El Día de Zamora nº 325

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www.eldiadezamora.es

Director: Eugenio Jesús de Ávila Juárez

“Zamora Cercada, a vista de Gigante, Cabezudos y Títeres”, el miércoles en el Castillo pág. 11

El genial violinista Ara Malikian dará un concierto el domingo en la plaza de la Catedral pág. 8

Rominguera: “El PSOE votará no a Rajoy, al PP y a la corrupción” .5 PÁG

El Ayuntamiento busca calidad en el pliego del Servicio de Basuras

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Las paredes de la ciudad, empapeladas de carteles publicitarios .9 PÁG

Foto: Verónica de Ávila

La búsqueda del pasado

Proust buscó el tiempo perdido en la memoria de una magdalena. En Zamora, hay personas, intelectuales de la Historia, que buscan, debajo de los sedimentos, el tiempo que se nos fue. Zamora y su provincia quieren vivir del legado monumental, documental, arqueológico del pretérito, porque invertir en Zamora, como escribir en España, es llorar, sufrir, padecer... Ha unos días que un marroquí halló la muerte buscando un tesoro. Hay otros zamoranos que consideran que excavar en la epidermis de la madre tierra podría ofrecer tesoros históricos. Así viene sucediendo en el municipio de Santa Eulalia de Tábara, donde Zamora Protohistórica busca, y ya son nueve años, un pedazo de nuestra Historia.

Zamora y el Estado La Zamora contemporánea se construyó en torno al Estado. Después de la Guerra Civil, merced a la figura política de Carlos Pinilla, la ciudad y su provincia recibió sólidas inversiones del régimen, en su primera década, socializante, más cercano a la ideología falangista. El hospital Virgen de la Concha y la Universidad Laboral son dos muestras del papel del Estado en nuestra ciudad y provincia. También ocupó un lugar preferente en el desarrollo urbano de Zamora el complejo ferroviario, la construcción de embalses y el Regimiento Toledo. Cuando aquellas personalidades del primer franquismo perdieron protagonismo, Zamora también encajó el golpe, pero fue soportable. El carácter semifascista de la primera década de la Dictadura sustituyó a la iniciativa privada, excepcion hecha de empresas como San Jerónimo (Regojo) y Reglero, que daban trabajo a cientos de trabajadores, y las harineras. Y no olvido firmas de tanta importancia para la economía zamorana como el Bazar J, Roncero, García Casado, El Candado. Pero aquella Zamora, tan tutelada por el Estado, inició su decadencia en el tardofranquismo y con el advenimiento de la democracia. Empresas, antes mencionadas, que marcaron la vida económica de la ciudad se desubicaron o desaparecieron, mientras los distintos gobiernos desmotaron lo que quedaba de Estado: Regimiento Toledo, Prisión Provincial, cierre de líneas férreas. Y Zamora, sin Estado, agoniza, porque, además, su tejido empresarial depende también de las instituciones públicas. Por E.J. de Ávila.


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