Apuntes de teatro 03

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APUNTES DE TEATRO / #03 2012 APUNTES DE TEATRO #03. Aテ前 2012

UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL Secretarテュa de Cultura



ÍNDICE MIRADAS 05

Alberto Catena: Encuentro

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Julio Beltzer: 15 años de La Cuarta Pared

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Jorge Ricci: Están pasando cosas

FOTOGALERÍA 12

APUNTES DE TEATRO #03. AÑO 2012 idea, entrevistas y edición: Mili López mlopez@unl.edu.ar diseño: Paula Bergesio Georgina Rodríguez fotogalería: Archivo Diario El Litoral fotografías: Julie Weisz Felipe Haidar José David Gentileza producción Escandinavia

Pablo Aguirre [fotógrafo invitado]

CONVERSACIONES 20

Julie Weisz: Ser fotógrafo profesional es un compromiso con tu mirada

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Felipe Haidar: Decidimos tirarnos a nadar en el mundo de la teatralidad

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Sandra Franzen: Lo pueblerino determina mi estética

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Rubén Szuchmacher: Volver a la actuación me hace sentir vivo



ÂżQuĂŠ hacer con el teatro? Mi respuesta, si tengo que traducirla en palabras, es la siguiente: una isla flotante, una isla de libertad. Irrisoria, porque es un grano de arena en el torbellino de la historia y no cambia el mundo. Pero es sacra, porque nos cambia a nosotros .

Eugenio Barba ¡ autor y director de teatro, Italia



MIRADAS

Encuentro por Alberto Catena (*)

Con frecuencia me pregunto que es lo que lleva a tanta gente en la actualidad a hacer teatro. O a vincularse con él. Y cuando lo hago suele venirme a la cabeza una respuesta que es habitual oír entre las personas del medio y que, no por socorrida, deja de parecerme atinada. Esa explicación, y no dudo de que puede haber otras, sino el fenómeno de las elecciones sería demasiado simple de entender y no lo es, afirma que el teatro es uno de los pocos espacios de la creatividad donde el artista tiene una experiencia directa y personal en el aquí y ahora con los otros. Una experiencia que, siendo colectiva, no impide el vuelo de la individualidad. Una experiencia que es física, porque está en juego la presencia del cuerpo, la contigüidad entre historias y ontologías vivas de personas que son semejantes pero a la vez distintas y buscan aproximarse para encontrar los puentes que unan sus humanidades en una ceremonia igualmente conmovedora para todos, tanto para los que operan arriba del escenario como para los que observan desde una platea.

En una etapa donde se ha perdido bastante el hábito del encuentro personal en carne y hueso, reemplazándolo en gran parte por la comunicación virtual –y sin entrar a juzgar si eso es bueno o malo–, no es extraño que muchas personas descubran en el teatro y en sus distintas vertientes artísticas un camino reivindicador de la necesidad de transmitir aquello que, si bien puede hallar otras formas de manifestarse, tiene en el lenguaje del cuerpo su instrumento más contundente de expresión. A veces el único, como lo es en la consumación del deseo. La palabra es un recurso decisivo e imprescindible de la comunicación humana, pero todos saben que en ciertas ocasiones un beso, un abrazo o un apretón de manos hablan más que las decenas de razones que puede ofrecer un discurso. A mí me ocurre con los festivales de teatro, pero especialmente con el de Santa Fe y Rafaela, que son los que me invitan con regularidad, algo de eso que sospecho le ocurre a la gente que se acerca al teatro como modo de regresar al encuentro personal. Pero no solo porque veo teatro –y a menudo muy bueno– y en ese sentido disfruto, como público y como crítico, de esa experiencia que describí más arriba. No, también porque la disfruto junto a mis amigos en una ceremonia que es más íntima, como una ceremonia dentro de la ceremonia.

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Y esta última es una experiencia que disfrutamos nada más que aquellos que nos vemos casi todos los años para reeditar un ritual de fraternidad, cariño y buena onda que en mi caso particular espero como un ansioso enamorado que no ve la hora de verse con su pareja. Puedo estar todo el año enviándome mails con mis amigos o intercambiando información vía Internet pero nada puede reemplazar la peripecia de iniciar un nuevo ciclo de esos encuentros. Sé que llego a Santa Fe y veré una cantidad de personas entrañables, y obviamente no únicamente en el espacio de la crítica, con la que viviré un nuevo e intenso momento de vida, con la que me reiré hasta el dolor de estómago o lloraré sin que me dé vergüenza ante una situación que me emociona. Constituye para mí, y a esta edad puedo decirlo, como una celebración fáustica, que me rejuvenece cada vez. Un momento que luego se hará recuerdo gozoso, bastión imbatible en la memoria, nutriente de muchos otros encuentros que adven-

drán. Siempre he pensado que la felicidad es una sensación de plenitud que todos buscamos con una tenacidad tan conmovedora como a veces ciega, porque es difícil saber donde encontrarla. Y cuando lo logramos, comprobamos que tiene la fugacidad de un resplandor al que le cuesta quedarse con nosotros. Creo que si la vida nos ilumina cada tanto con esos resplandores, nos estremece algunas veces con el vértigo de esos instantes, podemos darnos por dichosos. En mi caso, los viajes al Argentino de Teatro de Santa Fe están inscritos en mi memoria como algunos de esos destellos que han hecho más feliz mi vida.

[*] Periodista y crítico teatral


MIRADAS

15 años de La Cuarta Pared por Julio Beltzer (*)

Cuarta pared: de una manera concisa, según rezan las definiciones, cuarta pared es un concepto empleado por Constantin Stanislavsky en su propuesta metodológica para la formación del actor en la estética naturalista del siglo XX. En la concepción del maestro de actores, esta noción implicaba la separación del actor del público y lo obliga a dirigir toda su atención a los objetos reales y/o imaginarios del entorno, para lo cual deberá desarrollar una gran capacidad de observación. Se trata de penetrar los objetos con la mirada y no ser transeúntes comunes. Así, el método creador guardará relación con la verdad de la vida. La Cuarta Pared: programa de televisión que se emite con continuidad desde hace quince años por CyD (Cable y Diario, Canal 2). El mismo tiene carácter periodístico, informativo, de difusión y apoyo, fundamentalmente, de la actividad teatral y cultural de la ciudad de Santa Fe y de su zona de influencia, y arriesgo, es el único programa televisivo de estas características en la región.

Roberto Schneider: creador y conductor del programa, crítico teatral, periodista hace más de 30 años, profesor de letras y en la década del 80 actor de obras de Shakespeare, de Obaldía, Miller, entre otros, en el grupo de la Sala Moreno dirigido por Antonio Germano. Vale recordar entre sus antecedentes, que fue creador de los premios Fila 9 (a través de LT9 Radio Santa Fe), los primeros otorgados en Santa Fe a la actividad teatral, y también de los premios Máscara que desde el año 1992 entrega anualmente la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Santa Fe a través del Teatro Municipal 1ro. de Mayo. De estos datos se puede inferir la ecuación a través de la cual Roberto Schneider en su pasión por el teatro, la literatura y el quehacer cultural, genera espacios y modos de reconocimiento para la gente que trabaja en teatro y, desde hace ya varios años, también en danza. El espacio de La Cuarta Pared es más que una escena. Constituye un territorio, un recorrido, una suerte de obra en permanente avance, que se ha ido conformando y nutriendo de las voces de todos los que pasamos por el programa convocados por Roberto, y que gracias a su entusiasmo y al trabajo de la gente de teatro de la ciudad, de la región, del país, construye en cada edición un nuevo capítulo de esta historia del quehacer del mundo del espectáculo en nuestra ciudad y en la

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región. Gracias, además, a la voz de este crítico que pregunta, reflexiona, que construye con la palabra y que hace que, en este caso la cuarta pared de Stanislavsky se resignifique como un lugar de apertura y no de cierre, de aprendizajes y propuestas en el cual se es penetrado por la mirada del colectivo o de los televidentes. Esta Cuarta Pared no separa a los actores, directores y técnicos del público, sino que crea un hilo invisible, con ese poder inaudito que tiene la tele, que hace que la gente de todos los días, luego de emitido el programa, o después de sus repeticiones, lo mire a uno en la calle con una semisonrisa cómplice de ‘yo lo vi’. Entonces, en la interacción, en el vínculo establecido, por un momento, dejamos de ser transeúntes comunes para devenir en actores sociales, protagonistas todos que compartimos el espacio teatral. Y un renglón aparte para el método creador que enunciaba la definición de Stanislavsky. La Cuarta Pared o lo que es lo mismo, Roberto Schneider,

emplea estrategias que se basan en el sentido de verdad del teatro, que es como decir ‘el sentido de verdad de la vida misma, de ser coterráneos, paisanos, de un mismo quehacer –el teatro– que ha ido reverdeciendo desde que nos conocimos, allá en la Escuela del Profesorado de la UNL y la actividad teatral (allá por los fines de los 70) y gracias al esfuerzo, el trabajo y la inteligencia desinteresada de algunos, no de todos, sólo de algunos como es en este caso. En este aniversario entonces ¡¡Mucha Merde!!

[*] Director de Teatro, dramaturgo, eventualmente actor, profesor de letras, colega y amigo personal de Roberto Schneider


MIRADAS

Están pasando cosas por Jorge Ricci [*]

Ya que el tiempo, con su escalafón implacable, nos pone en el rol de ser uno de los cómicos más antiguos del Circo, “antes de que se apaguen los focos que caen sobre la pista” quiero dejar sentado que algo está pasando en los pequeños espacios escénicos de esta región centro litoral que va de una gran parte de Córdoba a algo de Entre Ríos y, entremedio, a un buen pedazo de la bota santafesina. Porque cuando te querés acordar, aparece “un loquito” o “una loquita” para plantarte una poética que a vos ni se te había cruzado por la cabeza; y es, en ese momento, cuando te empezás a preguntar desde la platea: “¿De dónde salió éste?”, mientras se te va calentando la sangre con tanto jugo lúdico y volvés a recriminarte: “¿Cómo no me la vi venir?”. Pero lo bueno es que, más allá del paso del tiempo, puedas sentarte entre ellos y juntos llegar a fabular que algún día van a encontrarse en el mismo escenario. Acá nomás, “en la ciudad que Garay fundó en otra parte”, un día vino un flaco de San Francisco

–al que le decían el Rafa– y nos dejó boquiabiertos con unas puestas que le saltaban de los bolsillos (“Marathon”, “La casita de los viejos”, “La cantante calva”, “Actores de provincia”), después siguió su ruta hacia la reina del Plata y allá fundó un “Club de caballeros” que está dando la vuelta al mundo. Otro día, de la misma aldea santurrona y cervecera (a la que Saer le decía “la ciudad”), salió otro gurrumín discepoliano de nombre Edgardo y nos planchó con su “Casa de campo”, su “Edipo y yo” y, hace apenas unas horas, con una versión inesperada e inquietante de “El jardín de los cerezos” chejovianos. Y hasta este mismo lugar donde hubo espacio para una Universidad de la Reforma, fueron llegando un par de gringas y de gringos (nativos de la tribu tirolesa y de la tribu piamontesa) que, como quien no quiere la cosa, nos volcaron una poética del “basta que sea” y “del altro que” que salió de la nada; ellas llegaron portando nombres del repertorio del Cuarteto Leo (La María Rosa de “Humo de agua” y la Sandra de “La chatita empantanada”) y ellos con nombres de las películas en blanco y negro (El Marcelo de “La brusarola” y el Raúl de “Quienay”)… el Marchelino, además, armó un equipo y una sala de teatro (sin salirse ni siquiera de la cuadra) que da tanta leche como las laboriosas cooperativas tamberas de la zona. Y por otro carril de la ciudad de la Veracruz, fueron avanzando con talento y rigor las chicas (Silvia, Norma) del

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Andamio Contiguo para entregarnos una poética cuidada hasta el desmayo. Desde Rosario, un ceresino y una rafaelina (a él le dicen Gustavo y a ella Romina), nos apabullaron con sus violentos y bellos trazos sobre una tal “Medea” y una tal “Baby Jane”. Pero no paran, porque ellos y otros que se llaman Juan, Esteban, Rody o Arias, siguen armando joyitas en la rumorosa urbe del opulento monumento. En Rafaela, ciudad que supo darnos un Remo Pignoni de piano solitario, a Marchelino se le ha sumado un Diego con sus esperpentos y un Santiago que nos lanzó a la pista escénica al poético hijo alucinado del campeón Fanto. En San Justo, donde después del maldito tornado reinaba la calma chicha, ahora apareció un tal Lucas y el pibe la va rompiendo despacito con su loca Brigada. Y cada vez más seguido nos tenemos que cruzar a Paraná, porque a la sombra de un Lito y de un Juanele, están creciendo cosas raras –aquellas que tal vez plantó el flaco Rodríguez F con su tubo de ensayo– que son arrastradas por “desesperados albaneses”, que sufren “metamorfosis” y que se meten hasta “el bardo”. Córdoba, la Córdoba de la Cheté, de Carlitos Giménez, de la María Escudero, del Paquito, del Negro Reyeros, del niño Arístides y del gran Bonino, nos está sacudiendo –con su costumbre de escapar al formato portuario porteño– con un pelotón

de muchachas y muchachos que nos hacen padecer vértigo escénico: Daniela, Rodrigo, Soledad, Lucianito, Jazmín, Gonzalo, Maura, Maximiliano y otros nombres que se funden con apellidos que suenan patricios como Arguello, Dávila o Massa. Y vaya a saber hasta dónde nos arrastra “esta cordobesada bochinchera” (como escribía Borges en el hermoso poema sobre Facundo)… ¿Se casarán con Doña Rosa, con el negro Iriarte, con Doña Jovita, con el Chichilo, con la Mona, con el negro Alvarez o con la pluma exquisita del Manco Paz? ¿Alucinarán hasta los Barón Biza? ¿Se atreverán a decir tanto y bien como Oscar Del Barco?… ¡Cuidado, Buenos Aires!… Por la autovía entre Córdoba y Rosario y por la incompleta autopista entre Córdoba y Santa Fe, se está cocinando otra estética y, en cualquier momento, los fantasmas de Olmedo y Fontanarrosa se abrazan con el Gordo Cognini y su Chaveta y se acabó Puerto Madero, Palermo todo, San Telmo y el agua del río color de Lugones… ¡No, no se asusten!... En este bendito país hay lugar para todos.


MIRADAS

Sintetizando, hoy, cada dos por tres, bajo los spots de la bucólica región del centro litoral, estalla algún petardo de ficción pura que nos recuerda a las travesuras del petiso Campos, a los pininos delicuentes del Paco, al ascético talento que De Petre se llevó a Caracas, a la desmesura que Arístides desparramó desde Quito, a la nostalgia de la Chiqui bajo el ala del sombrero paterno o a la caprichosa y espléndida imaginación de César para cruzar lo griego con la inca. ¡Qué lindo! ¿no? ¿Para qué ir hasta calle Corrientes si en nuestros galpones y garages está pasando de todo? Bueno, sí, allí también brillamos un poquito bastante de la mano de Luisito Machín, de la Claudia Cantero, de Juan Pablo Geretto y del Mauricio Dayub que los santafesinos le compramos por unos pocos pesos al humilde Patronato. En síntesis “definitiva”, este humilde Pagliaccio les dice: No se alteren pero algo está pasando. [*] Dramaturgo y actor santafesino

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Pablo Aguirre fotógrafo invitado (*)

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“Siento que mi desafío como fotógrafo en el acto de capturar momentos, instantes, situaciones en una obra de teatro –que se producen al cortar en fotogramas la magia que fluye del actor al espectador. Es el de apropiarme no solo del registro de ésta como un hecho en sí, sino el de intentar, sobre esa base, aplicar un criterio creativo propio que vaya más allá y que trascienda la mirada documental. Creo que cuando fotografío teatro trato de capturar la ’realidad detrás del telón’ pero a su vez quiero aportar una visión e interpretación particular que constituya por sí misma un logro personal, una expresión de mi mirada. Sin dudas, para mí, la fotografía de teatro es un lugar, un espacio que me permite llevar esto a cabo, el hecho de viajar en un gesto creativo –montado en la magia que mencionaba antes– mucho más allá de los confines de la sala y transmitirla al que sin ser espectador mira mis fotos”.

[*] Reportero gráfico. Trabaja en el Diario El Litoral


FOTOGALERÍA

“Carnes tolendas”


“Herida y absurda”


FOTOGALERÍA

“Vivir en vos”


“Días eternos”


FOTOGALERÍA

“Todos eran mis hijos”


“Night and Day”


FOTOGALERÍA

“La bicicleta voladora”


Julie Weisz

SER FOTÓGRAFO PROFESIONAL ES UN COMPROMISO CON TU MIRADA


CONVERSACIONES

Julie Weisz es fotógrafa argentina de reconocida trayectoria como artista, curadora, jurado y docente. Nacida en Buenos Aires sus obras forman parte de importantes Colecciones, Museos y Archivos Históricos. Trabajó en su estudio fotográfico comercial hasta 1989. Durante los 80 se dedica a la fotografía de teatro (ha sido la fotógrafa del movimiento teatral Teatro Abierto) e inicia su actividad pedagógica en la Escuela Argentina de Fotografía, donde realizó numerosos talleres de fotografía teatral, retrato y autorretrato. En los 90 comienza con talleres de creatividad, que continúa hasta fines del 98 tanto en el Centro Cultural Recoleta como en su estudio. Ha publicado “Terapia intensiva”, “Secretos de familia” y “Julie Weisz, Fotografías de Teatro Abierto”.

– Tu papá era fotógrafo, ¿cómo influyó esa herencia al momento de elegir este oficio? – Influyó en el sentido que no me dejó muchas opciones. A los 15 años tuve que ser fotógrafa para colaborar con la economía familiar a consecuencia de la prematura muerte de mi papá. – ¿Cuándo te apropiaste de la fotografía como lenguaje artístico? – Podría decir que a partir de Teatro Abierto. Fue lo primero no comercial que hice. Hasta entonces solo trabajaba como fotógrafa, era profesional no artista. 21

– ¿Qué circunstancia te convirtió en la fotógrafa de Teatro Abierto? – En parte la casualidad y por otro lado mi interés por el teatro que venía de mi primer marido director de Teatro, por eso cuando me invitan fotografiar un vestuario me engancho con el movimiento y con lo que significó en su momento Teatro Abierto para muchas personas vinculadas y otras no tanto con el teatro. Estábamos asustados y veníamos de años de represión y de repente aparece esa luz que nos moviliza y nos hace sentir vivos. Con eso me engancho yo.


– ¿Cuál es la foto que más te gustó de ese conjunto de fotografías de Teatro Abierto? – Una podría ser la tapa del libro donde están Carella y Dumont representando “El Acompañamiento”, son dos actores entrañables y los personajes también lo eran. Hay otras que me gustan también pero esa podría decir que es emblemática.

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– ¿Qué significa ese libro para vos? – Ese libro salió después de 30 años y de pelearla mucho. Finalmente conseguí fondos de Mecenazgo y con ese dinero lo pude publicar, no están las fotos de todas las obras, la selección fue arbitraria y de acuerdo a mi criterio estético. No pude satisfacer todas las expectativas, pero lo hice sola con muy poca ayuda. Para mí significa mucho como cierre de tres años de trabajo, y creo que el libro quedara como testimonio del movimiento cultural más importante que hubo durante la dictadura, movimiento de rechazo y denuncia de gente valiente que se animó a enfrentarlos cuando en ese momento las persecuciones y desapariciones estaban a la orden del día. El incendio del Picadero ayudó a despertar la llama de todos nosotros y seguir adelante perdiendo el miedo.

La mirada, el compromiso – Qué significó tu paso por el Rojas... – El Rojas significó una etapa importante, tuve la oportunidad de conectarme con gente joven y sentí que mi tarea era la de despertarlos y ayudarlos a salir de los prejuicios y los miedos, a ser más creativos y más libres, lo cual no es poco. Yo no enseño técnica, no enseño fotografía, sólo me gusta que se den cuenta y que miren desde otro lugar, desde su interior y que le den lugar a la creación, que no se dejen asustar ni presionar por lo que está de moda o lo que dicen los otros. Que puedan ser auténticos y ser ellos mismos. A partir de ahí las imágenes aparecen. – ¿Eso es lo que enseñás en los talleres de fotografía de teatro? – Lo que les transmito es el respeto y la pasión que debieran tener los que se quieren iniciar en la tarea. Entrar a un teatro es como entrar a una Catedral sino lo sienten va a ser difícil que saquen bue-


CONVERSACIONES

nas fotos. Con las cámaras digitales reflex buenas no hay muchos secretos en cuanto a técnica. Los alumnos deben sentir la pasión por la fotografía y el teatro, conectarse con el hecho teatral, aprender iluminación de escena y conocer en profundidad de que se trata una puesta, conocer los escenarios, relacionarse con los actores y directores, etc. En pocas palabras yo opino que para hacer buenas fotos de teatro se debe saber de técnica fotográfica, manejo de las cámaras y después yo los acompaño en lo que significa y lo que se siente, cuando uno está frente a un hecho teatral. – En los distintos proyectos que estuviste implicada, has mostrado tu mirada, ¿qué es lo que te inquieta? – Quiero expresar lo que siento en cada etapa de mi vida, a veces lo logro, pero mi búsqueda siempre es y será para adentro, transmitir mis emociones, mis miedos, mi miedo a la muerte, a la enfermedad y por otro lado la alegría de estar viva de disfrutar de la naturaleza y del amor.

– Hoy en día que la fotografía se ha democratizado, ¿cuál es el lugar del fotógrafo profesional? – Ser el mejor, sacar fotos que los aficionados con esas camaritas inteligentes no pueden lograr porque no saben mirar y sacan al “tun tun” total algo va a salir. Ser profesional es un compromiso con tu mirada, con la gente que te encarga el trabajo y si sos creativo y tenés personalidad tus fotos van a ser apreciadas y valorizadas pero te tenés que diferenciar con tu sentido estético. – ¿Qué compromiso social-artístico debe tener la mirada del fotógrafo? – “La fotografía no puede cambiar el mundo pero sí ayudar a que cambie” frase muy reiterada en el mundo de la fotografía social, documental. ¿Qué ves cuando miras, ves?, ¿En qué lugar me coloco respecto de lo social, qué quiero mostrar? ¿Qué veo cuando miro? Todo eso pasa a través mío y el resultado será más comprometido socialmente, estéticamente o seré un artista visual que me inclino por el no compromiso y me quedo con la estética y no digo nada. Son todas posibilidades que se me presentan y yo soy quien decide a partir de mi sensibilidad en qué lugar me quiero poner y desde dónde voy a mirar.

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Felipe Haidar

DECIDIMOS TIRARNOS A NADAR EN EL MUNDO DE LA TEATRALIDAD


CONVERSACIONES

Felipe Haidar es oriundo de la ciudad de Santa Fe, radicado en Rosario. Actualmente cursa el último año de la “Tecnicatura Superior en Teatro con itinerario en dirección” en la Escuela Provincial de Teatro y Títeres de Rosario. Participó como actor en las obras “El laberinto de los juegos perdidos” de Héctor Rodríguez, con la dirección de Caterina Rodríguez y Cielo Parodi. “Ojos” creación colectiva del grupo “Macabros”. Estudió con Emilia Mazer, Natalia Carulias, Laura Copello, José Menossi, entre otros. Actualmente dirige “La tercera parte del mar” de Alejandro Tantanian, obra con la que se presenta en el 9no. Argentino de Teatro 2012.

– ¿Por qué elegiste este texto de Tantanian? – El texto me llegó casi sin querer, estaba buscando obras y me topé con “La tercera parte del mar”, que me maravilló. Es un texto muy cercano a la literatura, es muy poético, muy sinuoso y complejo y eso me puso en movimiento. Se transformó en un desafío llevar toda esa poesía a escena y así empezamos un proceso que nos llevo dos años de trabajo, siempre intentando resignificar todo aquello que se dice llevándolo al espacio, a lo que acontece. – Y en esta re-escritura del texto original, ¿qué necesitabas contar? – Cuando empezamos a llevar el texto a la escena nos pusimos como premisa una pregunta: ¿a estos personajes les está pasando lo que dicen que pasa? y decidimos no abordar el trabajo desde la comprensión de un texto, sino, apuntar más a generar sensaciones en el espectador desde lo visual, desde la cercanía con el espectáculo, considerándolo parte activa (no desde el punto de vista físico) de la obra. El público está dentro de la casa de Victoria y termina siendo cómplice de lo que sucede en ese lugar, ve todo lo que sucede, pero no puede hacer nada para evitarlo.

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– ¿Cómo recibe el público este “ser parte” de la obra? – Es muy interesante lo que sucede con el público porque es un espectáculo que, en general, necesita ser procesado. Fue para nosotros una sorpresa ver que no es una obra que pase desapercibida, para bien o para mal, con gustos y disgustos. Nosotros siempre decimos que es un dramón que roza la tragedia, tiene escenas comprometidas y creemos que es un trabajo que puede gustarle mucho, sobre todo, a aquellos que le gusta el suspenso. A veces la gente sale muy angustiada, otras enojada, incluso se han enojado con un personaje y les ha costado saludar al actor. También hemos tenido espectadores que han atinado a ayudar a alguno de los personajes durante la obra, es muy hermoso para nosotros que eso pase, porque nos hace pensar que lo que sucede adentro de la sala es realmente contundente.

– ¿Qué papel juegan los espejos que permiten ver ese “otro lado”? – Los espejos son una puerta hacia ese otro lado en el que los personajes viven esa otra realidad. Son un refugio y una revelación, son el reflejo concreto de lo que sucede, son las miradas entre los espectadores, y la mirada de uno mismo sobre uno mismo. Pictóricamente también es muy interesante, porque te permite ver desde otros ángulos lo que está sucediendo, te permite recortarlo, ver un fragmento que depende siempre de la ubicación (por supuesto). La obra tiene mucho de rompecabezas, y los espejos son piezas que también hay que unir. Siempre intentamos que el espectador pueda armar su propio rompecabezas, nosotros repartimos las piezas, distintas para todos, y cada uno lo ensambla como cree que debe ser. Esto ha sido muy enriquecedor porque nos ha permitido escuchar múltiples lecturas que hicieron que la obra crezca mucho.


CONVERSACIONES

– Éste es tu primer trabajo como director, ¿cuáles fueron los desafíos? – Si, es mi primer trabajo como director y también es de los primeros trabajos de casi todos los integrantes del grupo. Vivimos un proceso muy interesante de un aprendizaje enorme, con muchas revelaciones a nivel grupal y creativo. Decidimos tirarnos a nadar en el mundo de la teatralidad, teníamos la necesidad de buscar, de aprender. Fue un proceso largo y enormemente rico para nosotros. Desde el momento en el que empezamos con el trabajo, sabíamos que nos estábamos metiendo en un desafío muy grande por la complejidad del texto y eso fue muy motivador, así como también todas las cosas que nos fueron apareciendo en el camino, buenas y malas, fueron siempre empujones hacia adelante.

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Sandra Franzen

LO PUEBLERINO DETERMINA MI ESTÉTICA


CONVERSACIONES

Sandra Franzen inicia la actividad teatral en el año 1989 en el Taller de Teatro de la UNL. Posteriormente integra el Equipo Teatro Llanura. Estudió con Mauricio Kartún. Como dramaturga se destacan sus obras “Opus”, “Una Guerra de Segunda”, “En el Baldío”, “El Museo de las Legítimas”, “Las flores contadas” y “La chatita empantanada”. Entre sus trabajos actorales se destacan “El Encanto de las palabras”, “El que quiere perpetuarse en el poder”, “La Cantante Calva” y “Café de Lobos”. Participó además de numerosos festivales nacionales e internacionales. Es directora de “Una cruz en el mapa”, la producción de la Comedia UNL 2012, de la que también es autora junto a Patricia Suárez.

– ¿Cómo fue la experiencia de escribir “Una cruz en el mapa” en forma conjunta con Patricia Suárez? – El deseo de escribir un texto con Patricia lo tenía desde hacía ya mucho tiempo, quizás la propuesta para dirigir la Comedia fue la excusa para invitarla a ella a escribir algo juntas. Quizás fue al revés, fue ella la que me invitó. Lo que importa en el teatro es la necesidad de decir algo y desear con quién hacerlo. Si eso está presente, lo demás viene solo. Cuando surge estar a cargo de la Comedia de la UNL mi intensión era seguir en la búsqueda creativa en la que estoy, es decir continuar con lo empezado en “La chatita empantanada”: puesta en escena de una dramaturgia propia. Rápidamente adquirimos una dinámica de trabajo muy ágil, nos entendimos desde el principio. Yo tenía

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unas imágenes a partir de las brujas de Macbeth, las “Moiras” que son la personificación del destino en la mitología griega, mujeres que cosen, hilan vestidos y destinos. Como los procesos creativos siempre te sorprenden, la obra fue derivando hacia otra historia, y aparecieron otros elementos: las langostas, el campo, el abandono, los secretos de familia, el destino y siempre la mujer, que perduraron como temas de interés.

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– A partir del trabajo con los actores, ¿hubo una rescritura luego de los ensayos? – Absolutamente, sí hubo una revisión del texto y una alimentación del mismo desde el aporte que hacen los actores y por supuesto desde la puesta. Es la forma de trabajo que aprendí, la forma en la que trabajamos en mi grupo el Equipo Teatro Llanura. El texto estaba estructuralmente muy acabado con el trabajo que hicimos con Patricia, pero luego se le sumaron aportes dramáticos propios del proceso creativo. Cuando los actores se tiran encima a los personajes, ellos se corporizan, toman entidad y siempre el actor propone. Como dice Peter Brook “los actores son la usina de la obra” son una fuente de energía que luego el director desde su rol debe precisamente “dirigir”, direccionar hacia el objetivo final que es lo que se quiere lograr en el montaje.

– Además de la historia de dos costureras de pueblo, la visita de un hombre, las langostas y un pueblo borrado, ¿qué otras historias quisiste contar? – La obra transcurre en los años cincuenta, y tiene una mirada sobre los roles que tenían las mujeres en esos tiempos, donde, tal como lo dice uno de los personajes: te casabas, te morías o te ibas de monja a un convento. Ese “te morías” tiene que ver con quedarte en tu casa para vestir santos como se le decía a la “solterona” y cuidar los padres hasta la muerte. Una época donde las mujeres vivían de acuerdo a mandatos preestablecidos y muy determinados, y donde los verdaderos deseos o pasiones se ocultaban, se callaban o se hacía como que no existían. Estas mujeres intentan desafiar ese destino, cambiarlo, atreverse a anhelar otra cosa para sus vidas inmersas en los designios de un padre autoritario que intentó predestinar sus días. Además, estas mujeres, desde el afuera son asediadas por un mal muy clásico de aquella época en el campo: las langostas. En el campo el clima condiciona la calidad de vida, porque tiene que ver con los ciclos de las cosechas, y


CONVERSACIONES

la buena cosecha es buena vida y las sequías o las lluvias desmedidas son augurio de malos tiempos. Las langostas era una plaga que lo destruía todo y lo cambiaba todo. Los personajes sufren un afuera con los designios que propone la naturaleza: relámpagos, viento y langostas; y un adentro con otro tipo de tormenta, la de las pasiones controladas que se vuelven imposibles de sujetar. – ¿Cómo juega el humor en esta obra? – El humor es una forma de creación casi sublime. Admiro profundamente a quienes hacen humor, quienes construyen o crean con humor y lo encuentro sumamente difícil de hacer bien. El texto originalmente tenía su humor, porque tanto a Patricia como a mí nos interesa como lenguaje poético, pero con el trabajo de puesta en escena y fundamentalmente con el aporte de los actores empezó como a “manar” otro humor, que estaba más oculto. No es una “comedia reidera”, pero el humor transita la obra con sutileza, y aparece cuando la obra lo necesita. Enlaza, aporta, descomprime y se presenta como un elemento “poético” más, dentro de la estructura dramática.

– ¿Sentís que estás dentro de una experiencia teatral con otros autores y directores de la región? – Sí, creo que sí. Uno es parte de la región y su circunstancia. En los últimos tiempos tanto en Santa Fe, Rafaela, Rosario, Córdoba, o Paraná para nombrar a las grandes ciudades de la región, se ha ido tejiendo una dramaturgia propia y se han llevado al escenario obras de una singularidad muy especial y con una real propuesta creativa. Creo que sin lugar a dudas existe una estética de la región que se distingue de la de Buenos Aires, hacia adonde miramos por mucho tiempo, e incluso de otras regiones del país, por supuesto. Personalmente y por mis orígenes gringos, la llanura, la inmigración, lo pueblerino me tiñe completamente, me identifica y me determina en mi estética. Y no puedo ni quiero escapar de ello porque eso te da una pertenencia y una identidad.

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Rubén Szuchmacher

VOLVER A LA ACTUACIÓN ME HACE SENTIR VIVO


CONVERSACIONES

Rubén Szuchmacher es actor, director y docente. Como actor ha interpretado como “Visita”, de “La isla desierta”, de Roberto Arlt, “Real envido”, de Griselda Gambaro, “La lección”, de Eugene Ionesco, “El esfuerzo del destino” y “El deleite fatal”, ambas de Orfeo Andrade, “Un fraticidio”, de Hans-Jürgen von Bose, “Un cuento alemán”, de Alejandro Tantanian, “El traductor de Blumemberg”, de Juan Mayorga, “Cine , de Alejandro Tantanian, “Escandinavia”, de Lautaro Vilo, entre otras. Como director ha realizado las puestas de “El desalojo” y “La pobre gente”, ambas de Florencio Sánchez; “Babilonia” y “Muñeca”, ambas de Armándo Discépolo, “Juan Moreira”, de Eduardo Gutierrez-José Podestá; “El contrabajo”, de Patrick Süskind; “Sueño de una noche de verano”, de William Shakespeare; “Calígula”, de Albert Camus, “Música rota”, de Daniel Veronese; “Galileo Galilei”, de Bertolt Brecht, “Mi querida”, de Griselda Gambaro, “Las troyanas”, de Eurípides, “Enrique IV”, de Luigi Pirandello, “Muerte de un viajante”, de Arthur Miller, “El beso de la mujer araña”, de Manuel Puig, “Rey Lear”, de William Shakespeare, “La biblioteca de Babel”, de Jorge Luis Borges, entre otras. Se presenta en el 9no. Argentino de Teatro 2012, con la obra Escandinavia, de Lautaro Vilo.

– ¿Cómo nació la idea de hacer esta obra junto a Lautaro Vilo? – La idea de hacer Escandinavia surgió por pedido del Teatro La Capilla, de México y de su director Boris Schoemann, para participar en un Festival de Nuevas Dramaturgias en aquella ciudad. También surgió del deseo de hacer un trabajo juntos, en el que Lautaro escribiera y yo actuara. – Este montaje implica un cambio en el espacio escénico, ¿cómo es volver al lugar del actor después de tantos años? – Este pasaje, el de la dirección a la actuación, es algo que hago de tanto en tanto. Por cierto que hace mucho que no lo hacía, exactamente 10 años fuera de los escenarios como actor, aunque sí actué en televisión y en cine. Volver a la actuación es algo que me hace sentir muy vivo, un enorme desafío a mis capacidades actorales. Ir cada noche al teatro y hacer función es algo que me hace sentir muy activo.

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El teatro

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– ¿Cómo se construyó este personaje? – El modo de escritura del texto se hizo en colaboración, pero desde las conversaciones, puesto que la escritura definitiva del texto pertenece completamente a Lautaro, que creo hizo un trabajo admirable. El personaje está creado sobre la base de algunas cosas personales y otras sobre cuestiones inventadas. – ¿Cuál es la respuesta del público? – El público responde con su silencio, con su entrega a cada una de las funciones de Escandinavia. Es un placer hacerlas porque siento que las vamos transitando entre ellos y yo. Nunca sentí tan fuerte como en esta obra, esa relación con el público.

– Siempre se habla que el teatro está en crisis, ¿creés que es uno de esos momentos? – Este no es un muy buen momento para el teatro. Hay mucha repetición de propuestas, al menos en nuestro país, y muy poca investigación teatral. Lo que se cree que es modernísimo en realidad está pasado completamente de tiempo. Se ven cosas que ya se hicieron hace muchos años. Esto es una crisis, pero como siempre pasa con las crisis, se sale y aparecen nuevas cosas. Lo que me parece una distorsión enorme es la cantidad enorme de espectáculos, porque eso significa que cualquiera puede hacer cualquier cosa y se pierde la especificidad del arte teatral. – Si bien Buenos Aires es una de las ciudades con más teatros y puestas simultáneas, ¿creés que siempre son los mismos espectadores los que circulan por las salas? – El teatro es siempre para la cantidad de espectadores que pueden entrar en una sala, no más que eso y si se lo compara con los medios de comunicación masivos, siempre va a perder. El teatro es lo que es, un arte que requiere de la presencia de los otros. Ahora hay una baja en los espectadores, pero por lo repetido de las propuestas, no porque sea elitista.


CONVERSACIONES

– ¿Sigue existiendo la división entre teatro comercial y alternativo? – Cada vez más se está perdiendo esa división desde el punto de vista práctico, aunque no desde lo conceptual. Debería volver a haber un teatro alternativo, que se enfrente a todos los sistemas y sobre todo que se enfrente al llamado teatro “independiente” que, sospechosamente, se parece cada vez más a una suerte de teatro comercial, aunque con poca vocación para ganar dinero. – ¿Qué encuentran los alumnos en tus clases? – Mis alumnos encuentran en mis clases una forma de pensar el teatro. No encuentran respuestas definitivas, porque esto nadie puede hacerlo, aunque algunos crean que sí, que las tienen. Mi énfasis está en la forma de pensamiento, en la manera de encarar los problemas, que siempre son distintos, y que por eso hay que entrenar a los alumnos en esas diferencias.

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APUNTES DE TEATRO #03. Aテ前 2012 Publicaciテウn de la Secretarテュa de Cultura de la UNL. Noviembre 2012. Santa Fe. Argentina



UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL Rector: Albor CANTARD Secretario de Cultura: Luis NOVARA

SecretarĂ­a de Cultura UNL 9 de Julio 2150 [S3000FMV] Santa Fe, Argentina [0342] 457 1143/44 - 82/83 [int. 101] www.unl.edu.ar/cultura | cultura@unl.edu.ar


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