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La Policía Nacional celebró el 192 aniversario de su fundación con el 84 % de efectivos en Zamora pág 3
El Duero tampoco se rebela
Director: Eugenio Jesús de Ávila Juárez
La recaudación del partido de baloncesto entre Quesos El Pastor y Bembibre será pág 18 íntegra para Cáritas Diocesana
El desbordamiento del río Duero solo afecta a los paseos ribereños
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El Ayuntamiento construirá cuatro pasos elevados peatonales PÁG.
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Foto: Enrique Onís
Zamora, la malquerida
El Duero toleró las lluvias de enero sin mostrar ningún síntoma de rebeldía, tal cual la ciudad que atraviesa, siempre estática, somnolienta, silente, acobardada. Nuestro río, por mímesis, adoptó la forma de ser y estar de los zamoranos: apenas se rebela. El viejo Duero necesita muchas borrascas para salirse de su cauce, anegar tierras y mostrar su rabia.
Quiero a esta ciudad porque es pequeña, humilde y ancianita y, además, me nacieron aquí, entre el Duero y la Catedral, arriba de Santa Clara, con vistas a la Farola. Y la amo, porque, ha tiempo, es una viuda política que cobra una pensión de miseria, de esas que solo dan para ir tirando, celebrar su Semana Santa, el placer del dolor, hedonismo cristiano; comprar ajos y botijos en San Pedro y reunir familias, las que se quedaron y las que se fueron, en Nochebuena y Año Nuevo. Zamora es la malquerida. Entre la última letra y la primera del alfabeto, guarda la palabra “amor”. Cruel paradoja. ¿Quién te ama, ciudad del alma? ¿Los políticos lacayos, los políticos cobistas, los profesionales de la política, que obedecen, firmes, las órdenes de sus jefes de partido, aún dañinas para el pueblo que vive en ti? ¿Acaso te respetan los jóvenes badulaques, producto de una Educación que prima el Teorema de Thales más allá que el respeto por el prójimo y la naturaleza, que orina tu patrimonio, que es miccionar en tu memoria, en tus héroes, en tus muertos? ¿Te miman los que escriben y hablan en nombre de los caciques empresariales y políticos? Yo te amo más cada vez que un zamorano se queda sin trabajo; cuando un joven te abandona para buscarse la vida en geografías más privilegiadas por el poder político; si una tierra fértil se queda sin cultivar y los establos sin el mugido de las vacas. Como me olvidé de rezar, mi combate consiste en denunciar a los que te afligen, humillan, vilipendian con sus decisiones políticas y empresariales, desde este barquito de papel, que nunca soñó navegar en mares con olas de plata y espumas de hipocresía, solo surcar las aguas secas de tu estanque, Zamora. Por Eugenio J. de Ávila.