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JUSTICIA Y PAZ Otro país, desde Dios
¿Festejos?, o memoria y triunfo de la dignidad
Más allá de conmemoraciones o debates polémicos por visiones u omisiones históricas, este mes deseo abordar la «conquista» como una oportunidad para meditar sobre algunas pautas de nuestra historia que dan luz e identidad a la vida humana.
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Tenochtitlán se había fundado dos siglos antes de la llegada de los españoles, gracias a las alianzas con otros pueblos y a su sistema tributario que, en poco tiempo, logró extender su poder imperial y lo ejerció con mano dura sobre otras etnias. Así, hay estudiosos que sostienen que no hubo conquista española, sino una guerra de independencia (la primera) contra los mismos mexicas de cerca de 400 pueblos sojuzgados. «Dejar de pagar tributos humanos (sacrifcios) fue la razón por la que diversos reinos se unieron a Cortés contra los mexicas, y escapar así de su régimen de terror», sostuvo en entrevista para la Deutsche Welle, Alberto PérezAmador Adam, especialista en cultura virreinal e investigador de
la Universidad Autónoma Metropolitana de México (UAM).
A partir del 13 de agosto de 1521 el fn de una batalla por la toma de esa capital transformó para siempre la cultura e idiosincrasia de muchos pueblos originarios en este territorio. La «conquista» provocó que otro pueblo se hiciera con el poder para prevalecer sobre las culturas indígenas. Hubo exterminio, pero también mestizaje, intercambio, aprendizajes... Contrastes que dieron paso a una nueva identidad nacional, no sin sufrir estragos en todo el ámbito de la vida indígena: cultural, ideológica, espiritual, ambiental, etcétera.
Por un lado, vencer y dominar por cualquier medio fue la meta de la visión militar, pero siempre hubo críticos a la propia cosmovisión colonialista que justifcaba dicha conquista. Vencedores o vencidos relataron su propia historia. Así, «conquista» o «resistencia» se «ofcializaron» con criterios ideológicos en ciertos momentos, pero un ejercicio histórico sano sería ver más allá de mitos, tergiversaciones o romanticismo de las crónicas.
La memoria que pretendo rescatar es la posibilidad de retomar los valores relegados de las cosmovisiones indígenas; rescatar los aportes que engrandecen nuestro mestizaje, así como recuperar lo olvidado: una resistencia continua de muchos pueblos que siguen dejados al margen del bienestar y del desarrollo integral de la sociedad.
1521, 1821, 2021, ¿conmemoración o cambio?
No se trata de engrandecer el pasado con efemérides, sino de un ejercicio cívico que nos haga recordar quiénes somos para no olvidar que la sombra de la opresión a través de nuevas esclavitudes continúan hasta 2021.
Retomemos la visión de no dejarnos vencer por los idearios colectivos que mantienen el clasismo, el racismo, el autoritarismo, el machismo... No se trata de empatar todo con una fecha, sino del momento histórico justo para repensar nuestro futuro y no repetir errores del pasado.
Ya sean los casi siete siglos de una ciudad bien organizada que queda en la lejanía, la independencia de otros indígenas hace 500 años o la consumación independentista de hace 200, la idea es cambiar las relaciones en la sociedad, para que sea consciente, emancipada, liberada, autónoma y en continua rebeldía contra opresiones de cualquier tipo.
Por encima de todo, reivindiquemos a los pueblos originarios, no en letra muerta o leyes que se incumplan, sino con el respeto a su cosmovisión, en donde se vive con dignidad, respeto mutuo, diálogo intergeneracional, solidaridad y gran amor por la madre tierra.
Debajo del suelo y de nuestra piel, hay grandes valores del indigenismo, y si deseamos avanzar al futuro como hermanos, como connacionales, debemos empatizar con sus demandas, sus gritos de auxilio, su eterno reclamo y su valiente resistencia por no ser aniquilados por completo. No retomarlos sería formar parte de un sistema opresor y devastador para una sociedad que pretende desarrollarse con dignidad hacia un futuro en donde todos prosperemos.
Rescatar el valor indigenista y ponerlo «a for de piel» implica un espíritu humilde que reconozca que lo subyacente emerja para dar forma a una nueva cosmovisión de mexicano, de ser humano...