CAMINOS DE LA AUTONOMÍA BAJO LA TORMENTA 19 de agosto de 2020
1
Foto: María Fernanda Ruiz - Pie de Página
Me siguen cuidando mis amigas, no la policía Celia Guerrero - Pie de Página - Igualada - 11 agosto, 2020
El número de carpetas de investigación por delitos sexuales cometidos por policías en Ciudad de México aumenta. La demanda de alto a la violencia institucional machista no ha caducado. La convocatoria a manifestarse será desde lo virtual, el 16 de agosto, para reflexión lo que significó el punto de inflexión de hace un año en los movimientos de mujeres en el país Hace un año esta Igualada reflexionaba sobre lo que se desató tras las denuncias por violaciones a dos adolescentes y una mujer, quienes señalaron como sus agresores a hombres miembros de la policía de Ciudad de México. Esos casos solo se viralizaron después de las varias manifestaciones feministas que repudiaron los hechos, y a su vez desataron discusiones centradas en la forma en la que se dieron las protestas. Mientras, el tema de fondo: la violencia institucional —principalmente violencia sexual—, en contra de las mujeres, solía quedar en segundo plano. Por eso aquella Igualada de 2019 pedía poner el foco en el hecho que provocó el hastío y las protestas: tres presuntas violaciones a mujeres por parte de policías en un mes en la capital del país. Esas denuncias eran tan solo la punta de una problemática de impunidad y abuso de poder a nivel nacional de la que las mujeres —dijimos, entonces— ya habíamos soportado suficiente. Después de aquella vorágine, de la diamantina, la rabia y el fuego, las manifestaciones feministas por múltiples razones y en todo el país se fortalecieron, no pararon, y culminaron en un 8 de marzo de 2020 histórico para las mujeres de México, opacado por la declaratoria de pandemia por el coronavirus que vino poco después. A diferencia de las protestas, sin embargo, ni la pandemia ni el confinamiento social han parado las agresiones por parte de quienes deberían cuidarnos. Desde las manifestaciones en las que se acuñaron las consignas “No me cuidan, me violan”, “Me cuidan mis 3
amigas, no la policía”, “Exigir justicia no es provocación”; mes con mes el número total de carpetas de investigación por delitos sexuales cometidos por elementos de la policía de CDMX aumenta. Lo sabemos porque esos datos ahora se vacían en informes públicos, gracias a la presión social de las mujeres que se manifestaron, muchas de ellas jóvenes estigmatizadas por rayar paredes y romper cosas, a quienes les dijeron: “no son las formas” los mismos que hoy celebran la golpiza de un grupo de hombres a un ratero en el Estado de México como si se tratara de un acto legítimo de justicia. Así es, cñores que se ofenden porque escribo cñores, gracias a esas mujeres que participaron en las varias protestas de hace un año ahora sabemos que el total de carpetas iniciadas en Ciudad de México, desde diciembre de 2018 a junio de 2020, es de 252 denuncias por delitos sexuales, en donde el imputado es un miembro de instituciones policiales. Va de nuevo, pa’ que la cachen: en promedio, 14 denuncias de agresiones sexuales por mes de personas cuyo deber es cuidar y proteger a las ciudadanas y ciudadanos. Nosotras que pensábamos habíamos llegado al límite de lo soportable, ahora podemos conocer que para finales de diciembre de 2019, en CDMX había 159 de estas carpetas; pero en enero se sumaron 19; en febrero, 18; en marzo, 24; que incluso durante el periodo de confinamiento, en abril hubo 13 más; en mayo, 12; y en junio, siete. Ahora que las varias crisis intensificadas por la pandemia muestran de forma tan evidente que en México el Estado es incapaz de proveer a la población en general de lo más elemental, seguridad, justicia, servicios de salud y educación pública; recordemos esas protestas de mujeres hartas, a las que llamaron provocadoras porque no tuvieron miedo de ridiculizar a funcionarios ineptos ni de romper y quemar los símbolos de instituciones obsoletas. Hoy, cuando aún persiste en el mármol del ángel de la independencia la leyenda “México feminicida”, la convocatoria a manifestarse será desde lo virtual, el próximo 16 de agosto, para reflexión lo que significó ese punto de inflexión en la historia de los movimientos 4
de mujeres en el país. La vigencia de la demanda principal no ha caducado, al contrario, en medio de tremenda crisis social se torna más urgente: alto a la violencia institucional machista.
Después de la rabia y la pandemia, ¿hacia dónde va el movimiento de mujeres? María Fernanda Ruiz - Pié de Página - 17 agosto, 2020
Se cumplió un año de la emblemática protesta del glitter y decenas de mujeres decidieron salir del encierro de los últimos meses para recordarlo. ¿Qué sigue? Seis activistas, estudiantes y periodistas que han estado activas en el movimiento feminista nos comparten sus reflexiones Era agosto del 2019 y dos denuncias de abuso sexual policíaco en la capital del país encendieron la rabia. Muchas mujeres salieron a las calles, le lanzaron diamantina rosa al exjefe de la policía, Jesús Horta — hoy tiene una orden de aprehensión por el delito de desvío de recursos y compras irregulares—, incendiaron una estación de policía y una estación del Metrobús, pintaron el monumento emblemático de la Ciudad de México: La Victoria Alada de la Independencia. El feminismo y las violencias machistas se volvieron presentes en las discusiones públicas; el movimiento creció sin freno hasta la protesta histórica del 8 y 9 de marzo de 2020. Primero llenaron las calles y luego las vaciaron. Después, la pandemia de covid-19, que ha dejado más de 770 mil personas fallecidas y una crisis económica sin precedente en los últimos cien años, nos obligó a quedarnos en casa. Pero el movimiento no desapareció. Seis mujeres que, desde distintos frentes, participan en el movimiento feminista, nos compartieron sus reflexiones en torno a estas preguntas: ¿Qué cambios ha tenido meses el movimiento feminista? ¿Hacia dónde van los feminismos mexicanos? ¿Cuáles han sido los apren5
dizajes que ha dejado el movimiento y cuáles son las fallas que tiene que corregir? ¿Cómo impacta la pandemia? ¿Qué sigue debiéndole el Estado a las mujeres? ¿Qué momento de las protestas te movió las entrañas? La cuarta ola feminista Ver la furia de las anarcofeministas el 8M asombró a la periodista Laura Castellanos. Siguió a un grupo de ellas durante esta protesta histórica y escuchó a su lado como las mujeres corearon “¡Fuimos todas!” mientras realizaban destrozos en la calle de Madero: “En el último año hemos visto el surgimiento de la cuarta ola feminista en México y su principal detonante han sido las violencias machistas: los feminicidios, las desapariciones contra niñas y mujeres, la negación al derecho al aborto libre y seguro. De agosto de 2019 a marzo de 2020 en el país vivimos la espiral más combativa de las luchas de las mujeres en la historia mexicana, principalmente a través de protestas en los espacios públicos y en planteles escolares, así como la toma de estos contra el acoso escolar. Su clímax fue la marcha del 8 de marzo de 2020, siendo la más multitudinaria en la historia del país, y el paro de labores del 9 de marzo, de carácter inédito. Desafortunadamente luego vino la pandemia y, con ello, menguó la potencia de esa espiral combativa”, cuenta la periodista. Laura Castellanos, periodista con una larga trayectoria en comunicar con perspectiva de género, observa que la pandemia puso al movimiento en una encrucijada: “Por un lado, mermó su fuerza e inmovilizó las protestas, por el otro, aumentó las violencias machistas contra las mujeres por razones de confinamiento”. A pesar de esto estos meses ha observado sororidad: “Claro que ha habido respuestas sororas desde el amplio movimiento de mujeres más la tormenta aún no termina. Pero la respuesta multitudinaria que recién tuvo la manifestación en la Glorieta Insurgentes, me hace avizorar que resurgirá la combatividad antes expresada”. Este domingo, un grupo de mujeres jóvenes marcharon de la Victoria Alada (no le llaman Ángel de a Independencia, como la mayoría de 6
la gente en México, para reivindicar la mirada de género) a la Antimonumenta, en conmemoración de las marchas de agosto del 2019. En la Glorieta de Insurgentes intervinieron una estatua con acción directa y cantaron al unísono Canción sin miedo de Vivir Quintanar, melodía que se ha vuelto casi un himno del movimiento. Para Castellanos fue un síntoma de que, a pesar de la pandemia, la combatividad de las marchas anteriores resurgirá. Castellanos ve en el futuro de los feminismos de la cuarta ola “un proceso expansivo y de radicalización, con una mayor presencia indígena y afrodescendiente”. Y mira en la organización un potencializador: “Los feminismos han mostrado una potencia histórica y asombrosa en el último año. Me sorprendente la multiplicidad de expresiones, posicionamientos, orígenes, y lugares del país donde ha brotado. Uno de sus desafíos es pasar de la protesta a la organización. Otro es trascender sus diferencias, grillas, y las pugnas en las redes sociales, para fortalecer la lucha por las causas comunes. Y no olvidar, como dice Laura Rita Segato, que el enemigo común es el orden patriarcal” Las redes que tejieron «Los momentos que más me han pegado (de las protestas feministas) los viví en Neza. Cuanto pusieron la Antimonumenta. Estábamos esperando y las familias reunieron fruta y agua y nos las empezaron a repartir. En el 8M las mamás que buscan a sus desaparecidas empezaron con rituales y rezos; Mostraron la búsqueda de justicia desde el amor y los cuidados; Las acciones intimas son las que más me han impactado», cuenta una de las integrantes del colectivo de Mujeres Organizadas de la Facultad de Filosofía y Letras ( MOFFyL) Las Mujeres Organizadas mantuvieron un paro separatista, junto a otras facultades de su universidad, durante varios meses del 2019, hasta que se declaró la emergencia en México por el nuevo Coronavirus. Su red de paros son únicos en la historia. «Tuvimos mucho apoyo por parte de mujeres que tuvieron el antecedente de la protesta de hace un año. Esa fuerza que se vio en esa ocasión pudo hacer que conectaramos con otras» cuenta una la parista. 7
Dejar el paro es un luto al que se enfrentaron durante esta pandemia pero encontraron formas de seguir la lucha a la distancia: «Me parece muy importante que en estos meses, que hemos estado alejadas físicamente, aún así contamos con esas redes que hicimos, ¿cómo hacer que esas redes no desaparezcan?» «Nosotras salimos de un proceso muy fuerte, nos costó mucho trabajo volver a retomar nuestras vidas fuera de la toma. Con la pandemia el movimiento relacionó la violencia de género con otros temas, como con la precariedad. Las redes nos han ayudado a empezar a ver a esos lados» Cuenta que aunque parece que no están tan activas sí lo han estado. Siguen en contacto con otros planteles, tienen diálogos y a pesar de no ser espacios públicos, son espacios para pensarse y pensar en conjunto. El separatismo en las protestas desencadenó una discusión entre diversos sectores feministas respecto a las comunidades trans. Hay un sector del feminismo que considera a las mujeres trans y a les trans parte de la lucha; hay otro sector que ni siquiera las considera mujeres. Este es un debate que ha generado divisiones entre el movimiento. Para la parista de «filos» los cambios, más que en las calles, los observa en las reflexiones, personales y colectivas: «No ha cambiado la forma de protestar pero sí la forma en la que una se posiciona y cómo se reflexiona desde su feminismo y su lucha. Quiero creer que va hacia una apertura al debate. Esa misma apertura va a permitir observar la diversidad de feminismos y luchas de mujeres que hay» Un camino para avanzar con la lucha, a pesar de las diferencias, lo ve en establecer metas a corto y largo plazo: «Hay cosas que hemos leído, hablado y debatido, pero a la vez es muy difícil bajarlos a algo más. Es un reto, y uno muy grande. De todo esto, ¿qué vamos a poder bajar en algo concreto?. Tiene que ver mucho desde dónde estamos luchando, pero también hacia donde queremos 8
ir. Teniendo esas dos cosas presentes (podemos) cuestionar qué tanto encuentro podemos tener en posiciones muy distintas» reflexiona. Como piedras de río A Lulú Barrera, editora general del medio feminista Luchadoras, le mueven los abrazos de mujeres encapuchadas en las marchas. Después de las protestas del glitter, el medio que fundó fue blanco de diversas violencias digitales. «Es cierto que hubo una gran oleada de odio en las redes sociales el año pasado. Una oleada que atacó a las mujeres, a colectivas feministas, que eran vocales durante las protestas. Pero después hubo un debate colectivo que puso en el ojo público la magnitud de la violencia y la magnitud de la falta de respuesta gubernamental que existe. Se logró colocar de manera muy poderosa que la violencia a las mujeres en México es intolerable y nada la justifica» señala. Para la feminista la actual deuda del Estado es la escucha: «Escuchar esa llamada de alerta. Los primeros movimientos feministas le apostaron a construir una estructura de Estado conformada por leyes, instituciones, presupuestos. Esos tres elementos son básicos para la igualdad de género. Hoy están siendo desmantelados. Tenemos un movimiento feminista joven, pujante en redes y calles, y tenemos un gobierno y un presidente que no le da prioridad a la vida de las mujeres ni en su discurso, ni en sus decisiones, ni en su visión de lo que es el desarrollo de este país». A un año de las manifestaciones de agosto del 2019, Barrera reflexiona sobre el movimiento: «Los feminismos en México están en un momento de definición muy importante en el que ser feminista no requiere que vengas de la academia, sino que tengas una vida atravesada por la violencia. Se ha perdido el estigma contra el feminismo. La marcha del 8M fue la primera marcha feminista a la que fueron muchas mujeres, no sólo jóvenes, de cuarenta o cincuenta años, que nunca habían ido a marchar justo por el estigma que había en contra de las movilizaciones de mujeres, no recientes, desde su generación. El feminismo ha roto el pacto patriarcal siempre ha sido de las mujeres «malas». 9
Ve que los feminismos mexicanos los están redefiniendo jóvenes porque lo toman en primera persona, no tienen miedo, sienten con seguridad que les toca ser libres y no quieren postergar la libertad. Tampoco esperan que el cambio vendrá del gobierno, lo están buscando con mano propia y lo harán posible. Cuenta que el gran logro de los feminismos históricos ha sido cambiar la estructura del Estado pero que eso, incluyendo capacitar a funcionarios y funcionarias, no transforma mentalidades. Y eso sí lo están logrando las jóvenes: «La oleada feminista actual, como está logrando posicionarse en espacios de opinión que pertenecen a las personas: las conversaciones en la familia, la conversación en Twitter, las personas que van platicando en el metro, las escuelas entre las niñas, van a lograr una mayor transformación de consciencia cultural» Aunque pareciera que la pandemia detuvo al movimiento, Barrera cree que no hay forma de que algo lo frene: «Es como piedras de río. En el sentido de que tú arrojas una piedra al río y hay eco, hay reverberación. Lo que pasa desde el 24 A en el 2016, con toda la movilización entorno al hashtag de “mi primer acoso”, el MeToo, con las marchas, con el 8M y el 9M, es que son olas de reverberación que no se pueden parar y cuyo capital organizativo, las vidas que han sido tocadas, las mujeres que se han conocido, va a seguir, con un potencial increíble,» comparte. El gran reto del movimiento lo ve en superar las discusiones que causan divisiones: «Una de las grandes fallas que tenemos hoy, y de los grandes retos, son las divisiones que pueden surgir de las diferentes formas de feminismos que se excluyen unos a otros. Toda la exclusión de las mujeres trans por parte de grupos feministas es una de las grandes debilidades que existen en algunos feminismos porque estamos regresando a pensar a las mujeres bajo una categoría esencialista, cuando lo primero que hace el feminismo histórico es decir: ‘no hay nada esencial en ser mujer, es una construcción social’. Las personas que excluyen a las mujeres trans del movimiento feminista les están volviendo a aplicar un examen biologicista y esencia10
lista de su identidad como mujeres, y están diciendo que ser mujer no es una elección cuando en realidad, nosotras como feministas luchamos porque la existencia de las mujeres sea una elección. Tenemos que lograr superar esta discusión en la que estamos es uno de los más grandes retos que veo que existen hoy». Seguir poniendo el dedo en la llaga “Soy una simple activista. Todo es espontáneo”, contesta la manifestante que este domingo caminó encapuchada, y con un distintivo paliacate rojo al cuello, desde la Victoria Alada hasta la Antimonumenta. Para ella el sentido de su anarcofeminismo es generar conciencia: “Este anarcofeminismo, no sabemos a dónde va, no hay dirigentes, somos autoconvocadas, la mayoría ni siquiera nos hemos visto sin capucha. ¿A dónde va? A seguir poniendo el dedo en la llaga para tocar la conciencia de la sociedad y de las autoridades, en la problemática de la misoginia institucional de este país” cuenta. —¿Qué han aprendido? —Nos hemos hermanado, acercado más y nos hemos hecho más conscientes y más valientes porque cada manifestación es poner el cuerpo en peligro. —¿Qué le debe el Estado a las mujeres? —No sólo el Estado le debe a las mujeres, la sociedad, nuestros padres, hermanos, amigos, maestros. La deuda hacia las mujeres es una deuda milenaria y desproporcionada. Otra de las manifestantes que estuvo presente este domingo comparte sus aprendizajes y deseos: «El feminismo está tomando mucho poder, puede que más mujeres se unan a la lucha. Esperamos que el gobierno nos tome en cuenta, que estamos enojadas», responde. Sus aprendizajes y fallas considera que son colectivas: «Aprendizaje: el cuidarnos entre mujeres. En fallas… hablando respecto al movimiento feminista… apoyar a más mujeres, llegar a más mujeres que todavía desconocen el movimiento feminista podría ser un gran cambio para nosotras» 11
Que se unan más las colectivas Araceli Buendía es voluntaria de la Brigada Humanitaria Marabunta. Ha cuidado las protestas feministas de agosto a agosto y ve una gran fuerza en ellas: “Es especial participar en estas manifestaciones, me da gusto que no tengan miedo, que puedan gritar como lo hacen, porque por lo menos deberíamos tener derecho a hacer catarsis. Las veo con mucha fuerza, creo que se va a lograr romper con muchos estereotipos machistas. Lo único que creo que hace falta es que se unan más los colectivos feministas porque de repente va cada quien va por lo suyo, por su lucha y no se unifica, creo que se unificaran avanzarían más rápido y sería más fuerte” expresa. Las deudas que cree que el Estado tiene con las mujeres las ve desde antes de las protestas: “Les debe quitar ese estigma de que son violentas nada más. Nosotros (Marabunta) decimos: cuando una persona decide salir a marchar es porque ya pasó por todo un proceso de denuncia en el que en lugar de ser escuchadas, las revictimizaron. Si desde el inicio, que se atreven a denunciar, se les diera solución, no llegaríamos a la manifestación, pero no hay. Esto es lo que les queda, aunque sea para hacer catarsis” ¿Cómo podría potencializarse el movimiento? Buendía cree que en la organización: “La planificación (en las marchas). Cuando termine, saber por donde vamos a salir, por donde vamos a caminar. Creo que es organización lo que hace falta para tener mejores resultados”. Este domingo, los agentes policíacos se apegaron al nuevo plan para marchas de la Ciudad de México presentado a principios de mes. Este año, la contención policiaca de las manifestaciones feministas fue más dura. Durante esta última manifestación se registraron lesiones, un traslado de ambulancia de una de ellas y varias crisis de ansiedad. Miguel Barrera, compañero de Araceli Buendía en la Brigada Marabunta, explicó que los policías operaron de manera violenta, no 12
se apegaron al protocolo, les robaron a las manifestantes y, a pesar de ser una protesta separatista, hubo hombres. «No sólo hombres, también mujeres, se burlan de la dignidad de las chavas. Parece que preparan a los elementos con una sola mirada y no pueden tener criterio. Siguen operando con todos sus códigos, prepotentes, burlones. Nos preocupa mucho porque las chicas seguirán acá y se sigue acrecentando esta mirada de que son enemigas. No puede ser eso, son ciudadanas que tienen razones fuertes. La policía tiene que trabajar desde abajo, con concientización. Esos oficiales que no sienten nada al patear a una mujer no puede estar acá (en las manifestaciones) porque si no, un día van a matar a alguien», denuncia Barrera.
A 500 años
Yásnaya Elena A. Gil - El Pais - 05 Jun 2020 El orden mundial colonial quedó racializado al estructurar una realidad que jerarquiza, por medios en extremo violentos, los cuerpos negros, indígenas o blancos “La llegada, hace 500 años, de los españoles a las actuales tierras mexicanas no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas”, decía el comunicado con el que el Gobierno español respondió a la carta que el jefe del Ejecutivo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, le había enviado para solicitar una disculpa a los pueblos originarios de México por “las violaciones a lo que ahora se conoce como derechos humanos y las matanzas en la llamada conquista”. Este incidente provocó una cascada de opiniones que revelan la necesidad en la opinión pública de analizar los hechos ocurridos hace 500 años precisamente a la luz de consideraciones contemporáneas. En un extremo caricaturizado del debate, se colocó la idea de que la conquista de México trajo civilización a la población salvaje que habitaba las tierras desde las que escribo, mientras que en el otro extremo se construyó un “nosotros” conquistado que fue 13
víctima en términos absolutos. Ambas posturas generan un efecto que actualiza y hace contemporáneo el debate: la creencia de que México, y también España, existían hace 500 años. En una versión maniquea del debate, son dos los países que se enfrentan en la interpretación antagónica de los hechos ocurridos durante la conquista. La sombra de dos Estados-nación actuales se proyecta sobre el pasado y trae los hechos ocurridos en esa época hacia el tiempo presente simplificándolos en extremo. La construcción de dos “nosotros” antagónicos, México y España, genera efectos interesantes en la arena pública. En este debate nos estorba el nacionalismo. Por un lado, muchas voces leyeron la petición a la Corona española como una afrenta a la población de España actual, y, por otro lado, genera una falsa equivalencia entre México y los pueblos indígenas que quedaron encapsulados dentro del Estado mexicano. Es por esto último que parece absurdamente natural que sea el jefe del Estado mexicano quien solicite el perdón para los pueblos indígenas. Ser un pueblo indígena implica ocupar una posición política en la historia y los únicos rasgos que compartimos todos los pueblos indígenas de este continente es que sufrimos procesos de colonización europea y que, durante los procesos de conformación de los Estados nacionales actuales, no conformamos uno propio. Fuera de esto, y de lo que deriva, ninguna otra generalización es sostenible. Tanto el establecimiento del orden colonial europeo como la creación de los Estados actuales han configurado la realidad contemporánea de los pueblos indígenas y del mundo en general. Más allá de un proceso que concluyó con la caída de una ciudad específica, lo sucedido hace 500 años marcó el inicio del establecimiento de un orden mundial colonial que quedó racializado al estructurar una realidad que jerarquiza hasta ahora, por medios en extremo violentos, los cuerpos que en adelante serían negros, indígenas o blancos. Los Estados surgidos de los procesos de independencia fueron, más que la negación, la continuación de esa realidad. Reconocer la actualidad de los efectos del colonialismo y las violencias asociadas a su establecimiento es en verdad urgente. Comencemos. 14
Caminos de la Memoria
Marina Mejía - desinformemonos.org - 13 agosto 2020 Los estudiantes y la memoria Ser estudiante implica siempre una responsabilidad con uno mismo, pero también un compromiso con la sociedad, implica asumirse como parte de ésta, lo que a su vez conlleva múltiples tareas. Me encontraba a mitad de la carrera de Letras Clásicas cuando comenzaron a llegar a mi escuela compañeros y familiares de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa a contarnos lo sucedido el 26 de septiembre de 2014. De inmediato me sentí muy cercana a ellos, como si fuesen mis propios compañeros a quienes estaban buscando, incluso llegué a sentir por un momento como si fuesen mis padres quienes estaban ahí pidiendo ayuda para encontrarme. Si ya desde antes simpatizaba con el proyecto Huellas de la Memoria, el caso Ayotzinapa fue determinante para que decidiera formar parte del colectivo. Hace apenas unos meses, a casi seis años del ataque a los estudiantes el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero; se dio a conocer una noticia en la que, tras identificar parte de los restos de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, se desmintió la llamada «verdad histórica» de Murillo Karam, no obstante el caso sigue abierto. Desafortunadamente los 43 no son los únicos que nos faltan, hay muchos otros estudiantes desaparecidos, como es el caso de Diego Maximiliano Rosas Valenzuela, quien vivía con su madre en Ecatepec de Morelos, Estado de México, ahí fue desaparecido cuando contaba apenas 16 años de edad. Como estudiante, resulta doloroso ver cómo poco a poco se van rezagando algunos compañeros, otros van dejando de asistir por falta de recursos, es doloroso ser uno mismo quien tenga que abandonar todo por la necesidad económica que nunca puede faltar, pero es simplemente inconcebible que varios compañeros dejen de asistir por una razón desconocida, y que nadie sepa su paradero, e irremediablemente llega el miedo abrasador por asumirse uno mismo en esa condición de estudiante, cuando te das cuenta de que estás 15
parado justo en el mismo punto donde se encontraba aquel que hoy no está, y que nadie sabe dónde se encuentra. Pero en esta realidad no hay tiempo nunca para detenerse a sentir miedo, no, hay que hermanarse y hay que volvernos uno con el otro, hay que salir de las aulas a buscar a los compañeros que nos faltan, hay que acompañar a sus familiares y hay que buscar la justicia en donde sea necesario. Hoy ya hace algunos meses que logré concluir mi carrera, y no dejo de pensar en cada uno de mis compañeros que sigue batallando para llegar al final del camino, en aquellos que dejaron la escuela por el trabajo, y pienso siempre en esa generación de futuros maestros que no se concretó, en cuántos más casos similares habrá que ni siquiera conocemos. Palabras y mensajes Las palabras siempre han llamado mi atención, me maravilla cómo pueden ayudarnos a expresar sentimientos tan complejos, por eso decidí estudiarlas más a profundidad. En este camino de las letras llegué a ver que en otros idiomas existen palabras individuales que pueden expresar lo que en español sólo podríamos decir con más de un vocablo. Según mi opinión la lengua griega está profundamente impregnada de significado en cada una de sus palabras, por ejemplo, una de mis favoritas es αλήθεια (alétheia), que según el diccionario significa «verdad» pero si la desglosamos podemos ver que se compone de una «a» privativa que significa «no» y el verbo λήθω (létho) que significa olvidar, entonces podríamos decir que alétheia, por su etimología, es «lo que no se olvida», es decir, «la verdad». Dicho de otra manera, la palabra griega aletheia es el resultado de una especie de simbiosis entre la verdad y la memoria. Y quién mejor para contar la verdad que aquellos que la viven o la vivieron, aquellos que la padecen y no están dispuestos a dejarla en el olvido, quién mejor para contar la historia de cada uno de los buscadores que el propio desgaste de los zapatos que recorren a diario infinidad de caminos con una esperanza. 16
Y es que la esperanza palpita no sólo en el color verde, sino en la certeza de un receptor; un mensaje no se emite si no se tiene, por lo menos, la posibilidad de que llegará a su destinatario. Incluso hemos aprendido a emitir mensajes, para aquellos que han perdido la vida y sin embargo nos queda la certeza de que los recibirán, aunque sea a manera de ofrenda. El proyecto Huellas de la Memoria consiste en parte en resguardar esas verdades que por el hecho mismo de ser verdades no deberían ser olvidadas, pero si se requiere otra razón, también está el hecho de que las palabras grabadas en las cansadas suelas no son sólo un acervo de datos de fechas y nombres, sino que también representan lazos familiares y de amor entre quienes «están en algún sitio» ignoto y quienes buscan incansablemente porque no conciben la vida sin aquellos. Es ahí, en esa búsqueda, donde podemos integrarnos todos los demás, podemos acompañar en esa marcha, podemos gritar, recordar, luchar contra el olvido.
Tianguis agroecológicos en tiempos de pandemia: retos y esperanzas HACIA UNA NUEVA REALIDAD RURAL La Jornada del campo - 18 de julio de 2020
Covid 19 y la alimentación Esta pandemia que ha cobrado más de 30 mil vidas en México nos ha hecho reflexionar sobre la importancia de tener una alimentación saludable, puesto que las llamadas enfermedades del síndrome metabólico (hipertensión, diabetes y problemas cardiovasculares), que se relacionan con una dieta basada en alimentos con altos contenidos de azúcares, sales y harinas refinadas, nos hacen más vulnerables al virus. Esta preocupación nos invita a preguntarnos ¿de dónde viene nuestra comida? y nos alerta sobre la posibilidad de quedar desabastecidos al depender de alimentos producidos en re17
giones lejanas. Hoy hay evidencias de que la agricultura industrial es una de las causas por las que patógenos que solo afectaban a la fauna silvestre salten a la población humana. Los tianguis agroecológicos son la alternativa Los tianguis son mercados que se conocen desde el México antiguo, donde eran llamados tianquiztli en náhuatl; son parte de nuestra historia. Ante la rápida sustitución de las prácticas agrícolas y gastronómicas ancestrales por una dieta basada en alimentos procesados y ultra procesados, en los pasados 20 años los tianguis agroecológicos se han vuelto una alternativa para alimentarnos. Se calcula que existen más de 100 por todo el país, desarrollándose de manera diversa. Estos tianguis son fuentes de ingreso para decenas de pequeños productores agroecológicos, permitiéndoles continuar sus actividades agrícolas y de vida comunitaria, integrando también a procesadores de alimentos. Al mismo tiempo, miles de consumidores han podido acceder a alimentos locales y ecológicos. Estos tianguis no solo son lugares donde se intercambia el patrimonio biológico, sino también el cultural y simbólico que involucran los cultivos, lo que hace a estas iniciativas una alternativa de alimentación frente a la que proviene del sistema agroalimentario industrial. Lamentablemente, el “quédate en casa” como respuesta al covid-19 puso en una situación vulnerable a los tianguis; varios cerraron como medida de seguridad por voluntad propia o fueron forzados a hacerlo, y los que permanecen abiertos por lo general han sufrido una caída en las ventas. ¿Cómo están organizándose a pesar del confinamiento? Preocupados ante esa situación y para conocer el impacto que ha provocado la pandemia sobre tianguis agroecológicos de México, hicimos una encuesta para saber qué estrategias han tomado y cómo ven el futuro cercano las personas que coordinan los tianguis y los tianguistas. Recibimos respuestas de personas de 14 tianguis, distribuidos en nueve estados del país: Chiapas, Puebla, San Luis Potosí, Quintana Roo, Veracruz, Tlaxcala, Jalisco, Ciudad de México y Estado de México. Los encuestados, dijeron que sus ventas han bajado, ya sea porque el tianguis está cerrado o porque el flujo de clientes ha dismi18
nuido. Algunas personas que frecuentaban los tianguis han dejado de hacerlo por temor al contagio o por haber perdido sus fuentes de ingreso. Solo 9% afirmó que se han logrado mantener y, sorprendentemente, un 17% dijo que sus ventas han aumentado. Esto parece depender de qué productos venden y de su acceso a las redes sociales. Alimentos de la canasta básica, sobre todo las frutas y verduras que duran más, como papas, repollos y calabacitas, se han mantenido e incluso su demanda ha aumentado, mientras que otros productos como, mermeladas, granolas, flores y jabones artesanales han disminuido considerablemente. Los que han logrado incrementar sus ventas son también los que tanto ellos como sus clientes tienen acceso a las redes sociales para organizarse y acordar pedidos en línea. En todos los casos tuvieron que hacer cambios en las formas de organizar la venta, ya fuese porque cerraron el lugar usual de venta y tuvieron que buscar alternativas, o porque se mantuvieron abiertos, pero tuvieron que tomar medidas adecuadas para actuar ante los posibles riesgos. Surgieron así varias respuestas como la entrega de canastas in situ, entregas a domicilio, reconfiguración del espacio para evitar conglomeraciones, reglamentación para el uso de cubrebocas y desinfectante, hasta regular el flujo de entrada de clientes. Esta reorganización para la que no estaban preparados y que ahora requiere una buena parte de su tiempo, más la incertidumbre sobre el futuro, mantiene a la mayoría de los tianguistas con sobrecarga de trabajo y preocupación. El tener que buscar respuestas comunes, adaptándose a las circunstancias y pareceres de cada tianguista, ha generado conflictos en algunos casos. Quizás los más afectados han sido los tianguistas mayores y algunas mujeres con pequeños en casa, puesto que han tenido que dejar de ir a vender por sentirse más vulnerables. Muchos tianguistas no saben si pueden acceder a apoyos para pagar jornales, semillas, la renta del espacio, la electricidad o la gasolina para compensar un poco sus pérdidas y comprar insumos que seguramente subirán de precio. 19
Sembrando esperanza A pesar de ese panorama preocupante, hay razones para mantener la esperanza y soñar con que la vida post-covid nos permitirá mejorar nuestra salud, avanzar hacia la soberanía alimentaria y cuidar la biodiversidad y cultura de nuestros territorios. Las relaciones sociales construidas en los mercados agroecológicos han permitido que los distintos actores puedan imaginar estrategias colectivas ante la pandemia. Por ejemplo, los jóvenes, que ahora pueden dedicar más tiempo al tianguis por no estar asistiendo a la escuela, se han encargado del trabajo de los pedidos en línea y están adquiriendo un protagonismo que quizás antes no tenían. Algunas personas consumidoras han apoyado con información de estrategias de higiene u organizando campañas de canastas que ayuden a mantener las ventas de las familias productoras y llevar alimentos frescos y sanos a familias en extrema necesidad. Sin duda, todos los tianguistas han adquirido nuevos aprendizajes y están en constante búsqueda de cómo ajustar su producción y forma de comercialización. La pandemia ha sensibilizado a los consumidores sobre la enorme necesidad de comer sano y que, en situaciones adversas, la producción local es una buena alternativa. La encuesta reveló que por la pandemia han ganado nuevos clientes que buscan alimentarse mejor y que el servicio a domicilio les ha permitido adquirir su canasta agroecológica. Los tianguis agroecológicos necesitan ayuda Aunque los tianguistas han encontrado fortaleza, es evidente que necesitan apoyos. Las familias de producción agroecológica están trabajando duro para llevarnos alimentos limpios, al mismo tiempo que cuidan el suelo, el agua y la biodiversidad. Pero necesitan apoyo en la organización de distribución y venta, y quien les compre. Las necesidades son diversas: páginas web, difusión, contabilidad, planeación de producción, formas de almacenamiento y búsqueda de financiamiento. Usted lector, puede ayudar con algunas de esas necesidades o comprando en el tianguis agroecológico más cercano siguiendo las reglas de sana distancia. O si lo prefiere, busque aquel que le pueda 20
entregar sus alimentos a domicilio. Si tiene la oportunidad de apoyar donando despensas a familias más necesitadas, done despensas llenas de alimentos sanos producidos por familias productoras locales. Exijamos todos que las compras institucionales sean a pequeños productores agroecológicos locales, y que el plan nacional de agroecología crezca desde las ideas y necesidades de estas familias. •
Proteger de la emergencia sanitaria a la alimentación
HACIA UNA NUEVA REALIDAD RURAL COMUNIDADES URBANAS DE APRENDIZAJE CAMPESINO Alfredo Álvarez Ramírez Maestro en Desarrollo Rural Territorial por la UAM-X - La Jornada del campo - 18 de julio de 2020 ¿Qué piensan los campesinos respecto al futuro? (...) Una clase de supervivientes no puede permitirse el lujo de creer en una meta en la cual la seguridad o el bienestar están asegurados. El único futuro es la supervivencia; y este es ya un gran futuro. John Berger Han pasado algunos meses desde que inició la pandemia por el covid-19, el balance que hacemos al respecto es que dejó claro que somos vulnerables alimentariamente y es que luego de 36 años de neoliberalismo que desmantelaron el sistema productivo mexicano, tristemente se importa cerca del 40% de los alimentos que consumimos, por arriba incluso de países que no cuentan con superficie territorial para cultivar alimentos como Japón, por lo que es necesario organizarnos desde abajo para enfrentar la crisis alimentaria. En Colima lo entendimos así, por ello el Frente en Defensa del Maíz, colectivo al cual pertenecemos, decidió comenzar lo que hemos llamado Comunidades Urbanas de Aprendizaje Campesino, conocidas como CUAC. “Comunidad” debido a que formamos parte de una sociedad en la cual todas y todos nos necesitamos, “Urbana” debido al espacio en donde se encuentran que es la ciudad, “de Aprendizaje” ya que juntos, iniciamos un proceso en el 21
cual aprendemos a ser “Campesinos”, es decir a reivindicarnos como campesinos, entendidos como aquellos herederos guardianes de las semillas, de saberes y en defensa del territorio como nos lo enseñó el tata Zapata. Algo muy importante es que las CUAC se llevan a cabo en espacios públicos, de esa manera hemos recuperado jardines que eran usados como basureros, tiraderos de escombros, para en conjunto con los vecinos y vecinas transformarlos en lugares de intercambio de saberes entre los habitantes que ahí habitan. De esta manera se apropian del espacio y lo hacen suyo, reforzando el tejido social y fomentando el dialogo de saberes intergeneracional. Me queda claro dada la experiencia y acompañamiento en diferentes procesos de emancipación campesinos e indígenas que muchas de las respuestas a la crisis de civilización en la que nos encontramos por el sistema capitalista se encuentran en lo rural, en las periferias, diría el maestro Armando Bartra. Por ello, el Frente en Defensa del Maíz, como movimiento social activo, independiente y soberano aplica en las CUAC una agricultura agroecológica autónoma, haciendo la diferencia entre la devastación ecológica y social de la tierra por el agronegocio y nos enfocamos en reducir la dependencia externa, cada CUAC realiza sus propios abonos y plaguicidas orgánicos combinando con técnicas milenarias que ayudan a restaurar el suelo, de esta manera reconfiguramos el espacio urbano en territorios campesinos y se generan lo que llamamos una nueva urbanidad comunitaria, teniendo como principio base la cooperación y la solidaridad a través de la Comunidad Urbana de Aprendizaje Campesino. Al mes de junio contamos con tres CUAC, ubicadas en las colonias Tabachines, Arboledas del Carmen e Higueras del Espinal, todas del municipio de Villa de Álvarez. A través de ellas buscamos, primeramente, lograr la soberanía alimentaria doméstica, es decir producir alimentos libres, para los que ahí colaboramos, lo demás será intercambiado mediante el trueque entre los CUAC y los excedentes comercializados mediante una cooperativa de consumo en proceso de consolidación. 22
Tenemos claro que no existe varita mágica para generar redes locales alternativas de comercio justo y con la garantía de productos libres de agrotóxicos, lo que sí sabemos es que existen voluntades para transformar la realidad. En Colima la pandemia nos obligó a dejar la casa, agarrar la coa y el azadón, incluso dejamos de hacer otras cuestiones por hacer milpa y sembrar en comunidad una realidad distinta. Ya logramos ser la tercera entidad en contar con una Ley de Fomento y protección del maíz nativo, seguiremos sembrándonos por todo el estado de Colima hasta que la soberanía alimentaria sea una realidad. Como dice el presidente Andrés Manuel López Obrador, solo el pueblo puede salvar al pueblo, nosotros decimos, solo el pueblo de Colima puede salvar al pueblo de Colima.
Glifosato, petróleo y metales pesados: receta para la obesidad
Emmanuel González Ortega y Mariela Fuentes Ponce* La Jornada - Domingo 16 de agosto de 2020 El debate sobre la importación, uso y eventual prohibición del herbicida glifosato fue escalando entre la Semarnat y la Sader hasta que el presidente Andrés Manuel López Obrador dio un manotazo en la mesa y dijo que la utilización del agroquímico se limitará a la producción particular y no lo usará ninguna dependencia federal. Sin embargo, el Estado mexicano no produce alimentos, quienes lo hacen son empresas privadas agroindustriales, productores pequeños y campesinos. Hace por lo menos 30 años, las empresas productoras de agroquímicos presentaron estudios para lograr la aprobación comercial, para uso en la agricultura industrial, de herbicidas basados en glifosato. En ellos se concluía que éstos eran inocuos o “ligeramente tóxicos”. Las agencias regulatorias y sanitarias de prácticamente todo el mundo descartaron la toxicidad y aprobaron el uso del 23
glifosato como herbicida para la producción de diversos alimentos. Sin embargo, hoy se sabe que muchas de esas investigaciones fueron dirigidas o manipuladas por las empresas (por ejemplo, por Monsanto, antes de ser comprada por Bayer). En la agricultura, este químico no se emplea en estado puro. Los herbicidas comerciales son fabricados con entre 36 y 48 por ciento de glifosato, agua, y destilados de petróleo conocidos como Polioxietil amina (POEA), entre otros agentes calificados como “inertes” o “no activos”. Para fines de aprobación comercial sólo se evalúa el ingrediente “activo”, el glifosato en este caso. Además, la composición comercial de los herbicidas y otros compuestos químicos está envuelta en secretos industriales, por lo que no está permitido que laboratorios independientes investiguen con demasiada profundidad sobre esas sustancias. Recientemente, un estudio realizado a 14 marcas comerciales de herbicidas fabricados con glifosato encontró que contienen metales pesados altamente tóxicos, como arsénico, cobalto, cromo, níquel y plomo. Estos metales pesados se utilizan en niveles muy por encima de las normativas internacionales (por ejemplo, niveles de cromo 40 veces por encima de lo permitido en Europa). La investigación, documentó también que las fórmulas comerciales de los herbicidas (con destilados de petróleo, metales pesados y glifosato) son entre tres y 358 veces más tóxicas que el glifosato puro. La sustancia POEA es 3 mil 450 veces más tóxica que el glifosato solo. ¿Sabía la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios de este estudio internacional de 2018? Los metales pesados encontrados en los herbicidas y el mismo glifosato han sido clasificados como disruptores hormonales. Estos son compuestos no naturales que interfieren con cualquier actividad hormonal y pueden tener efectos en el organismo, en su descendencia o en las poblaciones. La investigación documentó que las mezclas comerciales de herbicidas con glifosato provocan actividad perturbadora de las hormonas, aún en concentraciones por debajo de la toxicidad para las células.
24
México padece ahora la concurrencia de diversas epidemias: la de Covid-19, que se agrava por la de obesidad (75 por ciento de la población padece algún grado de ésta), y la de diabetes (hasta 2017, más de 106 mil personas han fallecido por esa enfermedad en México). Aunque la obesidad es un transtorno multifactorial (dieta hipercalórica, susceptibilidad genética, cambio en los patrones alimentarios y sedentarismo, entre otros), existe suficiente evidencia epidemiológica y de toxicología básica para relacionar la exposición a los plaguicidas (el glifosato entre éstos) con las altas tasas de sobrepeso en México, desde el aspecto de alteración endocrinológica. Por lo menos 51 estudios internacionales publicados entre 2007 y 2019 relacionan a diversos agroquímicos con la aparición de la obesidad durante el desarrollo y en la edad adulta. Muchas de estas investigaciones se concentraron en estudiar el efecto de los herbicidas en la salud. Una de ellas, publicada el año pasado, demostró que las afectaciones por el herbicida glifosato se manifies-tan de manera drástica en la descendencia de la población expuesta al herbicida. Los daños se observan en la segunda y tercera generaciones: enfermedad de la próstata, del hígado, aparición de tumores y obesidad. La propuesta desde la agroindustria de sustituir el glifosato con algún otro compuesto no es viable ni sostenible. La producción de alimentos emplea cócteles de químicos. Por ejemplo, en la producción agroindustrial de frambuesa se emplean, entre otros, diurón, paraquat, glifosato (herbicidas); carbamilo, imidacloprid, malatión (insecticidas); captan (fungicida). No hay información científica sobre las interacciones (sinérgicas o aditivas) de la mezcla de químicos en los organismos. Tampoco, hay información, desde una perspectiva epidemiológica, sobre la posible sumatoria de afectaciones a la salud de los ecosistemas y de las personas por la mezcla de químicos que comen y beben. El modelo de producción de alimentos debe cuestionarse a fondo. Se necesita proponer uno nuevo desde la base comunitaria: la salud y buen vivir de las personas, la preservación del ambiente y la diversidad biológica. ¡Debe hacerse ahora! * Investigadores del Departamento de Producción Agrícola y Animal. Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. 25
¿Quién gana cuando comemos veneno?
Silvia Ribeiro * - La Jornada - Sábado 15 de agosto de 2020 El glifosato fue diseñado para matar plantas, pero como es un veneno afecta también insectos, animales y humanos. Al igual que otros agrotóxicos, para hacer más “digerible” su misión biocida, la industria le llama “herbicida”. El glifosato es el más usado en el mundo, principalmente porque más de 85 por ciento de cultivos transgénicos sembrados fueron diseñados para ser tolerantes a éste, lo que permitió usar grandes volúmenes. Monsanto lo patentó en 1974 y desde entonces sostuvo que no es “muy” tóxico y que solamente afecta las hierbas. Pero la empresa sabía desde hace décadas, advertida por sus propios investigadores, que tiene efectos dañinos en humanos y animales, incluso cancerígenos. Tomó 41 años para que la Organización Mundial de la Salud declarara, a partir del trabajo de un equipo interdisciplinario de 17 expertos en cáncer de 11 países, que efectivamente el glifosato es cancerígeno en animales y “probable cancerígeno” en humanos. El equipo analizó cientos de estudios científicos y llamó el glifosato “probable” cancerígeno en humanos porque no es posible hacer pruebas de laboratorio con humanos para confirmar la hipótesis. Se hicieron en células humanas, in vitro. Revisaron gran cantidad de evidencias en países escandinavos, que muestran una relación entre exposición a glifosato y surgimiento de cáncer linfoma no Hodgkin. Que Monsanto, ahora propiedad de Bayer, sabía de la alta peligrosidad del glifosato se demostró en cortes de Estados Unidos, donde a la fecha hay más de 100 mil juicios contra la compañía iniciados por personas afectadas por cáncer debido al uso de glifosato. Tres cortes sentenciaron cifras multimillonarias a favor de cuatro demandantes –antes de las apelaciones, más de 2 mil millones de dólares. La Corte reconoció una cantidad “abrumadora” de evidencias de que Monsanto sabía de los daños y lo ocultó intencionalmente para seguir vendiendo el tóxico. Según la primera sentencia a favor de Dewayne Johnson, Monsanto actuó “con malicia” y “negligencia”. Todo para seguir obteniendo ganancias a expensas de la 26
salud de la gente y la contaminación de agua, alimentos y naturaleza (https://tinyurl.com/juicio-Monsanto). Es la misma lógica que defiende el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) en México cuando reclama que se debe seguir usando este tóxico, así como defiende también el uso de otros agrotóxicos altamente peligrosos y prohibidos en otros países, como paraquat. Los afectados por glifosato, en particular los agricultores que lo usan y sus familias, deberían guardar las evidencias de estas declaraciones y las de Bayer-Monsanto y otras compañías que siguen vendiendo el glifosato sin advertir sobre sus altos riesgos. Podrían ser útiles si deciden seguir el camino de más de 100 mil agricultores estadunidenses afectados por cáncer y otras enfermedades causadas por el uso de glifosato bajo falsas advertencias de baja toxicidad. No es extraño que el CNA defienda el glifosato y el uso de venenos pese a las muchas evidencias que existen sobre sus riesgos y a despecho de la salud de los trabajadores agrícolas y los consumidores. Muchos de sus socios, hacendados y empresarios, rara vez pisan el campo: los fumigados con glifosato y otros agrotóxicos son sus peones y jornaleros, a quienes consideran materia descartable, abundante y remplazable. Además, en su directiva, a través de la Asociación “Mexicana” de Semilleros, están representadas Bayer-Monsanto y otras trasnacionales de agrotóxicos y semillas transgénicas, que son las que más ganan con la venta de agrotóxicos, controlan casi la totalidad de ese mercado en México y el mundo. El argumento de que sin glifosato se afectará “la autosuficiencia de México” es falaz en muchos sentidos. Para empezar, lamentablemente hay muchos otros agrotóxicos en el mercado, también de alta peligrosidad, como documenta Rapam, que también deberían ser prohibidos. Con la prohibición de agrotóxicos y cambio de forma de producción agrícola, lo que más se afectará no son las necesidades alimentarias de la población en México, que sobre todo se atienden desde la producción campesina y en menor escala, sino las ganancias de las trasnacionales que dominan la venta de agrotóxicos y semillas, la producción de forrajes para la gran industria pecuaria y unos pocos productos más de exportación. Como explica Ana de Ita, estas actividades se han convertido en jugoso negocio de unas cuantas empresas que producen para sus propias ganancias y cínicamente le llaman “autosuficiencia de Méxi27
co” (https://tinyurl.com/autosufi-AnadeIta).También hay campesinos y agricultores chicos que usan glifosato para desyerbar, en parte por no conocer el alto riesgo en que ponen su vida, familia y comunidad. El cambio en estas parcelas es viable, posible y juega en su favor. Requiere información y apoyo sólido a las formas de agricultura campesina, sin químicos y desde sus propios conocimientos y formas de organización. Está en juego la salud de todas y todos con modelos de agrolimentación contrapuestos: sistemas campesinos y locales de alimentación sana, que afirman la diversidad cultural, dan trabajo a muchos y cuidan la naturaleza o sistemas industriales para seguir engordando las ganancias de las trasnacionales, a costa de la salud de la gente y el ambiente. * Investigadora del Grupo ETC
Despojo a los mapuches
Raúl Zibechi - La Jornada - Viernes 14 de agosto de 2020 Desde que el pinochetista Víctor Pérez asumió el Ministerio de Interior, la guerra contra el pueblo mapuche ganó en intensidad y brutalidad. Con su nombramiento como jefe de gabinete, el presidente Sebastián Piñera volcó su gobierno hacia la extrema derecha que utiliza el racismo y la violencia para amedrentar a los pueblos. Uno de los hechos más graves sucedió la noche del primero de agosto, cuando civiles armados apoyados por Carabineros atacaron a los mapuche que ocupaban los municipios de Curacautín, Ercilla, Victoria y Traiguén, con violencia y gritos racistas. Las bandas armadas se activaron horas después de la visita del ministro Pérez a Wallmapu, donde esgrimió el clásico discurso de odio y represión. La actual ofensiva responde a dos situaciones: por un lado, la crisis del gobierno de Chile, debilitado por la revuelta social activada en noviembre y que nunca se detuvo, pese a la pandemia, los estados de emergencia decretados y la militarización impuesta. La base social y política de Piñera se venía desmoronando, lo cual permitió que el Parlamento votara una medida a contrapelo de la privatización de los fondos previsionales, que permite a los ahorradores retirar 10 por ciento de sus fondos. Para recomponer sus apoyos, Piñera decidió hacer lo que la publicación El Mostrador califica como “un guiño al sector más duro de 28
la derecha” para enfrentar la doble revuelta chilena y mapuche, y defender la Constitución pinochetista de 1980 (https://bit.ly/3iDdLBz). El nuevo ministro se rodeó de un “círculo de hierro” con personajes que tienen fluidas relaciones con empresarios agrícolas cuyas tierras, usurpadas en la llamada Guerra de la Araucanía (1861-1883), están en disputa con comunidades autónomas en la región de Ercilla. La segunda y decisiva es la am-plia movilización mapuche en el sur, en apoyo a la huelga de hambre indefinida del machi (autoridadreligiosa) Celestino Córdova, condenado a 18 años de cárcel por la muerte del matrimonio Luchsinger Mackay durante un incendio en su hacienda, en 2013. La huelga de hambre exige que se cumpla con las disposiciones del Convenio 169 de la OIT que permite continuar la pena en su comunidad. La solidaridad con Celestino está movilizando a decenas de organizaciones y comunidades, desafiando la pandemia y la militarización. Durante los 100 días de huelga de Celestino, a la que se sumaron 27 presos de las cárceles de Temuco, Angol y Lebu, se formó una red de apoyo liderada principalmente por mujeres, que se erigieron en sus voceras y en convocantes de las manifestaciones que sufrieron agresiones y violencia de los Carabineros (https://bit.ly/3fOiiPF). El Estado, denuncia un editorial del medio digital Mapuexpress, ha actuado con indolencia frente a la pandemia en tierras mapuches y ante a la huelga de hambre. La represión llegó al extremo de impedir, en mayo, que las hortaliceras mapuches vendieran sus productos, pese a vivir momentos de extrema necesidad (https://bit.ly/3ah4LPm). Mientras reprimía a las vendedoras de hortalizas, con la otra mano el gobierno promovía “el ingreso masivo de proyectos extractivos al Servicio de Evaluación Ambiental”, en momentos en que la principal preocupación de las comunidades y organizaciones mapuches está puesta en contener el avance del Covid-19 (https://bit.ly/3gWxDze). Lo hace, como denunciara Mapuexpress, en momentos en que están suspendidos los procesos de participación ciudadana y cuando las Asociaciones de Funcionarios Públicos de los Servicios Ambientales del Estado habían solicitado la suspensión de los plazos de las evaluaciones ambientales, por la imposibilidad de evaluar los megaproyectos y socializarlos con las comunidades. 29
En pocas palabras, aprovechan la pandemia para intensificar el despojo, algo que sucede en toda América Latina, como lo atestigua la aceleración de las obras del Tren Maya y del Corredor Interoceánico en México. Dos consideraciones más: la guerra contra el pueblo mapuche es una guerra colonial de despojo, en línea con la conquista europea y la mal llamada Pacificación de la Araucanía en el siglo XIX, rematada por Pinochet cuando traspasó a privados las seis forestales estatales entre 1976 y 1979. El pueblo mapuche demanda la devolución de 3 millones de hectáreas robadas durante este largo ciclo de despojo, hoy en manos de empresarios y multinacionales. El racismo es un instrumento de la neocolonización. En años recientes emergió un conjunto de organizaciones con fuerte presencia juvenil y femenina, que retoman y profundizan la importante lucha de la Coordinadora Arauco Malleko en la década de los 90. Se trata de la Alianza Territorial Mapuche, Parlamento de Koz Koz, Identidad Territorial Lafkenche (pueblos costeros), cooperativas, asociaciones de mujeres, hogares estudiantiles, comunidades autónomas y medios de comunicación que se reafirman en el camino de la autonomía y la autodeterminación.
Propaganda y tragedia
Javier Sicilia - Proceso - 11 Agosto, 2020 Para José Vicente Anaya, custodio de la palabra El nazismo tuvo también sus mañaneras. No las presidía Hitler –había que resguardar la investidura para los momentos de apoteosis–, sino su ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, un genio en esos menesteres. En su primera mañanera, el 16 de marzo de 1933, definió la fuerza de la propaganda con la que el nazismo había seducido al Volk (“el pueblo”) y gobernaría hasta su caída: “La propaganda es en esencia simplicidad, fuerza, concentración. La objetividad es un mito. La objetividad 30
no existe (…) Sólo el poder puede resolver los asuntos de la verdad y de la falsedad, y ahora el poder está concentrado en el Estado nazi”. La propaganda, como lo mostró Goebbels, es un discurso de poder, no de verdad. Es también, y por lo mismo, antidemocrática. Su fuerza no radica tanto en el discurso, sino en la capacidad de amplificarlo. Quien concentra sobre sí los instrumentos para hacerlo –prensa, radio, televisión y ahora las redes sociales– decide sobre lo verdadero y lo falso; decide también sobre lo que es importante y no. La propaganda es un asunto tecnológico, pero también, y por lo mismo, un asunto que al desproporcionar la palabra la pervierte y la vuelve monstruosa. La palabra, lo más propio del hombre, es en su naturaleza proporcional. Algo que emana de la boca de alguien y llega al oído de otro, que a su vez pronuncia la suya. Contra el discurso unívoco del maestro sobre el alumno, Sócrates y Platón crearon el diálogo. Sólo a través de él se llega a la verdad. En esa proporcionalidad la mayor cantidad de información verificable está a la mano y puede esgrimirse alimentando el diálogo en su camino a la verdad. Cuando la palabra se desencarna mediante su amplificación y difusión se disuelve en mensajes propagandísticos, en signos gráficos, fónicos y ondas eléctricas cargados cada vez más de información no verificable que adquieren el poder de la omnipresencia. Ante ello, no sólo la posibilidad de réplica se vuelve casi imposible, su constante omnipresencia impone contenidos y criterios. Goebbels lo sabía antes de que el uso indiscriminado de la publicidad lo demostrara: “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. La propaganda, que es inseparable de sus instrumentos tecnológicos, oculta la realidad y crea otra; la malversa y la manipula; genera también adhesiones ciegas y acríticas. Bajo su influjo, Goebbels logró que, aun con el Reich en llamas y la Whermacht retrocediendo, gran parte del pueblo alemán continuara creyendo en la posibilidad de la victoria. Logró también ocultar los campos de la muerte y culpar a los judíos de la ruina de Alemania. Transformada en publicidad hace que el agua embotellada se vuelva pura y angélica, que la Coca-Cola 31
sea “la chispa de la vida” y el precepto de Solón de Atenas –“Nada con exceso, todo con medida”– un asunto de bebidas alcohólicas. Después de Goebbels los políticos y los partidos la han utilizado. No todos con éxito –allí están Calderón y Peña Nieto–. Lograrlo requiere, como en Goebbels, una fuerte dosis de perversidad y genio. Trump la tiene, aunque la realidad ha comenzado a rebasarlo. La tiene López Obrador, que hasta ahora ha logrado imponerse a ella, como lo hizo el viejo PRI, que usó la propaganda goebbelianamente y de quien AMLO es deudor. La omnipresencia diaria de su voz, su capacidad de simplificación, fuerza y concentración; su manera de construir monstruos, señalar culpables o inventarlos; su violento uso de las redes sociales para aplastar y desvirtuar el disenso; su discurso moral sobre el pueblo, los pobres, la austeridad, se sobreponen a lo real de la muerte, el crimen, las desapariciones, el desastre y la ausencia de políticas públicas claras. A causa de la inmensa cantidad de información no verificable que corre por las redes, la suya, que llama “datos” y que, a falta de ellos, encubre con la manipulación de los símbolos y de los tiempos políticos –el avión, Lozoya, El Marro, los héroes patrios… y su voz que ocupa todo el espacio público y social–, dicta cada día la verdad y la mentira, deslinda lo importante de lo accesorio. López Obrador no es Goebbels, tampoco Trump, pero tiene su genio, su instinto y su malignidad. Mientras le sea posible, mientras su palabra y los instrumentos que la amplifican y la difunden puedan producir mensajes y embrujar las mentes, se opondrá a ceder cualquier tipo de posición obtenida, sin importar el costo. La propaganda y sus dispositivos tecnológicos son, junto con el empobrecimiento del lenguaje, formas de la desencarnación de la palabra y de la pérdida del sentido y del prójimo. En un mundo disminuido hasta frisar el analfabetismo funcional, donde la producción de información y de ruido se ha vuelto descomunal, la propaganda, con sus verdades a medias, sus simplificaciones groseras y su trivialidad, amplificadas a grados demenciales, crea en la masa la ilusión salvífica y el comportamiento bovino. Jaques Ellul vio en ella y en el poder tecnológico que la hace posible, la humillación de la palabra. 32
La palabra, sin embargo, que guarda los sentidos de la tribu y es el ser y su sacralidad, tarde o temprano se venga de quienes la mutilan. Lo sabían los griegos que vieron en toda desmesura el origen de la tragedia.
“Fuera máscaras”, en serio: la derecha de la 4T Zósimo Camacho - Contralínea - Agosto 8, 2020
De manera reiterada, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha invitado a sus detractores sistémicos a que claramente digan qué intereses defienden y los objetivos que persiguen. “Fuera máscaras”, machaca constantemente desde sus conferencias matutinas. Ha sido muy fácil, y con razón, decírselo a “feministas” de ocasión, emergentes “defensores” de los organismos autónomos y prestos “guardianes” de la división de poderes. “Fuera máscaras”, les ha retado. Y, decíamos, ha sido muy fácil cuando los destinatarios de tal exhorto son panistas, priístas, empresarios de la Coparmex, intelectuales orgánicos y columnistas, todos envueltos en banderas que ni conocen y que en realidad son militantes o simpatizantes de la derecha ideológica, huérfanos del poder, con negocios en desagracia o extrañados de que ya no tengan derecho de picaporte en las altas esferas y sus “asesorías” no sean requeridas. Otra cosa es decírselo a los críticos antisistémicos: a las feministas que con todo en contra están haciendo grietas a un sistema que discrimina, somete y mata a las mujeres; a los pueblos, tribus y naciones indígenas que ante el despojo y el exterminio no se rinden ni se venden; a los defensores de derechos humanos que acompañan el dolor de las familias de los desaparecidos y torturados; a los trabajadores esquilmados que luchan por salir de la profunda precarización de sus condiciones laborales… A ellos no puede aplicar el “fuera máscaras”. Han sido claros por décadas y mantienen sus principios. No han engañado a nadie. Constituyen oposiciones honestas desde la izquierda. De hecho son las oposiciones reales por su carácter antisistémico. 33
Lo cierto es que el “fuera máscaras” que se debería aplicar es al interior de la 4T. A ver, a ver: cuál es el plan que tienen frente a los pueblos indígenas y sus recursos; cuál ante las mineras y la destrucción que siembran donde se imponen; qué posición asumirán frente a los nuevos terratenientes (les gusta que les llamen “agroempresarios”), que construyeron y construyen sus poderosas empresas con la sangre de miles de jornaleros y ejidatarios despojados; o ante los acaparadores del agua cuyos negocios siguen intactos. “Fuera máscaras”, hacedores de la “cuarta transformación”. Eso es precisamente lo que –voluntaria o involuntariamente– ha planteado Víctor Toledo, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). No es que en los audios dados a conocer a través de redes sociales haya explicado un fenómeno nuevo. Es sabido que la llegada de López Obrador a la Presidencia de la República es resultado de un desgaste insalvable de todos los partidos políticos y de un amalgamiento de intereses, incluso, contrapuestos. Por ello, en el gobierno de Andrés Manuel hay dos polos que ya hoy incluso han asumido su rol de “derecha” e “izquierda” al interior del gabinete. La “bomba” que soltó Toledo (o alguien que usó el discurso grabado de Toledo) fue porque se escuchan algunos nombres y se aclaran sus intereses. Y más: advierte a los propios simpatizantes del gobierno de las graves limitaciones de la “cuarta transformación”. La conclusión es que los cambios verdaderos serán inalcanzables porque ni siquiera se les busca. Todo se reduce al “combate a la corrupción”. Y aunque se avanza en ese rubro, se dejan intactas (y se refuerzan) las relaciones de dominio y explotación preexistentes. “Tenemos que ser muy realistas”, empezó Toledo. “La 4T no existe […]. Este gobierno está lleno de contradicciones y se expresan concretamente en luchas de poder al interior del gabinete”. Y el secretario de Estado señaló, como ejemplos, a Víctor Villalobos, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), quien ha orientado la dependencia a los agronegocios y en 34
contra de la agroecología, y a Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia, quien es el “principal operador” para bloquear la transición a energías limpias. Del audio se desprende también que en este polo de la derecha al interior de la 4T se encuentra Olga Sánchez Cordero, titular de la Secretaría de Gobernación. Hay otros nombres que no se dijeron pero que al interior del gabinete todos lo saben. Uno es el del poderoso consejero jurídico del Ejecutivo federal, Julio Scherer Ibarra, quien palomea los nombramientos de los directores jurídicos de todas las dependencias y aprueba o descalifica las iniciativas que de ellas emanen, alerta siempre a que no vayan a entorpecer algunos negocios. Otro es el de Blanca Jiménez Cisneros, directora general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Aunque la dependencia se encuentra formalmente dentro del sector de la Semarnat, sus posicionamientos son tendientes a preservar el modelo de gestión proempresarial del agua trazado desde los sexenios anteriores. “Estamos haciendo un esfuerzo en la Semarnat pero no estamos en un gobierno totalmente del lado nuestro. Adentro hay contradicciones muy fuertes y la verdad es que veo que no debemos idealizar a la 4T. Es un gobierno de contradicciones brutal. Y toda la visión que aquí compartimos nosotros no está para nada en el resto del gabinete y me temo que tampoco está en la cabeza del presidente.” Hoy Toledo está bajo mayores presiones. No sólo enfrenta a la derecha de la 4T. Enfrenta a la derecha extramorenista, para quien siempre fue un “radical”. Por verse si se sostiene en su puesto y recibe un respaldo sólido del presidente. Muchos ya ven a Toledo fuera del gabinete y festejan. Lo cierto es que de quedar fuera, la derecha de la 4T se quedará sin contención alguna. Y el presidente perderá los escasos vasos comunicantes con el movimiento social de izquierda que no votó por él. Es hora de que el “fuera máscaras” se aplique al gabinete. ¿Habrá una explicación de Villalobos y Romo acerca de las gestiones que hacen en favor de intereses particulares?
RECOPILATORIO CAMINOS DE LA AUTONOMÍA BAJO LA TORMENTA 19 de agosto 2020