CAMINOS DE LA AUTONOMÍA BAJO LA TORMENTA 2 de septiembre de 2020 1
La provocación al EZLN
Zósimo Camacho - Contralínea - Agosto 28, 2020 El pasado 22 de agosto fueron atacadas e incendiadas dos bodegas y tiendas de café de las bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Cuxuljá, Chiapas. Esta última provocación fue el corolario de un sistemático acoso contra los zapatistas que se incrementó en los últimos meses y que incluye ataques armados por parte de la Orcao, la Organización Regional de Cafeticultores de Ocosingo que devino hace varios años en grupo paramilitar. No se trata de un hecho aislado. Tampoco de un mero “conflicto agrario” entre indígenas, como se ha querido presentar. En realidad, es parte de una embestida contra el EZLN que tiene varios frentes. El de la Orcao junto con los Chinchulines y la reaparición de Paz y Justicia es apenas uno, importante porque es el resurgimiento del paramilitarismo que busca abrirse paso en el propio territorio zapatista. Chiapas es el estado más militarizado del país, como dimos cuenta en esta información sobre la militarización de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Península de Yucatán. En la entidad estaban desplegados, hasta el año pasado, y de acuerdo con información del propio gobierno federal, 11 mil 968 efectivos militares: cantidad muy por arriba de los estados donde los cárteles del narcotráfico dominan regiones y protagonizan matanzas, como Durango (con un despliegue de 4 mil 53 elementos), Sonora (6 mil 516) o Chihuahua (7 mil 279). Además, la Guardia Nacional pretende construir cuarteles dentro de los propios municipios autónomos zapatistas o zonas con bases de apoyo, dentro del perímetro de los municipios oficiales de San Cristóbal de las Casas, Comitán de Domínguez, Huehuetán, Las Margaritas, Ocosingo, Palenque, Pichucalco y Bochil. Pero a los flancos armados que se ciernen sobre el EZLN se agregan los políticos, económicos y mediáticos. Los zapatistas constituyen, desde la izquierda, una de las oposiciones frontales a la “cuarta transformación”. Como hemos dicho en este espacio, se trata de las oposiciones reales porque son de carácter antisistémico y anticapitalista. 1
Los zapatistas han sido desterrados de los medios de comunicación y, desde la emisión de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, sometidos a una campaña de denostación precisamente porque representan un proyecto diametralmente opuesto al de los partidos de todo el espectro político electoral. Panistas, priístas, morenistas y adláteres ven al EZLN como el mayor escollo para los megraproyectos en que ellos sí están de acuerdo: el Tren Maya, el Corredor Transístmico, el Proyecto Integral Morelos, la Refinería en Dos Bocas y el de un nuevo Aeropuerto Internacional (unos dicen que en Texcoco, otros que en Santa Lucía). No es que el EZLN sea la única organización que se opone al proyecto morenista desde a izquierda, pero es parte sustancial del Congreso Nacional Indígena (CNI), con presencia en toda la República que actúa bajo la estructura del Conejo Indígena de Gobierno (CIG). La fuerza social que puede aglutinar es mucho mayor que las que ha ensayado la oposición de derecha. Lo que no han logrado los gobiernos de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto frente al EZLN, la “4T” cree que sí lo puede hacer: replegarlo, reducirlo y fragmentarlo. Por ello, en el guion, el paramilitarismo es fundamental. Los grupos paramilitares (Orcao, Chinchulines y Paz y Justicia) fueron priístas mientras el PRI detentó el poder en el estado. Luego fueron “ecologistas”, cuando el gobierno estuvo a cargo del PVEM. Hoy se asumen “morenistas” porque Morena gobierna el estado y el país. Siempre con el poder, siempre con protección. ¿Les alcanzará la impunidad comprada en el proceso electoral pasado para seguir atacando a las bases zapatistas? ¿Veremos a Morena pintar su raya con estas organizaciones o les permitirá que sigan actuando en su nombre? ¿Qué buscan los perpetradores y los autores intelectuales de estos ataques? ¿Quieren que el EZLN responda a las agresiones armadas de la Orcao, Chinchulines, Paz y Justicia y compañía? ¿Cegados por la soberbia piensan que pueden reducir al zapatismo en Chiapas y en México? La prudencia y la inteligencia están del lado de los zapatistas. El zapatismo no sólo está en Chiapas. Vive en las comunidades indígenas y campesinas de las 32 entidades de la República. 2
Fragmentos Comunidades nahuas, me’phaa, na’savi, afromexicanas y mestizas de las regiones de Costa Chica y Montaña de Guerrero iniciarán la próxima semana una caravana rumbo a la Ciudad de México. Coordinadas en el Concejo Indígena y Popular de Guerrero Emiliano Zapata (Cipog-EZ), romperán el cerco narcoparamiliitar que padecen y del que hemos dado cuenta en Contralínea. Llegarán hasta el Zócalo para solicitar audiencia con el presidente y demandar: medidas cautelares para promotores del Cipog-EZ ante el asedio del cártel de los Ardillos; alto a la guerra paramilitar desatada contra las comunidades del EZLN, el CNI-CIG y el Cipog-EZ; construcción de escuelas, casas de cultura y caminos para las comunidades marginadas de Guerrero, y apoyo a cooperativas de trabajo… Luego del anuncio gubernamental de la construcción de un “Parque Ecológico” en el lago de Texcoco, los pueblos de la ribera llamaron a retomar el proyecto #ManosALaCuenca, que fue construido hace 2 años “junto con expertos y científicos, a ras de tierra y desde los pueblos”. Consideran que la propuesta del gobierno federal “se queda corta” ante la destrucción que causaron las obras de lo que sería el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM). El pasado miércoles, integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra exigieron la restitución de las tierras de los ejidatarios que quedaron detrás de la barda perimetral, especialmente el Lago de Xalapango, y detener los proyectos complementarios del NAICM que todavía operan y dividen las tierras de los pueblos, como la Autopista Peñón-Texcoco… Se encuentra desaparecido, desde el 23 de agosto, Octavio Ruiz Sántiz, estudiante de la Escuela Normal Intercultural Bilingüe Jacinto Canek. Se le vio la última vez en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. En la búsqueda del normalista, las autoridades del gobierno estatal y de la Fiscalía General del estado deben aplicar de manera inmediata el protocolo homologado para personas desaparecidas, conforme a la Ley General en materia de Desaparición Forzada, Desaparición cometida por particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda, demanda el abogado Víctor Rogelio Caballero Sierra, del Colectivo Aequus-Promoción y Defensa de Derechos Humanos. 3
BlackRock, el oscuro constructor del Tren Maya José Ignacio De Alba - piedepagina.mx - 31 agosto, 2020
BlackRock es el fondo de inversión más grande del mundo con presencia en más de 100 países. Este gigante financiero ha sido acusado en diversos proyectos de corrupción, daños ambientales y de violar derechos humanos. Hoy se perfila como proveedor en la construcción del Tren Maya BlackRock fue el único consorcio que se postuló para la construcción del tramo 5 del Tren Maya que va desde Cancún hasta Tulúm, Quintana Roo. Este lunes se dará el fallo para conocer si el consorcio se adjudica el proyecto de 125 kilómetros de extensión. Los concursos para las licitaciones para el proyecto se hacen nivel internacional, pero aún así BlackRock fue la única postulante al proyecto según el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur). El Tren Maya que recorre 1 mil 500 kilómetros es el proyecto más importante que se haya realizado en la península de Yucatán, pero el plan ha encontrado la oposición de algunos grupos de mayas y de organizaciones medioambientales. Aunque Black Rock se encargará del tramo más corto del plan maestro, hay preocupación sobre el modus operandi de la empresa. La organización Poder lleva años documentando las operaciones de este fondo de inversión. BlackRock inició sus operaciones en México en 2008, en el sexenio de Felipe Calderón. Incluso, el subsecretario de Hacienda de ese momento, Gerardo Rodríguez Regordosa, ahora forma parte de la compañía neoyorquina. En aquel momento los activos se concentraron en dos rubros: fondos de inversión y el mercado bursátil. A la llegada de Enrique Peña Nieto, la empresa comenzó a destacar por su interés en el sector de energético, después de la Reforma Energética. Así lo relata Poder en su investigación “El control Energético de Black Rock”: “A partir de la reforma energética, la administradora de fondos ha invertido en la industria energética de tal forma que en sólo tres 4
años, entre 2015 y 2017, BlackRock se ha hecho del control directo e indirecto de cinco proyectos de infraestructura energética, incluidos dos gasoductos considerados de seguridad nacional, y seis bloques de exploración petrolera”. La primera inversión que hizo Black Rock fue en la construcción de un tramo del gasoducto Los Ramones, el megaproyecto que traería gas de los yacimientos de Texas, Estados Unidos, hasta el estado de Guanajuato. Curiosamente otro de los contratistas de la obra fue la trasnacional Odebretch, señalada por pagar sobornos a funcionarios como Emilio Lozoya. En la publicación hecha por Poder se da cuenta que la junta directiva de Black Rock, incluido su director Laurence Fink, y altos funcionarios mexicanos se reunieron en diversas ocasiones durante el sexenio pasado. Incluso, previo a las elecciones de 2018 varios candidatos presidenciales se reunieron con Fink: entre ellos José Antonio Mead, Ricardo Anaya, Margarita Zavala y, el ahora presidente, Andrés Manuel López Obrador. En otra investigación llamada “BlackRock, el Gigante desconcocido” Poder señala que la gestora de inversión y Afore Banamex firmaron dos contratos en 2014 para invertir ahorros de los mexicanos en el extranjero. El problema, según la publicación, es que la compañía “no cumplía con el lineamiento de la Comisión Nacional del Sistema para el Ahorro (Consar) que exige que para que ese tipo de empresas administradoras puedan invertir las pensiones de los mexicanos no deben contar con investigaciones pendientes”. En ese momento BlackRock Investments Management UK era investigada en Italia. Las armas, otro de sus negocios BlackRock es probablemente la compañía más poderosa del mundo, pero a pesar de su influencia es una empresa poco conocida fuera de los círculos financieros. En México es la principal accionista de empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores. La gestora de fondos tiene nexos cercanos con empresas ligadas a Carlos Slim, desde hace años es uno de los mayores bolsistas en América Móvil. 5
Fuera de México la compañía BlackRock tiene poder en trasnacionales de la talla de Exxon Mobil, Shell, Citigroup, Bank of America, JPM Chase, Apple, McDonalds y Nestlé. Farmacéuticas, bienes raíces, bancos, petroleras, aviación, química, minería, industria automotriz y alimentos forman parte de su portafolio. También es accionista de algunas de las compañías de armas más grandes del mundo, como American Outdoor Brands Corporation, Sturm Ruger & Company y Vista Outdoor o ejércitos de mercenarios. Black Rock está prácticamente en todos los rubros de la economía, incluso ha sido señalada de usar ese poder en momentos críticos como en la crisis económica de 2008, donde la compañía duplicó sus ganancias. También la empresa ha participado en la asesoría de gobiernos. Para muchos analistas Black Rock es la muestra del excesivo poder de la banca. Recientemente BlackRock obtuvo permiso del gobierno de China para establecer una compañía de fondos mutuos. Es la primera empresa extranjera en lograr la autorización en el mercado chino. Los otros constructores del Tren Maya Hasta el momento ya se han entregado 5 de las 8 licitaciones de la construcción del megaproyecto. El tramo uno del proyecto (Escárcega-Plenque) se le entregó a Mota-Engil México SAPI de C.V. en convenio con China Communications Construction Company LTD, Grupo Cosh S.A. de C.,V Eyasa y Gavil Ingeniería S.A. El tramo dos del proyecto (Escárcega-Calkiní) se entregó a Operadora CICSA S.A. de C.V. en convenio de asociación con FCC Construcción S.A. El tramo tres del proyecto (Calkiní-Izmal) se entregó a Construcciones Urales, S.A. de C.V en convenio de asociación con GAMI Ingeniería e Instalaciones, S.A. de C.V y AZVI, S.A.U. El tramo cuatro del proyecto (Izmal –Cancún) se entregó a Grupo ICA. 6
¿Cómo ven al Tren Maya?
Gloria Muñoz Ramírez - www.jornada.com.mx - Los de abajo Sábado 29 de agosto de 2020 “Otras personas podrían decir que excelente. Quizá yo podría ir a Chiapas y me saldría más barato, pero el viaje que yo haga en el tren me va a costar matar la vida y la paz de mi territorio y las costumbres de mi pueblo. Si la gente estuviera bien informada, no estaría aceptando el proyecto”: María del Carmen Salgado Vázquez, Colectivo Las Florecitas de Xcanan, comunidad Nueva Vida, Calakmul, Campeche. “La especulación de la tierra ya empezó. Desde el anuncio del proyecto mucha gente está llegando para apropiarse de la tierra. En las orillas de la carretera entre Bacalar y Cancún hay una serie de despojos mediante violencia”: Heber Uc, Consejo Indígena de Bacalar, Quintana Roo. “Esperamos que esta voz viva de los pueblos mayas no se atrape para ponerla en los museos y sea comercializada”, Pedro Uc, Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal, Yucatán. “Hicimos un mapa sobre las amenazas que miramos en el territorio peninsular. No sólo del Tren Maya, sino también de los proyectos agroindustriales que devastan la selva y que serán unidos por el tren y vimos que aumentará la violencia”: Álika Santiago, Colectiva de Mujeres K-luumit X’ko olelo’o, Quintana Roo “Si ya tenemos experiencia en todos estos megaproyectos, por qué vamos a decir que sí al tren… Si me preguntaran qué es vivir bien yo diría que no me estén fumigando, que no me estén tirando mis bosques, que ya no se siga deforestando”: Leydy Aracely Pech, Ich-Ex, Hopelchén, Campeche. “Los apicultores tenemos que lidiar con el precio de la miel y, al no haber lluvias, baja nuestra producción. Y ahora se nos viene otra amenaza: el tren: Anastacio Oliveros, ejido Conhuas, Calakmul, Campeche. 7
“El tren es para los que vienen a ver lo que hay aquí, el agua, la pirámide. Ellos van a venir a construir otro nuevo Cancún”: Emilio Jiménez, Xi’Nich, Chiapas. “El debate no es tren sí o tren no, sino cómo miramos nuestra vida”: Ángel Sulub Santos, Centro Comunitario U kúuchil k-Ch’i’ibalo’on-Raxalaj Mayab’, Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo. Testimonios del reportaje hablanlospueblos.org, de la columnista. desinformemonos.org - losylasdeabajo@yahoo.com.mx
Defender la vida en tiempos de pandemia
Raúl Romero* - www.jornada.com.mx - 30 de agosto de 2020 La pandemia por coronavirus llegó a los pueblos en resistencia en un momento de guerra por varios frentes: económico, militar, político y mediático. A la lucha contra los megaproyectos, a la resistencia contra las violencias estatales, paramilitares y del crimen organizado, a la ofensiva mediática y al discurso oficialista que les coloca como enemigos; tienen que sumar la organización para sobrevivir al coronavirus. Basta con revisar la página oficial del Congreso Nacional Indígena (CNI) para comprobar que durante la pandemia no cesaron los ataques contra los pueblos. Sólo entre marzo y lo que va de agosto, hay más de 40 denuncias que van desde amenazas, detenciones, despojos, torturas, secuestros y masacres. Mayor notoriedad cobraron la masacre contra el pueblo Ikoots, en Oaxaca, o los despojos y agresiones contra integrantes del Ejido Tila, en Chiapas. El ataque del sábado 22 de agosto, por parte de grupos paramilitares contra bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), termina de dibujarnos el escenario de guerra en el que están inmersos los pueblos y sus organizaciones. Es en medio de esa guerra que estas organizaciones se han dado a la tarea de implementar medidas para enfrentar la pandemia. 8
En la Chiapas Zapatista, por ejemplo, el EZLN llamó a sus bases de apoyo a adoptar medidas con bases científicas, y desde la segunda quincena de marzo sugirió el cierre de espacios como los caracoles y otros centros de resistencia. La estructura de salud con la que cuentan las comunidades zapatistas es ampliamente reconocida en la región. En 2014, durante la Escuelita zapatista, las bases de apoyo contaron a sus alumnos y alumnas cómo se implementa un modelo de salud desde abajo y desde adentro de las comunidades, lo que permite un conocimiento del contexto cultural y lingüístico. Este modelo, que tiene fuerte énfasis en lo preventivo y en la alimentación, es aplicado con el trabajo de hombres y mujeres como promotores de salud, con casas de salud, microclínicas y clínicas, laboratorios, ediciones de libros y folletos, y capacitaciones. En este modelo se combina la medicina tradicional con la medicina moderna, partiendo siempre de ver a la salud como un proceso comunitario e integral, donde lo físico, lo mental y lo emocional forman un conjunto; y donde la salud personal y comunitaria, el territorio y la naturaleza están íntimamente relacionados. En el caso del CNI, los pueblos y sus organizaciones se dieron a la tarea de compartir, mediante programas de radio, algunas de las experiencias de lo que significa defender la vida en tiempos de pandemia. En esas ediciones puede documentarse la importancia de las radios comunitarias, desde las cuales se difundió información culturalmente adecuada, traducida y adaptada por las propias organizaciones. La adaptación o creación de estrategias propias, como el “quédate en tu comunidad” es relevante. Igualmente, el papel de las juventudes fue clave, pues ayudaron al diseño de cápsulas de radio, infografías y folletos, y también a la utilización efectiva de redes sociales y plataformas digitales, con las cuales también se combatió la desinformación y difusión de información falsa. Por otra parte, se ha hecho especial énfasis en la promoción de la salud preventiva, enfocada a fortalecer las defensas del orga9
nismo mediante la alimentación y la medicina tradicional. Se establecieron cercos sanitarios y en algunos casos, en comunidades que tienen importante flujo migratorio, se establecieron centros de observación para prevenir infecciones. En otras comunidades se activaron “comités de salud y resistencia”, “comités de alimentación y resistencia”, y fueron las propias comunidades las que se dieron a la tarea de conseguir insumos, botiquines. Salud comunitaria y autogestionada. El trabajo de las mujeres parteras ha sido importantísimo, incluso, su labor cobró gran notoriedad en zonas urbanas. La reflexión sobre el papel de las personas adultas mayores también destaca. La integrante del Colectivo Suumil, en Sinanche, Yucatán; reflexiona: “mientras el sistema puso a los ancianos como los y las desechables, en la comunidad nos lanzamos a su resguardo, a cuidarles”. En ellos y ellas, nos cuentan en otros pueblos, habita la memoria histórica de cómo sus antepasados vivieron otras “calamidades”. Muchos otros elementos habría que apuntar de estas experiencias, en lo económico, en la seguridad, e inc luso en las propias formas que tuvieron que imaginar para continuar con sus resistencias. El EZLN y el CNI son sin duda la articulación más sólida que hace frente, desde abajo y a la izquierda, al actual gobierno. Ellos y ellas proponen construir un mundo fuera de los márgenes establecidos. Un mundo con democracia, libertad y justicia. Un mundo sin capitalismo ni patriarcado. Una verdadera alternativa civilizatoria. Eso incomoda a quienes piensan que el capitalismo se puede humanizar y que sólo ahí es posible la vida. Les incomoda que los pueblos se atrevan a decir y construir otro mundo, por eso les hacen la guerra. *Sociólogo Twitter: @cancerbero_mx 10
Epidemia de crímenes contra los pueblos Raúl Zibechi - La Jornada - Viernes 28 de agosto de 2020
Los malos gobiernos que administran estados policiales están lanzando una fenomenal ofensiva militar contra los pueblos en toda América Latina. En las favelas de Brasil, en las periferias urbanas de Argentina, en las áreas rurales de Colombia, en territorios en resistencia mapuche y en la Chiapas zapatista. Allí donde la dignidad de los abajos sigue intacta, donde la fuerza colectiva de los pueblos resiste y construye otros mundos, es donde los de arriba están aprovechando las cuarentenas que se autoimponen aquellos para contener la pandemia, para intentar destruir las resistencias a los megaproyectos extractivos. El 22 de agosto, paramilitares de la Organización Regional de Cafeticultores de Ocosingo (Orcao) saquearon e incendiaron casas y almacenes del Centro de Comercio Nuevo Amanecer del Arcoiris, en el sitio crucero de Cuxuljá, en la comunidad rebelde de Moisés Ghandi, municipio de Ocosingo, Chiapas (https://bit.ly/3lj4qB5). Como señala el comunicado del Congreso Nacional Indígena-Consejo Indígena de Gobierno, los paramilitares operan junto al partido Morena y al gobierno regional, como parte de “la guerra que, desde arriba, se está desplegando en contra de la organización de las comunidades zapatistas”. En Colombia, la ofensiva paramilitar asesinó a 33 personas en apenas 11 días, en cuatro masacres “a manos de grupos financiados por el narcotráfico” (https://bit.ly/3aWQaJw). Este año se produjeron 33 matanzas. Uno de los departamentos más afectados es el Cauca, donde los pueblos agrupados en el Consejo Regional Indígena del Cauca ofrecen tenaz resistencia al modelo de muerte. En el Cauca, el Proceso de Liberación de la Madre Tierra recuperó 16 fincas en casi cinco años, donde siembran vida y cuidan 26 mil 200 ojos de agua y 123 lagunas naturales (https://bit.ly/ 3jfhAgB). En la cuarta parte del Cauca se busca petróleo y en 40 por ciento de la superficie se explora en busca de metales. Ade11
más se pretenden construir dos grandes carreteras y un puerto de aguas profundas en el Pacífico. En Argentina, la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional registró, del 20 de marzo al 6 de agosto, 92 muertes a manos de integrantes de la fuerzas estatales, cuando “no existía situación real de peligro para el ‘matador’ o terceros”. De ese total, 34 fueron fusilamientos de gatillo fácil, 45 muertes bajo custodia en cárceles o comisarías, cuatro fueron feminicidios y tres desapariciones forzadas (https://bit.ly/2QmFmLi). Además denuncian, en el mismo periodo, alrededor de 100 casos de uso abusivo de la fuerza policial, con “golpizas, torturas, asesinatos, violaciones y desapariciones forzadas”. Todo esto sucede bajo un gobierno que se autodenomina “progresista”. En Brasil, las muertes policiales durante la pandemia crecieron 26 por ciento, “a pesar de la reducción de gente en las calles”, según una encuesta realizada por el diario O Globo (https://glo. bo/3gvBZvP). Menos personas en las calles, significa “menor control social de la actividad policial”, lo cual redunda en mayor impunidad, ya que se constata “una policía sin control”. Un informe de la Universidad Federal Fluminense señala que “el número de muertes en las favelas de Río de Janeiro cayó 72.5 por ciento en el mes en que fueron suspendidas las operaciones policiales en esas comunidades” (https://bit.ly/31onaH8). El patrullaje militar en favelas fue suspendido en mayo por el Tribunal Supremo Federal, luego de una masacre de 12 personas en el Complexo do Alemão (https://bit.ly/3hnTYpo). En los territorios mapuche, de Chile, se ha incrementado la represión, con la activación por parte del Estado de grupos paramilitares integrados por agricultores, quienes ocupan tierras usurpadas a las comunidades (https://bit.ly/31njy8w). Tres consideraciones finales: La primera es que violencia contra los abajos se incrementó en toda la región, con gobiernos de derecha, como en Colombia, 12
Chile y Brasil, y con gobiernos “progresistas”, como en Argentina y México. Es, por tanto, una violencia estructural y sistémica. Las segunda es que las clases dominantes están aprovechando la pandemia para quebrar las resistencias al despojo que representan los pueblos en movimiento. Para conseguir ese objetivo, aceleran la militarización y la guerra contra las comunidades. La tercera es que sólo la autodefensa colectiva de los pueblos puede frenar esta ofensiva. Debemos tener claro que estamos en las primeras fases de una extensa guerra contra los pueblos originarios destinada a rediseñar el mapa del mundo, expulsando a las comunidades de sus tierras para profundizar el extractivismo. En esta guerra los de arriba utilizan ejércitos estatales, paramilitares, narcos y una brutal desinformación. Nosotros no resistimos la muerte con la muerte. No actuamos de forma simétrica. La reacción del EZLN ante el asesinato del maestro Galeano, en mayo de 2014, nos inspira: seguir construyendo nuestros mundos, mientras resistimos.
El espejo de Tezcatlipoca
Javier Sicilia - Proceso - 28 agosto, 2020 Tezcatlipoca, el Señor de la Fatalidad y de la Noche, llevaba en su pecho un espejo humeante de obsidiana donde el ser humano debía escrutar su destino. En un espléndido reportaje para The New York Times,“La tierra en préstamo: una gramática de la violencia en México”, Juan Villoro tomó ese espejo, encerrado en libros y museos, y lo puso de nuevo ante nuestros ojos para preguntarnos si aún podíamos vernos reflejados en él. La imagen es aterradora. En el fondo del espejo se delinea el rostro más brutal y sobrecogedor del imperio azteca: El huey tzompantli: un altar en el que se colocaban, unidos con argamasa, los cráneos de los prisioneros de guerra sacrificados a Huitzilopochtli, el dios de la guerra. 13
“Andrés de Tapia –recuerda Villoro–, soldado de Cortés, creyó distinguir allí 136 mil cráneos, y el fraile Diego Duran 88 mil”; 75% de hombres y 25 de mujeres y niños. Recientemente, en 2015, seis años antes de que conmemoremos la caída de Tenochtit lán, los arqueólogos lo descubrieron en el número 23 de la calle República de Guatemala, la antigua calzada de la muerte, donde se encontraba el juego de pelota, en el que los perdedores eran también sacrificados. La excavación, en proceso, no puede aún precisarnos su número, pero nos recuerda las más de 3 mil fosas clandestinas que hemos hallado a lo largo de estos últimos años, “la peor violencia –dice Villoro– después de la Revolución”. Conforme nos acercamos a la imagen más inmediata del espejo, la misma escena continúa apareciendo, como si a lo largo de 500 años México no hubiera dejado de alimentar el siniestro altar. Más que Cristo –en cuyo nombre se han cometido un sinnúmero de atrocidades semejantes, para vergüenza del Evangelio–, son Huitzilopochtli y la muerte quienes parecen determinar nuestro destino. Su imperio surge en cada episodio de la llamada historia patria. Despojado de su mítico origen, el Himno Nacional, pleno de sangre, sacrificios y muerte, resguarda en su exaltación demencial la guerra desatada por el dios contra sus hermanos para vengarse y enaltecer a su madre Coatlicue, ceñida en su cintura con un cráneo. Las decapitaciones, los desmembramientos, los feminicidios, que en los últimos años se han recrudecido, evocan el descuartizamiento y la decapitación de Huitzilopochtli a su hermana Coatlicue, cuyo cráneo es la luna. Hablan también del tzompantli enterrado en el número 26 de República de Guatemala. Las calaveras, que el cristianismo endulzó y que acompañan nuestros altares de muertos, son un tzompantli domesticado. Los narcos rinden culto a la Santa Muerte, cuyos ojos vacíos nos escrutan y reactualizan el destino que guarda el espejo de Tezcatlipoca. Como en la época prehispánica, el huey tzompantli está allí, cada vez más grande. Es del tamaño de los mil 973 kilómetros cuadrados del país. Vivimos con él. Lo desenterramos en cada fosa hallada, en cada hombre, mujer, niño asesinado, y como Andrés de Tapia y Diego Durán, imaginamos su número, que contabili14
zamos en 300 mil en estos últimos 13 años. Nadie, sin embargo, le pone fin. Calderón lo promovió; Peña Nieto intentó ocultarlo, hasta que las calaveras de los 43 muchachos de Ayotzinapa fueron puestas en él; López Obrador lo consiente y, mientras agrega más cráneos al tzompantli, lo exhibe como la innoble obra de un pasado que ya concluyó: a ninguno de los grandes capos y funcionarios corruptos que su administración persigue se responsabiliza de esas atrocidades. Se les persigue por delincuencia organizada, lavado de dinero, conspiración… a veces por venganza o cálculo político; nunca por asesinato y desaparición. Nadie pregunta por su contribución en la pared inmensa y aterradora de ese huey tzompantli en que se ha convertido el país. Lejos de ello hemos incorporado a su construcción una nueva modalidad, el linchamiento. Mientras desde lo más puro y exquisito de su tradición las comunidades mayas del sureste mexicano nos dan una hermosa lección de vida y dignidad, en el espejo humeante de Tezcatlipoca que Villoro puso ante nosotros, Huitzilopochtli avanza con su cuchillo de obsidiana vuelto sierra eléctrica, metralleta y desprecio. Los poetas prehispánicos, recuerda el escritor, repudiaron esa sumisión a la muerte en su poesía, cargada, como algunos salmos, de “angustia, tristeza” y nostalgia. “¡Soy desdichado!/ he quedado abandonado/ al lado de la gente en la tierra”, escuchamos aún a Netzahualcóyotl. Sus herederos también resisten. “Allí vienen/ los descabezados/ los mancos,/ los descuartizados”, escribe María Rivera en “Los muertos”, el poema emblemático de estos años atroces. “Esto es el país de las fosas/ […]/ de los aullidos/ […] de los niños en llamas/ […] de las mujeres martirizadas/ Este es el país que ayer apenas existía”, responde David Huerta. Pero el poder es sordo. No sabe de poesía. Sabe de la dominación arcaica o de la retórica que la encubre bajo el manto protector de una democracia vacía. En ella el rito atroz del tzompantli se transforma en un show macabro que alimenta las series televisivas, el horror, la violencia y la dominación de la muerte. “En el año más violento de nuestra historia reciente –dice Villoro desde el espejo humeante de Tezcatlipoca– resuena la voz del poeta náhuatl: la vida es incierta en la tierra que nos fue prestada”. 15
Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, detener la guerra, liberar a todos los presos políticos, hacer justicia a las víctimas de la violencia, juzgar a gobernadores y funcionarios criminales, esclarecer el asesinato de Samir Flores, la masacre de los LeBarón, detener los megaproyectos y devolverle la gobernabilidad a Morelos.
A la salud de los trabajadores de la salud
Hermann Bellinghausen - www.jornada.com.mx - 31 de agosto de 2020 Los trabajadores de la salud constituyen la primera barricada, o más bien la última, contra la pandemia por el virus SARSCoV-2, que, según los pronósticos, va para largo. Se les reconoce en ciertos sectores de la población, pero como también despiertan temores, desconfianza u odio en vecinos y conocidos, ya ven cómo es la gente, los y las agreden, amenazan, discriminan, así que tratan de disimular su identidad en la calle. Tendría que ser al revés, deberíamos tratarlos como ciudadanos distinguidos, porque se lo han ganado. Cuidarlos. ¿Dónde estaríamos sin ellos y ellas? Son quienes combaten el padecimiento en persona. Por rígidas que sean las jerarquías, la enfermedad y la muerte han igualado como nunca a médicos, enfermeras, camilleros, ambulancieros, laboratoristas, recepcionistas, lavanderas, patólogos, forenses y cremadores. En los espacios de atención, quintaescenciados en los “hospitales Covid-19”, se libra la batalla más riesgosa e indispensable. Casi 100 mil personas del sector han enfermado por el coronavirus, y para el 25 de agosto habían fallecido mil 320, de acuerdo con el desglose de la dirección de Epidemiología de la Secretaría de Salud (La Jornada, 26/8/20). La compañera Ángeles Cruz reportaba que se han confirmado 97 mil 632 casos y hay otros 10 mil 933 en calidad de sospechosos. Estas cifras se diluyen en el cuadro general que podemos leer todos los días. Ese mismo día, el total de enfermos rondaba 568 mil y las defunciones 61 mil. En los 14 días anteriores habían comenzado con síntomas 648 trabajadores de la salud en la Ciudad de Mé16
xico, en Nuevo León 348 y en Jalisco 348. Sí, en las ciudades mayores, donde sus condiciones estarían mejor garantizadas que en urbes menores y zonas rurales o marginadas. Cargan cada día enormes responsabilidades para con pacientes y familiares. Deben recibir, diagnosticar, explorar, atender hasta extremos intensivos, si es necesario, a todas las personas que enfermen, en especial si por su estado ya no pueden ser atendidos a distancia. El personal de salud es el primer contacto, literal, con los infectados en miles de localidades del país, con harta frecuencia sin espacios adecuados ni equipo de protección suficiente. Enfrentan privaciones equivalentes a las de aquellos médicos rurales que retrataran William Carlos Williams y John Berger. Quizás hoy tengan sólo un sentido metafórico estas palabras de Williams: “Para un médico, todo dependía de los caballos. Eran un factor decisivo en sus vidas”. En Un hombre afortunado (1967), Berger y el fotógrafo Jean Mohr siguen las andanzas de un médico rural británico, subrayando la importancia de la práctica general. Si su trabajo consiste inescapablemente en estar ahí, médicos, enfermeras y demás tiene la responsabilidad adicional de cuidar a sus propios familiares y allegados. De cuidarse a sí mismos y mismas de manera prioritaria y estratégica. Nadie se expone a mayores cargas del virus que ellos y ellas. Según datos oficiales, para la fecha señalada 60 por ciento de los contagios eran en mujeres, “principalmente enfermeras”. Setenta por ciento de los fallecidos eran varones de entre 50 y 69 años. De éstos, 49 por ciento eran médicos. La oportunidad hace al héroe, pero también lo destruye. Este heroísmo no es voluntario. Hasta las vocaciones de raíz profunda y el altruismo de los temperamentos privilegiados se encuentran a prueba. Para esto se entrenaron y les pagan. Los médicos juramentaron, y los más serios siguen estudiando, pues pocas educaciones son tan continuas como la suya. Su trabajo consiste en tratar con la gente enferma, en su recuperación o su muerte. Igual que los policías y los juntacadáveres, se supone que están acostumbrados. Pero no tanto. Un médico no se acostumbra a la muerte, para él o ella no existen 17
fiambres, sino fracasos. El dolor de las personas cobra una cuota emocional elevada en médicos y enfermeras. Cuántos quisieran no lidiar con los afectados de la pandemia, uno tras otro, en un flujo que inunda los hospitales. En otros países hermanos de América Latina hemos visto nosocomios colapsados, ataúdes empaquetados y amontonados, personal de salud rebasado, cansadísimo hasta el extremo absurdo de los modelos filosóficos camusianos que se resumen en la figura de Sísifo. Por supuesto acumulan también fallas, negligencias, burocratismos groseros, pero la pandemia no pueden minimizarla. Ya no hay lugar para esos internistas prestigiosos que con desdén ignoraron influenzas en el pasado y murió gente que debería seguir viva. Para la ciudadanía, así como para el Estado, es un deber proteger, alentar y respetar los esfuerzos del personal sanitario, y agradecer lo que hacen por todos a un costo personal muy alto. Hoy ni los galenos más vanidosos pueden jugar a Dios. Se saben hechos del mismo barro. El nuevo coronavirus los ha hecho modestos, frágiles, socialmente indispensables. No nos abandonan, no podemos dejarlos solos.
¿Dónde está Mayela Álvarez?
R. Aída Hernández Castillo* - La Jornada - 31 de agosto de 2020 El 30 de agosto se celebra el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. Esta conmemoración tiene su origen en una iniciativa de la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos (Fedefam) y fue retomada por la Asamblea General de Naciones Unidas en diciembre del 2010, ante el aumento de desapariciones involuntarias en distintas regiones del mundo. En México, donde la cifra oficial de desaparecidos es de 73 mil 201 personas, este día se ha convertido en una fecha emblemática para los familiares de desaparecidos, que, a través de distintas estrategias políticas, nos recuerdan que la impunidad y el silencio son una forma de complicidad, y que los y las desaparecidas nos faltan a todos. 18
Ante las dimensiones que ha tomado el problema de la desaparición de personas en el país, los científicos sociales mexicanos hemos formado equipos interdisciplinarios para analizar los contextos que posibilitan las desapariciones y el impacto que éstas tienen en el tejido social, acompañando desde la investigación-activista, a los colectivos de familiares. Este ha sido el caso del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas), centro público de investigación de del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), donde hemos creado el Laboratorio de Antropología Social y Forense, y distintos equipos en las unidades desconcentradas, que abordan la problemática desde las perspectivas regionales. Paradójicamente, lo que era un problema de investigación prioritario, se ha convertido en una afectación directa a nuestra comunidad académica con la desaparición el 11 de agosto pasado, de Griselda Mayela Álvarez Rodríguez, secretaria técnica del posgrado del Ciesas Noreste, en Monterrey, Nuevo León. Nuestra compañera Mayela, de 42 años, es madre de una niña de 17 años y un niño de 13, y como muchas mujeres, combinó sus estudios de maestría y doctorado en la Universidad Pedro de Gante, con su trabajo académico-administrativo en Ciesas. Es una atleta que había participado en las competencias de natación en los Juegos Panamericanos y ha formado a sus hijos también como deportistas de alto rendimiento. Maya y Marco, se han unido a los miles de niños y niñas mexicanas cuyas vidas están siendo afectadas por la desaparición de sus padres, madres, hermanos o hermanas. Como muchos de las secretarías técnicas de nuestros posgrados, Mayela Álvarez es una persona clave para articular a los estudiantes con la institución, y ha contribuido a construir una comunidad estudiantil que ahora está conmocionada por su ausencia. Estamos viviendo en carne propia los impactos que documentan las tesis de maestría y doctorado de nuestras alumnas y alumnos, y la impotencia ante la incapacidad de una sofisticada burocracia estatal, que a pesar de contar ya con leyes, reglamentos, bases de datos, grupos especializados de búsqueda, comisiones estatales, fiscalías, siguen sin poder solucionar el problema de las desapariciones de personas. 19
El martes 11 de agosto, de camino a su trabajo, se comunicó por última vez con su hija y desde entonces nadie ha vuelto a saber de ella. Pasaron las 72 horas claves para encontrarla y el Grupo Especializado de Búsqueda Inmediata no pudo dar con su paradero. Desde que supieron de su desaparición, los estudiantes del Ciesas Noreste crearon la página www.facebook.com/ DondeEstaMayelaAlvarez/ y nos han invitado a tapizar el país con su foto. Si la pandemia del Covid-19 ya había hecho difícil el desarrollo de las actividades académicas para los estudiantes de nuestros posgrados que enfrentan condiciones de estrés, limitaciones en infraestructura y conectividad, la desaparición de nuestra compañera afectó emocionalmente a los y las estudiantes del Ciesas Noreste. El coloquio de la maestría concluyó el viernes pasado con un ritual de solidaridad donde se compartieron anécdotas sobre Mayela, describiendo el carácter luminoso con el que los recibía cada mañana, y su compromiso para mantener dicha maestría dentro de los programas internacionales de excelencia de Conacyt. En el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, demandamos la aparición con vida de Mayela Álvarez y de las 73 mil personas desaparecidas, cuyas ausencias violentan cotidianamente a miles de familias y comunidades en México. *Investigadora del Ciesas.
La manzana mordida
Silvia Ribeiro * - La Jornada - Sábado 29 de agosto de 2020 La trasnacional Apple alcanzó la semana pasada un valor de mercado de 2 billones de dólares, es decir, 2 millones de millones de dólares. Duplicó el valor de sus acciones de marzo a agosto de 2020 gracias a la pandemia. Se convirtió en la empresa con mayor valor de mercado en el mundo. Solamente la petrolera estatal Saudi Aramco, de Arabia Saudita, alcanzó ese monto por un breve periodo en 2019, pero volvió a bajar con la caída de los precios del crudo. Para poner la cifra en perspectiva, pensemos que solamente una docena de países en el mundo tienen un producto interno bruto 20
(PIB) superior a 2 billones de dólares. Ninguno latinoamericano, ni la mayoría de los europeos, llega a ese volumen. En América Latina, Brasil es el más cercano, con un PIB de 1.89 billones de dólares. Le sigue México, con cerca de 1.3 billones. Apple tiene cinco veces el valor de todo el PIB de Argentina. Cercanas al absurdo valor de mercado de Apple están Amazon y Microsoft, que en corto tiempo podrían alcanzarla. Están en rápido ascenso las acciones de Facebook, Alphabet (dueña de Google) y las chinas Alibaba y Tencent. Son las dueñas de grandes plataformas digitales, que actúan en comercio electrónico, entretenimiento, redes sociales, etcétera. Esas siete controlan 75 por ciento del mercado global de plataformas. Con la pandemia crecieron exponencialmente, debido al aumento de la dependencia y adicción digital, que hizo explotar las tendencias que ya existían de digitalización de todos los sectores industriales y sumó sectores claves como educación y salud. El crecimiento de Apple evidencia el peso que ha adquirido el llamado “capitalismo de la vigilancia”, una nueva forma de organización del capitalismo que está trastocando todo, desde industrias y empleo hasta a los sistemas electorales y las formas de empujar el consumo de productos de las empresas que paguen por los datos. Se basa en la extracción masiva, interpretación, venta y manipulación de datos de todas las personas, instituciones, empresas, ciudades, vías de transporte, naturaleza y ambiente (Shoshana Zuboff, 2019). Apple, a través de teléfonos, relojes digitales, computadoras, accesorios domésticos “inteligentes”, plataformas de televisión y música colecta una cantidad enorme de datos de nuestras conductas, salud, preferencias de compras, ocio, trabajo, educación, relaciones y familia, todo ello georreferenciado. En conjunto con los datos que aportamos a través de otras plataformas, conforma una red de extracción e interpretación de nuestros datos por edad, género, situación económica, ubicación y más. Eso lo vende a otras empresas y lo entrega a las agencias de vigilancia de los gobiernos. Este volumen inmenso de datos sólo se puede manejar con sistemas de Big Data. Los servicios de nubes de computación con esa 21
capacidad están dominados por pocas empresas: Microsoft Azure, Amazon Web Service (AWS), Google Cloud, Alibaba Cloud, IBM, Oracle. Los “servicios” de iCloud, donde Apple almacena nuestros datos, están en realidad en nubes de Amazon y Google, a las que contrata para ello y que, por tanto, acceden a los datos. En volumen de ventas anuales que se registran –no en valor de acciones, que es una cifra especulativa–, la mayor empresa del mundo sigue siendo Walmart, seguida por empresas petroleras y automotrices chinas y estadunidenses. Pero aún en la lista de ingresos por ventas compilada anualmente por la revista Fortune, Amazon aparece en el noveno lugar y Apple en el decimosegundo; Alphabet y Microsoft están entre las 50 mayores del mundo (https:// fortune.com/global500/). A Apple le llevó 38 años llegar a un valor de mercado de un billón de dólares, pero lo duplicó en sólo dos. Al inicio de la pandemia su valor cayó, porque los inversionistas dudaron al depender de FoxConn en China para la fabricación de sus teléfonos. Pero se recuperó, aumentó el porcentaje de otros productos y, sobre todo, las suscripciones a sus plataformas de entretenimiento. Adicionalmente, los analistas financieros estiman que ante la incertidumbre económica provocada por las múltiples crisis derivadas de la pandemia de Covid-19, muchos capitales dejaron otras industrias para invertir en empresas tecnológicas. Otras compañías en ascenso en capitalización de mercado son las grandes farmacéuticas, por la especulación con medicamentos y la carrera por vacunas para Covid-19. Que los titanes tecnológicos tengan tal poder conlleva un enorme peso en la definición de políticas nacionales e internacionales, el cual han usado para no pagar impuestos, impedir regulaciones que las supervisen o responder por el uso que hacen de nuestros datos, etcétera. Todo ello, porque tienen acceso y control privilegiado, como arañas en las redes, a la información y posible predicción de nuestras conductas y elecciones, de consumo a preferencias políticas, cuya comercialización es lo que las ha enriquecido. 22
Son muchos y complejos los temas que urge analizar colectivamente para enfrentar el capitalismo de la vigilancia. Como aporte a una de esas aristas, la coalición internacional Just Net lanzó en 2019 un “llamado para que el futuro digital nos pertenezca” https://tinyurl.com/JustNet * Investigadora del Grupo ETC
Cleptocracia y clase política
Mario Patrón - La Jornada - Jueves 27 de agosto de 2020 En las pasadas dos semanas hemos vivido bajo una suerte de avalancha informativa que ha concentrado la agenda de debate público en torno del tema de la corrupción. El escándalo desatado a raíz de la publicación de los videos filtrados recientemente en el contexto de la investigación a Emilio Lozoya Austin, así como los que vinculan directamente a la familia del presidente Andrés Manuel López Obrador, parecen ser sólo el preámbulo de una batalla política que hoy por hoy se dirime menos en los tribunales que en los terrenos del escarnio público. Lamentablemente, los actuales videoescándalos se inscriben en una especie de nueva tradición de la política mexicana, pues al menos desde 2004 con el caso de René Bejarano y Carlos Ahumada, los videos se han vuelto una de los principales instrumentos de exhibición de la corrupción. En las pasadas dos décadas, todos los partidos políticos han sido señalados en el tribunal mediático de recibir o usar dinero para fines vinculados con la conquista o conservación del poder. Cleptocracia es el término que define al sistema de gobierno que se basa en el enriquecimiento propio a costa del presupuesto público. Y hoy, en buena parte del mundo, a decir de académicos como Gabriel Boragina en su obra Acerca del poder, vivimos en una suerte de Estado delictivo, en el que el poder político encuentra una de sus máximas expresiones en el literal robo de capital al amparo de la permisividad de la corrupción y la impunidad institucionalizadas. 23
¿Por qué roban los políticos?, ¿será que la corrupción es necesaria en nuestro sistema político? Estas son preguntas que todo ciudadano se ha hecho alguna vez ante la alta frecuencia de este tipo de escándalos. Esas dos y algunas otras son también las interrogantes que numerosos especialistas vienen formulándose desde mediados del siglo pasado cuando la corrupción empezó a ser identificada por la academia como una de las principales amenazas al Estado republicano moderno. De manera esquemática, es posible resumir en dos grandes enfoques las explicaciones de la corrupción y sus causas, elaboradas por los estudiosos del tema. El primer enfoque privilegia las causas culturales como matriz de la corrupción. Sus principales expositores suelen ser antropólogos que están convencidos de que la corrupción no es exclusiva de las estructuras de poder, sino que está presente de ordinario en toda la estructura social. El riesgo de este enfoque –que, por cierto, muchos políticos en nuestra nación han dado por bueno– es incurrir en una homogenización ahistórica de la corrupción; es decir, en un mecanismo de convalidación de la corrupción como una constante fatal de todo entramado social cuya profundidad o nivel de arraigo depende de ciertos matices más o menos presentes en ciertas culturas, lo que puede llevarnos fácilmente a perspectivas deterministas y supremacistas. Asimismo, es una interpretación que entraña el alto riesgo de la despolitización, pues no asocia la corrupción directamente con abusos de poder y con su práctica sistemática entre las clases oligárquicas, sino que la presenta como un mecanismo de convivencia social cotidiano, como si se tratase de una nota característica del ADN colectivo, cuando en realidad es una problemática que encuentra su principal y mayor incidencia entre la clase política. Por otro lado, encontramos el enfoque llamado sistémico o institucional, cuyos principales expositores suelen ser científicos sociales que identifican la génesis de la corrupción dentro de 24
las estructuras institucionales del Estado. De acuerdo con esta perspectiva, la corrupción obedece a una racionalidad del sistema, no es un asunto de prácticas culturales normalizadas, sino una estructura de poder dominante que ha encontrado funcionalidad en los abusos de poder y la compra de intereses, con lo cual se ha convertido a la corrupción en el pase de entrada para integrarse a la clase política. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental del Inegi, 88.8 por ciento de los mexicanos considera que las prácticas de corrupción son frecuentes o muy frecuentes en sus entidades. Por otra parte, el proyecto de investigación Costos de la Impunidad, dirigido por el Iteso y coordinado por Alejandro Anaya en 2017, reveló que la corrupción costó al país más de 7 mil 218 millones de pesos. Monto al que debe sumarse –agregan sus autores– sobornos, cuotas y derechos de piso que pagamos los ciudadanos día a día, así como los gastos que realizamos para cubrir necesidades insatisfechas por el Estado, como la seguridad. La impunidad y la corrupción en la nación nos cuestan, pues, muy caras. La actualidad noticiosa mexicana nos obliga a decir, una vez más, que mientras los actos de corrupción no sean judicializados mediante maxiprocesos que desentrañen y evidencien las redes cleptocráticas activas entre la clase política, pero también las redes ilícitas de poder tanto público como privado que se entretejen mutuamente, seguiremos siendo espectadores de nuevos videoescándalos usados como burda estrategia electoral sin mayor propósito que el golpeteo político. No es suficiente el llamado presidencial por la honestidad y la renovación moral, es necesario e imperativo ir más allá y cortar los incentivos de la cleptocracia como sistema, lo cual pasa inevitablemente por cerrar la llave de la impunidad. Así pues, de vuelta a nuestra pregunta: ¿Por qué roban los políticos?, en buena medida porque lo hacen y no pasa nada, porque viven y actúan en el seno de un sistema que lo permite. 25
Peoples’ Alliance for Truth – Alianza de las Gentes por la Verdad – Volksallianz für Wahrheit . Alliance des gens pour la vérité Aliança della gente pela Verdade - Народный союз за правду – 真実を求める人民同盟 -人民争取真理联盟
Manifiesto Nosotros, los hombres y mujeres que habitamos el planeta, denunciamos que Naciones Unidas y su Agencia, el Complejo Farmacéutico Industrial, conocido como Organización Mundial de la Salud, están llevando a cabo políticas deliberadas de terror como medio geopolítico de control social para fines globalistas, ni informados ni consentidos. Dichas políticas ilegítimas se traducen en crímenes contra la humanidad, en nombre de un virus (Sars-cov2) que nada tiene que ver con la VERDAD. Son hechos probados que como consecuencia de esas políticas y en connivencia con unos medios de comunicación, rehenes de sus amos, se ha instaurado una tiranía totalitaria global; violado todos los derechos fundamentales individuales; sometido a sus dictados corruptos a las gentes, a la ciencia, a la medicina, a la justicia, a la educación, a las religiones y a la razón; convertido a las personas en indignos delatores de sus congéneres; traumatizado para siempre a nuestros niños; promovido un genocidio contra nuestros mayores y sectores más vulnerables de la población; destruido las estructuras económicas del mundo y condenando a la miseria y a la muerte por hambruna al grueso de la población mundial. Nosotros, las gentes que habitamos este planeta, explicitamos que NO Consentimos ser gobernados por psicópatas, corruptos o criminales, al servicio del Cartel Bancario Globalista. Ni consentimos ninguna de sus nefastas agendas de deuda, que bajo el paraguas de la Cuarta Revolución Industrial busca un rescate público de la mano del Foro Económico Mundial y de Naciones Unidas, junto a su arquitectura público privada y conglomerado industrial militar. Sabemos que estas espúreas agendas necesitan una crisis global para implementarse y que su fin último es la destrucción de la vida en la tierra tal y como la conocemos, a pesar de se nos venden a la sociedad bajo eslóganes fraudulentos del tipo “Para Salvar Vidas” o 26
“Para no dejar a nadie atrás”. No consentimos en los planes globalistas maltusianos de Dominio Total del Espectro, terraformación, inteligencia artificial, vacunación obligatoria, 5, 6 y 7 G, transhumanismo, geoingeniería, biología sintética, Capital Natural, Nuevo Deal para la Naturaleza, modificación genética, banco planetario de genomas, etc., incluidos en la Agenda 2030-50. Nosotros, las gentes que habitamos este planeta, considerando todo lo anterior, declaramos nulo y sin efecto, el contrato social tácito de gobernanza entre las gentes y sus gobernantes, locales, regionales, nacionales e internacionales, pues ningún contrato es válido bajo intimidación, coerción o violencia; reivindicamos la restitución de los derechos inalienables con los que nacemos, como el derecho a la vida, a la libertad, a la dignidad, a la seguridad, al comercio – y que nos han sido arrebatados por la fuerza de las armas; nos acogemos a la Ley Natural que nos asiste y que ninguna norma ni autoridad puede superar ni suplantar. Somos seres humanos libres. Y desde esa libertad buscaremos la verdad con la que construir los tribunales civiles que en un Nuevo Núremberg, juzguen los crímenes cometidos por todos y cada uno de sus autores y cómplices necesarios, con fines de implementar la Agenda Global 2030-50 para un gobierno mundial y el control total de los recursos planetarios. Nosotros, las gentes que habitamos este planeta nos reservamos el derecho a ejercer formas de organización social: gobierno, comercio educación y justicia compatibles con un mundo mejor para todos, en el que la ciencia y la tecnología estén exclusivamente al servicio de la vida y del bienestar común, de conformidad con la Ley Natural.
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Balderas
Lydiette Carrión - piedepagina.mx - 29 agosto, 2020 A Güicho, Víctor e Ivonne Cuando apenas iba a entrar a la universidad, debí salir de mi casa. Huir de la casa, como deben hacer muchos jóvenes en algún momento de su vida. Un tío muy querido me ofreció alojamiento y me prestó un cuarto de servicio de buen tamaño en la azotea. Yo se lo pedí así; mí me habían dicho que el muerto y el arrimado a los 3 días apestan y además –algo que nunca admití–, me costaba trabajo adaptarme al ritmo social de una casa nueva. Entraba a la universidad y mi mundo marcado por la tristeza se ensanchó. Debía cruzar una docena de estaciones del metro para llegar a mi escuela nueva. Mi Facultad. Una hora de camino; cruzada por la tristeza de haber dejado la casa familiar y la amargura por las razones detrás de esa decisión. La facultad me sabía a cartón. Creo que ahora lo llamaría depresión. Había días que viajaba en metro y me bajaba en la estación metro Balderas para ir a biblioteca México. Me gustaba el edificio, el barrio, chacharear. Es algo que hasta la fecha hago. Cuando el agua sube hasta el cuello, algo que me calma es chacharear. Comprar cositas, baratijas, adornitos hechos a mano. Caminar por las calles; meterme a un café y observar el tono grisáceo de los semblantes. Me sentaba muchas veces en una banca de la ciudadela y veía las ratas y las palomas. ¿En donde terminaba la madriguera de una y alzaba el vuelo la otra? Alas y pelambres grises, pensaba. Sí. Depresión. Ahí en ese lugar fui conociendo jóvenes y adolescentes un poco como yo; pero sin un tío que tratara de sacarlos a flote. Chavos batallando con la escuela o con cierto grado de adicción; algunos clasemedieros cuyas familias ya se habían dado por vencidas; otros de las colonias populares, más barrio, más golpeados, más endurecidos. Recuerdo que me atraía más conocer esa realidad a ras de suelo que seguir con mis clases en la Universidad. 28
En la facultad, ese primer semestre fui bastante brillante; una de mis mejores amigas desde la secundaria estaba en mi propio salón. Saqué muy buenas calificaciones el primer semestre, pero me costaba tanto trabajo. No era que no entendiera: me costaba trabajo la disciplina de estudiar; de entregar las tareas escolares. Y sobre todo me sentía en una farsa: por qué si me sentía tan mal, y veía el mundo tan negro, ¿en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales se veía todo tan optimista? Ahora sé que eso que sentía se llama depresión. Que en depresión, el cerebro puede, sí, hacer el mismo trabajo que los demás; pero a un costo de agotamiento y esfuerzo mucho mayor. Entonces cada día asistía a alguna banca en la Ciudadela y conocía a otros chavos; los que no iban a la UNAM, los que dejaron su prepa trunca, sintiéndose probablemente más mal que yo. Y se juntaban otros más, los que vivían de manera itinerante, hombres más grandes, de 28, 30 años, músicos ambulantes, artesanos, militantes del PRD en desgracia, trabajadores administrativos adictos a la marihuana, personas en situación de calle y adictos al activo. A mí me gustaba ir y me decía que era un recordatorio para que no me creyera que lo que veía en las clases era lo único que pasaba en la sociedad. Un experimento sociológico, me decía, con la arrogancia de los 19 años y el creer que de alguna manera era distinta a mis conocidos. Algunas tardes los porros del politécnico hacían razzias, u organizaban quemas del puma. Me quedé a algunas de ellas con miedo. Veía como los porros más grandes, y otros que de chavos no tenían ni el nombre enrolaban a jovencitos de la vocacional, pagaban los tragos, los “aceleraban”, y luego ya acelerados, los morritos eran quienes tomaban camiones, cobraban cuotas a los negocios, hacían el trabajo de golpeadores. Ese chavo triste y deprimido –igual que yo– era absorbido por un monstruo más grande: la política de disuasión contra los estudiantes impulsada desde partidos políticos e instituciones educativa: el porrismo. 29
Veía a chavos y artistas y músicos hundirse poco a poco en las drogas, pasarla peor cada vez, deteriorar cada día un poquito más su talento, vivir cada jornada más cosas más duras y dolorosas. Un día estaba sentada en esa banca. Y por alguna razón pensé que había pasado un año sin que yo hiciera nada por volver, por comprometerme con mi escuela, por vivir otra vida que la que yo ansiaba denunciar. Tuve suerte, tenía familia, algunas herramientas y pude buscar ayuda. La mayoría no puede. Muchos terminaron en la indigencia. Devorados probablemente por alguna condición psiquiátrica que en su origen pudo haber sido atendible: depresión, ansiedad, trastorno por adicciones. Pero se juntaban otras cosas: el ser nadies. Hay un momento en la escalera social que nadie ni nada tenderá una mano. Hay una canción que Víctor Aguilar (+), un músico de Puebla que conocí en esas banquitas, compuso, y me gustaba mucho: La vida pasa; vuelo de pájaros Y yo pregunto por qué, Si el mundo se está acabando, Yo sigo aquí, tomando café.
Hartas
Celia Guerrero - piedepagina.mx - 26 agosto, 2020 Ahora que una de sus exigencias es el reconocimiento de la tortura sexual a las detenidas por parte de autoridades, es buen momento para recordar que durante más de una década un grupo de once mujeres sobrevivientes de tortura sexual en Atenco pelearon hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos el reconocimiento de la responsabilidad del Estado Mexicano Nos debemos tiempo y espacio para hacer memoria: es lo que pienso cuando presiento que la ola de violencia machista y feminicida toma fuerza, se convierte en vorágine, revuelca y ahoga. 30
Hace 15 días se cumplía el año de las protestas feministas contra la impunidad en casos de violencia sexual contra mujeres por parte de miembros de la policía de la Ciudad de México. Parecía necesario hacer un alto y mirar lo sucedido en ese periodo, intentar vislumbrar un después de la confrontación puntual a las instituciones patriarcales. Nada ha cambiado, pero había que decirlo, hacerlo evidente. Y luego, tan solo un fin de semana después se dio una nueva protesta en contra de otro abuso policiaco, esta vez en la ciudad de León, Guanajuato, que terminó en detenciones arbitrarias y más violencia contra las manifestantes, la mayoría adolescentes, por parte de elementos de seguridad pública. Nos debemos tiempo y espacio para hacer memoria, nos digo. Pero, qué difícil es encontrarlos en medio del hartazgo y la rabia, sentimientos a los que también tienen derecho sobretodo esas mujeres jóvenes con el sueño disparatado de vivir en un país donde nadie —principalmente ninguna instituciones de seguridad y justicia— las abuse, viole o mate. Tal vez por acá algún lector despistado simplemente no dimensiona cuál es el problema con esta generación que sale a la calle a romper y quemar —“a exponerse”, dirán— por oponerse a un acoso, a cientos violaciones, a miles de feminicidios y desapariciones; que se creen esa idea loca de decidir sobre su propio cuerpo y vida. Bueno, pues, este espacio es para dialogar con esas jóvenes hartas, el resto puede pasar de largo. A ellas les digo que rayen, incendien, destruyan, simbólica o literalmente, todo lo que las violente y oprima. Pero, también, busquemos tiempo y espacio para hacer memoria porque, hace no mucho —hace siempre—, hubo otras que resistieron y sus ejemplos son caminos abreviados (o por desandar). Ahora que una de sus exigencias es el reconocimiento de la tortura sexual a las detenidas por parte de autoridades, el pasado 22 de agosto, es buen momento para recordar que durante más de una década un grupo de once mujeres sobrevivientes de tortura 31
sexual en Atenco pelearon hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos el reconocimiento de la responsabilidad del Estado Mexicano. La sentencia, que llegó en 2018, incluye garantizar la no repetición, obligación hasta el momento incumplida. Habría que exigirnos memoria porque existen referencias inmediatas importantes. Estoy segura de que no les sorprenderá saber que, en el caso de las sobrevivientes de Atenco las organizaciones acompañantes calificaron los actos de violencia sexual como “una estrategia perpetrada por el aparato estatal para desmovilizar a la sociedad… evitar la protesta social”. Ustedes saben que la aplicación de esa estrategia se da en todos los órdenes, municipal, estatal y federal, por policías y fuerzas armadas, independientemente del color y tendencia política del gobierno en turno. Entonces saben también que, aquello que la Corte denominó “violencia sexual como arma de control social represivo”, es política de estado documentada desde la llamada “guerra sucia”, pasando por el levantamiento zapatista, la militarización después de la alternancia, hasta el contexto de la “guerra contra el narco”. Los abusos recientes y la violencia de fuerzas policiales en protestas feministas se dan en escenarios de inseguridad generalizada. Además, se agrega la particularidad de que el origen mismo de las protestas es el rechazo a la violencia machista de las instituciones policiacas. Desafortunadamente, este periodo —sin duda histórico— no se salvará de contar con su propia lista de agravios de agentes estatales en contra de las mujeres
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RECOPILATORIO CAMINOS DE LA AUTONOMÍA BAJO LA TORMENTA 2 de septiembre 2020