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CARTAS DE MISIÓN

Yerson Olivares

Vacunas al mejor postor

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¿Otra América posible?

En los últimos meses, el proceso de integración de los países latinoamericanos y caribeños ha estado marcado por tensiones y posturas contrarias al control hegemónico de Estados Unidos en el continente, particularmente en lo referente al bloqueo económico hacia Cuba y a la parcialidad de la Organización de Estados Americanos (OEA) en la resolución de los conflictos de la región. Por su parte, el presidente Biden, lejos de cumplir sus promesas de aliviar algunas de las 253 sanciones coercitivas impuestas por Trump contra Cuba, tiende a reforzar su línea dura, presionado por los votantes hispanos de Florida y por las manifestaciones que se realizaron en la isla el 11 y 12 de julio. Esto a pesar de que el 23 de junio la mayoría de los países miembros de las Naciones Unidas votaron una vez más, como lo han hecho en los últimos 30 años, por el fin del embargo a la isla, recrudecido por la emergencia pandémica. Además, el mandatario desdeñó la carta abierta publicada el 30 de julio y firmada por más de 400 ex presidentes, dirigentes políticos, intelectuales, clérigos y activistas de todo el mundo, quienes le exigieron un cambio de rumbo y la reanudación de la apertura, porque «poner fin a la grave escasez de alimentos y medicamentos debe ser la máxima prioridad». A contracorriente de la actitud injerencista y servil de la OEA, en la cumbre de presidentes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que se realizará en septiembre, se buscará promover la unidad y la cooperación de los países, hacer respetar la soberanía de los pueblos y articular y potenciar otros espacios de integración regional. (ARGMedios / Agencias) •

Las farmacéuticas multinacionales que producen vacunas contra el Covid-19 continuarán haciendo «su agosto» y aumentando sus ganancias durante algunos años, pues los ritmos de vacunación a nivel global son extremadamente desiguales mientras que siguen apareciendo nuevas variantes del Sars-Cov-2. Después de que Cuba anunció resultados prometedores de su vacuna Abdala (de tres dosis), la cual presentó una efectividad de 92.28 por ciento contra infección sintomática, casos graves y muertes por el nuevo coronavirus, casualmente, la empresa Pfzer intensifcó una campaña de promoción de la supuesta necesidad de una tercera dosis de refuerzo de su vacuna. Aunque la OMS, expertos y organizaciones advirtieron que, si se quiere domar la pandemia, las dosis extras que algunos países ricos ya comenzaron a aplicar, deberían ser destinadas a los 3 mil 500 millones de personas de las naciones con menos ingresos que no habían recibido ni una sola inyección hasta principios de agosto pasado. Mientras tanto, la Unión Europea refrendó su disposición a continuar siendo «la gallina de los huevos de oro» para las grandes farmacéuticas (como afrmó Vittorio Agnoletto en entrevista a Radio Popolare), al contratar el suministro de cientos de millones de dosis adicionales de vacunas de ARN-m con costos superiores a los pactados en 2021. (Reuters / Pressenza)•

Nico Smit Ismael Piñón

Cumbre alimentaria cuestionada

En septiembre de este año se realizará la Cumbre de Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas (UNFSS), como una de las acciones de la década para alcanzar los Objetivos del Desarrollo Sostenible para 2030. Sin embargo, a fnales de julio pasado, en paralelo al encuentro preparatorio celebrado en Roma, infnidad de organizaciones sociales, así como relatores anteriores y actuales, promovieron una contra-movilización de los pueblos para transformar los sistemas alimentarios corporativos y denunciaron que se está yendo en la dirección equivocada desde que se formalizó la asociación estratégica entre la ONU y el Foro Económico Mundial de Davos, organismo privado compuesto por más de mil de las multinacionales más grandes e infuyentes, que tienen gran capacidad de infuencia, cabildeo y cooptación. De hecho, como señalan algunos investigadores de la Universidad de Deakin, «diez empresas controlan el 47 por ciento de la participación de mercado de los cien principales fabricantes de alimentos del mundo». Entre ellos se encuentran Nestlé, Pepsico, Coca-Cola, Danone, Kraft Heinz, Unilever, Kellogg´s y Ferrero. Estas empresas son las que imponen la lógica de la comida chatarra sin hacerse responsables de los daños a la salud y al ambiente. Su presencia en la referida cumbre puede impedir que el aprendizaje que trajo la mortal pandemia sobre las comorbilidades genere un cambio signifcativo en los sistemas alimentarios y una revisión radical en la producción, procesamiento, comercio, distribución, precios, comercialización, etiquetado, consumo, desperdicio, etcétera. (Pie de Página / Navdanya International)•

Bienvenido y buena misión

Desde hace algunos meses hemos empezado a leer algunos artículos del padre Ismael Piñón en Esquila Misional y Aguiluchos. Ahora iniciará como director de nuestras revistas y nos alegra mucho contar en nuestro equipo con su experiencia periodística y misionera.

El padre Ismael es de nacionalidad española y lleva en sus espaldas una larga experiencia comboniana. Durante varios años ocupó la dirección de las revistas Mundo Negro y Aguiluchos, de los Misioneros Combonianos en España, y por más de 15 años trabajó en nuestras misiones de Chad, África, la tierra que se ganó su corazón; ahora México se va convirtiendo en su segunda familia y nos sentimos afortunados con su presencia.

Desde que llegó ha manifestado gran disponibilidad y entusiasmo para poner al servicio de todos nuestros lectores su experiencia y su cariño por la misión. Su llegada será una ocasión para enriquecernos con sus dones y cualidades humanas, misioneras y periodísticas.

Bienvenido, padre Ismael, te deseamos una experiencia misionera en México llena de bendiciones y agradecemos todo lo que compartirás con nuestros lectores. Tu presencia en el equipo de Redacción será una bendición y gran estímulo para seguir animando misioneramente a nuestra Iglesia de México.

Misión en Sri Lanka

Me llamo Beatriz Galán Domingo y vivo en Sri Lanka. No soy turista ni heroína, soy misionera comboniana al servicio del Dios de la vida compartiendo cada día junto al pueblo esrilanqués.

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Por: P. Joseph KUNG

Macao, China

Fotos: FX Noticias

Tan lejos, tan cerca

–Un misionero cuenta la situación de la Iglesia en China–

«¡M amá, Jesús es tan bueno! ¿Por qué no puedo decir que lo quiero?». Esta pregunta, formulada por una niña de siete años, rompió el corazón de Xiao Ming, madre de tres hijos, quien se quedó sin respuestas adecuadas para evitar la dolorosa verdad: en la escuela y la sociedad, como católicos, sus niños son y serán discriminados y penalizados. Tal vez, un día, perseguidos. Con el rostro bañado en lágrimas, Xiao Ming me preguntó: «¿Cómo explicarles la razón de mantener su fe oculta en la escuela y con sus amigos porque no lo permiten las autoridades? ¿Cómo enseñarles a callar lo que hacemos como cristianos para no tener problemas en el aula? ¿Qué daño les hacemos a su salud mental y espiritual?».

Sin embargo, los pequeños perciben claramente lo que está pasando. Su hija menor le dijo: «Mamá, en la tarea debo escribir lo que hicimos durante el fin de semana, pero no escribo que asistimos a una boda por la Iglesia, porque no podemos decir eso, ¿verdad?». Cierto. Además, deben guardar la cadena con la cruz que tanto les gusta en el cajón porque no pueden usarla, y celebran la eucaristía a puerta cerrada, no por el Covid-19, sino para pasar desapercibidos. A pesar de las garantías del gobierno sobre la libertad religiosa en China, para sobrevivir los cristianos se ven obligados a mantener un perfil bajo, o mejor dicho, muy bajo. Cada vez se parece más al tiempo de las catacumbas.

La situación actual no es nueva en la historia milenaria de la

Iglesia, que siempre ha tenido problemas turbulentos con el poder político. Lo que duele es que los acuerdos entre la Santa Sede y el gobierno (firmados en 2018 y renovados en 2020) habían dado la ilusión de la posibilidad de normalizar la presencia de la Iglesia en la sociedad china, que en los últimos 20 años ya había hecho mucho a nivel cultural, social y caritativo. Pero las recientes «Medidas administrativas relativas al personal religioso» y las «Normas sobre las actividades religiosas extranjeras en la República Popular China», que prohíben toda participación de los misioneros extranjeros en la vida de la Iglesia, han sellado definitivamente el poder absoluto del Partido Comunista sobre la Iglesia china, que sólo ve en ella un instrumento para llevar a cabo su política. Según esta normativa, los católicos, además de amar a su patria, deben «apoyar el liderazgo del Partido Comunista Chino, apoyar el sistema socialista, practicar los valores socialistas fundamentales y adherirse al principio de independencia y autogestión de las religiones en China».

A la Iglesia china le habría encantado participar activa y lealmente en el establecimiento y desarrollo de la vibrante sociedad china, fuerte en sus valores evangélicos y manteniendo su identidad espiritual. En décadas pasadas creó una red caritativa capilar para atender a los que quedaban al margen del gran desarrollo económico del país, como los huérfanos, las personas con discapacidad, los ancianos o los estudiantes pobres. Por desgracia, ahora el margen de acción social de las comunidades cristianas es mínimo. El cierre de los proyectos educativos y asistenciales tuvo lugar mucho antes de que la pandemia pusiera el sello final al control total del Partido sobre sus actividades. Los obispos y sacerdotes, la cara más visible del Partido y, por tanto, los más perseguidos, se ven ahora obligados a pasar por el aro para mantener unidos el patriotismo y la fidelidad al Evangelio, sabiendo que están vigilados las 24 horas del día por las fuerzas de seguridad.

Sin embargo, ante la compleja situación, los católicos de China continúan con «valor creativo», como diría el papa Francisco, su camino de fe. Debido a las restricciones y controles, rezan más en familia que en las iglesias. A pesar de la censura, siguen publicando en internet material relacionado con la fe. En cuanto pueden, se desviven por organizar reuniones de formación. Aunque no puedan expresarse, piensan y ven la realidad con una narrativa diferente a la oficial. El gobierno ha cerrado la mayoría de los centros de caridad y ha prohibido la financiación externa, pero la gente sigue atendiendo a los necesitados con sus propios medios. A pesar de la política de sinización de la Iglesia por parte del Partido, se sienten parte viva del Cuerpo de Cristo dirigido por Pedro, y desean aprender y comprender más profundamente su fe, especialmente los jóvenes.

De diversas maneras, los combonianos intentamos acompañar su camino, aunque sea desde la distancia. En este difícil momento (por el Covid y por las políticas religiosas draconianas) no sabemos qué podremos hacer en el futuro: ya no

es posible hacer planes a largo plazo. Lo que está claro es que ya no podremos acompañar a la Iglesia china como protagonistas –ya no se nos permite–, sino simplemente como hermanos. Cada vez tendremos menos que dar y más que aprender de los cristianos chinos.

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