenismo, caduco aunque reciclado, ya superado (para bien) por los propios pueblos, que demandan ser reconocidos como entidades de derecho público en un Estado plurinacional que admita las autonomías plenas y democráticas. Otra cosa sería propaganda, y como tal, mentira.
Ni sólo tren, ni todo maya Sergio Prieto Díaz - Rebelión
En las últimas semanas en México, dos focos aparentemente lejanos pero íntimamente relacionados, atraen la atención de los medios de comunicación, las declaraciones políticas, los debates de la sociedad civil: al Norte, las caravanas/éxodos de migrantes agolpándose en la frontera con Estados Unidos; al Sur, los megaproyectos del Tren Maya y derivados, presentados tímidamente bajo la forma de una segunda consulta nacional. Entre ambos polos de nuestro país, existen cuestiones de profundo calado que aglutinan lo urgente y lo importante, retos inmediatos y otros latentes para una “4ª transformación” que no ha de ser sólo política, sino fundamentalmente social. En las siguientes líneas planteo algunas reflexiones sobre este entramado de iniciativas, intereses, posiciones y eventos que son, valga la analogía, la estación inicial de un largo camino por delante. De las urgencias coyunturales... Sin duda la imagen mediática de estas últimas semanas es repetitiva y recurrente. No tanto en nuestro país, pero en el mundo globalizado. Grandes masas de personas desesperadas que abandonan sus lugares de origen en busca, ya no de un futuro mejor: simplemente, de un futuro. Porque en sus países, el presente es equivalente a la nada, a la muerte, al sufrimiento perpetuo. Hasta hace esas pocas semanas (las caravanas de madres centroamericanas en búsqueda de sus hijas e hijos desaparecidos ya llevan varios años ocurriendo, pero la primera de las caravanas de este tipo salió de Honduras el día 13 de octubre de 2018), la migración indocumentada que atravesaba nuestro país, y 25
que no es sólo centroamericana pues una parte importante de México comparte cercanías territoriales y simbólicas con nuestras hermanas y hermanos al sur del Suchiate, elegía hacerlo en pequeños grupos que pasaban ampliamente desapercibidos, sólo visibles para pedir algunas monedas para comer y seguir adelante, o en los alrededores de los albergues. Hormigas unidas en una sola dirección, como un mismo cuerpo, protegiéndose de los peligros no escondiéndose, sino mostrándose. La emergencia migratoria, el éxodo colectivo y (des) organizado, muestra un cambio de paradigma en el accionar de la migración indocumentada: frente al proyecto individual, el tránsito colectivo. De la invisibilidad a la omnipresencia. De mendigar recursos, a la exigencia de derechos. Frente al silenciamiento, la voz alzada. A la primera caravana le siguió una segunda, una tercera, una cuarta... con el objetivo de llegar a como diera lugar hasta la frontera con EUA, desesperados del presente pero con esperanzas en el futuro. Una especie de sudestada, ese viento huracanado del sur que avanza imparable encarnado en los cuerpos sureños de quienes ya no tienen nada porque les arrebataron todo, que seguirá avanzando y desafiará cualquier muro que trate de negarles lo que consideran (con motivos) les pertenece: el derecho a una vida mejor. Podrán frenar una caravana, pero será muy difícil que logren detener los éxodos. No creo que el racismo o la xenofobia sean características principales de la población mexicana, al menos no de una forma preocupante. Pero avivadas por la desinformación, con rienda suelta y anonimato de las redes sociales, los prejuicios, los mitos constitutivos de la persona migrante como chivo expiatorio de los problemas internos, de las élites acomodadas, y de los malos gobiernos, terminan por prevalecer. Aunque la historia y los análisis los invaliden, los miedos son libres y frecuentemente utilizados para moldear el nada común sentido de la opinión pública. Las urgencias consiguen desarbolar cualquier capacidad/posibilidad de entendimiento, y la velocidad de los hechos, cualquier análisis. La academia, los intelectuales, no tenemos la habilidad (y en casos, ni siquiera la disposición) de responder con la rapidez y la flexibilidad que sí tienen las organizaciones sociales que acompañan con sus cuerpos el caminar de las personas migrantes. Entre que pensamos qué hacer, cómo hacerlo, si es correcto, con qué términos/ conceptos, y resolvemos los debates y planes entre pares disparejos, se puede decir, con todo sentido simbólico, que cuando nos decidimos a saltar al tren este ya está dos estaciones por delante. 26
...a las importancias estructurales Y no es que lo que ocurre en la Frontera Norte, una vez que atravesó todo el país y sacó lo mejor y lo peor de nosotros mismos, no sea poco importante. Pero se presenta con un sentido de mayor urgencia. Pero en cierta manera, esos éxodos son la cabecera de un tren cuyas vías por las que transita nos llevan al otro extremo del país, a la Frontera Sur. Porque casi a la par que las caravanas empezaban a atravesar México, en la Frontera Sur el proyecto del Tren Maya adquirió velocidad vertiginosa, tanta que más que proyecto consolidado parecía que viéramos una lluvia de ideas en continua reconstrucción. El 18 de octubre (¿recuerdan? El mismo día que inició la primera Caravana Migrante desde Honduras) se anunció que no habría consulta nacional: ¿para qué si tenían el aval de 30 millones de votos en la elección presidencial?. Eso sí, se buscaría el apoyo de las comunidades indígenas de la región. Y las obras comenzarían tan pronto como el mismo mero 1 de diciembre. El 8 de noviembre, FONATUR corrige: sí habrá consulta nacional, también indígena, pero se llevarán a cabo hasta finales de enero de 2019. Apenas 4 días más tarde, AMLO anuncia que serán el 24 y 25 de noviembre de 2018 (apenitas un mes más tarde) cuando se realicen ambas consultas, la nacional y la indígena, con respecto al Tren Maya, el Tren Transpeninsular, la refinería de Boca del Río, y 7 planes sociales de alcance nacional. Y en un giro final de último momento, se decidió realizar sólo la consulta “ciudadana”, dejando para el 2019 la que habrá de ser la buena y definitiva, la consulta indígena y peninsular; además de reconocer que hasta el momento ni hay presupuesto, ni plan estratégico, ni estudios de impacto, y que entonces entre 2019 y 2020 se dejarían todos estos asuntos resueltos y el tren en marcha. En medio de este galimatías que cambia a diario, con el gallinero revuelto y los académicos y la sociedad civil como pollos sin cabeza, un mensaje claro y rotundo de las manoseadas comunidades mayas, que no se han cansado de repetir (aún rodeadas de oídos sordos), que con consulta o sin consulta, ellas no quieren ningún tren en cuyo planteamiento no hayan participado desde el inicio. Y lo cierto es que como siempre, nunca su opinión ha resultado muy importante para sus interlocutores. Sus nociones de buen vivir, de lo que hay que hacer con la tierra, con los recursos, con los animales, forman parte de una cosmovisión en conflicto con las visiones dominantes de desarrollo durante 27
los últimos 5 siglos. Y es justamente desde esa cosmovisión que les permite mantenerse al margen de esta confusión y firmes en sus postulados, que se plantean las preguntas más pertinentes, aquellas cuya respuesta debería prevalecer al planteamiento de semejante proyecto. - ¿De dónde se sacará el agua para mantener un complejo turístico que pretende atraer 3 millones de turistas al año? - ¿Qué va a pasar con las formas de vida que dan equilibrio al territorio cuando cambien los derechos de uso de la tierra? - ¿Cómo se evitará el desplazamiento, el despoblamiento, y la migración masiva a las ciudades-espejo que surgirán en las periferias de los complejos turísticos? Y son preguntas profundamente importantes, que nosotros desde la academia socialmente consciente, comprometida y responsable, debemos ayudar a esclarecer, complementándola con otras cuestiones que también son pertinentes, difíciles de contestar y con soluciones no tan inmediatas. - ¿Cómo se relaciona y funcionará la integración entre el Tren Maya y los otros grandes megaproyectos en la región, tanto maquileros (Zonas Económicas Especiales) como del neoextractivismo verde (eólicas, solares, turismo)? Porque el Tren no habrá de servir sólo para turismo, y por ende ni los costos ni los beneficios pueden restringirse a este rubro. - ¿De qué formas se reconfigurarán las diversas movilidades de la región, considerando que aquellos éxodos urgentes es posible que sigan ocurriendo, y que México va en camino de convertirse en Tercer País Seguro, es decir, el tapón o país-frontera de EUA con Centroamérica? - Qué implicaciones tendrá la próxima Cumbre Mundial de Migraciones a celebrarse en Marruecos en diciembre, en la cual se plantea globalizar la noción de “migración legal, ordenada y segura” que está detrás del Plan Frontera Sur, y donde el nuevo equipo de gobierno de México plantea presentar un Programa de Migración de alcance regional? Los contextos de hoy día muestran la efervescencia de un mundo cuyas transformaciones y derivas están en momentos críticos. El tablero 28
geopolítico de nuestro continente se encuentra en reconfiguración permanente, y nuestro país se encuentra ante una oportunidad histórica de reconciliación nacional y regional. El espíritu de la “4ª transformación” sin duda constituye un horizonte no sólo deseable sino impostergable, y en franca oposición al cariz que está tomando nuestro continente (de Trump a Bolsonaro). También es una promesa electoral que debería dejar de ser, como habitualmente, papel mojado. Las coyunturas tanto al norte como al sur, y que atraviesan todo el país, nos ofrecen una oportunidad y un reto de articulación de esfuerzos, de unidad y colaboración entre sociedad, academia, movimientos sociales e indígenas, no para que ningún sector prevalezca, sino para avanzar juntos, para encontrar lenguajes que nos unan en el objetivo común: una verdadera transformación de México. No mantenemos a priori una postura reaccionaria o en contra, ni que busque debilitar al nuevo gobierno, todo lo contrario: fue justamente este nuevo gobierno el que hizo un llamado a la unión y coparticipación con un renovado sistema político. Entonces pedimos, ni más ni menos, coherencia y respeto a la palabra. Y ofrecemos nuestros conocimientos, el esfuerzo y el compromiso. Coparticipación, construcción colectiva, vigilancia permanente, inclusión, resarcimiento de las heridas y deudas históricas del colonialismo, la colonialidad y los imperialismos con los pueblos originarios y las personas más vulneradas y vulnerables. Colaborar para superar los problemas históricos y estructurales de México a través de un cambio real y drástico de paradigma: todos los Méxicos y todas sus personas resonando unidas y en armonía como pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Desalojando a las mafias del poder que viven también en nuestros propios seres. Sergio Prieto Díaz, migratólogo, CONACYT-ECOSUR
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Caminos de la autonomĂa Bajo la tormenta 12 de diciembre de 2018