Variopinta - Tomo VII

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Ambigua

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Todo es subjetivo entre tinta y pensamiento...

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EDITORIAL Orgullosos de ser creadores, ofrecemos a ustedes un tributo a la espiritualidad de la vida y los sucesos inesperados, aprovechando que el clima cambia y todo florece nos inspiramos en la analogía de ser capullos que a poco tiempo de culminar el proyecto tan hermoso que ha sido Variopinta en cada una de sus ediciones, están por abrirse y entregar sus colores y aromas fantásticos a quien desee tomarlos. Por eso, confiando en que sabrán, lectores, correspondernos, les entregamos el primer vistazo del cierre del mágico proceso que está siendo el último semestre de preparatoria.

Para ustedes, con amor, el comité editorial.

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ÍNDICE CREACIÓN Throes..........................................................................9 Nicolás Pacheco

Des-ayuno del agua....................................................................10 Pola Viento

Demasiado tiempo sin verte. ...............................................13 Ibi Wiarco

Soneto colapsado (o canción del jubilado inquieto)..................................15 Nicolás Pacheco Historia de una sensación que es sin duda real.............17 Pola Viento De habitaciones, papel tapiz y mil novecientos.............20 Karen Miramontes Neurolepsia (o un duelo de bisontes)............................22 Nicolás Pacheco Poema 1........................................................................25 Pola Veinto y Musgo Palabras al aire IV.........................................................28 Ambigua Escucha, ven, te amo, silencio......................................30 Karen Miramontes

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<Me harté de esperar así que fui a la montaña>............33 Nicolás Pacheco Dulce............................................................................35

Pola Viento Su sombra perpetua.................................................................37 Musgo André el gigante (o mandrágora monomito).......................................................41 Nicolás pacheco Entramado de agujas chuecas..................................................43 Pola Viento

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Pola Viento CEDART Querétaro

CREACIÓN


THROES Para Carlos Cuauhtémoc Sánchez

Cuando te busco Cuando te encuentro (No vivo en las tiendas) Examino tu rostro Minuto a minuto Jugada a jugada De camisa blanca De negocios casuales El águila desciende (De división) Con dedos cortados En rayos y golpeteos a terrenos divididos Podrías ser gobernador En alguna tierra herida “Ciclista olímpico sume al pueblo en una depresión didáctica; futbolista laureado se une a la causa”. Nicolás Pacheco

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DES- AYUNO DEL AGUA Tal vez un día despierte con una pera y un coco a mi lado, Tal vez descubra esa madrugada que soy una lima, Tal vez en el frutero duerman las manzanas que hicimos anoche, Tal vez los contemple dormir desde el marco de la puerta de cartón, Tal vez me haga feliz abrazar a la pera y arroparme en el coco, Tal vez entienda que estoy contenta de ser parte de un coctel variopinto y exótico.

Quizá al despertar me lleven a la cama un beso, Quizá nos miraremos cual clichés, enamorados, Quizá salgamos a barrer la entrada en pijama, Quizá ayudaré a cambiarnos el color, Quizá asentirán para calmar mi inestable corazón, Quizá nuestro destino es estar juntos como una familia, Quizá ya somos familia por ser todos frutas.

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-¿el coco es una fruta?-Qué más da si compartimos cierto porcentaje de agua, y al final del día, eso nos da vida-¿Y si alguno cae de la mesa y se quiebra?-Entre los dos lo levantamos, lo cerramos y cuidamos de él hasta que se sienta mejor-¿Qué pasaría si nos aburrimos?-Inventaremos un juego nuevo-¿Podemos ser vegetales entonces?-Podemos, siempre y cuando tengamos agua, nada nos faltará-

El agua es el recurso más invaluable y precioso que existe, por tal, el agua es un sentimiento, y el sentimiento es plenitud: si tenemos agua, nada nos faltará.

Seguramente cuando vivamos juntos nos expandiremos para hacer jugo, Seguramente cuando el agua nos ahogue seremos uno solo, Seguramente al ser licuados los unos por los otros, sonreiremos extasiados, Seguramente al vernos correremos a abrazarnos como si no lo 11


hubiéramos hecho en años. Seguramente fijaremos los ojos cerrados en el universo de nuestras manos unidas, Seguramente al abrirlos tendremos un vórtice de paz entre los tres, Seguramente sabremos compartir los días de sol y la tierra húmeda al enraizar el viento y viajar.

Seguramente, tal vez, quizá, y sí, quiero ser fruta del agua en el frutero.

Ximena Sánchez CEDART Querétaro

Pola Viento

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DEMASIADO TIEMPO SIN VERTE

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lguna vez un amigo me digo que nunca confiara en mis sentidos, me lo digo justo antes de cruzar la silenciosa carretera, justo antes de que tomara mi fría mano y echase a correr a toda velocidad, justo antes de tropezar al otro lado de la calle en el pasto mojado. Quizás, ese día lo digo porque nuestra realidad, distorsionada nos confundía mucho, quizás ese día la carretera no estaba tan vacía ni tan silenciosa y mis manos no estaban frías sino calientes y sudorosas, quizás no corríamos más bien caminábamos y el pasto no estaba mojado ni seco ni había pasto solo acera al otro lado. Desde ese día ya no confío en mis sentidos, en ninguno… aunque no es tan fácil, siempre intento ignorarlos, pero son astutos y siempre buscan la forma de engañarme, buscan la manera en que caiga de nuevo en sus juegos sucios, pero yo no los dejo. Mi inconsciente conoce mis debilidades, tu eres una de ellas, hace doce horas que no te observo, pero sé que esa solo es una ilusión más, una mentira, cierro mis ojos y ahí te encuentro, tus ojos chiquitos me observan fijamente, tus cejas pobladas se fruncen, tus gruesos labios se entre abren dices algo pero no te escucho, tus manos se mueven vigorosamente pero no entiendo que intentas decirme, me esfuerzo pero eres indescifrable y prefiero perderme en el movimiento de tus tatuajes, en la galaxia que tienes en el brazo izquierdo y su suave tambaleo logra relajarme hasta que finalmente 13


me quedo dormida.

Despierto en el suelo de mi habitación con lágrimas en los ojos y miro al techo, al cielo que en realidad es el océano y el vacío más grande que existe, te busco, te busco en los momentos cercanos a mi corazón y las emociones distanciadas que resultan contundentes, pero no te encuentro en ningún lugar. Llevo demasiado tiempo sin verte y mis lágrimas corren en tu búsqueda, escudriñan en mis pensamientos desorientados, en nuestras promesas efímeras, no te encuentro y me doy cuenta de que ya no estás y ahora mis sentidos no me engañan, ya no estás en mi mente ni en mi memoria. Me revuelco en la tristeza, la melancolía, la pena, el desconsuelo y la furia, me cuesta aceptar que te has ido, que te deje ir, que te olvide. Quiero volverme a acordar y en estas cuatro paredes nace el amor, íntimamente te siento aquí, aunque llevo demasiado tiempo sin verte, aunque ya no estés y ya no existas.

Ibi Wiarco

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SONETO COLAPSADO (O CANCIÓN DEL JUBILADO INQUIETO)

Acalambrada cae la mantis castellana Del corcel menudo con las patas hechas rispa Ya llega la embestida de un manojo de avispas (Busque en la lejanía alguna palabra llana)

Solo he prestado atención a todos los avisos Llegué a la hora indicada en el reloj atómico Ya di mis tres semanas y canté un himno apócrifo Corté un asilo, de veteranos y remisos

Ha caído una bambolambra a quieto laúd -Sepa usted que llamaré a mi abogado aretino ¡Se sabrá que no pueden jugar con mi virtud!

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-Lea los términos y condiciones, es usted un cretino Sin el servicio comprometerá su salud Morirse adrede es tan solo eso: otro desatino

Ricardo Gomez Ángel Umsplash

Nicolás Pacheco

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HISTORIA DE UNA SENSACIÓN QUE ES SIN DUDA REAL

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e pronto, mientras escucho la voz dulce de una alteración japonesa tengo la impresión de que mi estómago trata de decirme algo. Me asusta, parece que tiene voz, el hilo de su sonoridad recorre mi garganta ascendiendo lentamente, obligándome a salivar, sin embargo, también invierte el movimiento, el vacío y lleno indican que tengo náuseas: no me siento bien, no, no me siento bien pero sigo inmóvil en la silla del aula, quiero creer que es simple efecto de que acabo de comer y no acostumbro hacerlo tan tarde. Al cabo de un momento las cosas se calman, recupero la paz estomacal, entonces giro la cabeza a la derecha y me encuentro con el video de un hombre en blanco y negro – no sabía que la gente antes de 1940 solo era de dos colores- Redirijo el rostro a la pantalla frente a mí, la maestra ha puesto una película de un Padre Nazario o algo así, creo que he perdido el hilo, ya no entiendo nada. La sensación de lleno-vacío reaparece turbando la calma que encuentro en la música latina, no me explico si esto tiene que ver con mi cuerpo o bien a bien con mi mente. Quizá tan solo estoy exagerando y necesito respirar para evadir el mareo que causa mirar mis manos y la pantalla alternadamente, lo hago demasiado rápido, o eso parece: no me siento bien, algo me dice que algo raro vive entre costillas y cadera, tal vez acaba de llegar pues no me es común probar la comida dos veces -no me gusta el sabor del queso con ácido clorhídrico-, el revuelto me recuerda al color verde de los pantanos en las películas. Mientras pienso en todo ello la asquerosa sensación se hace recurrente, como cuando una mujer por parir 17


tiene contracciones, si coloco un brazo sobre el vientre el peso oprime de más y aumenta la necesidad extraña de vomitar. No lo soporto, no me siento bien. A penas por encima acaricio mi abdomen, enderezo el cuerpo, el tacto de la izquierda es frío, o quizá tengo fiebre, mis ojos comienzan a cerrarse, pesan, siento cosquillas en ambas manos mientras escucho caer el lápiz de la mesilla y se incendia la vecindad donde vive el Padre Nazario. Sí, mis músculos se tensan, me duele el pecho del lado derecho, como si tuviera el corazón ahí. Respiro tratando de asimilar todo el oxígeno posible. No puedo, ya no logro contenerlo más: cuando mis ojos se han cerrado por completo mi cuerpo cede a la gravedad, alguien sostiene mi cabello pero no evita que se llene de sangre, siento garras decorando mi garganta, las piernas cuelgan lánguidas cerca del suelo, mis brazos temblorosos a penas logran sostenerme. Se escucha el silencio asombrado de quienes están cerca de mí, me duele la mandíbula, algo insiste en abrirla. Las garras, son las garras quebrando el hueso, algo está saliendo entre mis labios, cuando finalmente es expulsado no puedo cerrar la boca, sigo salivando, la sangre a borbotones escurre manchando mis dientes como lo hacen las pastillas reveladoras de placa que usan los dentistas. Cuando al fin puedo abrir los ojos me enteran de que me he desmayado, una mujer con bata azul y cubrebocas se acerca con un bulto envuelto en una manta amarilla, me dice que todo está bien ahora, antes que pueda responder nada me entrega el bulto, se mueve, veo lo que creo son sus piernas estirarse. El alma me da un vuelco, las náuseas me vienen de nuevo, solo que ahora estoy segura de que son por nervios, trago saliva con cuidado, aún sabe a ácido con sangre. Con todo el valor que me queda levanto la manta del rostro del bulto que descansa en mis brazos. -¡No, esto no es posible, no, no, no, NO!18


Es el feto muerto de un hermano negro que despierta para que le cuide en adelante. Creo, Creeo Cre… Cr (exhalación profunda de un alma que se va)

Janko Ferlic Unsplash

Pola Viento

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DE HABITACIONES, PAPEL TAPIZ Y MIL NOVECIENTOS

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ay habitaciones somníferas por las que deambulo a sabiendas de que ellas podré perderme, podría hacerme tan pequeña que caería en el espacio que hay entre viga y viga, sería alimento de pollitas y ya muertas alimentarían a los ratones viejos de esta casa vieja. Hay habitaciones inmensas donde pierdo la noción del espacio para que cuando me encuentre abatida y desvaríe, me abandone también la noción del tiempo. Entonces hago preguntas estúpidas en el mundo de los mayores, me creo niña e imagino cómo vuelo por la pieza sobre un avión de papel que termina por convertiste en un águila dorada. Al emprender el vuelo, diviso en el horizonte al sol y supongo que ese es mi destino. La luz ilumina mis largos cabellos castaños que ondea el viento, sujeto de las plumas a mi medio de transporte fantástico. Mis manos son pequeñas y pulcras, en mi rostro se dibuja la sonrisa propia de los niños que desconocen el tiempo. Visto un pantalón beige, que comienza antes de que un ombligo exista en mi vientre, la parte que le corresponde a mis rodillas está gastada por mis travesuras. Me cubre del frio mi chaqueta favorita, de niña vestía de pana y me sentía soñada. Hay habitaciones atemporales donde pierdo las marcas que el segundero ha tatuado a flor de piel, a flor de vida. En las que el papel tapiz, consumido por la humedad, evoca los recuerdos de mi padre llenado de cola las paredes de un hogar que comenzaba a cubrir de arriba hacia abajo con lienzos fantásticos de flores exóticas, aviones 20


supersónicos y pasto rosado. -Mamá Olga ¿está usted bien? Un niño interrumpe la travesía con sus preguntas, fija su mirada en la mía y desconcertado corre a esconderse en las faldas de su madre, temeroso a mi silencio. Al verlo hay en mi mente una escena nublada de un bebé en manos de mi hija ¿qué le habrá pasado? De mis manos ha escapado el ave que sostenía entusiasmada. Hay habitaciones alucinógenas en esta casa vieja, habitaciones donde habitan leones, habitaciones donde corro a mitad de un bosque enfurecido y navego en un barco de vapor por un mar en calma. Esta casa séptica y vieja contiene a los fantasmas de mi infancia putrefacta. Hay habitaciones que son máquinas de tiempo allá en mil novecientos.

Karen Miramontes

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NEUROLEPSIA (O UN DUELO DE BISONTES)

—Si es usted Carranza, entonces yo soy Ovidio. —Podría cerrarle la boca a patadas en este momento. —Me gustaría que lo intentara —¿Seguro? —¡Claro que sí! —¿Quiere que lo intente? —Intente lo que quiera —¡¿Quiere que lo intente?! —¿Lo ha intentado? —¡No! —¿No? —¡No! Nunca lo he intentado, ningún insensato ha cometido el atrevimiento de enfrentarme —¿Por qué no lo ha intentado? —¡¿Que por qué no lo he intentado?! 22


—Sí ¿Por qué no lo ha intentado? —Para serle sincero, no estoy seguro. Nunca he probado los servicios de citas en línea; aunque no me negaría a intentarlo. —Eso es lo que todos dicen. Los tiempos cambian. Cada día más personas usan las redes para esta clase de cosas. —Lo sé, el otro día fui a la boda de un amigo mío, no lo había visto en mucho tiempo.Así conoció a su novia. Cuando se los pregunté ni siquiera se inmutaron. Ahora es algo, normal. Nadie se fija en eso. —De eso trato de hablarle, si él pudo conocer al amor de su vida ¿Qué lo impide a usted de hacer lo mismo? —Tiene usted toda la razón, debería ir a eso ya mismo —¿Seguro? —Seguro —¿Seguro seguro? —Seguro de llave —Seguro de vida —Seguro, de siga —No, no. Adelante, después de usted. —Claro que no, vaya primero, insisto. —Muchas gracias. Con su permiso. Tenga una excelente velada.

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—¡Igualmente! —¿Seguro? No señor, yo ya cuento con una póliza de garantía. Al menos que pueda reducir las tasas de mis anualidades no estoy interesado, ni en lo más mínimo. —¡Estamos hablando de su futuro señor! —¡Futuro funesto aquél el de quién tenga que lidiar con ustedes! —¡Algún día de estos se arrepentirá de todo lo que ha hecho! —¡Sí, por supuesto que lo haré! Reiré apagado contra los pies de quienes me vieron venir. —Es usted un cobarde, un blasfemo, un farsante moribundo. —¡Sí! ¡Seguro que sí! —¿Seguro? —Segurísimo estoy de que así es. —Seguro estoy entonces, señor mío, que es usted tan solo otro errante en las montañas, una máscara fúnebre, un vagabundo descalzado, una plaga come carne, una pena varada a la orilla del río. —Seguro, seguro, seguro. De la palabra segura: seguridad. —Sabe, quizá he cambiado de opinión. Debería detenerse ahora mismo todo esto. Dejo aquí mis armas y espero la piedad de su espíritu. —Si es usted Carranza, entonces yo soy Ovidio. Nicolás Pacheco

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POEMA I

Te amo a plazos cortos de tiempo y llenos de rabia, como si temiera amarte durante mucho más por si el amor se acaba.

Te amo porque no puedo enamorarme de mi, cuando obscurece me hago ovillo de tu recuerdo, me cubren tus mariposas, me acosa la hiel en la garganta, el sabor de tu sexo y tu género.

Te amo sólo cuando me acuerdo de amarte, cuando aparece tu rostro frente a mi rostro y ya no hay en mi cuerpo residuos de otro amor, dejando atrás mi espíritu roto.

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Y, repentinamente, vuelan las mariposas bajo capas y capas de hiel, repentinamente, corren las hormigas cuya tierra es mi piel.

Qué extraño resulta amarte sabiendo que eres cómo eres: dibujo de manos ajenas, dulce y vivo, voz de labios lejanos sin la que estarías eternamente mudo. Pero al final, te amo y duele, amarte a ti, duele, aunque, no mata, solo hiere.

Me hiere porque soy incapaz de herirte, no mata porque disfruto tus golpes, tus desgraciados dientes caníbales al besarme con los ojos.

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Te amo, al hacerlo, porque aunque respiro el desperdicio que exhalas, me alimento de algo que no es tu miedo, eso en tu pecho no existe. Solo existo yo y lo que a mi alma le hiciste.

Sam Colungaa Picsart

Musgo y Pola Viento

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PALABRAS AL AIRE IV

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e pregunto qué habré hecho mal para terminar en donde estoy ahora, lejos de quien más quiero, sin nada, intentando hacer lo mejor para todos cuando estoy haciendo lo peor para mí. Perdón. Perdóname. Tal parece que te he abandonado y lo que menos me ha preocupado has sido tú. Si tan solo mis palabras fluyeran tan rápido como lo hace la sangre entre mis venas, podría ser invencible y lograría hacer todo lo que quisiera. Pero me quedo callada. Veo cómo la vida pasa y cómo la estoy perdiendo sin la posibilidad de estar contigo. De vez en cuando me pregunto por qué continúo aquí, sin ti, cuando tú eres mi vida. Solo puedo sentir las miradas a mi alrededor, cada una fija en un monitor mientras pasan de la pantalla, a sus dedos y después a mí, analizando cada uno de mis movimientos, esperando a que haga algo mal y tengan otra razón para pensar mal en mí.Y eso no debería importar, pero nadie tiene idea de lo que se siente cuando uno conoce estrechamente la soledad.

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Pienso en ti, entiéndelo, pero me quedaré hasta que mi cuerpo no pueda dar más, hasta que mi mente deje de evadir este vacío que no dudo tú igual sientas; continuaré sintiendo todas las miradas con tal de que algún día, pueda mirarlos a los ojos y no volverlos a ver. Entenderé que nunca hice mal y que nunca volveré a estar lejos de ti.

Cortesía de Pixabay

Ambigua

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ESCUCHA, VEN, TE AMO, SILENCIO

Para Perlita, un alma pura que se muestra confundida.

-Ven- le dije cuando comenzó a correr. -Escucha- se detuvo y lo gritó a la distancia, esperó a que lograra oír algo. -Silencio- no lograba percibir ni un solo sonido. -Espera- volvió a gritarme para que no lo echara en saco roto. -¡Escucha!… es tu voz haciendo eco- grité y quedo suspendida en el universo la palabra “eco”. -Ven- dijo mientras dejaba caer su cuerpo en los mirasoles. -Silencio- Dije para mí misma y corrí hacia ella. -Te amo- susurró cuando logre sujetarla en mis brazos. -No es entendible- le dije a Came, y no podía apartar la vista de la sangre que salía de tu torso. -Nunca nada puede serlo- sonreía. -No existe el entendimiento absoluto…- fue lo único que pudo salir de mi boca ante la confusión. -… la comprensión entera…- herida me respondía intentando continuar mi caos. -… ni la verdad verdadera- concluí e intenté cubrir con mi mano la rajada que llevaba en el vientre. -Muero. -No existe la muerte perpetua- le dije mientras secaba sus lágrimas con la yema de mis dedos 30


-¿y el olvido eterno?- me preguntaba temblorosa y frágil -Es la ausencia universal. -¿Seré ausencia? -Escucha- le ordené, al fin había identificado el murmullo que antes de descomponerse me pedía oír. -Estoy muriendo- sonrió mientras fijaba en mí su vista abatida. -Silencio- le suplicaba. -Espera… -…No, estás muriendo- y la abracé como nunca fui capaz de tenerla en mis brazos. -Nadie nunca termina de hacerlo- cerró sus ojos. -Ahora duermes, sueñas y son sueños de grandeza. -Sujétalos, se van- seguía respondiéndome aún con los ojos cerrados, levantó su mano y con el dedo índice señalo el infinito, como si en él pudiera ver cómo se iban sus sueños. -Despierta, sueña en mis pupilas cálidas- le gritaba desesperada. - Me anclaré a tu pecho a mitad del mar- me dijo mientras hundía su cabeza en mi pecho. - Te amo- le respondí deshecha. A mí corazón comenzó a atraerlo el centro de la tierra con mayor fuerza. Súbitamente desperté y recorrí la habitación en un vago intento de recuperar la cordura. Busque el teléfono marqué el número de Camelia. El mensaje de una operadora se escuchó en la bocina. Cometí un error no debí llamar, ¿qué podría decirle?, que la mudanza oficialmente estaba terminada, que en mi casa faltaban los muebles suficientes para que le pudiera llamar una casa, que me faltaba ella para que pudiera llamarle hogar. Le contaría que la había soñado, que corríamos por el semidesierto en Peñamiller y cómo de un momento a otro pareciera que huía de algo y todo se hizo silencio. Le diría que cuando se alejó de mí lo suficiente, dejó caer su cuerpo en miles de mirasoles, que murió 31


cuando el desierto de Atacama se llenó de flores. El cuerpo de Camelia había sido encontrado dos meses antes en la carretera de Tolimán a Peñamiller. Cuando sucede una muerte le piden a algún familiar que reconozca el cuerpo, cuando me pidieron hacerlo no hubo en mí sobresalto alguno. El cuerpo inerte de Came estaba desnudo, dormía sobre la mesa metálica de una morgue etérea, soñaba con sueños de grandeza. Came esa noche huía de mí, aún no lo asimilo. Sobre Atacama cae un velo de vida cuando ella muere, en Peñamiller descansa el alma libre de la que fue mi hermana. Te amo, silencio, espera, escucha, ven. Podría pasar buscando las razones de Camelia diez años en el semidesierto. Camelia. Came aceptó ser muerta en mis manos, Came aceptó desfallecer entre mis brazos.

Unsplash

Karen Miramontes

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<ME HARTÉ DE ESPERAR ASÍ QUE FUI A LA MONTAÑA>

Tengo el cuerpo deforme y colorado / Y la vista ataviada con un cuerno deshilachado / Pero he aceptado que vendrá en mi partido el viento /

Pronto volvió un campo / concentrado a mi guardia / Cayó una lumbre bíblica / en el interior de mis manos /

No, ya no puedo, esto es suficiente / Nada he merecido y todo me lo han dado / Que quede esto firmado en algún recibo /

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<Sí pudiera tomar lejos del mar Volvería al río pero no me ahogaría Solo me colgaría de algún árbol cercano>

Igor Osyannyjox Unsplash

Nicolás Pacheco

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DULCE

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e descubro durmiendo en mi cama, descansas donde lo hacen mis pies. Te miro pacífica, tranquila, respiras lenta y suavemente; no puedo evitar pensar que eres la cosa más preciosa que he visto en toda la vida, no puedo evitar girar mi cuerpo y abrazarte, cuando lo hago, a penas te inmutas, tan solo sigues durmiendo. Me pasan por la mente los momentos pasados en que nos conocimos y me enamoré de ti, de tu rostro precioso y tus ojitos verdes. Estoy contenta de dormir contigo. Cuando te tengo cerca puedo olvidarme absolutamente de todo, incluso del dolor que llevo en el vientre, cuando te tengo cerca no importa si el móvil suena o si los vecinos gritan, tan solo quiero sentir tu piel contra mi piel, tu respiración, tu aliento, tu boca susurrando que me quieres como yo te quiero. Entonces te levantas, vas a la cocina, pruebas algo que suena crujiente y me sumerjo en la incógnita de si volverás. No es que desee retenerte, vamos, tú eres tuya y yo soy mía, no eres mía, no soy tuya, no puedo obligarte a compartir la cama o la carne, sencillamente me queda entregarme a ti cada vez que lo permites, por eso, cuando escucho tus pasos descalzos volver a la habitación, sonrió, extiendo los brazos, pasas rozando entre ellos, nuevamente me permites un poco de ti, extiendes tu cuerpo para que el mío te abrace, suspiras, me pego a tu espalda -sin decir nada, las dos calladas- pienso entonces en tu hija que está perdida, duele, duele porque la quiero como si fuera mía, tú no recuerdas al padre y sueles omitir el tema, sé que le lloras de vez en cuando y deseas que a nadie le suceda algo pa35


recido, por eso temes por la joven que es tu sangre, por eso desde que llegaron a mí hace tanto, lo he hecho de novia y de padre, son, simplemente mi tesoro más grande.Al pensar en ello un nudo líquido y pesado se gesta en mi garganta, te acerco más, late tu pecho, beso tu hombro desnudo, lágrimas discretas se absorben por tu piel blanca, pienso que todo estará bien, seguro la hija volverá ésta noche, seguro dormiremos las tres en esta cama, seguro al despertar hablaremos y se resolverá la huida, todas estaremos tranquilas, te besaré, la abrazaremos, tomarás mi mano y yo la suya, apretaré sus palmas cerrando los ojos: todo estará bien. Casi imperceptiblemente te giras, me miras, con tu nariz empujas la mía, despego el rostro del pecho, me encuentro con tus labios; tú también lloras. Te beso muy tenue, pongo tu mano en mi seno, ambas latimos como las olas del mar: rompiendo con fuerza en cada impacto. Pones mi mano en tu seno, con la otra me acaricias el cabello, y como si fuera magia el llanto cesa, no sé qué haría sin el poder analgésico de tu cariño. Suspiro en tu boca entreabierta, absorbes mi aliento con calma, muy bajito me dices que todo estará bien.

Pola Viento

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SU SOMBRA PERPETUA

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veces, su fantasma me visita, como si fuera un constante vecino que llega a preguntar si de pura casualidad no tienes, en el frigorífico, lo que a él le hace falta en el suyo. Se acerca y el piso ausente de sus pasos, no rechina, no hace ni ruido; luego, cuando sus piernas flotantes se cruzan tras de mí, me invade el cuerpo un escalofrío que al principio resultaba repugnante porque venía acompañado de una sensación viscosa en mi pecho, como si un molusco moribundo sobreviviera a duras penas en el ducto de mi garganta; pero ahora es tremendamente dulce, esperado, casi ansiado, tiene ese sabor familiar de las palabras que fueron repetidas una y otra vez por los mismos labios, saboreadas por la misma lengua. Ha llegado y ese frío abrasador, ese calor helado, es la prueba. Es extraño cómo me he acostumbrado a su presencia, cómo mi cabeza ya no se sorprende por escuchar su voz sin que diga palabra. Sigue, a pesar de todo, siendo quien era: una distracción preciosa que me impide escribir por estar a su lado, por hablarle, por escuchar la música que en este momento es su favorita y que cambiará dentro de un mes. Sé que está aquí, viendo mis dedos teclear las palabras, pero no sé si extraña la sensación de tocar las cosas así que le pregunto. -¿Cómo va todo? -¿Sabes? -responde sólo para mí. Habla con su característica voz 37


pensativa que nadie más escucha- en realidad pensé que sería diferente, pero me la paso haciendo lo mismo, teniendo las mismas ideas. -¿Sigues deprimiéndote y preocupándote por el amor? Hago que se ría y la imagen de su mano cubriendo su boca cuando lo hace, me da una sensación agradable. -Sí… he estado pensando que me equivoqué. - Así que ¿te arrepientes? -si su respuesta es afirmativa, no le diré te lo dije aunque quiera hacerlo, aunque le pedí por favor que no hiciera lo que hizo. -No me arrepiento. Aceptar que algo ha sido un error es distinto a desear no haberlo hecho. Sólo creo que no era mi tiempo porque si lo fuera ¿no estaría ya lejos de aquí? Me quedo en silencio porque creo que sé la respuesta. Cuando me dijo que quería marcharse, le contesté que no lo hiciera o que si lo hacía, por lo menos tenía que venir a platicar conmigo, está aquí porque yo retengo su espíritu, porque no quiero que se marche todavía. -¿Me ayudas con esto? -cambio de tema a uno más común y menos incómodo para mí- Se me fue la palabra ¿cómo se dice cuando algo ocurre y ocurre, algo cotidiano pero de forma lenta? Se queda pensando un poco, luego rueda los ojos y con una sonrisita me dice:

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-Paulatino. Entiendo por qué le causa gracia, tiene el mismo efecto en mí. -No puedo creer que se me haya olvidado -digo riendo. De vez en cuando le pregunto exactamente lo mismo sólo para asegurarme de que no me ha olvidado pero la verdad es que no sé qué voy a hacer si llega a hacerlo. Hay momentos en los que una extraña seguridad se aloja en mi ser y entonces creo que no hay problema si me olvida; entonces vuelve a visitarme, su alma viene a echar un vistazo a la mía y la idea vuela lejos como el humo de los cigarrillos que cargaba en su mochila. A pesar de todo, nunca me he atrevido a decirle adiós, ni me he atrevido a seguir su camino, aún me quedan muchas cosas aquí. Nadie se esperaba, no del todo, que su mano se atreviera a matarse; siempre creímos que ya no estaba mal, que la sonrisa de sus labios era real a pesar de que no se reflejara en sus ojos, nos equivocamos. Sus padres, sus amigos, todos, sabíamos que tenía una obsesión extraña por hacerse daño y que no pedía, jamás, ayuda, pero nos gustó pensar que no lo hacía porque no la necesitaba; quizá estábamos en lo cierto porque si le gustaba sufrir entonces ¿no fue placentero el hecho de morir como lo hizo? Está conmigo, sin embargo, no me atrevo a preguntarle para resolver mi duda. De cualquier forma, tampoco importa mucho que lo haga o no porque bien puede ser que su fantasma sea sólo mi imaginación, que me he negado a dar por cierta su muerte a tal grado que la he revivido desde el fondo de mi alma. Es como si fuera el constante vecino que en lugar de preguntar si le podrías regalar un 39


par de limones o un poquito de azúcar, dice: -Disculpa ¿de casualidad tendrías en tu cuerpo, un poco de vida que te sobre? Se me terminó la mía. A lo que yo dije: -Espera, no estoy segura. Y luego de buscar muy dentro, continué: -Sí, parece que sí. Se puede revivir a cualquier persona con la suficiente cantidad de lo necesario; sólo que ya no me queda claro si es su fantasma, peregrino de la muerte, aquel que me pide vida o el que me la da.

Musgo

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ANDRÉ EL GIGANTE (O MANDRÁGORA MONOMITO)

De vez en cuando, todos podríamos perderle el miedo a la rueda [Le dice la abuela desde la mecedora] (Allá donde nada pasa y todo queda) Un joven francés llega en tierra y edad Cuando el clima es fresco (Abuela te abrazo y no siento miedo) Cuando la luna tiene los pelos crespos (Hay un joven muriendo al otro lado del baño) [El joven es tan solo un hombre dormido] {El hombre es tan solo un hambre dormida} [El hombre toma la forma de Sinbad] [Llega al lugar un carnaval de escorpiones] {Una caravana de escorpiones}

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{Una catarata de escorpiones} Cruzando en paralelo /algún Nilo/ /algún Bravo/ Una lanza despezuñada a la bruma de la noche Allaá donde se desdobla en pájaros el mar azul Sí, ahí yace despellejada la noche Allí yace mi miedo dormido (Mi gigante de diez dedos) Un hombre [Una marometa] Un vuelo plácido [Un golpe seco] El ring tiembla contra las costras de la atmósfera {Las costas de la atmosfera} /Tres arterias/ /tres caídas/ /tres suspiros/ Un sueño {Barca yace dormido en San José, pero quisiera estar en Niza}

Nicolás Pacheco

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ENTRAMADO DE AGUJAS CHUECAS

E

l estrés es mi enemigo más grande, la rutina, su amiga, una pesadilla, el desvelo por labores, la cosa que menos deseo en todo el mundo. Al pensar en ellos se frunce mi ceño, se tensan las pasiones y los nervios de mi rostro. Estoy despierta, en teoría soy una mujer productiva pero no logro redactar un artículo decente. Me he pasado más de doscientos minutos mirando una página en blanco. Cuando comencé a escribir me negaba en lo absoluto a usar un computador para expresarme, sin embargo, justo ahora, tecleo con delicadeza y rapidez un pedazo de plástico contaminante, sucio y antinatural. La naturaleza me da todo lo que requiero y sigo ignorándola, insisto en bañarme con agua caliente y vestirme con telas hechas de algún derivado del petróleo, consumo dulces con azúcares añadidas, no sé de qué están hechas las salchichas. No necesito saber de qué están hechos los champiñones, solo deseo saber cuándo es bueno cosecharlos, no quiero una envoltura metálica con impresión profesional, necesito a penas un mango, ¿Dónde se consiguen en esta temporada?, tengo un deseo inexplicable por uno de esos, si supiera plantar algodón me haría un vestido de uvas, quiero aprender a lavarme en el río. Me gusta pensar que soy viento y a la vez agua: con el primero viajo y me siento libre, con el segundo me siento libre y viajo, navego acariciando las rocas dulces, las algas saladas, recorro el mundo

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más rápido que Santa Claus en navidad. Si me desespero hay tormenta tropical, si me encuentro la playa amanece con una mujer embarazada y otra mirándola, si te miro te amo, si te amo me vivo, y si vivo, si vivo no necesito labores ni desvelos ni agua tibia ni perder mi cielo, porque no conozco el reloj e ignoro el tiempo, porque olvidé mi edad y el nombre que me pusieron. Siempre quise llamarme Ana, o Alicia, o Isabel, Isabel es la reina de Inglaterra, yo soy la primera dama de los liliputences, los pequeños, los mágicos, los constructores de caminos y sueños. Sueño con ella y contigo, sueño que el salón flota con los tres dentro, como si nos cargara una tortuga con cuatro elefantes en su caparazón. No nos movemos, sencillamente levitamos y besamos al viento, me besamos cuando sonreímos y sonreímos cuando despierto a las dos cuarenta y tres de la mañana negándome a un primer párrafo más.

Pola Viento

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