Semana del 5 al 11 de noviembre de 2010 · Año I · Número 023 ·
La Asociación Ferroviaria se propone poner en marcha un centro de interpretación P 6 ÁGINA
Precio 0,50 euros
· www.eldiadezamora.es ·
La Asociación Micológica celebra sus XXIII Jornadas con excursiones, conferencias y dos concursos P 7 ÁGINA
Director: Eugenio Jesús de Ávila Juárez
Caja Rural inaugura su salón sociocultural, abierto, en principio, para todos los zamoranos P 9 ÁGINA
Las cuitas de los jóvenes empresarios zamoranos Renata López Prada, presidenta de AJE, habla de la aventura de ser emprendedor en Zamora
FOTO: ESTEBAN PEDROSA
PÁGS. 4 Y 5
Escalera al infierno Jesús Ferrero explica y analiza las claves de su última novela
El intelectual zamorano recibe extraordinarias críticas por “Balada de las noches bravas”
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Un futuro empresarial para el Zamora C.F.
García Taboada lidera la gestión
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Tiempo vendido El trabajador es un esclavo moderno. Así lo vieron algunos filósofos heterodoxos del siglo XX. Quizá tuvieran razón. Paul Lafargue, uno de ellos, yerno de Marx, cuando aseguraba que la sociedad capitalista ha sacralizado el trabajo. Él, sin embargo, apostaba por instaurar el culto al ocio. “En vez de reaccionar contra esa aberración mental del trabajo, los curas, los moralistas y los economistas, lo han sacrosantificado”. El corazón del problema reside en la compra del tiempo de cada individuo por parte del Estado o del Capital. El sistema, tanto el de la economía de mercado como el de los estados totalitarios, nos roba el tiempo, ese corcel en el que cabalgamos, pero del que desconocemos cuándo se cansará de trotar por la vida. Esa es la esencia del hombre moderno: vender su tiempo para poder comer, para tener una
vivienda digna, para recibir una educación (control desde la infancia), para disfrutar de las cosas materiales. Medito sobre el trabajo y el tiempo, cuando casi 15.000 zamoranos figuran en las listas del paro, y escribo sobre el presente laboral mirando de reojo al futuro que nunca alcanzaremos. Y sé que vivo en la provincia, en términos relativos, con más desempleados en España. Aquí, hay mucho ocio, demasiadas personas que no pueden ni vender su tiempo ni su trabajo. Eso sí, tienen libertad, la libertad para extender sus manos en las rúas de la miseria y pedir caridad. Y pregunto: ¿Qué será de los hombres y mujeres que carecen de trabajo, que no pueden ser “esclavos” de un
sueldo, que carecen de labor cotidiana asalariada? E.J. De Ávila