Variopinta - Tomo III

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Ibi Wiarco

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Todo es subjetivo entre tinta y pensamiento...

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EDITORIAL

E

l arte no sirve de mucho. El arte sirve para todo.

Estas dos ideas principales son el pretexto con el que publicamos un segmento especial entre lo que ya es conocido -nuestra prosa y nuestros relatos- para dar a conocer este subgénero lírico que no debería ser ni subgénero ni lírico, debería estar catalogado como fotografía mental porque es a lo que más se acerca. Su creador: Efraín Huerta, poeta mexicano nacido en 1914 y muerto en 1982, dio mucho de que hablar -sigue haciéndolo para los nuevos- con estos pequeñas fieras a los que llamamos poemínimos. Y entonces, Huerta, ¿qué es un poemínimo? A lo que él respondió: “Un poemínimo es una mariposa loca, capturada a tiempo y a tiempo sometida al rigor de la camisa de fuerza.Y no la toques ya más, que así es la cosa. La cosa loca, lo imprevisible, lo que te cae encima o tan sólo te roza la estrecha entenderá —y ya se te hizo”. Así es, no hay más y no DEBE haber más. El poemínimo es tan fugaz como una estrella volando en el cielo, sin barreras y sin explicaciones se nos expone una idea espontánea que pretende hacernos sentir y no pensar, pero, en todo caso que nos hiciera pensar algo, lo hace de inmediato, como una grandiosa bofetada de pura sabiduría. Los poemínimos son axiomas encantadores cuya simpleza los hace verdaderos y no solo eso, también hermosos. No hay necesidad de darle muchas vueltas una vez que se intenta y se logra con éxito ¿cómo se sabe que se ha logrado? Simple: dijiste mucho en tan poco. 4


Ahora, la explicación de las ideas principales: El arte no sirve de mucho porque lo único que hacemos los artistas es vivir y plasmar nuestra vida a nuestro antojo, en todo caso, no sirve para los ajenos a nuestra manera de ver las cosas; pero el arte sirve para todo porque es nuestro aire, nuestra vida y con él le damos aire y vida a todo aquel que no la tiene o, mejor dicho, no la ha encontrado. Este mes el honor de revivirnos es de Efraín Huerta: A tus mariposas y tus fieras, gracias.

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ÍNDICE CREACIÓN Como luna de octubre .................................................10 Ambigua Segundo aliento ........................................................ 12 Nicolás Pacheco Después del recuerdo ............................................... 14 Karen Miramontes Por favor quiéreme como soy ..................................... 16 Pola Viento Fue en una noche de marzo......................................... 21 Musgo Reminiscencia............................................................. 23 Ibi Wiarco

DIVULGACIÓN A mi amada Violeta................................................................ 26 Karen Miramontes

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CREACIÓN Narración de sentidos........................................................... 29 Nicolás Pacheco Hermanito................................................................................. 31 Musgo Dios está confundido .............................................................. 38 Karen Miramontes Vina.......................................................................................... 39 Pola Viento Tiliches.................................................................................... 41 Nicolás Pacheco

POEMÍNIMOS Ambigua, Nicolás Pacheco, Ibi Wiarco, Karen Miramontes............................41-52

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C R E AC I Ó N

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C R E AC I Ó N C R E AC I Ó N 9

Regina Pérez CEDART Querétaro K. M.

C R E AC I Ó N


COMO LUNA DE OCTUBRE "Brillas y brillas tan lindo Y brillamos juntos entre pestañas Divina, divina sonrisa Abrazo de luna, de luna llena". Brillas, León Larregui

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ales de noche y a veces ni siquiera te dejas ver, brillas sin que te des cuenta tomando de excusa que ése ni siquiera es tu brillo, sino que soy yo adorándote más de lo debido. Espero todo el año para que sea octubre porque, lo recuerdo muy bien, es tu mes favorito, en estos días eres más alegre, tus mejillas se sonrojan más por el frío que te quema –de una manera literal– y tu cabello nunca está peinado debido al viento constante. Cuando llega la noche tus ojos se cansan y te amarras el cabello para que deje de incomodarte, tomas tu cobija y la abrazas hasta el día siguiente, ¿Y qué crees? Sigues brillando incluso escondiéndote entre las sábanas. Al despertar, tienes los ojos cansados, batallas por mantenerte despierta y alegrarle el día a cualquiera que se cruce en tu camino, porque así de poderosa eres, solo que no lo notas.

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Pregúntale a quién quieras y te dirá que todo lo que digo es verdad, que en verdad te amo. Eres la culpable de que la luna intente brillar más que tú por las noches, mas nunca lo logrará. Ella nunca me abrazará con la mirada ni me hará sonreír cada vez que la vea, porque, hasta eso, no es tan hermosa como tú.

Ambigua

cortesía de pixabay

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SEGUNDO ALIENTO Siento el vértigo de un vacío que se viene despacio se desparrama por los costados (una columna de calaveras). Levanto las piernas escurriendo levitaciones parciales, recortadas escopetazos/extremos/zancadas. Siento una corriente que me pide no escriba una vez más sobre la sensación de leer el recibo de la luz e imaginar. Video / vida. Como un circuito lumbar al que suspenden las autoridades entre alegatos cortos de foul play divino. El trópico se acerca en coreos nocivos, desperdigo los muslos en vaivenes siento la humedad en los surcos que se desmontan ligeros en mi frente. (El pasto ascendía por encima de nuestros pies y ya solo podía ver tu rostro repleto en dorado). Cuando te conocí me sudaba la espalda y me resbalaban estupores esprintados. Traía un frío escalando (escaldando). 12


Y me parpadeaba un rastro de cencerros alumbrados. Y conozco la dicciรณn de tus dedos entretejiendo luminarias cortas. Y rezo contra la resoluciรณn de un miedo no especificado. (Quiero arrodillarme en el pasto contigo y volver a ver mis pies, ser invisible dentro de la maleza, quemarme un poco en tu cara).

Nicolรกs Pacheco

Ian Dooley 13


DESPUÉS DEL RECUERDO

“Va a llover olvido”. Rodrigo Calderón

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os lavaremos el pasado con las lágrimas del llanto que ha sido y acaecido.

Mataremos a las mariposas del recuerdo y saltaremos del acantilado. Exiliaremos la memoria de la vida creando nuevos modos de vivirla. Seremos vacío y haremos el mañana. Vendrán los recuerdos huyendo del tiempo. Beberemos amnesia mientras la lluvia desmemora las memorias, el bullicio. Seremos lo que nunca fuimos, lo que jamás hemos sido, pasado acaecido.

Karen Miramontes

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Regina PĂŠrez


POR FAVOR, QUIÉREME COMO SOY

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robablemente la tarea más difícil para el ser humano, sea al crecer, aceptar su propia esencia; unos la asimilan siendo niños, otros cuando casi ha llegado su último tiempo, hay quienes nunca llegan a hacerlo, sin embargo, es una de las cosas fundamentales que deberíamos llevar a cabo; todos nos hemos puesto a pensar quiénes somos, para qué somos, por qué somos como somos, dudamos la propia identidad en ratos necesarios de autoflagelación mental, solo para descubrir que nada hay de malo en nosotros y que si a alguien no le gusta bien podemos irnos de ahí o ayudarlo a que se vaya, en una postura un tanto griega de la situación: nacimos para ser felices, no hay por qué sufrir más de lo necesario. Siguiendo un poco las ideas de Maquiavelo, debemos aprender a administrar el conflicto en el que vivimos. La noche del primero de febrero de mil novecientos setenta y tres, en el Théâtre du Palais-Royal, en París, Jean Gustave Poiret, dramaturgo, cineasta y actor francés estrenaba oficialmente La Cage aux folles, la historia sobre una pareja homosexual compuesta por Albin y George, ellos administran un pequeño cabaret de transexuales, llamado en español “La jaula de las locas”, la pareja se verán envuelta en un lío de enormes dimensiones cuando el hijo de George, Laurent, les anuncia sin más que va a casarse, que los padres de su novia llegarán el fin de semana para conocer a su familia con motivo de la unión, y por eso Albin debe desaparecer cuatro días pues los padres de Muriel (la novia) son gente importante y muy conservadora, por si fuera poco, Laurent exige cambiar todo lo que pudiera aludir a la personalidad de sus padres, redecorará la casa e incluso pedirá que cierren por cuatro noches La jaula. Albin y George han estado juntos durante veinte 16


años, tiempo en que han criado a Laurent, llevado a flote el negocio y construido un amor inigualable, uno pensaría que el hijo ha crecido tolerante y orgulloso de sus padres, pero la actitud que presenta durante su primera intervención podría demostrar todo lo contrario: entiendo que el amor nos haga decir y hacer insensateces, pero pedirle a quienes más te quieren que dejen de ser, para ser otros que agraden a un propósito, ¡es realmente inaceptable! Si bien para el contexto de los años setenta la homosexualidad y otras condiciones similares como el transgénero, en este caso, se consideraban aún enfermedades mentales según la organización mundial de la salud, ya había activistas por la igualdad, como es el caso de la Asociación Americana de Psiquiatría, que en el mismo año del estreno de La jaula de las locas, quitara de su “Manual de Diagnóstico de los trastornos mentales” esta preferencia, poniéndose así a favor de la no discriminación, lo mismo que el entonces influyente psiquiatra Robert Spitzer que desmintiera la teoría que catalogaba a la mencionada homosexualidad como enfermedad. Ciertamente hasta este año se empezó a dar la liberación del estigma a las distintas preferencias sexuales, sin embargo, no se podían cerrar los ojos a ellas, me imagino que el escuchar de los estudios que se realizaban en los Estado Unidos, y prestar atención al andar por la calle, fue la inspiración de Poiret para escribir la magistral comedia, con propósito, sí de hacer reír al público, pero también de concientizarle en el aspecto de que por más diferentes que nos miremos, todos somos al final del día, humanos, y aceptar nuestras disonancias, en algún punto nos hará armónicos. Por esta parte, de los aires de cambio y que la homosexualidad fuera considerada una grave enfermedad, entiendo el por qué Laurent pidió a sus padres cambiar por completo en poco tiempo, entiendo que llamara a su madre biológica para presentarla con los de Muriel, y que quisiera que Albin se fuera: es difícil aceptar lo distinto porque muchas veces nos da miedo 17


el qué dirán de nosotros, o qué diremos nosotros mismos de ello, nos causan incertidumbre irracional, no siendo hasta que nos damos el tiempo de tratar a fondo las cosas, que descubrimos con cierta negación, que eso o lo otro no era en realidad malo, quién sabe, un día quizá esas diferencias puedan salvarnos la vida, o la carrera, como sucedió a los señores Dieulafoi y a su hija: Muriel y su madre disfrazadas, el padre trasvestido para salir entre las locas a salvo de la prensa que se había enterado que el candidato político se encontraba allí. Comprendo la postura del muchacho, en serio que sí, pues también he sentido miedo a al futuro por una situación fuera del patrón. Yo no tengo padres homosexuales, ni padres travesti, pero siendo mujer, y uso mi experiencia, decidir sobre el cuerpo de una, por ejemplo, trae grandes problemas, he aprendido que a veces requerimos mucho más valor para enfrentar a las personas que nos importan que el que necesitaremos nunca para cualquier otra cosa, y ahí está nuestro error, el de Laurent y el mío: no tenemos el valor suficiente para plantarnos con la frente alta y declarar nuestra verdad: apuesto que –en un caso ideal– si desde un principio él hubiera explicado a su novia y suegros como era su familia, aunque homofóbicos y conservadores, habrían aprendido a superar sus diferencias en nombre del amor que sentía su hija, sí, les habría costado trabajo, mucho quizá, pero al final, como yo, entenderían que vale la pena arriesgarse. Toda persona merece respeto y cariño: alguien con distinta preferencia sexual no es un depravado, una joven que no usa sostén no es una incitadora, un hombre con capacidades físicas limitadas no es inútil, el que se viste de negro y no habla mucho, no es un suicida, el que decide no terminar sus estudios para hacer algo mejor no es un fracasado, por eso, ni ellos ni nadie merecen que se les pida cambiar porque no ajusten en el molde, al contrario, que se haga garantía básica la toleran18


cia, la aceptación y la sana convivencia sin importar nada. Pero, que quede claro que no sirve en absoluto pedir aceptación y amor de otros si no lo tenemos por nosotros mismos: si no estamos seguros de quienes somos, si no estamos dispuestos a defender nuestros ideales, si no somos conscientes de que luego de caer hay que levantarse; estamos perdidos, dando patadas cuando ya nos hemos ahogado: Quizá un modo de evitar esto sea aprender a escucharnos, a sentirnos, a no tener miedo de explorarnos y decidir qué cosa nos gusta y qué cosa no, sí, es una cuestión de tiempo, me atrevo a decir que de toda la vida, pues estamos en constante cambio, pero por lo menos cada día tendremos una idea de dónde venimos, a dónde vamos y por qué vamos, una idea de quiénes somos y nos sentiremos orgullosos de serlo, ahí, cuando nos gustamos a nosotros mismos, sintiéndonos bien con la mayoría de nuestra persona, es cuando hemos empezado a amarnos, luego, cuando no nos importe que nos rechacen, nos estaremos amando aún más, pues, después de todo, siempre, aunque parezca que no, existen dos o tres que congeniarán con nuestros modos, que con todo y todo nos querrán como somos y nos ayudarán a crecer, empezaremos a querernos más y más, por eso no estoy dispuesta a escuchar más Laurents injustos (por más miedo que tenga), ni Albin’s suplicando que se les dé su lugar. ¡No estoy dispuesta a perder la identidad! ¿Cuánto te costó, o te está costando conocerte?, ¿es sencillo aceptarte entero? ¿Acaso te mientes todos los días usando cremas para verte más joven?, ¡y todo para qué, si al final también suplicas que te quieran como tal!, ¡te mendigas un poco de amor propio!, – no somos diferentes en eso –.Y si a personas “comunes” tanto les cuesta decirse sí, imagínense a aquel en constante presión porque en quienes confió 19


no le apoyaron lo suficiente para ser quien quiere ser, ¿algún día perderá el miedo?, si bien hoy en día estamos en una sociedad “muy abierta de mente”, aún hay muchos prejuicios y complejos que superar para llegar a la felicidad con uno mismo y con quienes nos rodean. Es necesario entender que es tiempo de permitirnos y permitir ser. Es hora de perder el miedo. Pola Viento

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FUE EN UNA NOCHE DE MARZO

¿Y si llueve, y si relampaguea? ¿Y qué tal si nosotros nos volvemos uno en alma? ¿Si nos miramos a los ojos con la esperanza de que sepas lo que siento? ¿Si comprendes entonces, que aunque llueva y relampaguee aquí voy a estar, esperando que la lluvia aplauda el concierto de tus labios esperando que tus manos, esculturas de verdad incierta, profundicen con su frialdad mi cráneo? ¿Y qué sucedería después si te digo que te amo? ¿Cómo te atreves entonces a llenar de dudas mi cuerpo con tus gestos de poesía, al ser misterio de alma encerrada? ¿Cómo es posible que la ceguera te haya invadido y no notes que de furor se iluminan mis ojos ante tu presencia, que mis manos tiemblan y el corazón relampaguea? ¡Qué relampaguea la vida, maldita sea! Que aún estando lejos consigues estar cerca en un éxtasis de amarga y dulce tristeza.

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Que te ruega mi ser por una señal de que existes, asegurarme que no te has esfumado entre contornos y pliegues de mapas, de un eclipse. ¿Cuál es la inmensidad que ocupas en los recuerdos? ¿Cuál podría ser la palabra que capture la esencia de los bellos momentos, aquellos que han quedado cerrados entre tus labios y los míos formando un lío de sentimientos en agrietados ríos? Ríos que opacas al alejarte poco a poco, bailar de la mano de otro porque sé que es más fácil tener un amor aceptado, poder pasear de las manos en la calle, presentarlo a tus padres. Sé también que el amar cosiste en tener miedo, al principio, huir como un animal indefenso correr entre las llanuras de tu corto pelo, rodearte el cuerpo con mis brazos para tener como resultado el terrible arrepentimiento.

Musgo

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REMINISCENCIA De reojo te miro pareces cansado, abatido, distante. Te observo mientras el humo roza tus labios.

¿Estás perdido en el vacío o en tus pensamientos?

Recargas tu cabeza en la pared, al fin encuentras paz, prendes el encendedor y tus ojos brillan.

Al verte algo en mi se quema, delirio con tocar tu mano y besar tu cuello. Ibi Wiarco

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Ibi Wiarco

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Regina ReginaPérez. Pérez CEDART CEDARTQuerétaro. Querétaro

D I V U L G AC I Ó N D I V U L G AC I Ó N


A MI AMADA VIOLETA

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mo la diversidad casi tanto como la honestidad, el dejar de lado los complejos y ser personas transparentes, congruentes con nosotros mismos y con quienes nos rodean, si ha habido alguien que encaje en esto que creo, ha sido Violeta Parra, va desde el llanto al grito y sigue siendo ella, sin filtros de imagen ni de pensamiento. Violeta Parra es la vida hecha canción, la realidad cruel, el llanto irremediable, la risa matutina y el agradecimiento a la vida de alguien que sabe, morirá pronto. Es no solo para mí, la artista más grande que alguien jamás podrá apreciar, es el referente de la identidad chilena y la canción de autor en América Latina. Dicen que Mercedes Sosa fue la voz de América Latina, sé bien a quién escucho cuando Mercedes canta “Volver a los 17”, escucho a mi amada Violeta. Nano Stern ha escrito: “Violeta Parra fue a la vez creadora y recopiladora de las tradiciones del Chile más profundo y ancestral. Resulta difícil, sino imposible, separar en ella lo original de lo originario”, y al leerlo me doy cuenta de que la hemos entendido de la misma manera, una revuelta de la canción entre el pueblo y el arte que se vuelve, si bien no tierra de nadie, tierra de todos o de quien las quiera y sepa cuidarlas. Eso nos ha dejado Violeta, la canción de autor reinventada y la canción popular renovada a la espera de quienes quieran seguir su evolución hacia el crecimiento. Sus canciones exigen ser cuidadas y velo porque jamás dejen de ser escuchadas. Su creación es una maravilla que no puede ser ignorada, nació para maravillar al pueblo, una grandeza a la que todos debemos aspirar con tanta honestidad y pasión como Violeta retrató el arte en sus canciones. Me dejaré de intelectualizaciones y escribiré un poco sobre lo que 26


ha sido para mí escucharla. Es una pena que después de tantos años la realidad retratada en “La Carta” siga vigente, parece que la injusticia crece y a la par el mundo pierde gente honesta, la primera vez que la escuche rompí en llanto, por suerte tenia esta canción para llorar mi dolor pero que pueda llorarlo no significa que cese o que los motivos de mi llanto desaparezcan. A veces giramos la cabeza para no ver solo por no lo querer hacerlo, porque ello implica que nuestra moral se vea comprometida. Ese instante de vulnerabilidad es al que no le temía Violeta. Violeta Parra, el primer lugar en la lista de las mujeres que admiro, luchaba desde su trinchera, la canción era su arma y con ella no solo cantaba a la diferencia, también movía a las masas les daba la seguridad de iniciar revoluciones, la misma seguridad que nos da a las nuevas generaciones para seguir defendiendo nuestra identidad, nuestra cultura y no dejando de lado la creación honesta. Cualquiera que quiera llamarse artista debería seguir los pasos de nuestra amada Violeta y no perder ni un solo instante la necesidad de ser creación sincera. Karen Miramontes

Dominio público

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Regina Pérez. CEDART Querétaro

C R E AC I Ó N


NARRACIÓN DE SENTIDOS

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stoy caminando en una acera algo desgastada, puedo oler a las gentes que han pasado por aquí, un aroma punzante y rezagado que dejan los borrachos moribundos. Todos pasan como si nada, obviando sus narices, yéndose de largo. En la esquina veo a un par de personas que parecen entre amantes o dealers, conforme me acerco y sus figuras se amplifican es bastante obvio.Veo minoristas distribuidos en las esquinas. Todos pasan como si nada, obviando sus ojos, yéndose de largo. Y entro a un restaurante donde tal vez se realizan negocios turbios. Frente al restaurante hay un motel; simulacro de prostíbulo. Sin embargo, la comida del restaurante es muy buena. Llegan un par de chicos con pinta de malandros (dígase, malandros). Se quedan sentados en la mesa del frente. Le piden el control al mesero, son clientes habituales. En otra de las mesas está sentada una chica que trae de lado a su padrote. Juguetean con el control, intercambian unas cuantas palabras en un asedio de acento que de momento a momento parece indescifrable. Terminan de pasear por los canales y dejan una película de acción. Los chicos empiezan a platicar sobre la trama, sobre la guerra contra los persas, sobre sus escenas favoritas. En la mesa veo a un par de niños fascinados entre días de rojo grisáceo. Algo más que los envuelve y los regresa a sus casas. Una voz se cuela del otro lado, el pimp se suma a la conversación con algunos otros detalles sobre la cinta, la chica sigue 29


cenando. El ambiente se agarra ligero y el barrio es una semblanza de casa. Veo una inocencia rezagada que solo se aparece en lugares usuales donde no nos preocupamos en buscarla. Solo puedo pensar en Borges hablando de películas con los tres chicos de la habitación, sin importar las drogas que hayan consumido, sin pensar en los males que se propagan veloces. Sin pensarse mucho el uno al otro. Una plática larga sobre la guerra como medio cotidiano de movimiento. El espectro argentino se sentaría y arremangaría sus ojos para entender un poco más las caras de los tres hombres que miran el televisor (felices los cuatro). Sé entonces que todos somos humanos. El cine es una pausa para respirar eso mismo; zona libre de humo. También se respira el olor seco y resquebrajado de la mota, que tan rápido como viene se va (el folk punk me adoctrinó contra la coca). Los mochileros gringos son descarados con los contenidos de su equipaje. Una pareja entra al restaurante, también los conocen (todos ellos se conocen), abrazan al chef y le preguntan sobre su día. El chico sale del restaurante y deja sola a su chica, pasan unos quince minutos y regresa con un pastel. En cuanto prenden las velas empezamos a cantar la canción al unísono, aplaudimos y volvemos a desearle un feliz cumpleaños. Sonríe rodeada de gente que le ama y un desconocido. De pronto olvido donde estoy. El chico pasa a regalarnos una pieza de pastel a todos. Todo pasa como si nada, obvio mi boca, disfruto mi comida, me quedo sentado y siento que entiendo un poco más de algo que no puedo explicar. 5 de agosto, San José, Costa Rica Nicolás Pacheco

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HERMANITO

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ra de noche. Cayó una luz suave de luna sobre los candados en el puente, iluminó las ondas del agua que vivía lentamente bajo él, los árboles rodeando el río se agitaban como temblando por el aire delicado que estaba en el ambiente y el chico sujetándose del metal helado extendió su cuello para ver hacia arriba, se reflejaron las estrellas en sus iris y en sus lágrimas, tragó saliva, se sorbió la nariz y dijo: –Perdóname, hermano, perdón –su voz solo llegó a sus oídos, pero la súplica en ella conmovió al cielo nocturno que lo observaba atento esperando no presenciar otro suicidio en aquel puente donde descansaban las promesas de los enamorados guardadas bajo llave oxidándose por la lluvia, perdurando. Y el joven pensó en su padre... Me sentó en el sofá con un movimiento extraño cuando tenía cinco años, me miró a los ojos con los suyos empapados y me contó lo que sucede cuando los niños mueren. Dijo que ellos nunca crecen más de lo que desean, dijo que pueden ser bebés para siempre o volverse adultos, dijo que la luna los arrullaba si se sentían tristes y en el día se escondían en las nubes jugando a hacer figuras con ellas para divertirnos. –Nunca nos dejan completamente –dijo– así que puedes verlo todo el tiempo. Puedes buscar sus nubes cuando quieras o llámalo cuando esté por caer la noche y la primera estrella que aparezca será la de él abriendo uno de sus ojitos o sonriendo para ti. Le pregunté si eso significaba que mi habitación iba a ser solo mía de nuevo. Me dijo que sí solo con la cabeza porque el llanto le cerró la garganta. Recuerdo haberme alegrado, pero en la noche oí llorar a mamá. Caminé descalzo para buscarla porque cuando yo lloraba quería los brazos de alguien 31


para consolarme, sin embargo, antes de llegar a ella supe que mis brazos no cambiarían nada, regresé a mi habitación sintiéndome un tonto. No estoy muy seguro del porqué abrí la ventana aquella noche. Me asomé para ver la sonrisa de mi hermano en las estrellas, había muchas, muchos hermanos mirándome y como mis padres nunca me habían dicho su nombre le grité: –¡Hermanito! ¡Hermanito! Cerré los ojos decidiendo que cuando los abriera la primera luz que observara sería él. Lo ubiqué entre tantos así que me sentí orgulloso. Imaginé entonces su sombra bajando desde el cielo, separada del cuerpo que no tocaría la tierra, como la sombra del chico-pájaro protagonista del cuento favorito de mi mamá; mi hermanito intangible y oscuro se puso frente a mí. No distinguí ningún rasgo suyo pero su contorno no se podía confundir, no era el de un bebé sino que era exactamente igual al mío. –Mamá está triste –le dije. –¿Por qué? Le hablé como se le hablaba a un hermano menor, le conté sobre cómo se suponía que él tenía que hacer figuras en las nubes y guiñar en las estrellas, le expliqué que la mejor forma de parar las lágrimas es con los brazos correctos y que seguramente mamá quería los de él.Tuvo la grandiosa idea de meterse un rato en mi cuerpo para hacerla feliz, lo dejé complacido. Quizá porque era mi hermanito no sentí ningún cambio pero estuve seguro que ahora él vivía dentro de mío, corrió con mis piernas hasta el cuarto de mamá y en el camino se tropezó pues no estaba acostumbrado a ser físico, al verlo mamá trató de ocultar su tristeza hasta que él se le abalanzó encima riendo porque ésa era su primera vez tocándola, ella lo envolvió llenando de agua salada sus 32


cabellos. –¿Recuerdas, hermanito, lo que me dijiste después de eso? –pregunta ahora el muchacho del puente al cielo. La voz que sale de él es inmensamente triste y casi inteligible por los sollozos propios que la interrumpen–. Dijiste que tenía que hacerla feliz, dijiste que tú nunca podrías volver a consolarla porque tu lugar no estaba en la tierra y que como hermano mayor mi responsabilidad iba a ser cuidarla como te hubiera cuidado a ti si no te hubieras marchado para vivir en las sombras. Hermanito, me diste las gracias por la oportunidad de sentirla abrazándote y luego por sentir el beso que papá te dejó en la frente, me diste las gracias por hacerme a un lado para que pudieras disfrutarlos un rato y, hermanito, quiero que los tengas. He vivido casi catorce años deseando que los tuvieras para ti porque yo ya no sé qué hacer. El muchacho recuerda la primera vez en que cuestionó la existencia de su hermanito porque en la escuela le dijeron la verdad sobre lo que eran las estrellas: esferas de gas muy caliente y brillante, no sonrisas y ojitos de niños que no vivieron, no su hermanito. Pero recuerda que siguió hablándole cuando se sentía perdido, se recuerda viéndose en el espejo con los ojos rojos de tanto llorar diciéndole a su yo plano: –Deja de llorar, hermano mayor, si te veo así me pondré triste. ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? Y se contestaba, sabiendo que en verdad se hablaba a sí mismo: –Pasan muchas cosas –cada palabra lo hacía hipar y volvía a correr agua por sus mejillas–. No lo entenderías porque no estás vivo y no sabes lo que es tener la vida por delante. –Explícamelo. 33


–Tengo que terminar la escuela– decía apoyando su frente contra la fría pared, abrazando su cuerpo y apretando su rostro en una mueca– porque en el futuro tengo que conseguir un trabajo para tener dinero y ser feliz. Necesito ser feliz. Quiero una esposa que me quiera aun siendo tan imperfecto como lo soy, pero estoy cansado de intentar tener todo eso porque no sé cómo obtenerlo. Hay un millar de cosas que podrían salir mal.Tengo miedo de todo lo que me espera, todos vivimos para el futuro sin querer, es lo que se nos ha enseñado: seguir adelante, pero adelante significa algo desconocido. –Tranquilo, tranquilo– decía con su voz, sus labios, su mente, aquel hermanito imaginario–. Todo va a estar bien, vas a estar bien. Nadie sospechó nunca sus arrebatos de tierna y triste locura, nadie sospechó que necesitaba llorar al final de cada día y que se consolaba sintiéndose todavía peor con la idea de que su hermano menor lo abrazaba susurrándole cuánto lo quería. –Sé, hermanito, que quizá me escuchas pero lo más probable es que no sea así. Sé que solo necesito caerme en alguien y que tú eres lo único que se me ocurre. Hermanito, sé que nunca pudiste ver a luz pues saliste muerto del vientre de mi madre; pero, hermanito, si existe la pequeña esperanza de que me hayas oído todos estos años, vuelve a consolar a nuestros padres cuando yo me vaya, ¿sí? Toma mi cuerpo, es todo tuyo. Perdona si lo he arruinado con los cigarros que he fumado, con el alcohol que he tomado, y entiende, por favor, que te elijo a ti como mi relevo. Lo pulmones del chico se contraían por el dolor que sus palabras le causaban y lo hacían toser, la cabeza le dolía como si de sus orejas le fuera a salir sangre por la presión que se ejercía en ella, ya no había cabida en él para guardar el líquido de sus ojos y su nariz que goteaba 34


sobre el río haciendo ondas plateadas. –Perdóname, hermanito, perdón. Se supone que yo debía de cuidarte y no al revés– sus dedos aflojaron la presión, el metal del puente se separaba de sus palmas temblorosas–. Diles a mamá y papá que ellos no tienen la culpa de nada, que los amo y que me disculpen por hacer esto. Busca a Ernesto, mi mejor amigo, ¿lo recuerdas de lo que te he platicado?, vive a dos casa de la nuestra hacia la derecha, dile que lamento no cumplir la promesa que le hice sobre vivir juntos algún día y que lamento haberle mentido sobre que no iba a suicidarme. Hermanito, ¿podrías hacerlo por mí? Era de noche. Cayó una luz suave de luna sobre los candados en el puente, iluminó las ondas del agua que vivía lentamente bajo él, los árboles rodeando el río se agitaban como temblando por el aire delicado que estaba en el ambiente y el chico lloroso dejó de ver hacia arriba, se reflejó en la superficie del agua a sus pies, trató de imaginar cuantas llaves lo esperarían en el fondo del río, se preguntó cuánto tiempo tardaría en flotar su cuerpo, tragó saliva y se sorbió la nariz.

Musgo

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UNIDAD EXTRAÍBLE

1. Escenarios inconclusos con fondos vacíos. 2. Flores de loto sobreexpuestas. 3. Cuellos y cielos apagados. 4. Las manos cercenadas de un sordomudo. 5. Silbidos robustos. 6. Sueños pesados y breves. 7. Chapulines sumergidos en brea. 8. Lágrimas respaldadas. 9. Infantería de ardor somnoliento. 10. Dos ventiscas encendidas. 11. Recetarios de estáticas vibrantes. 12. Frenesí multimedia de iridiscencia. 13. Un paralelo entre el amor y la fe. 14. Arboledas abreviadas. 15. Tres gritos de marca genérica. 16. Los rayos doblados de una bicicleta pintada de blanco. 36


17. Pecas pequeñas y continuas. 18. Un par de labios sin género. 19. Persecuciones pétreas. 20. Correspondencia de clima inclemente. 21. Cabinas telefónicas volátiles. 22. Conceptualización de una cabina telefónica y esquemas de alteración. 23. Presupuestos para escuchar tu voz. 24. La ruptura de los cristales. 25. Sangre caliente de golpeteos. 26. Hemorragias híbridas. 27. Actos de fe. Nicolás Pacheco

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DIOS ESTÁ CONFUNDIDO

S

e oyó un grito, solo Dios sabe si nació a la vuelta de la esquina, en la casa de al lado, a tres mil kilómetros o cruzando el océano Atlántico. Se oyó un grito que aún se escucha cuando el sol se oculta y al alba. El grito de las almas que van en pena. Puede que sea el eco de las estrella durmiendo, puede que sea la risa de alguien que está muriendo. Puede que si los grillos cantan, deje de oír el estruendo del mundo, puede que paren de rozar sus pequeñas patas y sea mi voz la que no cese, solo sabrá Dios si nacerá del otro lado del mundo, a cinco mil kilómetros, en la onceaba realidad o viva atrapada en el limbo. Mi abuelo me decía que si los grillos no cantaran, se podrían escuchar los gritos de las ánimas del purgatorio. He escuchado los lamentos del mundo que debía estar dormido. Al alba se oyó un grito y ni siquiera Dios sabe a dónde mirar.

Karen Miramontes

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VINA

V

oy dándome cuenta que no me gustan las letras grandes, sin embargo, busco en las mías alborotos mentales estratosféricos.

Como cada mañana, me miré desnuda al espejo de medio cuerpo: me gustan los senos pequeños, duraznos morenos, incontenibles al viento, sacudidos como las hojas de los árboles. Me atrevo a decir que las revoluciones nacen en la mente, por obra de la palabra, por eso, el escritor carga en su pecadora conciencia al asesino, al guerrero, al mártir, al enamorado, al iluso, al soñador; es responsable de las crisis y la abundancia. Ella no tenía duraznos, llevaba melocotones crecidos pegados al pecho, eran dulces y fuertes, sin embargo, en cualquier momento, al estar expuesta corría el riesgo de echarse a perder, de destruirse al ser lanzada en el precario equilibrio de una bomba atómica, sin poder atraparla con la debilidad de los cinco dedos de mi mano derecha, ella era diestra. Los aprendizajes valiosos se leen entre líneas, se comen en silencio, se les acaricia con la lengua, escurren en los labios para que al besar sean divulgados por la pasión. Sus palabras eran luz, las mías tormenta y cuando ambas se unieron llovió en el centro de su tierra, en el centro de la mía, entonces supe que ella explotaba destruyendo Japón, sin embargo, no sabía besar. Las letras grandes gritan contundentes, como sus pechos en mi boca, no podía más que morder sus pezones duros, la culminación del mensaje prometido, treinta y ocho C, sabía que me tomaría días recorrer 39


cada centímetro de ella y aún más hacerlo en silencio para que nadie lo supiera. En tanto, la tinta en mi zurda delataba la inspiración, acariciándome a solas al mudar de ropa, siendo capaz de retenerme y estrujarme, cubriendo por completo el sudor que baja por el pelo al abrazarme en la penumbra. Viviana era su nombre, fue mía solo esa noche, al amanecer no nos miramos a los ojos, nos besamos en silencio. Ella no sabía besar. Ella sabía contar cuentos. En sus letras grandes y senos perfectos encontré paraíso como cualquier hombre terrenal, pero yo no tengo pene, tengo duraznos morenos, por eso prefiero mensajes sutiles y senos pequeños.

Pola Viento

Sylvia Ji

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TILICHES “Your psalms I’ll ‘ave engraved in your toothbone –”. – Jack Kerouac Destárenle la boca a los exesposos de mis fantasmas dueñas de la reencarnación dolores hoscos de rodadas.

Ellas han creído que el amor no es más que traspapelarles los borregos embalsamados.

Que es tan solo esperar esperar

y esperar

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torcer moler esperar esperar

y esperar

cruzar coser esperar esperar

y esperar

crujir correr esperar esperar

y esperar.

Espigar las luces desviadas de sus pupilas despeinadas. Bรกlsamo de balaceras. Bolsillo de ovillejos. 42


Lagrimas retoñadas descoloridas desabridas envueltas (libres) Solo quedarán las esperas de sus párpados penetrados.

Nicolás Pacheco

Gem Lauris

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Regina Pérez CEDART Querétaro

POEMÍNIMOS


NO LO DUDO La luna te tiene envidia. En serio. Ambigua

PARKEO Se ponchan llantas (y corazones) gratis.

DOLOR Espira, inspira espira, inspira. El dolor estรก en la mente.

Nicolas Pacheco

Ibi Wiarco

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NIGROMANCIA Estos días los exorcismos se practican boca a boca Nicolás Pacheco

LO QUE DEJAMOS PARA MAÑANA Iba a leer(te), resulta que ya no existes.

COSTUMBRE Hoy pensaré en ti hasta quedarme dormida.

Ibi Wiarco

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Karen Miramontes


ESPERA Estoy aquí tranquila, esperándote con vértigo en el alma.

CONFESIÓN Deseo mirarnos más de la cuenta y volver a empezar.

Ibi Wiarco

Karen Miramontes

FICHA Híjole, joven, a los poetas los atienden en la otra venta vida.

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Nicolás Pacheco


Ibi Wiarco 48


HOY NO TE MIRÉ Existo, incluso cuando no me miras. Karen Miramontes

DUDA Ay, no sé. Nicolás Pacheco

INTENTO SER HUIDOBRO Un pájaro me ha dicho que, mereces ser feliz. Karen Miramontes

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RESACA Mi cabeza es un colador de calambres.

Nicolás Pacheco

DESDE LA RETÓRICA ABSOLUTA ME DESPOJO DE TU ENCANTO Que te quiera quien te pueda.

¡TA-DÁ! Debes entenderme, ser estúpida es una tarea complicada. Karen Miramontes

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Karen Miramontes


NOTA A LA MUERTE Órale, ahí te voy.

Nicolás Pacheco

CAMIÓN La ruta como tu amor, nomás no llega.

Nicolás Pacheco

PETICIÓN Por favor, no mueras en Cuba. Por favor, no mueras camino a casa.

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Karen Miramontes


MENTIRA AL MIEDO Que no son almas, abuelo. Es el viento. Karen Miramontes

DEPRESIÓN Diosito Encuentra Perdidamente bello Reír En Silencio Imaginando Orquídeas Nostálgicas. Ibi Wiarco

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VARIOPINTA TOMO II1 OCTUBRE 2017

54 CEDART “IGNACIO MARIANO DE LAS CASAS”


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