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4saboteadores comunes EN EL CAMINO DEL LIDERAZGO
Lucía Galota Quevedo @ lucygalota
En la acelerada transformación global, las personas deben ser capaces de aprender y adaptarse al mismo ritmo para obtener resultados exitosos. Las demandas crecientes de inclusión, participación e innovación y la necesidad de ambientes flexibles de trabajo, exigen un mayor nivel de madurez por parte del líder para acertar en la toma de decisiones. Es indispensable, debido a las complejidades de las exigencias, que las personas que asuman roles de liderazgo se preparen, conscientemente, para este propósito. El liderazgo tradicional ya no funciona.
El camino del liderazgo está lleno de obstáculos, y los principales son aquellos que tienen que ver con el mismo líder. Frecuentemente el líder asume actitudes que, lejos de potenciar el rendimiento, interfieren negativamente en el ambiente laboral. Los cuatro saboteadores más comunes que interfieren en el éxito del liderazgo son los siguientes:
1. Los jefes suelen ser reactivos frente a los retos que tienen en el manejo de personal. Su comportamiento está basado en sus condicionamientos personales y no en lo que es mejor para gestionar la autonomía y la innovación del colaborador. Actúan de forma impulsiva, sin darse cuenta y sin comprender la conexión entre su comportamiento y los resultados que obtienen, culpando muchas veces a los demás por las consecuencias propias de sus acciones.
2. Los jefes asumen que su personal son entes pasivos que deben obedecer sus órdenes sin cuestionarlas. Muchos no sienten un
interés sincero en las necesidades de sus colaboradores, y su principal interés es tener servidores. Piensan en las personas al uso, estableciendo relaciones transaccionales. El ser obediente es el primer nivel de madurez de una persona y es necesario para aprender lo que no se sabe, pero es contraproducente cuando lo que se aspira es un personal de alto rendimiento. Un líder debe anhelar tener un equipo autónomo capaz de innovar, este es el único camino para el progreso compartido y sostenido.
3. Con frecuencia los jefes toman decisiones basadas en sus opiniones personales y no en la comprensión de los hechos, lo que garantiza una alta probabilidad de equivocación. Estos errores de criterio pueden evitarse si el jefe sabe diferenciar la comprensión de la realidad, de sus posicionamientos personales. Pero para hacer esta distinción se requiere de madurez psicológica y de un alto nivel de conciencia, que la mayoría de las veces el jefe no ha adquirido.
4. Muchos jefes suelen confundir comunicarse con hablar y no le prestan atención al hecho de escuchar, afectando así la calidad de la relación con su personal. De hecho, muchos no saben cuándo es oportuno hablar y cuándo es estratégico escuchar o indagar. Es muy común que en los ambientes laborales haya problemas de comunicación, las personas no saben conversar, no tienen idea de cómo crear cercanía y construir una visión compartida, apoyándose en una buena comunicación.
Liderazgo transpersonal
Ningún ser humano es más especial que otro, pero todos los seres humanos son únicos y se distinguen por sus características personales irrepetibles. Es muy difícil conseguir un ser humano idéntico a otro en su combinación única de competencias, valores y comportamientos. Esta combinación es personal, es la huella psicológica distintiva. El trabajo de un buen líder es comprender estos atributos distintivos naturales (ADN) de cada colaborador. Para esto debe dedicarse a conocer a su personal.
Este especial propósito de conocer a su equipo lo entiende muy bien un coach deportivo. Un coach sabe con precisión en qué es bueno su atleta y en qué no lo es, y diseña un entrenamiento integral para potenciar sus fortalezas y superar o neutralizar sus debilidades. Es fácil estar de acuerdo en que un coach deportivo que no haga esto, es un mal entrenador. Esto es lo mismo que debe hacer un líder en el ámbito laboral: conocer a su personal y potenciar sus fortalezas.
El liderazgo transpersonal, tal como la palabra lo dice, es la capacidad del líder de interesarse por las necesidades del otro de forma sincera, e ir más allá de sus propios intereses para beneficiar los intereses comunes. Representa el deseo honesto del líder por comprender a su equipo y dirigirlo hacia la autonomía y la innovación en un ambiente seguro. Se trata de construir una visión compartida que represente la alineación de los objetivos personales con los corporativos, y actuar pensando en la ampliación de la conciencia del equipo. Pero esto requiere de un alto nivel de conciencia y de madurez psicológica por parte del líder.
Actualmente las demandas para un líder son más complejas que antes, y se hace necesario mirar más allá de las expectativas personales para integrar a todos los actores claves del negocio en la construcción del éxito compartido. Para ello, el líder tiene que ser muy consciente de sus saboteadores personales, para evitar que interfieran en el ejercicio de su liderazgo.
La economía venezolana en 2021 ha mostrado ciertos contrastes con respecto a años anteriores. Algunas actividades del comercio están reportando incrementos en sus ventas de hasta 30%; en el primer semestre la industria farmacéutica nacional vendió 17% más medicamentos que en igual periodo de 2020, y la producción de la industria de alimentos aumentó un dígito cada mes en la primera mitad del año.
El mayor dinamismo que muestran algunas actividades en 2021 se experimenta luego de siete años en los que la economía venezolana perdió tres cuartas partes de su tamaño. Desde 2014, el Producto Interno Bruto nacional decreció sin pausa, y en 2020 esta contracción se profundizó con la llegada al país del COVID-19, que agudizó la crisis que ya venían experimentando distintos sectores.
El Fondo Monetario Internacional y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) coinciden en que en 2020 la economía de Venezuela decreció 30%, lo que constituyó la mayor contracción de la región y la segunda más pronunciada del mundo.
“Lo que ya estamos viendo es una economía que ya está llegando a sus niveles mínimos y comienza a readaptarse a su nueva realidad”, dice Luis Vicente León, presidente de Datanálisis.
De acuerdo con el seguimiento que hace Ecoanalítica, seis sectores han mostrado crecimiento en 2021: alimentos, salud, cuidado personal, servicios profesionales, comercio minorista, y tecnología y telecomunicaciones. En el sector petrolero, esta firma también ha registrado este año un aumento en la refinación interna. “El año pasado a nosotros nos estaban dando que los niveles de refinación interna estaban por el orden del 22%; en este momento nosotros estamos refinando alrededor de 45% (a) 47%. Esa mejora en refinación es un poco lo que impulsa al sector”, dice Asdrúbal Oliveros, socio-director de esta empresa de análisis.
“Después de que una economía se ha contraído casi 90% en ocho años, prácticamente lo que van quedando son ciertos sectores sobrevivientes, y esos sectores empiezan a concentrar el mayor cúmulo de actividad”, agrega Oliveros.
En cifras, la proyección sobre el comportamiento de la economía venezolana en general, al cierre de 2021, varía entre las distintas firmas de análisis, investigadores y organismos internacionales. Para algunos será estable respecto a 2020, otros prevén un leve crecimiento, y hay quienes pronostican que nuevamente se contraerá. En lo que sí coinciden es en que el desempeño será menos desfavorable que el registrado en años anteriores.
Ecoanalítica prevé que este año el Producto Interno Bruto decrecerá 4,4%, y que será en 2022 cuando podría mostrar un crecimiento de 5,4%. En contraste, la firma Síntesis Financiera proyecta que en 2021 la economía nacional podría crecer 0,8%. “Indica que hay, dentro de la economía, sectores que han comenzado una reanimación o, en todo caso, lo más importante es que se pueda estar dejando de caer”, dice la economista Tamara Herrera, directora de esta empresa.
“Cuando tú miras los porcentajes y dices: se está estabilizando o decrece menos que en el pasado o incluso puede crecer, por supuesto lo estás comparando contra un país que representa el 25% de lo que era en 2013, estabilizado, pero estabilizado contra un tamaño mucho más pequeño”, advierte el presidente de Datanálisis, firma que pronostica que en 2021 el Producto Interno Bruto de Vene-
zuela prácticamente no variará con respecto a 2020, y que en 2022 podría crecer al menos 2%.
El levantamiento de algunas regulaciones sobre la economía y la dolarización transaccional que se ha expandido desde 2019, son algunos de los elementos a los que distintos analistas atribuyen el mayor dinamismo que están mostrando algunas actividades económicas.
“Flexibilización en los controles de precio, dolarización de facto e incremento en los precios del petróleo están ayudando a que algunos pocos sectores se estén reactivando, pero la economía, en su conjunto, yo todavía espero que siga su ciclo recesivo por octavo año consecutivo”, afirma el economista José Manuel Puente, profesor de Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) y de la Universidad de Oxford, quien prevé que en 2021 la economía podría decrecer un dígito.
La actividad del sector privado ha ido cobrando cada vez más importancia para el desempeño de la economía nacional, ante la disminución de ingresos que experimenta el sector público y las limitaciones que enfrenta para acceder a otros mercados en un escenario de sanciones internacionales.
El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) señala que la reducción de la renta petrolera, la disminución de la recaudación tributaria y las limitaciones para acceder a los mercados de capitales externos han propiciado el levantamiento de regulaciones a la actividad privada por parte del Gobierno.
“La liberación del mercado cambiario, el desmantelamiento de los controles de precios y una mayor flexibilidad en el mercado de trabajo, entre otras limitaciones, han permitido la reanimación de ciertas actividades económicas muy focalizadas, sectorial y espacialmente…”, dice el IIES de la UCAB en su Informe de Coyuntura Venezuela de junio de 2021, en el que presenta un pronóstico de crecimiento económico de 2% para este año.
“En la práctica, la economía se ha ido abriendo porque no le quedó más remedio, no porque haya un modelo de apertura, no porque el Gobierno venezolano cambió su percepción de la economía, sino porque simplemente o empíricamente no hay forma de operar que no sea permitiendo que el sector privado importe, produzca, establezca precios y compre divisas para operar”, afirma Luis Vicente León.
La dolarización transaccional que, según Datanálisis, se ubica en 68%, también ha contribuido a agilizar la actividad de distintas empresas y a mejorar la capacidad de compra de un segmento de la población con acceso a divisas. “Si tú no permitías que fluyera de manera abierta el dólar, las empresas no podían operar, no podían vender, no podían avanzar”, señala León.
Tamara Herrera sostiene que la dolarización ha permitido a las empresas operar con mayor claridad. “El hecho de que las empresas puedan cobrar y pagar en divisas les ha dado certidumbre, relativa estabilidad, y eso ha favorecido incluso cierta racionalidad en los precios, porque de otra manera las empresas estaban en una permanente incertidumbre para la formación de precios”, afirma.
No todos los sectores van al mismo ritmo
Según los datos del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), la actividad
económica en general continuó contrayéndose en la primera mitad de este año. El Índice de Actividad Económica publicado por este observatorio disminuyó 21% en términos interanuales en el primer semestre de 2021.
El OVF reportó que, en el segundo trimestre del año, en comparación con igual periodo de 2020, el Índice de Actividad Económica disminuyó 3%. De acuerdo con sus cálculos, específicamente el sector financiero decreció 55,2%, el sector petrolero se contrajo 2,4%, y el sector público se redujo aproximadamente 70%.
La actividad manufacturera, en su conjunto, tampoco parece haber repuntado este año, según los datos arrojados por la Encuesta de Coyuntura de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), correspondiente al primer trimestre de 2021. Según este estudio, las ventas del 52% de las empresas consultadas bajaron, en comparación con el mismo trimestre de 2020; también el 52% de las empresas reportó que su producción disminuyó en este periodo, y 9% aseguró que no produjo.
El estudio concluyó que en el primer trimestre de este año el sector manufacturero usó en promedio 19% de su capacidad instalada; el porcentaje no varió con respecto al mismo lapso de 2020, pero sí bajó con respecto al primer trimestre de 2018 cuando la capacidad operativa promedio utilizada fue 26%, con respecto al de 2017 cuando alcanzó 32%, disminuyó en comparación con el de 2016 cuando fue 36%, y con respecto al de 2015 cuando se ubicó en 48%.
La baja demanda nacional, la escasez de combustible, los tributos fiscales y parafiscales considerados como excesivos por representantes del sector empresarial, la precariedad de los servicios básicos como agua, electricidad e internet, y la competencia de productos importados, son los aspectos que impactaron en mayor medida la fabricación de productos en el primer trimestre de 2021, según la encuesta de Conindustria.
De acuerdo con los resultados del estudio, el desempeño de las empresas estuvo afectado por problemas como el bajo nivel de ventas, la dificultad para obtener financiamiento, los elevados costos y los problemas de distribución. Representantes de sectores como el agropecuario y el comercio también han señalado que varios de estos aspectos están afectando su actividad.
La informalidad ha cobrado espacio
Uno de los aspectos que se ha evidenciado en la economía venezolana ha sido el aumento del sector informal. Según la edición más reciente de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) de la UCAB, correspondiente a 20192020, el porcentaje de trabajadores en el sector formal de la economía disminuyó de 62% en 2014 a 46% en 2019-2020, mientras que los trabajadores por cuenta propia aumentaron de 31% en 2014 a 45% en 2019-2020.
José Manuel Puente afirma que “2021 probablemente pueda ser el año donde el sector informal va a ser más grande que el sector formal en nuestra historia económica. Parte de la destrucción industrial, del tejido social, del tejido industrial, ha implicado que muchas personas que estaban en el sector formal se hayan trasladado a áreas de trabajo informal”.
El economista estima que la economía nacional requerirá crecer 5% interanual durante al menos 14 años para recuperar “el PIB perdido en los últimos siete”.
El desafío de aumentar el consumo
Aunque algunos sectores empiezan a reportar aumentos en sus ventas, como el comercio, que según datos del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio) registró en promedio un incremento de 18% en los siete primeros meses de 2021, la caída de las ventas ha sido uno de los principales problemas que han enfrentado distintos sectores productivos en los últimos años.
El IIES de la UCAB calcula que el consumo real ha disminuido año tras año desde 2014. Según sus estimaciones, en 2020 cayó 21,7%, en 2019 39,3%, y en 2018 20,1%. Este instituto proyecta que en 2021 podría revertirse la tendencia y aumentar 1,9%. Síntesis Financiera también pronostica que este año el consumo en términos reales aumentará, pero apenas 0,6%.
Tamara Herrera considera que el desafío más importante para la economía venezolana es la recuperación de la demanda de consumo. “Porque ese ciclo que fue tan prolongado de ir encogiéndose en espiral hacia abajo para sobrevivir, tiene que revertirse en un círculo virtuoso, y para eso tiene que reanimarse la demanda de consumo y entrar el circuito dinamizador completo donde haya las condiciones, donde haya la inversión y donde haya el empleo para que el poder adquisitivo mejore”, afirma.
“Los niveles de ingresos de las familias venezolanas siguen siendo muy pequeños”, indica Asdrúbal Oliveros. El economista precisa que más del 60% de los gastos se dedica principalmente a alimentos.
“Todavía la base de consumo en Venezuela sigue estando muy afectada, pero sí te diría que está en un proceso de recuperación. Lo que uno puede ver de aquí en adelante es que el consumo pueda tener ligeros incrementos, porque efectivamente creo que la peor parte de la crisis ya pasó y lo que empiezas a ver es mayor inserción de grupos a incrementar su base de consumo, pero muy lento”, afirmó Oliveros.
Las remesas han cobrado importancia en el consumo de algunos hogares en Venezuela. La edición más reciente de la Encovi arrojó que 10 % de los hogares consultados recibe remesas.
Una encuesta aplicada entre enero y febrero de 2021 a 2.231 migrantes venezolanos que residen en distintas partes del mundo, por el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos y el BIDLAB del grupo Banco Interamericano de Desarrollo, arrojó que 85% de ellos envía remesas a Venezuela. Más del 95% dijo que estos recursos son usados por quienes los reciben para más de un propósito, como manutención, salud y pago de deudas.
Según datos de Ecoanalítica, en 2021 las remesas podrían aumentar 26% con respecto a 2020, para ubicarse en 1.950 millones de dólares. La firma proyecta que este flujo de recursos seguirá creciendo, y que en 2025 podría superar los 4.000 millones de dólares.
El proceso de dolarización transaccional que registra el país ha contribuido a mejorar la capacidad de compra de algunas personas. Además de las remesas, la repatriación de ahorros a la que han optado algunos de quienes tienen esta posibilidad, el pago de salarios en divisas por algunas empresas a sus trabajadores y el cobro de honorarios en moneda extranjera por trabajadores independientes y prestadores de servicios, han ayudado a recuperar el ingreso de algunos hogares y lo ha resguardado, en cierta medida, de la inflación.
Según datos de Datanálisis, el 75% de la población tiene acceso a moneda extranjera, aunque la cantidad varía en los distintos segmentos. “En la medida en que tú vas dolarizando la economía, obviamente que hay cierta mejora, incluso en la base de la pirámide, en términos de consumo, pero son muy pequeñas todavía, hay una gran diferencia. Los estratos que realmente están moviendo la economía son los estratos altos y medios. En los estratos más bajos sí hay cierta dolarización, pero los ingresos siguen siendo muy bajos y sus problemas económicos siguen estando ahí”, dice Luis Vicente León.
La inflación sigue bajando velocidad
En 2021 la inflación ha continuado desacelerando, y distintas firmas, investigadores y analistas coinciden en que la cifra cerrará por debajo de la de 2020, un año en el que, según el reporte del Banco Central de Venezuela, alcanzó 2.959,8%.
“Estamos en una etapa bastante moderada del ciclo hiperinflacionario, pero todavía falta mucho para que Venezuela pueda recuperar niveles de estabilidad en términos de precio”, dice Oliveros. Ecoanalítica proyecta que, al cierre de 2021, la inflación se ubicará en 1.660%, y en 2022 “en torno a 400 (%) – 500 (%)”. De acuerdo con las previsiones de Datanálisis, en 2021 la tasa de inflación no superará 2.500%. “Sí hay cierto nivel de desaceleración de la inflación, a pesar de ser tan grande, y tiene mucho que ver, entre otras cosas, con ese mismo proceso de dolarización, porque la dolarización de alguna manera va generando ciertos estabilizadores de producción y de precios”, dice Luis Vicente León.
El ritmo de la inflación en Venezuela sigue siendo más acelerado que la devaluación del bolívar frente al dólar; por esta razón, la divisa también ha perdido capacidad de compra en el país. Datanálisis estima que desde enero de 2020 hasta junio de 2021 el dólar perdió más de 60% de su capacidad de compra.
Los retos para el sector privado
Adecuar su tamaño y proceso de producción, distribución y comercialización a la nueva realidad económica, es el principal desafío que en este momento deben enfrentar las empresas en Venezuela, a juicio de Asdrúbal Oliveros, quien también considera que para las organizaciones es fundamental buscar acceso a financiamiento para capital de trabajo y expansión.
“La producción interna tiene que ser muy eficiente, y sobre todo tiene que estar basada en el método de cercanía, es decir, en la ventaja que da estar cercano a los consumidores para darles seguridad y producción”, sostiene Luis Vicente León.
Tamara Herrera señala que quienes están al frente de las organizaciones deben estar al tanto de los ajustes y de la dinámica del entorno en el que operan. “Para mí, el actor económico en Venezuela, sea productor, comerciante o consumidor, tiene que ser un actor económico informado, formado, que pueda saber que existen distintos escenarios, que sabe que está pasando algo, pero sobre todo por qué está pasando”, dice.
En un momento en el que, según el seguimiento de Ecoanalítica, el 70% de los precios de la economía se fijan en dólares, Oliveros señala que las empresas también deben estar en capacidad de ajustar precios en un entorno “multimoneda”. ”Eso parece tonto, pero tiene un efecto anclaje que es un efecto muy poderoso y también cambia la forma de gestionar financieramente las empresas, porque no es lo mismo hacer ajustes de precios en bolívares, que una inflación
bárbara y que te tienes que enfrentar a una volatilidad inmensa, a ajustes de precios en divisas”, sostiene.
Asumir la tecnología y la digitalización como herramientas para aumentar la eficiencia de sus procesos, es otra de las sugerencias de los analistas para las empresas. “Aplicativos, soluciones tecnológicas, incluso de bajo costo, te pueden ayudar muchísimo en los procesos internos de las compañías, dependiendo de su tamaño (…) Muchas empresas hoy tienen resistencia al tema tecnológico, sobre todo porque lo perciben como inaccesible o muy costoso, y creo que también hay que vencer esos paradigmas”, afirma Asdrúbal Oliveros.
Comprender los nuevos patrones de consumo que se registran en una economía con un mercado mucho más pequeño, y ajustar a este sus estrategias, forma parte de los retos que tienen las empresas, desde el punto de vista de Oliveros. “Eso también implica un relanzamiento del proceso de mercadeo, de ventas de las compañías, que por mucho tiempo estuvo descuidado porque esto fue una economía que tuvo muchos años controles y prácticamente todo se vendía, pero ya esto no es así”, afirma.
Luis Vicente León sugiere que las empresas deben considerar “que los temas de servicios y de importaciones en una economía como la venezolana van a ser protagonistas (…) porque hay una sobrevaluación cambiaria, una fuerte sobrevaluación cambiaria, y la sobrevaluación cambiaria indica que los productos importados y los servicios que no compiten con importaciones, son los marcadores de esa economía”, afirma.