Boletín ECEE #10

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•Oportunidades de empleo en Estados Unidos y Canadá Jorge Dietter Espinosa Rojas

•¿Teoría o práctica? Andrés Atayde Pacheco

•El retorno a los valores Marcela Chavarría Olarte

• ¿Es competitivo internacionalmente nuestro sistema tributario? Miguel A. Delgado Casillas


Escuela de Ciencias Económicas y Empresariales Directorio Dirección General Antonio Castro D’Franchis Direcciones de carreras

Áreas academicas

Administración y Finanzas Eulalio González Anta

Administración Francisco Loría García de Acevedo

Administración y Mercadotecnia Ma. Luisa Pimentel Zamudio

Control e Información Directiva Jorge Huerta Bleck

Administración y Negocios Internacionales Sergio Garcilazo Lagunes

Economía Gabriel Pérez del Peral

Contaduría Jorge Huerta Bleck Economía Gabriel Pérez del Peral Dirección de posgrados Guillermo Arroyo Santisteban Educación continua y Extensión universitaria Pedro Salicrup Río de la Loza Secretaría Administrativa Alma Rosa Limas Álvarez Secretaría de asuntos escolares Gamaliel Téllez Maqueo Secretaría Académica Alfredo Arrache Vértiz Marcela Chavarría Olarte Ma. Antonieta Romano Esqueda

Finanzas Eulalio González Anta Mercadotecnia Roberto Garza Castillón Cantú Negocios Sergio Garcilazo Lagunes Matemáticas José Cruz Ramos Báez Computación Edmundo Marroquín Tovar Derecho Juan G. Araque Contreras Humanidades Guillermo Arroyo Santisteban Comunicación y Métodos de Estudio Ma. Antonieta Romano Esqueda

Promoción Guillermo Cárdenas Argüelles FE DE ERRATAS

En el número anterior de este boletín aparecieron en portada dos nombres mal escritos: Alonso Jesús Delint Castillo (debió ser Alfonso) y Andrés Ataide Pacheco (debió ser Atayde). El artículo «Análisis de la industria infantil en México» es de los autores Ramón Alejandro Caballero Chávez y Ernesto Hernández Muñoz, no de Rosa María Izquierdo. Ofrecemos una sincera disculpa a los autores, víctimas de tan atroces erratas.

Responsable de esta publicación: Ma. Antonieta Romano Esqueda mromano@mx.up.mx Tel: 54-82-16-00 ext. 5446. Diseño y cuidado de la edición, revista istmo.


Oportunidades de empleo en Estados Unidos y Canadá Jorge Dietter Espinosa Rojas

Graduado de Administración y Negocios Internacionales (98-02) y de la Especialidad en Comercio y Finanzas Internacionales (02-03)

Se espera que para el año 2050 haya la misma cantidad de mexicanos viviendo en Estados Unidos que en México y que desde el año 2010 Estados Unidos se convierta en el segundo país de habla hispana en el mundo. Según un estudio del Pew Hispanic Center, la mitad de los estadounidenses ha empezado a percibir la inmigración hispana como un problema y ha hecho del tema un objeto de radicales debates en todos los sectores de dicha sociedad. Algunos economistas afirman que la mano de obra barata que ofrecen los ilegales desplaza a los trabajadores domésticos y tiende a disminuir los salarios. Otros argumentan que los hispanos representan un impulso para la economía, ya que generan empleos, pagan impuestos y enriquecen a las comunidades que los reciben. El Congreso de Estados Unidos ha propuesto algunas soluciones que contemplan desde simples programas de trabajadores temporales hasta la amnistía para los inmigrantes ilegales. A la fecha, todavía no se vislumbra acuerdo. Como solución temporal, se autorizó el año pasado la construcción de un muro a lo largo de los puntos más vulnerables de cruce de indocumentados, así como el incremento de las medidas de seguridad en la frontera. Sin embargo, en diciembre pasado una sorprendente noticia puso en duda la eficacia de esta solución y ha vuelto a poner el tema de la reforma migratoria sobre la mesa: la compañía Golden State Fence, contratada para construir el tramo del muro entre San Diego y

Tijuana, admitió públicamente que dos terceras partes de la fuerza de trabajo que ha estado utilizando está compuesta, irónicamente, por inmigrantes indocumentados. Una muestra más de la necesidad urgente de la creación de una reforma migratoria que podría tomar un giro distinto, pues ahora el poder en el Congreso ha cambiado hacia el lado demócrata, gracias a su triunfo en las pasadas elecciones intermedias en noviembre de 2006.

PODER DE COMPRA HISPANO: OPORTUNIDAD DE NEGOCIO Actualmente, de un total de aproximadamente 300 millones de habitantes en la Unión Americana, 40 millones son de origen hispano; es decir, 13.3% del total, lo que los convierte por primera vez en la minoría étnica principal en el país. Más de 25 millones tienen origen mexicano y más de 10 millones nacieron en México. Se calcula que anualmente llega a Estados Unidos cerca de medio millón de inmigrantes mexicanos ilegales, más otros 90 mil que emigran legalmente. Pero lo más impresionante es la dimensión de su poder de compra, que alcanzó los 540 mil millones de dólares en 2002 y se prevé que ascenderá a 638 mil millones en 2010, muy cercano al PIB actual de México. Más de 20 mil millones de dólares llegaron a México en 2005 por concepto de remesas, la segunda entrada de dinero más importante para nuestro país, sólo después de las exportaciones petroleras.

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Cuando en 2000, la Oficina del Censo de Estados Unidos reveló algunos de estos números, muchas compañías estadounidenses de distintos sectores empezaron a ver esto no como un problema sino como una oportunidad de negocio. Comenzaron a tratar de anticiparse al futuro, a adaptar sus productos y servicios y a utilizar publicidad, etiquetado, atención y señalizaciones en español. Compañías como Procter & Gamble han comenzado también a comunicarse con latinos en las cadenas principales de televisión norteamericana y en películas de Hollywood. Esta misma estrategia han seguido importantes firmas como Nike, Pepsi y Daimler Chrysler. Ford prácticamente cuadriplicó su gasto en publicidad hispana de 2000 (14 mdd) a 2001 (51 mdd). Mientras que la industria de alimentos y bebidas se encuentra constantemente llevando sus productos latinos al mercado de Estados Unidos. Por ejemplo, Kraft Foods introdujo la preparación de “KoolAid Aguas Frescas”, una gelatina de leche y una mayonesa sabor limón. Nabisco está llevando a Estados Unidos tres marcas de galletas mexicanas: Morelianas, Imperio y Surtido Rico. La relación Frito-Lay-Pepsi seguramente dará en el futuro a la marca Sabritas un gran impulso en el mercado estadounidense. El verdadero impacto de la comunidad latina aún está por venir: más de la mitad de los hijos de inmigrantes hispanos tienen 11 años de edad o menos. Entretanto, una fuerte porción de la población anglosajona, los llamados “baby boomers”, estará retirándose de la vida laboral durante el transcurso de los siguientes 20 años. Este hecho ha obligado a las corporaciones estadounidenses a aceptar la fuerte dependencia que tiene el país hacia la población hispana, no sólo como consumidores, sino como empleados y futuros empleadores en las próximas décadas. El problema principal para Estados Unidos radica en que su población hispana presenta uno de los niveles más bajos de escolaridad y las tasas más altas de deserción escolar en comparación con los anglosajones y afro-americanos. Estados Unidos pronto necesitará profesionistas de alto nivel que dominen ambos idiomas, español e inglés, y que entiendan la cultura y el comportamiento del mercado hispano. Es aquí donde se encuentra una oportunidad laboral para los egresados de la UP.

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OPCIONES PARA EL PROFESIONAL MEXICANO Actualmente existen diversas opciones que permiten que un profesionista mexicano trabaje legalmente en Estados Unidos. La primera es laborar en México para una empresa subsidiaria o filial de alguna empresa estadounidense y solicitar una transferencia a través de una visa L1. Estas visas fueron diseñadas para permitir a las compañías transferir a sus ejecutivos hasta por siete años y a su personal especializado por un máximo de cinco años. La segunda opción es a través del programa de visas H1B, principal fuente de permisos de trabajo para extranjeros en Estados Unidos. Se introdujo para permitir la entrada de profesionales altamente calificados o para permitir el trabajo a estudiantes internacionales como un medio de apoyo a sus estudios. Las visas H1B tienen una duración de tres años, renovables por un periodo más, y permiten obtener a futuro una visa de inmigrante permanente, conocida como la Forma I-551 o popularmente como la Green Card. El gobierno estadounidense expide alrededor de 60 mil visas H1B anuales, aunque a veces maneja programas para aumentar este número debido a la alta demanda de profesionistas calificados, preferentemente en las áreas de tecnologías de la información, las ingenierías (que acaparan más del 65% de estas visas) y los negocios. Por consiguiente, la mayoría de las empresas patrocinadoras son de alta tecnología o del sector financiero, así como las universidades estadounidenses. En 2001, el número de visas H1B llegó a crecer hasta 195 mil. No obstante, de acuerdo a reportes del Immigration and Naturalization Service (INS), esta posibilidad no es completamente aprovechada por nuestro país y sólo 2% de las visas H1B se otorgan a mexicanos, mientras que la India recibe más de 50%. Los mexicanos, además, contamos con la opción de la visa TN, basada en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), su trámite es más sencillo y rápido que el de la H1B. Esta visa tiene una duración de un año con renovaciones indefinidas, sin embargo, el sentido común indica que debido a su naturaleza temporal es más difícil volver a obtenerla con cada renovación.


Obtener una visa de trabajo o residencia permanente en Estados Unidos puede ser una tarea hasta cierto punto difícil, costosa y tardada. Otra opción más accesible para los profesionistas mexicanos se encuentra en Canadá.

EMIGRAR A CANADÁ Canadá es el proveedor número uno y principal socio comercial de Estados Unidos. Su economía, sector empresarial y exportaciones se encuentran estrechamente ligados a los estadounidenses y se espera una demanda de profesionistas hispanos de alto nivel en un futuro próximo. Canadá es además uno de los pocos países del mundo, junto con Australia, que cuenta con una política de Estado abierta a recibir de un sinnúmero de inmigrantes de todas partes del mundo. El país tiene un “sistema de puntos” con el que anualmente recibe cerca de 250 mil inmigrantes, preferentemente profesionistas para llenar puestos de trabajo vacantes y para balancear las bajas tasas de nacimiento y el envejecimiento de la población. El sistema pretende evaluar la capacidad que tendrá el solicitante de lograr su integración y adaptación. Está basado en las necesidades del mercado laboral, hace énfasis en la ocupación, la educación, el entrenamiento, la edad y el dominio del inglés. Por muchos años consecutivos, la Organización de Naciones Unidas ha nombrado a Canadá entre los mejores lugares del mundo para vivir debido a los índices de calidad de vida en general. Además, recientemente fue aprobada una ley que permite a los estudiantes trabajar legalmente en Canadá con su simple visa de estudiante. El país cuenta con dos servicios de inmigración, uno federal y uno para la provincia de Quebec. La migración hacia Quebec puede llegar a ser una opción más sencilla y menos costosa en caso de contar con algunos estudios del idioma francés. Quebec recibe anualmente cerca de 45 mil inmigrantes y existe un movimiento que aspira a su reconocimiento como una nación soberana, independiente de Canadá en el futuro.

EL MERCADO INMIGRANTE Del lado mexicano también hay grandes oportunidades de negocio y laborales relacionadas con el mercado inmigrante. Algunas grandes compañías ya han comenzado a detec-

tar estas oportunidades. Entre ellas se encuentran empresas tan importantes como Televisa, Bimbo, Cemex, Grupo Modelo y Grupo Desc además de distintas empresas del sector financiero. Cemex, por ejemplo, opera un programa bajo la marca Construmex mediante el cual la compañía vende productos para la construcción de vivienda a los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, ya sea legalmente establecidos o no. Construmex maneja una red de tiendas en puntos clave de Estados Unidos que reciben el pago de los inmigrantes mientras que los productos comprados son enviados directamente a su familia en alguna comunidad en México a través de la red de distribución tradicional de Cemex. Compañías como Hipotecaria Nacional e Hipotecaria Su Casita actualmente ofrecen créditos para inmigrantes sin importar su estatus migratorio. Banamex ha encontrado participación en este mercado y Citigroup comercializa una tarjeta de débito bajo la misma marca llamada “Banamex Tricolor”. BBVA Bancomer, por su parte, compró el Laredo National Bancshares (LNB), grupo tejano con 23% de participación del mercado de menudeo en la frontera, y Valley Bank, un banco con amplia presencia en California. BBVA ha creado también una unidad específica de negocios para inmigrantes mexicanos, que incluye a Bancomer Transfer Services (BTS) y que, impulsado por su reciente adquisición de Hipotecaria Nacional ha estado preparando una gama muy completa de productos transfronterizos. Recientemente, también el Bank of America compró 24.9% de las acciones del banco Santander Serfín y lanzó al mercado una tarjeta de débito llamada “SafeSend” para efectuar transferencias de dinero. Banorte también entró a este mercado y ha concretado la compra de algunos bancos pequeños en Estados Unidos, así como de compañías de remesas. Desde la entrada en vigor del TLCAN, la vida de Estados Unidos, Canadá y México ha entrado en un proceso de cambio. El comercio, la movilidad, las finanzas y la cultura de los tres países han cambiado y se encuentran más relacionados que nunca. Es tiempo de aprovecharlo y de comenzar a pensar en oportunidades regionales de empleo, no sólo dentro de México.

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¿Teoría o práctica? Andrés Atayde Pacheco

Académico de la Escuela de Ciencias Económicas y Empresariales

La constante preocupación en torno al contenido y orientación tanto de planes de estudio como de materias específicas, es conocida. Hay un aspecto que frecuentemente se cuestiona: el grado de “teoría” o “práctica” que suele caracterizar esos contenidos. Sobre este punto, es también habitual escuchar la demanda o reclamación: “más práctica, menos teoría”. Sin duda, aspecto complejo, delicado y difícil de agotar en poco espacio, por ello este texto sólo pretende plantear un punto de vista al respecto.

DOS POSICIONES La discusión podría esquematizarse en dos posiciones distintas: • Teoría vs. práctica. • Teoría y práctica. • Ambas posiciones son producto de los siguientes supuestos: • La idea de lo “teórico” y la relación teoría-práctica. • La idea de lo “práctico”. • La idea del conocimiento. POSICIÓN 1: TEORÍA VS. PRÁCTICA La primera posición parece asumir lo siguiente: a) La idea de lo teórico y la relación teoría-práctica. Existe un total y absoluto divorcio entre teoría y práctica, considerados como dos universos, realidades totalmente distintas, ajenas e independientes entre sí. La teoría es lo ideal, el deber ser: una fantasía. b) La idea de lo práctico. Lo práctico significa un conjunto de recetas, es decir, soluciones conocidas y probadas a problemas también conoci-

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dos y dados. Series de instrucciones que al seguirlas mecánicamente ofrecen soluciones garantizadas. Implica la idea de permanencia y por ello, la noción de relaciones problema-solución repetitivas. Es importante hacer notar que bajo esta concepción, lo práctico significa “garantizado” y por tanto, ausencia de riesgo. Se eluden así el compromiso y la responsabilidad inherentes al desarrollo de soluciones propias a problemas nuevos y/o específicos. Finalmente, aún cuando se habla de “actualización” se trata de poner recetas al día y se asume que no es necesario actualizar problemas. Puesto que los problemas requieren desarrollo de soluciones y compromiso, actualizarlos sería “teorizar” y este tipo de reflexiones no es práctico y no garantiza. c) La idea de conocimiento. Dado lo “práctico” de la receta garantizada y la permanencia de los problemas, no es importante comprender por qué se aplica sino sólo dominar cómo se aplica. Se asume que la receta se aplica a situaciones de problema-solución estáticas y generalizables, que no generan problemas nuevos ni reflejan condiciones de contingencia o especificidad significativas. Por tanto, requieren sólo de habilidades de aplicación o de dominio técnico y no exigen habilidades de comprensión y/o explicación. Todo esto se asocia al hecho de vernos como profesionales en cuanto al objeto comercializable, fácilmente vendible, de ahí la exigencia de recetas garantizadas que nos permitan ser instrumentos manejables y eficientes. En este orden de ideas, el conocimiento queda reducido a algo meramente instrumental, una especie de pesado costal lleno de herramientas que debemos cargar y que pesa mucho porque no lo hemos asimilado.


POSICIÓN 2: TEORÍA Y PRÁCTICA Esta posición parece asumir lo siguiente:

• Para adaptar esa aplicación al propio problema específico o incluso, para desarrollar su propia respuesta o receta.

a) La idea de lo teórico y la relación teoría-práctica. Teoría y práctica no son realidades ajenas entre sí, de hecho, existe una relación necesaria e ineludible entre ellas, son interdependientes, una a otra se alimentan y retroalimentan. La teoría no es una fantasía alejada o aislada de la realidad. Surge de la investigación y de la experiencia real, pretende comprender y explicar esa porción de la realidad a la cual se dirige, identificando los componentes fundamentales y las relaciones entre ellos. La teoría se muestra muy cuidadosa y honesta respecto a la capacidad de generalización y alcance de sus apreciaciones y posibles aplicaciones. Es precisamente esta capacidad de comprensión y explicación la que sustenta las aplicaciones prácticas derivadas de esa teoría. Ante un problema la teoría propone soluciones traducidas en aplicaciones prácticas incidentes en la realidad y en esa misma práctica, lo cual genera a su vez nuevas realidades y nuevos problemas que requerirán mejores y nuevas teorías. Por ello, la relación entre éstas nunca lleva a situaciones estáticas o acabadas, más bien, implica una relación dinámica de práctica-teoría o de problema-solución, consistente en aproximaciones sucesivas a una realidad nunca acabada o dada. La teoría apoya a una mejor comprensión de la realidad práctica pero, desde luego, puede y debe afirmarse que una teoría que no corresponde a la realidad no es una buena teoría. Por todo lo anterior, es necesario para un profesional tener una sólida formación teórica para ser un buen práctico. Recordemos la vieja afirmación: “no hay nada más práctico que una buena teoría”. Como ejemplos para expresar esta necesidad podemos mencionar los siguientes: • Para lograr discernir cuándo una técnica o aplicación específica es adecuada a un problema dado, según sus fundamentos y su alcance a las condiciones de la situación específica enfrentada y para poder interpretar de manera apropiada los resultados. •Para lograr comprender la forma en que esta aplicación específica incidirá en el contexto al cual pertenece.

b) La idea de lo práctico. La práctica no es un conjunto de recetas probadas y menos aún garantizadas, precisamente porque tampoco consiste en enfrentarse a problemas conocidos o dados. La práctica implica enfrentarse a problemas nuevos, propios y específicos que exigen el desarrollo de respuestas propias y también específicas donde la habilidad de comprensión y explicación del porqué es fundamental para el efectivo ejercicio de la aplicación del cómo en lugar de ajustarse a recetas mecánicas. c) La idea del conocimiento Como no se trata de enfrentar problemas dados ni permanentes con respuestas mecánicas garantizadas, resalta la importancia del desarrollo de habilidades de comprensiónexplicación, la importancia de comprender el porqué, además del dominio en la aplicación. Esta habilidad de comprensión-explicación sustenta la capacidad de enfrentar situaciones dinámicas de problema-solución específicas y contingentes. Finalmente, para esta posición, el conocimiento no es, de ninguna manera, un “pesado costal de herramientas” que debe ser llenado y luego cargado. Por el contrario, en vez de ser algo ajeno, es esa habilidad de comprensión-explicación asimilable, integradora que parte de uno mismo, o quizá debamos decir, es uno mismo. De ahí la capacidad para enfrentar nuevos o viejos problemas desarrollando soluciones propias. Esta idea de conocimiento no implica tener o acumular un conjunto de recetas, sino desarrollar el “ser”, una habilidad de comprensión que no pesa porque no se carga.

CONCLUSIÓN En el prólogo de Teoría de la organización, una obra para el pensamiento administrativo contemporáneo, se critica la “avidez por la inmediata aplicación práctica”, la cual ha caracterizado el desarrollo de la administración como disciplina específica. Al referir concretamente a autores clásicos como Fayol o Urwick, se dice: “honradamente no creo que ninguna de las personas con formación intelectual y

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espíritu crítico que hayan leído y estudiado obras de esta disciplina puedan afirmar que sean realmente prácticas y, por qué no decir, ‘científicas’, aunque en este caso el calificativo sea altisonante en exceso”. Ahí mismo, se comenta lo limitado de estos textos en cuanto a su aplicación y acerca de las posibles razones dice: “se debe antes que nada a la avidez por la inmediata aplicación práctica, al miedo de ser tachados por el temido calificativo de teóricos”. Más adelante se apunta: “un error bastante difundido consiste en afirmar la existencia de una relación inversa entre grado de abstracción, teorización y posibilidad de aplicación práctica de una disciplina”. Finalmente: “un excesivo temor a la abstracción, al razonamiento puro, coarta la validez y la utilidad práctica del esfuerzo realizado”; “ese temor a la abstracción que han sentido los especialistas en materia de organización y administración ha causado más perjuicios que beneficios y ha retrasado su desarrollo”. En una disciplina de propósitos eminentemente prácticos, como la administración, la tendencia actual constituye una fuerte reacción contra la búsqueda de recetas. Esta reacción obedece a lo impráctico de las “recetas prácticas”. Por lo tanto, parece conveniente adoptar la posición “teoría y práctica”, observando lo siguiente: Lo “teórico” no debe constituirse por el manejo de “fórmulas repetitivas”. Más bien debe buscar la compresión, la reflexión y la formulación de nuevas preguntas. La memorización repetitiva en el proceso enseñanza-aprendizaje-evaluación inhibe la reflexión y la comprensión. Nada sustituye la experiencia profesional. Por muy “práctico” que pueda ser un curso, nunca será igual que la

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experiencia profesional. Por “práctico” debe entenderse el uso de recursos didácticos orientados al desarrollo de habilidades de comprensión-explicación y el ejercicio de habilidades de aplicación o uso de técnicas. Es decir, recursos como el uso de casos, dinámicas o juegos estructurados, ejercicios de reflexión y cuestionamiento acerca de los contenidos mismos, sus supuestos y alcances. El uso de este tipo de recursos constituye un ejercicio de la teoría para lograr la percepción de utilidad de ésta al enfrentar una situación concreta y dejar de pensar en ella como una idea lejana de la realidad. Por otra parte, de esta orientación teoría-práctica se desprende una mayor oportunidad de generar el interés y habilidades correspondientes a un mayor nivel de investigación, tanto en términos de actitud como de actividad, ambas necesarias para un profesional. La universidad y el profesional son, además, agentes de cambio. Este es quizá el principal argumento por el cual no deben pedirse recetas. El profesional debe ser capaz de enfrentar situaciones dinámicas y problemas específicos con la capacidad de desarrollar sus propias respuestas; mismas que posibiliten el mejoramiento de su realidad y nunca se contente con sólo un “costal” cargado de respuestas, viajes, mecánicas y repeticiones. La posibilidad de eludir su compromiso a partir de la supuesta “garantía” de sus recetas es una ilusión, pues ineludiblemente tiene un compromiso con su sociedad y, seguramente, el más importante: un compromiso consigo mismo. 1MARCH, J. Y SIMON, H. Teoría de la organización. Ariel, 5ª ed. España, 1981. pp. XIII y XIV.


El retorno a los valores

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Marcela Chavarría Olarte

Asesora pedagógica de la Escuela de Ciencias Economicas y Empresariales

Hoy, el tema de los valores está en el ambiente. Se habla de su necesidad en la familia, la escuela, la sociedad. Las iniciativas están presentes en colegios, empresas, algunos medios de comunicación y, al mismo tiempo, se reconoce constantemente la manifestación de conductas carentes de valores. La sociedad sufre las consecuencias de su falta, pero a nivel mundial parece haber un ansia generalizada por "volver a ellos".

PERO… ¿QUÉ SON LOS VALORES? En todas las épocas se ha hablado –de un modo u otro– sobre valores. Sin embargo, difícilmente logramos ponernos de acuerdo sobre qué son y cuáles son. A lo largo de la historia todos los pueblos han considerado valiosos sus descubrimientos, sus costumbres, su arte, su religión, su “forma de vida”. Tal vez para llegar al concepto por la vía de la experiencia, valga la pena preguntarnos: ¿en qué se nota que una persona, familia o pueblo, “tiene” valores? Los valores se notan cuando: •Se hace rendir los recursos materiales y se es productivo. •Existen lazos y manifestaciones afectivas positivas entre los sujetos. •Existe un gusto por el orden, la limpieza y la armonía en el lugar donde se vive. •Se busca la paz y el progreso del grupo. •Se reconoce la existencia de un Ser Supremo. •Existe aprecio y cuidado de la salud y el cuerpo. •Se da espacio al estudio y al descubrimiento científico. •Se identifican las conductas del bien y diferencian del mal.

•Se favorece la contemplación y expresión artística, etcétera. Todo lo anterior tiene algo en común: es para bien de la persona, de la familia, del grupo social. Por lo tanto, el valor se identifica con el bien en algún sentido. Es valioso lo que es bueno, lo que es para bien de algo o de alguien. En este sentido, lo que es para bien de la persona la perfecciona, le mejora en algo (en su salud, en sus relaciones humanas, en sus sentimientos, etcétera.) Por ello, pedagógicamente hablando, podemos decir que los valores son “fuentes de perfeccionamiento humano” realidades sentidas y apetecidas por la perfección que guardan en sí mismos perfecciones que pueden comunicarse al hombre.2 Hace algunos años, una alumna mía dedujo este concepto en clase: “los valores son lo que hace diferente a una persona íntegra de otra que no lo es”. Vislumbró que una persona íntegra es buena y busca el bien, ama y es amada, conoce, aprecia, produce, integra en su personalidad una serie de perfecciones que le hacen ser humana con plenitud.

EL VALOR DE SER Surge de inmediato un problema a resolver: cada persona vale, de manera única e irrepetible por el hecho de ser, es decir, por su esencia. La “dignidad humana” hace referencia al valor de toda persona, independientemente de sus cualidades y defectos. Partiendo de lo anterior, los valores son el ser; están en él como rasgos que trascienden el ser mismo; son propiedades del ser. Dicho de otro modo, el valor se ancla

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en el ser y esto “significa justamente afianzar su carácter absoluto”.3 El bien, la verdad, la belleza, son entonces, propiedades trascendentales del ser; en tanto que el mal, la imperfección, el error son, en este sentido, carencia de ser. Tratándose del ser humano, se observa que al desarrollar y expresar su ser, su valor se “matiza” de diferentes formas, en función de las necesidades que satisface, de las

actividades que realiza y de las facultades de su naturaleza que pone en juego y perfecciona. De este modo, el ser del hombre se expresa de diferentes formas, en esferas de valor; es decir, tipos de manifestaciones del valor de la persona humana, de acuerdo con los rasgos de su naturaleza, desde lo más corpóreo (o material) hasta lo más espiritual y, a partir de ello, al plano sobrenatural.

ESFERAS DE VALOR Valores religiosos

LO SOBRENATURAL

NATURALEZA HUMANA

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LO ESPIRITUAL

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Valores intelectuales

Valores estéticos

Valores morales

Valores físicos

Valores sociales

Valores afectivos

LO MATERIAL

Valores económicos


¿MODA O REALIDAD?

¿A QUÉ SE DEBE ESTE GIRO DE 180o?

En la última década del siglo XX y primeros años del siglo XXI, hemos visto surgir en la sociedad un boom de los valores; somos protagonistas del “retorno a los valores” en distintos órdenes de la vida y en distintas latitudes del planeta. La bibliografía de divulgación se ha llenado de títulos sobre valores. En los distintos organismos gubernamentales se habla de la dignidad y valores de distintos grupos de la sociedad; las empresas pugnan por la “calidad total” y proliferan los cursos de autoestima, liderazgo democrático y valores de la acción directiva. En el ámbito escolar mexicano, después de varias décadas de disminución hasta la erradicación del civismo y la ética en los planes de estudios (hasta el grado de haber eliminado la “ética profesional” en muchos planes a nivel licenciatura, incluidos los que forman a los docentes de educación básica), presenciamos a inicios del siglo XXI el retorno de los valores en la SEP, quien ha aceptado desde hace varios años la inclusión de textos y programas de valores para alumnos y profesores y se propone formalmente la reestructuración curricular de la educación básica y magisterial para la inclusión de los valores en la formación de alumnos y maestros.4 Es común hoy encontrarse en escuelas y en empresas, carteles que hacen explícito el “ideario” educativo o laboral que inspira el trabajo de ese grupo humano; poner por escrito y a la vista: la misión, la visión y los valores implícitos es cada día más común, sobre todo en el sector privado. Algunas empresas seleccionan al personal más por los valores que aceptan y manifiestan que por sus capacidades técnicas, aludiendo a que una persona “valiosa” siempre lo será para la empresa, pues será leal a la misma y pondrá su mejor esfuerzo; las capacidades técnicas podrá desarrollarlas en el trabajo, pero la moral la trae casi como una herencia, del ambiente familiar. Basta asomarnos en cualquier librería de la ciudad para darnos cuenta de que hoy se escribe mucho sobre los valores. La escuela se transforma, y también se habla de “metamorfosis de las empresas” en un sentido plenamente humanístico,5 apuntando a la transformación axiológica de la sociedad.

La vida humana cubre ciertos ciclos en que los valores universales siempre están presentes, pero el hombre se acerca y se aleja de ellos intermitentemente. Pareciera que hace falta “tocar fondo” en algún problema personal, familiar, social o mundial, para acordarse de que los bienes conducen al Bien y los males conducen al Mal. Tal vez a nivel mundial, los índices de corrupción cada vez mayor y el paso en distintas sociedades del robo a la desestabilización económica de países enteros, a los crímenes de Estado, lleva finalmente a todo grupo a pugnar por la educación en valores. Confundir ética con religión, laicismo con ateísmo, ha sido un lastre en la educación pública por muchos años, pues en aras de la tolerancia y el respeto –mal entendido– se condujo al relativismo total en las ideas, las normas y las costumbres; se fueron eliminando en las escuelas los conceptos y hasta las palabras: bien, mal, moral, alma, valores, y quedó sólo con un concepto reduccionista de hombre: un simple animal evolucionado, que actúa por instintos y en función de ello todo está justificado; sus instintos y pulsiones biológicas pueden más que su inteligencia y su voluntad. Si el valor es “el ser mismo en virtud de su contenido” y “significa una perfección”,6 es preciso reconocer y potenciar el valor de la persona humana a partir del análisis de su naturaleza entera: unidad substancial de cuerpo y alma racional,7 caracterizada esta última por la inteligencia y la voluntad; y, a partir de ahí, pugnar por una educación, una sociedad y una vida a la altura de su dignidad, es decir, de su valor.

VALORES Y DISVALORES La coexistencia del bien y el mal, la verdad y el error, el amor y el odio, etcétera, es una constante en la vida humana. Es precisamente el conjunto de valores y disvalores lo que integra la cultura en cada persona y en cada grupo social. Se define como cultura al “conjunto de estructuras y manifestaciones sociales, religiosas, intelectuales, etcétera, de una sociedad”.8 Esto nos indica que la cultura

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está integrada por las distintas esferas de valor, que cada persona (cultura personal) y cada grupo (cultura social) tienen sus propias adquisiciones, construcciones y manifestaciones. Pero la cultura, como el hombre mismo, es perfectible, no perfecta, coexisten como ya hemos dicho, manifestaciones de valor que apuntan al perfeccionamiento humano y manifestaciones de ausencia de valor que alejan de él. Podríamos decir que la bipolaridad es una característica de la cultura, pues en la vida de las personas y de los pueblos coexisten valores y disvalores, en una lucha constante en la que se debate cada hombre y mujer y la humanidad en su conjunto, en la búsqueda infinita de la felicidad o plenitud.

VALORES Y VIRTUDES “Valores” y “virtudes” son dos términos que suelen confundirse, pues los valores se manifiestan en virtudes humanas y las virtudes se alimentan de valores. Las virtudes son "hábitos operativos buenos”,9 es decir, manifestaciones regulares de la conducta humana que tienden o aspiran al bien. Las virtudes no se explican en abstracto, sino encarnadas en sujetos y manifestadas en sus conductas específicas. El valor está en el ser y la virtud en el hacer. Las virtudes son hábitos de conducta humana que apuntan a la perfección y que suponen fuerza y vigor para gestarse y para mantenerse. Considerado esto desde el punto de vista pedagógico podemos decir que los valores son la meta (el fin objetivo de los mismos) y las virtudes son medios operativos a la vez que sucesivos logros en el gradual proceso de hacerlos propios. Son valores: la verdad, el amor, el bien, el poder. Son virtudes que apuntan hacia los valores: la sinceridad, la amistad, la honestidad, la justicia. Así como a los valores se contraponen los disvalores (por ejemplo, al amor se contrapone el odio), a las virtudes se contraponen los vicios (por ejemplo a la valentía se contrapone la cobardía). En el terreno de la acción educativa, la educación en los valores y la educación en las virtudes se identifican porque

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convergen en la misma praxis pedagógica, que por esencia apunta a la perfección o plenitud humana, pero se diferencian y complementan en el terreno de la especulación, de la teoría pedagógica. Los valores se descubren, se perciben, se apetecen y se asimilan, en la medida en que el sujeto los reconoce, los acepta, se deja atraer y se compromete vitalmente con ellos. Las virtudes se desarrollan, se manifiestan y se mantienen operativamente en la medida en que la persona concreta se decide, se esfuerza y persevera en una conducta buena.

LOS VALORES Y LA EDUCACIÓN Para los educadores –padres o profesores– los valores son un tema insoslayable, pugnar por “la educación en valores” no es una moda sino la esencia misma de la acción educativa. La educación o es “en valores” o no es tal, pues los valores son el contenido de la educación. Para educar en los valores hace falta conocerlos bien y habilitarse en la metodología apropiada; es decir, partir del conocimiento firme de aspectos axiológicos básicos y así, posteriormente, profundizar en lineamientos prácticos que permitan llevar a cabo una educación lo más auténtica e integral posible. La educación en los valores es tarea de toda la vida. Nunca estamos suficientemente educados en algún valor, siempre podemos y aspiramos llegar a más. Es esto lo que da sentido a la vida humana: la búsqueda siempre inconclusa de la plenitud. Por tanto, la educación en los valores es nuestra tarea y nuestro compromiso por toda la vida. Y, en cuanto educadores, debemos entender que la educación se opera en diferentes ámbitos, cada uno de los cuales tiene su responsabilidad específica en la integración de todos los valores en el perfeccionamiento humano. Aún cuando la familia y la universidad buscan como finalidad última de su acción educativa la formación integral de sus miembros, corresponde a cada una de manera especial la responsabilidad específica sobre ciertas esferas de valor,


en función de su razón de ser como instituciones en la sociedad. Se trata de conseguir, a través de la integración de todas las influencias educativas, el perfeccionamiento integral del ser humano; es decir, su mejora, madurez y plenitud progresiva en todas sus capacidades, en todas sus facultades, la asimilación de todas las esferas de valor. El ejemplo de los educadores, la convicción contra la imposición y la formación de la voluntad son tres cauces concretos pero complejos para la educación en los valores. El ejemplo supondrá esfuerzo y vocación por parte de los educadores, la convicción requerirá el esfuerzo intelectual por parte de educadores y educandos, y la voluntad precisará la formación en las virtudes humanas en el educando, que desde la infancia hay que iniciar. Finalmente, lo fundamental para la educación en valores será entender cada vez más a fondo qué son los valores y cuáles son las esferas axiológicas en las que se manifiestan para el desarrollo humano, apuntar al perfeccionamien-

to integral del hombre como finalidad última y perseverar en el ejemplo vivo, como marco de referencia motivador, y en la formación de la inteligencia y de la voluntad, como instrumentos clave en la permanente conquista de la cima de cada una de las esferas de valor. 1 Cfr. CHAVARRÍA O., MARCELA. Educación en un mundo globalizado. Trillas. México. Cap. 3. 2 Cfr. GOMEZ PEREZ, R. “Familias a todo dar” en Ensayo de pedagogía familiar. Buena Prensa. México. p.126. 3 BRUGGES, WALTER. Diccionario de Filosofía. Herder. Barcelona, 1988. p.556. 4 Cfr. SEP. Programa Nacional de Educación 2001-2006. México. 5 Cfr. LLANO CIFUENTES, CARLOS. Metamorfosis de las empresas. Granica. México, 2001. cap. II y IV. 6 BRUGGES, WALTER. Op.cit. p.556. 7 “La naturaleza del hombre consiste en ser un cuerpo animado por un alma espiritual”. Cfr. VERNEAUX, ROGER. Filosofía del hombre. Herder. Barcelona, 1971. p.234. 8 LAROUSSE. Diccionario de la lengua española. México. p.191. 9 ISAACS, DAVID. La Educación de las virtudes humanas. Minos. México, 1995. p.40.

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¿Es competitivo internacionalmente nuestro sistema tributario? Miguel A. Delgado Casillas

Académico de la Escuela de Ciencias Económicas y Empresariales

Es obligación constitucional que los mexicanos –sin olvidarnos de los residentes en el extranjero con fuente de riqueza en México– contribuyamos al gasto público mediante el pago de impuestos de manera proporcional, equitativa y conforme a las disposiciones legales correspondientes. Es evidente que todo impuesto que deba ser pagado por los contribuyentes o sujetos pasivos de la obligación tributaria –entiéndase para estos efectos, las personas físicas y morales residentes en México (de manera general)– atendiendo al principio constitucional de “legalidad tributaria”. En este orden de ideas, y sin el afán de profundizar en el sentido jurídico de los principios constitucionales que toda contribución debe de guardar, sólo comentaré que desafortunadamente para las grandes, medianas y pequeñas empresas, estos principios distan mucho de salvaguardar la integridad económica y financiera de las mismas, cuando de pagar contribuciones se trata.

INEFICIENCIAS DEL SISTEMA FISCAL Desafortunadamente, nuestro sistema fiscal nacional presenta una serie de ineficacias, tales como: la mala gestión y cobro del tributo, la inconstitucionalidad de las resoluciones misceláneas que presentan elementos estructurales de las contribuciones, además de que año

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con año se repite esta situación, la doble o múltiple tributación sobre los mismos objetos imponibles a los contribuyentes, leyes imprecisas que generan inseguridad e incertidumbre jurídica, el elevado índice de evasión de impuestos, un sistema de tesis jurisprudenciales que sólo benefician a algunos cuantos, la diversidad de criterios existentes en nuestros tribunales administrativos, entre otros tantos problemas más. Lo anterior, se ha visto reflejado en nuestro país y en las empresas nacionales a lo largo de los últimos 25 años, por lo que basta con citar algunos ejemplos: •La entrada del impuesto al activo en la escena fiscal del país, el cual “llegó para quedarse” y en muchos de los casos ha resultado ser ruinoso para las compañías, ha afectado su liquidez, desalentado la inversión en el mediano y largo plazo. •El impuesto sustitutivo del crédito al salario, que desde su entrada en vigor se señaló como un impuesto inconstitucional, y que los tribunales correspondientes corroboraron su improcedencia. •El tema de la exención de los bonos y gratificaciones para los trabajadores del Estado, que a todas luces vio-


lentaba las garantías de equidad de todos aquellos empleados del sector privado de este país. •Los cambios realizados al esquema de consolidación fiscal que afectaba sin lugar a dudas, a todos los grupos empresariales en sus finanzas; además de las diversas lagunas e incertidumbres jurídicas existentes en la Ley del Impuesto sobre la Renta. •El regreso al sistema fiscal nacional después de 18 años, de la deducción del Costo de lo Vendido con reglas totalmente imprecisas y que a la fecha a través de la llamada Resolución Miscelánea Fiscal la autoridad ha venido corrigiendo y aclarando la inseguridad jurídica prevaleciente sobre este tópico tan importante para las compañías de este país. •La realidad es que la lista anterior puede ser tan larga como queramos y sólo se trata de algunos ejemplos. Sin lugar a dudas la economía de las empresas se ha visto afectada más allá del tema de los diversos juicios que los

contribuyentes han tenido que promover para defender sus derechos como sujetos cautivos.

REFORMA FISCAL 2006 Es un hecho que los ejecutivos y directivos de las empresas, hoy por hoy tienen una gran tarea en sus organizaciones en materia del adecuado y oportuno cumplimiento de las diversas obligaciones de índole fiscal a que se encuentran vinculados mediante la Ley Tributaria. Lo anterior origina llevar una administración fiscal al día y también hacia el futuro, por lo que se hace eminente la participación de especialistas y asesores que permitan a las entidades eficientar sus recursos financieros en el complejo mundo de los impuestos. Finalmente, resta decir que la empresa actual debe estar muy atenta a los diversos cambios impositivos ocurridos en el país bajo la premisa de que las medidas tomadas con tiempo ayudarán a entender y aplicar las reformas y adecuaciones realizadas a la Ley Fiscal año con año. Todo con un solo objetivo: cumplir y, en lo posible, obtener beneficios en lo económico.

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