Inventarios de silencios...

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Inventarios de silencios Poemario

Doris Melo Mendoza


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Inventarios de silencios Poemario

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© Inventarios de Silencios. Doris Melo Ira edición , enero 2012 San Juan, Puerto Rico © Doris Melo Mendoza, 2012 ISBN: © Derechos reservados. Safe Creative Queda prohibida, sin autorización escrita del titular del derecho de autor, la reproducción total o parcial de esta obra.

Ediciones Carnaval

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Inventarios de silencios Poemario 2013

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Nunca había hecho el amor con alguien que llorara de placer y de nostalgia, al mismo tiempo que se entregaba con una pasión desmedida. A su vez ella tampoco había experimentado la sensación de estar acogiendo a un hombre derruido que desembarcaba en su cuerpo como una bahía suave después de un largo naufragio. Cuando sus cuerpos se encontraron fue como si hubieran alcanzado una victoria repetitiva, aunque al final del orgasmo, en medio de la risa de felicidad.

Manuel Vincent / Cuerpos sucesivos

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Inventarios de silencios

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Al más ínfimo toque, puede dejarte entrar a tu propia fortaleza Y desde el espejo te podrás contemplar mirándote, mirándola, y si con suerte cuentas, te versa entrar y salir una vez más, por la enclavada luz, brillante en la abierta claraboya...

En la embriaguez de lo diverso Te encontraré de nuevo en esta soledad que nos confunde y redimiremos entonces aquellas tardes que dejamos inconclusas en las esquinas del índigo horizonte.

En la embriaguez de lo diverso, Y cincelando detalles viviremos este ahora con la misma dignidad devoradora,

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cómplice de la demencia en el bullicio de esta piel sostenida entre las hebras de estos mis versos irreverentes.

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Y esa mirada deshacedora de calendarios. mientras me esperas sin impaciencia cerrando los cuadernos del pasado traspasando los alambiques de la memoria.

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Amar es reconstruir, cuando te alejas, de tus pasos, tus silencios, tus palabras, y pretender seguir tu pensamiento cuando a mi lado, al fin inmóvil, callas… Xavier Villaurrutia

A Estela Victoriá

Habitando al desamparo.

Por el último vacío que a veces nos alumbra, galopan los sentidos que abaten la conciencia traspapelando la mirada, acallando sin saber

sus ansias

pulsión del desespero que rompe el sin sentido.

Somos, lo que dejamos atrás eso que yace en el pasado con la firme certeza de lo inapelable.

Eco íntimo, ‘bordando las sombras en la paciencia inminente del derrumbe para saciar esta hambre de siglos, para morir en el roce de una piel sin nombre. 14


Desparramando en el aire la mirada cuando las pieles y el pensamiento se reinventan en el latido de las pequeñas cosas ¡no hay respuesta, más que la pureza del aire habitando al desamparo!

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“Mi viaje consistió en quedarme aquí, donde nunca estuve” G. Caproni

¡La eternidad es tan frágil!

Te miro, desde esta brizna de sol ausente explorando mis mundos internos palpitando al ritmo del viento ingrávido con el deseo cómplice que se me escurre imaginando espacios y más espacios hasta la misma nada.

En este yacer de magia arropada y pulsante de soledad, silencio y castidad incomparable habitada

de múltiples conciencias

de errantes y discretas golondrinas ¡la eternidad es tan frágil!

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sella mi pacto contigo. Hunde tus brazos azules por el arco de mi boca, derrámate como un río por las salobres galerías de mi cuerpo, llega como un ladrón, como aquel al que imprimen en la frente de improviso el impacto quemante de la dicha, Ana Istarú/ Vida

El pasado se puebla de hojarasca

Sumida debajo de las cosas. nada sucede aquí, nada sucede… como terca pasajera de otra ruta donde el pasado se puebla de hojarasca/ y ya nadie transita.

Hay palabras que desangran los silencios que me dejan desnuda de mí, sin respuestas en medio de una descarga de sombras inconclusas barriendo a puros golpes este destino cobarde.

Descarnada de esta piel me pierdo en los espejos gesticulo, coleccionando recuerdos y un atado/ de sombras violadas en el paredón del olvido para inventarme un nuevo sueño

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y recoger esa certeza de lo absoluto de que sigo siendo/ a pesar del tiempo.

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Éramos boleristas de la misma loseta: Vereda tropical y niebla de riachuelo, un desvelo de amor bajo Venus, olas y arenas de una nave sin rumbo, besos de fuego para una canción desesperada, yo era una flor y tú mi propio yo. Manuel Ramos Otero.

Morir de amor ya no basta

Entre la piel de este cuerpo en el roce de este ocaso conviven las mujeres que me habitan.

Me he convertido en piel intrusa, en esa rara penitencia de mi propio silencio como el fósil del último invierno, en el que a veces lloro.

De vez en cuando saco a pasear el suéter gris de la melancolía, esa compañera que me cubre cansada que me dice al oído

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que afuera llueve entre gemidos ajenos ¡y es que morir de amor ya no basta!

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“Mi alma es una lámpara que se apago y todavía esta caliente”. Fernando Pessoa/ Hora absurda

En este vivir de lluvias

En este silencio, sinfonía inacabada de suspiros soplan antiguos pasos a ninguna parte y el roce de una mano detrás del viento va derribando futuros inciertos como trampas del olvido, en tanto sábanas que mienten cobijan tus ausencias.

Pero la tarde se hace lánguida en tanto sudores salados superan la siesta anhelos que se desatan sin futuro en este vivir de lluvias tatuándome en el pecho de tu sombra tiritando a la deriva.

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Sin conocerte te he soñado en el fondo de todos los valles, te he vislumbrado en la oscuridad de todos los aljibes, te he esperado en todos los atrios y por fin te veo llegar desnuda hasta mí. Manuel Vincent.( Cuerpos sucesivos)

Bajo esta sed de púrpura.

Enredada en este aire de nostalgia, entre palabras y vagos gestos, amarrada a tu recuerdo, ataviada de todos ellos con dignidad para perpetuarme/ en los ecos de tu memoria insípida y este mar sabor del alma.

Siento un cansancio , como un estar sin contornos en este sereno fluir de gemidos absurdos prendidos al vértice diáfano bajo esta sed de púrpura en la que dibujo tus adioses.

Esta ciudad que puebla mi conciencia sin códigos, buscándome siempre en las huellas/ del pasado donde mueren sin remedio los mitos

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en el asombro de vivir a cuentagotas.

Tal vez, más allá, al fin se detendrá el tiempo/ de un mar inmenso Que no tiene desenlace…

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“…en búsqueda tal vez de amores residuales que sirvan de consuelo y recompensa o iluminen un pozo de nostalgias se avanza a tientas vacilante” Mario Benedetti ( A tientas)

Sigo atrapada en el vértigo que provoca tu sombra…

Y me retomas desde un mar sin espumas un mar sin olas, desolado sin rumbo y en silencio perdida entre las dudas con la palabra trunca.

Inmóviles, dormidos, como lluvia indiscreta desnudos de sentires que duelen desquiciados en medio de esta nada que me arropa, que mese los sentidos.

De este íntimo dolor de siglos que me recorre a tientas, como tu ausencia lenta, hundida entre las sábanas que piensan. paralizada de espantos, y este morir de amor que ya no basta.

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Ese viento que gime

y se hace mudo,

distante, ambivalente, lamiendo las paredes/ angustiada como náufraga sin faro sigo atrapada en el vértigo que provoca tu sombra.

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“…cae el agua,como una espada en gotas,como un desgarrador río de vidrio,cae mordiendo,golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del alma.” Neruda /Agua sexual

Esta temida sensación de calma

¡Ah, ese silencio! que se cuela entre cristales húmedos esa urgencia por quererte a pesar de mi misma habitas en el perfume de las sombras del olvido donde enloquecen las palabras sin atisbos ahogadas en el desamor, cubiertas de hiedra.

Espinas afiladas derrotan afrentas perfumadas pasión deshabitada, absurdos previsibles temida sensación de calma se dispersa en el roce de este ocaso como nota fugitiva.

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Y se ríe, tierno, como un ángel azul que se sabe acogedor de los que huyen del país de las decepciones. Edith Checa

La nada estaba ausente

Fuiste viva presencia en mi memoria mientras estuve anclada en la hierba amotinada a tu sombra , como fósil del último invierno.

Vengo desde mi más remota historia como sereno nocturno sobre la ardiente fogata bañada de esa mirada que sucumbe ante el poder y la prisa chapaleando siempre en el cielo de tus charcos.

Como lucero humeante, cansada y desnuda de este frio esqueleto tan púdico y tan casto y el alucinado

olvido que la piel recoge.

No sé en que adagios vine al mundo escribiendo lunas, pero sé que una tarde me llamaste

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y esquivé mis andares voluptuosos, chorreando de merengue, bachata y plena.

Destilando en la tersura de mi piel canela gracia y sensualidad, con mi sangre mestiza música tambaleante que te atrae.

Y ahora me llamas sin mostrar el rostro y el vacío escarchado desorientó mi vuelo la nada estaba ausente, a veces soledad, otras silencios.

Ni vida ni destino sigue el cangrejo golpeando contra las peñas sus penas. no sabe de vacíos el cielo fue amor lo que te dí ¿Qué sabes tú de entrega?

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Buscando, buscando, halló, en efecto, acurrucado entre los pliegues calientes de la sábana Marcel Proust

Soledad en las honduras del discernimiento. Es un atardecer, estoy vestida de muerta flores arrastradas como hojarasca procesiones de pájaros mudos, llegan desde mil años.

Tengo miedo de olvidarme de mi misma escribo sobre las piedras para ver si me responden ¿ Porqué mi nombre de mujer sola?

La soledad es el silencio tan cercano a mi de tan leve afinidad corpórea, tratando inútilmente de sumergirme en las honduras del discernimiento.

De todas partes piden hablar por mis palabras palabras que crecen y se multiplican y se conjuran mutilando el tiempo.

La soledad es ausencia del otro

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nombres insomnes y hermosos se queman en el silencio, en el espanto de la noche.

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Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo pasa a ser mi universo, el credo que se nutre; la aromática lámpara que alzo estando ciego cuando junto a la sombras los deseos me ladran. Roque Dalton

Coloquio de pequeños mundos internos.

Inquietante, absoluta, llena de un vacío de palabras porque el aliento se desgasta, cuando la ternura se desangra entonces, queda solo ese dolor agrietando el recuerdo insoportable que nos habita.

Y el olor se convierte en sombras, entre los harapos nocturnos cuando los fantasmas insondables invaden el universo inundados de pupilas ciegas, para regresar en círculos a la absurda cotidianidad ahogando la mirada en la inmensa nada ¡ existencia hecha de pasos que no retornan!

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¿Dónde está el peso mayor del estar allí en estar o en el allí? En el allí -que sería preferible llamar un aquí- debo buscar primeramente mi ser?

Bachelard A Rafael Melo Mendoza

Donde el sándalo se convierte en azul

Inasibles, en la sombra de un sueño sostenida en un espacio desclavado como si el desvelo fuese una página en blanco, en medio de este silencio lleno de ausencias sin atajos . que me faciliten, que me devuelvan esa esperanza pérfida.

Más allá de los limites impuestos por la luz retinas desatinadas se filtran por las celosías de la noche con

manos llenas de gárgolas hacinadas.

Mientras la lluvia.

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cae serpenteando grietas arrojadas al precipicio respetando el silencio, en ese espacio abierto donde el sándalo se sucede en azul. En una esquina del desapego, para morir cansada de tanto ser mujer aplastando el deseo de reinventarme entre armonía de flautas y guitarras.

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Pero el amor... esa palabra [...] JulioCortaza Rayuela

Este ocaso impetuoso que me deviene

Ceñida a la intemperie de la espuma entre perlas grisáceas y amores de zaguán cincelando a destelladas, sin tapujos buscándome en otras huellas, para decirte que ya no eres imprescindible

Este amor de trastienda, que aletea todavía que se extiende por mis mundos internos provocando cansados sueños de insomnio.

Tenue rescoldo del atardecer, vértigo en medio de la nada, y este mal sabor del alma, ¡Nadie puede curarme mis tristezas!

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Esa palabra, sí, esa palabra que se coagula en la garganta como un grito de ámbar ¡Mírala, ay, tócala! ¡mírala ahora! José Gorostiza

Palabras que ocultan sombras

Si es que intuyes acaso mi presencia, en el latido secreto de las pequeñas cosas o en los retazos rotos de un espejo es que me busco en el rastro de tu espuma adormilando sensaciones estériles en el calor incierto de tu piel.

Entre diálogos de papel mojado hay palabras que ocultan sombras, cuando las silabas resbalan mientras escribo entre silencios de manantiales, adelfas y jazmines.

Somos tan distantes, que solo podemos tocarnos con artificios con dedos ávidos entre sombras descosidas en una calle de miradas.

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Mi soledad está hecha de ti. Lleva tu nombre en su versión de piedra, en un silencio tenso donde pueden sonar todas las melodías del infierno; camina junto a mí con tu paso vacío… Olga Orozco (No hay puertas)

Inventario de silencios

Envíame un inventario de todos tus silencios quiébrame en la redondez del espacio, entre arboles atávicos cabálgame frágil y feroz como alquimista con la sutileza de los sabios.

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“… de tu caduco ser das mustias señas, con que con docta muerte y necia vida, viviendo engañas y muriendo enseñas”. Sol Juana Inés de la Cruz

Este mundo desnudo de inocencias

Este mundo que he inventado que es tan mío porque yo misma lo pinto lo escribo, lo esculpo y lo redimo con locuras.

Este mundo donde el amor surge desnudo de inocencia como un enigma agazapado en los labios donde se desarropa el alma.

Con símbolos y signos como la propia ternura, tan fuerte y tan eterna como la piedra que todavía llora.

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Pero

al pasar de los años,

aún no he perdido mi ruta, amarrada a mi puño todavía mantengo mi esencia, y sigo siendo, ese amor desnudo de costumbres.

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Truena en la mística dulzaina la gema tempestuosa y zaina, la brujería de tu "sí". Mas, cae, cae el aguacero al ataúd, de mi sendero, donde me ahueso para ti. Cesar Vallejo( Lluvia)

La muerte dulce nos espera Me inventaré yo misma para siempre entre historias del pasado y el presente, y en amontonadas esperas de silencios te convocaré ahuecando el sentimientos a lugares intangibles, donde el deseo se atreva.

Aspiraremos entonces, el humo de alguna mágica hierba y quemaremos las naves como en los viejos tiempos.

Entre el rumor perdido donde se cuela la niebla por laberintos viciados y esa fragancia sin nombre que todavía recuerdo.

Entonces, se detendrá el tiempo, Como las aguas inmóviles de un mar inmenso,

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y entre un gemir de violines alcanzaremos entonces los dos la muerte dulce‌

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Y la sed, mi memoria es de la sed, yo abajo, en el fondo, en el pozo, yo bebía, recuerdos. " Alejandra Pizarnik

Entre diálogos No se si soy esa foto arruinada por el tiempo en el que nunca estuve, acaso una luz muy alta en una noche que echa raíces o en el olvido, que no se puede olvidar.

Es esa forma extraña de dialogar del mundo externo con el mundo que abre la calle al sol para que nada sea cierto donde quizás

vibramos en otras vidas muy cerca

y en un concierto.

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Se olvida sobre el mar, el mar cerrado, el mar, solo en la noche, envuelto en su gran soledad, el hondo mar agonizando en vano... Idea Vilariño.

Ese insoportable tiempo callejero El tiempo ese ingrato insensato deshizo nuestras propósitos, soles impotentes y esta lámpara seca demacrada que soy.

Carezco de recursos para reconstruir lo que fuimos no queda materia viva soledad, caminos tenebrosos inexperiencia, riesgos en los rincones eternos de los siglos.

He vuelto desde allá dejando la brisa enamorada de mis aires desde tan lejos sigo intentando ser a la luz de la impotencia incorporada a esta vida

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donde las flores gritan sus nostalgias

No he querido romper con los espejos que de tarde en tarde guardan silencio sin paragua alguno

Me debato ante mis dudas empapada de azahares por las noches regreso de tejer cada segundo que pasa, ando descalza, cargando desasosiegos tan grandes.

He llorado desnuda en la profundidad de un vuelo ante los ojos de un reloj sin tiempo que insistentemente me tortura con su voz y su eco de tic tac envuelto en el lamento de los años.

Ese insoportable tiempo callejero en el que la piel va muriendo al unísono con los fuetazos de las horas

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Una imagen distinta respondía evasiva a la mente, ofreciendo, escondiendo la expresión inmutable, la companía fiel en cuerpos sucesivos Luis Cernuda

En el silencio palabras desvalidas tocan el vértigo

En el más absurdo de los silencios, yacen las palabras guerrilleras, abatidas sin pudores, cohibidas de si mismas a la espera de esa musa de acuarela.

En el silencio, el sonar estrecha los sentidos cuando las palabras desvalidas tocan el vértigo entre espejismos de ausencia.

Sumergidas en un viaje de ensueños, derraman su dolor como sinfonía apagada sobre la majestuosidad de la distancia, tratando de borrar verdades que como mundos se cuelan sin permiso.

Es la palabra trunca, suspiros que se apagan entre el fango y la inmundicia, 44


es el aroma de la dicha, hecha de hilachas, vencidas, abrumadas, sin tregua cuando se multiplica el desarraigo.

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Si preguntan por mí… diles que apagué el fuego, dejé la olla limpia y desnuda la cama, me cansé de esperar la esperanza y fui a buscarla. Beatriz Zuluaga.

Espejismos de ausencias

Como una sombra agazapada, a la espera entre ternuras desandadas llueven todas las grutas del silencio en el recinto viscoso donde el amor se oculta.

Tanto me acosan tus recuerdos Encarnados, como polillas ebrias con sus manos sudorosas, dejan sus huellas tratando de borrar indomables distancias.

Espejismos de ausencias pueblan mis sueños obsesiones inconscientes , truncas palabras atisban tu sombra en el rostro del tiempo.

Es el olvido que mengua los recuerdos soledad enmarañada que se despeina indefinida , lúcida cúpula de alabastro

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mientras se recrea en la boca del viento fugada la nostalgia.

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Invadida de tristezas con su terco afán

¡Ay! ese mirar callado, ese olor desmadejado de tristeza en este anden de ausencias temida sensación de calma.

Culpas que se escapan secuestrando la mirada sin tapujos, sin estribos con su terco afán sin decencia, que aniquila

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Desde aquí, solitario, sin ti, te escribo ahora. Estoy sin ti y tu vida de mi vivir se adueña. Yo quisiera decirte que en mi pupila mora tu figurita tan leve como la luz pequeña. Carlos Bousoño.

Para no perder tu imagen.

Aunque sé que es incierto que te toco hurgando el rastro de tus caricias últimas déjame vivir esta ilusión aunada a ti cuando el tiempo herido por la espera se eterniza Y el todo se reduce a una levedad.

Ya no queda más fuerza que un simple aliento aún sostenido todo perece en la laguna del desolado olvido menos mi amor por ti.

Cierro los ojos para no perder tu imagen como un tronco talado por el tiempo con mis manos voy acorralando susurros abrazadora , sin descanso , me pierdo en esta destejida brisa indomable.

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Buscando, buscando, halló, en efecto, acurrucado entre los pliegues calientes de la sábana, Marcel Proust

Espanto de la noche. Tupidos ramajes de auroras de madreperla sombras que azulean delgados hilos de luna veteada conciencia que en el profundo oscuro del absoluto invade y

llena el vacío de palabras

como un sueño que puebla mis mundos teñidos de violetas marcado por un infinito de manchas relucientes.

Espanto de la noche, en la que busco las palabras que te describan pero la prisa muere al atardecer, en el entresijo de otras calles de miradas

Inquietante, absoluta voy llenando el vacío de palabras como simples incensarios que la primavera agita cuando el aliento se desgasta por la espera, en esa imaginería breve del deseo

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