concurso cuentos AFA

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Viviendo de recuerdos Autora: Pilar Serrano Colegio: Virgen de la Cabeza Curso: 5ยบ


Soy una niña, me llamo Alba y os voy a contar una historia llena de recuerdos. Tengo una abuela que se llama Lola y poco a poco se lo empezaron a olvidar las cosas. Cuando iba a salir, algunas veces no sabía donde estaba, no sabía volver a su casa, y todo le resultaba extraño. Otras veces cuando iba a comprar no sabía a que iba al supermercado ni lo que tenía que comprar. Así que decidieron ir al médico. Le hicieron muchas pruebas, y le diagnosticaron una enfermedad llamada alzheimer. Cuando mis padres me lo dijeron, yo me pregunté: __ ¿Y que enfermedad es esa? Y mis padres me lo explicaron: __ Es una enfermedad cerebral que causa problemas de memoria, su forma de pensar, su carácter o la manera de comportarse. __ Hay personas, que se vuelven agresivas y se ponen a decirles cosas a las personas, dijo mi madre. Pero mi abuela no es así. Mi abuela es muy tranquila y no pega ni le dice cosas a nadie. Muchas veces está hablando, y se le olvida lo que tiene que decir. Yo, le pregunté a mi mamá: __ Y esa enfermedad, ¿ se puede curar? Mi madre me dijo que de momento no se podía curar, pero que a lo mejor algún día, se podrá curar. Yo aún así no entendía lo que me decían mis padres. Así que me lo explicaron de una forma más sencilla para que yo lo entendiera.


Mi abuela poco a poco se le iban a ir olvidando las cosas y las personas con las que convivía e incluso su carácter podía volverse más violento. Yo no me lo podía creer. Mi abuela jugaba conmigo, me contaba historias, me llevaba a jugar al parque… Eso no le podía suceder a mi abuela. Así que mis padres me dijeron que mi abuela iba a necesitar mucha ayuda y muchos mimos de todos nosotros. Poco a poco, mi abuela iba teniendo olvidos, pero yo la veía igual que siempre. Pero ya la enfermedad iba empeorando y ya no me conocía. Me miraba y un día me confundió con su hermana, y me empezó a decirme que había que ir a lavar la ropa al río. Yo le decía: __ ¿ Qué río, abuela? __ Sí, tu lo que quieres es no ir a lavar la ropa hoy. Vamos, ves a coger la ropa que nos vamos a ir. Mi madre se dio cuenta y enseguida le dijo: __ Déjalo, luego la lavamos. Se le quedó mirando y le dijo la abuela: __ ¿Y tú quién eres? __ Soy tu hija. Mi abuela la miró y se sonrió. Un día, me encontré a mi abuelo llorando a escondidas. Yo le pregunté a mi mamá porque lloraba y me dijo: __ Llora porque llevan mucho tiempo juntos, y ahora no lo reconoce. Yo me puse muy triste.


Yo fui corriendo a darle un beso, le dije que aunque no lo reconoce, lo seguirá queriendo. Cuando esta enfermedad iba aumentando, mi abuela olvidaba más cosas. Un día la vimos que estaba como si estuviera cosiendo, y le preguntamos que qué hacía. Mi abuela contestó: __ Remendando estos calcetines para que mi padre se los ponga mañana para ir a trabajar. Ya no podía andar. Había que llevarla en sillas de ruedas, porque sus piernas no respondían. Pero ella seguía viviendo sus recuerdos. Tan pronto estaba lavando la ropa en el río, como estaba en la huerta cogiendo tomates, porque sus padres habían tenido una huerta. Mi abuela empezaba cada vez más a empeorar, y mis padres se enteraron de que había un centro de día especializado en enfermos de alzheimer, donde los ayudaban. Sus padres decidieron apuntarla. Todos los días iba una ambulancia a recogerla, y luego a la hora de comer se la llevaban a su casa. Yo la recibía con un fuerte beso. Después de comer, a las 16:00 horas, la ambulancia venía a por mi abuela y se la llevaba al centro. Así es que chicos, yo os digo una cosa: siempre que veáis a vuestros abuelos, recibirlos con fuertes besos y con un gran abrazo.

Fin



Eran las 11:30, había mirado el reloj un montón de veces, se movía muy despacio. Estaba en la consulta de traumatología, debía de pasar a esa hora, pero la enfermera había salido ya a nombrar varias veces y nada, a esperar. Hoy tenía examen de matemáticas y tuve que llevar un justificante para venir a la consulta, pues de vez en cuando me dolían las rodillas. Pasaron diez minutos y la enfermera salió de nuevo a nombrar, tenía una voz un poco masculina y no era muy agradable que dijéramos. Le pregunté: -¿Falta mucho para que pase Marta López? -Espera un momento que mire…, lo siento no hay ninguna Marta. -¡Pero no puede ser!-dijimos mi abuela y yo a la vez. -Mirar bien los papeles, para ver cuando tenéis la cita.-contestó la enfermera. Mi abuela sacó del bolso el volante, ponía para el día 23 de Marzo a las 11:30 y estábamos a 23 de Abril. Me puse con mi abuela muy enfadada, en ese momento no me di cuenta de mi comportamiento. Mi hermana y yo queremos mucho a mi abuela, pues cuando éramos pequeñas viniendo de unas vacaciones tuvimos un accidente de tráfico, mi madre y mi


abuelo fallecieron. Desde entonces mi abuela lleva viviendo en casa con mi padre y nosotras 5 años. Mi abuela es muy agradable con todo el mundo, risueña y está un poco gordita, pero me encanta cogerle los michelines de la cintura, usa gafas para leer. Porque aunque tiene 70 años le gusta mucho la lectura. El examen me lo hicieron luego, que por cierto lo aprobé por los pelos.


1 Mi hermana Paula y yo nos llevamos muy bien, yo soy cuatro años mayor que ella, tengo 14 y ella 10. Paula es cariñosa pero se enfada con facilidad. Es delgada pero sin en cambio es más alta que yo cuando tenía su edad. También tiene unas gafas rojas muy monas y siempre lleva puesta una pulsera que le regaló mi madre para el día de su cumpleaños. Era Jueves, mi hermana iba de excursión a Lagunas de Ruidera. Este año como ha llovido mucho dicen que llevan mucha agua. Se lo van a pasar muy bien, aunque es un poco gandula para andar. Mi abuela le había preparado la gorra, el agua, la merienda y ropa cómoda. Esa tarde mi amiga y yo fuimos a la academia, íbamos martes y jueves, nos gustan mucho los ordenadores. A mi amiga Silvia le sonó el móvil, que por cierto nos regañan si llevamos móvil a clase. Silvia lo cogió por si era algo importante, era su madre, la llamaba para decirle que si recogía a Paula de la excursión, porque Paula iba a clase de la hermana de Silvia y fueron juntas. Silvia me preguntó: -¿Marta, recoge mi madre a tu hermana?, dice mi madre que no ha ido tu abuela a recoger a Paula. - Vale dile que sí, que voy a llamar a mi abuela a ver que pasa-contestó Marta. Salí un momento de la clase y llamé a casa: -Abuela, ¿Por qué no has ido a recoger a Paula? -¡Ay, Dios mío!, Paula. -No pasa nada, ya la recoge la madre de Silvia.


Mi hermana vino loca de contenta y más colorada que un tomate. Se lo había pasado muy bien. . 2 Mi abuela no paraba de darle besos como se le había olvidado ir a recogerla: -¡Ay, abuela!, no me des más besos, que me vas a desgastar el carrillo. Esa noche mi hermana se puso con fiebre, le había dado mucho el sol. Llevaba unos cuantos días con la tripa y la garganta y había comido helados, también yo creo que por eso se le puso la fiebre. Mi abuela la pobre estuvo toda la noche pendiente de ella y buscando el termómetro que no lo encontraba por toda la casa. Tuve que ir a pedírselo a la vecina de al lado, que parece un supermercado, porque siempre tiene de todo cuando lo necesitamos. La vecina era un poco chismosa, si querías saber algo solo tenías que preguntárselo a ella. Pero era una persona que siempre se ofrecía para todo. Al día siguiente mi abuela iba a llevar a

mi hermana al pediatra, no se

acordaba del número y tuve yo que llamar. Marta dijo: -Dame que llamo yo, que lo tengo apuntado…, ay abuela, estás peor que la vecina cuando no tienes chismes que contar. Pasaron los días, notaba que la abuela estaba un poquito rara y una tarde que se fue a la casa de una amiga estábamos mi padre, mi hermana y yo en la cocina, le comenté a mi padre:


-¿Papá, no encuentras un poco rara a la abuela?, lleva una temporada que se le olvidan muchas cosas y me cuenta cosas de cuando era pequeña. Me cuenta cosas de hace muchos años, ¿Cómo se acuerda de las cosas de hace tanto tiempo, y algunas de ahora se le olvidan? -Ya conoces a tu abuela, siempre está pensando en lo que va a hacer de comida o en comprar y en que no le da tiempo a limpiar todo lo que ella quiere.contestó el padre. 3 Mi padre trabajaba en Madrid, pasaba mucho tiempo fuera de casa. Como nosotros vivimos en Ciudad Real, algunas veces no venía a comer, otras a cenar o incluso a dormir si se le complicaba su trabajo, y tenía que quedarse de turno de noche. Trabaja en una empresa de ordenadores. Yo pensé que mi padre tenía razón, que siempre no se puede estar tan pendiente de todo como nos tenía acostumbrada mi abuela. Era Miércoles, nos levantamos con la hora justa del colegio, teníamos el desayuno preparado en la mesa. Nos encantaba las tostadas tan crujientes y que oliera la casa a pan tostado. Nos las comimos, le dimos un beso a la abuela y nos fuimos al colegio. Eran las14:15, Paula me estaba esperando debajo de un árbol, porque hacía mucho calor. Cuando yo salí de clase a las 14:.30 nos fuimos para casa. Llegamos a casa, Paula

llamó muchas veces al timbre, pues se venía

haciendo pis. Nadie abrió: -¡Menos mal que yo siempre llevo una llave, en la cartera!-dijo Marta. -¿Dónde estará la abuela, estará en casa de la vecina?


Entramos en casa y no había nadie, llamamos a casa de la vecina pero nos dijo que ella no sabía nada. Era raro porque no estaba ni siquiera la comida preparada. Corriendo llamamos a papá y el vino cuando pudo. Esperamos unas horas y al ver que no venía, mi padre y nosotras fuimos a la policía. Pero nos dijeron que como era mayor de edad nos teníamos que esperar hasta el día siguiente. Esa noche lloré mucho, porque me acordaba cuando perdí a mi madre, y no quería perder a mi abuela también. Dormimos mi hermana y yo abrazadas y mi padre estuvo toda la noche pendiente del teléfono. 4 Al día siguiente mi padre no fue a trabajar, al amanecer sonó el teléfono: -¿Es casa de la señora Maria?-preguntó una voz desconocida Mi abuela se llama Maria como se llamaba mi madre. -Si, si es- contestó el padre nervioso. -Me llamo Paco, soy el barrendero del parque y he encontrado una mujer, que no sabe donde vive, que si la podía llevar a casa. Le he pedido el bolso, para ver si llevaba documentación, que si llega a ser un ladrón, se lo había robado. En su bolso he encontrado este número de teléfono, y por eso llamo. Aquí os espero para que vengáis a recogerla, ¡ah! Y además no hace más que repetir que estaba esperando a su hija Maria. -Vale, enseguida vamos-contestaron todos a la vez. Cuando llegamos estaba sentado el barrendero junto a la abuela en un banco, mi padre le preguntó a mi abuela:


-¿María, está bien?,¿Por qué estás aquí en el parque? Ella contestó: -Es que he ido a casa a prepararle a mi hija Maria el desayuno y me ha abierto otra persona desconocida. Me he venido aquí, porque no sabía que hacer, en aquella casa no está mi hija, ¿entonces…?¿Donde vivo? - Venga no pasa nada nos vamos para casa-contestó el padre. Le dimos las gracias al barrendero y nos fuimos para casa. En ese momento mi hermana y yo comprendimos que a mi abuela le sucedía algo raro. Al día siguiente la llevamos al médico. La mandaron a un especialista y le dijeron que tenía alzheimer. En este tiempo he aprendido que hay que ser comprensivos y tener paciencia, ayudar a nuestros mayores y aún más si están enfermos. Siempre que podáis darles un abrazo fuerte a vuestros abuelos.

Fin



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