verano del
RICARD CUGAT
PARA GENTE COMPROMETIDA
martes, 26
Entre copas Inicio de una jornada veraniega frente a la basílica de Santa Maria del Mar.
Días para brindar Barcelona vende su imagen más cosmopolita a través de un renovado culto al vino R2 a 4
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MARTES, 26 DE JULIO DEL 2016
El auge de la bebida más tradicional
Culto al vino en Barcelona Proliferan los bares y tiendas especializadas que ponen de moda los caldos y ganan consumidores Las catas, el ‘boom’ de marcas, los maridajes y las degustaciones por copas propulsan la demanda PATRICIA CASTÁN BARCELONA
E
s la bebida con más tradición en el país, pero también la más olvidada por el márketing durante años. Tanto que varias generaciones la han situado en el imaginario de lo antiguo, en el trago de los padres y abuelos, desde tiempos de los graneles de gran consumo. Hasta ahora. El vino está saliendo del armario como bebida de moda, indiscutiblemente asociada a toda cena que se precie y con los mejores aparadores posibles en Barcelona: proliferan bares de vinos, las bodegas de barrio se revalorizan, aparecen otras modernas, triunfan restaurantes donde maridar caldos y ágapes, y muchos bares donde sirven a copas las denominaciones locales en boga a precios asequibles. Uno de los padres de la enología contemporánea en Barcelona, Quim Vila, artífice de Vila Viniteca (tienda de culto en Agullers, 7, con más de 6.000 referencias de vinos y gran distribuidor), ha educado el paladar de muchos restauradores y compradores particulares, pero asume que aún queda mucho camino por recorrer. La cerveza y los combinados se han exhibido y publicitado siempre como bebida indiscutible de los jóvenes, y aún ahora no es fácil que el comprador de una bodega sea, al menos, treintañero. Tampoco ha
ayudado la falta de cultura en denominaciones, propiedades y variedades de uva. «Para mucha gente pedir un vino es difícil, parece que haga falta un máster y se prefiere elegir una bebida más sencilla», para mayor gloria de la cerveza, relata. Pero en la capital catalana, tras un boom de bares especializados en el vermut y otros tantos en la cervecería artesanal, toca el asalto al vino. Varias aportaciones han sido indispensables. Para empezar, el márketing. Los productores dejan atrás las pomposas marcas protagonizadas por condes, marqueses y demás, y los vinos tienen nombres desenfadados y canallas. Y aún más sus etiquetas, llamando al público joven, que recuerda más una imagen impactante que un nombre.
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CIUDAD ABIERTA / Tampoco hay que ol-
vidar a los turistas, que se rinden a las copas a un precio mucho más accesible que en sus países y que han normalizado que muchos bares y restaurantes lo sirvan por copas. Un hecho al que ha contribuido la crisis. Y como apunta Vila, Barcelona siempre ha sido la ciudad más cosmopolita y abierta a la hora de abrazar novedades vinícolas. La posibilidad de probar en pequeñas dosis es todo un reclamo en el alud de nuevos bares de vino y (habitualmente) tapeo. Pero la evolución coincide también con un auge del vino natural, ecológico y biodinámico, y sobre todo del boom del producto de proximidad, que también afecta a los caldos, y en el caso de Barcelona implica un empuje hacia las denominaciones del Empordà, Penedès, Montsant, Priorat, Costers del Segre… frente a los omnipresentes Rioja y Ribera del Duero, agrega el experto. Mientras que las bodegas de barrio (incluso centenarias) se revigorizan –como ya informó este diario– y convierten en puntos de encuentro, en los últimos años algunas han asumido relevos que modernizan la
NUEVOS LOCALES
1. BISTROT DE VINS. El nuevo espacio en la fábrica Moritz incluye un juego de catas . Ronda de Sant Antoni, 39-41
2. CAN CANYES. El hermano de Di-ví Muntaner no solo despacha vinos sino que enseña a apreciarlos con catas casi diarias. Muntaner, 93.
3. LA FESTIVAL. Tienda de vinos de moda en Gràcia, con redescubrimiento de los graneles, en versión moderna. Verdi, 67 4. COMETA PLA. Culto al vino ecológico, acorde con sus exitosos platillos. Cometa, 5.
forma de consumo, etiquetaje y venta y adoctrinan en lo local (Casa Mariol), han retomado sus raíces en manos nuevas con una oferta de calidad (Can Cisa-Bar Brutal), o han estrenado un negocio con la vista puesta en el bebedor del siglo XXI. Una ruta de compra o consumo in situ abarca infinidad de zonas, de Le bar à vins de Sant Andreu al Matos Bar de la zona alta, pasando por La Volàtil, Zona d’Ombra, Cometa Pla, L’Ànima del Vi, La Vinícola, Vinos y otros Remedios, Celler de Ronda, Esperit de Vi... En el capítulo de tiendas afloran iniciativas singulares como La festival (Verdi, 67), donde seis socios han dado un look actual y casi hipster a un nuevo local centrado en los vinos naturales y biodinámicos, con mucho peso catalán y ganas de hacer perder el miedo al consumidor a través de
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catas y degustaciones, que arrasa en Gràcia. Apuestan también por el resurgir (al alza) de los graneles de productores de proximidad, que despachan en garrafas con el mensaje Organic&Orgasmic. CATALUNYA, POR DELANTE / Para Rafael de
Reyes, director general del Observatorio Español del Mercado del Vino, además del rejuvenecimiento de las marcas, el crecimiento de los últimos tiempos se apoya en que «el vino está de moda» y surgen nuevas vías de distribución y difusión: del enoturismo a la venta online y las tiendas especializadas y bares donde el vino es protagonista. En ese escenario, Catalunya ya parte con ventaja porque solo en el canal de las tiendas de alimentación copa las mayores ventas del Estado, con 235 millones de euros de gasto
El vino sale del armario entre los jóvenes, con una imagen renovada y el mayor peso de las DO catalanas
(casi 28 euros por persona) y más de 95 millones de litros en el 2015. La pedagogía es la herramienta para abrir esos paladares al máximo. Un reguero de nuevas tiendas de vino (sobre todo, en el Eixample) se valen de las redes sociales para anunciar promociones, cursos, catas… donde descubrir qué hay detrás del universo de los vinos sin necesidad de pretensiones. Como Di-ví (Muntaner, 92), que regenta Núria Avellaneda desde hace ocho años, luchando contra los estragos de la crisis en el paladar. Ofrece catas todos los días, con enólogos o bodegueros, y en el último año y medio empieza a ver cómo se despeja el horizonte y los consumidores veinteañeros muestran interés, aunque la palma se la lleva el consumidor de 30 a 50 años. El suficiente para abrir una tienda hermana, Can Can-
yes (Muntaner, 93), de interiorismo contemporáneo y grandes mesas para la pedagogía. «Intentamos que la gente valore la atención personalizada y descubra que en las tiendas especializadas también hay buenos vinos para diario por 5 euros», explica, tras constatar la pujanza de las denominaciones catalanas, que copan ya el 70% de sus ventas. El mayor reto que afrontan las tiendas especializadas es la variedad, ya que en España la industria está muy atomizada, con más de 4.000 bodegas. Solo las 11 DO catalanas ya suman pequeños productores sin tregua. Por eso, Vila reivindica alguna fiesta vinculada al vino y a los nuevos usos, como bebida de aperitivo y en pequeñas dosis, acorde con el consumo responsable que reivindican las autoridades sanitarias. H
Los turistas y la crisis propician la eclosión del consumo a copas y la curiosidad por probar más variedades
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El auge de la bebida más tradicional
Una senda de tintos y blancos
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la gastronomía de proximidad es la aliada de los nuevos bares de vinos de BCN PATRICIA CASTÁN BARCELONA
Tras lo peor de la crisis, que revertió los porcentajes y elevó al 60% la cuota del vino consumido en casa, vuelven a subir los brindis en bares y restaurantes, animados por nuevos locales para un público amplio y con caldos más fáciles de tomar, más frescos o con el empuje de los blancos ante un nuevo ejército de consumidoras (femeninas) que ven en él un placer en boca. Aunque los tintos siguen mandando y los rosados (mejorados) empiezan a levantar cabeza. Barcelona suma muchos santuarios consolidados que fusionan mordiscos y tragos de quilates. Monvinic (Diputació, 249) ha hecho una labor titánica desde el 2008 sumando al arte culinario de proximidad un universo de 3.000 referencias líquidas. La Vinya del Senyor (plaza de Santa Maria, 5) llevó la pasión al
Para tomar una copa o tapear con un trago, los nuevos locales regalan pedagogía sobre marcas y tipos Born. Osmosis (Aribau, 100) ya lleva 10 años maridando menús degustación con vinos seleccionados incluso con sus propios coupages y etiquetado. La Taverna del Clínic (Rosselló, 155), con 600 referencias, ha vuelto a imponerse como restaurante (en su categoría) con mejor carta de vinos de Barcelona, según la Associació Vinícola Catalana. Son solo un puñado de ejemplos. Pero, acorde a un consumo más joven y a una gastronomía para compartir, afloran los pequeños y explícitos bares de vinos. En Ciutat Vella, donde el Zona d’Ombra (Sant Domènec del Call, 12) abrió la trinchera hace cinco años, remando contra viento y marea por imponer el protagonismo del vino (ofrece 30 por copas, desde 2,5 euros), proliferan las propuestas. Destaca el recientísimo Cometa Pla (Cometa, 5), despachando 20 vinos bio que esconden la historia de pequeños bodegueros poco convencionales, desde 3,5 euros la copa. Este hermano healthy de El Pla y el Bar Pla, abre de momento a media tarde, pe-
ro tienta los brindis con una carta saludable donde el chef Giuseppe Padula borda tapas desde 5 euros, donde un plato vegetariano se convierte en una pequeña joya elaborada en directo, pero también hay cabida para lengua de vaca del día, o calamares aliados con algas, galtas aliadas con zanahorias y creatividad anticrisis.
Cata y cena En el barrio de Sant Antoni, abrió hace unos meses en la fábrica Moritz (ronda de Sant Antoni, 49) su Bistrot de Vins. Cuentan con 700 referencias y la posibilidad de consumir en cata, media copa o copa, al gusto, primando bodegas tradicionales con pequeñas producciones. Buscan la diversión y el aprendizaje, como con un juego que propone probar cinco variedades de blancos o de tintos y acertar, de entre una lista, cuál es cuál. La alianza de bocados la firma el chef Jordi Vilà, con cinco opciones: platillos, tapas, bocados, quesos artesanales y postres. Ya hay hits como el pastel de chorizo o el éclair de pollo escabechado. Cerca, en Muntaner, 6, está dando la campanada hace un año La Volàtil, el sueño de los hermanos Víctor y Susana Company, decididos a «acercar el vino a la gente», con los naturales. Sorprendentes y sin fronteras, como con un Clar i Net de Valencia, un rosado con carbónico natural, o un 30.000 Maravedíes de Madrid. Y por supuesto también catalanes, a juego con sus tapas desenfadadas y de temporada. Las copas, desde 3 euros, se casan con croquetas de gorgonzola, embutidos de Graus, gambas de Palamós y propuestas asesoradas por el chef Jordi Anglí. También hay mucha pedagogía en la barra de Matos, el bar de vinos y enoteca de Muntaner, 412, impulsada por la distribuidora Vinosdulces.com. Alinean 400 referencias de 63 bodegas, de distintos países. Anna Matos disfruta en un espacio cálido donde la asesoría lo es todo. Sea para deleitarse con un Priorat, un Albariño o un Burdeos, siempre poco comerciales y por descubrir. Cada mes hay dos apasionadas catas de dos horas, pero también se enseña desde el bar, a copas o botellas (de la tienda) sumando 5 euros de descorche. «Vienen alumnos de escuelas de sumilleres», explica, mientras sirve un Douro del 2009 con un queso asturiano Afuega’l Pitu. Conservas de Santoña y delicatessen tientan al que entra a cenar o abre el apetito tras el primer y entusiasta trago. H
OTROS EJEMPLOS RECIENTES EN BARCELONA
1. MATOS BAR DE VINS. Sin fronteras, el bar- enoteca de Muntaner, 412, descorcha botellas de medio mundo y bodegas poco conocidas.
2. LA VOLÀTIL. El nuevo bar de vinos de Sant Antoni (Muntaner, 6) despliega una gran selección de naturales maridados con tapas.
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LAS CLAVES DE LA TENDENCIA
DE LA CANTIDAD A LA CALIDAD
acordes también a los ciclos lunares y ritmos cósmicos en el cultivo y vendimia). EL GASTO Según datos de la OEMV, el gasto medio en España por botella en tiendas de alimentación es de 2,58 euros, y de 3,4 en la hostelería (incluye todo tipo de bar). En las tiendas especializadas de Barcelona, el comprador suele pedir opciones por debajo de los seis euros para diario, y de 10 a 15 para momentos más especiales, según varias fuentes.
El enólogo Quim Vila, en su Vila VIniteca, una tienda de culto. LA EVOLUCIÓN En 40 años se ha pasado del vino cosechero y el consumo que primaba la cantidad (los bares despachaban litros de cosechero, moscateles y cazallas) a la
sensibilidad por la calidad. Crece el mercado de los vinos naturales (cultivo respetuoso, viticultores que son los autores, singularidad, sin sulfitos, sin clarificar...) y los biodinámicos (con técnicas agrícolas
LA DISTRIBUCIÓN Los canales se multiplican, desde tiendas por internet hasta la venta directa de productores. Los restaurantes se nutren desde las bodegas de origen hasta las grandes distribuidoras. Vila Viniteca (foto) es una de las de más solera en Barcelona en la gama media y alta y con marcas y añadas difíciles de encontrar.