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LA CARTA Fieles al carisma de nuestro fundador
Año 68 No. 794 septiembre 2021 La voz joven de la Iglesia en Asia
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FIELES AL CARISMA DE NUESTRO FUNDADOR FX Noticias
P. Ismael PIÑÓN, mccj
La mayoría de los especialistas en el estudio de la economía están convencidos de que en un futuro no muy lejano China será la primera potencia económica a nivel mundial. Si hace unas décadas el mundo oriental en general –y China en particular– era desconocido para nuestra civilización occidental, hoy ya no es así. La economía tiene un gran peso en la influencia y el poder que un país puede ejercer a nivel mundial, y en este sentido, China está avanzando a un ritmo vertiginoso.
A nivel de Iglesia, sucede algo parecido. Aunque el porcentaje de población china que se declara cristiano sea bajo con respecto a otros países tradicionalmente católicos, lo cierto es que la Iglesia china está viviendo un momento de auge, a pesar de las grandes dificultades que tiene para expresar y transmitir su fe con plena libertad. La represión por parte del Gobierno a todo aquel que intente hacer el más mínimo apostolado hace que se pueda hablar de una real persecución contra aquello que no sea la Iglesia oficial, es decir, la que está ligada al partido.
Cuando a mediados del siglo XIX san Daniel Comboni ideó su «plan para la regeneración de África», no se imaginaba que, 150 años después, el Instituto misionero por él fundado iba a apostar con fuerza por este gigante asiático. La presencia de los Misioneros Combonianos en Asia y, concretamente en China, es vista hoy como una respuesta actualizada a aquel famoso lema de «salvar África con África». El carisma heredado de nuestro fundador nos impulsa a realizar la misión evangelizadora de la Iglesia entre los pueblos aún no evangelizados o que no lo están suficientemente, tal y como dice nuestra Regla de Vida; y no cabe duda de que el mundo asiático es auténtica tierra de misión.
Fieles a aquel lema de Comboni, y sin olvidar la misión en África, hoy sus herederos dedican parte de sus esfuerzos en apoyar también a la Iglesia china, fortaleciendo la formación de los agentes de pastoral locales, dando apoyo a las comunidades cristianas y priorizando la ayuda a los más pobres y abandonados de la sociedad. El lema «evangelizar África con los africanos» se ha enriquecido con el de «evangelizar a China con los chinos». Los valores del Evangelio son universales, y su proclamación debe adaptarse a la realidad en la que es anunciado. Apoyar y ayudar a la Iglesia china es, pues, una manera de vivir, en la realidad de este siglo XXI, el carisma de nuestro fundador.
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