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Música, sentimiento puro. Feliz día a todos los que la hacen posible.
Semana del 22 al 28 de noviembre de 2013· Año IV · Número 185 ·
Precio 0,50 euros
www.eldiadezamora.es
Director: Eugenio Jesús de Ávila Juárez
Los socialistas hacen balance de la gestión del ejecutivo de Rajoy y su incidencia en Zamora: 6.000 parados más en dos años P .3 ÁG
Valdeón, empeñada en restaurar toda la muralla
La alcaldesa considera irrenunciable que el recinto amurallado recupere todo su esplendor FOTO: E. ONÍS
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Miré los muros de la patria mía
Zamora no hubiera sido la ciudad que es, habría carecido de la Historia que tiene y no se entendería como tal sin su muralla, su columna vertebral, la que le inyecta médula y memoria. Podría escribir aquellos versos de Quevedo: “Mire los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes, ya desmoronados”. Pero, al parecer, poco a poco, el poder central inyecta numerario para atender aquellos lienzos que demandan más cariño y ternura.
Sin remedio ¡No hay nada qué hacer, gente! González asesinó a Montesquieu, como reconoció su cuate, Guerra, en 1985. Cuando Aznar ganó por mayoría absoluta, pensé que el pensador galo podría resucitar; pero no, me equivoqué: pacto entre los dos grandes, los R. Madrid y Barça de la democracia, el PP y el PSOE; Michavila y López Aguilar firmaron el acuerdo para engullir el poder de los jueces. Uno de los tres pilares de la libertad, la Justicia, sentenciado. Después, Rajoy introdujo, en su programa electoral, un cambio al respecto; pero este jurista metido a político, volvió a traicionarse: esta semana, hubo reparto del botín de la Justicia entre populares y socialistas. ¡No hay nada que hacer, nada que escribir, nada con que soñar! Este sucedáneo de democracia le ha comido el coco al pueblo, a un personal que no piensa, porque duele, porque se sufre;
a unos españoles que ya tienen bastante con ver la tele, discutir sobre fútbol y tratar de las hazañas sexuales de toreros, futbolistas y hetairas. ¡No hay nada que hacer! Mientras, me pregunto a mí mismo si tendrá sentido seguir escribiendo, si mis críticas al poder resultan ridículas, si no es mejor acudir al abrevadero de los medios de comunicación para poder vivir en paz, en el silencio de cualquier campo santo de ciudad o de pueblo, para charlar con Montesquieu. Nosotros, zamoranos, españoles todos, nos conformamos con un vivir que es más un durar; con ir de acá para allá sin saber por qué, sin darnos cuenta de que nunca llegaremos a ninguna parte, porque nos gusta que nos manden, pues solo sabemos obedecer. Somos masa, nunca ciudadanía. No nos hemos hecho merecedores de tan alto honor. E.J. de ÁVILA.
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