CAMINOS DE LA AUTONOMÍA BAJO LA TORMENTA 8 de abril de 2020 1
El día después
Gustavo Esteva - La Jornada - Lunes 6 de abril de 2020 Es primero la noche del horror, de las tragedias. Pero en sus tripas late ya otro amanecer. Nos quitaron, literalmente, el piso bajo los pies. Nuestro mundo era previsible. Ciertas tendencias profundas permitían anticipar el rumbo general de los acontecimientos. Desaparecieron. Persisten inercias, impulsos y manías y cabe anticipar lo que diversos actores intentarán, pero no lo que lograrán. Es la incertidumbre radical. Quienes sienten en riesgo su poder comparten la obsesión por “normalizar”. Su primera reacción fue negar: nada pasa. Fueron las primeras semanas de Trump o la posición de Bolsonaro. La segunda reacción acotó el fenómeno en el tiempo: “pronto pasará”. Al constatar cuán ilusoria era tal actitud, tratan ahora de aprovechar la tragedia para reproducir y si es posible ampliar su poder político o económico en las nuevas condiciones. La pasión por la “normalización” no sólo está en las élites. La comparten amplias franjas sociales. Igual quieren la “normalidad” quienes luchan desesperadamente por sobrevivir, que quienes sienten en riesgo cuanto tienen –dueños de empresas, por ejemplo– o quienes no soportan el confinamiento. Otras franjas, empero, adoptan el lema que apareció en la Ciudad de México ante el gran terremoto de 1985: “No queremos volver a la normalidad”. Ineptitudes y sesgos de los gobiernos hacen evidente que el horror viene de muy atrás. Era “normal” una situación insoportable para muchas personas. El derrumbe más o menos apocalíptico de sus condiciones de vida abre la esperanza de dejar atrás la pesadilla. Para siempre. Gobiernos y corporaciones intentan concentrar poderes y facultades con el pretexto de la emergencia. Se declara al fin el “estado de excepción” (o de e mergencia) que existía de hecho. H ungría es el extremo: la mayoría parlamentaria dio a Viktor Orbán la facultad de prescindir de la ley y usar a su voluntad las instituciones por 1
tiempo indefinido, para gobernar por decreto y a su antojo. Es lo que hacen paso a paso todos los gobiernos. Se usa la ley para violarla y consolidar ilegalidad, autoritarismo y control. Otra reacción refleja es proteger a los ricos para “reactivar la economía”. Se entregan carretadas de dinero a las corporaciones. El sesgo toma a veces formas extrañas. En México, se renuncia por decreto a los tiempos del Estado en los medios, que hoy podrían emplearse para combatir la desinformación que las empresas así beneficiadas realizan continuamente. Frente a la ceguera, incapacidad, cinismo e inmoralidad que vienen de arriba, aparece la asombrosa reacción desde abajo. No hay lugar en que no surjan expresiones de solidaridad. En Boston se multiplican las historias de quienes llevan comida o compañía a quienes las necesitan. En El Chaco, en Argentina, en la zona de General José de San Martín, agricultores urbanos con 20 años de experiencia reaccionan con ingenio y organización cuando les cierran sus seis ferias de intercambio. En Colombia se ocupan jardines públicos y espacios de los barrios para cultivar sus alimentos. Un puma en Santiago de Chile, jabalíes en Barcelona, aeropuertos vacíos o Pekín sin contaminación simbolizan el impacto de la pandemia en el ambiente. Presionan quienes quieren seguir destruyendo el planeta y se reagrupan quienes se les oponen. Circula desde hoy una denuncia internacional contra el rescate inmoral de las compañías de aviación y se multiplican iniciativas para reducir el turismo y los viajes aéreos. Para la mayoría, la “emergencia” será permanente. No volverán sus empleos o fuentes de ingreso, ni podrá salvarlos el Estado. No responden con lágrimas sino con insurgencia. “Diciendo haciendo, carajo”. Con estas palabras termina un llamamiento bien pensado que hasta el 1º de abril habían firmado la CONAIE de Ecuador, el Congreso de los Pueblos de Colombia, el Movimiento de Trabajadores Sin Techo de Brasil y unas 50 organizaciones de América Latina. (adhesiones: fru@resistencia-urbana.org y comunicacion@conaie.org). 2
Aprendieron de Eduardo Galeano: “Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera de la boca, ni un dedo fuera de la mano”. Está cundiendo el coraje de estar juntos entre quienes optan, como JerômeBaschet planteó brillantemente en Le Monde, “por el cuidado de los lugares habitados y las interacciones del mundo vivo, la construcción de lo común, la ayuda mutua y la solidaridad, así como la capacidad colectiva de autoorganización y de autogobierno.” En medio del horror, trágico para millones de personas, se expande un movimiento incontenible. A veces toma la forma de tradición solidaria, que agrupa a quienes algo tienen para dar a los que no tienen. Cada vez más, es la expresión de capacidades y voluntades de construir un mundo diferente, más allá de las pandemias del patriarcado y el capitalismo. En vez del aislamiento impuesto, se intensifica responsablemente la interacción humana para dar otro color al amanecer. gustavoesteva@gmail.com
¿Shock y pavor para “resetear” el sistema? Carlos Fazio - La Jornada - Lunes 6 de abril de 2020
Decía Albert Camus que la única manera de luchar contra la peste es la honestidad. Pero no es la honestidad la que priva en la coyuntura de la epidemia del Covid-19, sino el miedo. En “Amamos al Gran Hermano”, Peter Hitchens, del British Daily Mail, escribió que personas “anteriormente críticas fueron infectadas por el miedo”. Sociedades enteras, cabría agregar. Y resultado de ello el nuevo orden emergente podría convertirse en un “panóptico global”. El danés Peter Gøtzsche, fundador de la renombrada Cochrane Collaboration, anotó en estos días que corona es una “epidemia de pánico” y que “la lógica fue una de las primeras víctimas” (igual que la verdad). A conclusión similar llegó el virólogo John Oxford,
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de la Universidad Queen Mary, en Londres: “Diría que el mejor consejo es pasar menos tiempo viendo las noticias de la televisión, que son sensacionalistas. Creo que este brote de Covid es una seria epidemia de gripe de invierno. El año pasado tuvimos 8 mil muertes en los grupos de riesgo; no creo que el actual Covid supere (en Gran Bretaña) ese número. ¡Sufrimos una epidemia mediática!” Entrevistado en BBC Radio 4, el ex juez de la Corte Suprema de Reino Unido, lord Jonathan Sumption, declaró que el “problema real es que cuando sociedades pierden su libertad, usualmente no es porque tiranos se las hayan quitado. Es porque la gente voluntariamente entrega su libertad a cambio de protección frente a alguna amenaza externa. Y la amenaza es usualmente real, pero exagerada (…) La presión sobre los políticos ha provenido del público (que) quiere acción (y) no se pregunta si valdrá la pena pagar el costo (…) Quien ha estudiado historia reconoce aquí los síntomas clásicos de histeria colectiva. La histeria es infecciosa (y) la mayoría de los medios se ha hecho eco del pánico y lo ha amplificado (…) no hay razón por la cual la naturaleza científica del problema tuviera que significar renunciar a nuestra libertad y ponerla en manos de científicos”. En el contexto del doble shock generado por el pánico ante la amenaza del virus y la respuesta totalitaria de un virtual Estado de excepción en varios países (3.38 mil millones de personas confinadas), la “epidemia del siglo” podría ser un espantoso distractor al que se le podría culpar de la crisis cíclica del“capitalismo de casino” que estalló hacia septiembre de 2019 (en la jerga de los economistas, el Covid-19 como cisne negro o incidente inesperado que desata la crisis); derrumbe que podría superar a la Depresión de 1929. Según Rafael Bautista, la respuesta a la crisis podría ser un “nuevo gobierno mundial militarizado”, donde los toques de queda, las leyes de emergencia y las cuarentenas en varios países, pudieran ser preámbulo de una “normalidad” siniestra, militarizada. El germano Ernst Wolff habló de un “Putschfinanciero-fascista”, y en EU, Matt Stoller, del American Economic Liberties Project, se refirió a un “ putsch corporativo”; una cesión de poder a Wall Street, que sería llamada “rescate pandémico”. Según Stoller, la FED contrató a BlackRock (principal fondo de inversión global) para ad4
ministrar el rescate de billones de dólares anunciado por Donald Trump. ¿Con la excusa de la pandemia asistiremos a un nuevo proceso para “resetear” el sistema mediante la doctrina de shock y pavor? ¿Entraremos en una nueva fase de “destrucción creativa” en el marco de una guerra de clases (Warren Buffett) planetaria? Según Stephen A. Hasam, asistimos a una suerte de Gleichschaltung, vocablo alemán que describe el proceso mediante el cual la Alemania nazi estableció un sistema de control totalitario sobre el individuo, así como una estrecha sincronización de toda la sociedad y el comercio, aun los medios. Expertos en derecho constitucional alemán han dado la alarma por “graves violaciones de los derechos fundamentales”. Hans Michael Heinig advirtió que “el estado constitucional democrático podría convertirse en un estado higiénico fascista e histérico en el menor tiempo posible”. El ex presidente del Tribunal Constitucional Federal alemán Hans Jürgen Papier señaló que “las medidas de emergencia no justifican la suspensión de las libertades civiles en favor de un Estado autoritario y de vigilancia”. Con deriva colateral: la aniquilación del derecho a la privacidad ciudadana, socavada por el complejo militar-securitario-digital y el “capitalismo de la vigilancia” (Shoshana Zuboff ), ya no sólo registrará la conducta y los movimientos de cada cual (como hoy vía Google y Facebook), sino que se meterá en nuestros cuerpos y nuestras mentes, con el monitoreo permanente de signos vitales (ritmo cardiaco, temperatura, etcétera) y hasta de las emociones. Podríamos estar, pues, ante una “crisis de depuración”(y/o “depuración del mercado”), y en esos casos, el paquete va acompañado de su complemento y contraparte social, mediante la doctrina del shock and awe propia del Estado de excepción por tiempo indeterminado (que será la regla) para depurar (limpiar y purificar) el mundo de un virus, que todo indicaría (ver piensachile.org) es una gripe estacional más severa y mantener a la chusma a raya (Chomsky dixit). Así, la campaña para “enfrentar” el virus atrae los reflectores, mientras la crisis de depuración y el proceso de destrucción creativa, se difuminan. Fulvio Grimaldi habla ya de una era de “tecnofeudalismo” y “bioabsolutismo”. 5
“La gente habla sobre cuándo se volverá a la normalidad, pero la normalidad era la crisis”: Naomi Klein Diana Moreno - 4 abril 2020 - desinformemonos.org
En situaciones de crisis como desastres o pandemias, la ciudadanía puede perder mucho: las élites aprovechan esos momentos para aprobar reformas impopulares que agravan las divisiones económicas y sociales. Pero también suponen una oportunidad de cambio. Es lo que la periodista Naomi Klein denomina la “doctrina del shock” o “capitalismo de la catástrofe”. La canadiense ofreció un encuentro virtual el pasado 26 de marzo desde su casa en New Jersey, en el que compartió su visión de la crisis del coronavirus y la situación de aislamiento que vive gran parte del planeta: “Esta es una crisis global que no respeta fronteras. Por desgracia, los líderes en todo el mundo están buscando la forma de explotarla. Así que nosotros también debemos intercambiar estrategias”, señaló. “Creo en el distanciamiento social, necesitamos quedarnos en casa. Y una de las razones es que nuestros líderes no prestaron atención a las señales de advertencia e impusieron una brutal austeridad económica en el sistema público de salud, dejándolo en los huesos y sin la capacidad de lidiar con este tipo de situación que estaban viendo”, opina Klein. Recuerda que el sur de Europa fue la “zona cero de las políticas de austeridad más sádicas” después de la crisis financiera de 2008. “¿Sorprende que sus hospitales, a pesar de tener atención médica pública, se encuentren tan mal equipados para enfrentar esta crisis?”, se pregunta. Mike Pence, al que Naomi Klein considera artífice del saqueo de Nueva Orleans tras el Huracán Katrina, es ahora la persona designada por Trump para dar respuesta a la crisis del coronavirus Para recordar en qué malas manos está la gestión de esta crisis sociosanitaria, Klein pone el ejemplo estadounidense: el vicepresidente Mike Pence, al que Klein considera artífice del saqueo de Nueva Orleans tras el Huracán Katrina, es ahora la persona designada por Trump para dar respuesta a la crisis del coronavirus. 6
Y el banquero y actual secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, encargado del plan de rescate para hacer frente a la pandemia, estuvo entre quienes más se enriquecieron durante la crisis de 2008. “Hay una tendencia a poner el foco solo en Donald Trump, pero es importante comprender que está rodeado de este gabinete de ex directores ejecutivos y políticos con un largo historial de servicio a los intereses de las corporaciones”, señala Klein. UN MODELO ECONÓMICO SANGRIENTO El sistema capitalista “siempre ha estado dispuesto a sacrificar la vida a gran escala en aras de la ganancia”, señala. Le dan la razón algunos millonarios estadounidenses que recientemente han pedido que los trabajadores vuelvan a los puestos de trabajo para salvar la economía aunque la pandemia se cobre vidas. “Esa es la historia del colonialismo, de la trata transatlántica de esclavos, de las intervenciones estadounidenses por el mundo… Es un modelo económico empapado en sangre”, denuncia la autora. Y ahora la gente empieza a darse cuenta: “Las personas que antes no lo veían están encendiendo la televisión y viendo a los comentaristas y políticos de Fox News decir que tal vez deberían sacrificar a sus abuelos para que podamos subir los precios de las acciones. Y se pregunta, ¿qué tipo de sistema es este?”. “Muchas personas que antes no lo veían están viendo a los comentaristas y políticos de Fox News decir que tal vez deberían sacrificar a sus abuelos para que podamos subir los precios de las acciones. Y se preguntan, ¿qué tipo de sistema es este?” No es algo nuevo, señala Klein, pero lo más radical es la escala del sacrificio: “Ahora, debido a nuestra profunda crisis ecológica, debido al cambio climático, es la habitabilidad del planeta lo que se está sacrificando. Es por eso que debemos pensar qué tipo de respuesta vamos a exigir, y esta tiene que estar basada en los principios de una economía verdaderamente regenerativa, basada en el cuidado y la reparación”, subraya. LA ‘DISTOPÍA DE SILICON VALLEY ’ La periodista asegura que hay momentos en que cree vivir lo que llama la distopía de Silicon Valley. “El hecho de que estemos distanciados significa que ahora muchos de nosotros estamos pasando 7
nuestras vidas pegados a las pantallas. Nuestras relaciones sociales están mediadas por plataformas corporativas como YouTube [plataforma a través de la que ofreció el encuentro online], Twitter, Facebook, etc. Nuestra ingesta calórica diaria nos la entrega Amazon Prime. Y las personas que están haciendo ese trabajo son increíblemente vulnerables”. Klein supone que para aquellos que más se benefician con esto, como Jeff Bezos, la única debilidad de este sistema es que sean los humanos los que tienen que entregarnos la comida y los paquetes: “Preferirían que fueran drones o robots que no pudieran enfermar”. Así que estamos viendo el mundo que querría Silicon Valley, señala Klein. Y es una visión muy sombría: “Esta no es la forma en que queremos vivir. Deberíamos ver una oportunidad en el rechazo a ese futuro, en la forma en que salimos de esta crisis”. Se habla continuamente de la vuelta a la normalidad. «Lo normal es mortal. La ‘normalidad’ es una inmensa crisis. Necesitamos catalizar una transformación masiva hacia una economía basada en la protección de la vida”, dice Klein “Cuando la gente habla sobre cuándo las cosas volverán a la normalidad, debemos recordar que la normalidad era la crisis”, advierte. “¿Es normal que Australia ardiera hace un par de meses? ¿Es normal que el Amazonas ardiera un par de meses antes? ¿Es normal que a millones de personas en California se les haya cortado la electricidad repentinamente porque su proveedor privado cree que esa sería una buena manera de prevenir otro incendio forestal? Lo normal es mortal. La ‘normalidad’ es una inmensa crisis. Necesitamos catalizar una transformación masiva hacia una economía basada en la protección de la vida”. LA NECESIDAD DE ESTAR INDIGNADOS Para Klein, por lo tanto, se cumple el dicho de que los momentos de crisis lo son también de oportunidad para avanzar hacia la sociedad que queremos, hacia esa transformación. “La buena noticia es que estamos en una mejor posición que en 2008 y 2009. Hemos trabajado mucho en los movimientos sociales durante estos años para crear plataformas de personas”, señala. 8
“Ha habido estrategias asombrosas que las personas han ideado para usar la tecnología para ayuda mutua”, dice. Alaba las protestas de enfermeras que se han dado desde que comenzó la crisis sociosanitaria, las reivindicaciones de trabajadores por sus derechos, las huelgas de alquiler o las caceroladas en Brasil contra Bolsonaro. “Necesitamos desarrollar nuevas herramientas de desobediencia civil que nos permitan actuar a distancia”, dice. “Estoy muy esperanzada por las formas que tienen las personas para colaborar en estos momentos, y eso conlleva una ironía, porque es cierto que nunca hemos estado tan distanciados físicamente, pero tal vez es debido a la distancia física que estamos tan decididos a llegar uno hacia el otro”. “La buena noticia es que estamos en una mejor posición que en 2008 y 2009. Hemos trabajado mucho en los movimientos sociales durante estos años para crear plataformas de personas” Klein opina que los gobiernos deberían caer por lo que está pasando. “Necesitamos estar indignados, muy indignados. Necesitamos inspirarnos por el tipo de movimientos de masas que han derrocado a los gobiernos en momentos de crisis anteriores”, sugiere, y se muestra convencida de que no vamos a alcanzar la seguridad a menos que peleemos por ello. “No es un lugar al que podamos volver: es un lugar que tenemos que construir juntos y un lugar por el que tenemos que luchar”, concluye.
El malestar de la cultura banal
Hermann Bellinghausen - La Jornada - Lunes 6 de abril de 2020 Se ha vuelto demasiado fácil opinar sin conocimiento pero con fijaciones de odio que tienden a caer en la tontería y una responsabilidad que puede resultar criminal. Políticos y periodistas profesionales, tanto como opinadores amateurs, dirigen sus ya crónicas diatribas contra el gobierno, no por su debatible imposición de megaproyectos y otros planes que afectan la vida de grandes regiones del México digamos tradicional, sino porque lo quieren perjudicar “así nomás”. En tiempos normales, eso se llama rivalidad política. Pero no son tiempos normales. Así que cuando oímos 9
a cartuchos quemados, como el peor ex presidente mexicano, el señor Calderón, o la señora Dresser convertida en profeta de su propia miopía, encontramos que su anhelo por estorbar las políticas públicas contra la pandemia adquiere un perfil, más que irresponsable, criminal. Los cobija el hecho de que la estupidez también devino pandemia, y hay mandatarios y voceros en muchos países con posiciones equivalentes en cuanto a sus efectos posibles. Quizá no se dan cuenta, pero como lo pone el pensador Achille Mbembe, de Camerún, “ahora todos tenemos el poder de matar”. Sí, “el poder de matar ha sido completamente democratizado, y el aislamiento es precisamente una forma de regular ese poder”. Así que boicotear con argumentos inanes o falaces las acciones de salud pública, hasta el momento admirables en nuestro país, implica una responsabilidad particularmente grave. Entre la multitud de paradojas a las que nos tiene sometidos la actual situación (que se extenderá durante meses y con efectos de largo plazo) está la de hacernos masivamente conocedores de algo: un virus y sus curvas de morbimortalidad sobre el mapamundi de la desgracia, el miedo y la esperanza en soluciones mágicas o naturistas. Ello, mientras permanecemos confinados en nuestras casas, y algunos también en sus centros de trabajo (los que lo conservan). “Sabemos” más que nunca, sin contexto ni preparación, sin ver nada, ni leer realmente, sin mayor vivencia que las pantallas caseras. Como si la intemperie no existiera, como si Nueva York o Guayaquil no acecharan a la vuelta de la esquina, como si “culpar” cómodamente a los chinos no nos hiciera un poco más fascistas. El mundo se encuentra en shock y la opinión pública está extraviada pero no lo admite. Ya que no podemos reflexionar ni sacar conclusiones sensatas, nos informamos en un abrumador estado cuasi epiléptico, una trabazón que nos captura bajo una lluvia de datos y noticias de último minuto que no dicen nada, sólo activan respuestas primarias, predecibles, medibles (y medidas con todo detalle desde el panóptico digital). Nunca antes la humanidad ofreció en mayor escala su condición de conejillo de Indias para un ensayo general de tan grande alcance. 10
No empezó ayer. Viene ocurriendo hace décadas. Nada es nuevo salvo que ahora nadie tiene escapatoria y los poderosos serán descarnadamente genocidas para prevalecer. También están atrapados pero huirán hacia adelante. Lo cual se traduce en guerra. Una más grande que la suma de las actuales. La mortandad violenta y de miseria en Siria, Yemen e Irak venía ya siendo más letal que cualquier virus. Lo mismo en Colombia, México u Honduras. Distintos rostros de una misma guerra del capital trasnacional que se considera suprahumano. La nueva etapa del capitalismo exhibe la suma de evidencias que generaron rebeliones y protestas sociales en todo el mundo, de Chiapas a Seattle, de El Cairo a Santiago y Quito. En cada caso con razones de peso. Cruel ironía es que el cumplimiento de las previsiones científicas y humanistas del pasado reciente no esté siendo liberador sino reclusivo. Mike Davis, historiador de los desastres del capitalismo (basura, hambrunas, gripe aviar, megaurbes sin esperanza) en Ciudades muertas (2002) elaboraba sobre lo inevitable que nadie quiere ver: incendios, heladas, sequías, migraciones, urbicidios con bombas o buldóceres, pandemias. Todo, fuera de proporción y control. La contingencia extrema alcanzó al planeta entero y lo obliga a un profundo reacomodo humano. Pero si la mayoría está enclaustrada, o esclavizada por sobrevivencia, ¿cómo actuará? Los pueblos indígenas de América Latina (en la otra América no tienen margen de acción) pueden optar por enclaustrarse comunitariamente. Juntos, no separados, primero resisten, siempre lo han hecho, y segundo actúan, o actuarán, si no para otra cosa, para su duración sostenida contra los irresponsables Bolsonaro o Lenín Moreno. Dice Mbembe: “Este es un virus que afecta nuestra capacidad de respirar. La pregunta es cómo encontrar una manera de asegurar que cada individuo pueda hacerlo. Esa debería ser nuestra prioridad política. También me parece que nuestro miedo al aislamiento, a la cuarentena, está relacionado con el miedo a enfrentar nuestro propio fin. Este miedo tiene que ver con no poder delegar nuestra propia muerte a otros”. Pero como decía Mike Davis, “la globalización del miedo se convierte en una profecía autocumplida”. 11
En su primer escrito sobre la actual pandemia, “El monstruo finalmente en la puerta” ( https://mronline.org/2020/03/19/ mike-davis-on-covid-19-the-monster -is-finally-at-the-door/?fbclid=IwAR0yPyDd cZzY4zlNwElCHjg-pzAE7e6J_Ci0XGb60 9OG1REw6TbyeMyVFxc ), Davis apunta que ésta “expande el argumento de que la globalización capitalista resulta biológicamente insostenible en ausencia de una verdadera infraestructura internacional de salud pública. Pero dicha infraestructura no existirá hasta que los movimientos populares rompan el dominio de las farmacéuticas y la atención médica como negocio”.
Virus, producto de la naturaleza; crisis, producto del neoliberalismo Miguel Tinker Salas y Víctor Silverman* - La Jornada Domingo 5 de abril de 2020
La crisis por la que atraviesa la humanidad como consecuencia del Covid-19 nos proporciona muchas lecciones. El desastre tiene dos aspectos fundamentales: uno, la tragedia humana; el otro, el costo económico de combatirlo. En ambos casos el desastre tienen una raíz común: la globalización neoliberal que estableció los circuitos y las condiciones económicas y sociales a través de la cual se pudo propagar la pandemia. La pandemia estalló primero en Wuhan, centro del transporte e industrias en China. El virus se apropió de las arterias del comercio y el turismo. Los primeros lugares afectados fueron los que tenían lazos económicos con esa ciudad, en particular Corea, Irán, Japón y Taiwán. Los peores brotes en Italia están relacionados con el turismo y el comercio textil con China. Los brotes en otras partes de Europa se pueden trazar directamente a Italia. Por su parte, Nueva York, Seattle y San Francisco también representan áreas conectadas con China y Europa. De la misma forma, se ha reportado que elites mexicanas que fueron a esquiar a Colorado contribuyeron a propagar el virus en México. Estos 40 años de neoliberalismo y los valores individualistas y sociales del capitalismo nos han dejado mal preparados para enfrentar este virus que ahora se aprovecha del propio sistema económico para propagarse. 12
En Nueva York, centro de las finanzas mundiales, los hospitales ya están saturados, obligados a rechazar pacientes, sin equipo esencial para el personal médico, y sin ventiladores para los enfermos. Mientras, en hospitales de San Francisco, urbe que concentra el nuevo capital tecnológico, al personal médico se le exige traer de su casas sus propios artículos de limpieza. A las compañías de biotecnología también se les pide que donen productos químicos y cubrebocas. Esto resalta que en los últimos años los hospitales habían reducido el número de camas para así poder aumentar sus ganancias. La proporción de camas en hospitales estadunidenses ha caído de nueve camas por mil personas en 1960 a menos de tres por mil hoy en día. No sorprende que países como Japón y Corea del Sur, que invierten mucho más en el sistema de salud (12 camas por cada mil) hayan tenido mejores resultados para combatir la epidemia. Como laboratorio para políticas de ajuste estructural, países como México y el resto del continente han sido incorporados al sistema mundial que propaga el virus y a la vez limita su capacidad de respuesta ante la pandemia. Siguiendo las prescripciones del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y las políticas adoptadas por la élite de la región, América Latina tampoco ha invertido lo suficiente en sus sistemas de salud. Como consecuencia, México se encuentra entre los países que menos ha invertido en relación con su producto bruto nacional. El peor país en la región es Perú, que gasta aún menos. Paralelo a esto ha sido la privatización del sistema de salud, lo cual lo coloca fuera del alcance de la mayoría de la población. Como resultado, la gran mayoría de las personas se automedican sin consultar a un médico. La actual crisis también revela la falta de planificación internacional para combatir una pandemia. Lo que se ha visto es un sistema ad hoc de cooperación que privilegia a Estados Unidos y Europa, sin considerar las particularidades de los países de América, Asia y África. Aun cuando la Organización Mundial de la Salud propone planes para estas regiones, carece de fondos para su implementación. Esto se nota al aplicar estrategias únicas cuando las condiciones sociales y económicas son tan distintas. En particular, la cuarentena como política no considera que en los países de América Latina la mayoría de las personas laboran en el sector informal y carecen 13
de los recursos necesarios para su sustento. ¡Si no trabajan, no comen! Esto no implica que los gobiernos no deberían aplicar las medidas recomendadas por especialistas de la salud. Para lograr esto se requiere aumentar dramáticamente el gasto público con la finalidad de asegurar el bienestar de la mayoría de la población, especialmente los sectores más vulnerables. Esto requiere que las instituciones internacionales alteren las reglas fiscales que limitan los gastos públicos. Además, deben facilitar créditos adecuados a países que los necesiten. La población más vulnerable requiere de un salario básico garantizado y se debería aumentar el presupuesto para la salud. Asimismo, no se pueden tolerar despidos masivos. Como ha ocurrido en Estados Unidos, se deberían rechazar los llamados planes de rescate que favorecen a las grandes empresas con miles de millones de dólares en subsidios y que ofrecen unas cuantas migajas a la mayoría de la población. Sería mejor que los sectores económicos que por décadas se beneficiaron de políticas neoliberales paguen un impuesto que contribuya a un fondo de rescate nacional. El neoliberalismo no sólo ha causado estragos en la humanidad, sino también cambios dramáticos en la naturaleza. El debilitamiento del medio ambiente, incluyendo el calentamiento global, la deforestación masiva, el neoextractivismo, la contaminación del aire y el crecimiento urbano desbordados facilitan la propagación de enfermedades como la gripe aviar, la porcina y ahora el Covid-19. El continuo abuso sobre el medio ambiente crea las condiciones que seguirán produciendo crisis como la actual. Ante esta situación hay dos caminos. Los gobiernos neoliberales pueden usar la lógica de “capitalismo de pandemia” y elaborar planes para blindar la economía tradicional, aumentar la transferencia de recursos públicos al sector privado y así proteger los intereses de los sectores más pudientes. Pero la crisis también puede crear la oportunidad para impulsar políticas que protejan a los sectores más vulnerables, establecer un salario mínimo, un sistema de salud adecuado a la realidad y fomentar una economía sustentable que proteja a la madre tierra de la que todos dependemos. * Profesores Pomona College Twitter: @mtinkersalas y Twitter: @victorsilverman 14
Ante recesión económica¿financiarización de la naturaleza en territorio maya?
Violeta R. Núñez Rodríguez* - La Jornada Domingo 5 de abril de 2020 “Por ‘financiarización de la naturaleza’ se entiende el proceso por el cual el capital especulativo toma el control de los bienes y componentes de la naturaleza y los comercializa por medio de certificados, créditos, acciones, bonos, etcétera, con el fin de obtener las mayores ganancias posibles gracias a la especulación financiera” (Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales, WRM, por sus siglas en inglés, 2020). La pregunta es si ¿esto se está proponiendo en el llamado Proyecto de Desarrollo Tren Maya? Es decir, ¿en el sureste se plantea la financiarización de la naturaleza en el territorio maya? Con el instrumentos financiero Fideicomisos de Infraestructura y Bienes Raíces (FIBRA) Tren Maya, la respuesta es que sí. Veamos cómo. Ante la crisis mundial por el Covid-19, que agudizará exponencialmente la crisis económica, que ya desde antes de la pandemia era inminente (en 2019, 90 por ciento de las economías ya estaban en desaceleración –FMI, 2019–), el Presidente de México ha sido enfático al expresar que el Tren Maya ayudará a reactivar la economía, debido a que generará “miles de empleos”. Me parece que de inicio estas intensiones “keynesianas” (generación de empleos con gasto público) son para aplaudirse. Sin embargo, debido a que la propuesta del financiamiento del proyecto tendrá varios orígenes, el problema no está en los miles de empleos temporales que se pudieran crear con la construcción de las vías del tren que serán financiadas con recursos públicos, sino en las estaciones, los desarrollos urbanos y los polos de desarrollo que serán financiados con más de 90 por ciento de capital privado ( Jiménez Pons, 2020), mediante el FIBRA Tren Maya. Es decir, la edificación de las estaciones y las inversiones posteriores, porque esto sí será permanente, estará a cargo de los inversionistas especulativos del mercado inmobiliario. Este será el negocio permanente, y es allí donde el capital especulativo tomará el control de los bienes de la naturaleza y los comercializará. Aquí iniciará el proceso de la financiarización de la naturaleza. 15
Lo primero, y más delicado desde el punto de vista social, ambiental y cultural, que está incluido en este negocio es la tierra de los ejidatarios y pequeños propietarios que habitan la zona maya, porque es sobre éstas que se edificarán las estaciones, los desarrollos urbanos y los polos de desarrollo (ahora nombrados “comunidades sustentables”, a sugerencia, dice Jiménez Pons –2020–, de los ambientalistas). Aproximadamente, serán afectados cuatro ejidos en Chiapas, 13 en Tabasco, 70 en Campeche, 50 en Yucatán, 33 en Quintana Roo. Sin embargo, no está demás señalar que de acuerdo con el pasado censo ejidal, 97 por ciento de los ejidos en Chiapas realizan actividad agrícola y 73 por ciento ganadera; en Tabasco 87 por ciento tiene actividad agrícola y 95 por ciento ganadera; en Campeche 96 por ciento tiene actividad agrícola y 93 por ciento ganadera; en Yucatán 92 por ciento cuenta con actividad agrícola y 80 por ciento ganadera; y en Quintana Roo, 96 por ciento de los ejidos tiene actividad agrícola y 85 por ciento ganadera (Inegi, 2007). Aunado a esto, no olvidemos la importancia de la milpa (que proporciona seguridad alimentaria sostenible en estos estados), realizada por 88 por ciento de los productores agrícolas de Yucatán, 81 por ciento en Quintana Roo y 39 por ciento en Campeche (Alianza M-REDD+, 2016). Esto evidencia la importancia de estos actores, pese al abandono deliberado hacia el campo mexicano. No obstante, la propuesta es que los ejidatarios y pequeños propietarios, a cambio de ceder sus tierras a un FIBRA, recibirán un certificado bursátil fiduciarios inmobiliarios, que les proporcionará una renta que derivará del mundo financiero. Es decir, como señala uno de los principales expertos en los FIBRAS indica en entrevista que “hay que entender que esto no es una garantía, no es un Cete, no es un bono de gobierno (que incluso esos tienen riesgo), esto es un negocio de los inversionistas especulativos del mercado inmobiliario” (Castañares, 2020). Aunado a esto, este especialista, indica que las minusvalías y pérdidas, que se pudieran derivar de una situación de crisis financiera (como lo estamos viviendo actualmente y como lo hemos vivido en otros momentos, ver el libro Nueva historia de las grandes crisis financieras, Marichal, 2010), los ejidatarios las vivirían de una manera más intensa, ya que ellos sólo recibirían la parte proporcional de la tierras aportadas (en comparación con las edificaciones que se construyan sobre las tierras ejidales). 16
Ante esto, el argumento de la generación de empleos mediante la inversión pública, podría ser muy buena, pero por qué entregar las tierras (diciéndole a los ejidatarios que serán “socios”) a los inversionistas especulativos quienes sólo buscan la rentabilidad que se transforma en ganancia. Por qué aceptar la financiarización, que significa “la expansión sin precedentes de las actividades financieras” (Lapavitsas, 2016), pero ahora, sobre la naturaleza del mundo maya. Los miles de empleos (y el Covid-19) serán temporales, pero se le habrá abierto la puerta al capital especulativo, quizá para siempre. *Profesora-Investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Autora del libro Mineria mexicana en el capitalismo del siglo XXI
¡Volveremos de las sombras!
Gilberto López y Rivas - La Jornada - Viernes 3 de abril de 2020 La Segunda Guerra Mundial fue una de las últimas tragedias planetarias que causó millones de muertes y heridos, inconmensurables sufrimientos que afectaron a varias generaciones de seres humanos marcados por múltiples traumas que perduraron en los imaginarios colectivos de los pueblos que padecieron ese conflicto que finalizó con la derrota del eje nazi-fascista y la toma de Berlín por el Ejército Rojo, el 8 de mayo de 1945. Durante esta contienda, fue decisiva la lucha de la resistencia antifascista que se desarrolla en medio de las cruentas batallas de la tecnología de muerte que trajo la modernidad capitalista, los bombardeos intensivos y la mayoría de las veces militarmente innecesarios, que desaparecieron ciudades enteras, incluyendo Hiroshima y Nagasaki, los campos de concentración y exterminio, las violencias atroces de la ocupación alemana de prácticamente todo el continente europeo. Pese a la temprana superioridad militar de los ocupantes, y, no obstante el colaboracionismo y la traición nacional de las burguesías locales, que fueron entregando uno a uno sus países al dominio del Tercer Reich, los hombres y las mujeres que integraron las fuerzas antifascistas de la resistencia, lograron sobreponerse al miedo y al 17
terror, y, como bien describió el cantautor canadiense Leonard Cohen en su memorable canción El Partisano: “El viento sopla a través de las tumbas, la libertad llegará pronto, volveremos de las sombras”. (https://www.youtube.com/watch?v=S34cVkL6zCE) El próximo 75 aniversario de la derrota del nazismo cobra un significado especial en las actuales circunstancias, en las que la humanidad enfrenta una pandemia que ha ocasionado ya miles de muertes y un inédito confinamiento de millones de personas, medidas de militarización, cierre de fronteras y agravamiento de una crisis multifactorial de proporciones apocalípticas, que ya estaba en curso. En éstas condiciones es importante recordar que la Segunda Guerra Mundial tiene como responsables no sólo a los fascistas alemanes, italianos y japoneses, quienes deseando un nuevo reparto del mundo desencadenaron la conflagración bélica más terrible de la historia, sino, señalar igualmente la culpabilidad de los imperialistas ingleses, estadunidenses y franceses en el estallido de la misma. Sus gobiernos estimularon y permitieron el rearme de Alemania; solaparon el crecimiento vertiginoso de sus fuerzas armadas e invocaron una pretendida neutralidad frente a las agresiones fascistas a Etiopía en 1935, a España en 1936, a Austria y Checoslovaquia en 1938 y a Polonia en 1939. México, por haber sido país de acogida del exilio republicano, estuvo al tanto del crimen que los fascistas cometieron contra la República Española y repudió el papel que jugó el Comité de no intervención que los gobiernos de Inglaterra, Francia y Estados Unidos crearon para encubrir su complicidad en esa asonada militar que impone una dictadura. En España, los fascistas probaron sus nuevas armas, sus métodos masivos de exterminio y la experiencia española se constituyó así en la advertencia de lo que sería el “orden fascista” en Europa. Asimismo, España se constituyó en la clarinada que advertía al fascismo sobre el indoblegable espíritu de lucha de sus pueblos y la fraterna solidaridad de los brigadistas del mundo entero. Este próximo 8 de mayo se recordará a los y las combatientes del Estado español que, después de 1939, nutrieron de aliento antifascista a los grupos clandestinos de la resistencia de varios países europeos. Es significativo para las luchas actuales contra la recolonización capitalista neoliberal, que no se detiene con la pandemia, analizar una peculiaridad de esa experiencia histórica, no investigada suficiente18
mente: la traición nacional de la mayoría de los gobiernos capitalistas de Europa ante la ocupación fascista en aras de proteger sus intereses de clase. Esta actitud capituladora y entreguista muestra una tendencia histórica que se profundiza notablemente en la trasnacionalización neoliberal actual, en el sentido de que los grupos dominantes no representan más los intereses nacionales y populares. En el otro polo equidistante, es de subrayar que son las clases trabajadoras y la intelectualidad insurrecta las que integran la resistencia antifascista. Precisamente, la intervención de los pueblos y el peso decisivo de la Unión Soviética, van cambiando la naturaleza del conflicto bélico: de interimperialista se trasforma en una “guerra popular, justa y necesaria hasta la derrota del nazi-fascismo“. Los comunistas, especialmente, junto con otros agrupamientos de diversas ideologías, intervienen en la organización de destacamentos guerrilleros rurales y redes urbanas, que llevan a cabo labores de inteligencia, sabotaje y gobierno en la retaguardia fascista, manteniendo la entereza y la dignidad frente a los invasores. ¡Volvieron de las sombras! A la brigada médica cubana Henry Reeve en Italia.
Cuando la naturaleza jaquea la orgullosa modernidad
Enrique Dussel - La Jornada - Sábado 4 de abril de 2020 Estamos experimentando un evento de significación histórica mundial del que posiblemente no midamos su abismal sentido como signo del final de una época de larga duración, y comienzo de otra nueva edad que hemos denominado la Transmodernidad. El virus que ataca hoy a la humanidad, por primera vez en su milenario desarrollo –en un momento en el que puede tenerse conciencia plena de la simultaneidad (en tiempo real) verificada por los nuevos medios electrónicos– nos da qué pensar en el silencio y aislamiento autoimpuesto de cada ser humano ante un peligro que muestra la vulnerabilidad de un castillo de naipes que vivimos cotidianamente como si tuviera la consistencia de una estructura invulnerable. 19
El hecho ha producido un sinnúmero de reacciones de colegas filósofos y científicos porque llama profundamente la atención. Queremos agregar un grano de arena a la reflexión sobre el sobrecogedor acontecimiento. Allá por 1492, Cristobal Colón, un miembro de la Europa latino-germánica, descubre el Atlántico, conquista Amerindia y nace así la última Edad del Antropoceno: la Modernidad, produciendo además una revolución científica y tecnológica, que dejó atrás a todas las civilizaciones del pasado, catalogadas como atrasadas, subdesarrolladas y artesanales. Lo denominaremos el Sur global; y esto hace sólo 500 años. El “yo europeo” produjo una revolución científica en el siglo XVII, una revolución tecnológica en el XVIII, habiendo desde el siglo XVI inaugurado un sistema capitalista con una ideología moderna eurocéntrica, colonial (porque esa Europa era el centro del sistema-mundo gracias a la violencia conquistadora de sus ejércitos que justificaban su derecho de dominio sobre otros pueblos), patriarcal, y, como culminación, el europeo se situó como explotador sin límite de la naturaleza. Sin embargo, los valores positivos inigualables de la Modernidad, que nadie puede negar, se encuentran corrompidos y negados por una sistemática ceguera de los efectos negativos de sus descubrimientos y sus continuas intervenciones en la naturaleza. Esto se debe, en parte, al desprecio por el valor cualitativo de la naturaleza, en especial por su nota constitutiva suprema: el ser una “cosa viva”, orgánica, no meramente maquínica; no es sólo una “cosa extensa”, cuantificable. Hoy, la madre naturaleza (ahora como metáfora adecuada y cierta) se ha rebelado; ha jaqueado a su hija, la humanidad, por medio de un insignificante componente de la naturaleza (naturaleza de la cual es parte también el ser humano, y comparte la realidad con el virus). Pone en cuestión a la modernididad, y lo hace a través de un organismo (el virus) inmensamente más pequeño que una bacteria o una célula, e infinitamente más simple que el ser humano que tiene miles de millones de células con complejísimas y diferenciadas funciones. Es la naturaleza la que hoy nos interpela: “¡O me respetas o te aniquilo!” Se manifiesta como un signo del final de la modernidad y como anuncio de una nueva Edad del mundo, poste20
rior a esta civilización soberbia moderna que se ha tornado suicida. Como clamaba Walter Benjamin, había que aplicar el freno y no el acelerador necrofílico en dirección al abismo. La naturaleza no es un mero objeto de conocimiento, sino que es el Todo (la Totalidad) dentro del cual existimos como seres humanos: somos fruto de la evolución de la vida de la naturaleza que se sitúa como nuestro origen y nos porta como su gloria, posibilitándonos como un efecto interno y, por ello, no metafóricamente, la ética se funda en el primer principio absoluto y universal: ¡el de afirmar la Vida en general, y la vida humana como su gloria!, porque es condición de posibilidad absoluta y universal de todo el resto; de la civilización, de la existencia cotidiana, de la felicidad, de la ciencia, de la tecnología y hasta de la religión. Mal podría operar alguna acción o institución si la humanidad hubiera muerto. Se trata entonces de interpretar la presente epidemia como si fuera un bumerán que la modernidad lanzó contra la naturaleza (ya que es el efecto no intencional de mutaciones de gérmenes patógenos que la misma ciencia médica e industrial farmacológica ha originado), y que regresa contra ella en la forma de un virus de los laboratorios o de la tecnología terapéutica. La interpretación intentada indica que el hecho mundial, nunca experimentado antes y de manera tan globalizada que estamos viviendo, es algo más que la generalización política del estado de excepción (como lo propone G. Agamben), la necesaria superación del capitalismo (en la posición de S. Zizek), la exigencia de mostrar el fracaso del neoliberalismo (del “Estado mínimo”, que deja en manos del mercado y el capital privado la salud del pueblo), o de tantas otras muy interesante propuestas. Creemos que estamos viviendo por primera vez en la historia del cosmos, de la humanidad, los signos del agotamiento de la modernidad como última etapa del Antropoceno, y que permite vislumbrar una nueva edad de mundo, la Transmodernidad, en la que la humanidad deberá aprender, a partir de los errores de la modernidad, a entrar en una nueva edad del mundo donde, partiendo de la experiencia de la necro-cultura de los últimos cinco siglos, debamos ante todo afirmar la Vida por sobre el capital, por sobre 21
el colonialismo, por sobre el patriarcalismo y por sobre muchas otras limitaciones que destruyen las condiciones universales de la reproducción de esa vida en la Tierra. Esto debiera ser logrado pacientemente en el largo plazo del siglo XXI que sólo estamos comenzando. En el silencio de nuestro retiro exigido por los gobiernos para no contagiarnos de ese signo apocalíptico… tomemos un tiempo en pensar sobre el destino de la humanidad en el futuro. * Filósofo.
Covid: el vampiro y el murciélago
Lydiette Carrión - Pié de Página - La Trama Previa - 3 abril, 2020 Los virus son inseparables de nuestro paso por la Tierra. Aunque me llene de terror qué reacción podrán tener mis pulmones si novel coronavirus de 2019 los infecta. Los murciélagos son vitales para la vida como polinizadores. La Tierra no sería lo que es sin ellos nCov-19, novel coronavirus of 2019, Covid-19, o como mi hijo de cuatro años le llama: el coronavirus, que se parece al fruto del liquidambar. En estas fechas de encierro y trabajo forzado desde casa, en los ratos libres, busco con frenesí información al respecto. En algunas conversaciones se habla con desconcierto sobre algo que ha estado presente en la Tierra desde hace millones de años, y ha acompañado al ser humano (aunque de manera incómoda para éste): los virus. Esos seres que no están vivos ni muertos, y que suelen llamar “ente biológico”, para no discurrir en complicaciones acerca de su estatus vital (aunque algunos científicos advierten que el hecho de replicarse, reproducirse, ya implica una forma de vida). Me pregunto desde el azoro que me causa esta pandemia, una crisis que ha puesto de rodillas a países de más diversas índole. Qué diablos estaba pensando la Naturaleza, o dios, o pachamama o quien sea que ideó esos entes biológicos. Pareciera que la diversidad en la Tierra, toda, está interconectada, ¿qué función pueden tener esas pelotitas microscópicas cuya definición se parece tanto a la que damos a los vampiros, esos seres mitológicos que simbolizan nuestro miedo? 22
La diversidad más grande Leo sobre virus. Infecciones, unas incómodas pero inocuas. Otras mortales. Los virus afectan a todas las formas de vida: animales, plantas, hongos, bacterias. A veces, de forma ligera; a veces mortal. Leo que a veces terminan con especies enteras de plantas. Hasta la fecha, se han descrito unas 5 mil variedades de virus, pero se estima que hay 10^35, por lo menos. Esto es: 100000 0000000000 0000000000 0000000000 virus diferentes. (Ni siquiera sabría escribir ese número en letras.) Encuentro una nota sobre los virus del mar. La investigación fue hecha con fondos comunitarios [y destaco esto por la importancia de hacer investigaciones que no estén vinculadas a los caprichos del mercado y los intereses privados] y publicada en Nature. En las aguas abisales y oscuras, ahí donde no conocemos más que el 5 % de la vida que habita, los virus juegan un papel esencial, no sólo en el ecosistema abisal, sino en todo el océano. Son prácticamente los únicos seres que matan las bacterias. Esto permite que se liberen toneladas de carbono en el medio ambiente y se reinicien los ciclos de vida. También dan espacio a las bacterias sanas. Por alguna razón, me tranquiliza saber que los virus sí tienen alguna función en La Vida. La Vida es así, en mayúsculas, para enfatizar que nuestro discurrir individual depende indefectiblemente de la relación que guardamos con los otros, con las otras manifestaciones vitales: el animal o planta que comemos, lo que devora nuestras sobras, los insectos que permiten que el ciclo de las plantas continúen, los gusanos que devorarán nuestros restos y alimentarán nuevos ciclos, los murciélagos que polinizan y hacen crecer la diversidad de la flora… Hasta llega el asombro: algunos virus son benéficos para el ser humano, incluso hay unas investigaciones que apuntan a que desempeñan un papel fundamental en nuestro microbioma intestinal (como lo hacen las bacterias, y sin las cuales no podríamos vivir). Otros científicos analizan la posibilidad de usar virus modificados para luchar contra células cancerígenas. Pues más o menos eso son los virus. Son inseparable de nuestro paso por la Tierra. Aunque me llene de terror qué reacción podrán tener mis pulmones si novel coronavirus de 2019 los infecta. Aun23
que nos genere el mismo asombro y desagrado pensar que este es un virus ajeno, extraño, casi como si viniera del espacio exterior, porque tiene genes de otras especies animales… Los murciélagos: el huésped cero Hace unos días, unos campesinos de la región de Cajamarca de Perú apresaron murciélagos y quisieron quemarlos. Los culpaban del coronavirus y la solución propuesta era acabar con la especie. Murciélagos. Odiados y denostados por siglos. Sobre todo desde que un escritor irlandés, impresionado por las variedades hematofílicas de América, se inspiró en ellos para escribir una novela, Drácula. Casi todas las investigaciones coinciden en que el COVID-19 es mutación de un virus que proviene de los murciélagos, pero con unos “ganchitos”o “piquitos” idénticos a otro que sólo es hallado en el plácido y tierno –y en riesgo de extinción– pangolín. Y son esos ganchitos o piquitos los que le permiten contagiar tan eficientemente a los humanos. Murciélagos: santuarios de virus Hay una relación interesante entre los murciélagos y los virus. De hecho, en los últimos años, las infecciones emergentes más graves provinieron también de una mutación desde los murciélagos, pasando por otro animal: el ébola, el SARS, el síndrome respiratorio de Oriente Medio… Resulta que los murciélagos tienen una respuesta inmune fuera de serie. Esto es por una cuestión evolutiva relacionada a su capacidad de volar. Son los únicos mamíferos que lo hacen, y esto les implica un desgaste energético brutal, así como la generación de radicales libres en su organismo. Esto conlleva inflamación que puede romper los tejidos. Como cuando uno entrena muchísimo, de manera malsana y se enferma. (Es, por cierto, las respuestas inflamatorias las que más ponen en riesgo a los humanos afectados por COVID-19.) Los murciélagos desarrollaron un mecanismo: debilitaron su respuesta inflamatoria contra virus tipo ARN (como lo es coronavirus). Así, murciélagos combaten las infecciones de manera muy eficiente, pero sin sufrir inflamación. 24
Si a ello aunamos que los murciélagos viven en cuevas, generalmente en hacinamiento, poca ventilación (propiciando con ello la transmisión de infecciones), tenemos un cóctel interesante: diversidad de virus que deben replicarse rápidamente en un cuerpo. Porque éste lo combatirá muy pronto. Por eso, los murciélagos son considerados una “reserva” importante de la diversidad viral. Leo lo de la “reserva viral”. ¿Es esto bueno o malo? Busco otros artículos. Hablan de importante reserva, de cómo estas cualidades implican que los virus de murciélagos evolucionen también y sean mucho más agresivos para otros organismos. Dejo de sentir simpatía por ellos: esas ratas con narices cercenadas y alas cartilaginosas, pienso. La mente del miedo. Ese circuito reptiliano que se activa ante lo que percibimos como peligro. Murciélagos: vitales para la vida: son importantes polinizadores, junto a las abejas y otros insectos polinizadores. De nuevo, como con los virus, la Tierra no sería lo que es sin ellos. Y en sus vuelos nocturnos, devoran toneladas de insectos y sus microbios y… virus. Es decir, ¿entonces en una primera instancia los murciélagos incluso nos protegen de infecciones? Aparentemente sí. Animalitos nocturnos de alas recortadas… La solución no es acabar con los murciélagos. Como explica David Quammen en este artículo: el virus pudo provenir de un murciélago, pero fue la actividad humana la que lo soltó…
Coronavirus y piratería imperial
Luis Hernández Navarro - La Jornada - Martes 7 de abril de 2020 La crisis del coronavirus ha visibilizado el papel que el saqueo desempeña en la reproducción del capitalismo actual. Como si fueran modernos bucaneros, los gobiernos de países poderosos como Estados Unidos o Francia se han dedicado a confiscar, sin recato alguno, pruebas médicas, respiradores y mascarillas que otras naciones han adquirido para combatir la pandemia. 25
Si en otras épocas los corsarios sirvieron para controlar los mares y las rutas comerciales, ahora, no conformes con el pillaje, los nuevos filibusteros impiden la exportación a otras latitudes de medicamentos y equipos sanitarios, y realizan compras masivas por las que pagan precios tres o cuatro veces por arriba de su valor. No se trata tan sólo de la gran cantidad de empresarios inescrupulosos o avorazados que utilizan la tragedia para hacer grandes negocios. Tampoco de vivales que venden productos en mal estado, falsificados o caducos o que defraudan a compradores. Aunque todos se han multiplicado como hongos en temporada de lluvias, el asunto va más allá. Se trata de gobiernos imperiales que saquean bienes claves para combatir la enfermedad, o que, defendiendo teóricamente el libre comercio, cierran sus fronteras. No hay en esta relación entre despojo, nuevos corsarios y capitalismo nada sorprendente. Este modo de producción –explica el antropólogo e historiador Antonio García de León– fue un sistema hecho por piratas y mantenido por piratas. “Piratas en inglés se dice privateers, que es casi como decir privados o iniciativa privada. Fueron incluso parte de la iniciativa privada de la época. Así que la iniciativa privada actual tiene entre sus antepasados más gloriosos a los piratas.” El material sanitario y de protección disponible en el mercado mundial para hacer frente al Covid-19 es insuficiente y los gobiernos imperiales no dudan en disponer de él de cualquier manera. Todo les está permitido en la guerra de los cubrebocas. Las acciones de rapiña imperial se suceden vertiginosamente. El nuevo bucanero Emmanuel Macron, presidente de Francia, anunció: “Estamos en guerra” y emitió un decreto que autoriza confiscar todo material de protección que esté en su país. De manera que, el 5 de marzo, un cargamento de 4 millones de tapabocas de la empresa sueca Mölnlycke, con destino final a España e Italia, que había ingresado al puerto de Marsella y tenía como destino su centro logístico en Lyon, fue incautado. Finalmente, dos semanas más tarde, después de múltiples presiones diplomáticas, el gobierno galo se quedó con 2 millones de mascarillas y aceptó que salieran otras tantas. 26
Según el diario L’Express ( https://bit.ly/3dXbQGg ), después del amargo trago, la compañía sueca decidió no llevar sus cargamentos de China a Francia, para evitar las confiscaciones arbitrarias. Un alto funcionario le dijo a ese diario: “Tenemos instrucciones de no requisar toda la producción con el fin de dejar un poco a los amigos”. Del otro lado del Atlántico, el magnate Donald Trump, que apenas el pasado sábado 4 de abril reconoció la magnitud del desastre sanitario en su país provocado por la pandemia, sigue siendo el mismo pirata de siempre. Entre otras medidas arbitrarias, pidió a la empresa 3M que no exporte cubrebocas de uso médico. Adicionalmente, le ordenó a la compañía fabricar tantas mascarillas N95 como las autoridades consideraran necesarias para Estados Unidos. No es el único caso. Según el diario español El Independiente, abastecedores de material sanitario avisaron a comunidades autónomas que no podrán garantizar los pedidos ante las compras masivas que estaría realizando Estados Unidos a fabricantes chinos. “Un suministrador con el que trabajamos habitualmente nos ha dicho que van a tener problemas para hacer pedidos porque Estados Unidos ha bloqueado la producción de China y la ha comprado entera. Está pagando la mascarilla a 80 céntimos de euro, cuando nosotros nos hemos hecho con las últimas a 0.45. Y hace 20 días a 29 céntimos”. En el aeropuerto de Bangkok, 200 mil máscaras de protección para la policía de Berlín fueron incautadas. Las autoridades alemanas asumieron que Estados Unidos estaba detrás de la confiscación. El senador Andreas Geise denunció la medida como “acto de piratería m oderna”. La lista de actos de pillaje es interminable. Involucra a Italia contra Grecia, la República Checa contra Italia, Turquía contra España y un largo etcétera. Pero va más allá de los tapabocas. Esta guerra también se ha extendido para los respiradores. Según el Mossad, los “países se han visto envueltos en una feroz batalla encubierta para hacerse a toda costa con el limitado número de respiradores que hay en el mercado. Se están vendiendo los respiradores a través de grietas del sistema” (https://bit.ly/2wTW5iY ). 27
El contraste no podría ser mayor. Mientras países como Cuba mandan desinteresadamente brigadas médicas a multitud de países para combatir la pandemia, los gobiernos imperiales reproducen la vieja piratería capitalista. Así la ética y la defensa de la humanidad de unos y de otros. Twitter: @lhan55
La criminalización del estornudo y las “libertades” del capitalismo
CAROLINA CAZAUX - caritocazaux@gmail.com Lago Puelo, Chubut, Argentina Ayer nomás, si uno estornudaba le decían “salud” y listo. Hoy, si uno estornuda tiene que demostrar no ser un potencial asesino. Y si además tiene fiebre, le ponen barbijo y lo rocían con litros de alcohol en gel. Y si acaba de llegar hace unos días de Europa, sin dudas quedará internado en un hospital hasta que demuestre lo contrario. ¿Qué pasó en la aldea global que dejó de ser un lugar seguro para vivir? Llevábamos una vida relativamente tranquila, nos encontrábamos con amigos, con vecinos, con la familia... teníamos una vida social. Hoy estamos presos, encerrados en nuestras casas sin ver a nadie y pendientes de las muertes que el coronavirus va dejando. El miedo fue sembrado, se esparció y creció exponencialmente como el virus. El miedo no es inocente. Como tampoco lo es el distanciamiento social. Duelen las muertes, claro que sí. Pero el miedo enferma, y mucho. La ausencia de esperanza también enferma. Si pudiésemos transitar esto abrazándonos con nuestra gente, debatiendo sobre lo que está sucediendo, compartiendo saberes en salud, intercambiando plantas curativas, recetas de sopas que fortalecen al organismo.... Aaah... qué distinto sería! La comunidad fortalecida, cooperando para afrontar la crisis. La comunidad abrazada cuidándose unos a otros. Hoy las órdenes las da la OMS. Su presidente, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dio órdenes explícitas de distanciamiento social, rea28
lización de pruebas diagnósticas y medidas higiénicas preventivas. “Pero la forma más eficaz de prevenir las infecciones y salvar vidas es cortar las cadenas de transmisión. Y para lograrlo hay que hacer pruebas y aislar.”, dijo en su discurso del 16 de marzo. Dice que la columna vertebral de las medidas es la detección de casos. Los insumos necesarios para dicha detección los envía la OMS a los países, pero aún no queda claro por qué. Es decir, la OMS compra a los fabricantes de dichos insumos y luego los reparte. “La OMS ha enviado casi 1,5 millones de pruebas a 120 países. Estamos colaborando con las empresas a fin de aumentar la disponibilidad de pruebas para los más necesitados.” ¿De dónde sale el dinero de la OMS? Entre los principales aportantes aparecen la Fundación Bill y Melinda Gates, Coca-Cola y Nestlé (tomado de una conferencia llamada “El nuevo orden mundial” de Teresa Forcades que se puede buscar en youtube). Asimismo, los países de la ONU ponen sus partes de dinero también. Pero además, y justamente en plena crisis del coronavirus, la OMS pide a la gente común que haga un donativo. Se puede hacer con un solo clic entrando en la página oficial. ¿Cómo es eso? Crearon un Fondo de Respuesta Solidaria a la CoVid 19 mediante el cual todas las empresas del mundo y las personas están depositando plata. “Estamos muy agradecidos a todas las personas que han contribuido al Fondo de Respuesta Solidaria a la COVID-19. Desde que iniciara su andadura el viernes pasado, más de 110 000 personas han aportado casi 19 millones de dólares de los EE.UU. Estos fondos ayudarán a comprar pruebas diagnósticas y suministros para los profesionales de la salud y apoyarán actividades de investigación y desarrollo. Si desea contribuir, acceda a la página web de la OMS (www.who.int) y pulse, en la parte superior de la página, la tecla naranja «Hacer un donativo».” Lo hicieron a través de dos corporaciones: La Fundación pro Naciones Unidas y la Swiss Philanthropy Foundation junto con la OMS. “El fondo se pone en marcha habiendo obtenido ya un respaldo fundamental, entre otros de Facebook y Google, que han instituido 29
un plan para igualar los fondos recaudados a través de sus plataformas. El fondo está recibiendo al mismo tiempo el apoyo de donantes particulares a través de www.COVID19ResponseFund.org.” Es decir que, además de encerrarnos en nuestras casas (con todo lo que eso conlleva, que no es menor), nos piden dinero. Estamos frente a una crisis sanitaria mundial y en lugar de exigir a las empresas que dejen de lucrar, nos piden dinero a nosotros. Los fabricantes de insumos para la detección del virus, así como los fabricantes de otros insumos como respiradores, barbijos para el personal de salud, camisolines (todas cosas mencionadas como imprescindibles en esta emergencia), reciben dinero a cambio de entregar lo que producen. Es increíble pero real. Y por otra parte, me pregunto qué pasa con los sistemas sanitarios europeos que no pueden dar respuesta a la crisis. Las políticas económicas de ajuste siempre recortan de los mismos lugares. Aquí y allá. Los servicios que el Estado debería garantizar para su gente se ven afectados por políticas económicas en las que siempre ganan los mismos y siempre pierden los mismos. Ya veremos las consecuencias aquí de los 4 años de economía neoliberal. Unos datitos más para ir cerrando... 1. En octubre de 2019, en el Johns Hopkins Center en Nueva York, se llevó a cabo un simulacro de pandemia de coronavirus a modo de experimento para trabajar sobre el tipo de respuestas económicas mundiales. (Se puede buscar como Evento 201 y leer con detalles en qué consistió el simulacro). Los auspiciantes del mismo fueron la Fundación Bill y Melinda Gates y el Foro Económico Mundial. 2. En enero del año 2009 (justo meses antes de la pandemia de gripe A), una periodista austríaca, Jane Burgermeister, denunció la existencia de una partida de vacunas contaminadas que fue detectada por casualidad en un laboratorio europeo. La partida de vacunas fue fabricada por la farmacéutica Baxter, una de las más grandes proveedoras de vacunas. La partida de 72 kilos de vacunas (lo que implica miles y miles de dosis) contenía virus vivos de gripe aviar (sumamente mortal pero poco contagiosa) mezclada con virus de gripe estacional no atenuados como se 30
hace habitualmente (que como sabemos es sumamente contagiosa aunque no mortal). Esta combinación a nivel biológico, un virus mortal y uno contagioso dentro de un ser vivo, genera escalofrío de sólo pensar en lo que podría haber pasado si esa vacuna salía al mercado. Baxter reconoció que eso realmente había pasado. ¿Qué hizo la OMS al respecto? Nada. Baxter sigue siendo el principal proveedor de vacunas. Y no sólo eso, sino que el manejo irresponsable que tuvo frente a la inventada pandemia de gripe A, posibilitó posteriormente la incorporación de la vacunación obligatoria para la gripe estacional, así como la utilización del oseltamivir (un antiviral) en los protocolos de pacientes con gripe. Estas son algunas de las bondades del capitalismo. 3. Si bien es difícil prever que pasará en las américas con el coronavirus, cabe plantearse-cuestionarse cómo es que en los países europeos donde más estrictos se han puesto desde el 2009 con las vacunas en general y con la vacunación antigripal específicamente, donde se jactan de la amplia cobertura de vacunación, qué pasa con el sistema inmunológico de las personas al tener que enfrentarse a nuevos virus. ¿Nos están debilitando? 4. No es un tema menor la alimentación en la salud. El consumo de lácteos llenos de químicos (antibióticos, colorantes, conservantes, etc. Sin contar las hormonas que se les inyecta a las vacas para que produzcan leche en cantidades que no son naturales), el consumo de carnes con la manipulación que se hace en la industria ganadera tanto en la alimentación del ganado como en la inyección de vacunas de todo tipo y medicamentos para que estén “saludables”, el consumo de todo tipo de productos industriales, la soja transgénica presente en miles de golosinas, el consumo de frutas y verduras fumigadas con venenos... son algunas de las cosas que debemos empezar a cuestionar, porque la industria alimentaria nos está enfermando. El consumo masivo de fármacos como AINES (aspirina, diclofenac, ibuprofeno, etc), el uso indiscriminado de antibióticos, entre otros consumos farmacológicos a veces indicados por mediques y otras veces a la venta en supermercados, también debe interpelarnos sobre qué cosas nos están enfermando o intoxicando. Por último, quisiera lanzar como reflexión que más allá de cualquier supuesto conspirativo, la forma de aparición de este virus 31
actual y su propagación no pueden explicarse por la epidemiología clásica. El paradigma científico debe dejar de responder a las corporaciones económicas y plantearse otras formas de entender la biología. El contagio no es lineal. El miedo enferma. El distanciamiento social no nos permite pensar ni ayudarnos mutuamente. El capitalismo mata, en todas sus formas. El patriarcado infunde terror, culpabiliza inocentes y da órdenes sin dejarnos pensar. Debemos pensar en nuevas formas de producción a escala humana, solidarias con la vida, sustentables ecológicamente. Es necesario cuestionar la industria alimentaria, la industria farmacéutica y sus lazos con la comunidad científica y con el poder económico. Es necesario un cambio de paradigma cultural. La esperanza radica en crear nuevos lazos sociales, como ya viene sucediendo en muchísimas comunidades. Es imprescindible reforzar la trama comunitaria, de maneras creativas, alternativas. Esa será nuestra fortaleza. Recomendaciones especiales para transitar este momento... • Comer verduras crudas y frutas (en lo posible agroecológicas) y muchos cítricos Tomar infusiones de eucalipto, de llantén, de rosa mosqueta (eligiendo lo que haya en tu zona) • Tomar una sopa diaria de zanahorias con tomillo, romero y orégano frescos, cebolla y ajo. Todo eso procesado queda deliciosa. • Para fortalecer el sistema inmunológico: cúrcuma, jengibre, llantén, diente de león, miel, calanchoe, uña de gato, ginko biloba, baños de sal (inmersión en agua y sal) • Tintura de equinácea: 15 gotas, 2 veces por día. Niñes: 1 gota por kilo de peso repartido en dos tomas diarias. Esto es para ayudar al organismo a poder afrontar cualquier infección. • Ventilar la casa, vaporizar el ambiente hirviendo agua con orégano, tomillo, romero y eucalipto como desinfectantes naturales. • Fortalecer los vínculos de confianza, solidaridad y afecto. CuidarNos, nos implica en una continuidad afectiva y de acciones que contemplen la necesidad del otro. • Jugar con les niñes al aire libre, hacer caminatas en lugares de agua si es posible... jugar con tierra, con agua, hace fogatas si se puede. • Evitar todo lo posible el consumo de refinados y lácteos. 32
A TAN SOLO 10 DÍAS A tan solo 10 días de aquel primer escrito sobre esta pandemia, escuché dos relatos de personas que vivieron crisis de pánico, y también yo lo he experimentado. La respiración se hace imposible a una velocidad inusitada, los latidos galopan y hay un “algo” que acecha sin que se pueda identificar qué es. Fueron muchos años de deconstruirnos para que ahora, en sólo días, venga un virus a convertirse en enemigo. Algo no anda bien. Es un disparate que no tiene gollete. Pero las muertes están. ¿Entonces? Quisiera creer que el paradigma científico se está derrumbando, y en su intento por salvarse, explica sus teorías de la enfermedad de manera burda, grotesca, como un estudiante que se machetea y cree que el o la docente no se da cuenta. Quisiera creer que el capitalismo está llegando a su fin, que los grupos económicos hicieron su última apuesta en esta jugada para dar un poco más de aire al moribundo. Quisiera creer que el patriarcado ya no tiene cabida en nuestras vidas porque, en tantos años de deconstruirnos, hemos creado nuevos lazos sociales, nos hemos vuelto autogestivos en muchas áreas, hemos tomado conciencia de la dominación y la hemos transformado en autodeterminación. Quisiera creer que todo esto está sucediendo, y que la sorpresa es porque pensábamos que no lo íbamos a ver. Pensábamos que lo verían futuras generaciones. No nos dábamos cuenta hasta qué punto “los pocos somos muchos”. Si hemos llegado a la masa crítica, al punto de inflexión, a la bifurcación necesaria para cambiar el rumbo; quiero ser absolutamente consciente. Quiero que cada una de mis células, cada átomo, cada partícula sienta este momento histórico como fue soñado y anhelado: plenamente consciente de que somos Uno, confiando en que cuando alguien avanza todos avanzamos, sonrientes a pesar del dolor y la tristeza porque el Mundo ya no será el mismo. Un punto bisagra en nuestra historia humana. Un salto cuántico colectivo. No necesitamos tomar el poder porque ya mismo lo estamos teniendo. Esta es Nuestra Revolución. 33
CAMINOS DE LA AUTONOMÍA BAJO LA TORMENTA 8 de abril 2020