Deambulando en el abismo de las horas Poemario
Doris Melo Mendoza 2013
Deambulando En el Abismo de las horas Doris Melo Mendoza Poemario
Portada: Alena Plihal, Figurativa. 2009. Pintora canadiense contemporánea de origen checo
Primera edición 2013 Copyright © 2013, San Juan, Puerto Rico. Derechos reservados del autor
Ediciones Carnaval
Partirán tus blancas plumas el vuelo y las huellas de tus alas anudarán en mi garganta crees sentirte libre y navegas con el viento que se aleja crees irte. pero te quedas partira tu risa alada , partira tu pensamiento tu voz. partirá tu cuerpo blanco partirá tu amor… Gabriel Cardenty Grullón.
¿Cómo saltar al vacío? Vencida entre la oscuridad y la tardanza en una noche oscura … sentidas claridades se acentúan,
en bóvedas espesas de silencios, que se disuelven gota a gota en un discurrir irreductible. Una mujer se ha roto, me he roto en mil pedazos… hasta sumirme en el cansancio absurdo. Cansada, de tantas veces naufragar en esta ciudad enferma, ajada deshecha tan en ruinas… en esta espera inútil, en esta pesadilla en donde estamos todos como ególatras escindidos, concentrándonos en nosotros mismos, ante esta insoportable levedad que escolla la claridad,
Pintura: Victor Bauer.
Hecha de sombras y ataduras
Escribir y vivir son espectĂĄculos hermanados, saltos al vacĂo... con las maletas colmada de historias inconclusas en las que se han derramado
cántaros de promesas rotas e incongruentes. Destinadas al suplicio, sin fuerzas para quejarme… la misma piedra lanzada desde lo alto en el traumático retorno hacia atrás, como carrusel de circo. No soy más que esto… una mujer hecha de sombras y ataduras en la árida conciencia de la espera... lúcida al fragor de este silencio masticado repasando su destino perdida en el marasmo del tiempo. al otro lado... con voz de papel arrugado, allende se escucha en el rugir del viento como si la encumbrara un pensamiento suspicaz… ¡Ella canta como alondra todavía! Doris Melo Mendoza. 2013
Victor Bauer (artista)
No existe el tiempo LlĂŠvate esta soledad hacia la brisa de la dicha que existe tal vez en otros mundos lejos de esta galaxia de incertidumbre
llévatela, sin pagar pasajes de regreso…. Pero la soledad se aferra apátrida y vagabunda con ilusiones sentidas en su piel… Y esa guitarra bohemia, la que destilaba pasiones con sus notas, esa, la que deambula casi desnuda, en contratiempo` traspasando hasta el umbral del Leteo… la misma guitarra que ya no toca y sofoca las horas que se suceden sin contar segundos porque el reloj no existe…
Pintura de Victor Bauer
Me reinvento Cuando en la brisa decanta la presteza, entre tus brazos azules y lejanos me reinvento hasta quebrantar el equilibrio de lo absurdo. Y con el pelo alborotado al viento
me dejo flotar descalza caminándote por encima de los párpados, tejiéndome en tu mirada, mientras entre risas inciertas y letanías inacabadas l
los relojes desgranan su lujuria.
Pintura de Victor Bauer
Diluviando palabras en medio de este siglo XXI‌ inmenso, en su grandeza y destrucción Como panal de celdas agrietadas Que se pierden sin decir nada, como ausente‌
Edificios que agonizantes ocultan detras de sus ventana su dejadez y sus misterios, donde se respira un olor ocre nauseabundo y tĂş, sumido en esa mentira tersa,
para no acercarte a la verdad,
esa verdad que duele con dolor antiguo, esa verdad a la que temes como a ti mismo esa bestia que te hostiga desde la sombra‌ mezclando la circuta con miel
MelancolĂa Cuando los poros se dilatan, se abren las compuertas de la melancolĂa, mientras te escucho, detrĂĄs de las persianas como si las dificultades se extilparan.
Entre las olas de un mar soñoliento,
mi velero se aferra a tu destino o tal vez, huérfana de ti será mi voz quemadura cuando los finches canten sus trinos en los pórticos de las iglesias.
Debajo de una letanía de fados te reguardo como crisálida de verano que tiñe de rojo sus labios…
Como inquilino que va de prisa retomando recuerdos del olvido, para retener su tersura cuando tu ausencia se posó en las ramas de un árbol En esos días en los que nada ocurre.
En esta ciudad que me habita, Ciudad peque単a pero de inmensos voces en el pecho me desdoblo como un canvas sin pintura
en un silencio amarillo entre los diversos matices de un soliloquio tras los barrotes de un no me olvides.
Llegaste, deshojรกndote en ese andar que es tu costumbre
desmemoriado, sofocando las horas estériles tratando de cubrir tu desnudez en el ocaso atiborrando el cansancio y el hastio a puñetazos de soledad. Te escucho… en el crujir de los pájaros sin nidos bajo esa espera mansa, esos sueños que se asoman a pesar nuestro,
cegándote de la alegría que no tienes. pero recuerdas breves espacios de entelequia de ese mundo que siempre está en su sitio ese mundo … en el que mora la certeza
Noche sin luna, ocaso, tempestad en luto que no sabe si el viento se desvela cuando se escapa mi memoria, sin decir nada envuelta entre sus
tules azules perfumados‌
entoncÊs la mente que se calma‌ no habitan temporales.
Tus manos se pierden entre mi pelo
Dices que me huele a canela. Recorres con tu mirada cada detalle de mi rostro, luego me besas y te marchas hacia la nada.
Vengo para decirte desde el acaso con todas las palabras que nunca te dije palabras que nunca han visto el sol lamiendole a la vida arrebatados momentos segura de nada Cabalgando distancias en este De-continuado andar
para retornar a este mundo de miserias, siempre con la misma entrega y este intenso deseo de convertirme en caracol.
Entre los azules del mar.. las velas ondean con la brisa , dejรกndome gastada la sonrisa escrita en una quimera color sepia A la deriva en la distancia, ungidos de caracolas en la arena
mis pensamientos se pierden, revientan la resaca en las arenas alejรกndose del retentivo olvido,
Por encima de esta conciencia que me delata,
¿y si fuera diferente? el recorrer el mismo itineario, la misma distancia‌
Carne que habla inquieta, sumida en ese resplandor que no se calla sabor a mieles debajo de la almohada anhelo de intimar perdidos los dos en este tu ocaso‌
Desesperanzas Entre las sombras de guayabo florecido donde nos buscamos sin hallarnos en esta orilla, donde habito quien sabe hasta cuando‌.
En los fulgores de la luna llena cuando percibo esos cuerpos sólidos y blandos
en este silencio sideral y la palabra se adueña de mis mundos apagados por sorpresa…¿ Quien es el poeta en el silencio…?
Cual es su sombra , su aquelarre? es la conciencia turbada que arde ante el espanto de su propia sombra.
Se ha quedado detenido el reloj en un espacio vacío más allá del limbo …. y en el entre tanto, caminan mis versos, tiñendo la nostalgia hasta acercarse a otras orillas donde ya nada importe.
Cuando la otredad fundamenta el discurso en el ahora, y la conciencia se hace libre, sensible a lo que es‌ entonces,
se pierden las palabras del sentir ordinario.
Y esa voz de caracolas que resuena allå en la arena si tan solo existiera un inventario con sus propias vivencias‌
de sombras,
Erguido y palpitante, como Dios enamorado Retozante, como Dionisos el Dios del vino. al sonido de una melodía de purpura
y cadencia,
en la querencia que alborota, que susurra… y entre lágrimas y versos se sublimiza.
Envuelta entre nubes de tul , me olvido del tiempo Y tu mirada gris casi apagada danzando como los SufĂs en armonĂa, entre tules, Desnuda de ti, desnuda del alma
Buscándote en el azar de un sueño de pájaros en vuelo En esa libertad que provoca el silencio Al solo ritmo del viento.
Vuelvo y regreso con las ganas de alcanzar la mismisidad de mi ser lamiendo distancias, desnuda de nadas.. Desbocada hacia el vacío… Cavándo entre las dunas pálidas. Para decirte desde este acaso que la brisa engañosa me seduce Y se me ha llenado el alma de mariposas…
En esta oscuridad… decanta… una extraña osadia, tangible que se cuela, violentando el silencio, Se desplaza al unisono … un sonido suave, de flautas y oboes
Soplan cantos perfumados, olores mĂĄgicos. Es el amor que acaricia, desnudando viejos mundos que surgen a nuestro encuentro Es el amor que redime al hombre una tarde cualquiera de tiempos aĂąosos, entre los labios vacĂos de un ocre paisaje.
Deambulando en la ruta de lo prohibido me detengo un instante en esos momentos‌ desgastados por el pasar del tiempo. Me detengo, en la risa incolora, y en el rubor de tu rostro.
Vago por los rincones de la desesperanza con ĂĄnimos de alivianar el peso de mis tantos mundos ÂĄHay tanto dolor azul en esa su tibieza mansa! y un letargo cansado que incomoda Siguiendo tus pasos descorchada de penas
Con la caricia sostenida, lĂvida, a viva voz En el acaso empulpurado que no existe.
Doris Melo, poeta, cuentista y crítica literaria, nació en Santo Domingo, República Dominicana. Vive en Puerto Rico desde 1989. Obtuvo sudoctorado en Filosofía con concentración en Estudios Hispánicos, de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Su tesis doctoral La reescritura de la tragedia antigua en el teatro dominicano del siglo XX. Publicó su primer poemario Solo de pasión, soledades y otras ausencias (2010). El olor de la palabra rota (2011), Rasgada memoria (2012). Ha publicado varios libros virtuales como: Entre sabanas arropadas, del (2012),La melancolía de lo efimero del ( 2012), Aliento de salitre ( 2013), Complices mundos de papel, del (2013), Inventarios de silencios del (2013), y Rituales de identidad del (2013)Ha publicado también, libros de crítica literaria; Mito y tragedia en el teatrohispanoamericano y dominicano del siglo XX del (2011) y Mundos posibles, transgresióncarnavalezca en El obsceno pájaro de la noche, del 2013. Además estudió Artes Plásticas,dibujo, pintura, litografía y xilografía. Idiomas: francés, italiano, portugués y latín en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Ha sido profesora de literatura del Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico y deldepartamento de Español y Literatura de la Universidad Metropolitana de Cupey.