Semana del 10 al 16 de junio de 2011 · Año II · Número 057 ·
Las centenarías aceñas de Gijón, entre el olvido y la pasión, necesitan una restauración P .8 ÁG
Precio 0,50 euros
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El barrio de San Lázaro inició ayer sus fiestas patronales en honor de la Virgen del Yermo P . 12 13 ÁGS
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Director: Eugenio Jesús de Ávila Juárez
La Cofradía de la Concha vivirá, el Lunes de Pentecostés, su 721 Romería de La Hiniesta P 15 ÁGINA
El futuro de la utopía Rosa Valdeón inicia
mañana su segundo mandato municipal El PSOE pide una auditoría externa para conocer la situación real PÁGS. 4 Y 5
Visto para sentencia el juicio del “Elefante” No aparecieron, los testigos protegidos, en la última jornada
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FOTO: ESTEBAN PEDROSA
Carné político
El profesor García Calvo siempre anduvo buscando, en jardines de la vida, la flor de la utopía. Ya es octogenario nuestro pensador, pero aún su filosofía es joven, porque pensar no envejece: hay gente joven muy vieja, porque prefiere guardar silencio y que les hablen los canales de la televisión, desde donde el poder apacienta a sus ovejas. Dicen que el erudito comentó a los jóvenes de la acampada en la plaza de la Constitución que el poder siempre los tentará con el futuro, que esa es su arma secreta. Sí, pero los jóvenes solo piensan en eso, en su porvenir. A la juventud, le queda solo eso: futuro; los viejos tenemos memoria, tan felona.
Zamora debería pasar del pasado para asir el futuro. Mientras el alma de esta ciudad mire solo al tiempo pretérito, seguirá perpetuando su atraso económico, social y cultural. Cierto que estos no son momentos para el optimismo: el dinero no circula, porque no lo hay y porque el que lo tiene se lo guarda en el calcetín; las instituciones públicas poseen escasa capacidad para resolver sus problemas económicos, porque no hay recetas mágicas, algunas tan simples como reducir gastos superfluos, y austeridad, mucha austeridad, hasta ser tacaños. Parece, pues, que ya solo nos queda rezar, los que sean creyentes; buscarse la vida en otros lares, con preferencia por naciones serias de Europa, o volver a una economía de subsistencia, regreso al terruño, a la huerta, quienes poseen tal privilegio, o a vivir de la familia, mientras aguante. ¿Triste futuro? No, rabioso presente. Los que ya tenemos más pasado que porvenir, recordamos cómo fueron nuestros primeros años de vuelo lejos del nido familiar. Entonces, quieras o no, los licenciados encontraban trabajo, aunque no fuese muy bien remunerado, y los jóvenes, sin estudios universitarios, también tenían salidas para sus profesiones: camareros, ebanistas, yesistas, albañiles, fontaneros, contables, etc. Cobrar un salario te facultaba casarte y formar una familia, sobre todo, como era común, si tu esposa también trabajaba. Sin embargo, los zamoranos que tienen, a fecha de hoy, menos de 35 años de edad, salvo excepciones, las están pasando canutas para encontrar un trabajo, cualquier trabajo, incluso sin cualificación. Así, encuentran la enorme frustración de no tener nada que hacer, salvo emigrar, dejar su tierra y lanzarse a la aventura. Quizá, hay otra salida: sacarse un carné de partido. De momento, algunos viven. FDO.: EUGENIO. J. DE ÁVILA.