CAMINOS DE LA AUTONOMÍA BAJO LA TORMENTA 17 de junio de 2020
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Alejamientos
Gustavo Esteva - La Jornada - Lunes 15 de junio de 2020 Si uno anda al borde del abismo, no es sensato dejarse guiar por ciegos. Nos acecha todo género de peligros y la mayoría de la gente enfrenta ya predicamentos graves. Quienes están a cargo del timón, en medio de una de las tormentas más fuertes de la historia humana, no saben ni dónde poner las manos. Se reportan casos de personas a las que aplican las dos pruebas en uso. Una da positivo y otra negativo. Según los expertos, eso puede deberse a que las pruebas no son confiables o a que no se conoce bien el virus. Las dos hipótesis son válidas. No hay certeza alguna sobre quiénes están infectados y quiénes no, con pruebas o sin ellas. No se ha caracterizado con precisión la enfermedad atribuida al virus, no existen tratamientos de eficacia reconocida, y no se sabe por qué unas personas se enferman, algunas mueren y otras se recuperan. Se dio inmenso poder a una ciencia médica dominada y corrompida por la industria farmacéutica, cuyas ineptitudes abrumadoras y atroces son tan profundas como su arrogancia. Quienes puedan deberían lavarse con frecuencia las manos. El cubrebocas evita salpicar a otras personas y tocarse la nariz con manos que acaso portan contagio. No es el momento de amontonarse. Confinarse un tiempo, si uno puede, crea la oportunidad de aprender de nuevo a vivir en familia y disfrutar el amor de los seres queridos. Todo eso parece sensato, con lo poco que sabemos. Pero las políticas que se han adoptado universalmente parecen surgidas de un pánico enloquecido y perverso, fruto de la ignorancia y la impotencia. Pocas cosas hay más peligrosas que un gobierno en pánico. Se asustaron primero por las movilizaciones del año pasado, ante el hartazgo general. El grito argentino de 2001, “¡Que se vayan todos!”, se extendía por todas partes. El virus los tomó despreveni3
dos, ejercieron de pronto un poder político del que carecían –casi toda la gente obedeció sus instrucciones insensatas–. Cuando eso no fue suficiente para el sometimiento general a su voluntad, recurrieron a la policía y a formas de violencia y control inusitadas. Es cierto que una aplanadora mata moscas. Pero muchas volarán y será imposible tener suficientes aplanadoras y moverlas con suficiente rapidez para aplastar a todas. No es una metáfora tramposa o exagerada. La política gubernamental de confinamiento, distancia y demás contribuye a aminorar los peligros. Pero es increíblemente ineficaz y no va al fondo del problema. Ha sido experiencia mundial que cuatro de cada cinco personas infectadas no presenten síntomas. Cabe suponer que resistieron el virus. En eso deberíamos poner la atención: que el mayor número posible de personas tuvieran esa capacidad de resistencia. No sería fácil ni rápido crear las condiciones indispensables para eso: que el aire fuera respirable y el agua suficiente y potable, por ejemplo. Pero podríamos avanzar muchísimo en lo más importante, la comida: que la gente comiera en cantidad suficiente alimentos naturales nutritivos y balanceados y que lo hiciera con tranquilidad, si puede en familia, no bajo tensión y mientras corre de un lado a otro. Un gobierno moralmente responsable prohibiría la venta de refrescos de cola y otras chatarras semejantes, cuyos daños están ampliamente comprobados. Salvaría muchas vidas. Pero no hay gobierno en el mundo que se atreva a hacerlo. Tampoco hay alguno que pueda apoyar realmente a quienes padecen esas y otras adicciones y quieran librarse de ellas; dejar de beber su diabetes, por ejemplo. Si las dejamos, las corporaciones seguirán envenenando a todo mundo y destruyendo el planeta. Hay que quitarles el piso bajo los pies: dejar de consumir lo que ofrecen. Es sencillo hacerlo: cultivar, procesar y cocinar en casa lo más posible y organizar intercambios apropiados con campesinos agroecológicos y entre ellos. Así de simple. Es eso, por cierto, lo que está haciendo la gente. Millones se avivaron ya y pusieron unas macetas en el balcón; si tienen patio trasero en sus casas, lo prepararon para sembrar. Otros millones 4
están concertando arreglos entre consumidores urbanos y campesinos y organizando círculos de intercambio. Si se hacen epidemia cambiarán el mundo. Mucho más habría que hacer para que todas y todos viviéramos sanamente y para recuperar tradiciones que protegen y respetan a las personas vulnerables, particularmente a las de mayor edad. El virus permitió exhibir la forma atroz en que las habíamos abandonado y devaluado. Ese camino es método eficaz ante el virus y lo es también para el asunto de fondo: el colapso general. Es preciso repetirlo una y otra vez: no estamos ante una crisis, sino ante el colapso de las condiciones e instituciones en que vivíamos. En vez de agravarlo, con confinamientos o “reanimaciones”, necesitamos crear otras condiciones. Eso exige, ante todo, alejarnos tanto como podamos de gobiernos y corporaciones. La mejor manera de resistirlos, antes de que acaben con todo, es organizar en forma autónoma nuestro propio camino, lo que no es tan difícil como parece. gustavoesteva@gmail.com
Evangelio y poder
Javier Sicilia - Proceso - 15 junio, 2020 La característica que más me desconcierta de López Obrador es su capacidad de mezclar el Evangelio con el poder, de sumar –usemos su lenguaje dicharachero– peras con manzanas y pretender que suman algo. El Evangelio es la antítesis del poder. Es su negación: dios que renuncia a sí mismo para nacer en un establo y morir aplastado por el poder. Es la afirmación de un acto inmenso de libertad y un llamado al amor, que siempre es débil, que siempre es pobre. Allí, según él, radica la justicia. Dice algo más: que ese amor al que nos llama no puede imponerse, no puede normarse, no puede exigirse, a riesgo de destruirlo. 5
Cada vez que alguien desde el poder lo ha intentado, ha desencadenado desastres mayúsculos. La Iglesia lo pretendió y durante siglos promovió enemistades, guerras, persecuciones, cadalsos y sótanos de tortura. Lo intentó Pol Pot, cuya ideología bebía del personalismo, y sus sueños terminaron en el genocidio; ¿qué decir de Franco o de Pinochet?; ¿qué, incluso, de ese judeocristianismo materialista que llamamos comunismo? López Obrador pretende intentarlo una vez más y su discurso y su hacer se llenan de contradicciones que, por desgracia, apuntan ya hacia graves atrocidades. En su sed de justicia olvida que el Evangelio es una forma de vida que, al margen del poder, lo cuestiona y lo equilibra; es la legitimidad (la auctoritas, el poder espiritual) que impide que la legalidad (la potestad, el poder temporal) se extravíe; un horizonte y una atmósfera que sólo se hace presente en quienes lo practican. No pertenece al orden del poder –“Mi reino no es de este mundo”, dice Jesús a Pilatos, el procurador romano, el vicario del César y en ese momento del sanedrín que lo ha condenado–, sino al del amor, cuya libertad es incompatible con las coerciones del poder. Es un reino que está en el mundo, pero no pertenece a él. Donde a lo largo de la historia el Evangelio ha aparecido, nunca ha sido en la institución clerical, sometida casi siempre a los intereses del poder, tampoco en el Estado –su hijo laico– y sus instituciones, sino en su márgenes –los Padres del Desierto, el monacato, las Reducciones, el primer franciscanismo, Teresa de Calcuta y sus monjas, las comunidades del Arca, las de Lanza del Vasto y las de Jean Vanier; aparece en los médicos y enfermeras que sobrepasan los protocolos institucionales y en los caracoles zapatistas–: allí donde, como en la luz del cirio la noche de la resurrección, surge iluminando tenuemente las tinieblas. El propio Gandhi, que de alguna forma llevó el Evangelio al terreno de la política, nunca quiso el poder. Predicó la justicia y el amor fundando formas de vida –los áshram– semejantes a lo que esperaba fuera la vida del millón de aldeas que conformaban su patria. Desde allí confrontó al poder –al del imperio británico y al de su 6
discípulo Nehru. A la muerte de Gandhi, Vinoba, el gran reformador agrario de la India, salió de uno de ellos, el de Wardha. “ Quien sirve –dijo, mientras recorría a pie la India en su campaña de “El don de la tierra”–, así como renuncia a la riqueza debe renunciar al poder. Conocemos a esos hombres de buenas intenciones que dicen: ‘quiero el poder para servir mejor’. El pueblo les cree, los ama y ellos mismos lo creen. Pero una mentira no se vuelve verdad por el hecho de que muchos la crean. Piensan tomar el poder y es el poder quien los toma con sus tentaciones y sus necesidades más fuertes que el poder del hombre. A esos hombres los amamos y queremos aprobarlos y ayudarlos, pero un día tenemos que combatirlos si se tuercen”. López Obrador pertenece a esos hombres de los que habla Vinoba. Su equívoco no está en amar la austeridad monástica, en querer servir a los pobres, en poner la felicidad por encima de la economía de mercado, incluso, en despreciar, en un gesto de radicalismo franciscano, el conocimiento. En lo que se equivoca es en usar el poder para imponerlo y criminalizar lo que no se le parece. En su afán por hacerlo ha terminado por promover la polarización y el odio, por lanzar al desempleo a miles de personas, por impulsar proyectos no sólo contrarios a la austeridad que predica, sino destructores de la vida natural y de formas de vida pueblerinas y verdaderamente austeras; por confundir el amor con la dádiva; por olvidar a las víctimas y darle carta de naturalización a la violencia, la corrupción, la impunidad y el crimen. Una de las maneras en la que López Obrador pudiera hacer algo desde el poder por el Evangelio es precisamente no imponerlo. Obrar no como cristiano, sino en cuanto cristiano, es decir, fortaleciendo los sitios donde florece y generando un diálogo profundo en la sociedad que permita construir políticas públicas graduales que lo reflejen. La otra –acorde con el espíritu y la naturaleza del Evangelio– es renunciar al poder y, como el propio Jesús, Gandhi, Vinoba y los zapatistas lo han hecho, mostrarnos un camino, una pedagogía. 7
No hay otra vía. Imponer el Evangelio, legislar con él y criminalizar su contrario es no sólo destruirlo y generar males terribles, como lo muestra la historia, es también corromperlo en su raíz más profunda. Un verso de Shakespeare lo dice con amarga hermosura: “los lirios que se corrompen, huelen peor que las malas hierbas”. Además, opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, detener la guerra, liberar a todos los presos políticos, hacer justicia a las víctimas de la violencia, juzgar a gobernadores y funcionarios criminales, esclarecer el asesinato de Samir Flores, la masacre de los LeBarón, detener los megaproyectos y devolverle la gobernabilidad a Morelos.
Revictimizando (de nuevo) a las víctimas
Jacobo Dayán - aristeguinoticias.com - Caronte - Junio 3, 2020 La mal entendida austeridad también golpea a las víctimas. Así como la comunidad artística y científica, los centros de educación e investigación, grupos feministas y muchos otros han levantado la voz, ahora lo hace una dependencia del mismo gobierno. La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV ) hizo público un posicionamiento sobre la reducción del 75% en los rubros de servicios generales que la llevará a una parálisis absoluta abandonando su misión. Tendrán que despedir a cerca del 60% de su personal; no podrá pagar ni la luz ni la renta, ni siquiera internet; se verá obligada a perder el resguardo digital del Registro Nacional de Víctimas; desaparecerá el área de traslado de víctimas y no será capaz de ofrecer asesoría legal, entre muchísimos otros problemas que generará el recorte. Hay que reconocer el valor de la CEAV de hacer pública su postura. Al mismo tiempo llama la atención la falta de precisión de SEGOB que solo se ha pronunciado de manera ambigua diciendo que “no se dejará de prestar apoyo integral a las víctimas” y “tampoco se desistirá de defender, promover y garantizar los derechos humanos” pero no aclara si los recortes a la CEAV y a la Comisión Nacional de Búsqueda, entre otros permanecen o no. Por su parte el Secretario de Hacienda tuiteó que “…Nos aseguraremos de que tengan los re8
cursos suficientes independientemente del mecanismo presupuestal a través del cual operen”. Siguen las preguntas de cómo y cuándo. Aprovechando que el gobierno decide voltear a ver la agenda de víctimas habría que preguntarles si van a cumplir con su obligación de mantener el Fondo de Ayuda, Asistencia y Reparación Integral que no ha sido fondeado desde hace tiempo o ese no recibirá los recursos que por ley debería tener y no tiene para dar respuesta a las miles y miles de víctimas que hay en el país y que se siguen acumulando. LA CEAV ya venía con muchos problemas. Un marco legal no apropiado, un modelo federal que genera tratos diferenciados por estado, la carencia de modelos administrativos de reparación, una falta de compromiso de parte de secretarías de Estado en el modelo de reparación (educación, vivienda, salud, empleo, etc.), reparaciones integrales imposibles de lograr en una realidad donde la verdad y la justicia jamás llegan, un Estado que sigue siendo incapaz de saber cuántas personas se encuentran desaparecidas y un largo etcétera. Es importante recordar que desde la sociedad civil se establecieron mesas de diálogo y construcción de políticas públicas con este gobierno durante la transición. El modelo de reparación era una de esas mesas. El gobierno decidió abandonar la agenda a pesar de que el presidente repite y repite que son su prioridad número uno. La Caminata por la verdad, la justicia y la paz en enero de este año le recordó al gobierno su obligación y compromiso al entregarle, de nuevo, al final de la caminata desde Cuernavaca, los documentos trabajados en conjunto. Desde entonces no ha habido respuesta como no la ha habido desde que asumieron el poder. La agenda de víctimas está abandonada. Debilitar instituciones no es el camino. Ni la verdad, ni la justicia, ni la búsqueda de desaparecidos, ni la reparación, ni las garantías de no repetición son relevantes para este gobierno. No solo por este recorte, o amenaza de recorte, que solo le daría la puntilla a instituciones que deberían ser fortalecidas sino por el abandono de toda la agenda. Hay que reconocer el valor de la CEAV que desde el gobierno levantó la voz y puso el tema a debate. 9
Aunque el gobierno dé marcha atrás, como lo ha hecho con otros recortes, no sería suficiente para mostrar una verdadera preocupación por las víctimas que continúan exigiendo verdad, justicia, búsqueda, reparación y garantías de no repetición. Si son su prioridad debe plasmarlo en los hechos con una agenda seria de justicia transicional que tiene en sus manos. Una vez más, un gobierno más, revictimiza a las víctimas.
El capitalismo de la vigilancia
Carlos Fazio /II - La Jornada - Lunes 15 de junio de 2020 En la inmediata pospandemia del Covid-19, la “guerra” por el liderazgo digital del mundo, con sus columnas centrales: la inteligencia artificial, el Internet de las cosas, las redes 5G y el big data cobrará un nuevo impulso en clave geopolítica. Y como antes de la irrupción del coronavirus, la disputa sobre cuál sociedad digitalizada y bajo qué modelo seguirá siendo librada entre Estados Unidos y China. Elevada a rango de religión por el 1% más rico del planeta (la plutocracia global del Foro de Davos), la tecnología digital es algo más que una herramienta de comunicación; es un vigoroso instrumento de poder para reunir información de masa con la que después se puede manipular, controlar y/o “confinar” a millones de personas en el orbe (la experiencia del coronavirus). De allí que, como adelantábamos en nuestra entrega anterior, el capitalismo de la vigilancia −según la acertada expresión de Shoshana Zuboff− es una amenaza para la libertad e independencia de la persona. Digitalizada, elaborada y transformada en cadena de bits y bytes, el seguimiento regular y sistemático de la actividad online (videovigilancia ubicua, ya que cualquier actividad mediada digitalmente deja huella) se convierte en mercancía informacional, verdadero núcleo, como dice Zuboff, de la actual economía digital globalizada.Mediante configuraciones algorítmicas que se suponen secretas, indescifrables e ilegibles, las megacorporaciones del sector extraen a la persona −como nueva “mercancía ficticia” al igual que la tierra, el trabajo y el dinero, según la temprana intuición de Karl Polanyi− datos de su vida diaria (sin el consentimiento del usuario converti10
do sin saberlo en materia prima), que se transforman en productos predictivos destinados a rastrear y modificar los sentimientos y la conducta de millones de individuos. A su vez, la colonización digital, como nueva forma de dominación y construcción de hegemonía –“dictadura tecnológica” la llama Vandana Shiva−, permite a las plataformas de infraestructura oligopólicas globales de doble vía comercializar la mercancía informacional (el producto predictivo) y obtener lucro excesivo y superrenta. Así, la persona es la mina a cielo abierto de la riqueza digital del “filantrocapitalismo” (V. Shiva dixit), simbolizado en el fundador de Microsoft y la segunda fortuna mundial, Bill Gates, y otros supermillonarios cuya riqueza deriva de la infraestructura tecnológica de Internet instalada en el Valle del Silicón, en la bahía de San Francisco, California, como Mark Zuckerberg (Facebook/ Instagram/WhatsApp); Jeff Bezos (Amazon); el privatizador del espacio ElonMusk (Tesla y SpaceX); Apple (iPhone), que tiene entre sus inversores a Warren Buffett (Berkshire Hathaway); Eric Yuan (Zoom) y Larry Page y Sergey Brin, fundadores de Google (Gmail, YouTube), las tres propiedad del conglomerado Alphabet, y otras corporaciones como la neoyorquina Verizon ( Yahoo!), ambas propiedad de los fondos de inversión The Vanguard Group y BlackRock, ligadas todas al Departamento de Defensa de EU. En los últimos 25 años de neoliberalismo, EU se transformó de Estado-empresa a un Estado de vigilancia, y como dice Shiva, Bill Gates se convirtió en el “Cristóbal Colón de los tiempos modernos”, no haciendo otra cosa que conquistar territorios Microsoft donde adquirió posiciones dominantes. Lo que el francés Éric Sadin dio en llamar la “silicolonización del mundo”. Sin embargo, la reconfiguración del capitalismo vía un nuevo “gobierno mundial” plutocrático bajo hegemonía estadunidense en la inmediata pospandemia (la hipótesis de Chossudovsky descrita en la primera entrega de esta serie), podría enfrentar como variable la emergencia de un “orden tripolar” (Rusia/China/EU) no exento de contradicciones y conflictos “calientes” de dimensiones geopolíticas, incluida una eventual guerra naval en el océano Pacífico entre EU y China. 11
A corto plazo, la transición del mundo unipolar al tripolar tendrá como ejes de la disputa la redefinición digital del orbe a través de la conquista de tecnologías claves como la inteligencia artificial, la red 5G (imprescindible para la vigilancia total) y la infraestructura de Internet, lo que tendrá profundas implicaciones para el futuro del comercio internacional. El pasado 25 de abril, el gobierno de Xi Jinping, en China, estableció el ecosistema blockchain (cadena de bloques) más grande del mundo, la BlockchainService Network (BSN) y su banco central introdujo programas piloto de un “yuan digital” en cuatro ciudades, convirtiendo al gigante asiático en la primera gran economía del mundo en emitir una moneda digital nacional. Denominada “infraestructura de infraestructuras”, la BSN está llamada a ser la columna vertebral de la Ruta Digital de la Seda, proporcionando interconectividad a los socios económicos de China a lo largo de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road Initiative, BRI). Así como el ferrocarril, los puertos y las redes eléctricas de BRI conectan al mundo físicamente con China, los cables de fibra submarina, las estaciones de bahía Huawei 5G y las soluciones estandarizadas de blockchain servirán para mejorar la conectividad digital de China. Al desplegar simultáneamente el BSN y el yuan digital, China está lista para capturar las ganancias de una economía global que rápido se digitaliza. Lo que tiene una dimensión geopolítica y de disputa de hegemonía, que implica un desafío a las corporaciones del Silicon Valley y al sueño de “America first” del presidente Donald Trump.
De virus y cristianos
Hermann Bellinghausen - La Jornada - Lunes 15 de junio de 2020 Suscribiendo aquella postura juarista de que todos tenemos derecho a profesar la religión que se nos pegue la gana, y de preferencia ninguna, no dejan de inquietar o dejar perplejo los efectos de las religiones evangélicas en los países de América en general, y las comunidades indígenas en particular. Ya lo venía alertando el periodista, escritor y viajero británico Norman Lewis a mediados del siglo XX en Sudamérica, Guatemala y México. 12
La presencia y expansión de las religiones evangélicas y carismáticas estaba produciendo un cambio drástico en los pueblos originarios, pues dinamitaban con sus nuevas creencias y preceptos buena parte de la comunalidad indígena, secreto de su duración y logro civilizatorio inigualable del que deberíamos aprender todos de cara a la futura “normalidad”. Oponían un férreo individualismo centrado en el esfuerzo personal dentro de una variable construcción de la llamada “teología de la prosperidad”, que recurre sin pudor a la mercadotecnia, hasta el maximalismo materialista de los mormones con su culto al dios Oro, al grado de que guardan en Utah una de las mayores reservas de ese metal en el mundo para financiar su “misión divinamente designada”. Como Lewis nunca dejó de notar, esas religiones y sus iglesias provienen de Estados Unidos, aterrizan en nuestros países hablando un castellano o portugués champurrado y bíblico. Se pueden reconocer sus misioneros en los caminos del campo y los barrios urbanos. Casi siempre muy jóvenes. Llevan décadas sembrando pastores autóctonos. El Tata Cárdenas, otro liberal de los de antes, les dio su aval y permitió el establecimiento del Instituto Lingüístico de Verano, avanzada del cristianismo reformado. ¿Buscaba un contrapeso para su laico Instituto Nacional Indigenista al penetrar las comunidades? Siempre ha sido un asunto de conciencia, en ocasiones liberador. Algunas iglesias reformadas, como ciertos evangelismos y los cuáqueros, son progresistas y tolerantes, próximas a la Teología de la Liberación católica de tendencias indianistas, mejor articulada con las comunidades tras cuatro o cinco siglos de presencia dominante (no pocas veces burlada por chaneques y deidades precristianas). Determinadas expresiones del catolicismo pueden resultar asfixiantes y negativas en regiones donde un cambio de iglesia causa alivio. Citemos el caso de San Juan Chamula en la década de 1980, donde la rápida expansión de evangélicos, pentecostales, testigos de Jehová, y pronto iglesias locales, propició un alivio para la tradición triple: obedecer al PRI-profesar cierto catolicismo-beber posh como requisito ritual y comunitario. La esclavitud etílica y política empujó al cambio a millares de tzotziles. La respuesta caciquil y patriarcal fue terrible. Hubo desollamientos, se calcinaron 13
casas, poblados y templos. Treinta mil de los 80 mil habitantes de Chamula emigraron a San Cristóbal de las Casas, el municipio vecino, que se pobló de indígenas y de una variedad asombrosa de denominaciones carismáticas. Algunas iglesias cuentan hoy con instalaciones enormes, mezcla templo y centro de convenciones. Así por todo el sur y el sureste. Si revisamos la actitud de los gobiernos inclinados al evangelismo o fuertemente apoyados en él, encontramos la misma respuesta ante el nuevo coronavirus: la negación o la aceptación apocalíptica. Estados Unidos, Brasil, Nicaragua. Y Guatemala, con un largo historial de divisionismo y represión genocida. Sus actuales gobiernos son el caso extremo, pero esas mismas negaciones acientíficas del evangelismo ante la pandemia las encontramos en sectores de los gobiernos actuales en México y Costa Rica. Cuánto vértigo han infundido en los médicos los Testigos de Jehová al negarse a los procedimientos quirúrgicos o la transfusión sanguínea; en los profesores de primaria cuando los niños dejan de rendir honores a la bandera nacional y tomar clases de civismo; en las familias cuando desafanan del tequio. Un reportaje de Norman Lewis en 1969 sobre la devastación amazónica dio origen a la organización Survival International, que se enfrenta y denuncia a los destructores de las selvas y los pueblos indígenas que las habitan ancestralmente. Como Lewis, ha encontrado en las iglesias evangélicas un agente muy eficaz de la colonización y el cambio de actitud en los pueblos respecto de la tierra, la salud, la organización comunitaria. ¿Sería exagerado entenderlas como caballo de Troya del colonialismo interno e imperialista? En Chiapas y otras regiones de México, igual que en los Andes, la Amazonia y Guatemala, el negacionismo de los seguidores de esta inabarcable variedad de iglesias resultó un obstáculo más a la cuarentena y las medidas de cuidado y prevención contra la pandemia. En ciertas comunidades fue determinante, y aún están por verse los efectos. Su impacto aculturizador salta a la vista, y resulta muy útil para la introducción “por las buenas” del extractivismo y los megaproyectos de un capitalismo más o menos nacionalista. 14
Brasil: indignación y tristeza en medio del caos Eric Nepomuceno - La Jornada - Domingo 14 de junio de 2020
El Brasil presidido por el ultraderechista Jair Bolsonaro superó a Gran Bretaña y desde el pasado viernes tiene el segundo mayor número de víctimas fatales del Covid-19. Acorde a los datos conocidos ayer, se llegó a la marca de 42 mil 55 muertos y 832 mil 866 infectados. Ocurre que tales datos, obtenidos por un grupo de medios de comunicación que se unieron para recibirlos directamente de las secretarías de Salud de los estados brasileños y evitar la manipulación de números por parte de Bolsonaro, no corresponden a la realidad. Brasil es el país cuyo número de pruebas a enfermos sospechosos de haber contraído el coronavirus es la más baja del mundo. Mientras Estados Unidos aplica 61.59 pruebas por cada 100 mil habitantes, Italia 69.25 y Portugal 85.81, en Brasil tal proporción es de ínfimas 2.28. Especialistas, entidades científicas y hasta funcionarios del Ministerio de Salud dicen que en realidad serían al menos un millón y medio de contaminados y unos 100 mil muertos. Es imposible prever cuándo se sabrá el tamaño de la devastación causada por el coronavirus en mi país, mientras Bolsonaro insiste en menospreciar las dimensiones de la tragedia. No hay ningún intento de coordinar medidas preventivas con los estados, ni un proyecto concreto para enfrentar la crisis y, en última instancia, ni siquiera hay un ministro de Salud: lo que existe es un general en activo, Eduardo Pazuello, cuya única iniciativa concreta fue distribuir cargos técnicos a colegas uniformados y cuya misión exclusiva es no contrariar al capitán retirado que ocupa la presidencia. Como la pandemia sigue expandiéndose, quizá el lema de campaña electoral de Bolsonaro en 2018 se confirme dentro de pocas semanas, y el “Brasil por encima de todos” se cumpla de manera trágica. Es muy posible que en mi país haya más muertos que en Estados Unidos de Donald Trump, su ídolo e igualmente genocida. 15
Sudamérica, gracias a Brasil, se transforma en el epicentro de la pandemia. Y eso ocurre mientras el país se ve cada vez más enfrascado en un lío político tremendamente tenso y sin salida a la vista. Dando muestras cada vez más estruendosas de desequilibrio e irresponsabilidad, el jueves pasado Bolsonaro llegó al colmo de pedir a sus seguidores fanáticos que invadan hospitales públicos, inclusive los de campaña, saquen fotos y hagan grabaciones para mostrar a todos que los lechos destinados a los infectados por el Covid-19 están vacíos, que los números divulgados por estados y municipios son falsos y que todo lo que quieren gobernadores y alcaldes son fondos del gobierno nacional. A tiempo: del total de recursos anunciados en abril para dar combate a la pandemia, lo efectivamente repasado no llega a 40 por ciento. En medio al avance del coronavirus, del desmonte de la economía y de la creciente marea de inseguridad general, el gobierno de Bolsonaro sigue sin ninguna otra propuesta que no sea la de estirar al máximo sus deseos de asumir poderes absolutos, y lo deja cada vez más claro, frente a la impasividad de las fuerzas armadas en activo y el silencio cómplice de los uniformados que integran su gobierno. Hace pocos días, el vicepresidente, general retirado Hamilton Mourão, había advertido sobre los riesgos de ultrapasar “determinados límites” entre los poderes. El pasado jueves, el ministro-jefe de la Secretaría General de Gobierno, general activo Luis Eduardo Ramos, hablando al semanario derechista Veja descartó cualquier posibilidad de golpe (en el caso, el ‘autogolpe’ muchas veces insinuado por Bolsonaro), criticó las acusaciones de fascista lanzadas con intensidad cada vez más fuerte, y advirtió que todo permanecerá igual siempre que ‘no se estire la soga’. ¿A quién se dirigía? La oposición es francamente minoritaria en el Congreso. Los sindicatos están sin norte, los partidos autonombrados “indecisos” son literalmente comprados por Bolsonaro mediante nombramientos de segunda línea, o sea, menos visibles pero que manejan presupuestos millonarios. 16
Los únicos que quedan para oír el mensaje alarmante de un general activo son los otros dos poderes, el Legislativo y el Judicial. Y tanto uno como otro vienen poniéndole duro freno a los desvaríos cada vez más alucinados del cada vez más descontrolado Bolsonaro. Un PD, queridos amigos y eventuales lectores, para contarles algo: En la noche del viernes Argentina vivió una conmoción: en 24 horas hubo 25 muertes a raíz del Covid-19. El presidente Alberto Fernández, el alcalde de Buenos Aires, Horacio Larreta, de derecha, y el gobernador de la provincia, Axel Kiciloff, de izquierda, hicieron un pronunciamiento en vivo a la nación. A lo largo de hora y media informaron sobre la situación. En el mismo día mi país contó mil 473 muertos. A cada hora, 61. Uno por minuto. Ninguna palabra de consuelo de Bolsonaro a las familias enlutadas. Ninguna palabra de agradecimiento a médicos y enfermeros. Nada de nada. Mi país me causa indignación. Y me llena de dolor y vergüenza.
Decididos a no moverse
Gloria Muñoz Ramírez - La Jornada - Los de abajo - Sábado 13 de junio Los familiares de desaparecidos escribieron con letras gigantes frente a Palacio Nacional: “¿Dónde están?”. “¿Dónde están?”, preguntaron de todas las maneras posibles a los ex presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Y hoy, también con nula respuesta, a Andrés Manuel López Obrador, quien a finales de marzo saludó y habló con la mamá del narcotraficante Joaquín Guzmán, El Chapo, calificando su deferencia como un acto humanitario que, sin embargo, con las víctimas no ha tenido. Desde el 4 de junio decenas de familiares de desaparecidos y desaparecidas realizan un plantón frente a la sede del Poder Ejecutivo. Ahí han recibido la lluvia y la granizada, el frío de las noches y el sol inclemente de las tardes, pero están decididos a no moverse hasta ser recibidos por el presidente López Obrador; la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, al mismo tiempo. 17
Vienen de algunos estados con altos registros de violencia en el país, como Guanajuato, Veracruz, Morelos, Guerrero, Michoacán y Sonora. Exigen, además de atención y respeto, la destitución de la titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV ), Mara Gómez Pérez, a quien acusan de revictimizarlos, de darles un trato indigno y de profundizar el deterioro de esta instancia que es vital para ellos. “No podemos dejar que el incumplimiento constante de Mara Gómez continúe interfiriendo con los procesos de búsqueda de personas desaparecidas y con la atención jurídica, médica y sicológica a las víctimas que establece la Ley General de Víctimas”, señalaron, al tiempo de exigir ser vistos y escuchados. La táctica de dividirlos al ofrecerles apoyos individuales no ha funcionado a las autoridades. El 8 de junio dieron a conocer una carta dirigida al Presidente firmada por 700 personas y 61 colectivos. La pregunta es qué o quién sostiene a una funcionaria cuyas declaraciones son desmentidas un día sí y otro también por la Presidencia de la República y la Secretaría de Gobernación. O ¿quién está mintiendo? Por lo pronto, esta semana llegaron los “gritabocas” al plantón que sigue recibiendo muestras de solidaridad con todo y la contingencia sanitaria. desinformemonos.org - losylasdeabajo@yahoo.com.mx
El normalismo rural en tiempos del Covid-19 Tanalís Padilla* - La Jornada -Sábado 13 de junio de 2020
En abril, aproximadamente a un mes de que las normales en Michoacán tuvieran que dar por terminadas sus clases presenciales debido a la crisis sanitaria generada por el Covid-19, el gobierno estatal anunció una reducción en la matrícula del año académico entrante. De las 2 mil fichas que se ofrecieron el año anterior, sólo se entregarían mil 200. Esta reducción de 40 porciento afectaría a seis normales públicas del estado, incluyendo la Escuela Normal Rural Vasco de Quiroga, en Tiripetío. Sus estudiantes, que desde varias semanas atrás habían tenido que abandonar el internado, 18
regresaron de sus comunidades para defender el normalismo de su más reciente ataque. Arriesgando su salud e integridad física, junto a estudiantes de otras normales oficiales del estado, organizaron marchas, manifestaciones y bloqueos a las vías férreas. La respuesta del gobierno estatal no se hizo esperar. Por sus acciones, ocho normalistas de Tiripetío se encuentran detenidos en el penal de Mil Cumbres, en Morelia. Además, 22 estudiantes de esta escuela fueron expulsados por su presencia en las instalaciones, dadas las órdenes de confinamiento obligatorio. Estos normalistas, como lo hacen en periodos de vacaciones, se habían quedado en calidad de guardia. A cinco maestros del grupo directivo se les hizo responsables de que siguieran allí y fueron cesados por desacato a las órdenes de confinamiento. Gracias a las movilizaciones de la Organización de Normales Oficiales del Estado de Michoacán (ONOEM), las autoridades han retractado la orden de expulsión de los alumnos. A los maestros cesados se les ofrece levantar el cese laboral si salen por un año de la normal. Los estudiantes procesados judicialmente llevan más de un mes en la cárcel; la reducción de la matrícula sigue en pie. Este reciente ataque al normalismo en general, y a las normales rurales en particular, debe entenderse dentro de un contexto histórico de corto, mediano y largo plazos. El gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, no ha ocultado su desdén por los estudiantes de Tiripetío. En 2015, mofándose de la demanda que entonces hicieran los normalistas por plazas automáticas, amenazó que era la última vez que permitía que bloquearan la autopista. Dos años después, cuando estudiantes de la normal rural de Tiripetío fueron atacados por policías en Aguascalientes, al regresar de un acto de solidaridad con su hermana escuela de Cañada Honda, Aureoles burlonamente expresó que a ver si “la garrotiza que les pusieron” los amansaba un poco. Menos de 15 días después, los jóvenes de Tiripetío fueron atacados en sus propias instalaciones por demandar becas y recursos para su escuela. En esa ocasión la policía michoacana ingresó a balazos en la normal hiriendo a un estudiante y a un menor de la comunidad donde se encuentra la escuela. 19
En este contexto, no sorprende que la reducción de inscripciones en las normales del estado produzca una sensación de alarma entre los normalistas michoacanos. Tampoco sorprende que el anuncio de la reducción de matrícula en la actual situación de aislamiento se interprete como un intento de prevenir la oposición por parte de alumnos y maestros. Esta dinámica nos debe llevar a reflexionar sobre cómo pudiera ser utilizada la “nueva normalidad” a corto y a largo plazos para restructurar la educación pública. Esta cuestión es especialmente seria en el caso de las normales rurales cuya condición como internado es una de sus más importantes características. Es también un elemento que representa evidentes retos para evitar contagios del Covid-19. Será de suma importancia velar porque quienes siempre han criminalizado a las normales rurales no utilicen la actual crisis para, de forma permanente, reducir o eliminar su modalidad de internado. Históricamente los internados han incomodado al Estado y a los altos funcionarios de la SEP. Tras la poderosa huelga estudiantil del Instituto Politécnico Nacional en 1956, se clausuraron sus dormitorios. En 1959, después de las masivas protestas de los estudiantes de la Escuela Nacional de Maestros, también fue cerrado su internado. En esa ocasión, Jaime Torres Bodet, entonces secretario de Educación Pública, sentenció: “no volveríamos a cometer el error de mantener un régimen de internado al servicio de jóvenes tan violentos”. En 1960, cuando la SEP empezó a fundar los Centros Regionales de Enseñanza Normal lo hizo como alternativa a las normales rurales deliberadamente prescindiendo del internado. En décadas más recientes, dentro del marco neoliberal, el internado representa un obstáculo adicional. No sólo continúa siendo un espacio que facilita la convivencia, concientización y acción colectiva de los alumnos, sino que viola la lógica de recortar, eliminar o privatizar servicios asistenciales, infraestructura pública, ya ni se diga derogar derechos de índole material. Si bien el presidente Andrés Manuel López Obrador ha declarado el abandono de este modelo económico, los hechos revelan otra realidad. En el caso de las normales rurales, su tan esperada promesa de reabrir la normal El Mexe se cumplió sólo a medias al ser refundada sin internado. 20
El actual conflicto en Michoacán, la cuna del normalismo rural –en 2022 se cumple un siglo de la fundación de la primera normal rural– nos dice mucho de los riegos que confrontará el normalismo en los años que vienen. Por eso estudiantes y docentes, conscientes de su realidad e historia, insisten en resistir. Y lo hacen como los pueblos agredidos en tantas partes del mundo, con los únicos métodos a su alcance. * Profesora-Investigadora del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Autora del libro Después de Zapata: El movimiento jaramillista y los orígenes de la guerrilla en México , 1940-1962 (Akal/Inter Pares, 2015)
Ni liberales ni conservadores: izquierda anticapitalista
Gilberto López y Rivas - La Jornada - Viernes 12 de junio de 2020 El presidente Andrés Manuel López Obrador pretende imponer una perspectiva dicotómica en el debate político sobre la compleja realidad que vive el país. Acota que “no hay para dónde hacerse”, conmina a “nada de medias tintas” y exige definiciones: “o somos conservadores o somos liberales”, “o se está con la 4T o en contra”. Esta disyuntiva, además de traslapar equívocamente términos que definieron a los grupos oligárquicos enfrentados en el siglo XIX por divergentes proyectos de Estado-nación, deja fuera fuerzas políticas y visiones del mundo que han resistido a la explotación y dominación del capitalismo, en sus distintas etapas de acumulación. El grupo gobernante intenta negar la existencia en la vida nacional de las diversas corrientes de la izquierda que, desde hace más de un siglo, han contribuido denodadamente a buscar transformaciones estructurales, más allá de la mera alternancia de élites políticas, con el costo de innumerables muertes, desapariciones forzadas, torturas, cárceles y exilios de hombres y mujeres que se comprometieron con la causa de la “liberación nacional” y la “revolución socialista”, independientemente de sus significados para unos y otras. 21
También, se ignoran los reclamos, denuncias y declaraciones de la amplia y representativa franja que abajo y a la izquierda convergen con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el Congreso Nacional Indígena y el Concejo Indígena de Gobierno, así como no son tomadas en cuenta las posiciones críticas de movimientos y organizaciones con anclajes en territorios comunitarios en los que se implantan los megaproyectos, ni las protestas fundadas de la sociedad civil ante la militarización en marcha, la violencia cotidiana del crimen organizado, los feminicidios, la brutalidad policiaca, o ante los recortes injustificablesen el ámbito de la cultura y la defensa del patrimonio cultural (INBA-INAH, entre otros), que se han visto seriamente afectados en sus funciones sustantivas. La pretensión de invisibilizar a las izquierdas o infamarlas públicamente llega al entorno del gabinete presidencial. El secretario de la Semarnat, Víctor Toledo, califica las posiciones políticas del EZLN como “extremas y trasnochadas” y “conjunto de leperadas”, denostaciones que revelan la intolerancia de voceros de la 4T ante la crítica y, en particular, el trato despectivo hacia un movimiento de alcances y significados históricos, como el de los mayas zapatistas, que, desde hace algunos años, advertían sobre la “tormenta“ que se avecinaba, y que, precisamente, en su último comunicado, del 16 de marzo de este año, en el que hicieron público el cierre de los caracoles y Centros de Resistencia y Rebeldía por el Covid-19, llaman: “a no dejar caer la lucha contra la violencia feminicida, a continuar la lucha en defensa del territorio y la Madre Tierra, a mantener la lucha por l@s desaparecid@s, asesinad@s y encarcelad@, y a levantar bien alto la bandera de la lucha por la humanidad (…) Llamamos a no perder el contacto humano, sino a cambiar temporalmente las formas para sabernos compañeras, compañeros, compañeroas, hermanas, hermanos, hermanoas. La palabra y el oído, con el corazón, tienen muchos caminos, muchos modos, muchos calendarios y muchas geografías para encontrarse. Y esta lucha por la vida puede ser uno de ellos.” Los movimientos de los pueblos indígenas, en particular, que se originan en las profundidades de la tierra, se niegan a aceptar y apoyar una trasformación basada en megaproyectos que, en plena emergencia sanitaria, se ponen en marcha, y pese a las numerosas 22
denuncias, declaraciones, llamamientos, cartas abiertas, trabajos de investigación, opinión de expertos, recomendaciones de organismos internacionales, recursos jurídicos, manifestaciones de protesta, etcétera, inadvertidos por el gobierno de la 4T. A partir de conceptos etnocéntricos de “progreso y desarrollo“ se fuerzan los megaproyectos a sujetos considerados, como antaño, agentes pasivos de la acción del Estado, sin reconocer sus aportaciones a un proyecto de nación y sociedad que surja de un poder constituyente de los pueblos. Si de transformaciones se trata, los pueblos originarios aportan el sentido colectivista de sus estructuras sociopolíticas y culturales; cuentan con una estrategia como sujeto sociopolítico, la autonomía, para resistir la recolonización capitalista, desde una perspectiva de clase y género, igualitaria y emancipadora, que se expresa en el “mandar obedeciendo“, los siete principios y la Ley Revolucionaria de las Mujeres del EZLN. Una estrategia que establece una relación de respeto a la Madre Tierra y de responsabilidad colectiva hacia las generaciones que vienen. Los procesos autonómicos plantean un paso hacia un mundo pospandemia que evite la desaparición de la especie humana e, incluso, de la vida en la Tierra. Pero estos no parecen ser temas que interesen ni a “liberales“ ni a “conservadores“.
Violencia y desaparición no están en cuarentena
R. Aída Hernández Castillo* - La Jornada -Jueves 11 de junio de 2020 En días pasados la titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV ), Mara Gómez Pérez, emitió un comunicado y dio varias entrevistas a medios de prensa, advirtiendo sobre los peligros de que las medidas de austeridad frenen las actividades esenciales de ese organismo y dejen a más de 7 mil 200 familias afectadas por la violencia y desapariciones sin apoyo y sin asesoría legal y sicológica. Aún existe mucha incertidumbre sobre los recortes reales que habrá en esa institución, pero el “llamado de auxilio” de la comisionada ha mostrado la vulnerabilidad de ese sistema 23
y la prioridad que tiene el apoyo a víctimas y los programas de resarcimiento en el presupuesto federal. Esto resulta especialmente preocupante considerando que la violencia y la desaparición siguen afectando a cientos de familias incluso en el marco de la pandemia. A casi dos meses y medio de iniciada la cuarentena y la campaña de “sana distancia” decretada por el gobierno federal ante la pandemia del Covid-19, la información sobre desapariciones de personas en distintas regiones del país y los hallazgos de fosas clandestinas no dejan de reportarse en las redes de los familiares de personas desaparecidas. Las organizaciones aglutinadas en el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México, no han parado su lucha, reuniéndose a través de medios digitales para promover el acuerdo por el que se prohíbe la incineración de cuerpos no identificados e identificados no reclamados fallecidos a consecuencia del Covid-19; reuniéndose con la Comisión Nacional de Búsqueda para discutir el proyecto de Protocolo Homologado para la Búsqueda de Personas Desaparecidas y No Localizadas, o saliendo con picos y palas en medio de la pandemia a recuperar cuerpos abandonados en fosas clandestinas. Durante las primeras semanas, los grupos de familiares hicieron eco a la campaña “Quédate en casa” y empezaron a organizarse para apoyar a las familias que se quedaron sin trabajo y sustento por el cierre de negocios o los despidos masivos. En una de estas campañas señalaban: “en tiempos del Covid-19, los familiares de personas desaparecidas te necesitan más que nunca. Recuerda que la mayoría de nuestros tesoros eran pilares en su hogar, hoy sin ellos, cualquier aportación es muy significativa para sus familias, en especie o en efectivo.” Las redes de solidaridad de estas grandes familias no consanguíneas se empezaron a movilizar. Sin embargo, en Sinaloa, fue imposible “Quedarse en casa” cuando el teléfono de Las Rastreadoras de El Fuerte, seguía sonando con llamadas de auxilio, reportando desapariciones y hallazgos de cuerpos en fosas clandestinas. Tan solo en el municipio de Ahome, esta organización ha documentado durante la pandemia la desaparición de 25 personas, entre ellas, el médico Óscar Roberto 24
Blanco Zavala, de 38 años, y ahijado de Mirna Medina, dirigente de Las Rastreadoras; dos semanas antes había desaparecido el joven Alejandro Bobadiña Orduño, de 31 años, y una semana después Aldo Obed Ramírez López, los nombres son muchos y cada uno representa una historia no contada por la prensa, una ausencia que duele, una incertidumbre que enferma. Lo que Zoraida García Castillo ha llamado “La pandemia de los desaparecidos” https:// adondevanlosdesaparecidos.org/2020/05/21/la-otra-emergenciaque-no-para-en-tiempos-de-covid-19/ ha convertido la búsqueda en una actividad esencial que obliga a las organizaciones de familiares a salir de sus casas y arriesgar su salud y sus vidas para acompañar a las madres, los padres, las esposas y hermanas desesperadas que buscan a sus desaparecidos. Cada caso reportado a la Comisión Nacional de Víctimas ha implicado el acompañamiento emocional de las familias, la asesoría legal para hacer la denuncia formal, ¿Cómo guardar la cuarentena cuando las familias necesitan urgentemente del acompañamiento? ¿Si no lo hacen ellas, quién lo hará? Se supone que oficialmente todas las actividades de seguridad pública, procuración e impartición de justicia, son consideradas como esenciales (publicado en el Diario Oficial de la Federación el 31 de marzo), sin embargo, la búsqueda de personas desaparecidas ha dejado de ser prioritaria ante la crisis sanitaria. Mientras tanto las fosas clandestinas continúan apareciendo: el 22 de mayo Las Rastreadoras encontraron dos fosas en Los Mochis, un día antes habían acompañado a las familias a recoger los cuerpos liberados por la fiscalía de dos jóvenes desaparecidos en marzo en el ejido Ohuira. El grupo de WhatsApp creado por Las Rastreadoras para informar a la prensa, da cuenta del ritmo acelerado con el que estas mujeres siguen “recuperando tesoros”: dos en un dren, otros más semienterrados en un ejido… tres fosas más a las que hay que regresar. No se trata de osamentas del pasado, sino de cuerpos recientes, de personas cuyas vidas fueron interrumpidas por una pandemia que no respeta cuarentenas. Los familiares de desaparecidos continúan siendo nuestra conciencia, nos recuerdan que la crisis sanitaria ha profundizado la crisis humanitaria en la que vivimos en México. Aún hay 38 mil cuerpos de personas que esperan ser identificadas, regresar con sus fami25
lias y tener una sepultura digna. Gracias a las presiones del Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México, desde el 20 de marzo pasado se firmó el acuerdo para la creación del Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense, pero su funcionamiento aún sigue pendiente. Paralelamente, miles de familiares de víctimas de masacres de migrantes como San Fernando y Cadereyta, y de desaparición forzada a todo lo largo y ancho de la nación, esperan que se cumplan los compromisos de verdad, justicia y reparación. Los recortes presupuestales a la CEAV serían una forma más de violencia burocrática contra los familiares de las víctimas. No podemos quedarnos indiferentes en la seguridad de nuestras casas, tenemos la responsabilidad ética de hacer eco a las voces y luchas de las familias. * Investigadora del Ciesas
La improbable renovación de las izquierdas institucionales
Raúl Zibechi - Desinformémonos - En Movimiento - 15 junio 2020 La oleada de manifestaciones de los últimos domingos en Brasil, exigiendo la salida del presidente Jair Bolsonaro, marcan una nueva etapa para los sectores populares organizados, que están saliendo de un extenso período dedefensiva. La configuración social y política de estas movilizaciones muetra cambios profundos en la realidad del país. Según todos los análisis y descripciones disponibles, las recientes manifestaciones contra el presidente son más numerosas que las de sus defensores, algo realmente inédito ya que Bolsonaro consigue movilizar grupos relativamente pequeños pero muy activos y agresivos. En algunas ciudades como Sao Paulo, el domingo 14 los bolsonaristas apenas consiguieron un centenar de personas en su convocatoria. La segunda cuestión es que la mayoría de los movilizados en el campo popular contra el racismo y el fascismo, son jóvenes negros 26
y, como señala un interesante análisis del sociólogo Rudá Ricci, en ciudades como Belo Horizonte asistieron además trabajadores de la limpieza urbana, de pequeños comercios como farmacias y panaderías, y habitantes de la periferia. “Son jóvenes, salieron a la calle porque salen todos los días. Y continuarán saliendo. Enfrentan a la Policía Militar desde hace tiempo, en sus barrios, en las favelas, en los partidos de fútbol. Conocen esta violencia institucional desde niños”, destaca el sociólogo (https://bit.ly/2C9VI60). Debería agregarse que están saliendo muchas mujeres jóvenes, a la par de los varones. La tercera cuestión es que las consignas son más radicales, muchas se esbozan por primera vez en las calles, visibilizando la cultura negra y popular de las periferias. La crítica radical al racismo va de la mano de la denuncia al autoritarismo del gobierno Bolsonaro. Atacan lo que consideran como “racismo estructural”, que arranca en la esclavitud y se perpetúa desde hace cinco siglos, y no se resuelve con “cuotas de color” para el ingreso a las universidades. Enarbolan un antirracismo que es a la vez anticapitalista y, cuando aparecen las mujeres negras, anti-patriarcal. A mi modo de ver, este es un punto central de lo que viene sucediendo en Brasil, que representa un quiebre con el pasado inmediato, cuando el sector activo de la población negra se identificaba con el proyecto de Lula y del Partido de los Trabajadores (PT). La cuarta cuestión es la decisiva. El sociólogo Ricci, que no es ni radical ni autonomista sino que fue activo militante del PT e investigador en el movimiento sindical, señala: “¿Qué pasa con la izquierda tradicional? ¿Cómo viene actuando?”. Se responde: “Con cobardía extrema. Se trata de una izquierda desconectada del mundo real, enfocada en los valores de la época del lulismo”. En efecto, en las manifestaciones participaron de forma destacada las hinchadas organizadas de los equipos de fútbol agrupadas en la asociación ANATORG (https://anatorg.com.br) y el grupo Somos Democracia, además del Frente Povo Sem Medo, el MTST (Movimiento de Trabajadores sin Hogar) y el CMP (Central de Mo27
vimientos Populares), todos identificables como izquierda radical. Están irrumpiendo también nuevas organizaciones de abajo, como el Frente de Movilización de la Maré, el mayor complejo de favelas de Rio de Janeiro con 120 mil habitantes en 16 barrios, creado por comunicadores populares jóvenes al comienzo de la pandemia. La izquierda institucional desertó de las calles por pequeños cálculos electorales, a la que la población negra organizada denomina “izquierda blanca de clase media”, llegando en algunas ciudades como Belém a llamar a no acompañar las manifestaciones. Una izquierda que se limita a hacer “un juego estético” de peticiones online por whatsap, con poca o ninguna práctica incisiva en el mundo real. Las dos conclusiones más importantes del breve análisis de Ricci, quien participó en las decisivas jornadas de Junio 2013, abordan tanto el repliegue de esa izquierda como la renovación en marcha. Los cinco partidos de izquierda (PT, PCdoB, PSB, PSOL y PDT), cuentan con una quinta parte de los concejales y alcaldes de Brasil, lo que define como “un ejército político”. De ahí procede su temor y su cobardía, como atestigua la historia mundialde la izquierda, cuando se la traga el juego institucional. Por eso, la renovación de las izquierda vendrá de abajo y, aunque no hay nada seguro, serán personas y colectivas“más curtidas por la vida, menos clase media, menos blancas y menos masculinas”.
La Post-pandemia y el capitalismo que viene
Marcos Roitman Rosenmann - La Jornada - Domingo 14 de junio La versatilidad del capitalismo no tiene límite, salvo la extinción de la especie y el colapso del planeta. Pero mientras esto sucede, sus cambios se aceleran en busca de una mayor tasa de explotación e incremento de beneficios. Si la lucha por la apropiación del plusvalor es una de las características de la contradicción capital-trabajo, hoy nos enfrentamos a una reinvención de las formas de dominación, enajenación del excedente y construcción de hege28
monía. El capitalismo digital se pone al día utilizando las nuevas tecnologías bajo la pandemia del Covid-19. Si hacemos historia, es un proceso similar al sufrido por el capitalismo histórico entre los siglos XVI y XVIII, donde la proto-industrialización y los descubrimientos científicos aceleraron el proceso de acumulación de capital y la revolución industrial. Sus fases van desde el capitalismo colonial, la esclavitud hasta el imperialismo y la consolidación de la dependencia industrial, tecnológica y financiera. Sin embargo, su evolución ha tenido reveses. Los proyectos emancipadores anticapitalistas han trastocado sus planes, aunque sea de forma momentánea. Las luchas de resistencia, los procesos revolucionarios y los movimientos populares han alterado su itinerario, obligándolo a retroceder. El siglo XX ha dejado una huella difícil de borrar en su desarrollo. Fueron dos guerras mundiales, seguido del holocausto nuclear no exento de conspiraciones, golpes de estado y procesos desestabilizadores cuyos efectos los reconocemos en un crecimiento exponencial de la desigualdad, el hambre, la miseria y la sobrexplotación de un tercio de la población mundial. En este recorrido, el fascismo, eje de la modernidad, se proyecta en el siglo XXI. El neoliberalismo asume sus principios y los gobernantes adoptan sus proclamas bajo un llamado a la xenofobia, el racismo y el discurso anticomunista. Como señaló George Mosse en su ensayo La nacionalización de las masas, Hitler y el nazismo se explican bajo un simbolismo, una liturgia y una estética que atrapó a la población bajo el culto al pueblo. “Una nueva política que atrajo no sólo a los nacionalsocialistas, también a miembros de otros movimientos que encontraban su estilo atractivo y útil para sus propios propósitos”. Léase Trump, Bolsonaro, Piñera o Duque. En pleno siglo XXI, asistimos a tiempos convulsos. El capitalismo busca su reacomodo. Hacer frente a los problemas de organización, costos de explotación y reajustar la función del gobierno en la gestión privada de lo público. Igualmente debe pensar en una nueva división internacional de los mercados, la producción y el consumo. La digitalización, el big-data, la robotización y las tecnociencias se subsumen para responder a las lógicas del capital. Asimismo, la dinámica de la complejidad aplicada al proceso productivo fija pautas en la especialización flexible, la deslocalización y el proceso de toma de decisiones. La realidad aumentada 29
acelera la concentración de las decisiones y el acceso inmediato a los datos modifica las lógicas de un poder que se hace más arbitrario, violento y omnímodo. El traslado del mando real del proceso de decisiones a una zona gris, de difícil acceso, facilita eludir las responsabilidades políticas o bien las oculta bajo el manto de la post-verdad o las mentiras en red. La transición del capitalismo analógico al digital es ya una realidad. Algunos ejemplos nos dan pistas. Basta ver el mensaje lanzado por Inditex en España. El dueño de Zara, benefactor de la sanidad pública, hará desaparecer más de mil 200 tiendas en todo el mundo, bajo la necesidad de estar en sincronía con las nuevas formas de compra-venta on line. Así, realizará una inversión de mil millones de euros en su reconversión digital en dos años (2020-2022), destinando mil 700 millones para trasformar sus locales al concepto de tienda integrada. Un servicio permanente al cliente allá donde se encuentre. En otras palabras, tendrá en su dispositivo portátil una aplicación de Zara. En esta versión digital del capitalismo, otro de los cambios que llega para quedarse es el “teletrabajo” o trabajo en casa. Una vuelta de tuerca a la sobrexplotación. Los horarios, la disciplina y el control lo ejerce el trabajador sobre sí, lo cual supone un elevado nivel de estrés y jornadas ilimitadas. En cuanto a la educación, sólo en las universidades se baraja la idea de articular clases en las aulas con lecciones virtuales. Las lecciones presenciales irán perdiendo peso, hasta desdibujar el sentido que las vio nacer, forjar ciudadanía y aprender el valor de la crítica colectiva. La universidad se reducirá a expedir títulos donde el aprendizaje muta en autodidactismo. El capitalismo post-pandemia acelera el cambio del mundo cotidiano. Las firmas digitales, las videoconferencias, el control biométrico, los diagnósticos por ordenador, son algunos de los cambios que terminarán generando una modificación antropobiológica del ser humano. Y tal vez en este sentido, la lenta sustitución del dinero en efectivo, por el pago con tarjetas será fuente no sólo de mayor control social y poder de la banca, supondrá una mayor exclusión social. Quiénes tendrán y quiénes no tendrán tarjetas de crédito o débito. Suecia anuncia que el papel moneda se extinguirá dentro de la siguiente década. Más pobres, más esclavos de los bancos. Ese es el futuro incierto del capitalismo que viene tras la pandemia. 30
Carta de un indio remiso Lukas Avendaño* - 15 junio 2020
El artista reflexiona sobre su condición de muxe a partir de la influencia que tuvo en él la teología de la liberación, promovida por el obispo Don Arturo Lona en la Diócesis de Tehuantepec, al sureste de México. Cuando era un joven estudiante y participaba en las comunidades eclesiales de base en el contexto zapoteca aprendió a reconciliar su muxeidad con una espiritualidad de la vida. En el Istmo de Tehuantepec, la calidad muxe contrasta con ser muxe fuera de la región. En el istmo se es muxe, un gesto cultural distintivo de la milenaria cultura zaa (zapoteca/binni zaa/ zaa). Fuera del istmo, ser muxe significa ser puto u homosexual. Algunos saberes locales afirman que lo muxe ha existido o coexistido ancestralmente en la cultura zaa. Pero cuando uno pregunta desde cuándo existe lo muxe unos responden: “Desde que Eva y Adán comieron la manzana, y fueron expulsados del paraíso se torció el mundo”. Otros contarán que existe desde que San Vicente Ferrer (13501419), el santo patrono dominico de Juchitán, “andaba repartiendo putos por el mundo, se le rompió la bolsa donde los traía y los multiplicaron”. Algunos más responderán: “Desde quién sabe cuándo”. Las dos primeras formas de explicar el origen de la muxeidad ubican la existencia de lo muxe en una temporalidad. En la versión de Eva y Adán, lo muxe existe desde que se torció el mundo: la expresión “torció” (según la Real Academia Española, “desviar(se) de la posición o trayectoria habituales”) los hace ver como imperfectos, tocados por el pecado y desaprobados por Dios a consecuencia de la desobediencia. En la segunda, se narra su surgimiento en el siglo XV con San Vicente Ferrer. Ambas expresiones apelan a relatos cristianos, lo que por default le quita validez a la premisa de que la muxeidad es una expresión legítimamente zaa ya que las dota de una temporalidad occidental, remitiéndolas a un contexto inexistente en la cosmovisión zaa. De modo diferente, en la expresión “desde quién sabe cuándo”, cabe la posibilidad de la existencia de la muxeidad desde tiempos anteriores al contacto con los peninsulares. Para comprender esta diferencia propongo dos hipótesis: 31
1. La Gracia. En las comunidades zapotecas o con ascendencia zaa suele decirse “¡ni gracia contigo!” como forma de desaprobación. O se dice “¡pero gracia tiene!” como aprobación, reconociendo alguna habilidad en la persona para expresiones estéticas como crear adornos florales, danzar, diseñar textiles, hablar, caminar, maquillarse o contar chistes con humor. Esta gracia acompaña lo muxe y los define como seres de gracia, que incluye la oralidad: anécdotas, chistes y cuentos, o el simple hecho de hablar que se hace con gracia. La gracia existe en ellos. 2. La Guenda. Entre los hablantes del didxazaa (zapoteco) existe una palabra que es sustituida por la palabra en castellano “gracia” y es “guenda”, es decir, el “ser” (el espíritu de origen, de la fuente, raíces, tótem, nagual, alma, don, facultad, virtud, talento mágico, prístino, originario, primitivo, identidad, mente, cerebro), relativo a la herencia cultural. Todas las cosas poseen su guenda, incluso las palabras están dotadas de guenda. ¿Se trata de una traducción del nagual y del tonal mesoamericano? “Existe una conexión de la muxeidad con la cultura zaa desde tiempos precolombinos.” Entonces, si el guenda es el ser, es también la energía creadora. Y cuando se asocia con la muxeidad podemos decir que existe una conexión de la muxeidad con la cultura zaa desde tiempos precolombinos. Así, tenemos en el guenda los primeros vestigios de la existencia muxe en la cultura zaa, cuando menos desde el periodo posclásico zapoteca. Si bien el guenda nos ayuda a entender por qué se asocia al “ser muxe” con la gracia, es importante hacer un ejercicio de larga duración, siguiendo a Fernand Braudel, cuando dice que lo que más tarda en cambiar de las sociedades son “las mentalidades” porque se encuentran atravesadas por la coyuntura, el acontecimiento y la larga duración. Podemos decir entonces que tanto el guenda como la gracia encuentran su explicación en la larga duración. La muxeidad como práctica subversiva Lo muxe existe en la medida en que es un “hecho social total”. Por ello, no conviene hablar de lo muxe, sino de la muxeidad. Habría 32
que considerar muchas variables que no solo incumben a lo muxe, sino también a las masculinidades, a la feminidad y al rito de paso del “desvirgamiento”, al erotismo y a la sensualidad por la vida en el sentido más amplio. A los ojos de los dxu (es decir, los otros, en referencia a los forasteros), los muxes somos una sociedad matriarcal, zoofílica, pedofílica y bárbara porque degollamos toros, chivos y marranos; decapitamos gallinas; festejamos y exhibimos la sangre del desgarramiento del himen de las vírgenes; y porque somos permisivos y tolerante con los homosexuales. De existir un tercer género muxe, existiría inserto en el tejido sociocultural de la colectividad. La colectividad enuncia, visibiliza y nombra, dando existencia real o simbólica. Los muxes aportan el capital social, económico o simbólico que se recapitaliza en la medida en que se encuentran insertos en las prácticas culturales de esa colectividad, cumpliendo con los compromisos y participando en las dinámicas internas. Este “tercer género” se construye solamente en la participación cotidiana de todas las esferas públicas y privadas: eso significa ser comunidad. “Una cualidad del ser muxe es la vocación de servicio para la comunidad.” En la lógica del capitalismo nadie tiene otra forma de ser, sino compitiendo y comparándose con las y los otros. Y ya que en el capitalismo la tradición no es un valor a intercambiar o que genere dinero, tampoco es un bien de cambio que genere plusvalía. Por lo tanto, nuestras tradiciones quedan fuera de la competencia porque ningún muxe dirá que es el mejor rezador del barrio o que adorna más bonito al santo o a la virgen para su fiesta. Ellos solo se esmeran como un gesto instintivo y empírico por su carácter de guenda y gracia. Una cualidad del “ser muxe” es la vocación de servicio para la comunidad. Una manifestación muxe fuera del contexto, ¿realmente está generando comunidad y colectividad? ¿Fortalece el tejido social sobre el que se inaugura y configura? ¿O es una estrategia queer para irrumpir en las subjetividades hegemónicas? Tratándose de personas con “don” o guenda, si buscaran usarlo para la pretensión podrían llegar a perderlo: el guenda te abandona, entre más grande es el deseo de competir, mayor es la posibilidad 33
de perder el “don”. El muxe no se mueve por ser el mejor, lo mueve su guenda como gracia, lo mueve su deseo de servir, de cumplir con sus compromisos y sus promesas. De ahí el espíritu del desapego, del ofrendar, de repartir sus bienes reales o simbólicos, de acumular para después derrochar, como el potlatch entre los Kwakiutl. Esta manifestación de ofrecerse u ofrendarse para ayudar y servir es lo que le da al muxe reconocimiento social, respeto y lugar dentro de la estructura social. Porque tienen guenda y gracia y no porque sean los mejores. Entonces qué es la muxeidad Es una forma de vida circunscrita a un espacio geográfico en la región del Istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca, que está latente en las sociedades con “estilo étnico” zapoteca. Fuera del Istmo de Tehuantepec, muxeidad es “poligamia”, “incesto” y “estupro”: se utiliza para describir lo irracional, la superstición, las creencias, las idolatrías, la sodomía y el pecado nefando que habita en un “asqueroso” cuerpo homosexual. Esa muxeidad es “protagonizada” por personas que nacen con pene y testículos, pero viven su cotidianidad asumiendo roles culturales que para la hetereonorma son considerados de “no de varones”. La muxeidad es también una poética de la vida, una subjetividad de asumir y vivir los cuerpos de forma menos ortodoxa, que contrasta con la escrupulosa mirada de la heteronormatividad. Por otro lado, es una economía galopante y generadora de excedentes capaces de ser las y los proveedores del núcleo familiar, generosa con los sobrinos y con sus padres, practicada desde la guelaguetza, la guendaliza, el tequio y lo común. “La muxeidad es también una poética de la vida, una subjetividad de asumir y vivir los cuerpos de forma menos ortodoxa” Muxeidad es una estética que se refleja en la forma y maneras de adornar los espacios festivos. Muxeidad es una manera deliberada, abierta y franca de cuestionar y falsear algunas enunciaciones patriarcales como “criterios de verdad”. 34
Muxeidad es un baluarte celoso de la religiosidad sincrética y de la desnudez de los santos y las vírgenes. Muxeidad es la mano en la que se apoyan los padres y madres en su senectud. Muxeidad es una manera de iniciarse y descubrirse en el ejercicio de la sexualidad sin miedos, sin culpas, sin remordimientos y sin pecados concebidos.
Muxeidad es una manera de contradecir el libro de Levítico 20:13: “Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre”. Muxeidad es la ruptura del paradigma judeocristiano de la sexualidad, de la propiedad privada del cuerpo, de la familia heteronormativa y de la monogamia. Muxeidad es una posibilidad de enamorarse y ser feliz, aunque tu amante solo pase por tu casa. Muxeidad es ser autosuficiente económicamente y tener una cama que ocasionalmente se entibia por un amante casual.
Muxeidad es ser el coreógrafo de los cumpleños de 15 de las mujeres del barrio. Muxeidad es ser entrenado como macho alfa, aunque el lomo plateado sea esmalte en las uñas y el pelo en el pecho las extensiones o plumas en la cabeza. Muxeidad es una vasija mesoamericana que no se convirtió en tepalcate.
Muxeidad es un códice que se salvó de las llamas del fuego eterno del infierno. Muxeidad es un significante polisémico.
Muxeidad es un alfabeto y muxe un fonema.
Muxeidad es la manera de una colectividad de asumir valores, formas y ritmos propios.
Lukas Avendaño es muxe, antropólogo y performer. Su figura fue conocida internacionalmente a través del corto documental “La utopía de la mariposa”, que narra su lucha por encontrar a su hermano menor, Bruno, desaparecido el 10 de mayo de 2018. 35