Visión Empresarial #41: Especial Economía

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visi n e m p r e s a r i a l

revista de la Escuela de Ciencias Económicas y Empresariales

• Una mirada

a la educación en México

¿Pieza clave para el desarrollo económico?

• La innovación en México

• Egresado en acción

Una apuesta rumbo al siglo XXI

Dmitri Fujii

Año 7 • No. 41 • 2012

• Infraestructura

como inversión en capital humano

Ángel Salinas

aniversario EcEe

Santiago Venegas Bolaños

Entrevista a Armando Emilio Montero Sánchez

Disminuir

la inseguridad en México

En busca de una estrategia de desarrollo económico y social Gabriel Pérez Del Peral


ECEE

Escuela de Ciencias Económicas y Empresariales Dirección General Antonio Castro D’Franchis

Estimado lector: Una de las grandes interrogantes de la actualidad es la búsqueda de nuevas estrategias que hagan posible el desarrollo de la humanidad. En este sentido, muchos autores modernos se plantean ¿qué es más importante, el crecimiento económico o el desarrollo económico?

Secretaría Académica Francisco A. Loría García de Acevedo Secretaría de Asuntos Estudiantiles Jefe del Área de Humanidades Ma. de los Milagros Avelar Soltero Secretaría Administrativa Alma Rosa Lima Álvarez

Durante muchos años algunos países han optado por generar tasas de crecimiento económico constantes, dejando de lado el tema del desarrollo de la población; cuando existe un crecimiento muy alto en una economía y esto no conduce a un mayor desarrollo de la población, se corre el riesgo de generar inequidad entre la sociedad.

Dirección de Administración y Finanzas Jefe del Área de Finanzas Eulalio González Anta

En este tercer número especial, dedicado a la carrera de Economía, se plantea buscar un equilibrio entre el crecimiento y el desarrollo económico con propuestas que van desde las educación en México vista como inversión, el uso de la infraestructura como pieza clave del desarrollo y la innovación tecnológica de cara al siglo XXI. Otra propuesta más específica es la desarrollada por el maestro Gabriel Pérez del Peral, director de la carrera de Economía, quien plantea una forma de disminuir la inseguridad en el país.

Dirección de Administración y Mercadotecnia Jefe del Área de Mercadotecnia Mario Luis Cortés Mencia

Finalmente, un egresado de la carrera de Economía, nos narra un poco sobre su vida laboral y lo que le representó su paso por las aulas de esta universidad. Estoy seguro de que este número es un paso para comprender mejor los retos que se nos presentan a futuro, como parte de un mundo cada vez más globalizado, pero sobre todo como país. Saludos cordiales,

Eduardo López Chávez Coordinador General Revista Visión Empresarial

Dirección de Administración y Recursos Humanos Jefe del Área de Recursos Humanos Ma. Luisa Pimentel Zamudio

Dirección de Administración y Negocios Internacionales Jefe del Área de Negocios Internacionales César H. Herrera Castillo Dirección de Contaduría Dirección de Administración y Dirección Jefe del Área de Administración y Dirección Jorge Huerta Bleck Dirección de Economía Jefe del Área de Economía Gabriel Pérez del Peral Dirección de Posgrados y Extensión Universitaria Pedro Salicrup Río de la Loza Jefe del Área de Control e Información Directiva Miriam Paniagua Pinto Jefe del Área de Matemáticas José Cruz Ramos Báez Jefe del Área de Informática Edmundo Marroquín Tovar Jefe del Área de Derecho Juan G. Araque Contreras

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Responsable de esta publicación: Eduardo López Chávez elopez@up.edu.mx Tel: 5482 1600 ext. 5490 Diseño y cuidado de la edición: revista .


Gabriel Pérez del Peral

Director de Economía de la ECEE

Disminuir la inseguridad en México En busca de una estrategia de desarrollo económico y social En el presente ensayo se presenta un modelo argumentativo (pruebas y argumentos razonables) a manera de un esquema estratégico, para persuadir a los tomadores de decisiones (políticos), a que instrumenten políticas de desarrollo y materialicen proyectos sociales en el ámbito de la seguridad, la educación y la salud. De esta forma se pretende fortalecer el desarrollo humano del país y disminuir los índices de rezago social ante el panorama de recesión económica internacional para este año.1

Introducción

La estrategia de desarrollo económico, implementada en años recientes en nuestro país, agrupa diversas acciones y se orienta a mejorar las condiciones de vida y las potencialidades futuras de desarrollo integral de la sociedad mexicana. La crisis financiera y económica que hoy se registra en el mundo obliga, más que nunca, al diseño de una nueva estrategia de desarrollo, debido al apremio de atenuar los efectos negativos entre los sectores más desprotegidos. La alimentación, principalmente, pero también la seguridad, educación, salud, vivienda, vestido y calzado son aspectos igual de básicos que se requieren para elevar el nivel de vida de los mexicanos. El desarrollo económico y social integral implica un proceso que amplíe las capacidades y oportunidades de los individuos y sus comunidades; el fin es lograr una mejor calidad de vida y permitirles el ejercicio pleno de sus derechos y libertades. El clima de inseguridad, que se ha incrementado en México en los últimos años, hace necesario innovar con políticas públicas que solucionen este problema. En los próximos años será necesario que las políticas públicas en nuestro país lleven implícita la aspiración de resolver, o al menos atenuar, las con-

diciones de desigualdad vinculadas a la pobreza y los altos grados de inseguridad. Atacar y atender esta problemática requiere de conjuntar una perspectiva estructural innovadora y reinterpretar las condiciones individuales del desarrollo. En los últimos años, la definición y el diseño de políticas públicas muestran una preocupación creciente por comprender las causas que conducen a la pobreza y a la inseguridad. Bajo esta lógica, no basta con responder a la inseguridad desde un punto de vista policiaco-militar,2 sino que es urgente crear condiciones para mejorar el entorno de las poblaciones marginadas, con políticas de salud, infraestructura, educación, innovación y tecnología que impulsen sus capacidades y fortalezcan sus vínculos de interacción, ésa será la única forma de recomponer el tejido social en nuestro país.

La inseguridad

Desde mediados del siglo pasado, nuestro país ha mostrado una notable expansión demográfica predominantemente urbana, estimulada por una dinámica económica que pasa de una estructura tradicional agropecuaria hacia un país basado en una economía industrial, comercial y de servicios. Esa transición no ha sido sencilla, desde el punto de vista de las actividades laborales de la población y la redefinición de un amplio conjunto de actividades sociales, económicas y de gobierno. Los niveles de inseguridad que hoy prevalecen en el país ponen en peligro no sólo a la ciudadanía, sino a la economía en su conjunto. De acuerdo al Foro Económico Mundial (FEM), los índices delictivos son uno de los lastres de la competitividad del país, toda vez que México se ubica entre los últimos lugares en los aspectos de inseguridad que mide dicha institución. Si bien se han destinado mayores


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recursos financieros y humanos para abatir a la delincuencia, los resultados alcanzados parecen ser insuficientes.3 Bajo las actuales condiciones de violencia en el país, es evidente que el Estado mexicano ha perdido parte esencial de sus atribuciones. La violencia ilegítima, que generan los grupos criminales, controla diversas actividades económicas (formales e informales) así como algunos territorios.4 Esto tiene repercusiones directas sobre la actividad económica y social del país: las empresas y la sociedad tienen que destinar recursos para disminuir el riesgo de ser afectados por la delincuencia y los gobiernos, para su combate. Además, se genera incertidumbre en la sociedad y en los inversionistas nacionales y extranjeros (Aregional, 2011). El FEM reconoce la existencia de diversos factores que explican la competitividad como: capital humano, estabilidad macroeconómica, buen gobierno, transparencia y funcionamiento de las instituciones, condiciones de demanda y tamaño de mercado. Con relación al aspecto de las instituciones, el FEM incluye el factor de Seguridad, el cual toma en cuenta los siguientes indicadores: transparencia de las políticas de gobierno, costos del terrorismo sobre los negocios, costos de la delincuencia y la violencia sobre los negocios, delincuencia organizada y la confiabilidad de la policía. Precisamente en dichos indicadores, México ocupa los últimos lugares; por ejemplo, en los costos de la delincuencia y la violencia sobre los negocios el país ocupa el puesto 132, en el aspecto de delincuencia organizada se posiciona en el lugar 136 y en la confiabilidad de la policía obtiene el lugar 132. El mal posicionamiento del país en estos indicadores refleja la creciente ola de inseguridad en los últimos años, relacionada con el narcotráfico, la violencia y los disturbios civiles; esto impacta, de forma negativa, la competitividad de la economía mexicana y su capacidad por impulsar el crecimiento y el desarrollo económico y social. Los altos grados de inseguridad influyen en la desigualdad social, falta de oportunidades económicas,

falta de confianza en las autoridades cuya corrupción es un obstáculo en la procuración de justicia, aumento del contrabando de armas provenientes de Estados Unidos y el paso de droga hacia el mismo país, utilizando a México como ruta (Aregional, 2011). En general, los resultados apuntan a la ineficiencia de las políticas públicas, hasta ahora implementadas, y al enfoque utilizado: la solución policiaco-militar. La mayor canalización de recursos monetarios y humanos no tendrá beneficios sustanciales en la medida en que no se contemplen acciones que capaciten y fortalezcan las habilidades de los cuerpos policiacos. Habrá que someter a las instituciones públicas a verdaderos mecanismos de transparencia y rendición de cuentas, crear esquemas serios de castigo y estudiar el combate al narcotráfico desde otras perspectivas, con políticas públicas preventivas de educación y salud para la población marginada. En este contexto, es necesario replantear la estrategia nacional de seguridad y abordar el problema desde otra óptica de políticas públicas,5 con la participación conjunta de gobierno, empresarios, universidades, trabajadores y sociedad civil. Éste debe atacarse desde la raíz y cortar los mecanismos por cuales actúan la delincuencia y el crimen organizado. De lo contrario, se corre el riesgo de que el clima de violencia se recrudezca, y afecte aún más a la economía, el bienestar social y la competitividad del país.

Políticas públicas de salud

La protección de la salud es un derecho social básico. El estado que guarda la salud de la población incide en todos los aspectos de la vida y se relaciona con su rendimiento (laboral y escolar); además, es capaz de fortalecer o, en su defecto, mermar el tejido social. Por lo tanto, las políticas públicas de desarrollo social deberán combatir las afectaciones a la salud, promover una mayor calidad de vida y evitar que los jóvenes sean reclutados por el crimen organizado.6

Políticas públicas de educación

Durante décadas, el Sistema Educativo Nacional (SEN) en educación básica se abocó a proporcionar


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la mayor cobertura posible, como medida de equidad e igualdad de oportunidades. Pero, para que la educación sea una herramienta efectiva, en términos de movilidad social y de superación del círculo intergeneracional de la pobreza, es indispensable que el aprovechamiento de los alumnos les permita utilizar los conceptos aprendidos más allá de las pruebas curriculares (Aregional, 2011).

Necesidad de articularse

Todo lo anterior se debe a que las dinámicas urbanas, económicas, demográficas, de equidad social, de servicios y políticas públicas no se articulan coherentemente de manera espontánea en las regiones del país. Es usual que las ciudades mexicanas muestren desfases, inconsistencias y desigualdad social que se reflejan en los espacios urbanos y concentran su costo en determinadas áreas y grupos de población. Frente a esas dinámicas, queda a las autoridades una responsabilidad mayor: amortiguar o equilibrar sus consecuencias negativas, hasta donde sus capacidades les permitan. El gobierno es la instancia responsable de regular el espacio urbano y proveer servicios fundamentales para la calidad de vida de sus habitantes. Su tarea se orienta a cumplir un rol de contrapeso y balance entre todas las dinámicas macro-sociales que inciden en el espacio urbano y en la calidad de vida de sus habitantes. Sin embargo, no todos los niveles de gobierno asumen con claridad e iniciativas concretas esta responsabilidad, debido a la inexperiencia, desconocimiento o por carencia de recursos. Más aún, son escasas las administraciones estatales capaces de diseñar programas y proyectos que de manera integral e innovadora focalicen su intervención en entornos urbanos y grupos sociales con los rasgos menos favorables de equidad social y calidad de vida.

Innovar en las estrategias de desarrollo

Es importante que se comprenda una nueva estrategia de desarrollo económico y social como una respuesta alternativa de atención a la conflictividad y desigualdad social en el país, partiendo des-

de las raíces del problema de seguridad: la falta de educación, infraestructura, tecnología y de acceso a los servicios de salud. El horizonte conceptual de la nueva estrategia de desarrollo deberá formar parte de una política pública integral que trascienda al tema de seguridad pública.7 Al asumir una perspectiva más compleja sobre el tema, se pretende superar las tradicionales respuestas policíacas y represivas a los problemas de inseguridad y delincuencia urbanas. En síntesis, el nuevo enfoque debe reconocer que la inseguridad pública no es un asunto de policías y militares, únicamente; tiene un origen multifactorial (salud, educación, y seguridad) y aceptará que requiere de políticas públicas con esta perspectiva.8 El nuevo enfoque de políticas públicas para el desarrollo deberá ser una alternativa que contraste ante las usuales respuestas unidimensionales –ineficaces y costosas, aún teniendo resultados positivos en el corto plazo–, para prevenir y combatir la inseguridad pública en el país desde su origen. La estrategia de desarrollo incluye proyectos de perfil integral y preventivo que tienen efectos positivos de corto plazo sobre los índices de conflictividad social y delincuencia en áreas urbanas con mayor incidencia de esta problemática. Si el argumento para no instrumentar programas de carácter integral, multidimensional, es que no tienen efectos de corto plazo, la experiencia demuestra precisamente lo contrario. Tienen efectos inmediatos y, mejor aún, establecen bases para consolidar consecuencias positivas en el mediano y largo plazos con proyectos de salud, educación y seguridad.

Conclusiones

Hoy se considera que el desarrollo humano se refiere a la creación de un ambiente en el que las personas puedan desenvolver su pleno potencial, productividad y creatividad de acuerdo a sus necesidades e intereses. En este contexto y tras un análisis minucioso del caso mexicano en diferentes factores, se considera que las dimensiones fundamentales para disminuir la inseguridad y fomentar el desarrollo humano son: la posibilidad de alcanzar una vida

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larga y saludable; adquirir conocimientos individual y socialmente valiosos; gozar de la garantía plena de seguridad hacia su persona; familia y patrimonio; acceder a una dieta que otorgue los requerimientos alimenticios para el desempeño de sus actividades; tener la oportunidad de obtener los recursos necesarios para disfrutar un nivel de vida digno, y desarrollar el sentido de pertenencia a su entorno y comunidad (Aregional, 2011). BIBLIOGRAFÍA • Aguilar, Luis (1992), El estudio de las políticas públicas. México, Editorial Porrúa. • Aregional (2011). Índice de Desarrollo Humano de las Entidades Federativas. • Aregional (2011). La inseguridad pública como limitante de la competitividad nacional. • Gomáriz Moraga, Enrique (2007). “Sistema Político y Políticas Públicas en América Latina”, en Revista Reforma y Democracia, num. 38, Caracas, Venezuela. • Lahera Parada, Eugenio (2004). Introducción a las Políticas Públicas. México, Colección Breviarios del Fondo de Cultura Económica. • Lindblom, Charles (1994). “La investigación social para la elaboración de políticas: quién las necesita y para qué”, en Revista Gestión y Política. • Majone, Giandoménico (1997). Evidencia, argumentación y persuasión en la formulación de políticas. México, Fondo de Cultura Económica. • PNUD (2010), Informe sobre la democracia en América Latina, New York, PNUD. • Uvalle Berrones, Ricardo (2007). “Las políticas públicas en el gobierno de la democracia”, en Juan Carlos León y Ramírez y Salvador Mora (coords.), Ciudadanos, democracia y políticas públicas, México, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. UNAM.

Para 2012 se espera un entorno recesivo en la zona del euro derivado de las medidas de ajuste generadas por los problemas de deuda soberana de los países de la periferia de Europa. 2 Cabe mencionar que, con base en el Art. 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la actual estrategia contra el crimen organizado contraviene lo estipulado en este artículo: “Las instituciones de seguridad pública serán de carácter civil, disciplinado y profesional.” 3 Para 2012, las Entidades Federativas ejercerán recursos por un monto de $17,311´550,500 contra $13,827´600,000 aprobados, para 2011, un incremento de $3,483´950,500. 4 Así lo declaró el Secretario de la Defensa Nacional el pasado 13 de febrero de 2012 con motivo de la conmemoración de la marcha de la lealtad. 5 Se hará necesario subir a la agenda política el nuevo enfoque para disminuir la inseguridad. Edler y Cobb. Formación de la Agenda, pág. 77 6 Según Giandomenico Majone, Evidencia, argumentación y persuasión, pág. 41, la labor de los analistas de políticas públicas es la producción de evidencias y argumentos para el debate público. 7 “Las políticas públicas están inscritas en los procesos de gobierno, se caracterizan porque su alcance es el universo de los problemas fruto de demandas, reclamos y presiones que se manifiestan en la sociedad y que exigen cuando son aspectos críticos de la intervención de las autoridades para dar paso a las decisiones que se canalizan a frenar y estabilizar conflictos.” Uvalle Berrones, Ricardo (2007), Las políticas públicas en el gobierno de la democracia, pág. 3. 8 “La recuperación de la idea de ciudadanía guarda relación con una óptica de derechos, que es como un proceso lógico de orden ascendente: desde los derechos ciudadanos hacia un gobierno que responde a esa soberanía ciudadana.” Gomáriz Moraga, Enrique (2007). Sistema Político y Políticas Públicas en América Latina, pág. 3. 1


Ángel Salinas

Profesor investigador del Departamento de Economía de la ECCE

Una mirada a la educación en México como inversión en capital humano El Capital Humano, de acuerdo a la definición de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), es la riqueza productiva de un país contenida en la actividad laboral, en las habilidades y el conocimiento. Los factores que afectan a dicho capital son las actividades consideradas como inversión: la educación formal, capacitación dentro y fuera del centro laboral, la experiencia (learning by doing) o inversión en salud. Estas actividades de inversión pueden ser financiadas por los mismos agentes económicos (sector privado) o por el sector público, parcial o totalmente. En el mundo académico se reconoce que la inversión en capital humano no sólo acarrea mayor producción o calidad, sino que también trae consigo resultados socialmente deseables. Por un lado, las teorías actuales del crecimiento económico consideran al capital humano como uno de los factores fundamentales que determinan el nivel de producción per cápita de un país o región. En ese sentido, la evolución del capital humano determinará el crecimiento económico de un país en el largo plazo. Por otro, desde finales de los años sesenta surgió una corriente muy fuerte en la Universidad de Chicago,1 la cual considera que el capital humano lleva a un país a ser más productivo y lo transporta a mayores niveles de desarrollo y bienestar gracias al cúmulo de de habilidades y conocimientos. Un ejemplo reconocido en la Economía de la Educación es que la enseñanza básica es un bien público, ya que se goza de mayor nivel de bienestar si los habitantes de un país desarrollaron las habilidades de lectura, aritmética, nociones básicas del pensamiento crítico y de las habilidades sociales: valores cívicos, de identidad nacional, de respeto a las normas sociales, entre otras. La pregunta natural que puede surgir ante estas apreciaciones y posibles implicaciones es ¿cómo se encuentra México en la acumulación de capital humano? Para res-

ponderla tendríamos que analizar a los sectores involucrados: educativo, salud y capacitación. Este artículo presenta una breve reflexión del sector educativo en México. En cuanto a la educación formal, como aspecto relevante en la acumulación de capital humano, México presenta rezagos significativos, que pueden dividirse en rezagos de cobertura y de calidad. Los de cobertura pueden cuantificarse con el uso de “encuestas de hogares” para determinar las tasas de asistencia a la escuela e indicar el porcentaje de la población de un determinado grupo de edad que asiste a la escuela (de 5 a 14 años). De acuerdo a datos de la OCDE (2011),2 la tabla 1 presenta las tasas de asistencia a la escuela por grupos de edad en México, Corea del Sur, Suecia y el promedio de países miembros de la Organización. Los datos indican que México ha logrado la cobertura universal de educación primaria y, posiblemente, en secundaria. Sin embargo, la tasa de asistencia cae significativamente para adolescentes entre 15 y 19 años y más dramática es la caída para los jóvenes entre 20 y 29 años: sólo 1 de cada 10 asiste a la escuela. Para contrastar el caso de México, la misma tabla muestra cómo casi 9 de cada 10 adolescentes en Corea del Sur y en Suecia (un poco más de 8 para el promedio de la OCDE) asisten a la escuela, mientras que en México asisten sólo 5 de cada 10. En el caso de los jóvenes, tanto Corea del Sur como Suecia triplican relativamente el número que asisten a la escuela comparados con México (32/11 en promedio). ¿Por qué México ha alcanzado la cobertura universal en preescolar y primaria? ¿por qué la tasa de asistencia cae significativamente a partir de los 15 años? Las posibles respuestas las podemos encontrar en la Economía de la Educación. Por el lado de la oferta, una razón podría ser que las opciones de bachillerato están


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Tabla 1. Tasas de asistencia a la escuela por grupo de edad País

5-14 años

15-19 años

20-29 años

México

104.6

51.9

11.4

Corea del Sur

95.7

87.5

29.1

Suecia

98.7

87.0

34.0

Promedio de la OCDE

98.6

82.1

26.0

Fuente: OCDE (211) Education at a Glance 2011, OECD Indicators

restringidas en el ámbito nacional: tanto el sector privado, como el sector público no cuentan con la infraestructura educativa para ofrecer casi el doble de espacios educativos en bachillerato. Por el lado de la demanda, los adolescentes a partir de los 15 o 16 años enfrentan un costo de oportunidad más alto para estudiar (se abren oportunidades en el mercado laboral que pueden resultar atractivos en el corto plazo para este grupo). Adicionalmente, las familias de estos adolescentes pueden enfrentar problemas inclusive para financiar su consumo alimentario. Esto conlleva a un complicado acceso a la escuela derivado de las restricciones de liquidez por el alto costo de oportunidad que enfrentan los jóvenes mexicanos con hogares de bajos recursos. Y si los retornos a la educación son positivos, como se ha demostrado en diversos estudios, entonces lo que explica la deserción escolar, sin restricciones de liquidez, es una decisión racional de los jóvenes y sus familias. En términos de política pública, si tomamos los indicadores de asistencia a la escuela de países con un nivel de desarrollo deseable como una aproximación de una tasa de asistencia óptima (el individuo estima el beneficio esperado y los costos de oportunidad de estudiar un año más o un nivel más), entonces dichas tasas podrían interpretarse como las que México debería lograr. Si éste es el caso, la política pública tiene que ser integral: aumentar la infraestructura educativa, por el lado de la oferta, y eliminar las restricciones de liquidez que enfrentan las familias de bajos recursos, para que tomen sus decisiones racionales en términos de costo-beneficio esperado de la educación, por el lado de la demanda. En cuanto al tema de la calidad educativa, diversos estudios colocan a México en los últimos lugares de des-

empeño en exámenes estandarizados (PISA) dentro de los países de la OCDE. Además, México no sólo presenta un desempeño nacional significativamente bajo, sino que también presenta un problema de heterogeneidad por escuela pública versus escuela privada y por zonas rurales y urbanas. Una de las probables causas de este pobre desempeño es que el sistema educativo mexicano provee los incentivos incorrectos: financiamiento y un sindicato de profesores altamente centralizado, jerarquizado y con un significativo poder de negociación e incentivos débiles para la evaluación y autoevaluación de los profesores, además, descentralización parcial en la toma de decisiones sustantivas. Si esta hipótesis es correcta, entonces podríamos plantear dos posibles medidas para mejorar la calidad educativa y reducir su heterogeneidad en México: 1) diseñar un esquema de financiamiento totalmente descentralizado, con impuestos a nivel estatal (i.e. impuesto predial) de tal manera que los gobiernos locales tengan incentivos para ofrecer y dar cuenta de los servicios educativos que por ley están obligados a proveer; y 2) plantear los incentivos y mecanismos correctos para mejorar la preparación y rendición de cuentas por parte de las instituciones involucradas en la evaluación y procuración de una actividad docente de calidad.

Véase por ejemplo: Becker, Gary. Human Capital: a theoretical and empirical analysis, with special reference to education, 3ª edición, The University of Chicago Press. 1993 2 OCDE Education at a Glance 2011, OECD Indicators: consultado el 13 de febrero de 2012 en http://www. oecd.org/dataoecd/61/2/48631582.pdf (211) 1


Dmitri Fujii

Profesor-investigador de la UP Miembro del Sistema Nacional de Investigadores

La innovación en México Una apuesta rumbo al siglo XXI Hoy en día existe un consenso generalizado de que la inversión en ciencia, tecnología e innovación (CTI) es la mejor apuesta de un país en vías de desarrollo para cerrar la brecha de bienestar de la población, que existe con países cuya industrialización fue más temprana en la historia. México presenta una nueva coyuntura en su vida política, ya que el nuevo presidente puede decidir, desde inicios del nuevo sexenio, la inversión en CTI para impulsar el desarrollo del país durante los primeros años del siglo XXI. En este artículo se plantean dos aspectos clave de la inversión en CTI: el desarrollo de capacidades tecnológicas y el fortalecimiento del sistema nacional de innovación. La revisión de ambos, señalados tanto para las autoridades como para otros agentes económicos (empresas e instituciones de educación superior) es esencial para hacer despegar a la industria mexicana.

Desarrollo de capacidades tecnológicas

Cada vez es más frecuente leer en la literatura económica, especializada en los temas empresariales, que es urgente impulsar en México una verdadera política industrial, enfocada a la competitividad, que identifique y apoye sectores específicos con ventaja frente a otros países y que haya una alineación de apoyos y estrategias de todas las oficinas gubernamentales y las cámaras empresariales. Estas acciones permitieron a los países del BRIC (Brasil, Rusia, India y China) ir ganando en términos de competitividad y presencia en el ámbito internacional, a diferencia de lo que ocurre con la economía mexicana. Un ejemplo claro de lo anterior, es que hace una década se planteó en la Ley de Ciencia y Tecnología que la inversión pública en investigación y desarrollo (IyD) debía ser al menos de 1% del Producto Interno Bruto (PIB) del país; en países industrializados este porcentaje llega a ser

de 6 a 8%. A la fecha, este indicador no ha pasado de 0.4% del PIB total de México; las razones son muy claras: no hay una coordinación entre los diversos órdenes de gobierno que deciden los presupuestos anuales y no hay un planteamiento claro de programas que impulsen la inversión pública y la privada en IyD. Una interpretación de la situación anterior es que, durante los últimos años, la brecha de CTI de la economía mexicana respecto a otros países en vías de desarrollo se ha ampliado en, al menos, 0.6% del PIB. De seguir las cosas como están en el sector de la innovación, será cada vez más complicado alcanzar a países como Brasil, Chile, Rusia, India, etcétera, en términos de competitividad. Estos últimos tendrán más acceso a nuevas tecnologías lo que permitirá ampliar sus mercados y hacer más fuertes y rentables sus empresas con relación a las mexicanas. El primer aspecto que habrá que revisar es el fortalecimiento de las capacidades tecnológicas en México. Hasta hace un par de décadas se pensaba que todos los países en vías de desarrollo y sus sectores industriales tenían las mismas dificultades para desarrollar o aplicar tecnologías avanzadas en sus procesos productivos. Pero se ha detectado que estas dificultades varían sustancialmente de una empresa a otra, de un sector a otro e, incluso, de un país a otro. Esto se debe a la generación individual de capacidades tecnológicas, como la habilidad de las empresas y sectores para comprender los avances tecnológicos desarrollados dentro y fuera de sus instalaciones e implementarlos a sus procesos productivos. De esta manera, se crean nuevas oportunidades de negocio y se tiene acceso a mayores mercados y ganancias. Si bien los analistas económicos mexicanos conocen la importancia de las capacidades tecnológicas para el país, este concepto no se ha definido como prioritario por las autoridades competentes en la materia (al menos en términos de programas y recursos presupuestales). Es preciso que tanto las grandes empresas trasnacionales


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de origen nacional, como las propias pequeñas y medianas empresas (Pymes) reconsideren el fortalecimiento de estas capacidades como una prioridad no sólo en los instrumentos de política, sino en sus planes estratégicos.

Sistema nacional de innovación

Este concepto es relativamente reciente en la literatura económica; considera todos los agentes económicos que intervienen en el proceso de creación, difusión y aplicación del aprendizaje. En una descripción simple, el centro del sistema aloja la parte fundamental o el motor de toda la red: el conocimiento. Como componentes fundamentales del sistema se encuentran las universidades y centros de investigación, las empresas (grandes y Pymes) y las distintas agencias gubernamentales. De manera secuencial, el conocimiento generado se transmite entre los diversos agentes hasta aplicarse en la práctica empresarial a nuevas oportunidades de negocio y el posicionamiento en diversos mercados, locales e internacionales. Para que este sistema de innovación tenga éxito en la generación y aplicación del conocimiento (en los ámbitos nacional, regional y sectorial), es indispensable que la comunicación y vinculación entre los actores sean sólidas. Para ello intervienen al menos dos aspectos clave: la confianza, para llevar a cabo contratos o acuerdos específicos entre dos o más actores y que se persigan los mismos objetivos, buscar

soluciones a problemas comunes, y el liderazgo, que se presenta en términos de casos de éxito trasladados de un agente a otro y en los programas públicos para fortalecer los vínculos más débiles del sistema. En México es innegable que la vinculación academiaempresa-gobierno es incipiente y que queda mucho trabajo por hacer para fortalecerla y generar un ambiente de confianza y liderazgo de algunos actores. El gobierno deberá llevar a cabo un análisis detallado del sistema nacional de innovación para detectar los actores relevantes, identificar las fortalezas y debilidades de cada uno y consolidar los eslabones más débiles de la cadena. Por otro lado, en la relación academia-empresa debe fortalecerse la confianza mutua y elaborar investigaciones que sean traducidas, a la brevedad, en oportunidades concretas de negocio. Los aspectos relacionados con la ciencia, tecnología e innovación son de diversa índole, tanto en su definición, como en sus responsabilidades público-privadas. En lo que sí son compatibles es en su papel para el desarrollo económico e industrial de un país en vías de desarrollo, como México. Si bien en este análisis no se ha hecho una revisión exhaustiva de todos estos aspectos, la discusión y revisión de las capacidades tecnológicas y el sistema nacional de innovación son una buena indicación de que la apuesta en innovación en México es urgente, si es que queremos que el país no pierda protagonismo en el mundo.


Santiago Venegas Bolaños

Profesor de tiempo completo de la academia de Economía

Infraestructura

¿Pieza clave para el desarrollo económico? El desarrollo económico no es una visión aislada del ser humano, sino una visión integral con la que se concibe el actuar conjunto del ser humano social, económico, político, cultural y territorial. De esta forma, el desarrollo económico se entiende como el conjunto integral de acciones que permiten al ser humano desarrollar plenamente todas sus capacidades, para lograrlo, es necesario que todos los habitantes que convivan en una misma sociedad tengan las mismas oportunidades de potenciar sus talentos. Infraestructura es “el conjunto de elementos o servicios que se consideran necesarios para la creación y funcionamiento de una organización cualquiera” (definición de la Real Academia Española); es el sostén de las actividades que realicen los integrantes de la sociedad, así que ella determinará el grado de complejidad o fluidez con la que se desenvolverá el diario convivir, actuar, pensar y comercializar. Por su parte, el desarrollo de la infraestructura de una sociedad o un país es la base sobre la cual los habitantes lograrán impulsar sus talentos y capacidades. Para entender mejor la relación entre desarrollo e infraestructura conviene catalogarla de la siguiente forma: • Infraestructura de transportes • Infraestructura de telecomunicaciones • Infraestructura de energéticos • Infraestructura eléctrica • Infraestructura ecológica y de sustentabilidad • Infraestructura de educación • Infraestructura de seguridad social • Infraestructura de turismo El desarrollo de infraestructura es fundamental para determinar los costos de acceso al comercio y proveer los servicios básicos para ejercer el pleno ejercicio integral de las potencialidades del ser humano. La infraestructura de una nación es un componente

esencial de la estrategia para la integración regional y del país con el desarrollo social equilibrado. La inversión en infraestructura incrementa la competitividad regional, nacional e internacional, lo cual lleva a los habitantes de un país a un mejor estado de bienestar en el que, con base en el esfuerzo que cada uno realice, lograrán superar los niveles de pobreza, incrementar su nivel educativo y cultural y, sobre todo, potenciar sus capacidades para formar seres humanos íntegros. Conforme al Sexto Informe de Gobierno del expresidente Vicente Fox, la inversión promedio en infraestructura durante su sexenio (2000-2006) fue de 3.2% del PIB y de acuerdo al Quinto Informe de Gobierno del Presidente Felipe Calderón, hoy este rubro se encuentra cerca de 5% del PIB. ¿Será suficiente para impulsar el desarrollo del país? ¿esta inversión en infraestructura es la que los habitantes necesitan? Para contextualizar brevemente la situación de México utilizaremos el reporte de competitividad que emite el Foro Económico Mundial. Del lugar 58 que ocupó México en 2006, se retrocedió al 66 en 2010; el caso de Brasil fue exactamente lo contrario, de ocupar el lugar 66 en 2006, para 2010 ocupó la posición 58.

Posición de México a nivel sectorial Sector

Lugar / 142 países

Caminos y carreteras

55

Aeropuertos

65

Ferrocarriles

68

Telefonía fija

72

Puertos

76

Electricidad

83

Telefonía móvil

96


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Situación actual de la infraestructura en México

De acuerdo al índice de competitividad de la infraestructura, en 2006 México ocupó la posición 64 y para 2010, la 73 de un total de 142 países. De esta forma, México se encuentra una décima por debajo del promedio. La gráfica 1 muestra una comparación entre el desarrollo de estructuras de distintos países, donde “1” implica una infraestructura poco desarrollada y “7” una infraestructura entre las mejores del mundo. Ahora bien, si tenemos en cuenta que México ocupa el lugar número 14 respecto a la Producción Interna Bruta, el lugar número 57 respecto al PIB per cápita y aporta 2.09% del PIB mundial (la posición 11), tener una calidad en su infraestructura por debajo del promedio detrimenta su potencial de crecimiento que se ve entorpecido por la dificultad o falta de movilidad de los agentes económicos y de los bienes y servicios que se ofrezcan, o que potencialmente lo puedan hacer.

Dentro del reporte de competitividad que elabora el Foro Económico Mundial se incluye un informe sobre la competitividad de la infraestructura que mide tres aspectos: 1. Efectividad de los modos de transporte. Calidad de las carreteras, los caminos, los puertos y el transporte aéreo. El objetivo es medir la facilidad o dificultad con la que las personas y los bienes pueden moverse de un lugar a otro. 2. Electricidad. Identifica la calidad de la energía que se ofrece en el país, es decir, la cantidad de fluctuaciones que se presentan en el servicio. 3. Redes de telecomunicación. Mide la interconexión del país.

Gráfica 1. Índice de competitividad de la infraestructura en 2010 6.7

6.6

6.5

6.4

6.0 5.5 4.7

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revista de la Escuela de Ciencias Económicas y Empresariales • universidad panamericana • número 41/2012

De acuerdo a estimaciones del Banco Mundial realizadas a finales de la década de los noventa, el impacto de la inversión en infraestructura reduce la pobreza en 2.1% en los países de bajos ingresos y en 1.4% en los países de ingresos medios (el caso de México); esta reducción no es sólo consecuencia de los empleos que se generen por realizar una inversión, también de contar con más y mejores medios de comunicación, servicios básicos como el acceso a agua limpia, saneamiento, alcantarillado, caminos pavimentados, servicios hospitalarios, etcétera.

La infraestructura, pieza clave para la economía

La inversión en infraestructura es indispensable para el desarrollo económico y social, eleva la competitividad del país y contribuye a satisfacer las necesidades básicas para el sano desenvolvimiento de todas las actividades que se realicen. La inversión en infraestructura estimula el crecimiento de muchas industrias, principalmente de la industria de la construcción, cuyo impacto sobre la economía es el mayor gracias a la cantidad de empleos temporales que requiere y su efecto sobre la creación de nuevas industrias o el crecimiento de las ya existentes. La creación y conservación de la infraestructura de una nación son, sin duda, los pilares sobre los cuales se

construyen y efectúan las actividades económicas, políticas, culturales, sociales y recreativas de la sociedad. La inversión en infraestructura será una pieza clave para detonar el desarrollo económico de un país siempre y cuando se realice de manera que cada peso invertido tenga el mayor impacto posible sobre el mayor número de habitantes, se efectúe con una adecuada disciplina fiscal y un correcto equilibrio entre la inversión privada y la pública. Para un futuro estudio, sería adecuado evaluar la correlación entre la inversión en infraestructura y el índice de desarrollo humano: la escolaridad promedio, la tasa de mortalidad, la longevidad promedio de los habitantes, los índices de desnutrición, la pobreza, los servicios de salud y turismo nacional e internacional, entre otros, con el objetivo de comprobar y medir el impacto del desarrollo y la conservación de la infraestructura nacional. BIBLIOGRAFÍA • Kark E., Case y Ray C., Fair. Principios de Macroeconomía. Pearson Educación. México, 2008. Págs. 233-240 • www.bancomundial.org.mx • www.inegi.gob.mx • www.infraestructura.gob.mx • www.presidencia.gob.mx • www.quinto.informe.gob.mx • www.undp.org.mx • www.weforum.org

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Director General Adjunto de Proyectos de Inversión “A” en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público Economía (91-95)

Egresado en acción

Director General Adjunto de Proyectos de Inversión “ en la Secretaria de Hacienda y Crédito Público Economía (91-95)

Entrevista a Armando Emilio Montero Sánchez ¿Por qué decidiste estudiar Economía? Desde chico me atrajeron los temas económicos por pertenecer a una ciencia social con enfoque especialmente humano. Siempre pensé que los economistas realmente poseen las herramientas para mejorar su entorno y después de casi 17 años de ejercer mi carrera, estoy convencido. ¿Qué es lo que más te agrada al ejercer tu carrera? Especialmente disfruto el efecto que producen mis conocimientos económicos en el diseño de las políticas públicas que se hacen en el lugar donde trabajo. Por ejemplo, si se diseñan herramientas socioeconómicas para el dimensionamiento de proyectos públicos y privados de infraestructura, se logra satisfacer alguna carencia en la población mexicana de manera eficiente; sin dejar recursos ociosos y maximizando los ingresos del gobierno. Los economistas deben conocer el altísimo impacto que provocan sus decisiones. Por ello, el uso de la ética profesional y la visión integral son vitales para la realización de políticas públicas exitosas. ¿Por qué en la Universidad Panamericana? Por su enfoque integral y con sentido humanista. Creo que la visión que tiene la UP es única en México. He notado la diferencia en el trato con colegas de otras universidades. Considero que más allá del estudio de modelos y teorías económicas, el economista debe de ver su problemática de una manera no sólo agregada sino integral. ¿Cómo es un día en tu vida laboral? Los días en la Secretaría de Hacienda siempre son de trabajo intenso, pues se toman decisiones que requieren de mucho conocimiento y responsabilidad. Desde hace casi 8 años laboro en la Unidad de Inversiones y, desde el inicio, el aprendizaje y las expe-

riencias han sido incalculables. En el área evaluamos socioeconómicamente proyectos de infraestructura. En particular me he involucrado con los sectores de Salud, Comunicaciones y Transportes, Seguridad Nacional y Educación. Analizamos las necesidades de infraestructura y autorizamos proyectos; frecuentemente redimensionamos su tamaño; también verificamos que las obras se ejecuten en su momento óptimo. La evaluación socioeconómica de proyectos es sin duda mi tema favorito. Soy muy afortunado de poder dedicarme a este tema. ¿Qué elementos aprendidos durante la carrera te son de utilidad en la práctica? Sin duda alguna, los temas de microeconomía y finanzas públicas. En la Unidad de Inversiones evaluamos proyectos desde una perspectiva económica y financiera. Los análisis de mercados específicos son muy relevantes. Por otro lado, en ocasiones es necesario conceptualizar y cuantificar externalidades en ciertos proyectos. Lo anterior requiere que aplique todos los conocimientos de mi carrera. ¿Cuál consideras el principal reto de los economistas? Mantener un enfoque global al ejercer la profesión. He visto casos donde los egresados de economía no ejercen como tales, así que, a pesar de ser consciente de las diversas ramas de la carrera, me gustaría que una parte importante de economistas se dedicara al análisis económico y a las finanzas públicas. ¿Cuál es el mejor recuerdo que tienes como estudiante en la UP? Estuve en un grupo en el que encontré a algunos de los mejores amigos que tengo. Recuerdo mucho a


“A”

Adriana, una gran amiga que desafortunadamente ya no está con nosotros. Tuve grandes maestros, que luego se volvieron amigos míos. En fin, yo creo que las amistades que hice en la universidad son uno de los activos más valiosos en mi vida. La UP me enseñó a entender y a aquilatar ciertos valores que permanecen como eje de comportamiento en mi vida laboral y personal. ¿Volverías a estudiar Economía en la univeridad? Por supuesto que volvería a estudiar en la UP. Actual-

mente imparto la materia de Evaluación Socioeconómica de Proyectos. ¿Qué le recomendarías a los futuros egresados de Economía? Desarrollar una ética profesional sólida y apegada a los principios que aprendimos en la universidad. La profesión del economista requiere tener bases muy fuertes al respecto y creo que es lo que nos permite destacar. Conozco colegas de la UP, de otras disciplinas, y observo la misma base.



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