Boletín TallentiaMX No.10 año III

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Violencia sistémica, medidas sistemáticas

vienda 2020, en nuestro país hay 64.5 millones de mujeres, que representan 51.2% del total de la población.

allentiaMX es una asociación que se dedica a estudiar y generar ideas sobre el mundo del empleo y, en particular, sobre la subcontratación responsable y profesional. Buscamos optimizar el trabajo para contribuir de ese modo al desarrollo económico y social. Sin embargo, en el contexto del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, aunque exceda el ámbito estrictamente laboral, no podemos dejar de reflexionar y actuar con el fin de acabar con uno de los males más oprobiosos y urgentes que pesan sobre la sociedad: la inequidad y la violencia que padecen las mujeres.

Tanto la desigualdad como los abusos de género son problemas sistémicos, ya que atraviesan transversalmente todos los ámbitos de la vida social y privada, desde el diseño de políticas públicas hasta la manera que tenemos de pensar a las mujeres cuando estamos a solas. En México —un país históricamente machista, desgarrado por la violencia y por la desigualdad—, los problemas de género están particularmente acendrados.

Empero, esto no ha sido óbice para que la violencia de género se manifieste intensamente en su forma más cruenta e inhumana: en 2020, se registraron 969 feminicidios. Dicho de otro modo: en promedio, fueron asesinadas por motivos de género más de dos mujeres al día. Habría que añadir que, en el mismo periodo, 2 mil 240 mujeres perdieron la vida de manera violenta, aunque, según los registros oficiales, no todos estos crímenes sean específicamente por causas de género.

De entrada, debe señalarse que, a diferencia de otros sectores vulnerables, las mujeres no constituyen un grupo minoritario: de acuerdo con el último Censo de Población y Vi-

En realidad, los feminicidios son la manifestación última de una disparidad que comienza desde la casa y que, en todos los órdenes de la vida, las mu-

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jeres tienen que combatir. Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el año pasado, sin contar la violencia familiar, hubo 4 mil 50 presuntos delitos de violencia de género. El mismo órgano señaló que se presentaron 220 mil 39 presuntos delitos de violencia familiar (en 2015 hubo 127 mil 424) y pese a que, lamentablemente, no se desagregue la información para las mujeres, es altamente probable que ellas constituyan la gran mayoría de las víctimas de estos delitos. Causa y consecuencia de los problemas anteriormente des-

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critos es la falta de independencia económica y la inequidad laboral de las mujeres. En 2020, la tasa de participación económica fue de 75.8% en hombres y 49% en mujeres, lo que significa que muchas de ellas no sólo no tienen suficientes ingresos para realizar su proyecto de vida de acuerdo con sus deseos y necesidades particulares, sino que, además, se encuentran obligadas a convivir y depender de quienes las agreden. La brecha salarial de género en México es de 18.8%, mientras que la media de los países de la OCDE es de 12.9%. Esto

significa que, en promedio, los ingresos medios en los empleos a tiempo completo son mayores para los hombres. Este año de pandemia, no podemos dejar de mencionar que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a nivel nacional, apenas 44.1% del total de mujeres cuenta con afiliación a alguna institución de salud. Ante la violencia y opresión sistémica descrita previamente, sólo nos queda una alternativa: luchar sistemáticamente. Esto quiere decir, a grandes rasgos, utilizar todos los frentes que tengamos al alcance: educar a mujeres y hombres para ponerle un alto a esta situación, asegurar la equidad y la no violencia en los espacios de trabajo, garantizar el cumplimiento de los derechos para las mujeres, reclamar acciones por parte del Gobierno, entre muchas otras acciones. TallentiaMX se suma contundente e irrestrictamente a esta impostergable lucha.


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NOTICIAS DE LA SEMANA

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Las mujeres en el mercado laboral padecían obstáculos… y llegó la pandemia a empeorarlo todo

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a participación femenina en el mercado laboral se mantuvo en crecimiento durante 15 años. Las remuneraciones de las mujeres y su acceso a prestaciones y puestos de liderazgo, también. Pero el tiempo fue insuficiente para igualar la situación respecto a los hombres. Y entonces vino la pandemia de coronavirus. Su persistencia ha implicado obstáculos importantes para esta positiva tendencia en términos de igualdad. Las problemáticas laborales como el desempleo, la subocupación, la informalidad y la precariedad del trabajo se han intensificado de forma importante para las mujeres. Adicionalmente, la desproporción con la que las mujeres

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“Sólo en abril cerca de 13.6 millones de mujeres fueron expulsadas del mercado laboral”. realizan tareas domésticas no remuneradas respecto de los hombres se intensificó con los confinamientos pandémicos. En términos laborales los meses más difíciles fueron abril y mayo: la tasa de participación laboral femenina se contrajo cerca de 10 puntos porcentuales pasando de 45% a 35%, de acuerdo con cifras desestacionalizadas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

El proyecto ECOVID-ML levantado por el INEGI durante abril, mayo, junio y julio para medir el impacto de la pandemia reveló que sólo en abril cerca de 13.6 millones de mujeres fueron expulsadas del mercado laboral, pero declaraban disposición para trabajar si tuvieran una oferta. Al cierre de diciembre del 2020, el año terminó con una recuperación laboral importante, con una tasa de 41% de participación laboral femenina. La tasa de desempleo femenina cerró el año en 4.3%, después de haber tocado niveles de 5.7% en los peores meses. Esta situación muestra que, paulatinamente, las mujeres fueron reintegrándose al mercado laboral, pero en diferentes


NOTICIAS puestos, con distintas remuneraciones y bajo nuevas dinámicas.

Más mujeres en la informalidad y con sobrecarga laboral La recuperación de los empleos se ha dado principalmente bajo dos líneas: el trabajo informal y el sector del comercio. Y, a diferencia de los hombres, la situación laboral de las mujeres no sólo fue impactada por la crisis En medio del colapso de muchas empresas y negocios en el país, el empleo formal (los afiliados a instituciones de seguridad social como el IMSS y el ISSSTE) ha eliminado miles de plazas. La alternativa de los hogares para generar ingresos ha sido el comercio de mercancías y servicios al por menor, especialmente para las mujeres.

Al cierre del 2020 cerca de la mitad de las mujeres que trabajan son informales, de acuerdo con datos desestacionalizados del INEGI. Esto implica que 5 de cada 10 trabaja bajo esquemas que limitan su acceso a derechos laborales como prestaciones sociales, remuneraciones establecidas, contrato de trabajo o incluso acceso a instituciones de salud. Por su parte, cerca del 25% de las mujeres que trabajan lo hacen en el comercio minorista. Adicionalmente, la pandemia se llevó miles de negocios o empresas de mujeres que daban empleo a otras personas; al corte de diciembre eran 82,361 empleadoras las que salieron de ese grupo. Sólo medio millón de mujeres entre una población de 65 millones tienen la posibilidad de dar trabajo a terceros, para los hombres esta cifra es casi tres veces mayor.

El primer año con COVID-19 cerró también con una cifra importante de precariedad laboral femenina: 31% de las mujeres ocupadas perciben como máximo un salario mínimo, alrededor de 3,700 pesos cada mes. Esta cifra se reduce a 18% para la población masculina. La ECOVID-ML del INEGI también mostró que la pandemia golpeó con más fuerza los negocios de las mujeres, por dos razones principales: la mayoría de las trabajadoras por cuenta propia tiene un negocio que no cuenta ni siquiera con un local, y la mayoría tiene negocios que son exclusivamente para la subsistencia familiar. Los datos reflejan una exacerbación de las problemáticas laborales de género que ya existían antes de la pandemia y una complicación mayor para resolverlas: las mujeres ya eran un grupo laboralmente vulnerable; la crisis las alejó de los empleos formales, de las ocupaciones mejor pagadas y de los sectores con mayor nivel de profesionalización. Esta situación también puede entenderse en gran medida porque a la par de la crisis económica y laboral, todo el sistema educativo paró las actividades presenciales, y las mujeres se han tenido que convertir en las principales guías escolares de los niños y adolescentes. De acuerdo con las cifras de la ECOVID-ML casi el 60% de las mujeres encuestadas había mudado sus actividades laborales a su casa y de ellas el 34% declaró

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NOTICIAS que su jornada de actividades de limpieza y cuidados había aumentado con la pandemia. Esta situación refleja que, aunque muchas mujeres se integraron a la informalidad o al sector del comercio por necesidad de ingresos, algunas otras pudieron haberlo hecho voluntariamente como respuesta a la necesidad de tener más tiempo disponible para los quehaceres domésticos, cuidado de menores o adultos mayores, monitoreo de familiares enfermos o incluso guía escolar ante la ausencia de clases presenciales. El 2020 cierra con una recuperación casi total de la participación laboral femenina que se registraba antes de la pandemia, pero aunque muchas mujeres han vuelto a trabajar, las condiciones en las que lo hacen se han modificado de manera importante: menos mujeres cotizan en el IMSS e ISSSTE, más mujeres tienen puestos informales en las calles con riesgos laborales y hasta sanitarios, más mujeres conservan sus empleos pero tienen una jornada extra en casa sin pago, más mujeres emprendedoras cerraron sus negocios y más mujeres perciben ingresos bajos. A la espera de la vacunación y posteriormente de una reactivación económica, el mercado laboral mexicano, todavía resiente el impacto de la pandemia. Fuente: El Economista / Ana Karen García

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Participación laboral femenina retrocedió una década por COVID: CEPAL

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a crisis de COVID-19 “ha profundizado los nudos estructurales de la desigualdad de género”; significa un retroceso de 10 años en el acceso de las mujeres al mercado laboral, pese a que ellas ya ocupaban trabajos de mayor riesgo social y con menor salario, expuso Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Detalló que en 2020 se redujo 6% la participación de las mujeres en el mercado de trabajo de América Latina. Al final de ese año, 46% —menos de la mitad de quienes tenían edad para traba-

jar— estaba en un empleo o buscando uno. Como resultado, la pandemia amplió hasta 22.2% la tasa de desocupación femenina en la región. Soslayar esta situación o no atenderla —en una región donde las mujeres “están sobrerrepresentadas en los hogares pobres”— implicaría llevar a 23 millones más a abultar los indicadores de pobreza, para un total de 118 millones de pobladoras en América Latina en esta condición, explicó en conferencia de prensa. Por ello es necesario un pacto fiscal que atienda esta brecha, que se den políticas industriales con

Se redujo 6% la participación de las mujeres en el mercado de trabajo de América Latina. perspectiva de género, de acceso a las mujeres a la digitalización, que se forme una economía de cuidado para evitar que este sea un impedimento en el acceso al trabajo, dijo Bárcena al presentar el reporte La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad. La secretaria ejecutiva explicó que previo a 2020 las mujeres ya dedicaban tres veces más de su tiempo que los hombres al cuidado; con el COVID-19 “se ha exacerbado” esta carga. Por el acompañamiento a los niños que toman clases, muchas ex trabajadoras “se han tenido que salir del mercado laboral porque tienen que dedicarse a las tareas del hogar”. Bárcena detalló que también hay un problema en el mercado la-

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NOTICIAS boral que va desde las brechas salariales hasta la segmentación del trabajo. Sobre esto último, 56.9% de las mujeres en América Latina se ocupan en sectores de alto riesgo con la pandemia, no sólo porque impiden el distanciamiento físico, también implican menor acceso a la seguridad social, tal como el comercio, manufactura, turismo y el trabajo en el hogar. Por otro lado, está la disparidad en las remuneraciones. El 73.2% de los trabajadores de la salud son mujeres. Incluso en un sector dominado en número por ellas, la brecha salarial es de 23.7%, ellas

ganan menos pese a tener igual trabajo y similar formación académica o técnica que un hombre. No hay una brecha de acceso, “el problema es que no ganan lo mismo”, recalcó Bárcena. Otro de los sectores más afectados es el trabajo doméstico remunerado. El 76% de los 13 millones de personas que laboraban en ese sector no tenían protección social previo a la pandemia, situación que afecta primero a las mujeres porque representan 91.5% de esa fuerza de trabajo. Al no tener derechos laborales, “pierden su trabajo y no tienen a dónde acudir".

Recalcó que por todo ello es necesario dar un ingreso básico de emergencia a las mujeres que perdieron su empleo a raíz de la pandemia y promover mayor conectividad. Subrayó que dar facilidades a las mujeres para que tengan sus propios ingresos es imperativo para eliminar otra pandemia, la violencia, que ha derivado en el aumento de ataques a mujeres derivado del confinamiento. Recalcó que no sólo es necesario transversalizar las políticas de género, se necesitan acciones afirmativas, articular políticas de distribución del tiempo, recursos, prestaciones y servicios y desagregar el impacto que ha tenido la pandemia entre hombres y mujeres. Agregó que muchas cosas se pueden hacer, pero “las medidas más eficaces contra la desigualdad son de carácter fiscal, es lograr una mayor tributación fiscal y reducir los privilegios fiscales”.

Fuente: La Jornada / Dora Villanueva

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Los hombres tuvieron un ingreso laboral real promedio de 4,633 pesos y las mujeres de 3,777 pesos.

Crece la brecha salarial; ganan mujeres 18% menos

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as mujeres ganan, en promedio, 18.5% menos que los hombres, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Y la brecha salarial sigue subiendo. En el cuarto trimestre de 2020, el ingreso laboral real promedio de la población ocupada a nivel nacional fue de 4,298 pesos al mes. Los hombres tuvieron un ingreso de 4,633 pesos y las mujeres de 3,777 pesos. “La brecha entre los ingresos laborales en este trimestre es de 856.52 pesos, que es 162.17 pesos mayor que la del tercer trimestre (694.35 pesos)”, describió el CONEVAL.

Las cifras del trabajo formal registrado en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) advierten que las mujeres tienen mayor participación en los rangos salariales más bajos. Andrés Peñaloza, presidente de Bialii, Asesoría e Investigación, afirmó que 71% de las mujeres que laboran, es decir, 5 millones 389 mil 294, está en los rangos de uno a tres salarios mínimos. En contraste, 64% de los hombres que laboran, 7 millones 756 mil, están en esta situación.

“La irrupción de la pandemia provocó para las mujeres, entre otras cosas, ascenso en el porcentaje de desempleadas y menores remuneraciones respecto a los hombres; concentración en el trabajo informal y en empresas pequeñas, por ende, en sectores con mayor riesgo de contracción; empobrecimiento; sobrerrepresentación y mayor carga en los cuidados de los hogares”, señaló el expresidente de Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CONASAMI). De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), las mujeres tuvieron un fuerte retroceso en su participación laboral e ingresos durante una década debido a la pandemia. La pérdida de empleo en el trabajo doméstico remunerado fue uno de los sectores más afectados, pues supera 40% en algunos países, añadió. Fuente: Luces del Siglo / Verónica Gascón

Para ejemplificar la desigualdad salarial de género, Peñaloza afirmó que de todas las personas que ganan más de 15 salarios mínimos, 26% es mujer.

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Sigue desigualdad de género en pandemia: mujeres tienen sólo 76% de los derechos que gozan los hombres En 100 economías, no E hay leyes que obliguen l Banco Mundial advirtió que la pandemia está reforzando la desigualdad de género en muchos países, y las mujeres tienen en promedio aproximadamente tres cuartas partes de los derechos legales de los hombres, una situación que podría socavar el desarrollo global. El COVID-19 ha exacerbado los desafíos de las mujeres en el empleo y la educación, dijo el organismo en su informe anual Mujeres, Empresa y el Derecho.

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que hombres y mujeres reciban la misma remuneración laboral. Si bien la legislación en algunos países ha mejorado, las mujeres aún enfrentan límites legales en sus oportunidades económicas, incluidas restricciones para viajar sin un tutor masculino, así como desventajas en la crianza de los hijos y la jubilación, agregó el Banco.

La pandemia también contribuyó a un aumento en la gravedad y la frecuencia de la violencia de género, según el informe. Los países deben tomar medidas para mejorar la licencia parental remunerada, los beneficios del Gobierno y la prohibición de despedir a mujeres embarazadas, entre otras medidas, señaló el Banco Mundial. En 100 economías, no hay leyes que obliguen que hombres y mujeres reciban la misma remuneración laboral. “Las mujeres deben estar plenamente incluidas en las economías para lograr mejores resultados de desarrollo”, dijo el presidente del Banco Mundial, David Malpass. “Las mujeres deben tener el mismo acceso a la financiación y los mismos derechos a la herencia que los hombres y deben estar en el centro de nuestros esfuerzos hacia una recuperación inclusiva y resistente del COVID-19”.


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COVID-19 ha exacerbado los desafíos de las mujeres en el empleo y la educación, también contribuyó a un aumento en la gravedad y la frecuencia de la violencia de género. El puntaje promedio en el índice global del Banco Mundial en el informe es de 76.1 para un periodo de poco más de un año hasta septiembre de 2020, frente a los 75.5 del año anterior. El índice se basa en medidas de pago, matrimonio, movilidad y otros factores, y una puntuación de 100 significa que las mujeres y los hombres tienen los mismos derechos, algo que solo se ha logrado en Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Islandia, Irlanda, Letonia, Luxemburgo, Portugal y Suecia. De las 39 economías con puntajes superiores a 90, 28 son países de altos ingresos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y siete están en Europa y Asia Central. Los otros están en América Latina y el Caribe, Asia oriental y el Pacífico, y África subsahariana. Las economías de Medio Oriente y África del Norte tienen el puntaje promedio más bajo en 51.5. Los países de altos ingresos obtuvieron mejores puntajes en promedio que los países de bajos ingresos. Fuente: El Financiero / Eric Martin

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Las dos pandemias: violencia contra las mujeres en México en el contexto del COVID-19 L a violencia contra las mujeres en México ya era un tema público preocupante antes de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, a pesar de que se han implementado muchas políticas para prevenir y abordar este problema en las últimas décadas, la violencia contra la mujer no sólo perdura, sino que en algunos casos ha aumentado. En el contexto de la pandemia, han aumentado los asesinatos selectivos de mujeres y niñas y las llamadas por violencia familiar a servicios de emergencia especializados, y también han surgido nuevos contextos de violencia que afectan a las mujeres de manera diferente y desproporcionada.

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Durante la emergencia sanitaria COVID-19 en México se ha producido un aumento notable de asesinatos de mujeres, llamadas a líneas de ayuda de emergencia, así como en investigaciones penales por violencia familiar. En lo que respecta a la violencia letal contra las mujeres, el número total de mujeres asesinadas en abril de 2020 significó que 11.2 mujeres fueron asesinadas por día en promedio. Además, de marzo de 2020 a abril de 2020, los asesinatos de mujeres aumentaron un 2% mientras que los asesinatos de hombres disminuyeron un 0.2%. En abril de 2020, hubo un promedio de 143 llamadas de emergencia por hora relaciona-

Erradicar esta figura representará una pérdida de inversión de Estados Unidos en México, así como desaparecer miles de empleos. das con casos de violencia sexual o familiar contra las mujeres. Las organizaciones de la sociedad civil (OSC) dedicadas a prevenir y abordar la violencia contra las mujeres han alertado a las autoridades sobre este aumento y lo han documentado. La Red Nacional de Refugios (RNR) documentó un aumento en la prestación de servicios de atención, apoyo y orientación entre marzo y mayo de 2020, período en el que asistió a un total de 12,710 mujeres y niños a través de mensajes de divulgación y llamadas de emergencia, así como facilitando espacios de prevención y protección. Finalmente, los registros de marzo de 2020 represen-


NOTICIAS tan el mayor incremento en la tasa de apertura de investigaciones penales por violencia familiar desde que dicho delito comenzó a registrarse a nivel nacional en 2015. Las políticas públicas y las respuestas institucionales a la violencia contra las mujeres en México han sido insuficientes, tanto antes como durante la pandemia de COVID-19. Desde la perspectiva del acceso a la justicia, y luego de analizar los servicios que ofrecen los Poderes Judiciales locales, se puede concluir que existe una grave falta de coordinación institucional entre actores, lo que ha dificultado el acceso a la justicia de las mujeres durante la emergencia de salud.

La información sobre los servicios judiciales también ha carecido de accesibilidad y claridad. La sociedad civil organizada y los movimientos feministas han venido atendiendo las necesidades, problemas y demandas de las mujeres que sufrieron violencia durante la pandemia, ya que diversas acciones y decisiones gubernamentales, de hecho, han obstaculizado la prevención de la violencia en lugar de atenderla. También, la introducción de medidas de austeridad presupuestaria desprovistas de perspectiva de género y / o derechos humanos ha despojado a los refugios de recursos cruciales para ayudar a las víctimas de la violencia. Los recortes presupuestarios han tenido otros efectos negati-

vos en los programas que ayudan a los grupos vulnerables, ya que los programas gubernamentales dirigidos específicamente a las mujeres están siendo despriorizados sobre otros, algunos incluso incompatibles con los derechos de las mujeres. Lo anterior, sumado a las fallas acumuladas de políticas públicas, resalta la falta de estrategias gubernamentales que puedan contribuir efectivamente a eliminar la violencia contra las mujeres en México, no solo durante la pandemia sino antes de ella. Si bien la violencia familiar contra las mujeres ha empeorado durante la pandemia y continúa siendo un problema grave en México, también es cierto que existen otros contextos y tipos de violencia emergentes que también están afectando la integridad y los derechos de las mujeres y niñas. La introducción de medidas legales penales extremas y excesivas por parte del Gobierno durante la pandemia de COVID-19, ha resultado en un número creciente de arrestos y encarcelamientos, en la militarización de la seguridad pública y el empeoramiento de las condiciones carcelarias para las mujeres privadas de libertad y con ya acceso limitado a la justicia. Todo lo cual ha elevado el riesgo, ya alto, de que las mujeres sufran violencia en el país. Finalmente, ha habido una grave falta de información pública y transparente que permita a los actores de la gobernanza evaluar el impacto que el cierre y otras medidas tomadas en este contexto de crisis

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NOTICIAS han tenido sobre la violencia contra las mujeres. El ejercicio de la transparencia y el acceso público a la información, a su vez, ha sido restringido por las medidas sanitarias implementadas en las dependencias gubernamentales. Uno de los temas clave en este sentido, transversal a la información pública generada por el Estado mexicano, es la ausencia de interseccionalidad en la forma en que se genera

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y presenta la información. Como resultado, las OSC no pueden hacer un análisis oficial y diferenciado de cómo la violencia durante la pandemia ha afectado a las mujeres de manera diferente. En otros casos, la información pública sobre algunas formas de violencia contra la mujer no está fácilmente disponible, sino que existe un desfase entre el momento en que se denuncian ciertos hechos o se inician las investigaciones y el momento en que es posible acceder a esa información. Si esto no cambia, la información detallada, por ejemplo, sobre los asesinatos de mujeres que tienen lugar durante los encierros de COVID-19 no estará disponible públicamente hasta 18 meses después de que se informa por primera vez. Este rezago limita la posibilidad de tomar acciones de política pública informadas y oportunas. Por último, la calidad y formato de la información no permite un análisis completo de la violencia, además de que se excluyen datos fundamentales de la información que se publica.

En el contexto de la pandemia de COVID-19, la violencia contra las mujeres no se ha detenido. Al contrario, ha aumentado. Sin embargo, las medidas, estrategias, políticas públicas y autoridades del Estado mexicano no han cumplido con su mandato.

Austeridad presupuestaria El 23 de abril de 2020, el Diario Oficial de la Federación emitió un decreto por el que se introducirían medidas de austeridad (Decreto por el que son importantes las medidas de austeridad que deberán observar las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal). Se trataba de una orden ejecutiva que establecía medidas de austeridad para las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal. El contenido del acuerdo fue básicamente un recorte presupuestario radical del 75% en “líneas de servicios generales, materiales y de suministro”, con las únicas excepciones a este recorte presupuestario de 38 programas prioritarios enumerados en el Acuerdo. Sin embargo, ninguno de los programas presupuestarios de atención a la prevención de la violencia contra las mujeres se incluyó en las excepciones, el único apartado en el que se podrían mencionar es en el apartado “Defensa de los Derechos Humanos” y este es el último de la lista de 38 programas que no forman parte de los recortes presupuestarios. Las autoridades no han informado si la sección de derechos humanos de la orden ejecutiva incluye efectivamente programas para


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Ninguno de los programas presupuestarios de atención a la prevención de la violencia contra las mujeres se salvó del recorte presupuestario publicado en 23 de abril de 2020. prevenir y atender la violencia contra la mujer en más de un mes después de su publicación. El 30 de marzo, el Gobierno Federal categorizó los albergues y Centros de Atención para mujeres víctimas de violencia como actividades esenciales, pero esta categoría contradice la orden de medidas de austeridad del 23 de abril. Ni los albergues ni los Centros de Atención Externa pueden funcionar sin recursos presupuestarios a pesar de ser considerados actividades imprescindibles. Es preocupante que a pesar de las recientes reuniones que se están llevando a cabo entre autoridades, no ha habido un comunicado oficial de información sobre afectaciones a la segunda administración de albergues y centros de atención externa. Las medidas consideradas como programas prioritarios en la fracción V de la citada orden ejecutiva deben ser gestionadas con perspectiva de género. Esto significa que los programas deben incluir en su ejecución una perspectiva diferenciada sobre afectaciones a hombres y

mujeres durante la emergencia de salud. Es inaceptable presentar soluciones genéricas al empeoramiento de las condiciones de violencia y desigualdad en medio de una pandemia. El Estado mexicano y todas sus instituciones dentro de las 32 entidades federativas deben implementar medidas urgentes para abordar el aumento de la violencia durante el encierro del COVID-19. Deben mitigar los impactos de la pandemia en la vida, dignidad y seguridad integral de las mujeres en México. Es decir, deben garantizar el acceso a la salud, la protección, la educación y el apoyo económico y habitacional como parte del pleno ejercicio de los derechos. También es necesario que el Gobierno Federal, las 32 entidades federativas y el Congreso de la Unión respeten y garanticen el artículo 58 de la Ley de Presupuesto Federal y Responsabilidad Fiscal, que señala que: “está prohibido reducir el financiamiento para programas e inver-

siones presupuestarias con el objetivo de reducir la desigualdad entre mujeres y hombres”, salvo cláusulas establecidas en esta ley y con la opinión de la Cámara de Diputados. Es deber de los diputados y diputados velar por la permanencia de los recursos del Presupuesto de Egresos Federales 2020 dirigidos a la atención a las mujeres y la prevención y violencia contra ellas. Es responsabilidad del Estado comprometer recursos fundamentales para erradicar la desigualdad entre mujeres y hombres y la violencia contra la mujer. Por eso es importante priorizar los derechos humanos de todas las mujeres y garantizar que ninguna política de austeridad interfiera con tales derechos. Fuente: Organización Equis

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Nenis: las redes de empleo que van más allá de los memes virales

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asta ir un sábado o domingo, alrededor de las 2:00 pm en metro Chabacano, ya sea debajo del reloj de cualquier dirección o en los pasillos que llevan hacia los andenes, para encontrar una pasarela de artículos inimaginables. Desde la ropa más a la moda, hasta unos lentes de sol que fácilmente podrían ser una edición limitada.

Sin embargo, aunque este sector se ha dedicado durante años a crear sus propios micronegocios, hasta apenas hace unas semanas, comenzaron a ponerse en el ojo público, pues usuarios de redes sociales comenzaron a utilizar el término “nenis” como una burla para referirse a las formas amables en que estas mujeres se dirigen a quienes les compran.

Y junto a estos productos, se encuentran las recientemente denominadas “nenis”, quienes son mujeres que se dedican a vender ropa, accesorios o cualquier otro tipo de productos -nuevos o de segunda mano- en bazares de internet.

“Tribu urbana: “las nenis”. Definición: ser que vende por redes sociales y a todas sus clientes les comenta con las palabras “bella, hermosa, linda, nena” y similares. Usan como método de venta el: “ya voy a cerrar pedido”, “urge tu depósito” o “es la última que me queda, neni”, replicaron varios

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“Nenis” son mujeres que se dedican a vender ropa, accesorios o cualquier otro tipo de productos -nuevos o de segunda mano- en bazares de internet. usuarios en twitter mofándose de las mujeres que realizan este tipo de negocios. No obstante, la respuesta por parte de la comunidad tuitera no tardó en aparecer y comenzó un debate -dirigido en su mayoría- hacia la reivindicación de las mujeres que han decidido optar por formas alternativas de emplearse.

Quiénes están detrás de las pantallas Tania Domínguez vende ropa y accesorios en su bazar Molly Molly (_moooooolly) y relata para In-


NOTICIAS fobae México que hace seis años -cuando estudiaba la preparatoria- comenzó a comprar este tipo de ropa porque su situación económica no le permitía consumir en tiendas más caras. Recuerda que al momento de iniciar sus estudios universitarios, fue cuando decidió empezar con su propia tienda de ropa en línea y que este negocio, no solo le dio libertad de tiempo para poder continuar sus estudios, sino que también ha sido una actividad que le gusta realizar. “Todas esas nenis están trabajando y, a pesar de la pandemia, se mueven. Incluso para buscar cosas internacionales, tienen entregas accesibles en cualquier parte de la ciudad o del estado, porque es algo que ya se expandió demasiado y pues si alguien lo ve como despectivo, pues es como el clasismo que hay en el país […]y yo no tengo problema con ser una neni porque eso me pagó la carrera a final de cuentas”, externó Tania. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), hasta diciembre se reportó una disminución de 426 mil personas de la población económicamente activa, pues se pasó de 55.4 a 54.9 millones. Además, los trabajadores por cuenta propia decrecieron en 217 mil, pero se observó un incremento en el volumen de los empleados subordinados. También, de la población no económicamente activa según sexo,

los hombres se ubicaron en 12.3 millones (26.8%) y las mujeres en 30.2 millones, lo que representa el 58.6% de la población total. En este sentido, Fabiola Ojeda es otra joven que cuenta con su propio bazar, sin embargo, ella comenzó dentro de este negocio cuando la pandemia por la COVID-19 ya estaba en el país. La joven recuerda que ella abrió el 15 de marzo de 2020, porque quería tener una fuente de ingresos y apoyar con el tratamiento de su mascota, la cual se encontraba enferma. La estudiante puntualizó que, durante el periodo de contingencia sanitaria prefirió establecer los envíos para evitar que cualquiera de las dos partes se expusiera a la enfermedad y a la inseguridad

que conlleva para las mujeres el transitar por las calles de la Ciudad de México. “Realmente creo que siempre está el riesgo de que te hagan algo y más siendo mujer en el metro, pero a mí me acompañan mis papás, entonces pues sola no voy, pero siempre está ese riesgo de que nos hagan algo”, dijo la entrevistada.

Reivindicación y redes de apoyo Ante la situación de violencia a la que se enfrentan las mujeres que viven en la Ciudad y el Estado de México, aquellas que se dedican a vender o entregar en diversos puntos de estas entidades, han implementado sus propias formas de cuidarse unas a otras.

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El términos despectivo no borran el hecho de que este trabajo sea digno y haya sido un factor importante para poder mantener sus estudios o apoyar económicamente. En este sentido, Scarlet Badillo, quien estudia Trabajo Social en la UNAM y -también cuenta con su bazar- creó “Directorio confiable”, iniciativa que funge como una base de datos sobre estas tiendas en línea y tiene como objetivo recopilar y verificar que, quienes están detrás de estos negocios, no son perfiles falsos o fraudulentos. “Surge tras el aumento de estafas en internet, desde mi comienzo hasta mediados de 2020, un día platicando con mi querida amiga Cristina Díaz, me di cuenta que esa idea en el aire de poder ayudar a aquellos que también emprendieron como yo desde cero, quizás sin saber que hacer, tanto crecer, como entender el funcionamiento de esta plataforma,

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podía implementarla yo. Pensaba fomentar algún proyecto en el que se generara confianza entre vendedores y consumidores y con el tiempo forjar una nueva identidad con una competencia orgánica y bonita”, dijo. La joven rememoró cuando hizo el llamado a bazares y páginas que quisieran formar parte de este proyecto. De acuerdo con Scarlet, cada uno de los interesados pasó por varios filtros y proporcionaron algunos datos personales, para corroborar que sus sitios web eran reales. “Cualquier bazar o página es bienvenido siempre y cuando se comprometa al fin del directorio, que es meramente ser una comunidad confiable. Dentro de él, la dinámica se vuelve más de transmitir nuestras experiencias”, ahondó.

Respecto al uso despectivo de la palabra “neni”, tanto Tania, como Fabiola y Scarlet, concordaron en que para ellas era un término chusco, porque efectivamente, al momento de tener que tratar con los clientes, consideran que es mejor dar una atención más cálida y humana. Además, destacaron que los malos posicionamientos, no borraban el hecho de que este trabajo sea digno y haya sido un factor importante para poder mantener sus estudios o apoyar económicamente en lo que les fuera surgiendo. “Soy fiel creyente que es imposible controlar a una mayoría ignorante y egoísta, lo mejor que podemos hacer en estos casos es demostrar que nuestra identidad está bien forjada y aquello que violentan no tiene nada que ver con nosotros[...] no importa como nos digan, mientras nosotras sepamos quienes somos en realidad”, concluyó Scarlet. Fuente: Infobae / Zurisaddai González


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Doce pequeñas acciones con gran impacto para la generación de igualdad

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esde la huelga sexual de las mujeres de Liberia que allanó el camino hacia la paz, el "Día Libre de las Mujeres" en Islandia para reclamar la igualdad económica hasta la repercusión mundial del movimiento #MeToo, la historia nos enseñó que el cambio es posible a través del activismo colectivo.

A medida que nos introducimos en la nueva década y hacemos un balance de los avances a nivel mundial en materia de derechos de las mujeres, únete a Generación Igualdad para promover la igualdad de género mediante estas simples acciones diarias.

El cambio, sin embargo, no se trata solamente de grandes titulares, victorias legales y acuerdos internacionales: la manera en que caminamos, pensamos y actuamos todos los días puede generar un efecto dominó que beneficie a todas las personas.

¿Alguna vez escuchaste el dicho "el trabajo de una mujer nunca se termina"? Bueno, es verdad: las mujeres se ocupan tres veces más del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado que los hombres. Esto se traduce en tiempo y energía que se les quita a las mujeres para avanzar en sus

1. Compartir el cuidado

Las mujeres sólo ocupan el 25% de los escaños en los parlamentos nacionales y representan menos del 7% de la dirigencia mundial. carreras, ganar más dinero y disfrutar de las actividades de ocio. Demuestra que te importa: comprométete a repartir por igual las tareas domésticas, las responsabilidades de crianza y otro trabajo no remunerado. A continuación, te ofrecemos algunas estrategias para que te pongas en marcha:

Desde poner la mesa hasta cocinar, alienta a las niñas y niños a colaborar por igual en las tareas domésticas.

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Si uno de los cónyuges de la familia trabaja a tiempo completo, reconoce y admite el valor de su trabajo.

2. Denunciar los casos de sexismo y acoso Desde los piropos y la machoexplicación hasta las bromas sexuales inapropiadas, las mujeres se enfrentan a diario a todo tipo de comportamiento sexista e irrespetuoso en lugares públicos y privados. Puedes ser un observador activo al romper el status quo y desafiar a tus pares. Empieza por denunciar cualquier comportamiento inadecuado de manera segura y respetuosa. Cuestiona cualquier noción estereotipada de género, como "una mujer debería saber cuál es su lugar" y "no te pongas sensible", mediante un diálogo abierto. Cuando se trate de entablar una conversación, conoce los hechos, de modo que la próxima vez que alguien te haga comentarios como "¡La brecha salarial es un mito!", puedas acallar en seco y con elocuencia esa información falsa. Si eres testigo de un caso de acoso, denúncialo y da un paso adelante.

3. Rechazar el binarismo de género

turas, siempre han existido diversas identidades de género, por lo tanto, asegurar los derechos de las personas transgénero, genderqueer, no binarias y otras categorías —quienes, a menudo, sufren niveles terribles de violencia y discriminación en todo el mundo— es una parte inherente de la igualdad de género. (Consejo profesional de Generación Igualdad: visita el sitio web "Genderbread Person" para conocer la diferencia entre sexo, género, identidad de género y expresión de género).

Repite después de mí: es la humanidad, no el hombre. Es posible que no parezca ser un asunto importante, pero los términos como "masculino o femenino" y "mujeres u hombres" excluyen a las personas no binarias e intersexuales que no entran en ninguna de estas categorías. En todas las cul-

Todos los días, el lenguaje juega un papel muy importante en la ruptura de los estereotipos de género y el rechazo de la categoría binaria "hombre-mujer". En lugar de emplear frases como "damas y caballeros" o "niños y niñas", recurre a un término neutral en materia de género como

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"público", "niñez" o "ustedes". Estos pequeños cambios pueden contribuir en gran medida a cambiar las percepciones culturales de género.

4. Exigir una cultura de igualdad en el trabajo Desde el acoso sexual hasta la brecha salarial de género, las mujeres enfrentan una lista completa de prácticas discriminatorias en lo que se refiere al lugar de trabajo. Exige un ambiente de trabajo progresista a través de la representación equitativa de mujeres en los altos cargos y juntas directivas, la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor y el dictado de cursos de formación sobre igualdad de género. Las mujeres suelen hacer grandes sacrificios profesionales para


NOTICIAS tener una familia, lo que repercute en su bienestar personal y económico. Una manera de igualar las condiciones es luchar por la aprobación de políticas unificadas de licencia parental que ofrezcan un período amplio de licencia remunerada a las madres y los padres biológicos y adoptivos. Los programas de reinserción laboral también pueden ayudar a las mujeres a recuperar la formación que pudieran haber perdido cuando están listas para reincorporarse en el mercado laboral. Otras maneras sencillas de facilitarles la vida profesional a las madres abarcan las siguientes: pedir salas de lactancia, refrigeradores para conservar la leche materna, horarios flexibles de trabajo y servicios de atención infantil asequibles y de calidad en el lugar de trabajo o cerca de él.

Posteriormente, asiste a las elecciones. (Es lo menos que puedes hacer, teniendo en cuenta lo mucho que lucharon las mujeres por el derecho al sufragio).

6. Comprar con responsabilidad Ya sea que se trate de tu próxima botella de champú o de un nuevo pantalón vaquero, la manera en que compras puede tener un impacto real en el medio ambiente y, a su vez, en la vida de las mujeres y las niñas. El cambio climático afecta de manera desproporcionada a las mujeres de todo el mundo. Los desastres humani-

tarios provocados por el clima a menudo exacerban las desigualdades de género existentes y, como consecuencia, las mujeres y las niñas quedan expuestas a mayores índices de violencia, malnutrición y otros riesgos.

7. Ampliar la cantidad de libros, películas y otros medios feministas La próxima vez que recorras una librería u organices una noche de película, considera elegir algo escrito o dirigido por mujeres (y para mujeres).

5. Ejercer tus derechos políticos Por desgracia, las mujeres siguen estando insuficientemente representadas en los cargos políticos más altos. Hasta 2020, las mujeres sólo ocupan el 25% de los escaños en los parlamentos nacionales y representan menos del 7% de la dirigencia mundial. ¿Cuál es la manera más fácil y directa de marcar una diferencia? ¡Votar! Y considera votar por las mujeres. Infórmate sobre las próximas elecciones y difunde cuáles son las candidatas fuertes. Regístrate para votar si no lo has hecho y consulta con tus amistades y familiares para asegurarte de que también se hayan registrado.

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Las mujeres se enfrentan a diario a todo tipo de comportamiento sexista e irrespetuoso en lugares públicos y privados. Si eres testigo de un caso de acoso, denúncialo y da un paso adelante. Las películas, los libros, los diarios, los podcasts y otros medios populares tienen efectos duraderos en las percepciones culturales de género, lo que les brinda a las mujeres una plataforma poderosa para compartir sus historias y perspectivas. Sin embargo, las industrias cinematográfica y editorial siguen estando fuertemente dominadas por los hom-

bres y las narrativas populares, por lo general, describen a las mujeres como personajes unidimensionales u objetos sexuales, o bien las excluyen por completo. En un análisis de películas populares de 11 países, se descubrió, por ejemplo, que en sólo el 23% de ellas la protagonista era una mujer, un número que se acerca bastante al porcentaje de mujeres cineastas (21%).

8. Enseñarles a las niñas lo valiosas que son Princesita. Vulnerable. Mandona. Incluso antes de llegar a la pubertad, las niñas de todo el mundo ya han internalizado creencias sobre su lugar, valor y papel en la sociedad como personas dependientes, vulnerables o incapaces y se les enseña que deben actuar de

esa manera, lo que refuerza los estereotipos de género y les impide desarrollar todo su potencial. Es difícil desaprender este tipo de creencias. Por este motivo, es muy importante abordarlas desde temprana edad. Recuérdales a las niñas que forman parte de tu vida que son fuertes, capaces y se merecen el mismo respeto que los niños. Asegúrate de que entiendan de que son mucho más que su apariencia: elógialas por su inteligencia, fortaleza, capacidad de liderazgo, destreza física y muchas áreas más.

9. Desafiar el significado de "ser un hombre" Actúa como un hombre. Los niños no lloran. Los niños son niños. Estas nociones tradicionales de masculinidad suelen desalentar a los niños y los hombres de comunicar abiertamente sus sentimientos. Tanto en tus amistades o relaciones como en tu familia, apoya las expresiones de masculinidad que involucren la vulnerabilidad, la sensibilidad, el cuidado y otros rasgos que, por tradición, no son masculinos. Fomenta un entorno donde los niños y los hombres se sientan seguros al expresar sus emociones: déjales saber que sus sentimientos son válidos e invítalos a compartirlos. No te burles de ellos ni los ignores, y delata a quienes lo hagan.

10. Comprometerse con una causa Existen muchísimas causas que puedes apoyar.

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NOTICIAS En primer lugar, elige un tema sobre igualdad de género que te interese y busca un grupo o campaña especializado en él. Si aún no lo has hecho, súmate a la campaña Generación Igualdad de Naciones Unidas, que une a activistas como tú para exigir la igualdad de género en esta generación. Puedes empezar compartiendo nuestros mensajes aquí. Tu donación a ONU Mujeres también puede romper el ciclo de violencia, atender a las víctimas e impulsar la inclusión económica y la igualdad de derechos de las mujeres y las niñas en todos los rincones del planeta.

11. Desafiar los estándares de belleza Si bien los estándares de belleza varían de un lugar a otro, casi siempre fomentan una visión es-

trecha e irreal de la feminidad. A menudo, las mujeres le dedican mucho más tiempo, energía y dinero a su apariencia que sus pares masculinos. Este tipo de doble patrón alimenta la idea que la mujer no es realmente la dueña de su cuerpo, que es un objeto diseñado para el consumo público. Los ideales estéticos irreales pueden asimismo provocar graves problemas mentales y físicos. La industria publicitaria impulsa las ventas aprovechando estos ideales y explotando las inseguridades que transmiten. Puedes desafiar el status quo publicitario al apoyar a las empresas que muestran diversidad en sus anuncios. Obtén más informa-

ción sobre cómo ONU Mujeres está trabajando con la industria publicitaria para lograr cambios positivos a través de la iniciativa Unstereotype Alliance.

12. Respetar las decisiones de las demás personas Cada persona tiene el derecho de tomar decisiones sobre su cuerpo, bienestar, familia y futuro. Cuando las decisiones de otra persona te molesten, pregúntate por qué. Analiza los prejuicios que puedan estar impulsando tu reacción y considera las circunstancias que llevaron a que la vida de esa persona fuera diferente a la tuya. Escucha sus argumentos. Fuente: ONU Mujeres

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LECTURA RECOMENDADA

COVID-19 e igualdad de género: contrarrestar los efectos regresivos Por Anu Madgavkar et al Te recomendamos leerlo porque analiza y calcula la participación de las mujeres en el crecimiento y el desarrollo de la economía mundial.

¿Sabías que?

Proyecciones revelan que “no hacer nada” para aumentar la participación laboral de las mujeres en la economía global podría disminuir el PIB mundial en $1 billón de dólares en 2030. Por el contrario, “si se hacen inmediatamente” acciones para promover la igualdad de género, el PIB mundial aumentaría $13 billones.

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medida que el COVID-19 continúa afectando vidas y medios de vida en todo el mundo, ya podemos ver que la pandemia y sus consecuencias económicas están teniendo un efecto regresivo sobre la igualdad de género. Según nuestros cálculos, los trabajos de las mujeres son 1.8 veces más vulnerables a esta crisis que los trabajos de los hombres. Las mujeres representan el 39% del empleo mundial, pero representan el 54% de la pérdida total de puestos de trabajo. Una de las razones de este mayor efecto en las mujeres es que el virus está aumentando significativamente la carga del cuidado no remunerado que las mujeres llevan de manera desproporcionada. Esto, entre otros factores, significa que el empleo de las mujeres está cayendo más rápido que el promedio, incluso

teniendo en cuenta el hecho de que mujeres y hombres trabajan en diferentes sectores. Dadas las tendencias que hemos observado en los últimos meses, en un escenario regresivo de género en el que no se toman medidas para contrarrestar estos efectos, estimamos que el crecimiento del PIB mundial podría ser $1 billón más bajo en 2030 de lo que sería si el desempleo de las mujeres simplemente siguiera al de los hombres en cada sector. Por el contrario, tomar medidas ahora para promover la igualdad de género podría ser valioso, ya que agregaría 13 billones de dólares al PIB mundial en 2030 en comparación con el escenario regresivo de género. Un camino intermedio, tomar medidas solo después de que la crisis haya

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LECTURA RECOMENDADA remitido en lugar de hacerlo ahora, reduciría la oportunidad potencial en más de $5 billones. El costo de ese retraso asciende a las tres cuartas partes del PIB mundial total que podríamos perder ante el COVID-19. Estas estimaciones se basan en el trabajo de Power of Parity del McKinsey Global Institute (MGI). Esta investigación mapea 15 indicadores de igualdad de género en cuatro categorías: igualdad en el trabajo, servicios esenciales y facilitadores de oportunidades económicas, protección legal y voz política, y seguridad y autonomía. Utilizando un puntaje de paridad de género, o GPS, calculado con estos indicadores, MGI ha establecido un fuerte vínculo entre la igualdad de género en la

sociedad y la igualdad de género en el trabajo, y ha demostrado que esta última no es alcanzable sin el primero. Incluso antes del coronavirus, nuestros 15 indicadores mostraban que el progreso tangible hacia la paridad de género había sido desigual y que persistían grandes brechas de género en todo el mundo. Ahora, sin una intervención para abordar el impacto desproporcionado del COVID-19 en las mujeres, existe el riesgo de que el progreso se revierta. Esto no solo haría retroceder la causa de la igualdad de género, sino que también frenaría la economía global. Por el contrario, tomar medidas para restablecer el equilibrio ahora podría mejorar los resultados sociales y

económicos de millones de mujeres en todo el mundo y ayudar a impulsar el crecimiento económico.

Las mujeres son más vulnerables a los efectos económicos relacionados con el COVID-19 debido a las desigualdades de género existentes Si bien la vida y el trabajo de la mayoría de las personas se han visto afectados negativamente por la crisis, nuestro análisis muestra que, en general, los trabajos y los medios de vida de las mujeres son más vulnerables a la pandemia de COVID-19. La magnitud de la desigualdad es sorprendente: utilizando datos y tendencias de las encuestas de desempleo en los Estados Unidos y la India, donde se dispone de datos desglosados por género, estimamos que las tasas de pérdida de empleo de las mujeres debido a COVID-19 son aproximadamente 1.8 veces más altas que las de los hombres, tasas de pérdidas a nivel mundial del 5.7% frente al 3.1%, respectivamente.

Incluso antes de la pandemia, el progreso hacia la igualdad de género había sido desigual Los efectos de género de la crisis del COVID-19 destacan el progreso desigual hacia la igualdad de género. De hecho, en conjunto, el progreso hacia la igualdad en el trabajo y la sociedad se ha mantenido relativamente estable en los cinco años entre 2014 y 2019. En 2014, la puntuación global del GPS fue de 0.60;

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LECTURA RECOMENDADA hoy, es 0.61 (en una escala de 0 a 1, donde 1 significa paridad total entre mujeres y hombres). La igualdad de género en el trabajo continúa a la zaga de la igualdad de género en la sociedad, con un GPS de 0.52 frente a 0.67, respectivamente. El mundo ha avanzado en algunos aspectos de la igualdad de género, como la mor-

talidad materna, la proporción de mujeres en puestos profesionales y técnicos y la representación política. Sin embargo, el nivel de participación femenina en la fuerza laboral es aproximadamente dos tercios del de los hombres y apenas se ha movido en ese período (Grá-

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fico 1). Dentro de este panorama general, los países y regiones pueden variar significativamente. India ha experimentado una ligera disminución en la participación femenina en la fuerza laboral en los últimos cinco años, por ejemplo, mientras que Indonesia ha registrado un pequeño aumento.

Tres escenarios del PIB en 2030 destacan el valor en juego de una mayor igualdad de género Definimos tres escenarios potenciales en el mundo del trabajo de las mujeres post COVID-19. El primero es un escenario regresivo de género de “no hacer nada”. Supone que el mayor impacto negativo del COVID-19 en las mujeres sigue sin abordarse y compara los resultados del PIB en 2030 con el caso en el que el crecimiento del empleo de las mujeres sigue al de los hombres en la recuperación. El segundo es un escenario de “actuar ahora”, que mejoraría la paridad en relación con el regresivo de género. El tercero es un escenario de “esperar para actuar” que continúa hasta que el impacto económico del COVID-19 ceda. Hemos modelado esto partiendo del supuesto de que la acción para mejorar la paridad de género comienza solo en 2024. El escenario de no hacer nada es el más negativo que modelamos. Los resultados regresivos del mercado laboral descritos anteriormente implicarían que las mujeres experimentan una parte desproporcionada de la pérdida de puestos de trabajo durante la

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LECTURA RECOMENDADA Gráfico 2

que lo sería si se tomaran medidas ahora. La tasa de participación laboral de mujeres aumentaría a 0.67, desde 0.61 en 2020, lo que marca algunos avances.

Las implicaciones: debes actuar ahora

pandemia del COVID-19. Esto reduciría levemente la tasa de participación de mujeres en la fuerza laboral, de 0.63 antes del COVID-19 a 0.61 en 2020. No se tomarían nuevas acciones para mejorar la paridad de género entre ahora y 2030, por lo que la tasa de participación se mantendría estancada en 0.61. Bajo este escenario, el PIB mundial en 2030 estaría $1 billón por debajo de donde hubiera estado si el COVID-19 hubiera afectado a hombres y mujeres por igual en sus respectivas áreas de empleo. En comparación con esa línea de base, 33 millones de mujeres menos encontrarían empleo en este escenario de regresión de género en 2030. La mejor opción es el escenario de “actuar ahora”, que equivale a una oportunidad económica sustancial. Los responsables de la formulación de políticas tomarían decisiones, en 2020 y más

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allá, que mejorarían significativamente la igualdad de género durante la próxima década. Estimamos que el valor global de lograr mejoras en la paridad de género para 2030 podría llevar a un incremento de $13 billones de dólares en el PIB, un aumento del 11% en relación con el escenario de no hacer nada. En este escenario, también se elevaría la tasa de participación en la fuerza laboral de mujeres a hombres de 0.61 en 2020 a 0.71 en 2030, con la creación de 230 millones de nuevos puestos de trabajo para mujeres en todo el mundo, en comparación con el escenario de no hacer nada en 2030. En el escenario de “esperar para actuar”, en el que los responsables de la formulación de políticas y otros esperan hasta 2024 para impulsar mejoras en la en la fuerza laboral femenina, el PIB mundial se recuperaría en 2030, pero sería $5.4 billones más bajo

El mensaje contundente que surge de nuestra investigación es que cuanto más rápido actúen los responsables políticos y los líderes empresariales para impulsar una mayor igualdad de género, incluso mientras continúa la crisis del COVID-19, mayores serán los beneficios no solo para la igualdad de género sino también para el crecimiento económico. Por el contrario, existe un riesgo real de perder aún más producción económica y seguridad económica que podría significar para millones de mujeres, de lo que el COVID-19 implicaría normalmente para todos los trabajadores. Las mujeres corren el riesgo de perder tanto en términos de paridad como en términos de beneficios económicos si no se hace nada y el récord de estancamiento de los últimos cinco años se establece como la norma, además del impacto regresivo de género que estamos viendo como resultado de COVID-19. En investigaciones anteriores, encontramos que el costo de realizar inversiones suficientes en cinco áreas (educación, planificación familiar, mortalidad materna, inclusión digital y trabajo de cuidado no remunerado) podría ascender entre $1.5 y $2 billones de dólares en gasto anual público, privado o doméstico en


LECTURA RECOMENDADA 2025, o del 1.3 al 1.7% del PIB mundial en ese año.

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Dadas las circunstancias, ¿qué medidas deberían considerar los líderes políticos y empresariales? Así como hemos visto variaciones entre países en el progreso hacia la igualdad de género, las políticas que se implementarán también deberán adaptarse al contexto nacional. No es el propósito de este documento ofrecer un conjunto exhaustivo de sugerencias. Pero vemos algunos temas generales que recogen ideas sobre igualdad de género. Incluyen lo siguiente:

grado a los canales en línea, lo que dificulta la gestión del día a día de vivir sin acceso a dispositivos digitales. Desde el punto de vista del mercado l a b o ra l , C OV I D - 1 9 está acelerando las plataformas de trabajo remoto y trabajo independiente. Esto podría ser una bendición para las mujeres, que pueden beneficiarse de la flexibilidad que ofrecen estas plataformas, especialmente para las trabajadoras en servicios remotos y prestados digitalmente, como software, diseño o ventas y marketing. Pero una brecha de género persistente en el acceso digital puede alejar las oportunidades laborales de millones de mujeres.

Intervenciones para abordar el cuidado infantil no remunerado. No se puede subestimar la importancia de reducir el desequilibrio de género en la responsabilidad del cuidado. Las intervenciones para abordar este problema incluyen un mejor reconocimiento del trabajo no remunerado, la reducción de la cantidad de trabajo no remunerado y el reequilibrio entre hombres y mujeres. MGI ha determinado que el valor del trabajo de cuidados no remunerado realizado por mujeres es de $10 billones, o el 13% del PIB mundial. Intervenciones para abordar la inclusión digital y financiera. Cerrar la brecha de género en la inclusión digital es una prioridad urgente en la pandemia. Muchos elementos esenciales, como alimentos y abarrotes, se han mi-

Intervenciones para abordar los sesgos de actitud. Podría decirse que cualquier impulso hacia la paridad de género comienza con los es-

fuerzos para cambiar las actitudes arraigadas y generalizadas sobre el papel de la mujer en la sociedad. Este es un desafío extremadamente difícil y complejo que requerirá que todas las partes interesadas desempeñen un papel sostenido a largo plazo. Los Gobiernos, las empresas y otras partes interesadas pueden realizar campañas y reclutar campeones masculinos para ayudar a llevar a casa la idea de que un mayor número de mujeres en el trabajo representa un progreso social y económicamente beneficioso. La evidencia de nuestra investigación es clara: lo que es bueno para una mayor igualdad de género también es bueno para la economía y la sociedad en su conjunto. Lee el texto completo aquí

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AGENDA DE TALENTO HUMANO

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emos recopilado eventos del sector de la tercerización y talento humano en México y el mundo, a realizarse en el mes en curso y los siguientes meses, para que usted pueda asistir o acceder en línea, estamos seguros que serán de gran utilidad; además, permite conocer el amplio análisis sobre nuestro sector en los países en donde se desarrolla. Da click aquí para conocer la agenda completa.


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