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Semana del 29 de noviembre al 4 de diciembre de 2013· Año IV · Número 186 ·
Precio 0,50 euros
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Los socialistas presentarán un Recurso de Reposición contra la privatización de los servicios turísticos municipales P .3 ÁG
El Ayuntamiento posee solares para edificar más de mil viviendas IU propone un plan municipal de pisos de alquiler para una ciudad con 6.000 viviendas vacías 1950 Cada día que se me escapa por el desagüe del tiempo, pienso que somos un sueño de Dios. Sí, aún no me perdido la cordura, lo juro o lo prometo. Pero nada es lo que parece. Me explico: el amor ya no es tal, es puro sexo; la amistad, interés; la libertad, un problema, del que nunca obtendrás una solución, aunque leas a Spinoza, Kant o Descartes, y nuestra democracia, un cuento para cándidos, con moraleja y todo: ¡votad, que así perpetuaréis vuestro control por el poder de la partitocracia! Insisto en que vivimos en una especie de esperpento social, político e ideológico: El PP no es liberal ni el PSOE de izquierdas; los sindicatos reivindican políticas sociales muy conservadoras; las religiones prohíben, colocan obstáculos en el camino de la vida, te apartan de Dios, si es que existe; el Estado paga a los pistoleros de ETA salarios, se castiga a las personas honradas y se premia a malandrines y badulaques. “Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes, sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo y que las leyes no te protegen contra ellos, sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto-sacrificio, entonces podrás afirmar, sin equivocarte, que tu sociedad está condenada.” Así reflexionaba Ayn Rand en 1950. E.J. de ÁVILA.
FOTO: ESTEBAN PEDROSA
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Luto por la savia derramada ¡Cuánta savia derramada por mor del progreso! ¡Cuánto desarraigo de chopos, álamos y fresnos, tan zamoranos como mi can, aunque lo ignoren! ¡Cuántas lágrimas de clorofila que se secarán con la brisa ribereña para que nosotros, los humanos, disfrutemos de la columna vertebral de agua, de esta ciudad que se ha ido quedando sin alma de tanto sufrir en silencio las humillaciones del poder, el desprecio de los que mandan y el olvido de la Historia. Zamora padece un Alzheimer de sentimientos.
Director: Eugenio Jesús de Ávila Juárez