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LA GEOLOGÍA Durante millones de años distintos procesos fluviales y eólicos modelaron el paisaje que hoy vemos en Santa Fe, bajo distintas condiciones climáticas. Pero esos procesos fueron diferentes en cada región de la provincia. Desde una ingresión marina, hace 5 millones de años, hasta el avance de un desierto de arena en el sur santafesino hace unos 18.000 años: todos sos ambientes formaron parte de la provincia que no conocimos, pero que está.
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Un mar de aguas cálidas y poco profundas habitado por fauna marina que incluía peces, tiburones y delfines: éste era el paisaje de gran parte de lo que hoy es Santa Fe hace unos 5 millones de años. En esa época –que los expertos ubican como fines del Mioceno Superior– el mar ingresó en el continente, formando lo que se conoció como Mar Paranaense. Además de hubo otras ingresiones, la última importante ocurrió hace apenas entre 5.000 y 6.000 años.
De este episodio quedan registros. Algunos están a simple vista en las barrancas entrerrianas. A la altura de la localidad de Cerrito pueden verse conchillas de mar, registros de esa parte de la historia. En Santa Fe esas huellas están metros y metros bajo tierra, en distintos sedimentos del suelo: una formación de arenas verdes y azuladas con restos fosilíferos es la evidencia de ese mar, conocida por los geólogos como Formación Paraná.
Investigadores del Grupo de Estudio del Cuaternario (GEC) de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) estudian el paisaje y la constitución del subsuelo santafesino a través de la interpretación de imágenes satelitales, relevamientos de perfiles de barrancas y de la ejecución de perforaciones de estudio.
Del análisis del paisaje y de los sedimentos que componen la parte superior –y por lo tanto más reciente– de la columna geológica, los expertos clasificaron el territorio provincial en cuatro sistemas morfosedimentarios diferentes: el Chaco Santafesino, la Pampa Norte, la Pampa Sur y el Sistema del Río Paraná.
Fm Ituzaingó Fm Paraná Loess
PAMPA NORTE Perforación San Guillermo El viento formó grandes depósitos de loess (un material más grueso que la arcilla pero más fino que la arena) en el oeste provincial, un territorio seco sin ríos ni pantanos. En San Guillermo, departamento San Cristóbal, los investigadores del GEC analizaron una perforación y registraron 53 metros continuos de loess bajo la superficie. Eso corresponde principalmente a material de origen volcánico de procedencia andina que se depositó durante los últimos 115.000 años, cuando el clima era árido. Este loess es el responsable de que esos suelos sean los más productivos de la provincia.
Fm Teodelina
CHACO SANTAFESINO Perforación Fortín Tres Pozos Bajo la superficie del suelo de los Bajos Submeridionales hay 20 metros de arcillas grises llamadas Formación Fortín Tres Pozos. Este material se depositó en un período que abarcó los últimas decenas de miles de años hasta 8.500 años antes del presente e indica que en ese tiempo todo el territorio estuvo inundado formando un gran pantano.
Fm Carcarañá
Fm Paraná
Limo Palustre
Loess B
Loess A Loess Tezanos Pinto
Fm Ituzaingó
Fm Fortín Tres Pozos
REGIONES MORFOSEDIMENTARIAS SISTEMA DEL RÍO PARANÁ En la zona oriental de la provincia el protagonista es el río Paraná. Sus sedimentos –mayormente arenas– componen la Formación Ituzaingó que alcanza hasta unos 50 metros de espesor. Cuanto más cerca se está del río, más próxima está la arena de la superficie.
PAMPA SUR Perforación Teodelina Hace 18.000 años, en el período llamado Ultimo Máximo Glacial, el paisaje del sur santafesino era muy distinto. Formaba parte del Mar de Arena Pampeano que ocupaba en total 200.000 kilómetros cuadrados de campos de dunas compuestas por arenas finas y muy finas. Fue el viento el que trasladó la arena desde el sudoeste, cuando el clima de la región era seco y frío. En la perforación llevada a cabo por los especialistas en Teodelina, departamento General López, se registraron más de 10 metros de arena eólica correspondiente a aquel período.
EL MEJOR SUELO
EL MAR DE ARENA
La Pampa Norte coincide con la zona de los suelos más productivos de la provincia, y no es casual. Está mayormente conformado por loess, un material compuesto por limo que es más fino que la arena pero más grueso que la arcilla. En San Guillermo, departamento San Cristóbal, los investigadores del GEC analizaron una perforación y registraron 53 metros continuos de loess bajo la superficie. Eso corresponde a material de origen volcánico que se depósito durante los últimos 115.000 años, cuando el clima era árido.
Hace 18.000 años, en el período llamado Último Máximo Glacial, el paisaje del sur santafesino era muy distinto. Formaba parte del Mar de Arena Pampeano que ocupaba en total 200.000 kilómetros cuadrados de campos de dunas compuestas por arenas finas y muy finas. Fue el viento el que trasladó la arena desde la Alta Cordillera, cuando el clima de la región era seco y frío. En la perforación llevada a cabo por los especialistas en Teodelina, departamento General López, se registraron más de 10 metros de arena eólica correspondiente a aquel periodo.
COLABORACIÓN GRUPO DE ESTUDIO DEL CUATERNARIO, FACULTAD DE INGENIERÍA Y CIENCIAS HÍDRICAS (FICH), UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL (UNL) FOTO DE FRENTE: DANIELA KRÖHLING. MAPA DE FRENTE: HUGO MARENGO
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LA LAGUNA SETÚBAL Y EL ARROYO LEYES Hace 100.000 años –muy poco para la historia del planeta– la laguna que tanto caracteriza a nuestra ciudad era muy distinta de la que conocemos hoy: el espacio ahora ocupado por la Setúbal era un lugar propicio para una fauna insólita, como elefantes, ciervos y hasta gliptodontes, parecidos a los restos fósiles que se encontraron bajo una casa del barrio Guadalupe, hace no tanto tiempo. Nuestros paisajes se transforman a veces mucho más rápido de lo que imaginamos. La laguna Setúbal que hoy conocemos tiene una historia compleja que investigadores de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) estudian. A través de unas perforaciones en el extremo norte de la laguna –en la zona del delta del Arroyo Leyes– los expertos analizaron los sedimentos y observaron que el territorio donde está actualmente la laguna estaba ocupado, hace más de 50.000 años, por el cauce principal del Paraná. Así lo develó el depósito de sedimentos fluviales, o arenas gruesas, que fueron arrastradas con la energía del río en aquella época. Entre las arenas también se identificaron restos fósiles de una fauna ya extinta. Se trata de especímenes de gliptodontes, elefantes y caballos americanos que pueden encontrarse en el lecho de la depresión que incluye la laguna Setúbal, el Capón y el bajo de los Saladillos.
En calle Laprida al 5300, a metros de la Costanera santafesina, se encontraron restos de un gliptodonte. El hallazgo tuvo lugar en agosto de 1996, gracias a una perforación de 3 metros de profundidad. Científicos identificaron que los restos estaban ubicados en la Formación Tezanos Pinto, por lo que estiman que tienen entre 8.000 y 38.000 años de antigüedad.
GLIPTODONTE
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Mapa jesuita de mediados del 1600. Aquí pueden verse cinco referencias: Santa Fe (1), Rincón (2), Santa Rosa (3, hoy Santa Rosa de Calchines), Cayastá (4) y Capilla Paraná (5, hoy Paraná). El Arroyo Leyes, tal como lo conocemos, no existía; sí pueden verse “surcos” en la tierra, uno de ellos correspondiente con lo que hoy es el Arroyo Leyes, que conecta al Paraná con la Laguna SetúbalEl Capón (en la imagen, señalada como Laguna Grande).
3
4
3
1
5
2
ARROYO LEYES
LAGUNA SETÚBAL
2 NÁ
RÍO
A PAR
5 Por sobre los sedimentos que dejó el cauce del Paraná, los investigadores identificaron otros, propios de ambientes de lagunas y pantanos, y hasta sedimentos depositados por el viento, que trazaron sugerentes formas de dunas de desierto. La depresión se anegó definitivamente hace algunos milenios y se conformó la laguna que hoy vemos, aunque con una fisonomía diferente (se extendía más hacia el sur). En los últimos 50 años, las márgenes del cauce principal del Paraná se desplazaron 2 kilómetros hacia el oeste en cercanías de donde se origina el Leyes. Este movimiento se debió al incremento del caudal del río, que se registró entre la década del 70 y del 90, y a la tendencia del río a erosionar la margen aluvial santafesina.
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Cauce del río Paraná en la actualidad. Cauce del río Paraná en el período 1900-1930.
650 m.
Río Para
1250 m.
SANTA FE
4.000 m. 2.100 m.
1
El tiempo no sólo cambió el aspecto de la laguna Setúbal; también modificó las características del agua. Los registros de la época de la época colonial la describen como una “laguna salobre”, lo que indica que se alimentaba del sistema de los Saladillos por el norte y del riacho Santa Fe por el sur. Mientras tanto, el Paraná aportaba agua en las grandes inundaciones a través de un canal de desborde que luego de sucesivas crecientes se transformó en lo que hoy es el Arroyo Leyes, la principal fuente de alimentación de las lagunas Setúbal y El Capón. Fue la cantidad de agua que transportó en esas oportunidades (casi 10.000 metros cúbicos por segundo en la gran crecida de 1982 -1983 que hizo sucumbir el original Puente Colgante) lo que agrandó su cauce.
Túnel subfluvial
PARANÁ
Villaguay
COLABORACIÓN LABORATORIO DE SEDIMENTOLOGÍA, FACULTAD DE INGENIERÍA Y CIENCIAS HÍDRICAS (FICH), UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL (UNL) IMÁGENES SATELITALES: GOOGLE EARTH. FOTO DE FRENTE: JORGE ANICHINI.
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EL RÍO PARANÁ: SUS ORÍGENES Aunque hoy parece difícil de creer, el río Paraná no estuvo ahí desde siempre. Investigaciones sugieren que su orígen tuvo lugar hace 3 o 4 millones de años. Desde entonces, atravesó la Mesopotamia para unirse con el río Uruguay; luego se “corrió” hacia el oeste y muy de a poco ocupó el cauce que hoy conocemos. De su paso quedan registros en los sedimentos, y hasta se pueden ver esas huellas a través de imágenes satelitales. A través de imágenes satelitales de la Mesopotamia puede verse un surco que otrora –hace millones de años– fue ocupado por el río Paraná que hoy delimita nuestra provincia al Este. El río Paraná nace en la Serra do Mar junto al Atlántico y mantiene una dirección general norte-sur. Desde hace 3 o 4 millones de años el río modificó parte de su cauce paulatinamente, hasta ser el río que todos conocemos. De acuerdo con investigaciones del Grupo de Estudio del Cuaternario (GEC) de la Facultad
de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), durante algún período relativamente reciente del Cuaternario –que abarca los últimos 2,5 millones de años– los ríos Paraná y Uruguay confluyeron formando un solo cauce. Se estima que tenía un caudal de los más importantes que hayan existido jamás. Pero los movimientos y los cambios no son exclusivos del pasado. El río sigue transformándose y haciendo visibles las modificaciones en el paisaje.
TRAS LAS HUELLAS DE LOS RÍOS Se llama “paleocauces” a las huellas que quedan marcadas en el registro sedimentológico y que refieren al paso de ríos. Para conocer cómo fueron los paisajes de esta región hace millones de años, los investigadores estudian esas evidencias mediante técnicas que van desde la interpretación de imágenes satelitales hasta análisis de laboratorio de las muestras de sedimentos. Los surcos por los que actualmente corren los ríos Aguapey y Miriñay -ambos afluentes del Uruguay– son mucho mayores que el caudal que transportan. Esto muestra la huella de un río mucho más caudaloso que existió anteriormente.
BRASIL Río Para
ná
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Río
Entre Ríos
El cauce del río Uruguay se multiplica entre 3 y 4 veces a partir de su confluencia con el Aguapey y mantiene esa dimensión aguas abajo.
LOS SEDIMENTOS RÍO BERMEJO
CONFLUENCIA
RÍO PARAGUAY
(!) Cada río tiene sus propios sedimentos, con características particulares. Los expertos también siguen ese indicio para encontrar evidencias de la confluencia del Paraná y el Uruguay. Mientras que las arenas que transporta
el Paraná están compuestas casi exclusivamente por cuarzo, el río Uruguay no transporta estos sedimentos. Identificar este tipo de materiales es una forma de corroborar por cuáles lugares pasó el Paraná.
Además de agua, los ríos transportan materiales como limo, arena y arcilla en cantidades que varían de acuerdo con las formaciones geológicas que atraviesan, y esto se pone en evidencia en –por ejemplo– el color de sus aguas. El río Bermejo transporta en suspensión abundante arcilla de las formaciones andinas (cerca de 100 millones de toneladas); la particularidad de este sedimento (y la cantidad de partículas que presenta) hace que sus aguas presenten ese característico marrón rojizo. En su confluencia con el río Uruguay, el Bermejo conserva esa tonalidad incluso varios kilómetros después de la confluencia. El resultado es una postal única: un río de dos colores que surca una buena parte del Litoral.
COLABORACIÓN GRUPO DE ESTUDIOS DEL CUATERNARIO, FACULTAD DE INGENIERÍA Y CIENCIAS HÍDRICAS (FICH), UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL (UNL). LABORATORIO DE LIMNOLOGÍA, INSTITUTO NACIONAL DE LIMNOLOGÍA, UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL Y CONSEJO NACIONAL DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Y TÉCNICAS.
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Río
Corrientes
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Santa Fe
Misiones
URUGUAY
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EL RÍO PARANÁ: SUS CARACTERÍSTICAS
El Paraná es el sexto río de llanura más importante del mundo. Moviliza un caudal colosal de 16.000 metros cúbicos por segundo, es decir un volumen equivalente a más de 6 piletas olímpicas cada segundo. Pero además de su cauce principal, su llanura de inundación permite que se desarrolle toda la complejidad biológica del sistema. Visto desde el cielo, el Paraná muestra su geometría aparentemente caprichosa, plagada de curvas, ensanchamientos y estrechamientos, con su gran planicie asociada que se inunda parcial o totalmente en las crecidas y le dan al Litoral su paisaje característico. Se trata de un sistema complejo con una superficie de 1,5 millones de kilómetros cuadrados, desde su nacimiento en Brasil hasta su desembocadura en el Río de la Plata. Al Paraná se lo clasifica como río aluvial, porque transporta en su caudal sedimentos, tanto por arrastre como suspendidos en el agua, que transforman constantemente su propia morfología generando bancos e islas. Cada año el río transporta unas 25 millones de toneladas de arena, una cantidad enorme que equivale a 800.000 camiones al tope de su carga.
Pero la mayor cantidad de sedimentos, unas 130 millones de toneladas, corresponden a otro tipo de material, más fino que la arena: el limo arcilloso. El Paraná lo recibe del río Bermejo el cual a su vez lo transporta desde los Andes, 2.000 kilómetros aguas arriba. La mayor carga de limo ocurre entre los meses de diciembre y mayo y provoca un cambio de color en el agua que se torna de un marrón rojizo tan característico de los paisajes litoraleños. Este sedimento más fino no cambia la forma del río, pero sí es importante porque al inundar las planicies forma una capa superficial que aporta materia orgánica y permite el desarrollo de una gran variedad de seres vivos.
El río Paraná en su tramo argentino tiene una ventaja frente a otros de su mismo tipo y es que se encuentra en estado “casi natural”. La poca intervención del hombre –aguas abajo de Yaciretá– permite tener un paisaje tal como lo generó el propio río y da oportunidad a los investigadores de conocer su comportamiento y explorarlo como si fuera un gran laboratorio natural. Y por eso es uno de los ríos más estudiados del mundo. UN GRAN RÍO Hay tres características fundamentales que hacen del Paraná un gran río: su caudal de 16.000 metros cúbicos por segundo, el tamaño de su sedimento del orden de los 300 micrones –es decir, la tercera parte de un milímetro– y su poca pendiente de 3 a 4 centímetros por kilómetro, aproximadamente. En el tramo medio del río, la llanura aluvial se extiende por unos 600 kilómetros y ocupa una superficie de 19.240 kilómetros cuadrados. LA INFLUENCIA DEL CLIMA El Paraná se transforma y el río que vemos hoy no es el mismo que hace 40 o 100 años. Esos cambios van de la mano de las fluctuaciones en el clima de la región.
1900
1910
1920
1930
1940
Investigadores de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) estudiaron los cambios de los últimos 100 años e identificaron tres períodos
1950
1960
1970
1980
1990
2000 (aprox.)
PERÍODO HÚMEDO
PERÍODO SECO
PERÍODO HÚMEDO
Caracterizado por caudales relativamente grandes y una elevada frecuencia de crecientes.
Hubo una disminución en la intensidad y frecuencia de las lluvias sobre la cuenca, lo que provocó que decrecieran los caudales de los ríos.
Hay una mayor frecuencia de lluvias pero también creció la magnitud de las tormentas
(!) Para ajustar sus mayores o menores caudales, el río modifica su ancho, avanzando sobre las márgenes santafesinas que ofrecen menos resistencia y son más fáciles de erosionar que las barrancas entrerrianas.
A principios del siglo XX el Paraná tenía unos 4.000 metros frente a la ciudad del mismo nombre y para 1970 se había reducido a 2.500.
COLABORACIÓN LABORATORIO DE SEDIMENTOLOGÍA, FACULTAD DE INGENIERÍA Y CIENCIAS HÍDRICAS (FICH), UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL (UNL). LABORATORIO DE LIMNOLOGÍA FÍSICA, INSTITUTO NACIONAL DE LIMNOLOGÍA, UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL Y CONSEJO NACIONAL DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Y TÉCNICAS. FOTOS: CARLOS FAMONELL.
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LAS ISLAS
Si algo caracteriza a nuestra zona litoraleña es nuestra costa y la zona de islas. El particular paisaje que conforman forma parte de nuestra cultura y es el que nos caracteriza en el resto del país. Cada una de las islas que conocemos se origina en movimientos generados por la corriente de agua y el transporte de sedimentos. Casi mágicamente, la naturaleza hace que el río sea su propio arquitecto. Cada grano de arena que transporta el río no llega a medir un milímetro y puede ser lo suficientemente liviano como para viajar suspendido en el agua por cientos de kilómetros. Pero cuando esos sedimentos se depositan en el lecho comienza un proceso que en poco tiempo modifica la forma del río. Así, por ejemplo, en épocas de bajante las arenas se depositan en el fondo y siguen avanzando junto con el río pero más lentamente; se arrastran por el lecho y se van adosando a otros depósitos. Así se empieza a formar un banco de arena.
A medida que el agua pasa por encima de ese incipiente banco, reduce su velocidad y la arena en suspensión cae y se acumula, en una secuencia que se repite periódicamente. Cuando las aguas bajan, en la superficie del banco comienza a crecer vegetación que se nutre del limo y la arcilla que también deposita el río. Es la manera en que un simple banco de arena se transforma en una isla, que en sí misma contiene ambientes y seres vivos. Con el tiempo, cada isla actúa como una trampa que retiene más y más sedimentos, por lo que crece en todas direcciones.
PERFIL DEL SUELO Si bien se sabe por los registros cartográficos que algunas de las islas del tramo medio del Paraná tienen más de 200 años, el proceso de formación de una nueva isla puede ocurrir sólo algunas décadas. Para conocer la edad de cada una, los expertos analizan las capas de sedimentos en las que se intercalan arenas y limos.
Investigadores del Laboratorio de Sedimentología de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) realizaron un mapa morfológico de las islas Chapetón y Papillón. El relevamiento mostró que existen 15 unidades de paisaje diferentes como bancos, albardones y lagunas. La variedad de condiciones y subambientes permiten que se desarrolle una biodiversidad más compleja, característica de los sistemas insulares de los grandes ríos. Otros de menor tamaño suelen tener islas también, pero sus paisajes son más monótonos.
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RÍO COLASTINÉ CHAPETÓN
Ciudad de Paraná
PAPILLÓN
1954
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2009
CHAPETÓN Hace tan solo 150 años, en la bifurcación del Paraná y el río Colastiné, sólo había una isla cerca de la barranca entrerriana y a partir de ella se formó un importante complejo de islas llamado el Chapetón. Otro ejemplo de cómo el río es su propio escultor, modelando su paisaje a partir de la arena y el limo que transporta.
PAPILLÓN En 1954 sólo se distinguía una pequeña isla en el Paraná aguas debajo del puerto Curtiembre, pero la imagen de 2009 muestra a la isla Papillón como un complejo insular con abundante vegetación, atravesado por varios cauces y con bancos de arena conectados.
Aunque suene paradójico, dentro de los ríos puede haber canales que se comportan como otros ríos. En cauces de grandes cursos de agua, como el Paraná, circulan corrientes de agua que se distinguen del resto, y que forman lo que se conoce como el thalweg. Esta corriente concentrada cuando se desplaza durante años por un mismo lado, va erosionando la margen sobre la que se recuesta. Así surgen también los bancos de arena.
Esta corriente de agua también funciona como la "arquitecta" de la forma de las islas, un proceso lento cuyos resultados se ven en décadas y que responde a esa dinámica particular que tiene cada río. De acuerdo con el movimiento de las corrientes, los sedimentos se depositan de una u otra manera, modelando a las islas con diferentes formas.
COLABORACIÓN LABORATORIO DE SEDIMENTOLOGÍA, FACULTAD DE INGENIERÍA Y CIENCIAS HÍDRICAS, UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL. FOTOS: CARLOS RAMONELL.
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EL RÍO SALADO El río Salado nace en Salta y desemboca en el río Paraná. En su trayecto de 650 kilómetros por Santa Fe atraviesa algunas de las zonas más áridas de la provincia. Por efecto de los cambios en el clima, hoy transporta en su tramo inferior más del doble de agua que hace 40 años.
El recorrido del río Salado dibuja una diagonal que atraviesa desde el noroeste hasta el este de la zona central, por ello actúa como un corredor y refugio para la biodiversidad. Por eso este río, al igual que otros, es un verdadero “oasis” de vida cuando corre a través de paisajes secos o semi-xerófilos como los son los del oeste y centro de Santa Fe. Los ríos son uno de los hábitats más diversos, dinámicos y complejos de la tierra y sus orillas sirven de refugio y alimento para animales, que se acercan en grandes números durante las sequías regionales. Es el caso de las garzas, espátulas, cigüeñas y patos.
Hormigas Entre los pajonales que abundan en las planicies junto al Salado hay algunas áreas cubiertas de árboles y arbustos. Estas superficies de monte no aparecen de forma caprichosa sino que se desarrollan sobre grandes hormigueros que pueden medir hasta 8 metros de diámetro y llegan a los 3 metros de profundidad. La actividad biológica de las hormigas cortadoras –como se conoce a las del género Atta– altera las condiciones del suelo lo que permite que crezca una vegetación diferente.
MÁS AGUA Hoy, el río Salado transporta más del doble del agua que transportaba hace 40 años. En el período de 1954 a 2002 el caudal promedio fue de 133 metros cúbicos por segundo. Sin embargo, a partir de 1971 se registraron incrementos de tal magnitud que entre 1971 y 2004 el valor aumentó en más de un 100% con respecto a los valores del período 1954-1970.
Arroyo Cululú
RÍO SALADO
ESPERANZA
CUENCA INFERIOR DEL RÍO SALADO
Investigadores de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) indagaron cuáles son las causas de esas modificaciones. El objetivo era determinar si los cambios de uso de la tierra y las obras de infraestructura –como son las obras de desagüe– eran factores significativos en la modificación de los caudales. Para ello estudiaron una de las subcuencas del río Salado, el Arroyo Cululú. Luego de ensayar modelos computacionales observaron que, si bien la actividad del hombre puede alterar el comportamiento del río, son los cambios a gran escala ocurridos en el clima los que condicionan en mayor medida el funcionamiento del río. SE TRANSFORMA
CHACO
SANTIAGO DEL ESTERO
TRAZA DEL ACTUAL RÍO SALADO
CÓRDOBA
SANTA FE PARANÁ
CAUDALES ANUALES Año 2003 1998 1973 1977 1981
Caudal máximo (m3 por segundo) 3.954 2.672 2.430 1.782 1.420
Del mismo modo que el Paraná, la planicie del río Salado también conserva las “huellas” de cursos anteriores. Estos paleocauces –como se los denomina– tienen menos de 200 metros de ancho y se encuentran parcialmente superpuestos y se entrecruzan en una trama irregular. Los paleocauces pueden verse con imágenes satelitales. Hoy, Google Earth es una herramienta de búsqueda para los investigadores, y –si se busca con paciencia– pueden encontrarse fácilmente.
COLABORACIÓN DEPARTAMENTO DE HIDRÁULICA, FACULTAD DE INGENIERÍA Y CIENCIAS HÍDRICAS, UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL LABORATORIO DE HERPETOLOGÍA Y BIOLOGÍA DE LA CONSERVACIÓN, INSTITUTO NACIONAL DE LIMNOLOGÍA, UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL Y CONSEJO NACIONAL DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Y TÉCNICAS. LABORATORIO DE SEDIMENTOLOGÍA, FACULTAD DE INGENIERÍA Y CIENCIAS HÍDRICAS, UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL. FOTO DE TAPA: JORGE ANICHINI.
P DE ALE L OC PA A RA UC NÁ E
TRAZA DE ALGUNOS PALEOCAUCES CERCANOS
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LAS VÍAS NAVEGABLES
El carácter comercial del río Paraná data de la época colonial, cuando los puertos y las vías navegables tenían una importancia fundamental en el desarrollo de las regiones. Hoy no es distinto a aquel entonces, y el Paraná se constituye en el punto de partida del 60 por ciento de las exportaciones argentinas. Este río forma parte de la hidrovía que vincula a nuestro país con Brasil, Paraguay y Bolivia.
La profundidad y el ancho de un río son los factores cruciales para determinar qué tipo de embarcación puede navegarlo. Es por eso que ningún otro más que el Paraná puede conformar una hidrovía internacional en la provincia. Nuestra geografía litoraleña se caracteriza por la existencia de distintos ríos, riachos, lagunas e incluso arroyos donde es posible navegar de manera recreativa o como forma de transporte con canoas y lanchas deportivas, pero ninguna es significativa comercialmente. Únicamente un gran río con las características del Paraná es capaz de
recibir buques que continúan cerca de 11 metros por debajo de la superficie del agua, es decir, de 36 pies de calado. Eso ocurre hasta la zona del Gran Rosario, aguas arriba el río se vuelve más ancho, pero pierde profundidad. Además, hay lugares en el recorrido que son “pasos críticos” donde es necesario dragar los sedimentos arenosos que el río deposita naturalmente cada año. Pero también cambian de tamaño y posición, ya que dependen de la evolución morfológica natural del río.
La cantidad de metros de profundidad que presenta un río para su navegabilidad se mide en pies. El río Paraná presenta tres niveles de profundidad diferentes: desde Rosario a Buenos Aires (36 pies), de Rosario a Santa Fe (25 pies) y de Santa Fe a Puerto Iguazú (10 pies).
LA NAVEGABILIDAD DEL PARANÁ PUERTO IGUAZÚ
10 pies
Km. 584 SANTA FE 25 pies ROSARIO 36 pies BUENOS AIRES EL PUERTO DE SANTA FE Se encuentra en el kilómetro 584 del río Paraná y se conecta con él a través de un canal de acceso de 7 kilómetros. Los primeros 2 kilómetros se ubican en la intersección del canal y los ríos Colastiné y Paraná; allí hay una sedimentación de arenas y materiales finos tan importante que hace perder 1 pie de calado por mes (poco más de 30 centímetros).
Un grupo de profesionales del Laboratorio de Hidráulica de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) diseñó una guía hidrográfica del río Paraná en el tramo medio, comprendido entre los kilómetros 470 y 680.
COLABORACIÓN LABORATORIO DE HIDRÁULICA, FACULTAD DE INGENIERÍA Y CIENCIAS HÍDRICAS (FICH), UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL (UNL).
El trayecto abarca desde la altura de Puerto Gaboto, cerca de Rosario, hasta Hernandarias, Entre Ríos. A partir de una imagen satelital y utilizando la información obtenida en campo, los investigadores georreferenciaron el curso de la hidrovía así como balizas y boyas como referencias.
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LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS
El agua de la que se abastece cerca del 64% de la población de la región Litoral no está a la vista, sino que se encuentra varios metros bajo tierra. A una profundidad mayor que los reservorios que se utilizan para extraer agua de consumo, se encuentra una de las reservas más grandes del planeta: el Acuífero Guaraní.
El agua superficial –esa que vemos correr por ríos y arroyos que tanto caracterizan a los paisajes litoraleños– sólo representa el 1% del agua dulce del planeta. El agua subterránea representa una cantidad 30 veces mayor. A lo largo y ancho de la provincia de Santa Fe, muchas localidades se abastecen de aguas subterráneas y lo hacen del mismo reservorio: el acuífero de las arenas Puelches. Es el caso de centros de desarrollo agrícola e industrial como Esperanza, Rafaela, Cañada de Gómez y Gálvez, que obtienen agua de perforaciones cuya profundidad es variable: mientras que en San José del Rincón basta con excavar unos 12 o 18 metros para extraer agua, en Esperanza son necesarios 30 o 40 metros de profundidad y en Cañada de Gómez, de 50 a 60.
Bajo tierra, el agua se encuentra en los poros que existen entre los componentes sólidos del suelo (limos, arcillas y arena). En las capas más superficiales, los poros contienen aire y agua; mientras que más profundo en el subsuelo se llega a una capa saturada donde el espacio entre los poros contiene exclusivamente agua: ése es el nivel del acuífero freático, más conocido usualmente como “napa”. Las formaciones geológicas que el agua atraviesa, la velocidad a la que lo hace, la presencia de oxígeno y de materia orgánica son factores que afectan la calidad final del agua de un acuífero.
EL ACUÍFERO GUARANÍ Es una de las reservas de agua dulce más importantes del planeta. Abarca 1,2 millones de kilómetros cuadrados y se estima que su volumen ronda los 40.000 kilómetros cúbicos. Se trata de una reserva de agua tan importante que permitiría abastecer a una población de 360 millones de habitantes con 300 litros por día. Es compartido por Argentina (una parte se encuentra en la provincia de Santa Fe), Brasil, Uruguay y Paraguay. Está alojado en arenas de origen eólico y fluvial de los períodos Triásico y Jurásico, es decir de unos 250 a 150 millones de años antes del presente. El espesor del acuífero varía desde 50 hasta 800 metros y su profundidad es variable, aunque en sus niveles más profundos llega a alcanzar los 1.800 metros. En Argentina se explota mayormente con usos recreativos, en forma de aguas termales, como ocurre en la provincia de Entre Ríos. A futuro Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) evaluaron qué ocurrirá con las aguas subterráneas en escenarios de cambio climático. En el caso menos alentador, concluyeron que los recursos hídricos subterráneos serían sometidos a un fuerte stress motivado por mayores requerimientos de extracción, disminución de la recarga y/o un aumento significativo del peligro de contaminación. De allí su énfasis en la promoción de una gestión integrada del recurso. DISTRIBUCIÓN DEL AGUA EN EL PLANETA
97% AGUA SALADA (OCÉANOS Y MARES)
3% AGUA DULCE
70% CASQUETES POLARES Y GLACIARES
29% AGUAS SUBTERRÁNEAS
1% AGUA SUPERFICIAL FÁCILMENTE ACCESIBLE (RÍOS, LAGOS Y LAGUNAS)
SUPERFICIE ROCA CAPA DE AGUA
ROCA
DEMASIADO ARSÉNICO Hacia el oeste provincial los sedimentos están conformados por cenizas volcánicas de origen eólico que tienen mayor contenido de arsénico, que se depositó allí por condiciones naturales. Quienes consumen agua con elevados niveles de arsénico pueden sufrir las consecuencias de una enfermedad tal vez poco conocida pero frecuente en poblaciones del norte y oeste santafesino (justamente las que se abastecen de este recurso, que en esta región geográfica suele contener elevadas proporciones de este elemento). Se llama Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico –o HACRE– y causa problemas dermatológicos que llegan a inhabilitar al enfermo, y también cáncer en casos extremos. Investigadores de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la UNL realizan estudios epidemiológicos para saber cuál es la prevalencia de la enfermedad en la provincia. Los valores de arsénico detectados en Santa Fe promedian los 0,6 a 0,4 miligramos por litro, sin embargo el máximo permitido es de 0,01 miligramo por litro.
COLABORACIÓN GRUPO DE INVESTIGACIONES GEOHIDROLÓGICAS, FACULTAD DE INGENIERÍA Y CIENCIAS HÍDRICAS, UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL. CENTRO DE ESTUDIOS HIDROAMBIENTALES, FACULTAD DE INGENIERÍA Y CIENCIAS HÍDRICAS, UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL. CÁTEDRA DE TOXICOLOGÍA Y BIOQUÍMICA LEGAL, FACULTAD DE BIOQUÍMICA Y CIENCIAS BIOLÓGICAS, UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL.
Queratodermia palmar en paciente con HACRE de la localidad de Centeno, departamento San Jerónimo. Fuente: ENTE REGULADOR DE SERVICIOS SANITARIOS, 2001
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LOS HUMEDALES En pleno Litoral y con el agua como protagonista, Santa Fe cuenta con ecosistemas de gran biodiversidad desarrollados en zonas que se inundan periódicamente. Se los llama humedales y cumplen un rol importante como reservas de agua dulce. Dos de estos ecosistemas santafesinos son reconocidos como Humedales de Importancia Internacional. En sectores donde el agua determina o condiciona a los suelos, las plantas y los animales se desarrolla un tipo de ecosistema particular: el humedal. En sentido amplio el término abarca desde pantanos y lagos hasta arrecifes de coral o ambientes artificiales como estanques. En Santa Fe los más importantes se encuentran ligados al río Paraná y su extensa llanura de inundación caracterizada por una amplia variedad de ambientes.
Son ecosistemas complejos que se desarrollan por las sucesivas inundaciones. El suelo –cuando queda cubierto por agua– comienza a generar procesos anaeróbicos, como se denomina a los que ocurren donde no hay oxígeno. Así, todos los organismos vivos se ven obligados a adaptarse a esas condiciones para tolerar las inundaciones y es por ello que los humedales son ricos en biodiversidad.
En el caso de las planicies aluviales del Paraná, los ambientes terrestres y acuáticos se alternan con el ritmo que le imprime el ciclo del río anualmente. Pero en las crecidas excepcionales toda la zona se transforma en un inmenso humedal. Los humedales son valiosos por su biodiversidad, pero también por mucho más. Almacenan agua dulce, son sitios de recarga y descarga de acuíferos, retienen sedimentos y nutrientes, regulan el escurrimiento del agua y ayudan a la fertilidad del suelo.
JAAUKANIGÁS (1)
159 países de todo el mundo adhieren actualmente a la Convención sobre Humedales conocida como Ramsar (en referencia a la ciudad iraní donde se acordó en 1971). Se trata de una iniciativa para la conservación y el uso racional de los humedales en la que los países proponen la designación de Humedales de Importancia Internacional. En territorio santafesino se designaron dos: Jaaukanigás y la laguna Melincué.
HUMEDAL MELINCUÉ (2)
1
2
Jaaukanigás
Laguna Melincué
Significa “gente de agua” en la lengua de los antiguos pobladores de la zona, los abipones.
Creado en 2008, es el segundo sitio Ramsar de la provincia de Santa Fe. Son 92 mil hectáreas en el departamento General López ubicadas en medio de una región agrícola ganadera, por lo que es de gran importancia para la fauna, fundamentalmente para las aves acuáticas, tanto residentes como migratorias.
492 mil hectáreas 700 especies de animales vertebrados 882 especies de plantas
Gato Montés Oncifelis geoffroyi
Ciervo de los pantanos Blastocerus dichotomus
La designación del sitio Ramsar Jaaukanigás fue una iniciativa de investigadores del Instituto Nacional de Limnología (INALI) dependiente de la Universidad Nacional del Litoral y el CONICET. Trabajaron junto con técnicos de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la provincia en el estudio de distintos tramos del río Paraná. Analizaron aspectos como su biodiversidad e infraestructura, y lo hicieron con la colaboración de organizaciones académicas, gubernamentales y no gubernamentales
Flamenco andino Phoenicopterus andinus
COLABORACIÓN LABORATORIO DE HERPETOLOGÍA Y BIOLOGÍA DE LA CONSERVACIÓN, INSTITUTO NACIONAL DE LIMNOLOGÍA, UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL Y CONSEJO NACIONAL DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Y TÉCNICAS. FOTOS: CARLOS RAMONELL, ALEJANDRO GIRAUDO, ALBA IMHOFF.
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LAS ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS Todas las plantas y animales, cada uno de los ambientes y los ecosistemas que caracterizan los paisajes de Santa Fe hacen de éste un territorio rico y diverso. Para conservar todo ese patrimonio natural existen siete reservas provinciales y un parque nacional; espacios para visitar y seguir recorriendo Santa Fe.
Por más que hay muchas plantas y animales que son típicos del territorio santafesino, es casi imposible verlos en zonas urbanas. Incluso en los ámbitos rurales, las actividades agropecuarias desplazaron los ambientes naturales. Toda esta intervención del hombre hace que las áreas naturales sean cada vez menos. Para conservar la diversidad biológica, mantener los procesos ecológicos, proteger los ambientes y prevenir daños
es que existen en Santa Fe áreas naturales protegidas. Siete corresponden a jurisdicción provincial y suman un total de 11 mil hectáreas. También existen otras tantas municipales y privadas. Además de favorecer la conservación, estos espacios brindan oportunidad para la investigación científica –fundamental para incrementar el conocimiento de los recursos–, la educación, la recreación y el turismo.
Parque Nacional Islas de Santa Fe Proyecto de 160 mil hectáreas que comprenden 15 islas del valle de inundación del río Paraná conformarían el primer Parque Nacional de la provincia de Santa Fe. Su superficie coincide con el límite este desde Santo Tomé hasta Puerto Gaboto y se extiende sobre el río Paraná hasta su canal de navegación. En su etapa inicial consiste en la transformación de la reserva provincial “El Rico” con una superficie de 3.000 hectáreas, en trámite de sesión.
QUEBRACHO
1. Reserva Natural Estricta La Loca Departamento Vera, 2.169 hectáreas. Laguna La Loca y bosques de su margen sudeste. Objetivo: Proteger especies de árboles forestales como el Quebracho Colorado Chaqueño tras su retroceso por la importante actividad forestal y el ambiente de transición con los Bajos Submeridionales.
4. Reserva Natural Estricta Virá-Pitá Departamento General Obligado, 615 hectáreas. Islas Ibé, Ibirá Pitá, El Biguazal, La Bolita, Caú y La Percanta. Integra el sitio Ramsar Jaaukanígás. Objetivo: Proteger sistemas naturales isleños del valle del río Paraná.
1 4
6 5
3
2. Reserva Natural Estricta El Rico En trámite de sesión para conformar el Parque Nacional Islas de Santa Fe. Departamento San Jerónimo, 2.600 hectáreas. Islas Campo, El Rico, El Conscripto y La Gallina Objetivo: Proteger islas del valle de inundación del río Paraná.
3. Parque Provincial Cayastá Departamento Garay, 300 hectáreas . El 70% de la superficie se inunda durante crecientes ordinarias. Objetivo: Proteger el paisaje original del valle de inundación del río Paraná al momento de la llegada de los colonizadores a Santa Fe La Vieja.
CEIBO
Las reservas ecológicas de nuestra provincia se encuentran comprendidas bajo el sistema de áreas naturales protegidas, normalizado por la ley 12.175, sancionada en el año 2003.
5. Parque Provincial Del Medio - Los Caballos Departamento San Javier, 2.050 hectáreas. Isla del Medio e islote Los Caballos. Objetivo: Proteger formaciones vegetales isleñas del valle de inundación del río Paraná.
2
6. Reserva Natural manejada Potrero 7b Departamento Vera, 2.000 hectáreas. Sector de bosque chaqueño. Objetivo: Proteger los remanentes de la masa boscosa.
7. Reserva Natural manejada El Fisco Departamento San Cristóbal, 1.573 hectáreas. Espinales y algarrobales pampeanos. Objetivo: Conservqación y manejo de la especie yacaré overo.
YACARÉ OVERO
Para visitar La Universidad Nacional del Litoral (UNL) cuenta con dos reservas ecológicas. Son espacios abiertos al público que ofrecen visitas guiadas y actividades como otra forma de acercarse a la naturaleza y conocer nuestra biodiversidad.
Reserva Ecológica de Esperanza Se encuentra 7 kilómetros al norte de la ciudad de Esperanza, departamento Las Colonias. Desde el punto de vista fitogeográfico corresponde a la provincia del Espinal. 65 hectáreas 47 hectáreas de bosque 18 hectáreas de bañado 336 especies de plantas 178 especies de aves (entre residentes permanentes y visitantes)
COLABORACIÓN DEPARTAMENTO DE CIENCIAS NATURALES, FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS, UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL FOTOS: ALEJANDRO GIRAUDO, JOSÉ PENSIERO Y ALBA IMHOF.
Reserva Ecológica UNL – Fundación Habitat y Desarrollo Ubicada en la Costanera Este de la ciudad de Santa Fe, el área frente a la laguna Setúbal forma parte del valle aluvial del río Paraná. 155 especies de aves 153 especies de hierbas 14 especies de enredaderas 10 especies de arbustos 9 especies de árboles