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editorial
sumario revista ConCIENCIA. Año 20 Nº 23
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El tema Bio Tec
Bio Tec De los “niños vacuníferos” a la biotecnología, que no es una sino muchas.
La creación del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades está cerca de ser realidad
¿De quién es la naturaleza? Está clara la propiedad de una “cosa”... ¿pero de quién es un gen?
Durante 2013 y 2014, y como consecuencia de una política de articulación enmarcada en el plan de desarrollo estratégico de la UNL y en las directrices de planificación del CONICET, ambas instituciones crearon cinco nuevos institutos de doble dependencia, llegando así al número de 11 entidades de investigación compartidas entre ambas partes, todas situadas en el sitio territorial de la Universidad, en las ciudades de Santa Fe y Esperanza. Los institutos que la universidad comparte con el CONICET se agrupan no sólo territorialmente, sino que presentan la particularidad de concentrarse en pocas áreas temáticas: las ciencias exactas y naturales, la biología y ciencias de la salud, y las ingenierías y tecnologías. A este dibujo del mapa temático de la ciencia y la técnica en nuestro enclave territorial no es ajena, claramente, la propia historia de la Universidad. La creación de la Universidad Nacional del Nordeste, de la Universidad Nacional de Entre Ríos y de la Universidad Nacional de Rosario, delimitó las fortalezas temáticas, obligando a la Universidad Nacional del Litoral a comenzar nuevos caminos en numerosas disciplinas. Asimismo, los gobiernos autoritarios, y en especial la última dictadura, si bien incidieron negativamente en todas las ciencias y las artes, marcaron muy fuertemente el desarrollo de las ciencias sociales, las artes y las humanidades en todo el territorio nacional, y en nuestra universidad conllevaron, para dar sólo un ejemplo contundente y trágico, al cierre del Instituto de Cine y la persecución y exilio de muchos de los académicos allí reunidos. Desde la restauración democrática, el desarrollo de las ciencias sociales y las humanidades en la UNL ha seguido un camino sostenido, con el apoyo institucional en la marcación de algunos hitos: sin duda el más importante fue el plan Milenium, y su aplicación como parte del plan de desarrollo institucional 2000-2009, lo que llevó a la creación en nuestra universidad de nuevas carreras de grado, muchas de ellas compartidas entre más de una unidad académica, para atender a la cobertura del arco disciplinar en lo que hace a la formación de graduados. Hoy dichas carreras –Filosofía, Economía, Ciencia Política, Sociología, entre otras– que se suman a las licenciaturas en los casos en que existían previamente profesorados –Letras, Historia, Geografía– cuentan con una historia de en promedio 10 años y varias cohortes de egresados. Los proyectos CAI+D por otra parte, contribuyeron al financiamiento de los primeros grupos de investigación que se cristalizaron en torno a estas temáticas, y aún hoy constituyen la principal fuente de financiamiento de muchos de ellos. El programa de desarrollo de recursos humanos en ciencias sociales, creado en 2008, atendió especialmente con becas UNL la formación de doctores en nuestro país y en el exterior. La editorial de la UNL, en tanto, prevalece como la principal fuente de difusión de la producción escrita en estas áreas del conocimiento. Pero más allá de los esfuerzos institucionales, el trabajo en esta gran área de varios grupos de I+D para formar recursos humanos, lograr fondos para proyectos a partir de fuentes externas a la universidad, dar mayor visibilidad a su producción, y establecer vínculos con grupos de investigación de excelencia en su campo del saber en otros países y continentes, ha logrado que en relativamente pocos años se alcanzara una significativa masa crítica de investigadores. Este crecimiento se ha beneficiado con el importante incremento de recursos provenientes del CONICET: el aumento de becas de doctorado y postdoctorado y los ingresos a la carrera del investigador científico y tecnológico han sido ventajas que los grupos que contaban con capacidades para dirigir y captar recursos han podido capitalizar. Es por ello que hoy nos encontramos a las puertas de un gran desafío: la creación del primer instituto de ciencias sociales y humanidades de doble dependencia entre la UNL y el CONICET. La creación de esta unidad ejecutora es una prioridad institucional para ambas partes, que comprenden su importancia en el concierto de institutos del territorio, tanto para emprender investigaciones en sus propias disciplinas, como para atender problemas que requieren de la interdisciplina. El camino de formación de este instituto no es, por prioritario, más sencillo que el camino que siguieron los grupos que lo precedieron: se deben delinear los intereses de investigación, conformar grupos sólidos y sostenibles, demostrar una historia de crecimiento, plasmada en discípulos formados y en producción accesible y de alta calidad, y concebir un proyecto de desarrollo que permita nuclear a los investigadores y becarios del CONICET de la gran área con sede en Santa Fe, y a los investigadores UNL fuertemente comprometidos con el desarrollo de investigación en el marco de esta alianza estratégica. Es una tarea que la UNL está sin duda, a sus 95 años, lista para concretar.
Células trabajando Un tipo de cultivo muy particular, el cultivo celular, tiene resultados particulares. Células madre hoy Descubrimiento científico sí, milagro no: hasta dónde llegan las terapias reconocidas y cómo reconocer las experimentales para no caer en la trampa.
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Fotoimpresiones
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Entrevista
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Actualidad científica
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Una guía para conocer anfibios de Santa Fe. e
Paul Grassia, un australiano en Santa Fe, habla sobre el año sabático: “Es un espacio para respirar y enfocar las cosas a largo plazo” a
Enfermedad que me hiciste mal… y sin embargo te quiero Pablo Beldoménico ¿Cómo se cuidan los precios? Néstor Perticarari Música y democracia. El ciclo del Paraninfo de la UNL como espacio alternativo en los 80. Elina Goldsack, María Inés López
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Publicaciones Cómo publicar en ConCIENCIA
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staff ConCIENCIA es editada por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional del Litoral y por la Dirección de Comunicación Institucional, Bv. Pellegrini 2750 S3000ADQ Santa Fe. Teléfono: (0342) 4571100 E-mail: conciencia@unl.edu.ar. Revista semestral de distribución gratuita. ISSN: 0328-3992.
Políticas científicas para un crecimiento planificado
Rector Albor Cantard Secretaria de Ciencia y Técnica Erica Hynes Directora de Comunicación Institucional Romina Kippes
Editores Secretaría de Ciencia y Técnica Dirección de Comunicación Institucional Directora Romina Kippes Coordinación de diseño Alejandro Gariglio Diseño y Diagramación Juan Pablo Soto Lisandro Giménez Corte Alejandro Gariglio Escriben en este número Priscila Fernández Leticia Chirinos Pablo Beldoménico Néstor Perticarari Elina Goldsack María Inés López
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Investigación y textos Priscila Fernández
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Bio Tec
Usar vida para curar vida: los procesos que la evolución se ocupó de optimizar junto con toda la ingeniería de genes en pos de la salud humana. Este es uno de los horizontes de la biotecnología.
Genes, seres humanos, esperanzas y el fantasma de las curas hasta ahora imposibles vuelven a estos desarrollos en salud un tema que trasciende por mucho los límites de la biología.
De los “niños vacuníferos” a la biotecnología, que no es una sino muchas.
Hubo un tiempo en que budistas indios ingerían veneno de serpiente para hacerse inmunes a él y chinos ahumaban pústulas de enfermos de viruela para luego exponerse a ellas y así protegerse. Las experiencias del padre de la vacunación, Edward Jenner, en el siglo XVIII resultan escalofriantes a los ojos actuales. En 1796 Jenner, quien era médico y cirujano, utilizó a un niño de ocho años, James Phipps, como sujeto de su más importante experimento. El médico expuso al niño hijo de uno de los trabajadores de sus propiedades a una muestra de la pústula de otra persona. Había sido tomada de la mano de una ordeñadora que, según contaba, se había contagiado la viruela del ganado y que ya no podía enfermar tras esa infección. Jenner realizó dos cortes en el brazo del muchacho con un instrumento que había sido expuesto al tejido tomado de la ordeñadora. El niño desarrolló síntomas pero se recuperó al cabo de una semana. Entonces, el médico estaba listo para probar la efectividad de su método y dos meses después inyectó el pus de una persona enferma con viruela en James. Solo quedaba esperar y el tiempo le dio la razón a la teoría del cirujano ya que el niño no desarrolló la enfermedad. No pasó mucho tiempo para que se difundiera esta técnica por toda Europa y cuando en 1803 un brote de viruela comenzó a diezmar las colonias españolas en América, las vacunas cruzaron el Atlántico. Pero no era posible enviar suero o disponer de vacas con la misma enfermedad en el Nuevo Mundo
por lo que la solución fue reclutar a 22 “niños vacuníferos” que cruzaron el océano como portadores vivos de la vacuna. Muy distinta es la historia detrás de los tratamientos con hormonas de crecimiento: en efecto, hasta hace pocas décadas quienes requerían como tratamiento la administración de esta hormona no tenían otra fuente disponible que los cadáveres humanos. Para ello era extraída de la glándula pituitaria rápidamente luego de ocurrir la muerte. Los pacientes diabéticos, por otra parte, sólo podían controlar su enfermedad con insulina extraída del páncreas de un cerdo. Esto se debe a que la sustancia que genera el cerdo es muy similar a la humana, sólo se diferencia por un aminoácido, otra alternativa era la de origen bovino, pero la diferencia de aminoácidos aumentaba a tres. Niños inyectados con pus y pacientes recibiendo fluidos de cadáveres y animales parecen escenas grotescas en la actualidad pero estos son ejemplos de aquellos esfuerzos que el hombre hizo para controlar enfermedades desarrollando tecnologías a partir de materia viva. Eso es biotecnología. Si hoy, al pensar en medicamentos, hormonas y vacunas, sólo se vienen a la mente escenas de blancos e inmaculados laboratorios, pipetas y tubos, guardapolvos y sofisticados protocolos de investigación, esto se debe en gran medida al desarrollo de la biotecnología que en el siglo XX revolucionó, entre otros campos, al de la salud.
Nuevo, no tan nuevo Hablar de biotecnología plantea como primer problema definir de qué se trata. Esto ocurre porque bajo un mismo título podemos encontrar desde la tecnología que hace miles de años desarrolló el hombre para, a partir de un fermento, convertir la leche en queso o la uva en vino hasta las más modernas técnicas de transgénesis aplicadas a la producción agrícola. Entendida como una plataforma tecnológica, es difícil imaginar límites para los ámbitos de aplicación y desarrollo de la biotecnología y en parte por eso, su definición puede resultar huidiza. “Biotecnología es Bio + tecnología, es decir, el uso de procesos biológicos para resolver problemas o hacer productos útiles”, definió en 2003 la Organización de la Industria Biotecnológica. “Definiciones de biotecnología hay muchas, y en realidad pareciera que no hay ninguna. La que a mí más me gusta es que no existe la Biotecnología sino las biotecnologías”, comenzó a contar Alejandro Trombert, docente e investigador de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la UNL. De acuerdo a sus ámbitos de aplicación se fueron segmentando las diferentes biotecnologías y hasta se les asignó un color. Así, mientras el verde se usa para la agricultura y el blanco para los procesos industriales, existe la “biotecnología roja”. El color de la sangre es el que usó para referirse a las aplicaciones biotecnológicas en las áreas de salud humana y animal, lo que incluye antibióticos, medicamentos, hormonas, vacunas, pruebas diagnósticas y hasta las más sofisticadas terapias celulares y génicas.
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Bio/Tec
Bio + ética La Biotecnología moderna le dio al ser humano la posibilidad de acceder a algo hasta ahora exclusivo de los procesos evolutivos: decidir el rumbo genético de un organismo. Pero las repercusiones de esta tecnología trascienden, por mucho, las fronteras de su disciplina. En efecto, los debates sobre cuáles eran los límites y los marcos regulatorios de estas nuevas prácticas pueden rastrearse hasta los orígenes mismos de las técnicas que los generaron. “La ciencia, porque puede, ¿puede hacer todo lo que puede? ¿debe hacer todo lo que puede?”, planteó Rubén Elz, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Agrarias (FCA) de la UNL. En este sentido, el surgimiento de la bioética, entendida como la reflexión sistemática que se hace sobre la ciencia de la salud y la ciencia de la vida en relación con valores, normas, principios y los desafíos que emergen en torno a este tema se consolidó en la década de 1970. Desde su campo, como filósofo, Elz retomó un planteo que ya se escuchó en 1986 en un congreso internacional de genética celebrado en Argentina. “No todo lo que los científicos pòdemos hacer, implica que debemos hacerlo”, citó de aquel encuentro, señalando que esto abría una puerta a un proceso de evaluación. El desarrollo de nuevas tecnologías que repercuten en lo más íntimo del concepto de la vida obligan a un planteo ético partiendo de la idea de que la ética “busca orientar las acciones del hombre para obrar humanamente”, afirmó. “Acá no hay que hacer prescripciones sino crear fuertes espacios de diálogo entre distintos campos disciplinares que confluyen porque son zonas que desbordan a cada campo”, reflexionó.
El salto a la modernidad Hubo un hito que marcó un antes y un después en la forma en que el hombre pudo entender -y manipular- la vida. Se trata del descubrimiento de la estructura de una de las pocas moléculas que es conocida por su nombre muy por fuera de las cuatro paredes de un laboratorio: el famoso ADN. Esto es el ácido desoxirribonucleico, la doble hélice que se encuentra en el núcleo la célula. Se trata de 23 pares de cromosomas, cada uno constituido por segmentos de ADN que contienen a los genes, y son estos últimos los que llevan el total de la información genética de un individuo en cada una de sus células. Este descubrimiento es el que develó la universalidad, lo que hay en común, y puso en evidencia el hecho de que por más diferentes que parezcan una planta, un rinoceronte, un mosquito y un humano, todos, en sus células, comparten un mismo tipo de código genético. “La unidad en la diversidad es el nacimiento de la biotecnología moderna de la que nace todo lo demás”, reflexionó Trombert, quien es coordinador académico de la Licenciatura en Biotecnología en la FBCB. Descubrir esta estructura constituyó el primer paso y fue publicado por James Watson y Francis Crick en 1953. Al parecer, ya desde sus comienzos no faltaron las controversias ya que el trabajo de estos autores tuvo su origen en las imágenes obtenidas por Rosalind Frankling quien, dedicada a la cristalografía, obtu-
vo imágenes de la estructura genética a través del uso de rayos X. No fue con su consentimiento que estas imágenes llegaron a las manos de Watson y Crick quienes, finalmente, quedaron en la historia como los “padres del ADN”. Más allá de este discutido comienzo, una vez conocida la estructura del código, la tarea que quedaba por delante era inmensa: decodificar los mensajes. En 2000, tras diez años de trabajo se completó la decodificación del genoma humano, es decir, se determinó la secuencia correcta de 3.000 millones de bases de ADN. Pero el potencial de la genética no se acaba en la decodificación sino que al tiempo que se descubrían las secuencias era posible intentar algo nuevo: modificarlas. Recombinando Identificar el segmento específico del ADN que tiene codificado en su interior la información necesaria para sintetizar una proteína en particular, junto con el desarrollo de técnicas específicas de biología molecular, brindó la posibilidad de recombinar la información genética en el laboratorio. Ya no se trata entonces de describir a través de qué procesos una célula es capaz de poner en acción o no parte de su información genética sino que ahora los investigadores son capaces de crear nuevas combinaciones en el laboratorio. “La técnica del ADN recombinante marcó el fin de la biotecnología tradicional y el nacimiento de la moderna”, contó Fabián Tedeschi, docente e investigador de la FBCB, abocado a la Biología Molecular.
“De las células eucariotas, como las humanas, se conoce por la secuenciación qué zona del ADN codifica una proteína en un cromosoma. Ese segmento se corta con enzimas que son tijeras biológicas”, ilustró. Del mismo modo se disecciona la molécula de ADN de otro organismo, como una levadura o una célula animal en cultivo, para insertar allí el gen que fue aislado primero. “Es necesario que dicho fragmento de ADN exógeno permanezca estable en la célula huésped y pueda ser transcripto y luego traducido por la maquinaria enzimática para producir la proteína que se expresaba en el otro organismo, es decir que ahora se está produciendo una proteína humana pero en una célula en cultivo”, explicó Trombert. Esta técnica encabezó una transformación en la forma de producir agentes terapéuticos, técnicas de diagnóstico y terapias. Así surgió una nueva faceta -de la salud, esta vez con el prefijo “bio”. “La industria farmacéutica tradicional se ha sustentado en la industria química, lo que la biotecnología aporta son los biofármacos”, enfatizó Trombert. Lo que vuelve “bio” a estos productos no es que partan de materias primas naturales, porque eso es algo que la química ya hace. “Lo que marca la diferencia es utilizar un sistema biológico para producir el principio activo del fármaco, es decir, hablar de biofármaco es hablar de un agente terapéutico obtenido por métodos biotecnológicos. Ésto puede ser más económico y seguro porque aprovecha lo que la evolución ya hizo”, subrayó.
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¿De quién es la naturaleza?
El sector, en cifras La revolución genética no puede circunscribirse únicamente al ámbito de la Biología o la Biotecnología, ya que esta nueva forma de entender cómo se ordena la vida y el código que la estructura permeó incluso al ámbito del Derecho. Tal es así que la Convención de Protección de la Biodiversidad ratificada en Río de Janeiro en 1992 incorpora la idea de que la naturaleza es una fuente de recursos genéticos, y también lo son "la ingeniería genética y la biotecnología porque ya no se busca la protección de una especie, de sus individuos o de sus ecosistemas sino de los recursos genéticos", explicó Gonzalo Sozzo, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJS). En esta línea, el Protocolo de Nagoya (2010), generado a partir de la Convención Marco de Río, establece que los recursos genéticos son de “interés común de la humanidad”. Según detalló el especialista en derecho ambiental, hablar de interés, a diferencia del concepto de patrimonio, no dice nada sobre la propiedad de esos recursos. Previo al Protocolo de Nagoya, el explorar la biodiversidad de un país con el objetivo de encontrar aplicaciones comerciales e industriales de esos recursos era una práctica libre y gratuita. Esta práctica, llamada bioprospección fue regulada por el Protocolo. ”Los recursos genéticos naturales son propiedad de los Estados en donde esos recursos están situados”, puntualizó. Este es el modo en el que, a través del derecho internacional, se busca evitar la biopiratería, que es la apropiación de los recursos genéticos naturales sin autorización ni justa compensación para los Estados en los que está “situada” la biodiversidad. “En ese sentido, la convención se considera un triunfo de los países en vías de desarrollo que son los que tienen el patrimonio más importante de biodiversidad. Lo que hace el protocolo es establecer un mecanismo de propiedad de base de los recursos genéticos naturales y después, a través del contrato de bioprospección, eso puede entrar en el
mundo comercial a través de las leyes de patentes”, señaló. Sin embargo, los desafíos que plantean los nuevos desarrollos biotecnológicos en cuanto a su protección no se agotan en el derecho internacional. Por el contrario, las pujas de intereses en torno a los beneficios económicos potenciales de los desarrollos biotecnológicos afectan y entran en colisión con las viejas concepciones que regulan la propiedad intelectual. “Las leyes de patente fueron originalmente escritas para invenciones metalmecánicas. De ahí llegamos a que los conceptos tradicionales de este sistema le queda incómodo al régimen de patentes biotecnológicas”, expresó Rubén Romano, docente e investigador de la FCJS. El origen de esta incomodidad se encuentra entre los requisitos básicos que definen a un invento como patentable: novedad; actividad inventiva, aplicación industrial y suficiente descripción. “Las patentes protegen inventos, esto supone la creación humana de algo nuevo y la biotecnología muchas veces no cabe dentro de este concepto sino en el de descubrimiento científico, a partir de la observación de algo preexistente en la naturaleza”, distinguió Romano. En cuanto a la suficiente descripción, existe una “adversidad técnica” que vuelve cuestionable ese parámetro. “Si uno reproduce una patente biotecnológica sólo con lo que está leyendo ahí es muy probable que no llegue al resultado que llegó el titular de la patente, porque tienen un know how accesorio que no está”, afirmó. Además de estos requisitos, la Ley de Patentes de Invención y Modelos de Utilidad (Nº 24.481), junto con su decreto reglamentario, establece límites sobre qué es patentable y qué no lo es. “No es una invención la materia viva preexistente en la naturaleza, por lo tanto no es patentable. Pero sí es posible patentar la materia viva no preexistente”, destacó Romano. En este sentido, la ley prevé que no es posible patentar un gen, una planta o un animal tal como se los encuentra en la naturaleza; sin embargo, existen restricciones
Basta una mirada por las últimas cifras oficiales publicadas por el Boletín Estadístico Tecnológico del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación para dimensionar de qué hablamos cuando hablamos de biotecnología en Argentina. Los datos allí compilados en 2010 señalan una tendencia hacia el incremento del total comercializado por el sector, con una diferencia en favor de las exportaciones por sobre las importaciones del país. Para 2008 el comercio internacional biotecnológico representaba para la Argentina intercambios por el orden de los 475 millones de dólares. Los productos e insumos que ingresaron al país en aquel tiempo provinieron en primer lugar de los Estados Unidos, seguido por Francia y Brasil. Sin embargo, el dato más destacado puede encontrarse entre las exportaciones biotecnológicas argentinas que tuvieron como principal destino (43%) Alemania. Al desglosar estas cifras en función de las áreas de aplicación de las actividades de investigación y desarrollo en Biotecnología, la salud humana ocupa el primer lugar ya que representa el 25%. Luego siguen la agricultura, la salud animal, la industria y el medio ambiente. Esta proporción se mantiene en tierras santafesinas ya que, de acuerdo al informe elaborado por el gobierno de la provincia de Santa Fe y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en 2009, el 37% de las empresas biotecnológicas que se encuentran en la provincia se orienta al sector de la salud humana. Otro dato que se destaca del informe es la alta calificación de los recursos humanos que trabajan en estas empresas. Mientras que entre las empresas manufactureras argentinas el porcentaje de empleados con capacitación de posgrado ronda el 10%, cerca del 40% de los trabajadores de las empresas biotecnológicas del sector salud en Santa Fe tienen capacitación de posgrado, recibida en la Argentina y el exterior.
puestas a esta primera definición. Así, por ejemplo, no son patentables las plantas y los animales transgénicos, aún cuando reúnan los requisitos de patentabilidad. Aunque sí lo son los microorganismos modificados genéticamente. En ambos casos sí son patentables los procesos biotecnológicos que conducen a la creación de todos estos seres vivos modificados. ”Las prohibiciones se van generando en torno a una puja de intereses que está condicionada por las presiones de la in-
dustria biotecnológica que tiene aplicación farmacéutica y la puja de la disciplina misma que ve forzado los límites de elasticidad de sus conceptos. También entran en juego los intereses de los grupos que responden a la industria de los genéricos, que no es la industria de generación sino de imitación de productos que tratan de evitar el acceso a patentes para que los medicamentos puedan ser reproducidos por cualquiera. La puja es muy grande”, reflexionó Romano.
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Bio/Tec
Células trabajando Utilizar células como fábricas de agentes terapéuticos y tejidos es una de las estrategias de la biotecnología. Así, se sirve de la compleja ingeniería de procesos que la evolución optimizó en las células a favor de la salud humana. Proteínas, vacunas e incluso órganos crecen en biorreactores entre las paredes del laboratorio.
Células derivadas de un hámster chino que vivió en 1957 aún viven en laboratorios de todo el mundo y se utilizan para producir proteínas humanas para el tratamiento de enfermedades. Algo similar ocurre con las células aisladas de un carcinoma cervical de Henrietta Lach, una mujer negra estadounidense que falleció en 1952, sólo que se utilizan exclusivamente para investigación. Lo que tienen en común los cultivos de estas células es que son inmortales, es decir, que puede propagarse indefinidamente. “Para la aplicación industrial se emplean en general clones provenientes de líneas celulares continuas que fueron establecidas hace varias décadas por diferentes investigadores. Y hoy en día están disponibles en los así llamados bancos celulares”, comenzó a explicar Ricardo Kratje, director del Laboratorio de Cultivos Celulares de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB). Cuando lo que se busca es producir industrialmente algunas de las proteínas complejas del organismo humano, las células más elegidas son las de la línea celular CHO (sigla de Chinese Hamster Ovary) que puede ser modificada genéticamente para incorporar el gen humano que interese en función de la proteína que se desea producir. Así se obtiene la célula CHO recombinante que producirá una proteína humana recombinante. “Hoy en día, la mayoría de las proteínas humanas empleadas como medicamentos es de origen biotecnológico. Como la mayoría son de muy alto peso molecular y además son proteínas complejas, actualmente la única forma de producción es mediante el cultivo de células de mamífero recombinantes”, contó Kratje.
A partir de estas técnicas es posible obtener cantidades de uso industrial de proteínas que hasta el momento no es posible sintetizar de manera química, es decir, construir en el laboratorio sumando los aminoácidos que la componen. “Las proteínas son moléculas constituidas por un gran número de aminoácidos unidos entre sí mediante una unión química característica. Pero, además de la secuencia de aminoácidos, las proteínas también pueden contener otras y variadas entidades químicas, que modifican su estructura polipeptídica”, definió. Sin embargo, la síntesis sí es una alternativa viable para algunas moléculas que presentan un bajo número de aminoácidos. Este es el caso de la proteína leuprolide, por ejemplo, que se utiliza en el tratamiento del cáncer de próstata y de mama y en casos de endometriosis. Según explicó el especialista, es más rentable producirlo mediante síntesis química que mediante un proceso biotecnológico empleando una célula recombinante. Cultivando El primer paso para cultivar células de mamíferos en el laboratorio es tomar un tejido u órgano de un animal, que puede estar en fase embrionaria o adulta. Estos fragmentos se dispersan sobre un soporte al que se adhieren y sobre el cual se permite su crecimiento. Así surge el cultivo primario. Las células crecen y se expanden hasta cubrir la superficie del soporte con una única capa de células. Luego, es posible realizar un pasaje, es decir, remover algunas células e iniciar un segundo cultivo. “En general, las células pueden ser propagadas hasta un determinado número
de generaciones, ya que posteriormente ocurre la muerte celular. No obstante, en algunos casos las células en cultivo pueden volverse inmortales”, explicó Kratje. Este proceso de inmortalización puede deberse a una mutación genética espontánea o ser inducido, transformando el cultivo en una línea celular continua, capaz de propagarse indefinidamente. “A partir de esta línea celular se realiza el clonado, que consiste en obtener un cultivo celular a partir del crecimiento de una única célula, de manera de aumentar la homogeneidad celular en el cultivo”, detalló. Si bien pueden usarse cultivos celulares para fines de investigación, cuando se trata de producir industrialmente proteínas humanas recombinantes, cada célula es una fábrica. “Entonces se deben buscar las condiciones de cultivo para alcanzar un gran número de estas células y que todas ellas sean capaces de producir la proteína de interés durante la duración establecida del cultivo”, contó. Los sistemas de cultivo más sofisticados son los biorreactores, allí se busca brindar a cada célula un entorno óptimo, tanto en condiciones químicas como físicas.
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También en vacunas La secuenciación del genoma humano y de ciertos microorganismos, y el desarrollo de todo tipo de herramientas que permiten la manipulación genética, son conocimientos que pueden ser usados para idear vacunas en forma racional. “En los últimos 20 años, el desarrollo de la biología en general y de la inmunología en particular fue exponencial y hoy se conocen con detalle muchos mecanismos que le permiten a nuestro organismo defenderse contra las infecciones”, explicó Iván Marcipar, docente e investigador de la FBCB. De este modo van quedando atrás las primeras experiencias que en el siglo XIX lograron hacer frente a los brotes de viruela en Europa y América. “La idea que acompañaba los desarrollos en aquella época era que los microorganismos infecciosos, cuando se debilitan en su virulencia, pueden ser inoculados generando un efecto protectivo en la persona vacunada”, detalló Marcipar, quien dirige la cátedra de Tecnología Inmunológica en esa facultad. Hoy, luego de haber logrado secuenciar los genomas de la mayoría de los microorganismos infecciosos, el escenario es muy distinto. Esta información genética ha sido depositada en bases de datos que permiten, por ejemplo, buscar sólo aquellos genes que se expresan en superficie. Incluso es posible, dentro de los genes, identificar las fracciones que codifican las proteínas que generan una respuesta inmunológica en humanos “y disponer de un número de moléculas reducidas para testear en el laboratorio”, señaló. Trabajar con fracciones purificadas de los microorganismos es más seguro que utilizar versiones atenuadas. De esta manera, el desarrollo de nuevas tecnologías fue reemplazando los métodos de producción tradicionales.
Viejos temores Hablar de células que crecen y más si lo hacen indefinidamente puede generar temor. “Resulta evidente la similitud de estas líneas celulares con las células cancerígenas formadoras de tumores”, indicó Kratje. El especialista contó que las incertidumbres y falta de conocimiento científico que se tenía sobre este tema durante las décadas de 1960 y 1970 hicieron que instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las agencias sanitarias de los países centrales rechazaron en aquel entonces el empleo de las líneas celulares continuas para la producción de medicamentos biológicos destinados a la salud humana. Finalmente, esto se revirtió y hace unos 30 años que se acepta y se emplean rutinariamente las líneas celulares continuas para la producción de medicamentos biológicos. En estas décadas de experiencias no se informó de ningún caso de aparición de carcinomas asociados a la terapia con el empleo de medicamentos a base de proteínas humanas recombinantes producidas en cultivos celulares. Esto ocurre, principalmente, porque las células que se obtienen mediante cultivo tienen una capacidad de supervivencia limitada una vez que se las retira de las condiciones optimizadas en las que se las hace crecer. Sin embargo, como todo proceso en el que se manipulan estos tejidos, existe el riesgo de que otros agentes “contaminen” los cultivos. Para evitar esto hay estrictos requerimientos de buenas prácticas de manufactura que se implementan tanto en los bancos celulares como en los procesos y el producto final.
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Cultivando células madre Poder producir glóbulos rojos a partir del cultivo de células madre es una de las líneas de trabajo que se llevan adelante en el Laboratorio de Cultivos Celulares de la FBCB. No se trata de un producto sintético que reemplace a otro natural sino la producción fuera del organismo de los mismos glóbulos que normalmente contiene la sangre. De este modo, podría subsanarse la falta de este hemoderivado que puede ocurrir cuando se depende exclusivamente del sistema de donación voluntario. Las células madre hematopoyéticas son las encargadas de dar origen a los componentes de la sangre y se encuentran en la médula ósea y, en el momento del parto, en el cordón umbilical. A través de una punción en la vena umbilical es posible recolectar la sangre para extraer de ella las células mononucleares, entre las cuales están las células madre de interés. “A partir de esa población específica se hace una segunda purificación que implica separar las células madre hematopoyética”, explicó Claudio Prieto, docente e investigador de la FBCB. Una vez obtenidas no se trata simplemente de hacerlas crecer para que generen las células específicas de su interés, sino que las modifican genéticamente para facilitar el crecimiento de los glóbulos rojos. “El proceso de producción de los glóbulos rojos implica el uso de muchos factores de crecimiento que tienen un costo muy elevado y eso hace bastante inviable su aplicación en la clínica, comparado con lo que cuesta obtener y procesar una muestra de sangre a partir de un individuo por donación. De esta manera buscamos hacer un poco más factible desde el punto de vista económico ese proceso”, detalló Luisina Cappellino, becaria doctoral en el Laboratorio de Cultivo Celulares. En este caso, los investigadores trabajan con células madre de cordón umbilical que son modificadas para que expresen un factor de crecimiento específico: eritropoyetina, indispensable para la obtención de los glóbulos rojos. Una vez modificadas, las células se cultivan, se expanden y gradualmente se van diferenciando dando origen a distintas células hijas. En ese proceso se incorpora de manera externa eritropoyetina, pero como las células son capaces de producirla por sí mismas, la cantidad que se requiere de este insumo costoso es menor. Este trabajo, que se enmarca en el desarrollo de la tesis doctoral de Cappellino, se realiza sobre muestras de sangre de cordón donadas por madres en el momento del parto en el Hospital Iturraspe de Santa Fe. Desde el Laboratorio, además de llevar adelante este proyecto específico, se plantea el horizonte de establecer una plataforma de trabajo para el uso de células madre.
Otras fábricas Las células de mamíferos no son los únicos materiales vivos que se utilizan como “biofábricas”. De hecho se pueden incorporar los genes de interés para la producción de proteínas en bacterias, levaduras y plantas. Sin embargo, cada una presenta características propias que la vuelven una opción ventajosa o no en función de qué es lo que se desea producir. Así, si uno quisiera valerse de la bacteria Escherichia coli tendría ventajas relacionadas con su gran capacidad productiva, rapidez en el crecimiento y facilidad operativa. Sin embargo, la mayor desventaja viene de la mano de la imposibilidad de realizar todos los procesos de modificaciones necesarios para producir proteínas sumamente complejas y específicas. Por este motivo, E. coli puede ser una buena fábrica de insulina humana recombinante, pero no puede elaborar algo tan complejo como el Factor VIII de coagulación, útil para el tratamiento de la hemofilia. Cuando es necesario que se produzcan procesos de modificación muy específicos en las moléculas es necesario recurrir a otras células que sean capaces de hacerlo, como las levaduras. Sin embargo, “su uso como células huésped es muy limitado debido a que éstas pueden producir modificaciones aberrantes, que difieren sustancialmente de las modificaciones presentes en las proteínas complejas humanas”, detalló Kratje. Es por esto que en los últimos años la mayoría de los productos biofarmacéuticos se producen a partir de células de mamíferos, que son las más parecidas
evolutivamente a las de los seres humanos. De hecho, se utiliza la expresión “cultivo celular” sólo para hacer referencia a aquellos que ocupan células de mamíferos. No sólo para proteínas La producción de proteínas humanas recombinantes es uno de los principales usos de los cultivos celulares, pero no es el único. Entre los de más interés se destaca la producción de virus, ya que permite la replicación del virus como polio, rabia, viruela, hepatitis B, sarampión para la elaboración de vacunas. Por otra parte, la producción de tejidos y órganos humanos pueden significar un importante impacto en los procesos de investigación de nuevas drogas ya que podrían reemplazar a los modelos animales en fase preclínica. Del mismo modo podría ocurrir en los ensayos de inocuidad de productos cosméticos que también se realizan en animales. Así, por ejemplo, en Estados Unidos las pruebas para posible irritabilidad de la piel y los ojos deben realizarse en piel artificial y no ya en conejos u otros animales. Finalmente, el cultivo de órganos puede orientarse al reemplazo en seres humanos. “Ya ha sido logrado y está comercialmente disponible para el caso de la piel artificial in vitro para uso en tratamiento de quemaduras y úlceras. Hay muchos desarrollos tendientes a generar in vitro diferentes órganos, como hígado, islotes de células beta de páncreas, entre otros. En un futuro, esta tecnología tendrá un impacto enorme en el trasplante de órganos”, adelantó.
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Células madre hoy Pacientes, mayormente niños, un diagnóstico desconsolador, una familia impotente y una esperanza puesta en un tratamiento experimental con células madre. ¿Qué puede tratarse hoy con células madre? ¿Qué significa que un tratamiento sea experimental?
Un pedido a la solidaridad para acceder a lo que muchos señalan casi como una cura mágica disponible bajo la forma de tratamiento con células madre en algún lugar del mundo. Esta es una postal que cambia de nombres, cambia de patología, pero se repite periódicamente en campañas solidarias que se replican y viralizan a través de los medios y las redes sociales. Si bien en muchos casos hay indicios que permiten sin mucho esfuerzo encender señales de alarma -como el ofrecer un diagnóstico posible y presupuestar el tratamiento en un intercambio de mails-, las noticias de investigaciones y nuevas terapias celulares se actualizan constantemente y permiten soñar a quienes necesitan una esperanza. Entonces, el desafío está en saber qué son y qué no son las células madre hoy. “Hay un mito a derribar que es que las células madre curan independientemente de qué tipo de enfermedad o qué tipo de célula madre estemos hablando. Las células madre son maravillosas pero no son mágicas”, afirmó de modo contundente Fernando Pitossi, investigador miembro de la Comisión Asesora en Terapias Celulares y Medicina Regenerativa del Ministerio de Ciencia de la Nación. Para poder desentrañar la madeja en primer lugar es necesario conocer qué hay debajo del título células madre. “Estas células tienen como propiedad dar más de sí mismas y dar origen a células más especializadas”, comenzó a explicar Pitossi.
“Las células madre son no especializadas es decir que no cumplen funciones de un tejido en particular pero sí pueden dar lugar a células con funciones específicas después de un proceso de diferenciación que incluye varias etapas”, detalló por su parte Luisina Cappellino, una joven estudiante de doctorado que trabaja con células madre en el Laboratorio de Cultivos Celulares de la FBCB. Estas células, fuentes de otras células son las que explican porque se puede regenerar la sangre después de una donación o cómo un ser humano completo puede desarrollarse a partir de apenas un pequeño número de células. Pero si bien en estos procesos intervienen células madre, no todas son del mismo tipo. Células madre hay muchas Al momento en que un espermatozoide fecunda un óvulo, esas primeras células conforman el cigoto que dará lugar tanto al embrión como a la placenta. El embrión también tendrá células madre, y se las llamará embrionarias, que también tienen la potencialidad de formar al organismo pero no ya a la placenta. Luego, diferentes órganos tendrán células madre adultas como se llama a las que son capaces de generar las células que requiere ese órgano o tejido particular. “Tenemos células madre en la médula ósea, en la piel, en el hueso, en el cerebro; tenemos una capacidad de regeneración bastante amplia en el adulto”, destacó Pitossi.
Todas estas células, madre de todas las otras, son completamente naturales en el organismo humano, pero existe un nuevo tipo: las reprogramadas o pluripotentes inducidas. “Podemos tomar una célula adulta de la piel, por ejemplo, y reprogramarla en el laboratorio para que pase a un estado de célula madre pluripotente, como si fuera una célula embrionaria, y a partir de allí obtener 200 tipos de células diferentes”, contó Pitossi. Esta reprogramación celular, que roza la ciencia ficción, es posible tras la introducción en la célula de sólo cuatro genes que son capaces de recuperar la potencialidad de la célula revirtiendo su especialización. La capacidad regenerativa de los organismos es una función vital. Si el cuerpo no fuese capaz de repararse no podría sobrevivir y es esta capacidad de generar nuevas células la que la ciencia busca aprovechar tanto para la investigación como para el desarrollo de terapias celulares, entre otros tantos usos potenciales. “Las aplicaciones serían prácticamente infinitas. Se podrían usar en pruebas de drogas, de toxicidad, estudios para determinar sobre qué células blanco actúan determinadas drogas y las vías celulares por las que actúan. También se utilizarían las células madre embrionarias en los procesos de desarrollo, ver qué genes se apagan, cuáles se prenden en este proceso. Estudiar cuáles son los genes relacionados con enfermedades hereditarias”, enumeró Cappellino.
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t el tema
Bio/Tec
Probado y seguro Si bien las potencialidades de las terapias celulares se vislumbran como ilimitadas, actualmente, en Argentina los únicos procedimientos que utilizan células madre y tienen eficacia terapéutica comprobada son dos: el transplante de donante humano de células madre de médula ósea, sangre periférica y cordón umbilical; y el autotrasplante de las células madre obtenidas médula ósea y sangre periférica. “Hoy en día las enfermedades que se tratan con células madre son aquellas que tienen fundamentalmente compromiso de la médula ósea como leucemias, mielomas u otro tipo de enfermedades, oncológicas, o no, que pueden comprometer la producción de células sanguíneas a nivel de la médula ósea”, detalló Larisa Carrera, decana de la Facultad de Ciencias Médicas (FCM). Según explicó, este tratamiento es adecuado porque se reemplaza la médula ósea enferma (tratada mediante el uso de quimioterapia o radioterapia) por células madre altamente especializadas que pueden comenzar a producir células sanguíneas normales como glóbulos rojos o glóbulos blancos y también normalizar la producción de plaquetas. Pittosi subrayó que este tipo de transplante es lo que se hace con células madre hoy, en Argentina y en el mundo. “De ahí en más, todo lo que no sea eso es experimental o una estafa”, definió categóricamente. En fase experimental Para llegar a demostrar eficacia y seguridad, los tratamientos deben atravesar un proceso que comienza en la mesada del laboratorio y termina en su aplicación de manera normal en el sistema de salud. “Uno parte de una idea en el laboratorio y luego tiene que probarla a nivel celular; después hay que hacerlo en modelos animales y eso toma al menos cinco años”, narró Pitossi. Luego, comienza la etapa preclínica que tiene como objetivo comprobar que el tratamiento original cumple con dos características mínimas: eficacia y seguridad. “Uno debe mostrar que no vamos a curar el Parkinson, por ejemplo, y causar un tumor al mismo tiempo”, ilustró. El uso de modelos animales permite a los investigadores evaluar la idea dentro de la complejidad de un sistema vivo que, si bien es diferente al humano, puede utilizarse como referencia. “La medicina comparada refiere a comparar precisamente
entre la esperanza lo que ocurre en animales y en humanos y es incumbencia de los médicos veterinarios”, detalló Hugo Ortega, director del Centro de Medicina Comparada de la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV). Ejemplo de esto es la experiencia que un equipo de trabajo de la FCV que llevó adelante ensayos en cerdos para aplicaciones cardiovasculares de células madre. Específicamente diseñaron estudios preclínicos con células madre de médula ósea. El tratamiento a evaluar consistía en extraer células madre hematopoyéticas del paciente para luego reinyectarlas y conducirlas hacia los tejidos dañados para generar arterias y vasos sanguíneos. Los veterinarios trabajaron sobre cerdos y evaluaron diferentes escenario de tratamiento de falla de miocardio. “Por técnicas de biología celular y molecular veíamos cómo se reparaban y proliferaban los vasos sanguíneos y qué pasaba con las células que inyectábamos”, explicó Ortega. En base a esos datos, los expertos en medicina comparada podían poner en relación con lo que ocurría en el seno coronario del cerdo y el ser humano, según explicó Ortega. Los resultados de la etapa preclínica son analizados por la entidad regulatoria –en Argentina, el INCUCAI- que tiene la autoridad para autorizar el comienzo del ensayo clínico. “Un panel de expertos evalúa esos datos para decidir si este es el mejor esfuerzo que se puede hacer actualmente con la información disponible para asegurar la mayor probabilidad de éxito en el ensayo clínico”, explicó Pitossi. Finalmente, el último ensayo se organiza en tres fases consecutivas que buscan comprobar en pacientes los resultados a escala de laboratorio. En promedio, esto toma otros diez años.
El lugar del paciente El accionar de los médicos nazis que pudieron ser capturados y que habían experimentado con seres humanos privados de su libertad no quedó impune. De su enjuiciamiento surgió el Código de Nüremberg que se publicó el 20 de agosto de 1947 y planteó por primera vez las condiciones elementales para proteger a los seres humanos que participaban en investigaciones biomédicas. Sentó las bases para la obligación de la solicitud de un consentimiento informado por parte del sujeto de investigación y el reconocimiento de su autonomía. A partir del Código de Nüremberg se establecieron condiciones básicas para el desarrollo de experimentos con humanos que limitaban las finalidades de los estudios, la posibilidad de terminarlos y la atención al estado general del paciente. En 1964, se publicaron los principios éticos para las investigaciones médicas en seres humanos, conocidos como la Declaración de Helsinki. Este documento, cuya última revisión se realizó en 2013, detalla pautas de riesgos, costos y beneficios, las consideraciones sobre investigaciones en grupos y personas vulnerables, los requisitos científicos y los protocolos de investigación, el accionar de los comités de ética de investigación, el uso del placebo y condiciones del consentimiento informado, entre otros puntos que sumaron garantías para los pacientes que participan en investigaciones clínicas. A nivel internacional, además del Código de Nüremberg y la Declaración de Helsinki, se destacan las Pautas Éticas Internacionales para la Investigación Biomédica en Seres Humanos (CIOMS-OMS) y la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos (UNESCO).
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El desafío legal
Cuento chino Puede que los tratamientos con células madre hematopoyéticas sean los que tienen probada eficacia y seguridad, pero están lejos de ser los únicos que se ofrecen. De hecho, tras el borde de la legalidad existe un mercado de tratamientos que se ofrecen como experimentales para enfermedades degenerativas como Parkinson, Alzheimer y otras muy poco conocidas como Síndrome de West. Se trata de enfermedades que se caracterizan por la muerte progresiva de neuronas en diferentes regiones del sistema nervioso. Esto es lo que origina los signos y síntomas característicos de cada una de esas enfermedades. “Las enfermedades neurodegenerativas hasta ahora no se han podido modelar experimentalmente con precisión por lo que aún no se ha determinado la efectividad del uso de células madre en su tratamiento”, contextualizó Carrera. La médica enfatizó la necesidad de estar al tanto de la existencia de ofertas de tratamientos no autorizado y de sus riesgos para no alimentar falsas expectativas. “La falacia con la que convencen a los pacientes y a los familiares de tratamientos no autorizados es decir que estas células madres tienen inteligencia y entienden cuál es el problema en el sitio en el que se lo inyecta y lo repara”, contó Pitossi. El surgimiento de este mito no es casual ya que hay un mercado en torno a promesas de cura. “Ya hay una denominación
que es la de ‘turismo de células madre’ y hay sitios web que ofrecen la cura de muchísimas enfermedades con un único tipo de célula. Con células de médula ósea tratan desde Parkinson hasta caída del pelo, pasando por enfermedades terribles. Ofrecen tratamiento, pasajes y estadía”, contó. Si bien en China hay una gran oferta de estos tratamientos no seguros, se trata de un problema global. Hubo casos de clausuras de clínicas en Estados Unidos, Alemania, Italia e incluso en la Argentina. Más allá de la falta de pruebas de eficacia de los tratamientos, Pitossi destacó que no son experiencias inocuas para los pacientes. Uno de los riesgos de aventurarse a una práctica de este tipo es que hay clínicas que ni siquiera están capacitadas para hacer frente a algo tan simple como una infección. “Hubo un chiquito que fue a China y falleció por falta de antibióticos. Eso no es un problema de las células madre, eso es mala praxis de base”, ilustró.
La regulación legal de lo que ocurre en los bordes del concepto de la vida, de la ciencia, de la ingeniería es un campo en construcción. La Comisión Asesora del Ministerio de Ciencia trabaja en la elaboración de un proyecto de ley al respecto. “El objetivo es dejar en claro cuáles son los pasos a seguir para poder llevar toda la potencialidad que tienen las células madre a la clínica”, señaló Pitossi. No se trata de un tema fácil ya que más allá de su novedad, se encuentra en un terreno en el que los límites se vuelven borrosos. “Hay un conflicto entre los conceptos que la ciencia va presentando y una concepción del campo legal”, apuntó Gonzalo Sozzo, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJS). En efecto, existe sujetos y existen objetos pero el borde que los separa se vuelve cada vez más difuso de la mano de los desarrollos científicos y tecnológicos que reinterpretan una y otra vez el concepto de lo vivo y lo humano. “El mundo de las cosas y el de las personas son algo complicado hoy para el campo legal porque la sede física de la humanidad no está solo en el cuerpo, está también fuera. Serían como extensiones de la humanidad para afuera del cuerpo”, señaló. Según explicó, hay cuerpos que se vuelven cosas. Entonces no habría mayores problemas con que ciertos objetos pasen del mundo de lo humano al de las cosas y al revés. “Ahora, una vez que entran al mundo de lo humano tienen estatuto humano”, resaltó. La sangre, los órganos humanos, las células madre entran en este campo sinuoso. Esto se debe a la concepción diferenciada del hombre para el derecho tradicional. “Cualquier intento por trasladar hacia el mundo de las cosas una parte o un componente del hombre va a arrastrar una cierta aura de su estatuto como persona, es decir, no será como las otras cosas”, indicó Sozzo. “Siempre va a haber obstáculos legales porque el cuerpo humano tiene un estatuto diferente del de las cosas, por lo que la mercantilización de ese tipo de objetos siempre va a tener conflicto. Dónde se pondrá ese límite no se sabe, se verá caso por caso”, reflexionó.
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e entrevista
DE AUSTRALIA A SANTA FE
El año sabático es un espacio para respirar y enfocar las cosas a largo plazo Un investigador australiano, radicado en Inglaterra, vino a Santa Fe durante su año sabático. Junto a investigadores del INTEC avanzó en un proyecto de purificación de proteínas utilizando espumas, y aprovechó su tiempo para visitar otros laboratorios del país. Las ventajas de trabajar sin las presiones diarias y de colaborar con investigadores de otros continentes.
Ficha personal Nombre Paul S. Grassia Formación Paul S. Grassia es australiano, estudió Matemática y Física en la Universidad del Oeste de Australia, y obtuvo un doctorado en Applied Mathematics and Theoretical Physics en la Universidad de Cambridge en 1994. Ocupación actual Actualmente forma parte de la Escuela de Ingeniería Química y Ciencia Analítica de la Universidad de Manchester y antes trabajó en la Universidad de Stanford y la Universidad de Chile. En enero de 2013, el Dr. Grassia comenzó un puesto como Becario Senior de la Real Academia de Ingeniería / Leverhulme Trust (el período de esta beca es por un año, y el tema está relacionado con investigaciones sobre los lodos de aguas residuales). Sus intereses de investigación abarcan muchos aspectos del modelado de fluidos. responsable de la Revista Binacional Brasil-Argentina.
Paul Grassia se mueve en la oficina del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC) con total familiaridad. Nada lo distingue del resto de investigadores que desarrollan sus actividades en este instituto de doble dependencia de la UNL–CONICET, salvo su particular acento, que mezcla un castellano muy correcto con frases traducidas del inglés. Por más de tres meses, este investigador australiano que desarrolla sus actividades en la Escuela de Ingeniería Química y Ciencia Analítica de la Universidad de Manchester, Reino Unido, trabajó codo a codo con sus colegas argentinos en un proyecto de purificación de proteínas utilizando espumas líquidas. Su investigación se enmarca en nueva línea de investigación del grupo de mecánica de fluidos del INTEC. “Es un grupo excelente, aquí en Argentina hay gente con una formación tremenda, eso no se puede negar”, indicó. Su relación con el INTEC comenzó hace seis años, cuando Sebastián Ubal, uno de los investigadores del área de simulación computacional de flujos con interfa-
ses, llegó a su laboratorio a trabajar por dos años en un proyecto de investigación. “Después de esa experiencia, llegó este concurso de Conicet para que una persona pueda venir a realizar una estadía sabática, apliqué en 2013, conseguí el financiamiento y aquí estoy”. —En Argentina no tenemos la figura del año sabático institucionalizada. ¿Qué hacen durante ese período? —-¡Trabajamos más! Siempre los académicos tenemos cosas que debemos hacer y cosas que nos gustaría hacer, cuestiones que quizás son importantes pero a largo plazo. Por otro lado, siempre hay obligaciones, de tipo administrativo generalmente, que no son tan importantes pero son urgentes. En el trabajo del día a día uno está apagando incendios. El sabático es un espacio para respirar y enfocarse en proyectos a largo plazo, sin distracciones diarias. Muchas veces es bueno escapar a otro país, a otro continente. En otro país es siempre bueno interaccionar con otra gente.
—¿De qué se trata el proyecto en el que está trabajando en Santa Fe? —Es un proyecto sobre purificación de proteínas utilizando espumas líquidas. Una proteína es un surfactante, una sustancia que tiene afinidad en la superficie porque parte de la molécula de proteína podemos decir que “le gusta” el agua y otra parte “prefiere” estar en contacto con el aire. Entonces la proteína busca una superficie donde pueda estar en contacto con el agua y con el aire. Por ejemplo, si queremos usar una proteína para una aplicación farmacéutica, la idea es separar la proteína del líquido donde generalmente está disuelta. Una forma de hacerlo es producir un burbujeo para crear una espuma que concentre la proteína en la superficie. Cuando la espuma esté formada, se destruye (se rompen las burbujas) y lo que tiene es una solución concentrada, en este caso, de proteína. Este trabajo es parte de un proyecto de un estudiante que está terminando su doctorado conmigo, él hizo un trabajo tremendo pero siempre nos quedaban un par de dudas con algunas cosas. Por
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Grassia en pleno hábitat santafesino: “En Argentina hay gente con una formación tremenda”.
ejemplo, si la proteína volvía viscosa la superficie, y qué efecto podía tener esto. El otro tema, es que a veces, dependiendo de las características del proceso, la cantidad de proteína que queda en las superficies no es tan grande como se esperaba. Esas dos cuestiones estamos trabajando acá. —¿Su línea de trabajo en Manchester es con tinta? —Sí, es otra línea. De hecho, cuando Sebastián, mi colega en Santa Fe, vino a trabajar a Manchester, fue a un proyecto con tintas. La idea es imprimir una línea de tinta pero no es una tinta normal de impresoras sino que tiene partículas metálicas disueltas. Después de que se imprime la línea, el solvente se evapora y lo que queda es el metal. El metal forma un circuito conductivo y la idea era hacer circuitos sin utilizar ácidos fuertes para grabar. Este proceso es interesante porque se hace de manea aditiva, se pone el metal donde se necesita el circuito. De la otra manera es un método sustractivo, uno empieza con mucho material y lo va destruyendo.
—¿Es un sistema de impresión más económico? -—Podría ser más económico porque uno podría usar sustratos muy económicos, para imprimir sobre papel o sobre metal. Pero la línea más interesante con este desarrollo es que también se pueden imprimir células vivas, o bien “andamios” donde crezcan células para hacer, por ejemplo, un hígado artificial. Esa es una idea que la gente tiene para este tipo de tecnología. Está todavía en su infancia pero es la idea para el futuro. Más adelante se podría quitar una célula del hígado y hacer crecer un hígado nuevo. Quizás hoy es ciencia ficción pero en el futuro va a ser ciencia solamente. —¿Sus investigaciones se relacionan mucho con las líneas de trabajo en el INTEC? —Sí, el grupo del INTEC es muy fuerte en estudiar la mecánica de fluidos en interfaces, como las interfaces de una espuma que es una interfase liquidogas, pero también podría ser esto de las impresoras que imprimen líquido sobre
un sustrato sólido que está en contacto con el gas. El grupo del INTEC siempre ha sido muy fuerte en problemas de mecánica de fluidos donde tienen interfaces liquidas, dos áreas que están separadas pero que tienen conexión. —¿Tienen pensado publicar algún trabajo en conjunto? —Eso es lo que esperamos. Estoy trabajando en una publicación, mi estudiante en Manchester acaba de terminar su doctorado y su tesis es básicamente una colección de publicaciones, algunos ya publicados y otros para publicar. Aunque la tesis de doctorado ya está entregada y examinada tenemos un capítulo para terminar y publicar y la gente de aquí ha contribuido con muchas ideas. El plan es publicar ese trabajo, incluyendo las extensiones que se han hecho aquí. —¿Cómo le resulta trabajar aquí en Santa Fe? —Me gusta mucho, la estoy pasando muy bien. Es un grupo excelente. Fui a visitar a un grupo en Tandil que también trabaja
en fluidos, allá quizás son más fuertes en el área de experimentos y aquí son más fuertes en el área teórica y de simulación. Aquí en Argentina hay gente con una formación tremenda, no se puede negar. —¿Pudo visitar algo de la ciudad y la Argentina? —Tuve más trabajo de lo que me hubiera gustado. Por casualidad mientras estuve aquí dos estudiantes en Manchester estaban terminado el doctorado y eso es mucho trabajo, tuve que revisar dos tesis en el mismo mes y es mucho. Pero tuve tiempo de pasear en Santa Fe, fui también a Paraná, Buenos aires, Córdoba y Tandil. El país es grande y las distancias son grandes también. Para recorrerlo todo necesito más tiempo. En enero había venido a conocer el grupo del INTEC y allí fui a conocer Ushuaia. ¡La diferencia de temperatura en enero entre Ushuaia y Santa Fe es notable! Ahora me voy escapándole al verano, pero me va a tocar pasar el verano en Australia que también es duro.
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a actualidad científica
Enfermedad que me hiciste mal... y sin embargo te quiero La psicosis que generan los brotes de enfermedades infecto contagiosas fue retratada hasta en películas de alta taquilla. “Virus afuera” es la consigna pero… ¿cuáles son los costos? El autor de esta nota sobrevivió a virus, bacterias e infecciones para contarnos qué sería de la humanidad sin ellos. Pablo M. Beldoménico Laboratorio de Ecología de Enfermedades Instituto de Ciencias Veterinarias del Litoral UNL-CONICET pbeldome@fcv.unl.edu.ar
Antes de que Hipócrates sentara las bases para el desarrollo de nuestra concepción occidental naturalista de la enfermedad (s. III AC), las diferentes culturas de nuestra especie la percibían desde diversas perspectivas, fundamentalmente relacionadas con la superstición y las creencias religiosas. Según el filósofo Maimónides (s. XII DC), la triquinosis fue uno de los múltiples factores que llevaron a la prohibición de comer carne de cerdo en el judaísmo y el iIslamismo. La fiebre, la diarrea profusa, los dolores musculares, y demás manifestaciones clínicas que siguen a la invasión del organismo por larvas del parásito Trichinella spiralis tras el consumo de carne porcina infectada, se interpretaban en ese entonces como un claro mensaje de que Dios reprobaba ese gusto culinario. Aún en la actualidad abundan interpretaciones similares, muchas veces utilizadas de modo oportunista para complacer determinados intereses. Una simple búsqueda en Internet basta para conocer la vigencia de estos planteos. Así, por ejemplo, “SIDA castigo de Dios” o “AIDS god’s punishment” arroja cerca de dos millones de resultados. Y al revisar algunas de estas referencias es posible encontrar afirmaciones como “El SIDA es el castigo enviado por Dios por el pecado nefando homosexual, y por el cual destruyó las ciudades de Sodoma y Gomorra”. Los menos supersticiosos preferimos creer en las explicaciones que nos brinda el saber científico. Las causas de las enfermedades que padecemos son muy diversas. Las Ciencias Médicas y Veterinarias las agrupan para su estudio en diferentes tipos. Entre esos tipos hay un grupo de enfermedades a las que podríamos denominar “modernas”, que son las que han surgido o se han vuelto conside-
rablemente más comunes como producto de grandes cambios en la cultura y las actividades del ser humano. Sin dudas hace unos diez mil años había casos de cáncer entre los cientos de miles de humanos que por entonces caminaban sobre el planeta, pero seguramente la incidencia (casos anuales cada 100.000 personas) de tumores malignos era mucho menor a la del presente, ya que la exposición a compuestos cancerígenos y perturbadores endócrinos era ínfima, y no existían hábitos como el tabaquismo. Por más esfuerzos denodados de la Ciencia por controlarlas, estas enfermedades modernas son las que actualmente más dificultades presentan para los ciudadanos del primer mundo. Por otro lado, otros tipos de enfermedades podrían ser catalogadas como “tradicionales”. En gran medida, estas sí han sido combatidas con éxito por la humanidad gracias a los avances científicos, principalmente en los países desarrollados. Las principales protagonistas de este grupo son las enfermedades infecciosas y parasitarias. La bacteria Yersinia pestis fue la causa de la devastadora pandemia de peste bubónica que en el siglo XIV terminó con la vida de un cuarto de la población mundial. Sin embargo, en la actualidad las muertes a causa de infecciones por esta bacteria son relativamente escasas, ya que existen varios antibióticos efectivos para combatirla. Hasta hemos logrado borrar de la faz de la Tierra a algunas enfermedades, gracias a la eficiencia de programas de vacunación. En el siglo XVIII, la viruela mataba a unos 400.000 europeos al año, y fue responsable de la muerte de más de 300 millones de personas en el cercano siglo XX. En octubre de 1977, un cocinero de un hospital de Somalía, Ali Mao Moallim,
fue el último en padecer esa enfermedad, 20 años después de que la campaña de erradicación se haya iniciado. La enfermedad en la naturaleza El resto de las especies animales también padece enfermedades. Al igual que las del humano, podríamos clasificarlas en tradicionales y modernas. La relación de las poblaciones silvestres con las enfermedades tradicionales es similar a la que el humano tenía con las suyas hace miles de años, pero sumamente diferente a la de la actualidad. Al ver una comadreja atropellada en una ruta, por ejemplo, no hay duda de la causa de su muerte. Sin embargo, si nos adentrásemos un poco en sus entrañas nos encontraríamos con abundantes y diversos gusanos parásitos de diferente tipo cohabitando en el tracto gastrointestinal del animalito. Si contáramos con un microscopio, podríamos detectar distintas especies de parásitos unicelulares (protozoarios), y si recurriéramos a técnicas más sofisticadas, se podrían identificar una variedad aún más grande de microorganismos patógenos. Lo que tal vez nos resultaría verdaderamente sorprendente, es que poco antes de que una rueda le quite la vida, la comadreja se veía absolutamente saludable. En realidad, la pregunta relevante aquí no es por qué esa comadreja parecía estar sana teniendo tantos parásitos y patógenos, sino por qué nos sorprende que lo esté. Tener parásitos no cuadra en nuestro concepto de salud. Si el veterinario nos notifica que encontró huevos de un nemátode en la caca del Boby, no nos quedamos tranquilos hasta que le administre un medicamento antiparasitario, aunque unos pocos parásitos no le estén significando un problema de
salud al animal. Concebimos a las enfermedades como males que deben de ser erradicados a como dé lugar, causados por agentes extraños que nos invaden y que debemos extirpar de nuestro cuerpo y nuestro ámbito. Mientras que la presencia de un agente patógeno en un ser humano o en un animal doméstico se interpreta como anormal, todos los mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces silvestres hospedan una innumerable cantidad de pequeñas especies (virus, bacterias, hongos, protozoos y metazoos) que se alimentan de ellos, causándoles un daño que puede ir desde despreciable a considerable. Todas estas pequeñas especies son también parte del ecosistema en el que habitan sus hospedadores. Han evolucionado junto a ellos ocupando diferentes nichos y cumpliendo una determinada función. El rol de los patógenos y los parásitos En la naturaleza existen mecanismos que ejercen control sobre las poblaciones de cualquier especie viviente. Cuando sus componentes vivos y abióticos están en proporciones adecuadas, los ecosistemas funcionan en el marco de un balance en el que las diferentes especies interactúan, conviviendo en una armonía donde los distintos organismos ejercen efectos recíprocos entre sí. Así, el control natural sobre las especies animales que componen un ecosistema está dado por la presencia limitada de recursos alimenticios y de hábitat, así como mediante la interacción de estas especies con otras competidoras, presas, depredadoras y parásitas. Estos mecanismos ejercen especial influencia durante períodos de alta abundancia de la especie que precisa ser controlada: cuando poblaciones de una especie están presentes en altas
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Ecología de enfermedades La ecología de enfermedades es el estudio de los fenómenos de salud y enfermedad en diversas circunstancias, así como sus determinantes e implicancias, desde una perspectiva privada de antropocentrismo. En concreto, estudia las causas y consecuencias de la enfermedad en la naturaleza, en situaciones naturales o bajo diferentes grados de intervención humana. El Laboratorio de Ecología de Enfermedades forma parte del Instituto de Ciencias Veterinarias del Litoral (UNLCONICET), sito en la Facultad de Ciencias Veterinarias de Esperanza. Está integrado por un grupo interdisciplinario compuesto de jóvenes profesionales provenientes de distintas ramas de la ciencia (veterinaria, epidemiología, inmunología, biología molecular, ecología, etc.), todos ellos abocados al estudio de fenómenos de salud y enfermedad en la fauna.
densidades, los recursos que ésta precisa se vuelven limitados, su condición de salud consecuentemente se deteriora y sus depredadores y parásitos proliferan a sus expensas. Los científicos han logrado demostrar la importancia de los parásitos para el control poblacional mediante experimentos. Aquellos adeptos al buen Scotch, reconocerían fácilmente al lagópodo que está en la etiqueta de “The Famous Grouse”. En Escocia, las poblaciones de esa ave tienen una dinámica cíclica, alternando años de picos de abundancia con colapsos poblacionales. Un equipo de investigadores encontró que administrando un medicamento antiparasitario, esas poblaciones dejaban de ciclar y se mantenían en altos números, demostrando el rol fundamental de los parásitos en el control de poblaciones de esa especie. Si se dan naturalmente, mortandades masivas de animales silvestres causadas por enfermedades pueden ser parte de lo “normal”. Por ejemplo, el cólera aviar era considerado una enfermedad de gran impacto para los gansos silvestres cuando se descubrió durante grandes mortandades de esas aves en Canadá, en 1977. Sin embargo, luego se supo que la enfermedad acontece en un nivel similar cada primavera en esas poblaciones. Si ese ciclo de enfermedad se ha estado llevando a cabo por cientos de años, esas poblaciones estarían adaptadas a padecer esos brotes. Por ende, la enfermedad podría estar contribuyendo al control de la población de gansos silvestres, y así, paradójicamente, a la salud del ecosistema. Si efectuáramos medidas de manejo para controlar esta enfermedad, estaríamos produciendo una perturbación en la salud del ecosistema.
La naturaleza enferma Este elegante mecanismo de control pergeñado por millones de años de proceso evolutivo puede fallar. El principal agente causal de esas fallas es el ser humano. Las enfermedades “modernas” de los animales silvestres son aquellas producidas por nuestra culpa. Una de las fallas se da cuando el mecanismo de control se dispara accidentalmente. Un preocupante fenómeno, que la gran mayoría de la gente ignora, es la crisis mundial que están padeciendo los anfibios, los que han sufrido declinaciones drásticas en las últimas dos décadas. Los números son alarmantes, con alrededor de 170 especies extintas y 43% de las especies remanente con poblaciones en declinación. Las causa de esta crisis parece ser compleja y multifactorial. La evidencia indica que el cambio climático global estaría contribuyendo de manera fundamental, ya que los anfibios son extremadamente sensibles a pequeños cambios en la temperatura y humedad. Las anomalías en los patrones climáticos que estamos experimentando en los últimos años pueden afectar a los anfibios de diversas maneras, incluyendo el deprimir su sistema inmune y hacerlos más susceptibles a enfermedades. De hecho, las enfermedades han sido las principales implicadas como responsables de varias declinaciones de poblaciones de anfibios. En circunstancias normales, las enfermedades reducirían las poblaciones cuando éstas son muy abundantes (es decir, cuando es necesario que sean reducidas), ya que altas densidades poblacionales predisponen a los individuos a estar estresados, con condición empobrecida e inmunodeprimidos. Las perturbaciones climáticas hacen que las ranas estén en estado comprometido –y
por ende más susceptibles a enfermedades– aunque sus densidades sean bajas. Otra de las fallas se da cuando el mecanismo está ausente. Se postula que uno de los factores fundamentales que hace que algunas especies se vuelvan invasoras cuando son introducidas en nuevos ecosistemas es que dejan atrás a sus parásitos. Estudios demuestran que las especies invasoras tienen muchos menos parásitos que las especies autóctonas. La amenaza de la plaga Una especie de reciente evolución se convirtió en una plaga gracias a la conquista de la enfermedad. Mientras que la vida hizo su aparición hace unos 4 mil millones de años, el Homo sapiens camina la Tierra desde hace unos escasos 200 mil. Escasísimo tiempo, en términos geológicos, nos llevó volvernos la especie dominante. La evolución de una inteligencia sin igual y la consecuente capacidad de traspasar y acumular conocimiento a través de generaciones permitieron al primate humano conquistar cada uno de los mecanismos naturales de control. Pero no fue hasta hace alrededor de dos siglos, cuando el último de los controles naturales comenzara a ser conquistado, que la población humana explotó para erigirse en la plaga de mayor impacto sobre la vida en el planeta. Hace 10.000 años comenzaron los procesos de domesticación de animales y plantas, y con ellos la revolución agrícola. Así, la limitante de recursos alimenticios fue uno de los primeros controles naturales que la cultura humana logró conquistar; pero esto no logró causar que el crecimiento de la población se vuelva exponencial. A medida que la tecnología iba ganando complejidad, fue posible también oponerse a la limitante de hábitat, construyendo viviendas
apropiadas según la región que colonizábamos. A su vez, dejamos de tener depredadores de consideración, gracias a la construcción de armas sofisticadas que se sumaban al uso controlado del fuego. Asimismo, nuestro magnífico cerebro también nos permitió superar a especies que competían por los mismos recursos. Aún con estos cuatro controles naturales conquistados, el hombre no lograba un crecimiento exponencial de su población. No fue hasta hace escasos 200 años, el 0,1% más reciente de la historia del Homo sapiens, que el último de los controles naturales fue vulnerado. Nuestra explosión demográfica se dio a partir de la revolución industrial. La quinta forma de control natural son las enfermedades, y la revolución industrial marcó un hito fundamental que posibilitó una mejora radical en nuestra salud y bienestar. A pocos años de comenzado este hito, el crecimiento poblacional, ahora sí exponencial, se vio súbitamente acelerado con el desarrollo de la medicina moderna. Los antibióticos, las vacunas, las cirugías y otros procedimientos médicos actuales salvan cada día millones de vidas. Yo habría muerto varias veces antes de llegar a escribir esto -y seguramente también mi lector- de no ser por lo maravilloso de la medicina contemporánea. Desde la perspectiva del resto de las especies (esto es el 99,999999 etc. etc. % de las existentes), somos una terrible y perniciosa plaga. El ser humano es la única especie que podría prescindir de las enfermedades y demás formas de control para minimizar el daño que causa a la biósfera. Es hora de hacer lo que ninguna otra forma de vida podría empezar a intentar: darse cuenta y autocontrolarse.
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se cuidan los precios? Las últimas medidas económicas pusieron sobre el tapete —nuevamente— las teorías y los puntos de vista de especialistas. Y también sacaron a relucir ciertas experiencias similares que nos cuenta nuestra historia reciente. En esta nota, un especialista de la Facultad de Ciencias Económicas responde a una pregunta imposible: los precios, ¿se cuidan?
Néstor Perticarari Departamento de Economía Facultad de Ciencias Económicas nperti@fce.unl.edu.ar
¿Funcionan los congelamientos de precios? Esta es una discusión que la teoría económica tiene saldada hace rato. Sin embargo es algo que parecerían no entender quienes diseñan políticas económicas, sobre todo las denominadas antiinflacionarias. Experiencias de congelamiento de precios sobran a lo largo de la historia, desde los precios fijados en el Código de Hammurabi en la antigua Babilonia, pasando por las leyes de las Doce Tablas y la Ley Frumentaria en la Roma imperial, hasta los controles de precios en las naciones en conflicto durante la Segunda Guerra Mundial, tanto en Alemania como en Estados Unidos de Norteamérica. El denominador común de todas estas experiencias es su fracaso en mantener a la vez los precios y el abastecimiento de los productos, al menos en la versión existente hasta el momento del congelamiento.
Experiencias propias en nuestro país tampoco faltan; existen desde la época del Virreinato. Las más recientes fueron la “inflación cero” en épocas de Gelbard como ministro de Economía y las que surgieron concomitantemente con el Plan Austral en épocas en que Alfonsín era presidente y Sourrouille ministro de Economía. Como se recordará, la primera terminó en esa explosión inflacionaria y recesiva conocida como “Rodrigazo” mientras que la segunda, tras varios adelantos y retrocesos, en la hiperinflación de 1989. Por esta razón, es extraño que se persista en la tesitura de controles de precios como componente principal de la política antiinflacionaria, ya que los fracasos han signado su historia. Se ve que la sensación de que “a mí no me va a pasar” puede más que todas estas lecturas. Los congelamientos, o controles de precios en general, sólo han tenido efectos de corto plazo sobre la inflación al actuar sobre el emergente del fenómeno y no sobre las causas. Cuando se extienden en el tiempo afectan la rentabilidad absoluta o relativa de la actividad controlada. Así, comienzan a producirse desabastecimientos, cambios en la calidad, alteraciones en la cantidad y otros fenómenos que implican la no posibilidad de mantener el abastecimiento de los productos controlados en su precio tal como se los conocía al momento de puestos en marcha estos controles. Un fenómeno reciente en nuestro país se dio con la producción de trigo: en el año 2013 el “granero del mundo” importó trigo, situación provocada por los efectos de la regulación del precio sobre ese cereal.
La inflación: un fenómeno con múltiples causas Los controles o congelamientos de precios como mecanismos contra la inflación llevan a la discusión sobre las causas de este fenómeno y la posibilidad de ponerle fin o acotarla a través de esos instrumentos. La experiencia estaría indicando que esa posibilidad no es viable, por lo menos a plazos más o menos largos. Si fuese tan sencillo hacerlo a través de estos mecanismos hace tiempo que el problema habría dejado de ser tal. Tampoco estaría causando los estragos que causa sobre varios indicadores de bienestar y calidad de vida así como los efectos sobre la producción y el aumento de la pobreza y la indigencia. Este fenómeno actúa como un verdadero impuesto sobre los ingresos fijos y golpea con toda su fuerza sobre las capas de la población que dependen exclusivamente de un ingreso proveniente de su trabajo, de su jubilación o de alguna ayuda social. La inflación no es neutral sobre la distribución del ingreso: todos los días se ajusta este mecanismo y no por nada la inmensa mayoría de los países realizan esfuerzos destinadas a acotarla, poniéndole límites muy estrechos, concientes de los estragos que causa. Por supuesto que, como en la mayoría de los problemas económicos, las opiniones acerca de sus efectos y de la forma de encauzar su solución no son unánimes. La ortodoxia tradicional acentúa su diagnóstico en aspectos relativos al crecimiento de la demanda agregada en términos nominales motivada en expansiones monetarias por encima del crecimiento de la demanda de dinero, lo cual se termina reflejando en aumento en los precios de los bienes y servicios. Por supuesto que la solución propuesta está en línea con ese diagnóstico: contraer la oferta monetaria en términos reales para desacelerar el crecimiento de la demanda y de esa manera frenar el crecimiento de los precios. ¿Las consecuencias? Dependiendo de los mecanismos de formación de expectativas de los agentes económicos, es habitual que esos planteos terminen generando una recesión y un aumento en el desempleo, es decir mecanismos de desaceleración inflacionaria con costos en términos de producción y empleo. Esta no es la única visión que se tiene sobre el fenómeno inflacionario. Otras trataron de explicar la persistencia de estos aumentos sistemáticos de la mayoría de los precios de la economía. Van desde explicaciones basadas en variaciones de costos originadas en la puja distributiva entre asalariados y empresarios, hasta las explicaciones de carácter estructuralista, popularizadas entre las décadas del ´50 y del ´60 del siglo pasado. Estas últimas tomaron fuerza como elementos explicativos ante las crónicas situaciones inflacionarias de los países latinoamericanos en esa época. La situación podía explicarse por los cambios estructurales que estaban viviendo, sumados a situaciones típicas de esas economías, como la inflexibilidad descendente de los precios.
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Precios que forman precios Más cercanas en el tiempo, estas visiones de tipo estructuralista agregaron elementos explicativos al problema, otorgándole un mayor grado de realismo, sobre todo en las realidades como la de nuestro país. En principio utilizaron una explicación basada en los modelos de dos sectores surgidos originalmente para explicar la dinámica de stop-go de nuestra tasa de crecimiento, señalando que existían dos precios claves en la economía que, de no ser estabilizados, se convertían en fuente de variación continua de los precios. Estos eran el tipo de cambio y los salarios. El primero de ellos no podría ser estabilizado en términos nominales toda vez que las repetidas crisis externas se resolvieran con devaluaciones a los fines de mejorar la competitividad. Así también, los salarios son una variable difícil de estabilizar en contextos de recuperación económica y fuerte sindicalización del trabajo formal. Es más, el intento estabilizador del Plan Austral en 1985, estuvo en buena parte basado en la idea de “anclar” estas variables, además de medidas que permitiesen reducir el déficit fiscal financiado con emisión monetaria y un plan general destinado a quebrar las expectativas inflacionarias. El experimento funcionó durante un tiempo pero a fines de 1986 los precios de a poco, al comienzo, retomaron su tendencia alcista. Huelga decir que todo esto terminó, sumado a algunos planes intermedios, en la hiperinflación de 1989, es decir otro intento fallido. De esta experiencia surgieron modificaciones a la idea original, completando un modelo que, al tener más visos de realismo, nos muestra también las dificultades que presenta la estabilización de precios en un contexto de inflación ya vigente. Este modelo parte de la idea de que existe una serie de precios que son “administrables”, si se consigue estabilizar el tipo de cambio, poner en línea los aumentos salariales con la variación en la productividad y estabilizar el margen de marcación de las estructuras oligopólicas de producción. Quedan al margen la incidencia de las variaciones de los precios internacionales, dado que operan como un dato sobre la estructura económica. En este
grupo se encuentran los precios industriales, mayormente formados en estructuras oligopólicas, los precios de los servicios públicos, mayormente controlados por el Estado, y también los precios de los bienes agrícolas transables internacionalmente. Sobre estos últimos operan también las retenciones a la exportación como mecanismos de administración. Es obvio, pero vale la pena señalarlo, que estabilizar el tipo de cambio requiere de políticas que mantengan el equilibrio externo, a los efectos de que no se tenga que recurrir a devaluaciones para solucionar déficits en la cuenta corriente del balance de pagos, o al menos que los mismos sean financiables. Administrar los salarios requiere de una política de ingresos que, como primer requisito, parte de un quiebre brusco de las expectativas inflacionarias. Pero, de la experiencia recogida con los planes de estabilización de precios implementados durante los ´80 del siglo pasado, surge la existencia de un grupo de precios que no son administrables, no al menos con el manejo de variables que permiten administrar al otro grupo de precios. Son básicamente servicios privados (todo tipo de servicios que no son los declarados públicos) y también bienes de tipo agrícola, pero de los que no son transables internacionalmente (básicamente productos frescos). Estos bienes y servicios tienen precios que son susceptibles de variar ante oscilaciones en la demanda o ante shocks sobre su oferta. Es decir, un grupo de bienes y servicios que forman una parte importante del gasto de las familias y que no son susceptibles de control a través de variables que se pueden administrar. Obviamente, esto puede generar variaciones en el nivel general de precios sin que los mecanismos de administración puedan hacer mucho para evitarlo.
Planificar políticas Por lo expuesto, queda bastante claro que la política antiinflacionaria –sobre todo cuando la tasa de crecimiento de precios muestra niveles elevados– es realmente más compleja de lo que algunas propuestas plantean. Es mucho más que armar listas de precios controlados o llevar adelante políticas monetarias que contraigan la oferta monetaria real. Si los precios no administrables aumentan, su incidencia en el índice de precios al consumidor seguramente afectará la negociación salarial; si los salarios, que son una componente indicativa de la evolución de los costos de las empresas, también aumentan, esto desajustará esos costos y requerirá de una posterior variación del tipo de cambio a los fines de no perder competitividad y afectar el saldo de la cuenta corriente. Todas estas variaciones al final terminan impactando sobre el nivel general de precios aumentándolo. Por todas estas razones se plantea como necesario mantener los equilibrios externo y fiscal si no se quieren generar pérdidas de estabilidad que terminen impactando sobre variables determinantes de los precios. La política antiinflacionaria requiere compatibilizar cuatro políticas centrales desde el Estado: en primer lugar, una política fiscal, tratando de mantener equilibrio fiscal o un déficit financiado sin requerir para ello de emisión monetaria. También una política monetaria no sujeta a dominancia fiscal, es decir, que no esté determinada por el déficit fiscal, así como una política cambiaria. En este último caso los esfuerzos deben estar destinados a mantener equilibrada la cuenta corriente del balance de pagos a los efectos de no tener que recurrir a devaluaciones para restaurar competitividad y equilibrio externo. Por último, y no menos importante, la política de ingresos a los efectos de compatibilizar crecimiento de precios y salarios. Esto con el objetivo que las políticas de estabilización de precios no impacten exclusivamente sobre un sector. Para ello, si nos encontramos en situación de inflación elevada, es necesario desactivar rápidamente las expectativas inflacionarias a través de la formulación de planes coherentes con el resto de las políticas mencionadas. Por supuesto, y por sobre todas estas políticas, se encuentra la credibilidad de quien las formula y ejecuta. Como se observa, “cuidar” precios es mucho más complejo que presentar algunas listas de precios controlados, congelados o acordados. Si ése es el mecanismo de control inflacionario, no es aventurado conjeturar acerca de su posible fracaso.
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a actualidad científica
Tras el retorno de la democracia, la música y los músicos hablaron en el país, y en ese diálogo no estuvo ausente nuestra ciudad, ni tampoco nuestra universidad. Los escenarios se acomodaron a nuevas expectativas y también a nuevos públicos, dando lugar a talentos que hoy ya recordamos. En esta nota, especialista del Instituto Superior de Música recorren ese pasado, no tan pasado.
Música y demo
El ciclo de música del Paraninfo de la UNL como espacio alternativo en los ‘80 Elina Goldsack Instituto Superior de Música UNL evgoldsack@ism.unl.edu.ar
María Inés López Instituto Superior de Música UNL milopez@ism.unl.edu.ar
Muchas cosas pasaban en 1985: el apogeo del gobierno de Raúl Alfonsín, el juicio a las juntas militares, la puesta en marcha del Plan Austral y el proceso de integración económica con Brasil, Uruguay y Paraguay, que dio origen al Mercosur. En este marco, al volver las libertades públicas, se producen interesantes búsquedas y un resurgir de los hechos culturales en el país. A nivel musical, ocurren algunos sucesos que marcan el inicio de tendencias diferentes a las del período anterior. A mediados del `84, en medio de la euforia democrática, encontramos una importante cantidad de grupos pop en la escena musical argentina que tienen su disco grabado, con diferente grado de presencia y continuidad, Los Twist, Soda Stereo, Nylon, Virus, Cosméticos, Autobús, Los abuelos de la nada, Miguel Mateos, Zas, Viudas e hijas de Roque Enroll, entre otros. A estos grupos se los identifica con el apelativo “divertidos” o “modernos”. Este sector muchas veces es confrontado por músicos y público identificados como “rockeros”, quienes sostienen una genealogía basada en los pioneros del rock nacional y una postura ideológica más ligada a la contracultura. Según Sergio Pujol, “el nuevo giro semántico del pop le dará un tono particular a la escena musical de los ‘80 y buena parte de los ‘90. La idea de que no hay que tomarse las cosas tan en serio se impone aquí y allá. (…) Suele decirse que la música posterior al punk es fresca y divertida porque recupera aquel ethos adolescente de los primeros discos de los Beatles. En efecto, una impresión de música ligera y desapasionada tiñe todo el panorama del rock de los ‘80”. Por otra parte, dos hechos muy significativos fueron la aparición de los discos Divididos por la felicidad del grupo Sumo (CBS) y Gulp! de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Este último grabado en forma independiente. Estos dos grupos que venían del ámbito llamado “un-
derground”, comenzaron a situarse en el centro de la escena del rock en la Argentina. En el caso de “Los redondos”, plantearon una forma alternativa de relación con los medios y la difusión, la autogestión de sus conciertos y la edición de sus discos. Esa concepción del rock como ideología y contracultura reaparece de la mano de este grupo con el cual la música se redimensiona en el encuentro y la participación del público en cada recital. En Santa Fe Durante la década del ´80 se producen dos hitos en la escena musical santafesina: la Alternativa Musical Argentina, y el ciclo del Paraninfo de la UNL. Estos espacios vinculados a la apertura democrática, posibilitaron la inclusión de músicas sin pertenencia a un género determinado, caracterizadas por la incursión en la experimentación y las mezclas. De esta manera, aparecen términos como fusión, jazz-rock, proyección folklórica entre las clasificaciones utilizadas por los músicos. Otra particularidad que los caracterizó estuvo relacionada a un concepto “federal” de la organización ya que en los dos eventos se vinculaban propuestas de Buenos Aires con las del interior del país. La Alternativa Musical Argentina (AMA) surge en 1984 fundada por el grupo Magma de Paraná. Esta agrupación proveniente del ámbito del rock, incursiona en este momento en el folklore. Por tal motivo, en los planteos ideológicos de AMA, es posible encontrar algunos desplazamientos de posturas confrontativas desde el ámbito del rock, que en la Argentina en los 80’ y parte de los 90’, se integra a la nomenclatura de la música que se produce y vende, volviéndose una música masiva en el momento más crítico de su identidad ideológica. Este movimiento identifica las políticas culturales del pasado como estáticas, defensoras de un nacionalismo a ultranza que toma algunas manifestaciones de la música folklórica como inamovible, repre-
sentativa de una supuesta y unívoca identidad nacional, representada por los grandes festivales como Cosquín, en los que los grupos mencionados no tienen cabida. Estas propuestas recrean su relación con el folklore incorporando elementos de otras músicas y resignificando la noción de identidad, en sintonía con búsquedas propias de la apertura democrática. En ese momento, además, la fuer te presencia estatal e institucional brinda posibilidades concretas de difusión y circulación para grupos locales de estas características, modificando una realidad signada solo por circuitos estáticos y claramente delimitados por géneros. Por otra parte, el ciclo denominado Música ‘85 organizado por la Fundación Banco Bica, LT 10 y la Secretaría de Asuntos Culturales de la UNL, inicia su trayectoria en ese momento y continúa hasta la actualidad, modificando sus particularidades y forma de implementación según las diferentes políticas de gestión. Con una gran convocatoria de público, que en su mayoría era universitario, la cantidad de asistentes se incrementó a lo largo del tiempo, resultando un lugar de encuentro en el que funcionó la difusión “boca a boca” además de la institucional. Este público, se manifestaba ávido de nuevas propuestas, respondiendo con una concurrencia numerosa a este espacio para músicas innovadoras que no tenían otro ámbito estable de presentación en la ciudad. Las manifestaciones musicales más experimentales o alternativas no contaban, hasta el momento, con un lugar consolidado ni la posibilidad de un ciclo estable de actuaciones. Escena musical local Realizando un relevamiento en el diario “El Litoral” de las salas de la ciudad de Santa Fe y los espectáculos programados en el año ‘80, se evidencian particularidades previas a la apertura democrática. Podemos ver una relación entre géneros y salas. Los géneros tenían circuitos y
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Bibliografía Pujol, Sergio (2007). Las ideas del rock. Genealogía de la música rebelde. Homo Sapiens Ediciones. Rosario. Santa Fe. Argentina. Jaume, Roberto. Entrevistado por María Susana Fiol. Santa Fe: Proyecto CAI+D 2009, UNL. Diciembre de 2009. Budón, Osvaldo. Entrevistado por Elina Goldsack. Entrevista vía mail. Proyecto CAI+D, UNL. Octubre de 2010.
ocracia espacios de presentación muy delimitados. La música bailable y la cumbia tenían lugar en clubes de barrio, periféricos en algunos casos. El tango y la bossa nova en teatros, salas y cabarets. El rock encontraba escena en anfiteatros y algunas salas; mientras que el folklore estaba presente en fiestas regionales, escenarios al aire libre y algunas salas. El ciclo de Paraninfo abre un espacio que hasta el momento era inexistente en la ciudad, interpelando a una franja sociocultural del público que no respondía más que a convocatorias esporádicas sobre todo de la escena del rock, pero que encontró en el ciclo un lugar de encuentro con continuidad. También resulta muy relevante para los músicos como posibilidad de exponer su trabajo a un público más numeroso que el de las salas en las que tocaban, en recitales autogestionados y con poco acceso a la difusión. Así lo explica Roberto Jaume, tecladista del grupo Fata Morgana: “El Paraninfo fue la alternativa, la mejor alternativa a la que uno aspiraba para tener la posibilidad de tocar para una gran cantidad de gente y con una calidad sonora, como para mostrar bien lo que estabas haciendo, porque hasta ese momento era: ¿qué hacemos?, ¿dónde tocamos?”. Resultó para los músicos una posibilidad de escuchar a algunos de los referentes que los grupos locales tenían, generando un espacio de intercambio y contacto entre propuestas afines que tuvo sus consecuencias a nivel estético en la impronta musical de los grupos de la época. El ciclo y su programación Realizamos un análisis de la programación del año ‘85, tomando como fuente el archivo de la biblioteca del Foro UNL (programas recortes de gacetillas y críticas de diario “El Litoral”). Se evidencian algunas de las tendencias musicales del momento. En primer lugar se destaca que gran cantidad de los grupos que se presentan tienen algún tipo de relación con el folklore
o el tango, se denominan de proyección folklórica, jazz- rock o fusión, según sean sus características musicales. Podemos mencionar algunas agrupaciones con este tipo de propuestas: Fata Morgana, Óleo, Magma, El Altillo, Confluencia, entre los locales y Rodolfo Mederos, Trío Vitale Baraj González, Buenos Aires Jazz Fusión, Alfombra Mágica, MPA (Músicos Populares Argentinos), liderado por el Chango Farías Gómez, de otras procedencias. Se puede inferir, además, el criterio de inclusión de las propuestas. El recorte tiene que ver en principio con la música popular, en general abarcando distintos géneros; pero se evidencia que aquellos claramente delimitados, característicos de los comienzos de la década en la escena musical local, prácticamente no están presentes como tales (a excepción del jazz, y de algún grupo folklórico más tradicional). La cumbia aparece totalmente ausente, así como otros géneros bailables y esto tiene que ver con una delimitación muy clara del perfil del público que concurre (universitario, clase media). En la programación del ciclo vemos que se presenta un grupo local y otro de afuera, en general de la Capital Federal. Se evidencian algunas distancias en la posibilidad de acceso a la tecnología y en cuanto a su realidad laboral, teniendo los músicos santafesinos, menores posibilidades de inserción y de difusión de sus propuestas en el circuito local. La alternativa de vivir en Buenos Aires o permanecer en el lugar de origen, forma parte de opciones que siempre tienen un lugar de reflexión en la trayectoria de los músicos del interior. También podemos encontrar una toma de posición con respecto a la centralidad ejercida por la capital desde la Alternativa Musical Argentina. Se propone desde esta agrupación, una revalorización del propio lugar, abriendo otros canales y circuitos de difusión a través de una organización de autogestión, que planteaba encuentros itinerantes en todo el país.
Músicos Populares Argentinos, en una de las postales del histórico ciclo.
Estudiar la música popular La historia de las instituciones musicales se encontró siempre vinculada a la música erudita, culta o de tradición escrita. De esta manera, la actividad creativa relacionada a lo regional, contemporáneo, popular no ha tenido suficiente espacio ni registro y su estudio sistemático es de desarrollo incipiente. El grupo de investigación conformado a partir de 2009 en UNL intenta visibilizar y profundizar en ese aspecto de la historia musical de nuestra ciudad a partir de dos proyectos que se enmarcan en los Cursos de Acción para la Investigación y el Desarrollo (CAI+D). El primero, denominado “Los géneros en la música popular de la ciudad de Santa Fe. Cruzamientos e hibridaciones durante la década del `80”, y el segundo, “Música popular argentina. Procesos de hibridación y circuitos alternativos de circulación a partir de la apertura democrática”. En este último, se amplía el objeto de estudios y se incorporan investigadores de otras provincias que aportan el análisis de agrupaciones musicales excediendo el marco de lo local propuesto en la primera instancia.
La importancia del ciclo en la escena local Es evidente la importancia de la implementación del ciclo Música ‘85 en la ciudad de Santa Fe por numerosas razones. Primero, porque es una experiencia precursora en cuanto al apoyo estatal e institucional en este tipo de iniciativas. En segundo lugar, se relaciona claramente con el momento histórico social y esto es notorio en la efervescencia en la participación del público y en las posturas ideológicas de los músicos. Se explicita una toma de posición ejercida por los mismos tanto en sus discursos verbales como en la música misma, hay un compromiso en su propuesta a nivel compositivo y arreglístico y una presencia de lo identitario desde la inclusión de rasgos folklóricos. También se observa una particular relación entre los músicos y el público, que posee una fuerte impronta emotiva e identificación afectiva. La implementación del ciclo permitió la llegada a un público ávido de nuevas propuestas emparentadas con rasgos argentinos, que involucran desde expresiones tradicionales en algunos casos hasta otras de vanguardia. Esta franja de público no encontraba canalizadas sus inquietudes en otras salas de la ciu-
dad y tanto este ciclo como los encuentros de la Alternativa Musical Argentina constituyeron un espacio de contención y cohesión. Vale destacar que el ciclo significó un canal de difusión y circulación para músicas que no lo tenían en la ciudad y la posibilidad de conocer propuestas de afuera, que además influyeron en las opciones estéticas de los grupos locales. La transmisión radial en vivo del ciclo, por LT 10, la emisora de la UNL, resultó además importante para su difusión regional. La modalidad del ciclo en la actualidad no contempla la inclusión de grupos locales, perdiendo una de sus características esenciales en cuanto a su rol en la difusión de las propuestas santafesinas y en el intercambio entre los grupos musicales de diferentes lugares del país. Es la asociación de músicos independientes SURock la que actualmente peticiona por su implementación incluyendo propuestas locales en sintonía con la ordenanza Teloneros locales obligatorios, impulsada además por dicha agrupación. Por otra parte, la continuidad del ciclo fue irregular pero su impronta ha sido muy importante e influyente en la escena musical de la ciudad.
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PUBLICACIONES + info: www.unl.edu.ar/editorial
La teoría literaria en la literatura
ISBN 978-987-657-907-0 AUTOR: HUGO ECHAGÜE 1a EDICIÓN COLECCIÓN: CIENCIA Y TECNOLOGÍA 150 PÁGINAS
Fundamentos de catálisis heterogénea
ISBN 978-987-657-919-3 AUTORES: ALBERTO CASTRO, MARIO SAD 1º EDICIÓN COLECCIÓN CÁTEDRA 196 PÁGINAS
Morfología y espacio Materiales para una comprensión epistemológica
ISBN 978-987-657-912-4 AUTOR: CARLOS REINANTE 1RA EDICIÓN COLECCIÓN: CÁTEDRA 120 PÁGINAS
El presente texto reúne trabajos de un grupo de investigación sobre el tema de la irrupción de la teoría literaria en la literatura. Los destinatarios de nuestra tarea son los docentes de literatura de todos los niveles, como asimismo de las humanidades en general; es de interés también para alumnos de la carrera de Letras. Trabajamos sobre las relaciones entre la literatura y la teoría literaria, pero no como dos ámbitos separados, de los cuales uno -la teoría- se “aplica” o se ocupa del otro -la literatura-, sino que nos interesamos por los casos en que el mismo texto literario lleva las marcas de la pregunta por la literatura en general y por el texto en cuestión. Así, trabajamos casos en que esta emergencia acontece, según las elecciones de los autores, en relación con las literaturas que frecuentan en su trabajo docente y sus lecturas. La propuesta es mostrar las diversas modalidades en que esto se manifiesta, desde la forma del ensayo, hasta aquellas en que el texto se funde con su propia teoría, formando una unidad que nos proponemos analizar según su diversidad y modalidades.
El material incluido en esta publicación tiene una proyección de importancia dado que la temática desarrollada forma parte del núcleo central de la Ingeniería Química. Se abordan los aspectos fundamentales de la catálisis heterogénea, la cinética de las reacciones catalíticas, aspectos generales de los reactores catalíticos utilizados en escalas de laboratorio e industrial y la incidencia de los fenómenos de transferencia de masa y calor acoplados a la reacción catalítica en sistemas heterogéneos. La catálisis desempeña un rol esencial en la manufactura de un amplio rango de productos, desde combustibles y plásticos hasta fertilizantes y herbicidas. Hay pocos productos químicos que no dependen de alguna etapa catalítica en su manufactura. También se encuentra en creciente utilización en el control de la polución y la protección del medioambiente. Este libro ofrece una visión y la correspondiente formación sobre catálisis para estudiantes y profesionales de la Ingeniería Química. Asimismo, será de utilidad a profesiones vinculadas que necesiten conocimientos básicos sobre catálisis heterogénea.
Morfología es un término que alude obviamente a forma, a lógica o estudio de la forma. Pero forma es un vocablo multívoco que, entre zonas de irrealidad, de fantasma y de contundencia sustantiva, óntica, convoca, evoca y seduce. El vocablo parece dirigir su atención a dos localizaciones opuestas que se entrecruzan, simétricas. Una refiere a un objeto, espacio, obra, cosa, soporte empírico, materia, envolvente figurativa; otra refiere a un sujeto, agente, mente, idea, energía activa, accesibilidad conceptual. Una y otra pueden reclamar, y de hecho lo hacen, cuotas de preeminencia, formas de inscripción y tiempos de antelación. El sentido vulgar la forma es figura presente que se exhibe. Es silueta. Es esfinge. Es fachada o película con sentido heráldico. Es faceta diurna. En sentido retórico la forma es figura ausente que se oculta. Es habitante de lo profundo. Es interioridad. Es faceta nocturna y estructura de las sombras. Habría también un sentido para la forma que parte del tiempo. Cada forma es “en el tiempo”, se descifra por su duración, su estar en acto, su oportunidad de ocurrencia. Es instante, implosión, átomo y letra, punto de cristalización. Pero otra es flujo, metamorfosis de eterno retorno, discurso y decurso. Formas detenidas y formas evanescentes. De todos modos, formas fantasmáticas. Porque sea como sea el fantasma consuma la ensoñación del objeto y el espacio: tener y poseer forma *. * Texto elaborado por el autor sobre ideas de Gastón Breyer.
INSTRUCCIONES PARA LA PRESENTACIÓN DE LAS CONTRIBUCIONES De la revista •ConCIENCIA es una revista de divulgación científica de periodicidad semestral. Su objetivo es difundir desarrollos científicos de investigadores de la UNL a la comunidad en general. •ConCIENCIA publica contribuciones en la sección “Aportes científicos”. Los escritos enviados deberán plantear estudios de casos, hipótesis o resultados de investigación o experiencias. También pueden ser nuevas versiones, especialmente redactadas para la divulgación, de artículos científicos que hayan sido publicados en revistas del país o del exterior. •Pueden abarcar distintas áreas del conocimiento, pero en todos los casos tener una referencia concreta a problemas actuales. De la evaluación •Los artículos enviados serán evaluados integrantes del Consejo Asesor de la revista y/o enviados a expertos de la UNL o de otras instituciones. Se evaluará: interés social; pertenencia a la revista; adecuación del lenguaje al público masivo; adecuación a las secciones de la revista. De los trabajos •La extensión máxima será de 1.300 palabras (el Consejo Asesor se reserva el derecho de considerar la publicación de trabajos que sobrepasen estos límites o de sugerir modificaciones en su extensión). •Los títulos no podrán tener más de 8 palabras y deben sintetizar el espíritu del trabajo. •Los trabajos deberán tener una exposición clara de la hipótesis, los datos obtenidos y la discusión de los resultados, en un lenguaje accesible para un público masivo, no necesariamente experto en la materia. •Las referencias a autores se realizarán incluidas en el texto con indicación del apellido del o los autores seguido del año de publicación entre paréntesis. Al final del artículo se consignará una lista completa de referencia o Bibliografía, según el siguiente formato: 1) Apellido del autor o autores 2) Título completo del libro y/o artículo o publicación 3) Volumen y Número de publicación 4) Páginas que abarca el artículo o capítulo 5) Ciudad de publicación 6) Editorial 7) Año de publicación. •Puede incluirse un breve glosario, en el caso de que existan vocablos/fenómenos/fórmulas de difícil comprensión para un público no entendido. En este caso, debe enviarse al final del texto, en el mismo formato. Pueden incluirse hasta 6 términos. De las fotografías e ilustraciones •Las imágenes escaneadas en formato jpg podrán insertarse directamente en el texto y se enviarán adjuntas en archivos separados (mínimo de resolución para fotos: 300 dpi; mínimo de resolución para ilustraciones a lápiz o tinta: 600 dpi). Si son imágenes de cámara digital, deben presentar alta calidad de resolución. No se aceptarán diapositivas. En caso de tener títulos o leyendas explicativas estos se ubicarán debajo de cada imagen y tendrán una numeración correlativa. •Las tablas podrán incluirse también en el texto; en caso de ser complejas deberán incluirse también por separado en formato de Excel (.xls). Del autor •El autor deberá detallar su dirección postal, teléfono, fax, dirección de correo electrónico y su disciplina de formación, función, cargo docente o de investigación en la institución en la que se desempeña. •Los datos serán consignados en la “ficha personal” que encabeza los artículos. •Podrán presentar trabajos investigadores del sistema científico nacional e internacional, aunque ConCIENCIA dará preferencia a investigadores de la UNL, pudiendo incluir –si se considera oportuno– artículos de investigadores del sistema científico nacional. Dónde presentar Los trabajos deben enviarse a: Consejo Asesor Revista Conciencia - Dirección de Comunicación Institucional - UNL - Bv. Pellegrini 2750 - Santa Fe (3000); o por e-mail como attachment a la dirección: conciencia@unl.edu.ar.