Reportaje
Dipsus excearist, ani di nem volo dolum conem. Et qui blaborw
Reportaje
Los prejuicios, la discriminaciòn y el machismo en algún momento fueron un obstáculo para perseguir sus sueños. Esta es la historia de tres chicas con un mismo objetivo: ser las mejores en una tradición historicamente dominada por los hombres.
Escriben: Jose Luis Góngora, Kassandra Payahua, Micaela Rios y Danitza Saavedra Foto: Martin Reyes
A
l ritmo del violín y el arpa siguen fielmente el tintineo de las tijeras de Iris, Roxana y Daniela. De las faldas de los cerros de Villa Maria del Triunfo salen las Warmi Danzaqs del Perú. Ellas son mujeres jóvenes entregadas a la ancestral tradición andina de la Danza de Tijeras. Iris Quispe es Killari de Andamarca, que en español significa ¨Luz de luna¨ y tiene 25 años; Roxana Taipe, de 17, es Wayrita de Huayana o ‘Vientito’; y Daniela Hudtwalcker, de 23, es Asiri Sonqo de Ayacucho o ‘Corazón sonriente’ en español. Cada vez que escuchan el sonido del arpa y escuchan la canción de “Relave” o “la fiesta del agua”, los corazones de estas tres chicas sienten la música y sus pies no dejan de moverse al compás de las melodías andinas. Saben que es hora de concentrarse y danzar cuando su maestro Roberto Saire, Qaqa Ñiti de Puquio, prende su parlante para empezar los ensayos. Todos los domingos desde las diez de la mañana hasta la una de la tarde, inician su entrenamiento frente a la casa de Saire, ubicada en el barrio Nueva Esperanza de Villa María del Triunfo. La Danza de Tijeras ha estado presente o es una tradición heredada por sus abuelos, una tradición con linaje, aunque el origen de esta danza es desconocido, incluso para los danzantes. Para el maestro Roberto Saire, la danza tiene un origen preincaico y los primeros tintineos de las tijeras fueron escuchados en Puquio, Ayacucho. En los departamentos de Ayacucho, Huancavelica y zonas de Apurímac y Arequipa, la Danza de Tijeras es un componente esencial en para las comunidades y sus fiestas. “No les es suficiente saber bailar bien. Importa mostrar una energía secreta con las pruebas”, dice Rodrigo Montoya. Los danzantes están conectados con la naturaleza y con cada salto que dan sus lazos con el Apu Wamani, la Pachamama, Taita Inti y la Mama Quilla se fortalecen. Con la energía de los ríos y el aire, sienten que tienen el poder suficiente para transmitir sus conocimientos a las futuras generaciones.
(MUJERES QUE EMPUÑAN LAS TIJERAS) 28 / Punto Seguido
La Danza de las Tijeras baja a las costas de Lima desde las zonas andinas durante el inicio de la migración en la década de los cuarenta. El sonido del violín, el arpa y las tijeras retumbó en la capital cuando se hizo una reproducción de la imagen del Cristo de Puquio. Así, Lima en una plaza para el tintineo de los metales. Los danzaq, llamados así en Ayacucho, cambiaron sus sandalias de cuero de llama por zapatillas deportivas debido al cambio de temperatura, y el tiempo del baile se redujo abismalmente: de presentaciones de cinco horas pasaron a sesiones de quince minutos. Mientras estos ajustes se daban a finales del siglo XX, las mujeres se percataron de sus derechos y abrieron paso a un nuevo estilo.
La Danza de las Tijeras ya había ganado territorio en el 2010, es así que se logró que La Unesco la declare Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Así se reconoce A esta expresión como una cultura viva de nuestro país en un contexto universal. Para el profesor Rodrigo Montoya, la primera danzante mujer de tijeras fue Llulu Killa que significa ‘Luna tierna’ en español. Con ella empezó una nueva tradición en Andamarca y Ayacucho y su ejemplo inspiró a otras jóvenes a introducirse en la cosmovisión andina. Es así como las mujeres empezaron a tener lugar en la esta danza, aunque no todos estaban de acuerdo. Asimismo, algunos especialistas afirman que las capacidades físicas y emocionales son importantes para esta danza y pueden variar según el género. Montoya, antropólogo especialista en danzas típicas, afirma que hay actividades que aún el género femenino no logra desarrollar durante el ritual. “Uno de los retos es pasarse una espada por la boca y llevarla por el aparato digestivo. Esto es algo que las chicas aún no lo han hecho. Para hacer eso se requiere algo muy especial, esa convicción profunda a morirse”. La Danza de las Tijeras ya había ganado territorio en el 2010, es así que se logró que La Unesco la declare Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, durante el II conversatorio de danzantes de tijeras de Ayacucho y Huancavelica. Así se reconocerá esta expresión como una cultura viva de nuestro país en un contexto universal.
Noviembre 2019 / 29