CAMINOS DE LA AUTONOMÍA BAJO LA TORMENTA 16 de diciembre de 2020
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Tiempo de descubrimiento
Gustavo Esteva - La Jornada - Lunes 14 de diciembre de 2020 Poco a poco, a contracorriente, en forma casi subversiva, se revela la naturaleza de la crisis y cómo se produjo la serie de hechos y políticas sin precedentes que hemos estado viviendo. Se caen los velos que lo encubrían, se des-cubre lo que estaba oculto. Caen una tras otra las certezas que guiaban nuestro comportamiento, lo que dábamos por sentado. Algunas son antiguas y estaban ya cuarteadas; otras se formaron apenas y parecían firmes. A lo largo del año se usó la ciencia como coartada. Gobiernos de todo el mundo dijeron hasta el cansancio que sus decisiones tenían fundamento científico. No hay tal. No puede haber estudio, científico o no, de lo que nunca se hizo: confinar personas sanas como medida de salud pública. Es un experimento basado en la opinión de “expertos” cuyos compromisos e intenciones son por lo menos oscuros. El impacto diferencial de lo ocurrido es ya enteramente evidente. El desastre económico, si no intencional por lo menos predecible, acumuló inmensas riquezas para unos cuantos, mantuvo a muchos en condiciones de confort económico, y condenó a millones, acaso a la mayoría, al hambre, la miseria abyecta, la lucha estricta por la supervivencia. Los desechables, las personas que no tienen uso alguno para el capital, han estado siendo desechados. Prosigue aceleradamente la destrucción de sus condiciones materiales de vida, los empleos lo mismo que las fuentes autónomas de ingreso, y también sus entornos, suelos, aguas, bosques, selvas… Toda esa destrucción ocurre unas veces bajo la coartada del virus: habrían sido medidas dramáticas para protegernos de él. Otras veces, las más, se alude al desarrollo y al progreso que traerá el coctel de inversiones públicas y privadas. Modos de existencia social que aseguraban una vida digna, en relación sensata con 1
la Madre Tierra, se liquidan aceleradamente para conseguir al fin “el desarrollo del sureste”, el área que habría quedado “rezagada”. Los ejemplos abundan en el mundo entero. Debe ser motivo de preocupación que aún se mantenga la ilusión en muchas personas, lo mismo sesudos analistas que millones que cultivaron por años una esperanza y no están dispuestos a soltarla. A pesar de que experimenten cada día lo contrario de lo que esperaban, confían aún en el mesías que habrá de remediar desastres de ayer lo mismo que los de hoy. A ras de tierra, sin embargo, no sólo se hace evidente el horror, que a veces tendía a disimularse o se atribuía a condiciones circunstanciales. El des-cubrimiento principal es el de capacidades que parecían dormidas, aletargadas, o en franco deterioro. Ya no se contaba con ellas. Ante las catástrofes que nos abruman, no queda más remedio que reinventarnos. No podemos seguir por el camino que traíamos. Hay quienes esperan aún el regreso de la “normalidad” o que se produzca la “nueva normalidad” tan prometida. Creen que gracias a la vacuna y otros factores podrán volver los empleos que perdieron o regresarán los turistas a los que vendían bienes o servicios. Y habrá, sin duda, algunos que regresen. Ya están llegando algunos, los que no soportaron el confinamiento en sus lugares y vienen a disfrutar espacios con menos restricciones o quienes no pueden renunciar a sus patrones anuales de viaje, a pesar de los riesgos que ahora impongan. También se recrean algunos empleos que se creía perdidos para siempre. Pero no es el caso de la mayoría. Y se han estado dando cuenta. Al lado de ansiedades y desesperaciones comprensibles, reaparece la creatividad comunal. Cunde la convicción de que sólo en unión de otras y otros podrá salirse de ésta. Pueden ser, a veces, unos cuantos: amigas y amigos con los que se toma una iniciativa. Pero es sobre todo la reserva de capacidad comunal, con la que se había dejado de contar, la que ahora resulta decisiva. 2
Se compilan ya historias numerosas en que no sólo ha sido posible resistir con éxito la amenaza del virus, sino que también se ha estado produciendo un sólido proceso de regeneración que en muchos casos implica necesariamente una reinvención. No se trata de volver a hacer lo mismo, lo que se había dejado de hacer, aunque esto también tiene sentido: regresar a la milpa, por ejemplo, quienes la habían abandonado, o limpiar las herramientas del taller que se habían dejado dormir. Es sobre todo reinventarse, porque ya no están ahí las condiciones que aseguraban la s ubsistencia. El mercado o el Estado podrán aún, por un tiempo, dar oportunidades de supervivencia. Seguirán fluyendo recursos bajo las más distintas modalidades –seguro de desempleo en algunas partes, en otras ayuda a personas mayores o discapacitadas, becas de estudio, apoyos productivos y todo lo que aún ofrece la imaginación burocrática. También habrá mercado para vender algo de lo que se produce o llegarán algunos turistas. No es un terremoto arrasador, que nada deja en pie. Pero cada vez más gente se da cuenta de que el mundo que teníamos ya no está. Es preciso crear otro nuevo. Y en eso están. gustavoesteva@gmail.com
AMLO y los agentes extranjeros
Carlos Fazio - La Jornada - Lunes 14 de diciembre de 2020 Apartir de una iniciativa del presidente Andrés Manuel López Obrador, el pasado 9 de diciembre el Senado aprobó una serie de reformas a la Ley de Seguridad Nacional sobre los llamados “agentes extranjeros”. Entre los aspectos principales de la reforma se asienta que los agentes foráneos podrán ser autorizados para internarse de manera temporal en el país para el “intercambio de información” con las “autoridades correspondientes”; carecerán de inmunidad diplomática y tendrán prohibido realizar detenciones o cualquier acción que ponga en riesgo su integridad. Aunque las nuevas regulaciones no tienen destinatario explícito, por la coyuntura en que se producen –la detención y el posterior 3
desistimiento de cargos por narcotráfico contra el ex secretario de la Defensa Nacional, general retirado Salvador Cienfuegos, por el Departamento de Justicia de Estados Unidos− parecen dirigidas a limitar las actividades de lo que en el ya lejano 1974, los ex agentes de la CIA (Agencia Central de Inteligencia), VictorMarchetti y John D. Marks, llamaron “la secta del espionaje”, una cofradía secreta y peligrosa que suele utilizar medios encubiertos y a menudo ilegales para favorecer los intereses del gobierno y las grandes corporaciones estadunidenses. La misión de los agentes extranjeros es observar sobre el terreno y recolectar, analizar, almacenar, elaborar y entregar informes de inteligencia táctica, operacional y/o estratégica, que sea útil a quienes toman decisiones. Pero como ha quedado comprobado en casos recientes, agentes estadunidenses han participado, también, en la detención, el secuestro y/o el asesinato de narcotraficantes y funcionarios mexicanos. A manera de ejemplo, en la coyuntura, son los casos de las detenciones en Estados Unidos del general Cienfuegos y del secretario de Seguridad Pública del sexenio de Felipe Calderón, Genaro García Luna, a partir de información de inteligencia obtenida en México que no fue notificada al gobierno de López Obrador. También están los casos del policía de la agencia antidrogas de EU (DEA, por sus siglas en inglés), Víctor Vázquez, quien vistiendo un uniforme de la Marina mexicana y portando un fusil de uso exclusivo de las fuerzas armadas, participó en la captura de Joaquín El Chapo Guzmán, en 2014; el de los agentes estadunidenses que se hallaban en el interior del fraccionamiento Altitude, en la zona residencial de Cuernavaca, Morelos, cuando la ejecución sumaria de Arturo Beltrán Leyva por un grupo de élite de la Marina, en diciembre de 2009, y el del secuestro en Guadalajara, en 1990, del doctor Humberto Álvarez Machain, acusado por Washington de haber participado en la tortura y el asesinato del ex agente de la DEA Enrique Camarena; Álvarez fue trasladado en un “avión privado” a El Paso, Texas, donde fue arrestado. La reforma define a los agentes del extranjero como funciona4
rios del exterior que en sus países de origen ejercen funciones policiales, de inspección o supervisión de leyes, y otras disposiciones de carácter técnico especializado o reglamentario. Al estar enmarcada dentro de la Ley de Seguridad Nacional, además del personal de la DEA (que cuenta con 58 agentes y 11 oficinas en México distribuidas en puntos estratégicos del territorio nacional), las nuevas regulaciones incluyen a los agentes de la CIA; la Agencia de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego, responsable de la Operación Rápido y Furioso; a la Oficina Federal de Investigación (FBI); la Agencia de Seguridad Nacional (NSA); la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA); el Cuerpo de Alguaciles (US Marshals Service) del Departamento de Justicia; el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) y media docena de agencias más. Los agentes federales acreditados en México operan bajo la cobertura de la agregaduría militar o como “personal consular” de la embajada de EU, escudados por un pasaporte diplomático, y pese a lo establecido en la Constitución y al discurso oficial, todos portan armas cuando están trabajando y cuentan con tecnología altamente avanzada y sofisticada para interceptar llamadas telefónicas y hacer rastreo satelital. Entre sus tareas figuran, además, tener contacto con autoridades mexicanas y armar una red de contactos o informantes (soplones, incluidos policías y periodistas) que reciben paga (lo que tratándose de funcionarios públicos podrían caer en el delito de cohecho). De allí que entre las nuevas regulaciones figure la pérdida de inmunidad diplomática de los agentes extranjeros y el que puedan ser llevados ante un tribunal en México para enfrentar las consecuencias de sus actos. A ellos se suman “agentes encubiertos” que actúan sin permiso de las autoridades locales, que además de las labores de “información” (espionaje) llevan a cabo acciones subversivas o de desestabilización. La reforma busca dotar a México de un marco legal claro en su cooperación con otros países en materia de seguridad y hacer efectivo el principio de reciprocidad en esas relaciones. Un segundo paso sería eliminar la tóxica “cooperación” de la Iniciativa Mérida, suscrita en 2007 por George W. Bush y Felipe Calderón, 5
diseñada en función de la agenda de seguridad de Was h ington y no de las prioridades nacionales de México. Calderón cedió soberanía en áreas estratégicas que tenían que ver con la inteligencia y la seguridad nacional, en tanto Bush logró colocar la relación con México en la óptica de su política militarista, incluido el control y adoctrinamiento policial y castrense de sus contrapartes locales.
Tribunal federal declara nulidad del proyecto Chemours Laguna
Gilberto López y Rivas - La jornada - Viernes 11 de diciembre de 2020 En abril de 2018, publiqué un artículo titulado “El proyecto Chemours Laguna y los gobiernos de traición nacional”, ( La Jornada, 6/4/18), en el que me sumé a la denuncia del Frente Unido de Pueblos de La Laguna en Defensa de la Vida y el Territorio, Acción Colectiva y la Red Mexicana de Afectados por la Minería (Rema) en contra de la empresa estadunidense The Chermours Company, que ha buscado instalar, desde 2016, una planta química para producir 65 mil toneladas de cianuro de sodio anualmente, en Durango, después de que en Guanajuato encontró la férrea resistencia, primero en Salamanca, por parte del Observatorio Ambiental Ciudadano Biósfera y, posteriormente, en San Luis de la Paz, al norte de la entidad, por la Organización Ciudadana Ludovicense por el Derecho a Vivir en un Ambiente Sano. Ya en Durango, se inició una encarnizada batalla legal y política contra esta corporación de muerte, protagonizada por la resistencia ciudadana y, particularmente, por los pueblos en el entorno de la fábrica en construcción, a partir de que un grupo de moradores de las comunidades afectadas demandara, el 22 de agosto de 2017, ante el Tribunal Federal de Justicia Administrativa, la nulidad de la autorización de impacto ambiental al proyecto Chemours Laguna, otorgada por la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de la Semarnat, el 8 de mayo de ese año, en 6
un proceso plagado de una serie de irregularidades, para ubicarse en la localidad El Siete Pueblo Nuevo, del municipio de Gómez Palacio, en una superficie total de 11.7 hectáreas. Cabe recordar que el 9 de marzo de 2018, la entonces alcaldesa de Gómez Palacio, la priísta Juana Leticia Herrera Ale, y el gobernador panista José Rosas Aispuro, ordenaron reprimir violentamente la manifestación pacífica de pobladores contra la planta química, con numerosos heridos, presos y allanamientos de domicilios, exhibiendo su papel como protectores incondicionales de las empresas extranjeras frente a las oposiciones de pueblos y ciudadanos. Precisamente, estas inclinaciones en favor del interés corporativo caracterizan a los gobiernos de traición nacional, que otorgan concesiones para el usufructo trasnacional, sin importarles los daños ambientales, humanos y sociales que esta política colaboracionista conlleva, conjuntamente con la utilización de la violencia del Estado, incluyendo la paramilitar y las bandas criminales, para reprimir toda resistencia a este proceso de recolonización de los territorios. Luego de tres años de litigio llevado a cabo por las comunidades afectadas, con el acompañamiento de Rema y Acción Colectiva, el pleno jurisdiccional de la sala superior del Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA) dictó sentencia, en la que, por unanimidad en la votación, y con el análisis de sólo uno de los 10 conceptos de impugnación consignados en la demanda, declaró la nulidad de la autorización en materia de impacto ambiental del Proyecto Chemours Laguna. Para los demandantes, las comunidades de La Laguna, este resolutivo ha sido recibido con gran beneplácito y alegría, pues hay conciencia generalizada de lo que significa el cianuro de sodio, uno de los venenos más potentes del mundo, que genera daños irreversibles a la salud y en el medio ambiente, por lo que se plantearon, desde el inicio de su lucha, que esa empresa depredadora de sus bienes naturales tendría que salir de su territorio. No obstante, han decidido mantener los campamentos que bloquean el acceso a la planta, “hasta que no salga el último tornillo de Chemours de la Comarca Lagunera”. 7
Para Rema y Acción Colectiva, la sentencia confirma lo que ambas organizaciones sostenían desde el inicio del proceso legal: que el proyecto no debió ser autorizado y que se incurre en negligencia criminal cuando las secretarías de Estado, por omisión o comisión, otorgan permisos sin tomar en cuenta los visibles daños al entorno humano y natural que estos proyectos letales ocasionan. Pero van más allá: consideran que evitar la producción de cianuro en México es un triunfo también para las resistencias antimineras de toda la República, tomando en cuenta que el cianuro de sodio es uno de los químicos más utilizados en los procesos de lixiviación de metales extraídos con la técnica a cielo abierto. Jurídicamente, la empresa tiene muy pocas opciones de recuperar las autorizaciones federales y municipales con las que contó en el pasado. En el actual panorama político de la entidad, el gobernador Aispuro, uno de los más fervientes apoyadores de la empresa estadunidense, ha quedado aislado, y aparece, lamentablemente, como el único aliado ostensible que aún conserva la compañía, pues el resto de los actores políticos de La Laguna parece que han optado por retirar su respaldo, al menos público, a la inversión de Chermours. ¡Todo el apoyo al Frente Unido de Pueblos de La Laguna en Defensa de la Vida y el Territorio!
Plantón contra minera canadiense cumple tres meses en Guerrero Dawn Marie Paley* - La Jornada - Sábado 12 de diciembre de 2020 El 3 de septiembre pasado, ejidatarios, trabajadores y vecinos de Carrizalillo, Guerrero, instalaron carpas en el camino de acceso a la mina de oro llamado Los Filos, que se instaló en medio de sus tierras comunales hace más de una decada. 8
En octubre realizaron un censo del plantón y eran aproximadamente 2 mil personas, entre ellas 500 niñas y niños, agricultores, madres y padres de familia, ejidatarios y un número importante de ex trabajadores de la minera. En diciembre el plantón había adquirido cierta permanencia: se instalaron luminaras y llevaron sus televisores y refrigeradores e instalaron baños portátiles. Muchos ya dormían en colchones, como en casa. Es sabido que en toda la zona, que se extiende más allá de la ocupación minera, la población vive una cotidianidad militarizada y con harta presencia de grupos armados con estrechos vínculos con poderes políticos regionales. Hasta ahora, la petición de no intervención de las fuerzas federales que mandaron al presidente López Obrador ha sido respetada. Los pobladores ya cumplieron tres meses en plantón, en parte porque les ha permitido, de cierta forma, vivir en paz. “Se encuentran como pueblo haciendo lo que ya no podían hacer en el pueblo” por la violencia, de acuerdo con testimonios que han sido revelados en diferentes momentos. Las familias cocinan juntas, los adolescentes conviven tranquilamente y los niños juegan afuera hasta la noche, cosas aparentemente sencillas que ya no se daban en el pueblo por los niveles de violencia en el entorno. “Definitivamente acá están mejor,” dicen en el plantón, según un reporte de la periodista Marlen Castro. No es la primera vez que el pueblo de Carrizalillo se organiza contra la mina de oro. Han realizado cuatro plantones desde 2007, cuando cerraron durante 83 días el acceso al entonces propietario, la gigante minera Goldcorp. Lo que piden los ejidatarios hoy no es el cierre de la mina, un complejo moderno que cuenta con dos enormes tajos abiertos y un gigantesco patio de lixiviación en lo que antes estaban las milpas de las tierras de uso común. Esta vez, ellos empezaron pidiendo el cumplimiento de lo acordado con la empresa canadiense Leagold en 2019. Desde entonces, Leagold se ha fusionado con Equinox Gold, también canadiense, con poderosas conexiones con las élites políticas en Canadá y Estados Unidos. 9
Cuando le pregunté a un ejidatario cuáles han sido las afectaciones mayores de la mina, me contestó: “nos obligó a ser obreros”. Él, como muchos otros del ejido, se hicieron trabajadores de bajo nivel en la empresa, y ahora, en lugar de sembrar y cosechar su propia comida, tienen que vender su fuerza de trabajo para comer. También mencionó la destrucción de siete manantiales por la empresa y promesas de garantizar agua potable al pueblo que no se han cumplido. Su familia, expresó, compra 13 garrafones de agua por semana y la usan hasta para bañarse porque el agua del grifo provoca irritación y comezón. El agua es tema central en las negociaciones con la empresa que, en varios intentos fallidos, volvió a iniciar negociaciones con el ejido en la primera semana de diciembre. También están las becas para estudiantes, el aceso a la salud y a medicamentos por parte de la comunidad, el pavimentado de un camino, la provisión de despensas y la posibilidad que residentes puedan participar en la prestación de servicios a la minera. Los ejidatarios de Carrizalillo han dejado en claro que no están buscando la salida por completo de la empresa, sino que pretenden “micro mejoras que medio compensen los daños que enfrentamos” por culpa de la extracción de oro. Es posible que lleguen a un acuerdo antes del fin de año, dando fin al plantón y permitiendo que la minera reanude operaciones en el ejido. Pero el camino a la resolución es complicado, especialmente en lo que se refiere al agua y el trato de los representantes de la minera hacia la comunidad. “Es una empresa racista y mentirosa”, manifestó el ejidatario en entrevista. Equinox Gold ha demandado la mesa agraria del ejido en dos tribunales, acción que complica las negociaciones en curso y provocan más deterioro en las relaciones entre la firma canadiense y la comunidad. El conflicto en Carrizalillo tiene implicaciones más allá del municipio de Eduardo Neri o del estado de Guerrero. Tiene relevancia a escala nacional, considerando que México es un país con más 10
de 120 millones de hectáreas en concesión a empresas mineras, muchas de ellas canadienses, y con una multitud de conflictos provocados por daño ambiental y usurpación de tierras. También nos brinda un ejemplo de la fuerza comunitaria en una coyuntura de guerra y rapiña empresarial. * Periodista canadiense. Autora de Capitalismo antidrogas. Una guerra contra el pueblo y Guerra neoliberal: desaparición y búsqueda en el norte de México
En el INPI hay lugar para las artesanías indígenas, pero no para ellos Gloria Muñoz Ramírez - La Jornada - Los de abajo Sábado 12 de diciembre de 2020
En el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) hay lugar para el arte de las comunidades indígenas, llamado institucionalmente artesanía, pero no para las reivindicaciones de los pueblos. En el edificio tomado el pasado 12 de octubre por la comunidad otomí residente en la Ciudad de México se encontraron juguetes, esculturas, muñecas, trajes tradicionales, alebrijes, arte en madera, cerámica, máscaras, tejidos y un montón de mezcales abiertos y cerrados, todo lo cual, dicen los actuales ocupantes, “tiene espacio en este elefante blanco, los que no cabemos somos nosotros, y por eso lo ocupamos”. Los pueblos, naciones y tribus indígenas no son piezas de museos o de ferias, ni de vitrinas ni rituales inventados. La visión contraria es la que prevalece en la comunidad que tomó los cinco pisos del edificio en demanda de vivienda digna y en rechazo a los megaproyectos que se imponen en sus territorios. Adelfo Regino, el titular de la dependencia y antiguo compañero de batallas de quienes hoy continúan defendiendo lo que son, no los representa, no a quienes se oponen al tipo de “progreso” que llega a sus pueblos con maquinaria pesada y elementos de la Guardia Nacional. 11
En el INPI hay dolor, cansancio e indignación. Y mucha rabia. Los y las hñähñu ven con recelo la vida burocrática de los funcionarios. Se burlan del sillón reclinable del titular de la dependencia, de sus trajes y de las botellas de licor en su oficina. No se explican para qué tanta computadora y papel, si a ellos hasta antes de la toma nunca les recibieron un oficio. La reivindicación de la muñeca Lele (bebé en otomí), la misma que el gobierno federal sacó a pasear por tres continentes, es ahora confeccionada en el estacionamiento del INPI. En el mismo lugar donde se estacionaban los automóviles de los altos funcionarios de la dependencia, se levanta un taller de costura en forma. En una mesa se dibujan los patrones, en otra se rellenan, en una más se cosen y en otra se borda. La mesa del relleno es la imagen de la comunidad, en ella participan hombres, mujeres y niños llenando el cuerpecito del nuevo modelo: la Lele zapatista, que sí las representa. desinformémonos.org - losylasdeabajo@yahoo.com.mx
Nuevos apuntes sobre un país a la derivaEric Nepomuceno - La Jornada - Domingo 13 de diciembre de 2020
Los números de la pandemia del Covid-19 en Brasil son cada vez más estruendosos. El total de muertos supera la cifra de 182 mil y el de infectados se acerca a 6 millones 900 mil. En días recientes se mantuvo el número de nuevos infectados por encima de 50 mil. Más de 2 mil a cada hora. Casi 35 por minuto. Y frente a semejante tragedia, ¿qué hace el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro? En menos de dos semanas Eduardo Pazuello, el general activo que ocupa el cargo de ministro de Salud aunque reconozca que ni él y menos aún los otros militares que esparció el gobierno a su alrededor saben algo de salud pública, anunció cinco medidas distintas y contradictorias sobre la campaña de vacunación en Brasil. 12
Tartamudo e inseguro en algunos pronunciamientos, pareció firme y prepotente en otros, pero en ningún momento fue convincente. No explicó, por ejemplo, cómo pretende obtener las más de 400 millones de jeringas con sus respectivas agujas para vacunar a los 210 millones de habitantes. No expuso un plan concreto y claro sobre cómo será la logística para distribuir vacunas en un país de las dimensiones del brasileño. Anunció que “quizás en diciembre, pero seguro en enero” llegarían a Brasil las primeras remesas de la vacuna desarrollada por la empresa Pfizer, y que serían de inmediato llevadas a la población. Fue enfáticamente desmentido por la farmacéutica, que además informó, a través de su ejecutivo máximo en tierras brasileñas, que en agosto envió a Pazuello una propuesta que permitiría la adquisición de millones de dosis de su vacuna, entonces en experimentación, y nunca hubo respuesta. Ahora el general ministro pide, en vano, al menos 500 mil dosis de emergencia (por ironía del destino, menos de la décima parte de los infectados por Covid-19 frente a la inercia de su ministerio y la negación presidencial de la gravedad del cuadro existente). Mientras, el Instituto Butatan, de São Paulo, empezó el pasado jueves el envase de la vacuna Coronavac, resultado de una asociación con el fabricante chino Sinovac. La perspectiva es envasar hasta un millón de dosis diarias. El biológico no fue aprobado oficialmente aún. Pero tan pronto sea liberado, será distribuido. Con tal anuncio, el gobernador derechista de São Paulo, João Doria, que de aliado pasó a ser enemigo irreversible de Bolsonaro (el mandatario no admite adversarios, los transforma en enemigos), abrió un nuevo frente de guerra con Brasilia. Es que si efectivamente São Paulo empieza a vacunar en enero, pondrá de relieve la inercia del gobierno nacional, y tal perspectiva llevó el ministro general a anunciar algo que no tendría cómo poner en práctica, la llegada de Pfizer. 13
Bolsonaro optó por mantenerse al otro margen, viajando por todo el país, provocando aglomeraciones y asegurando, contra todas las trágicas evidencias, que la pandemia en Brasil “ya está llegando al fin” Cada día el mandatario deja claro que tiene tres focos de preocupación principales: las elecciones de 2022, mantener un discurso coherente junto con su base de seguidores incondicionales y proteger a sus hijos. Los viajes tienen clarísimo carácter electoral. Y buen ejemplo de los movimientos dirigidos a sus allegados fue el anuncio, con júbilo, de que a partir de enero ya no habrá impuesto para la importación de revólveres y pistolas. El armamentismo desenfrenado es una de las banderas más notorias del clan presidencial. La búsqueda enfática de medios para proteger a sus tres hijos que actúan en la política –Carlos, concejal en Río; Eduardo, diputado nacional, y Flavio, senador– provoca escándalos en secuencia. Carlos y, sobre todo, Flavio están bajo rigurosa investigación judicial por el crimen de contratar asesores fantasma para sus respectivos despachos parlamentarios y quedarse con sus sueldos y gratificaciones. El operador del esquema criminal, un ex policía llamado Fabricio Queiroz, íntimo amigo del presidente, se encuentra bajo arresto domiciliario. El pasado jueves se supo, a través del semanario Época, que hubo reuniones entre los abogados del hijo senador con Jair Bolsonaro y sus asesores más calificados en el gabinete presidencial. Y, más grave, la Agencia Brasileña de Inteligencia, instancia máxima del sector, fue orientada a producir informes secretos que fueron filtrados a los abogados de Flavio para ayudar en la defensa del acusado. Más allá de mezclar el interés privado con el público, se trata de un crimen tipificado por la legislación brasileña. La Fiscalía General de la República investiga el caso. 14
Una vez más, el presidente Bolsonaro niega todo, pese a las pruebas concretas. La distancia entre la realidad devastadora vivida por Brasil y las actitudes del mandatario, no hacen más que confirmar que la nación está cada vez más a la deriva, acercándose a un naufragio que parece inevitable.
Una Montaña sin camas ni médicos
Abel Barrera Hernández* - La Jornada - 16 de diciembre de 2020 Si en la Ciudad de México la ocupación de camas para pacientes de Covid-19 se ha elevado a 82.46 por ciento y en el estado de México se registra 71.60 por ciento, las estadísticas oficiales muestran que sólo en cinco estados del norte y centro del país hay un reporte de 50 a 70 por ciento. De forma contrastante, en la mayoría de los estados del sur, centro y occidente están presentando una ocupación que va de 2 a 49 por ciento, es decir, una tendencia a la baja. Sin embargo, los datos empíricos nos presentan otra realidad. A partir de la última semana de noviembre y en lo que va de diciembre, el número de casos aumentó en varias regiones del país, al grado de que en la mayoría de hospitales de las principales ciudades no hay camas para hospitalización. En Guerrero el reporte oficial, en cuanto a ocupación de camas es de 30.62 por ciento. Son datos que no coinciden con la cifra de pacientes que requieren hospitalización y que no han podido acceder a ello. Por otra parte, en esta etapa de la pandemia creció el número de pacientes que prefieren recuperarse en casa o en clínicas particulares, por las deficiencias que hay en los hospitales, como la falta de medicamentos y de personal especializado. También prevalece el temor a agravarse, por la saturación de pacientes que limitan una atención adecuada por el personal médico. Los hospitales se concentran en siete ciudades de Guerrero, que impide a la población pobre acceder a ellas. 15
Hoy los 19 municipios de la reg ión de la Montaña de Guerrero tienen registros de personas fallecidas que no fueron atendidas por un médico, mucho menos de realizarse la prueba PCR, ante la carencia de personal médico e instalaciones de salud. El Covid19 se ha expandido en la Montaña y ahora es la mayor amenaza que enfrentan las comunidades indígenas por la comorbilidad de la desnutrición, la diabetes y la hipertensión. En esta región sólo existe en la ciudad de Tlapa un hospital de segundo nivel, con precarias condiciones en cuanto a infraestructura, médicos, laboratorio y falta de medicamentos. Las autoridades de salud habilitaron un espacio de reciente construcción para pacientes de Covid-19: 15 camas y seis ventiladores que atiende un médico internista adscrito al Hospital General, con apoyo de cuatro médicas generales, que en marzo fueron contratadas. La primera oleada de coronavirus fue de mayo a agosto, mientras entre la segunda quincena de noviembre y la primera de diciembre hubo un repunte de contagios en las principales cabeceras municipales de la Montaña. En la zona conocida como la cañada, la parte baja de la Montaña que colinda con Puebla, la primera oleada del contagios se debió a los casos de migrantes que llegaron de Nueva York. En ese tiempo, las comunidades optaron por instalar filtros sanitarios para evitar la salida y entrada de la población. Hoy día la trasmisión se debe, fundamentalmente, al calendario festivo y al relajamiento de las medidas básicas para contener el contagio. En la Montaña no hay camas en los hogares, la gente duerme en los pisos de tierra. Los enfermos yacen sobre cartones o petates, sin un médico o una enfermera que los atienda. Los medicamentos sólo los pueden adquirir en las farmacias de Tlapa. Se ha normalizado que los indígenas resuelvan con sus precarios recursos materiales y económicos los problemas de salud que enfrentan. Los adultos mayores son quienes pagan con su vida esta indolencia de las autoridades de salud, que ni en tiempos del Covid-19 han proporcionado medicamentos básicos para su atención. 16
La situación de las indígenas es más cruenta, sobre todo para quienes tienen complicaciones en su embarazo. Deben pagar para su traslado al hospital de Tlapa y sufragar los medicamentos, así como los análisis clínicos. Son víctimas de vejaciones por no dominar el español y tienen que soportar el despotismo del personal médico que, con el pretexto del coronavirus, les impiden permanecer en el hospital. La mayoría duerme a la intemperie. Los bebés prematuros que requieren atención especializada han muerto por falta de instrumental médico como catéteres, bioconectores, tiras reactivas, salbutamol y budesonida, ambos para nebulizar. Las madres de familia tienen que endeudarse para la compra de estos materiales, que en varios casos ascienden a 50 mil pesos. Las autoridades de salud han manifestado que no pueden apoyarlas porque no cuentan con fondos para gastos catastróficos. Endosan la culpa al Instituto Nacional de Salud para el Bienestar, que no ha autorizado los recursos para estos fondos. Las muertes maternas y las de los infantes prematuros han sido irrelevantes para las autoridades. La pandemia vino agravar la tensa relación entre el personal de salud y los pacientes indígenas. Las autoridades de salud ignoran que las familias que provienen de las comunidades indígenas requieren una atención acorde con su cultura y su lengua. Se requieren peritos intérpretes que ayuden a establecer una relación respetuosa y comprensible con las familias. Se tiene que implementar un mecanismo efectivo para informar en un horario determinado, sobre el estado que guardan los pacientes y facilitar una forma de comunicación con ellos. Los hospitales comunitarios que se ubican en algunas cabeceras municipales se han desentendido de los pacientes que presentan algunos síntomas relacionados con el coronavirus. En primer lugar, porque el personal médico no cuenta con un protocolo de atención básica y prevalece más el temor de que los demás pacientes se puedan contagiar. En la Montaña, los enfermos de Co17
vid-19, son atendidos en sus casas por los médicos tradicionales, quienes aplican infusiones, vaporizaciones, baños en el temazcal, limpias y rezos con las cuentas de maíz. A un lado de la deidad del fuego permanecen postrados durante varias semanas. No hay forma de que la familia se confine en otra habitación, porque sólo cuentan con un cuarto, que es el único espacio donde realizan sus quehaceres domésticos. Mientras, las demás familias de la comunidad llevan tortillas, atole o algunos brebajes para velar por la salud del paciente y por sus hijos, porque no tienen recursos para hacer frente a los estragos del virus. El confinamiento comunitario y la solidaridad de las familias es la única atención que reciben los pacientes en una Montaña sin camas y sin médicos. * Director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan
Toni Morrison y la ‘Tinta invisible’
María Teresa Juárez - Pié de Página - 10 diciembre, 2020 Toni Morrison, la primera escritora afroamericana en ganar el Premio Nobel, se atrevió a contar historias borradas por el relato blanco y hablar de personajes femeninos poderosos y contundentes. Fue ella quien trajo a la memoria colectiva las biografías de la esclavitud y del racismo en la literatura norteamericana De Toni Morrison se pueden contar muchas historias, por ejemplo, que desafió los cánones de su época al promover la participación de mujeres afrodescendientes en espacios literarios y universitarios, luchó por posicionar la palabra disidente e incómoda en un mundo dominado por la escena literaria blanca y fue la primera mujer afroamericana en recibir el Premio Nobel de Literatura. Pero quizá uno de sus aportes más relevantes fue dejar huella en las letras, al atreverse a contar historias borradas por el relato blanco y hablar de personajes femeninos poderosos y contundentes. A diferencia de Frank Yerbi -autor de la novela histórica Mientras la ciudad duerme, donde prevalece una mirada distante, mas18
culina y sexualizada hacia los personajes femeninos-, Morrison cultivó el relato en primera persona de mujeres silenciadas por la novela norteamericana. Hasta entonces, habían sido esclavas, mucamas, obreras, niñas de los guetos, exotizadas, silenciadas, invisibles, sin voz… Toni Morrison haría emerger este relato polifónico y les daría un lugar en la historia. Su obra cuenta la historia de las comunidades afrodescendientes, de la discriminación por color de piel, la exclusión y la lucha diaria por sobrevivir. También habla de la intensa vida nocturna, de los clubes de jazz, del deseo y del fuego de sus personajes femeninos. Su madre se dedicaba al trabajo en casa y era amante del jazz. Su padre: un obrero soldador, la animó a leer desde pequeña. Pertenecía a una familia de la clase trabajadora donde había toda clase de carencias. Su nombre de pila fue: Chloe Wofford, tiempo después tomaría el apellido de su esposo al consolidarse como una de las grandes de la literatura contemporánea. Nació en 1931 en Lorai, Ohio, una ciudad metalúrgica en la rivera de lago Erie, donde situó varias de sus novelas. Desafiando las narrativas de la blanquitud En este universo literario dominado por hombres blancos, Toni tenía casi cuarenta años cuando publicó su primera novela, Ojos azules, en 1970. El juego de palabras del título revela el sentido de su obra: en inglés blue es azul y también triste. Cuenta la historia de Pecola, una niña negra que desea tener los ojos del color de las muñecas de las niñas blancas. Anhela ser como Shirley Temple. “Los Breedlove eran pobres y negros, y se quedaron allí porque se creían feos. Aunque su pobreza era tradicional y embrutecedora, no era única. Pero su fealdad sí era única. Nadie les había convencido de que no eran inexorable y agresivamente feos… El resto de la familia —la señora Breedlove, Sammy Breedlove y Pecola Breedlove— llevaba su fealdad, por decirlo así, puesta, 19
aunque no les pertenecía». Sin embargo, Pecola admite resignada que «mientras ella tuviese la apariencia que tenía, mientras fuese fea, debería quedarse junto a aquellas personas. En cierto sentido les pertenecía». Pecola Breedlove es negra y cree que es fea porque no se parece a Shirley Temple. En la obra El Origen de los otros, Toni Morrison diría: “Ojos azules fue mi primera exploración del daño provocado por el odio racial hacia uno mismo”. Consciente de su legado, Toni Morrison traza genealogías críticas, sabe situar en un lugar preciso a sus personajes femeninos, esos que durante siglos fueron secundarios o invisibles, politiza la palabra hasta llevarla a lugares inesperados. De ese relato surge El origen de los otros, una revisión de la opresión y el racismo en la literatura norteamericana. En un lenguaje claro y directo disecciona la obra de autores clásicos como William Faulker y Ernest Hemingway y muestra la presencia de los estereotipos del ser negro/a en la literatura norteamericana. Analiza nociones como el fetichismo del color, la exotización de los cuerpos femeninos, la “idealización de la esclavitud” -lo que ahora algunas voces expertas llaman el relato de “la inocencia blanca”-. En este ensayo, narrar “al Otro” pasa por la descripción de su vida cotidiana como correctora en editoriales donde las narrativas de la blanquitud se imponían en el mundo periodístico y literario. Además de escribir novela, obras de teatro, ópera y ensayo, Morrison propone una relación especial con su publico: la Tinta Invisible. Consiste en tejer un lazo casi imperceptible con quien lee sus textos, una complicidad que transcurre entre los personajes, las atmósferas emotivas y el lugar donde están situadas las historias. Un leer entre líneas que construye una relación particular con sus personajes y sus lectores. 20
Trabajó incansablemente por tener una mirada propia, quitarse de una vez y para siempre la influencia y el poder de la mirada blanca. Esta mirada que aún prevalece en la ciencia, la política, la economía, el periodismo y por supuesto… en el arte. En 2016 Morrison dicta una conferencia en Harvard sobre la “literatura de la pertenencia”. Apostó por la palabra disidente, no complaciente, por los relatos incómodos que desafiaban el statu quo. Beloved, su obra maestra, es un canto y una ofrenda a los más de sesenta millones de personas que fueron esclavizadas en Estados Unidos. Cuenta la historia de una esclava fugitiva que, a punto de volver a ser capturada por sus antiguos amos, da muerte a su hija de dos años antes de permitir que viva como esclava. Luego de ganar el premio Nobel en 1993, The Paris Review publicó una entrevista donde Morrison cuenta la historia de Beloved. La novela está libremente basada en un artículo periodístico que la escritora leyó sobre Margaret Garner, una mujer esclava que intentó huir sin éxito. Frente a esa situación, Garner prefirió cortarle el cuello a su hija: la otra posibilidad era entregarla y que tuviera el mismo destino de ella. En entrevista Toni Morrison cuenta: “Para escribir Beloved leí relatos de esclavos sabiendo que habían sido reescritos por patrones blancos, que nunca dirían en verdad lo horrible que era todo”. “Yo quería saber qué aspecto tenía un freno. Finalmente encontré unos bocetos en un libro donde se decía que en Sudamérica conservan esos objetos, un tipo de tortura descendiente de la Inquisición. Entonces me di cuenta de que describirlo no servía de nada, no servía pensar ese objeto como una curiosidad o un hecho histórico: había que mostrar qué se sentía al tener ese freno puesto”. Morrison explicó que, para su novela había apelado a las “entrelíneas de la historia”. Toni Morrison también supo tejer el hilo perdido u olvidado entre la literatura norteamericana y la experiencia africana y de América Latina. Fue ella quien trajo a la memoria colectiva las biografías de la esclavitud y del racismo en la literatura norteamericana. 21
¿Desde dónde escribimos? A diferencia de otras escrituras, la de Morrison cuestiona de dónde vienen los relatos, y enfatiza la importancia de la clase, el género y la pertenencia étnica al escribir: ¿desde dónde escribimos?, ¿qué voz tiene una mujer indígena, una mujer mestiza, una mujer negra? Cuestionó la visión racista que hasta entonces había prevalecido hacia el arte afroamericano. Morrison también desafía el cliché de las mujeres como seres emotivos, defendió la idea de asentar su mente y escribir desde la claridad: “No me gustan las emociones efímeras. No me gustan las emociones como combustible. Para escribir, tienen que ser ideas frías”. Toni Morrison mencionaría en varias entrevistas que se haría escritora al descubrir el poder de la palabra, transformar la percepción de una realidad latente, oculta durante siglos. El día que recibe el Premio Nobel hablaría de ello: “El lenguaje nunca puede fotografiar la esclavitud, el genocidio, la guerra. Ni debería lamentarse por la arrogancia de poder hacerlo. Su fuerza, su felicidad, radica en lanzarse hacia lo inefable”. Lo que podemos decir hoy, en el siglo veintiuno, es que Toni Morrison demostró que es posible contar historias en primera persona, destacar personajes y relatos borrados por la literatura blanca. Es, junto con Nina Simone en la música y Josephine Baker en las artes escénicas, una de las mujeres afroamericanas que más ha influido en la transformación cultural antirracista.
Una antimonumenta caribeña
Celia Guerrero - Pié de Página - Igualada - 15 diciembre, 2020 La antimonumenta caribeña se alza frente al congreso de Quintana Roo para recordarle a esos legisladores que mantienen una deuda con las ciudadanas para las que trabajan. Las postales para los turistas deberían incluir el lema acuñado en las protestas contra los feminicidios: “El paraíso huele a sangre” 22
México tiene algunas de las ciudades fronterizas más reconocidas del planeta, Chetumal no es una de ellas. Mucho de lo que sucede allá, en ese rincón del sureste, a más de mil 300 kilómetros de la capital de este país centralista, tiene poco eco en la agenda noticiosa nacional. Por eso esta Igualada pretende ser un pequeño espacio para difundir lo que hacen y esperan las mujeres y activistas feministas, habitantes de todo Quintana Roo, que en este momento mantienen tomado el inmueble del congreso del estado, que de honorable solo tiene la “H” en la fachada, allá en Chetumal. Hasta el momento se han colocado cuatro antimonumentas en territorio mexicano: la que está frente al palacio de Bellas Artes, en la CDMX; una que encara la presidencia municipal de Neza, en el Edomex; una nueva en la histórica plaza de armas en Guadalajara, Jalisco; y la más reciente, levantada frente al congreso de Quintana Roo, en Chetumal. Esta última —la antimonumenta caribeña, como le apodaré de cariño— fue colocada el domingo 29 de noviembre, después de que integrantes de la Red Feminista Quintanarroense decidieron tomar el congreso, aunque hacía varios días atrás acampaban en la explanada frente al recinto legislativo como último recurso para hacer escuchar sus exigencias. Pero de ese acontecimiento poderosísimo —y me refiero a la aparición de una antimonumenta en una nueva ciudad; literal, un símbolo que reivindica la deuda histórica del Estado mexicano con las mujeres— se habló muy poco. La mayoría de los periodistas y medios que reportaron sobre los eventos durante ese fin de semana en el congreso de Quintana Roo decidieron destacar en sus notas otros hechos irrelevantes, por ejemplo, su preocupación porque las manifestantes destruyeran los murales al interior del inmueble que ocuparon [rolling eyes infinito]. Ahora, la antimonumenta caribeña se alza en la explanada frente al congreso, a unos metros del mar y entre palmeras, para recordarle a esos legisladores/funcionarios públicos que mantienen una deuda con lAs ciudadanAs para las que trabajan y, como se 23
puede leer en la cara que da hacia el edificio: NUESTROS DERECHOS NO CON NEGOCIABLES. Las integrantes de la Red Feminista Quintanarroense no se cansan de chulear su antimonumenta. “La de nosotras tiene el puño verde, a diferencia de las otras”, destaca una de ellas. Además, las distinguen también las exigencias que plasman: la de CDMX recuerda cuando en México sucedían 9 feminicidios al día (ahora son, en promedio,10) y exige una alerta de género nacional; las de Neza y Guadalajara reclaman “Memoria, Verdad, Justicia”, pero la primera añade “Investigación con perspectiva de género” y la segunda reivindica “Ni perdón ni olvido”. Por su parte, la antimonumenta caribeña es abortera, y a mucha honra. En su lado b demanda un alto a la violencia contra las niñas y mujeres, y en una placa enlista los nombres de tan solo algunas que ya no están: Inés, María, Roberta, Elisa, Landi, Kimberly, Juana, Fabiola, Bartola, Bianca… Y no olvidemos que también las muertes por aborto clandestino son feminicidios. Feminicidios de Estado, como anuncian las recién redecoradas paredes del congreso quintanarroense. Las nuevas postales para los turistas que visitan las extraordinarias playas del caribe mexicano deberían incluir el lema acuñado en las protestas contra los feminicidios, una de ellas reprimida a balas en Cancún por policías: “El paraíso huele a sangre”; hecho muestra de que la violencia feminicida proviene de diversos actores, incluidas las autoridades en todos los niveles. Es por ello que la Red Feminista Quintanarroense, integrada por 26 colectivas, tiene que recordar que no es de ahora, sino desde hace años que piden a los legisladores un dictamen respecto a las múltiples iniciativas para despenalizar el aborto en el estado. Aunque en realidad, esa es solo una de sus exigencias porque el 16 de septiembre entregaron un pliego petitorio al gobernador, Carlos Joaquín, con una lista de 54 puntos que pueden leer completa aquí. “Esta es la última llamada institucional que hacemos”, advirtieron las colectivas feministas y las autoridades decidieron ignorarlas una vez más. La toma del congreso en Chetumal, que no 24
levantarán hasta que los legisladores presenten un dictamen, y la antimonumenta caribeña, que les recordará en adelante su deuda con niñas y mujeres, son mensajes de que ahí, en ese rincón donde comienza México, hay mujeres organizadas en resistencia.
Mamá de la hierba Ñuu Savi
Kau Sirenio - Pié de Página - Voz de Lluvia - Tatyi Savi 9 diciembre, 2020 Para sobrevivir al dolor de la pérdida de los paisanos por covid, me puse a cocinar y recordé mi infancia, con el caldo que me cocinaba mi madre cuando me enfermaba. Mi María nunca quiso llevarme con un curandero, ella me preparaba brebajes. Así lo hizo hasta que tuve quince años La puerta se abrió y la sombra de mi abuela se asomó con el rayos del sol. Entró sin saludar a nadie, cruzó entre el gruñido de los puercos y el cantar de los gallos que las seguían mientras caminaba hasta la sombra de la parota (el árbol frondoso donde las gallinas y los búhos se refugian todas las noches). La anciana no habló con nadie. Su malestar llegó a mediodía cuando rechazaron que un curandero del pueblo curara a sus cuatros nietos con sarampión. Mi abuela Francisca Rivera se pasea en la cocina de la casa, mientras mi madre María Pioquinto cura, hierbas y aceite de coco en mano, a cada uno de los enfermos. Cuando puede abraza al niño que más se queja y le da consomé de frijoles y le sopla con unas hojas para refrescar el espacio convertido en enfermería familiar. Cuarenta y dos años después María Pioquinto recordaría ese episodio, después de una larga conversación telefónica que sostuve con ella a raíz de la cuarentena de covid-19. Debo confesar que la contingencia me ha vuelto más humano con mi madre. Porque durante mi estancia en el consejo prevocacional en el seminario de los agustinos, en Yuriria, Guanajuato, sólo le escribía una carta al año. La verdad me daba miedo escribirle seguido; y no era por 25
falta de papel, lápices o timbres postales, sino por mi ortografía. Ella, con su tercer grado de primaria, en una lengua que no habla, tiene una caligrafía impecable. El último viaje que hice antes de la pandemia fue a los estados de Baja California y Sonora, de ahí empezó el encierro que me convirtió en un escombro delirante de los sobrevivientes de la covid-19. Era la semana de más muertos y contagiados en Nueva York y, para mí, de sentir la soledad cada vez más cerca. Para sobrevivir al dolor de la pérdida de los paisanos, dejé la lectura y me puse a cocinar dos piernas de pollo, sólo con media cebolla y dos dientes de ajo. Así recordé mi infancia, con el caldo que me cocinaba mi madre cuando me enfermaba, que era casi siempre: nunca tuve días felices. Por eso mi mamá me tenía prohibido comer cualquier fruta si no estaba desinfectada. Así aprendí algo de cuidado personal. Mientras la olla soltaba el aroma de epazote, los recuerdos llegaron como una tormenta: ¿Qué hacíamos si éramos unos niños? Mis hermanos siempre se peleaban para ver quién iba por la leña, y yo, mirando desde lejos, no podía hacer nada. Era un niño sin futuro que no podía valerse por sí mismo. ¿Y cómo hacerlo si a mis tres años era sobreviviente de sarampión, tosferina, varicela, viruela y otras enfermedades que mi María nunca supo qué eran? Lo único cierto es que nunca quiso llevarme con un curandero del pueblo, cuando podía me llevaba a la cabecera municipal, con un boticario. –Mi hijo se va a curar, ya veremos que sí –repetía cada mañana cuando preparaba mi brebaje. Así lo hizo hasta que tuve quince años; a eso se debe que no haya podido terminar el estudio en la edad escolar. Antes de comer, pensé en David Castro, un amigo que conocí hace catorce años, pero que ahora vive en Nueva York. Él me habló para decirme que se enfermó de covid-19 y que se sentía 26
muy mal. Platicamos buen rato. Al terminar la conversación con mi camarada, le marqué a María, mi mamá. Hablamos de todo, pero no me sentía bien, había un vació que necesitaba llenar con la voz de mi madre, así que le pregunté de aquel recuerdo que me llega como una pálida neblina, muy tenue y lejano, por la edad que tenía. –Kivi ikán ni ña xiku’é ku istan un, ndatyún ni xa’an yu xi’in ndo nu ta tu’va (Ese día, tu abuela estaba enojada, porque no los llevé con el curandero) –soltó en tu’un savi, como lo hacemos cada que nos conectamos por teléfono. Nunca platicamos en castellano, porque sólo así vivo mi mundo ñuu savi fuera de mi territorio histórico. Entonces empecé a hacerle más preguntas sobre mi abuela y mi abuelo adoptivo, Pánfilo García, que nos quería igual que a sus nietos biológicos. Además hablamos de sus partos, siete en total, todos vivos, pero tan ausentes de la casa y del pueblo. –Xito un sa kaa, xika ni kue’e xíkún tyan tiava, koto kixi un na koo kixa tiava tixi Ñuu yo (Estás viendo cómo está el tiempo: anda esa enfermedad contagiosa ladilla; no vengas, porque puede que traigas esa enfermedad ladilla y contagies a todo el pueblo) –me pide. Antes de terminar la plática, me aferro a saber más de su magia para curar a siete hijos en un pueblo donde no hay médico. –Los curé de sarampión (traducción), con aceite de coco, mezcal y los cubría con hojas de jilguerilla para bajarles la temperatura –me dice. “Cuando tenías infección estomacal –agrega–, te preparaba té con hojas de guayabillo, manzanilla, limón, canela, quina y hierbabuena. Los hervía todas en una olla; cuando el agua se ponía oscura, entonces lo enfriaba y te lo daba en cucharadas”. Hay recetas que María no me compartió, porque se acabó la plática. Sin embargo, seguimos con el teléfono todos los días, y sigue ha27
ciendo recomendaciones, no sin antes preguntar por mi novia Flurina, que está en Suiza, y los amigos que andan en Estados Unidos. –Si estuvieran cerca (traducción), deberíamos probar con hierbas y aceite de coco, con ustedes la medicina tradicional resultó muy buena –dijo antes de cortar la llamada. Así han sido los días de la pandemia, que por momentos parece no tener fin. Varios de mis amigos fueron alcanzados por la covid, ellos ya no están aquí, pero seguro si lo estuvieran serían testigo de la vacuna que se acerca. Gracias a la ciencia y la tecnología, ahora el mundo avanza hacia la protección sanitaria. Si en la época de varicela, sarampión, fiebre amarilla y tisis la ciencia no se hubiera escondido por la persecución del oscurantismo católico, la humanidad tendría respuesta ante cualquier contingencia sanitaria. ¡Enhorabuena la vacuna!
2020: el año más difícil para los movimientos anticapitalistas
Raúl Zibechi - Desinformémonos - En Movimiento - 14 diciembre 2020 Fue un año en el que se acumularon dificultades: desde el crecimiento de la militarización y los diversos controles estatales (materiales y digitales) hasta la imposición de confinamientos que impidieron la movilidad y acentuaron el aislamiento y el individualismo. Un cóctel opresivo y represivo como no se veíamos desde hacía mucho tiempo. Las limitaciones impuestas a la población en general, y a la movilización en particular, sumadas al abandono de los Estados, llevaron a los movimientos a replegarse, primero, para estar en condiciones de volver a relanzar la protesta y la movilización más adelante. El momento del repliegue fue importante para salvaguardar la 28
salud colectiva y comunitaria, evitar contagios masivos en los territorios de los pueblos y fortalecer las autoridades propias. Las guardias de autodefensa comunitaria jugaron un papel decisivo, ya sea en áreas rurales como urbanas, destacando entre éstas los controles realizados en ciudades como Cherán y en espacios como la Comunidad Acapatzingo en Iztapalapa, en Ciudad de México. En vastas regiones rurales el EZLN, el Consejo Regional Indígena del Cauca, los gobiernos autónomos de pueblos amazónicos, comunidades mapuche, palenques y quilombos, además de comunidades campesinas, decidieron impedir o restringir el ingreso de personas que provenían de las ciudades, como forma de regular la pandemia. Si no lo hubieran hecho así, sobreponiéndose a la violencia estatal y paraestatal, especialmente mortífera en regiones de Chiapas y del Cauca colombiano, hubieran sufrido una severa desestabilización interna. Esa fue la condición para acotar daños y el paso previo a retomar la iniciativa hacia afuera. Hacia mediados de año, los pueblos comenzaron un nuevo activismo que en varios casos los llevó a romper el cerco militar y mediático.. En el mes de julio la huelga de hambre de veintisiete presos mapuche sacudió a las comunidades del sur de Chile que comenzaron una oleada de movilizaciones en apoyo a los detenidos en las cárceles de Temuco, Lebu y Angol. Los huelguistas demandaban el cumplimiento del Convenio 169 de la OIT que les permite cumplir la condena en sus comunidades, que se revise la prisión preventiva y para denunciar las condiciones inhumanas en las cárceles. A pesar de las dificultades generadas por la militarización y la pandemia, se registraron manifestaciones y concentraciones en el norte, centro y sur de Chile. Las huelgas de hambre denunciaron, además, la represión que están sufriendo los mapuche en todo el país, como la persecución contra las vendedoras de hortalizas y de cochayuyo, un alga marina altamente nutritiva. 29
En los primeros días de agosto se produjeron masivos bloqueos de carreteras en Bolivia en al menos 70 puntos, por grupos de campesinos e indígenas contra la postergación de las elecciones pordel gobierno golpista de Jeannine Añez. Los bloqueos fueron levantados cuando el gobierno aceptó celebrar elecciones el 18 de octubre, que ganó ampliamente el MAS con más del 55% de los votos, superando con holgura el cuestionado resultado de un año atrás. El 30 de setiembre comenzaron manifestaciones en Costa Rica contra un acuerdo con el FMI que implica aumento de impuestos y una mayor austeridad en el gasto público. Ante la oleada de protestas, el 4 de octubre el gobierno anunció la suspensión de la negociación para abrir un ámbito de diálogo y rever la postura. El 5 de octubre el EZLN emitió el primer comunicado desde que cerró los caracoles por la pandemia, el 16 marzo de 2020. Informan que en ese lapso fallecieron 12 personas por coronavirus y asumieron la responsabilidad, a diferencia de lo que hacen los gobiernos, y que decidieron “enfrentar la amenaza como comunidad, no como un asunto individual”. Apuestan a la movilización global contra el capital e informan que en abril de 2020 comenzarán una primera gira por Europa, que luego extenderán a otros continentes, con una amplia delegación integrada mayoritariamente por mujeres, porque “es tiempo de nuevo para que bailen los corazones, y que no sean ni su música ni sus pasos, los del lamento y la resignación”. A fines de octubre de 2020 en Colombia se realizó la Minga Indígena, Negra y Campesina, que arrancó en el suroccidente, en el Cauca y continuó en Cali, recorrió varias ciudades y pueblos para llegar ocho días después a Bogotá. En todo su recorrido, la minga (trabajo comunitario o tequio) dialogó con poblaciones que comparten sus mismos dolores, en un país que se desangra por la violencia narco-militar-paramilitar, con cientos de líderes sociales asesinados. La Minga hacia Bogotá, en la que participaron ocho mil personas fue escoltada por la Guardia Indígena, la Guardia Cimarrona y la Guardia Campesina, con especial protagonismo de las mujeres y los jóvenes. Fue recibida y acompañada por miles de personas 30
que vienen luchando contra la represión de cuerpos militarizados, contra los que se levantaron en las jornadas memorables del 9 al 11 de setiembre, en las que ardieron o fueron vandalizadas decenas de dependencias policiales. El 18 de octubre, a un año del inicio de la revuelta social de 2019, miles de chilenos volvieron a salir a las calles de Chile en conmemoración de aquella protesta. Ese día hubo 580 detenidos y un fallecido tras la represión de Carabineros. El 25 de octubre el pueblo chileno desbordó las urnas en el referendo para redactar una nueva Constitución que sustituya a la heredada por la dictadura militar de Pinochet. El 80% de los votantes aprobó el inicio de un proceso constituyente, cuando se esperaba un resultado de un 60% a favor de la iniciativa. La movilización popular por el referendo la continuación de la revuelta iniciada en octubre de 2019 que le cambió la cara al país, deslegitimando la política oficialista neoliberal y represiva. En Perú se produjo una notable movilización popular a raíz de la destitución ilegítima del presidente Martín Vizcarra, instalando en su lugar un gobierno corrupto considerado golpista por la población, ya que la mayoría absoluta de los parlamentarios tienen acusaciones de corrupción. En una semana de gigantescas manifestaciones, el golpista Manuel Merino debió abandonar la presidencia abriendo una coyuntura inédita en el país. El 21 de noviembre en Ciudad de Guatemala miles se concentraron para protestar contra el proyecto de ley de presupuesto que había sido aprobado en el Congreso y que reducía los fondos destinados a la educación, el combate a la desnutrición, defensa de derechos humanos y la respuesta a la pandemia. Los manifestantes ingresaron a la sede del legislativo e incendiaron parte de las instalaciones. Habría mucho más para relatar. Por todo lo anterior, parece evidente que los pueblos en movimiento, los movimientos sociales y anticapitalistas están lejos de haber sido derrotados por la mayor ofensiva lanzada por el sistema en décadas. 31
Un muro para la Memoria
Huellas De La Memoria - Caminos de la Memoria Desinformémonos - 10 diciembre 2020 Hace varios años que conocemos a Ana Enamorado, desde que nos entregó los zapatos con los que cruzó Honduras por primera vez. Venimos acompañando su lucha por el regreso de su hijo a casa. Ella, junto con esos zapatos, también acompañó parte de la ruta de Huellas de la Memoria en Europa y recorrió con su historia dignamente las ciudades de Roma, Verona y Venecia. La participación de Ana en nuestras exposiciones encarna y hace presente la búsqueda que realizan miles de madres personas migrantes desaparecidas. A inicios de enero de 2020 recibimos una llamada de Ana. Estábamos en un evento académico, en el que, a decir verdad nos sentíamos bastante ajenos. “Quiero hacer algo –nos dijo–, por los diez años”. Óscar Antonio López Enamorado cumplió ese mes 10 años de desaparecido. El joven migrante salió de Honduras para buscar un mejor futuro en Estados Unidos, pero fue desaparecido en Jalisco. Para el día de la protesta Ana pensaba ir a la Fiscalía General de la República, en la Glorieta de Insurgentes de la Ciudad de México. Entonces, un compañero del colectivo y ella fueron a recorrer los alrededores, pensando en acciones contundentes para ese día. Coincidíamos mucho con Ana, queríamos llevar las huellas a la calle. Huellas que hemos expuesto en museos, que han inspirado investigaciones académicas, que han llenado páginas en periódicos y revistas, tenían que regresar a caminar en la calle porque la memoria es pública o no es. Hasta 2019, Huellas de la Memoria había ocupado el espacio público en situaciones esporádicas: el 10 de mayo nuestra larga manta llevaba el caminar de los familiares plasmado en sus huellas, de regreso a la calle, durante las “Marchas de la dignidad de madres buscando a sus hijxs.” 32
También, en algún momento, se habían realizado pegas con las Huellas durante una ruta que la caravana migrante hizo hacia la zona norte del país. Los primeros mosaicos con Huellas de la Memoria están en la carretera a Monterrey, fueron instalados por Lucía Baca y Alfonso Moreno, padres de Alejandro Moreno Baca en el KM 133+500 de la carretera Monterrey-Nuevo Laredo, lugar donde fue desaparecido su hijo el 27 de enero de 2011 y a quien hasta la fecha sus padres siguen buscando incansablemente. Un año después, en febrero de 2018, en un acto de memoria convocado por H.I.J.O.S, pegamos las huellas de Ofelia Maldonado, que busca a su hermano Benjamín Maldonado, quien fuera desaparecido de su trabajo en una oficina de Correos el 27 de febrero de 1978. En esa ocasión, colocamos las huellas de Ofelia y de su padre Francisco frente a un edificio que en los años 70 fue oficina de Correos en la avenida Tlalpan, sitio en el que Benjamín fue detenido y posteriormente desaparecido. Así pues, mientras recorríamos las inmediaciones de la Fiscalía y platicábamos con Ana, recordando estas experiencias y pensando qué acción realizar, nos dimos cuenta que frente a nuestros ojos estaba una barda perimetral de dos metros de alto y no menos de 40 metros de largo. Nos alegramos de que esa barda existiera justo a las puertas de la Fiscalía, y acordamos intentar pegar en ese muro las Huellas de la Memoria, obligando al personal de la Fiscalía a ver diariamente a lxs desaparecidxs, recordándoles permanentemente la deuda que tienen con sus familias, que lxs buscan. Vimos muy viable hacer un acto contundente y Ana planteó invitar a más familias, pues la fecha de desaparición de su hijo es cercana a la señalada en otras huellas que están en nuestro acervo. Tomamos fotografías del sitio y al día siguiente se tomaron medidas con la discreción requerid para luego iniciar la preparación de lo que fue llamada acción de memoria. Reportaje completo en: desinformemonos.org/un-muro-para-la-memoria/ 33
Lucía Baca y Alfonso Moreno colocan sus huellas de la memoria y el retrato de su hijo Alejandro Moreno Baca en el último lugar en el que se supo de él, el KM 133+500 de la autopista Monterrey- Nuevo Laredo. Desinformémonos.
RECOPILATORIO CAMINOS DE LA AUTONOMÍA BAJO LA TORMENTA 16 DE DICIEMBRE 2020