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La piscina climatizada de la ciudad deportiva se reabrirá, en principio, el día 2 de noviembre pág 6
La ministra y el Ave... Fénix
Director: Eugenio Jesús de Ávila Juárez
La Confederación Hidrográfica del Duero financiará íntegramente la depuradora de Carrascal pág 12
Ana Pastor no concreta la fecha de la llegada del AVE ni los horarios . 3 4 PÁGS
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En la madrugada del domingo, a las 3 serán las 2
Foto: J. L. Leal
Periodismo de sofá
Ana Pastor pasa por ser la ministra más eficaz del ejecutivo que preside Rajoy. No lo dudo: es zamorana, recriada en Galicia. Ayer, 22 de octubre, llegó a la ciudad-pretérito en un tren Alvia, de pruebas, a través de la línea del AVE. El personal periodístico realizó preguntas clásicas al respecto: ¿Cuándo llega el tren de alta velocidad? ¿Qué horarios y frecuencias tendrá? Y la responsable de Fomento respondió como le convino, sin concretar nada. Eso sí, habló de justicia social para Zamora y de un antes y un después en la historia de esta ciudad, de la que los zamoranos esperamos se convierta en Ave Fénix.
Hay un periodismo de sofá, acomodado, bobalicón, cobista, sin agallas, propio de esta ciudad lánguida, sometida a un caciquismo secular, que ignora que el sofá rojo del pueblo es rosa; sofá que, antes de pasar por el esteticista, me resultaba vianda exquisita para termitas. Los periodistas lo utilizaban para descansar sus nalgas antes de las ruedas de prensa, porque esta profesión cansa mucho cuando el alma escribe en libertad. Las cuitas del sofá rosa, que no es del alcalde, sino de Zamora, me ha demostrado cómo ciertos medios de comunicación manipulan la realidad, tergiversan los hechos, a sabiendas que ni hablaban ni escribían la verdad de unos acontecimientos sin importancia para la vida estabulada de esta ciudad pretérito, tan satisfecha con las desgracias del prójimo, como triste cuando el éxito ajeno. El cutre sofá, que Rosa Valdeón quiso rejuvenecer estirándole la piel, pero no se atrevió con la intervención del tapicero, era como Zamora: un mueble pasado de moda, descanso para cuerpos exhaustos y espíritus secos. Pero las viejas comadronas del periodismo local y patrio sudan sangre, como el Jesús de Nazaret en Getsemaní, cuando un representante político de la gente sencilla, humilde, desheredada de la fortuna, intenta administrar los impuestos de todos, de acuerdo a un mandamiento ético, vinculado a la justicia, alejado del nepotismo. No soy la Pitia, pero auguro, desde la atalaya de mi edad, que los ataques de la rancia derecha periodística, la que reza a un Dios en el que no cree, buscará la ruina política de Francisco Guarido y Laura Rivera y sus compas de equipo de gobierno. Yo tengo un sofá verde, cansado de soportarme tantos años; de escuchar mis diálogos con los libros, de ver cómo escribo sobre el mal endémico de esta ciudad: la envidia del mediocre, la felonía del hipócrita. Por Eugenio J. de Ávila.