Revista Momento Diciembre 2021

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Entrevista

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Editorial

L Revista Momento ahora o nunca Número

168 XIv Año

www.revistamomento.com.mx

Portada: Federico Ríos Macías

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legamos al cierre de 2021, un año aun con muchas dificultades. Para Revista Momento fue grato regresar con la versión impresa, gracias a nuestros clientes, suscriptores que anhelan tener su revista en papel. Cerramos el año con dos reportajes donde se recopilaron más de diez entrevistas; por un lado el Albergue La Sagrada Familia a propósito de su aniversario número once, el cual celebraron el pasado 19 de octubre y en conmemoración también del Día Internacional del Migrante este 18 de diciembre. Este espacio ha atendido más de 60 mil migrantes desde su apertura. El Alberge es refugio temporal para todos los migrantes que pasan por la ciudad de Apizaco; reciben comida, estancia, ayuda jurídica, psicológica y de salud. Este trabajo retrata el origen, su funcionamiento y quienes están al frente de este espacio. Además de contar algunas historias de migrantes de lo que padecen al pretender alcanzar el sueño americano. Por otro lado presentamos De Cotorreo en Cana un trabajo del Centro de Inserción Social de Tlaxcala (Cereso) derivado un programa de Desarrollo Cultural para la Atención de Públicos Específicos 2018-2019. Generar cultura desde cualquier espacio contribuye. A veces dudamos pero créame toda acción tiene una reacción. Un programa de radio llamado Detonación Vital de Hip Hop, logró llegar a la Cana como le llaman los internos a la cárcel. Ellos querían ser escuchados a través de la música y lo lograron. Después de contactar a Miguel Minor, productor audiovisual, lograron producir un CD de diez tracks entre: rap, corridos y un spoken Word. El resultado además del producto en físico es confirmar que el proyecto les cambio sus días a los internos en un lugar donde pareciera no hay vida. A pesar de los retos que usted y yo tenemos no se comparan con los escenarios de nuestro contenido por un lado migrantes dejando sus países, arriesgando todo para tener una mejor calidad de vida y por otro reclusos cumpliendo condenas por faltas que no nos corresponde enjuiciar. Desde aquí acompañamos y abrazamos esos, suyos, tuyos, nuestros procesos esperando sean livianos y llevaderos. Que 2022 tengamos lo suficiente para seguir construyendo.

Directorio DIRECTORA GENERAL Marisol Fernández Muñoz COORDINADOR DE REDACCIÓN Yassir Zárate Méndez DISEÑO GRÁFICO Y PUBLICIDAD Arturo Vázquez Muñoz FOTOGRAFÍA Federico Ríos Macías SUSCRIPCIONES Alejandro Fernández Muñoz COLABORADORES Juanita Aguilera Dalia Sánchez Dávila Horacio López Muñoz Cristina Figueroa Oswaldo López Sánchez Vanessa Quechol Mendoza Leandro Emmanuel Alemán Hernández Vanessa Castillo Pérez Momento ahora o nunca. Revista mensual, Diciembre 2021 Editor responsable: Marisol Fernández Muñoz. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04 2009–021117565 700–102. Número de Certificado de Licitud de Título: (en trámite). Número de Certificado de Licitud de Contenido: (en trámite). Domicilio de la publicación: 16 de septiembre No. 200 Altos 3 C.P. 90300, Apizaco, Tlaxcala. Tel: (241) 418 3258 241 418 3258 www.revistamomento.com.mx Distribución: Revista de Tlaxcala S.A. de C.V. 16 de septiembre No. 200 Altos 3 C.P. 90300, Apizaco, Tlaxcala. revista.momento.tlx@gmail.com Imprenta: IMPRESORA Y EDITORA INFAGON: Calle de la Alcaicería No. 8. Col. Zona Norte Central de Abastos C.P. 09040 México D.F. www.infagon.com.mx


Contenido

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Albergue La Sagrada Familia, una iniciativa creada desde una comunidad organizada

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De cotorreo en Cana

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La vida en gris

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Proyecto de vida y prosperidad.

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Sopa de perejil

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Reportaje

Albergue La Sagrada Familia, una iniciativa creada desde una comunidad organizada

Autor: Elva Ramírez Cortés

| Fotografía: Federico Ríos Macías

C

on apenas once años al servicio de la comunidad migrante, el albergue La Sagrada Familia de Apizaco, Tlaxcala, ha atendido a más de 60 mil personas que buscan llegar a los Estados Unidos, destaca el director de este sitio, Sergio Luna Cuatlapantzi. El albergue atiende a migrantes en tránsito que provienen de Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Panamá y Honduras.

Un acto de solidaridad

El 4 de diciembre del año 2000, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 18 de diciembre como el Día Internacional del Migrante, y recomendó la protección a estas personas por parte de los países integrantes y la obligación de los estados para garantizarla. Sin conocer esa iniciativa, los sacerdotes José Antonio Manilla y Ramiro Zárate Tónix, así como un grupo de apizaquenses que se preocupaban por proteger y ayudar al prójimo, fincaron un sitio de descanso para quienes soñaban con llegar a Estados Unidos. Así nació el albergue La Sagrada Familia, ubicado en una superficie de 400 metros cuadrados que hoy cuenta con recepción, cocina, dormitorios, sanitarios, ropería, oficina jurídica y de psicología, además de un área común donde se imparten talleres y se ofrecen los alimentos. Visionarios de la primera década del año 2000, y de enorme calidad humana, trascendieron a través de la Casa que resguarda historias, asiste humanitariamente a quien lo solicita y garantiza sus derechos humanos. La inmensa responsabilidad de cumplir con lo antes mencionado está en manos del director Sergio Luna Cuatlapantzi, así como del representante jurídico y sacer6

dote Elías Dávila Espinoza, quienes coordinan al grupo de profesionales integrado por Marcela Guarneros, Jesús Silva, Valeria Lorety Barrientos y Guadalupe Polo. Todos ellos abrieron las puertas del albergue al equipo de la Revista Momento, que durante dos días constató la asistencia humanitaria que brinda a los migrantes. Ahí también escuchamos historias de algunos migrantes que nos compartieron sus experiencias en este viaje por buscar una mejor calidad de vida.

Suma de esfuerzos

“El 19 de octubre de 2010 abre sus puertas. Digamos que ese es el momento fundante de esta casa. Más adelante, en el 2011, se analiza la necesidad de que este proyecto comunitario se institucionalice, teniendo una asociación civil y una figura jurídica que respalde sus acciones; es así que se acude al obispo de aquel entonces, monseñor Francisco Moreno Barrón, para proponerle que el albergue La Sagrada Familia fuera acogido finalmente como una obra social de la diócesis de Tlaxcala”. Menciona Sergio Luna Cuatlapantzi. El director del albergue “La Sagrada Familia” refiere que “este albergue surge como iniciativa de la organización comunitaria y para nosotros es fundamental no perder de vista este origen y cómo se articula a través de iniciativas de diversas personas, grupos e incluso instituciones”. A decir de Luna Cuatlapantzi, en los años 2006 y 2007 la diócesis de Tlaxcala, consciente del paso de migrantes por esta ciudad desde décadas atrás, determinó instituir la Pastoral del Migrante, que en aquel entonces coordinó el padre José Antonio Manilla, quien era sacerdote de la parroquia de La Misericordia; él fue uno de los actores


Reportaje que empezó a coordinar la ayuda humanitaria en Apizaco y en el estado. Luna Cuatlapantzi resalta que “hoy día, el padre José Antonio Manilla es parte de nuestra asamblea de socios y él recuerda que cuando llegaban migrantes a la parroquia, trataba de darles atención, buscaba espacios en hoteles e incluso a locatarios del mercado que les dieran alimento”. Él fue uno de los actores importantes que inició con la asistencia, desde la pastoral social de la diócesis de Tlaxcala. El director del albergue agrega: “En este proceso de integración de La Sagrada Familia se ubica a la migración de origen y tránsito, porque era una problemática que aquejaba a la comunidad y que debían ser atendidas. Entre los años 2000 a 2004, el padre Ramiro Zárate Tónix, ahora en la parroquia de Santa Úrsula Zimantépec, y en su momento el sacerdote Armando Rodríguez, que estaba en la iglesia de Atlangatepec, se acercaron más al fenómeno migratorio de expulsión

en esta región y alrededores. Estamos hablando de los años 2005 y 2006”. Estos dos sacerdotes crearon a través de sus propios espacios procesos organizativos para atender la problemática. Así, el padre Ramiro impulsó con grupos parroquiales de Santa Úrsula y Apizaco ayuda humanitaria. En ese entonces participaban vecinos de la colonia y de la ciudad, que proporcionaban alimentos, ropa, zapatos; incluso algunas personas albergaban a los migrantes en sus casas. Luna Cuatlapantzi destaca que antes de 2010 prácticamente la migración era un delito, ya que ameritaba cárcel, porque todo individuo que ingresaba irregularmente a México, al ser detenido podía ser encarcelado por esa falta. No había una Ley en la materia en ese entonces y era una constante que las personas migrantes fueran acusadas de alguna otra situación.

Pastoral social

A decir del actual director de La Sagrada Familia, “el padre Ramiro Zárate fue muy comprometido y con una capacidad de articulación con diversos grupos y formó un equipo de jóvenes vinculados a los procesos de la Iglesia. Algunos de ellos ya tenían experiencia en la pastoral de migrantes, entonces ligada a la Universidad Iberoamericana campus Puebla, a través de su Instituto de Derechos Humanos “Ignacio Ellacuría”. Quienes trabajábamos en aquel lugar habíamos acompañado ese proceso organizativo desde el año 2000 y hubo un instante en el que el párroco convocó a todas estas personas para proponer el establecimiento del albergue, para que diera respuesta a sus necesidades. Todos vieron favorable el momento y así la institución de nivel superior aplicó un sondeo en la zona, a fin de conocer las expectativas de los vecinos de la colonia sobre la aprobación del refugio. El resultado fue que había condiciones para la instalación de la Casa del Migrante”.

Más de 60 mil migrantes de varias nacionalidades han sido atendidos en este centro humanitario de Apizaco 7


Reportaje

Los impulsores de la fundación lo hicieron movidos por la fe y el compromiso social, sostiene el director del albergue y precisa: “Monseñor Francisco Moreno Barrón vio con buenos ojos la propuesta y es así como la asamblea de socios se integra por sacerdotes de la diócesis y por laicos que en aquel momento contribuyeron en esta institución”. Para 2012, el padre Elías Dávila Espinoza asume la coordinación del albergue desde la diócesis y la representación legal, tras el lamentable deceso del sacerdote Ramiro Zárate Tónix. Pero los cambios siguieron, asienta Luna Cuatlapatzi: “Soy director desde hace seis años. Llegué en 2015 y en ese entonces asumí la dirección con muchos retos, debido a que el lugar llevaba cinco años funcionando y era una casa que surgió en 2008 y 2009 de manera improvisada, ante el paso de migrantes. Las instalaciones requerían de atención; ya había crecido un equipo de trabajo, pero siempre este tipo de iniciativas requiere de recursos para poder sostenerse. El albergue contaba con ingresos económicos sumamente limitados”. 8

“Al lado del padre Elías Dávila Espinoza nos propusimos mejorar las condiciones en las que opera el centro. Mejoramos un poco la infraestructura, aunque sigue siendo temporal, porque en el largo plazo, lo que se busca es contar con un sitio adecuado para los retos que se enfrentan hoy en día, así como profesionalizar al grupo de trabajo y sostenerlo, que originalmente eran cinco personas. Hoy somos quince, se nos capacita y profesionaliza. Hay perfiles especializados como psicólogos, médicos y abogados que brindan sus servicios”, detalla el directivo. “Sabemos que el albergue se sostiene con medios y estrategias propias. No recibe financiamiento de ninguna institución de gobierno, ni de la Iglesia; digamos que eventualmente nos colaboran”, explica Luna Cuatlapantzi. “Sostener una infraestructura y un equipo que atiende a por lo menos ocho mil personas al año es un verdadero reto, porque implica recursos económicos para alimentos, servicios y también para respaldar económicamente al grupo de profesionales, aunque el albergue se sostiene de

Sergio Luna Cuatlapatzi, Director del Albergue La Sagrada Familia


Reportaje manera fundamental del aporte de voluntarios y voluntarias”, subrayó. “Hay muchos factores que influyen, ya que en 2017 y 2018 el flujo de migrantes se mantenía de manera considerable, manejable, diríamos, a la capacidad del albergue, pero en los últimos cuatro años se ha incrementado hasta este 2021, que es el máximo histórico en dos décadas. Incluso según las estadísticas nacionales proyectamos cerrar el año con más de 12 mil albergados, cuando en el pasado atendíamos a cinco o seis mil personas; estamos hablando de un incremento del 100 por ciento”, indicó el directivo. “El albergue La Sagrada familia, desde que abre sus puertas en 2010 y 2011, atendió hasta tres mil personas de manera anual; en 2012 se elevó un poco, había sido el año con mayor número de atendidos con seis mil 500. Después, de 2013 a 2015, se mantuvo con seis a siete mil albergados, siempre lo que digo es que estas cifras corresponden a los migrantes que logramos registrar en nuestra base de datos”.

De 2018 a la fecha, dice Sergio Luna que “se visibilizan constantes caravanas de migrantes en el país y el éxodo impacta en el albergue, pues registramos a más de ocho mil personas anualmente”. “Hasta ahora hemos enfrentado esos retos. Recordemos que otro factor determinante en estos 10 años ha sido el incremento de discriminación y criminalización de los migrantes”, añade.

Retos permanentes

Si bien en 2010, cuando surge la Casa del Migrante, eran menores las manifestaciones de discriminación a esta población, poco a poco se ha complejizado este fenómeno, pues también ha incrementado la percepción de que los albergados son un peligro o son delincuentes, y eso ha puesto en muchas dificultades al albergue, sostiene Luna Cuatlapantzi. “Ha incrementado también la violencia en contra de las personas defensoras de los derechos humanos de los albergues. Esto nos llevó en

La Casa del Migrante cumple su misión gracias a las donaciones de la sociedad tlaxcalteca

2019 a que el albergue fuera objeto de muchas agresiones y amenazas, al grado de que desafortunadamente sufrimos un atentado en nuestras oficinas. Nos quemaron áreas alternas en la iglesia de El Carmen; esa fue una situación que enfrentamos y pues a partir de ahí vivimos acoso y difamación por parte de algunos individuos que no están de acuerdo con este servicio”. El director de la Casa señala que otro reto que involucra al centro son las caravanas, porque saturan los refugios en todo el país, incluido este: “no hay que olvidar que los albergues de ayuda humanitaria, sobre todo vinculados a la sociedad civil, somos actores que contribuimos a la protección de los migrantes. Nosotros hacemos esta labor desde la conciencia social de ayudar”. Refiere que “no se nos olvide que, en la última década, el gobierno mexicano cuenta con una política de atención integral a este sector de la población y esta se restringe al control migratorio y a la deportación para disminuir el flujo de personas que llegan al país”. “Quien ha suplido este trabajo de proteger a los migrantes es la sociedad civil, sobre todo los grupos comunitarios; en México se calculan 150 los albergues que prestamos algún servicio, prácticamente somos las únicas instancias que actuamos humanitariamente a favor de estas personas, incluso a veces en contra del propio gobierno y de un desinterés de los gobiernos locales”. De acuerdo con Sergio Luna, cuando las caravanas transitan por aquí con 500, 600 o 700 personas, no hay capacidad en los albergues y hay una desatención de los gobiernos estatales y municipales. Y es que ningún albergue tiene los recursos suficientes para atender a todos y esta situación la han observado en los últimos cinco años, sin que el flujo se detenga. El albergue en sus once años de servicio ha contado con el apoyo fundamental de las distintas parroquias de la diócesis, que aportan su granito de arena con la recolección y donación de alimentos como arroz, frijol y ropa para proporcionarlos a las personas que se alojan. 9


Reportaje

Solidaridad continua y apoyo internacional

Sergio Luna reconoce el apoyo de escuelas, universidades y grupos de la sociedad civil: “las personas jóvenes, muchas de ellas dan su tiempo para apoyar al albergue y también es valioso para nosotros el respaldo de algunas agencias internacionales, como la Agencia de Cooperación de Noruega, Ayuda en Acción de nacionalidad española (sic) y la Agencia de Cooperación Internacional Alemana, que han contribuido en el mejoramiento de la infraestructura y la atención a víctimas de delito y de enfermos que requieren de una atención”. Para el director del albergue es satisfactorio que en los últimos años lograran el acercamiento con organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas, la Organización Internacional para las Migraciones y Cruz Roja Internacional, entre otras, que han contribuido al sostenimiento de este proyecto humanitario en Apizaco. Sergio Luna aclara que México, a diferencia de otros países, carece de zonas de refugiados. En todo caso hay un corredor humanitario; por ello, se pregunta qué pasaría con la población migrante si no hubiera este tipo de albergues. Cuántas vidas se habrían perdido, cuántos seres humanos quedarían a la deriva y qué sería de las familias que se ven migrando. “Lo que queremos comunicar también es que el albergue es un proyecto de la sociedad tlaxcalteca. Nos debemos sentir orgullosos como tlaxcaltecas que atendemos un fenómeno mundial y regional. No consideremos que estos albergues sean espacios de riesgo, sino todo lo contrario. La Casa es una manifestación de los valores que se fomentan en México y Tlaxcala, la hospitalidad y la solidaridad”. Y recalcó: “no vienen por gusto, no viajan porque no tengan qué hacer en sus países. Migran por necesidad y también por un derecho a soñar con una vida distinta. No podemos negarles ese derecho”. Sergio Luna señala que en esta zona no se tiene el mismo nivel de riesgo de violencia que hay en Vera10

Proporciona alimentos calientes, descanso, ropa, acompañamiento psicológico y jurídico cruz o Tamaulipas. “Eso determina el tipo de servicios que brinda cada uno de los albergues”. “Cuando el migrante llega en condiciones regulares a este punto, ha viajado de 20 a 35 días tras salir de su país. Ya pasó el sur, que es la parte terrible, [con] largas caminatas, secuestros, violencia de la delincuencia común, persecución de las autoridades migratorias, operativos y afectaciones tremendas a su salud, porque recordemos que vienen de climas generalmente cálidos. Nuestro clima es muy frío para ellos, entre otras circunstancias”.

Remanso en el camino al norte

La Sagrada Familia es una estación de descanso, de servicios para reparar fuerzas, por lo tanto, reciben a todo aquel que toque las puertas: hombres, mujeres, niños, mexicanos, extranjeros e incluso se atienden en menor número a individuos en situación de calle. “Debo decir que en el estado es

urgente una política y acciones concretas para atender a la población en estas condiciones porque no existen albergues temporales, comedores o dormitorios que atiendan dichas necesidades. La ciudad de Apizaco, siendo una de las más destacadas a nivel económico, no cuenta con esa infraestructura; por lo tanto, cuando la policía municipal o el DIF estatal atienden situaciones de este tipo no tienen donde albergarlos, entonces en ocasiones tenemos que recibirlos”. Los migrantes pueden permanecer hasta 48 horas en el albergue. Las excepciones se aplican a mujeres, niños, familias y las personas de la diversidad sexual, ya que requieren de más tiempo para planificar su viaje. Otro tanto ocurre si deben recuperarse de alguna enfermedad o quienes presentaron alguna denuncia luego de haber sufrido algún delito. Sergio Luna explica que se han diversificado los servicios: “el básico es la alimentación, de ahí entre-


Reportaje

gamos ropa que nos donan, zapatos que siempre son insuficientes. El descanso es fundamental. Cuando el migrante, llega desde que deja el último albergue, también los asistimos jurídicamente si quieren regularizar su situación, solicitar refugio o acceder a la justicia y se les proporciona atención de medicina básica, entre otros aspectos. En algunos casos los atendemos a través de la canalización con las instituciones”. “Prestamos asistencia psicológica, que es un servicio nuevo que estamos integrando a nuestro modelo, ya que sabemos que la salud mental es fundamental para todos y sobre todo para esta población que vive situación de vulnerabilidad, por ejemplo, para las mujeres, la atención se brinda cuando desafortunadamente han sido víctimas de violencia sexual”. “Además, damos talleres, charlas informativas de prevención de riesgos sobre masculinidades alternativas, porque aquí el 95 por ciento de las

personas que recibimos son hombres y de Honduras. Queremos ir, aunque sea limitadamente, contribuyendo a una cultura menos machista”. “Otra atención que tenemos es el restablecimiento de la comunicación con sus familiares, es decir, el albergue otorga llamadas telefónicas gratuitas, servicio de internet gratuito para que los migrantes estén comunicados con sus familias y esto reduce los riesgos de desaparición o de no localización y si desafortunadamente sucediera, la familia tiene mayores posibilidades de iniciar la búsqueda”. “Para aquellas personas que deciden no continuar su viaje y retornar, nosotros, en coordinación con el Instituto Nacional de Migración, les apoyamos para que sean devueltos a su país y vamos prestando ya algunos servicios más específicos”. Sergio Luna aclara que en la Casa no se promueve la migración, ni la obstaculiza “porque afortunadamente en estos espacios no se realizan

operativos de verificación migratoria. El Instituto Nacional de Migración (INM) no puede ingresar, salvo como lo determina la Constitución. Esa gran diferencia permite a los albergados descansar libremente, sin temores”. “Desde varios años atrás, La Sagrada Familia es parte de una red de albergues de la dimensión pastoral de la movilidad humana, que es coordinada por la iglesia católica mexicana. Tenemos reuniones regionales, nacionales e intercambiamos experiencias y servicios; desde el albergue de Palenque, Chiapas, por decir, el migrante sabe que en Apizaco hay un lugar seguro para descansar o que en Hidalgo encontrarán dos o tres”. “Les aportamos información, es decir, en el último albergue antes de este, en el de Tierra Blanca, Veracruz, les informan que en Apizaco encontrarán otra casa y los servicios que se les brindan, incluso si requieren un servicio específico, nos comunicamos entre albergues para informar: ‘Oye, va una persona con esta necesidad. Traten de atenderla o de alertar cuando hay una situación de riesgo para la población que reciben’. Hace un tiempo coordinamos acciones con el INM para localizar a una menor que desafortunadamente sus padres sufrieron un accidente, ya que cayeron del tren. La chiquilla de trece años quedó en el vagón y ellos estaban angustiados porque no sabían qué iba a pasar. Afortunadamente, al arribo de los vagones detectamos a la pequeña, la resguardamos y las autoridades hicieron lo conducente”. Luna Cuatlapantzi reitera: “Son ese tipo de acciones coordinadas que hacemos, por lo tanto, saben cuántos albergues hay y a dónde tienen que acudir, porque además la gran mayoría de los migrantes ya tiene experiencia de viaje. Hay quien lleva diez veces intentándolo, debido a que llegaron a cierto punto, los detienen, los regresan y lo intentan otra vez; por eso conocen a qué lugar llegarán”. De acuerdo con Sergio Luna hay un punto sumamente peligroso para los indocumentados, ubicado en Tierra Blanca, Veracruz, y en Puebla. Ahí frecuentemente los bajan del ferrocarril, 11


Reportaje nación, a los efectos del clima, está acostumbrado a eso, y de repente les cuesta asumir prácticas de cuidado”, sostuvo Sergio Luna. “Operamos durante el periodo de pandemia”, señaló el director del albergue, “el equipo de trabajo se enfermó, cinco integrantes salieron bien librados. Hemos tenido 10 casos de migrantes enfermos; sin embargo, solo dos fueron confirmados y afortunadamente se les apoyó para que salieran adelante y hoy están en sus países. El año pasado lo cerramos con 4 mil migrantes atendidos”. Finalmente, el director del albergue sostiene que las redes sociales posibilitan la recepción de víveres, ropa y donativos; además, permiten la difusión del trabajo: “Ninguna campaña va a lograr lo que logra el contacto directo con las personas. Esa es nuestra invitación, a que vengan a ver, porque en ocasiones nos formamos ideas equivocadas sobre la población migrante. A partir de lo que escuchamos nos formamos miedos, temores, e inseguridades y pues lo que decimos es que son hombres y mujeres como cualquiera de nosotros son padres, madres, maestros, profesionistas, albañiles y campesinos, buscando oportunidades de vida”.

los extorsionan, se cometen abusos sexuales, los despojan de sus pocas pertenencias e incluso les disparan.

La COVID-19: un desafío adicional

“Otro tema es el de la pandemia. Nadie en el mundo estaba preparado para enfrentarla. La epidemia obligó a las casas humanitarias a reforzar todas las medidas de higiene, en La Sagrada Familia decidimos no cerrar las puertas. Sabíamos, como lo dijo el papa Francisco, que una de las poblaciones más afectadas iba a ser la población migrante, porque ellos y ellas iban a quedar a la deriva, en situación de calle; sin embargo, muchos albergues en el país cerraron”. “En este albergue, al ser de paso, decidimos como equipo de trabajo mantenerlo con las puertas abiertas, con las medidas necesarias, aunque en un inicio fue todo un reto, porque la población migrante viene expuesta a la pandemia, violencia, discrimi12

Padre Elías Dávila Espinoza, Coordinador y Representante Legal


Reportaje o coyote que los traslada en vehículo. Argumenta que el refugio es una respuesta organizada de pobres para atender a otros pobres: “De hecho, no tenemos recursos de los gobiernos estatal o de los municipales, menos del federal”.

De voluntarios a asistentes humanitarios

Marcela Guarneros Sánchez, Cocinera

Cambio de perspectiva

El padre Elías Dávila Espinoza agrega que “este año cumplimos once años. En estos once años han pasado 60 mil hermanos migrantes. Hemos creado la conciencia en el estado de que el migrante es un agregado; hemos insistido en verlos como hermanos, incluso atenderlos como al extranjero. Eso implica quitarnos prejuicios, ideas en torno a que el migrante es violento y, sobre todo, fomentar el apoyo a la Casa del Migrante”. Dávila Espinoza señala que el principal reto es fomentar la cultura de respeto al migrante, ya que se le confunde con el drogadicto, el vagabundo o el delincuente, y también lo asocian con quien pide dinero en los semáforos. Contrario a esto, en la Casa del Migrante se ha concretado el refugio para algunos de ellos. Sin precisar cifras, Dávila explica que han trabajado coordinadamente con Casa Tochán, de la Ciudad de México: “aquí los hemos tenido, pero se opta por un espacio más seguro e incluso para la realización de trámites. Aquí somos

Guadalupe C. Polo Ramírez, Coordinadora de Ayuda Humanitaria

un eslabón de una gran cadena de ayuda. Se detectan a través de una entrevista cuando ingresan a la Sagrada Familia”. Por otra parte, se dice gustoso, porque a nivel municipal en Apizaco en este año se creó el área de atención a migrantes. “Para nosotros eso fue un gran logro, porque ya tenemos un interlocutor. A nivel estatal estamos buscando también concretar una acción similar y para ello estamos buscando al secretario de Gobierno, para que haya una coordinación en torno a la migración”. El representante legal de la Casa señaló que “nosotros tenemos paisanos en Estados Unidos y así como queremos que traten a los nuestros, nosotros debemos de tratar al migrante centroamericano, porque los haitianos pasan por otro lugar y es que son hermanos de color, de lengua y hasta de fe”. A decir del padre Elías Dávila, esta ruta es donde pasan los pobres de los pobres, ya que su único recurso es el tren, porque otros ahorran y contratan un guía

Marcela Guarneros Sánchez tiene 53 años y es la cocinera del albergue. Inicia su actividad a las siete de la mañana, sin la certeza de una hora de salida. En la Casa del Migrante se ofrecen alimentos calientes tres veces al día. De enero a octubre de este año se contabilizaron alrededor de 10 mil personas recibidas, lo que se traduce en más de 30 mil raciones de alimentos servidos en lo que va del año. “Yo propongo el menú para el desayuno, comida y cena de acuerdo con la existencia de alimentos. El primer alimento se sirve de 8 a 8:30, a muy tardar. Para el segundo servicio preparo arroz verde, guisado de tortitas de pechuga de pollo en salsa enchipotlada, agua de horchata y de postre una naranja; para la noche a veces damos arroz verde, ejotes con huevo y un pan con té”. “Mi vida ha cambiado desde que estoy en este lugar, al ver cómo llegan golpeados, mujeres con bebés y yo les pregunto por qué vienen y me contestan [que] por necesidad. También pido por ellos para que lleguen bien a sus destinos, que Dios los acompañe y les abra las puertas a donde quieran llegar”. Reconoce que la comida es posible gracias a las donaciones. “Los jueves, un banco de alimentos del estado de Puebla nos entrega galletas, pasteles y en ocasiones carne, salchichas, jamón, frijol y arroz; los viernes nos donan verduras o frutas”. Marcela Guarneros lamenta que en ocasiones las donaciones sean insuficientes, sobre todo cuando se trata de aceite, consomé y jabón. Jesús Silva Quintero, de 26 años, es egresado de la Universidad Autónoma de Tlaxcala y también forma parte del equipo de trabajo del albergue: “Llegué de suerte, porque fui a realizar mis 13


Reportaje

Jesús Silva Quintero, Voluntario

prácticas profesionales en la Técnica 2 y conocí a varias personas de ahí. En ese lapso conozco a Sabi y me invita a acompañarla a ser voluntario, porque ella es menor de edad. Yo pensaba muy diferente antes de entrar acá; yo decía que los migrantes no deberían de estar aquí y cuando ingreso me cambia la perspectiva. Veo que hay mucha humanidad entre ellos, mucha empatía, mucha colaboración. Me asombra eso y decido quedarme más tiempo”. Silva Quintero agrega que “es la experiencia sobre la humanización que viven las personas conforme a la unión. Me refiero, por ejemplo, a que ellos que están sentados y te ofrecen lo que tienen; no es como que digas es mío, yo me lo quedo, no. Es muy humano partir un pan y compartirlo”. Con apenas tres meses en la Casa del Migrante al momento de concedernos esta entrevista, reconoce que su perspectiva de vida cambió radicalmente, pues antes de ingresar al refugio asumió actitudes de discriminación hacia los migrantes: “de lle14

gar como voluntario me veo por más tiempo en el centro. Me han preguntado si me involucraría en la parte psicológica y he respondido que sí, pero también comenté que a mí no me gusta estar entre cuatro paredes y me gustaría organizar talleres y reuniones para concientizar sobre la liberación emocional de las personas, porque finalmente es un albergue de paso y se quedan con la carga. Eso es lo que quiero implementar y me han dicho que sí, solo que aún no hay recursos”. “Resulta difícil en el aspecto psicológico, porque la terapia lleva tiempo para la persona que realmente lo necesite, por eso lo quiero implementar. No podemos resolver todos sus problemas, pero mi aportación a ellos es escucharlos”, concluye Silva Quintero. Valeria Lorety Barrientos Velázquez, propietaria de una escuela de estilismo establecida en el municipio de Zacatelco, es voluntaria del albergue desde hace dos años. Ella traslada a sus estudiantes para brindar cortes de cabello. “Decidí ser voluntaria en el albergue para ayudar a nuestros hermanos migrantes, porque obviamente tengo la posibilidad. Ayudo con medicamentos, con comida o con lo que necesiten. En esta ocasión hacemos labor

social con nuestras alumnas de la escuela, que es algo maravilloso. Ellas aprenden la parte de la técnica y ellos no tienen recursos para ir a un salón de belleza; de ahí la idea de venir una vez a la semana para dejarlos guapos. Mi satisfacción más grande es observar la sonrisa de todos aquellos que pasan y decirles ahora sí ya quedaste listo para entrar a los Estados Unidos libremente. Siempre les digo a los migrantes que son guerreros y héroes, porque no cualquiera hace lo que ellos hacen”. Guadalupe Celeste Polo Ramírez, con apenas 25 años, está a cargo de la Coordinación de Ayuda Humanitaria de la Casa del Migrante. “Tengo un lustro en el albergue, llegué porque estudiaba Ciencias de la familia y realicé mi servicio social y prácticas profesionales en este lugar; posteriormente me incorporé a las actividades del albergue”. “Cuando llegué, no sabía de su existencia. Mi contexto cambia porque era un lugar muy chiquito con muchas carencias, pero respondía a las necesidades de ese tiempo. Atendíamos a grupos de migrantes muy chiquitos, que no pasaban de 30 personas; por mucho llegaban a 50”. “Los que ingresan al albergue son

Valeria Lorety Barrientos Velázquez Voluntaria, con sus alumnas de estilismo


Reportaje

registrados en una base de datos, se les lee el reglamento, revisamos quiénes salen y llegan, para no tener un sobrecupo. Algunos sólo solicitan bañarse o lavar su ropa. También pueden acceder a llamadas telefónicas de manera gratuita por parte de Cruz Roja Internacional. La organización paga el servicio para que los migrantes puedan comunicarse con sus familiares y la llamada puede ser de tres minutos en el albergue”. La coordinadora de Ayuda Humanitaria recuerda cuando inició el éxodo de migrantes centroamericanos: “Me tocó ver casos de chicas que sufrieron situaciones de violencia sexual en el camino y venían con su agresor. A veces no se animan a decirlo y les cuesta, a pesar de que se les puede ayudar. Se siente impotencia, porque rechazan la ayuda y prefieren continuar el camino”.

Historias de migrantes

Zamir es uno de los albergados que nos compartió lo vivido en el trayecto recorrido: “Tengo 22 años de edad (sic) y vengo de El Progreso, en Honduras. En esta casa le apoyan bastante a uno; la verdad la vida del migrante es difícil y complicada, aparte que se sufre, se pasan tempestades, hambre, sueño y cansancio. Aquí nos ayudan y nos dan ropa”. Lleva nueve días en Apizaco al momento de conversar con nosotros. Arribó de madrugada y no pierde la esperanza de alcanzar su destino. “Soy militar retirado. Allá fungí como sargento segundo en el escuadrón de defensa aérea situado en San Pedro Sula. Yo entré al país el 13 de enero, solicité refugio debido a que me amenazaron de muerte. Ya soy refugiado y hace dos meses mi mamá falleció. Bajé de Monterrey a hacerme cargo de los gastos fúnebres y ha sido com-

plicado ahora que volví a México por la Técnica que está situada en Petén, Guatemala, y cayendo en Tenosique, Tabasco. Los de Migración me agarraron, les mostré mi credencial y dijeron que no servía. No era así, porque yo ya estaba en el sistema mexicano. Me quitaron documentación privada y cédula y no me los regresaron. Estuve 15 días en Tenosique, después me deportaron a Honduras y ya regresé. Espero no me agarren. Mi destino es Monterrey para instalarme permanentemente ahí”. Viste una bermuda que evidencia una herida de bala en la pierna derecha, pero se dice satisfecho de que ha recibido la atención médica necesaria en el albergue: “Tuve un accidente hace nueve días en el área de Orizaba. Allá tomé el tren, venían dos amigos míos, pero ellos no lo pudieron agarrar y no los he visto. Parado en el vagón a mitad de camino, vi a unas personas; pensé que era Migración o [policías] estatales. Traían dos carros sellados color negro y bajaron unos individuos encapuchados y con armas de alto calibre. Yo volteo a mi izquierda, avanzaban a mí y me bajé del ferrocarril y dispararon. Yo corrí, dejé mis pertenencias, me metí entre un maizal y seguían disparando. Hicieron tres disparos, escuché los dos primeros, el tercero no lo oí. En terracería me miré el pantalón bañado en sangre por el rozón. Era una profundidad de dos grados. Una señora me auxilió, me desinfecté y me hizo dos puntadas. Cuando llegué aquí, les reporté mi caso, me atendieron, me dieron medicamentos. No tengo queja alguna”. “Mi gratitud a La Sagrada Familia. Se han portado excelentemente bien. Hay otras personas que no son así. Hay racismo, hay mexicanos buenos y los hay malos. Cuando uno sale del país es porque uno quiere superarse, salir adelante. El abasto económico está por los suelos, no hay ayuda. Buscar otro horizonte para ver más de allá de la nariz”.

Herlín Javier

Él es otro albergado en la Casa del Migrante. Su rostro refleja preocupación. “Mi esposa viene en la caravana. Nos 15


Reportaje

separamos porque habíamos dejado a mi hijo en el sur y un tío de él nos lo trajo, porque miró que el niño se puso bien triste y lo llevó a Tapachula, Chiapas. Ahora no sé si encontraré a mi mujer más adelante. Hemos hablado y ella dice que la espere aquí”. De repente, llora, suspira y dice que se acordó de su mamá, de nombre Deborah, que está enferma. Él es padre de tres hijos; la mayor tiene 18, la segunda 14 y el pequeño que lo acompaña y le da fortaleza es de 13 años. “Para mí sí vale la pena este recorrido a pie por montes; los moscos nos picaron e incluso solo comimos naranjas, mandarinas y cañas. Lo que encontramos en el camino”. “Nos agarró Migración por dos días. Nos trató bien y nos cuestionaron si queríamos continuar para arriba o regresar a nuestro país. Vieron que lloré por todo lo que habíamos pasado. Un oficial me dijo que me iba ayudar. Nos montaron en la perrera y llegamos a su oficina. Nos atendieron y llenamos una hoja; ordenaron que teníamos que ir a firmar todos los viernes”. Cabizbajo, señala que es la primera vez que está en “La Sagrada Familia”, que le han tratado con cariño y que quiere llegar a Estados Unidos para superarse, tener su casita y sostener a su familia. 16

Alexa

Ella es originaria de Honduras y vivió en carne propia el secuestro. Viaja con su familia. En esta entrevista, delata su tristeza: “Una experiencia muy difícil en México y aún no lo supero. Anteriormente nos agarró Migración muchas veces, pero ellos nos dejaban y continuábamos. La última vez nos soltaron en Coatzacoalcos, en la Casa del Migrante de aquel lugar; con la esperanza de encontrar un trabajo y sacar papeles, salimos del sitio y nos fuimos al puente de donde sale el bus”. El arribo a ese autobús fue el peor momento de sus vidas, porque varios hombres lo detuvieron y les solicitaron sus documentos. “Los agentes nos habían dado un permiso para transitar por ese estado, y les contesté que contábamos con un documento. No les pareció, se enojaron y sacaron sus armas; nos bajaron a todos, nos llevaron a una montaña y la verdad sufrimos mucho. Nos cobraban; por cada uno pedían 200 dólares, dinero que nosotros no teníamos” Alexa levanta la mirada y dice: “lo que puedo decirles es que uno confía en Dios y debido a que las dos bebés que llevamos con nosotros presentaban tos, uno de esos hombres nos dijo: ‘Prepárense, se van con las niñas para que las lleven a un hospital, porque pueden agravar’, y nos liberaron”. No miraron hacia atrás; solo co-

rrieron y se treparon al tren. No querían estar más en ese lugar y llegaron a La Sagrada Familia. “Es la primera vez que estoy aquí y les agradezco mucho. La verdad es que ahora que nos quedamos en este lugar, me sentí segura. Me siento tranquila, porque estoy adentro, me han dado comida, techo, vestido y hasta ropa, afuera nadie tiene algo seguro, se les agradece bastante por esta oportunidad”. “Partí hace 22 días y vengo de Honduras, de San Pedro Sula. Ha sido un trayecto difícil y complicado por los peligros, el clima y pagar allá en Francin Correa al cartel para que me cruce al siguiente pueblo. Esa situación es muy complicada, pero con la voluntad de Dios todo se puede”, nos confiesa Nixon Aldair. Este migrante fue quien ofreció la oración de agradecimiento por el desayuno que recibieron esa fría mañana de noviembre, los cerca de cien albergados en La Sagrada Familia, antes de saborear unas tortitas de avena acompañadas de sopa de lentejas, un vaso con atole de arroz y una pieza de pan. Estos son testimonios que se tejen todos los días en la Casa del Migrante, donde los actos de solidaridad son milagros para quienes se albergan por unos días en este oasis.



Reportaje

De cotorreo en Cana

Autor: Marisol Fernández Muñoz

| Fotografía: Federico Ríos Macías

“Amigos y parrandas, mujeres y tequila, canciones con mariachi, con banda o con marimba, esto ha sido mi vida y la vivo muy alegre, porque hago lo que quiero y morirme no me duele”.

A

sí canta Estrella, uno recluso del Centro de Reinserción Social de Tlaxcala (Cereso), durante el día del “Amigo penitenciario”. Ha pasado una semana de la presentación oficial de la producción discográfica que lleva por título De cotorreo en Cana. En ese disco se puede apreciar el talento de Estrella para componer e interpretar. Lo que empezó como una simple petición por teléfono a un programa de radio para que tomaran en cuenta a los reclusos del Cereso, acabó por convertirse en un proyecto apoyado por el Programa de Desarrollo Cultural para la Atención de Públicos Específicos, emisión 2018-2019. Miguel Minor Serrano, productor audiovisual, y José Enrique Paredes, productor musical, son dos tlaxcaltecas que coinciden a partir del hip hop con el sello Cypher Tlx y que llegan al reclusorio para dirigir el proyecto. El disco contiene diez canciones, que relatan emociones de dolor, arrepentimiento y violencia desde la cana, como le dicen los penitenciarios a la cárcel. Revista Momento entrevista a los productores y recoge los testimonios de tres reos que formaron parte de esta producción discográfica; los títulos de sus creaciones son “Interludio en la barra”, “Mañana” Y “Morirme no me duele”, este último un corrido, compuesto por Estrella. Con todas las medidas de seguridad sanitarias, Revista Momento ingresa al Cereso la mañana de un sábado, aprove18

chando que es el día del “Amigo penitenciario”, actividad implementada después de estar restringidos a consecuencia de la COVID-19. La idea es que obtengan recursos; por ello, invitan a familiares y amigos cercanos para que adquieran algunos de los productos elaborados en el internamiento, como bolsas, chamarras, cuadros, pulseras y artículos de madera, entre otros. En la entrada nos recibe Alfredo Valdés Sánchez, responsable del área educativa del Cereso de Tlaxcala. Después de pasar un registro riguroso, nos guían para ir a uno de los patios conocido por los internos como el dormitorio 6; en el trayecto se encuentran algunos puestos de venta de artículos. Uno de los internos nos ofrece cuadros de imágenes religiosas, que él mismo elabora. “Llévelo, ahí me va pagando poco a poco”, dice. El escenario de presentación aguarda con internos esperando la función, algunos preparan el sonido, el conductor, también penitenciario, hace pruebas para invitar a que se acerquen y escuchen. Del lado derecho hay familiares y amigos, algunos tomando alimentos en las islas de concreto ya instaladas en el reclusorio. Al estilo de mercado hay puestos con pequeñas lonas de cobija improvisadas para atajarse del sol; el evento es el pretexto para que otros se animen a cantar sus canciones favoritas: rancheras, baladas, norteñas y rap. El sol arrecia, pero no impide que la presentación dé comienzo.


Reportaje

Una producción discográfica inspirada en el hip hop desde el Cereso de Tlaxcala

Miguel Minor Serrano, Productor Audiovisual.

Los productores del CD

Miguel Minor Serrano productor audiovisual —¿Cómo te llamas y a qué te dedicas? —Mi nombre es Miguel Minor Serrano, soy originario de Nativitas. Soy productor audiovisual y estudié ciencias de la comunicación. —¿Cómo llega este proyecto a tu vida? –El proyecto de trabajar dentro del reclusorio de Tlaxcala con personas privadas de su libertad fue a partir de un programa de radio de hip hop que teníamos y que las personas de aquí lo escuchaban. A partir de algunos contactos, pudimos hacer esta conexión, primero de hacer unos talleres de producción musical y grabar unos episodios emblemáticos del Cypher Tlx. —¿Quién intervino para que este proyecto empezara? —En primera instancia yo intervine con las autoridades del propio penal. A partir de estar trabajando algún tiempo, las autoridades del Instituto Tlaxcalteca de la Cultura (ITC) se acercaron a nosotros, nos propusieron elaborar un proyecto con más impacto, tener un financiamiento para que el proyecto fuera más sustentable y

poder sacar algunas copias físicas con una producción más cuidada y pensada para la comunidad que está dentro del penal. —¿Con cuántos integrantes comenzaron este taller? —Empezamos con cinco internos y en la segunda etapa fueron once. El resultado fue de 10 tracks del disco titulado Cotorreo en Cana. —¿En cuánto tiempo hicieron este proyecto? —El tiempo record para hacer este proyecto fue de cinco meses, aunque estábamos trabajando constantemente con las propias autoridades del penal con otros proyectos, como La Voz Penitenciaria y se nos pedía que participáramos en la grabación y registro audiovisual de eventos importantes como pastorelas. —¿Imaginaste que trabajarías en un proyecto así en tu vida? —No. Siempre había querido hacer proyectos de incidencia social que impactaran en muchas personas y estar en un centro de reclusión nos da esa oportunidad de conocer muchos perfiles. Antes de lo que hicieron, o en dónde se equivocaron, son personas

y son humanos y tienen muchas aspiraciones creativas, y eso me motiva, pero no lo había pensado así. “El hecho de cómo me acerqué al hip hop no fue circunstancial, sino porque ya había trabajado tiempo atrás y eso le da otro valor al hip hop, no solo de acercarnos a la música, si no también qué hay detrás de la música, qué personas son las que lo escriben y cómo quieren que se les muestre como personas creativas para escribir un track”. —¿Qué fue lo que encontraste detrás de la música? —Nos encontramos con varias historias que relatan su proceso de llegar acá. Historias con problemas emocionales, trágicas, violentas, pero que a partir de la música han cambiado su conducta o han tenido un acercamiento diferente y es bueno encontrarlo. Saber que no todo es malo dentro de un penal, que realmente hay una reinserción social para las personas que están privadas de su libertad. —¿Conoces algún testimonio acerca de ese cambio que mencionaste? —Sí, hay algunos ejemplos que parten de enfrentarse a un papel en 19 19


Reportaje

Creaciones inspiradas desde la cotidianidad de los reos

José Enrique Paredes, Productor Musical

blanco y comenzar a escribir una canción. Quizá nunca tuvieron en su vida un acercamiento con el arte y la cultura y a partir de los talleres que llevamos a cabo, los convencimos de poder expresar lo que tenían dentro. Había mucha información, lo que había que hacer era dirigir lo que ellos pensaban y plasmarlo en una lírica o rima que se escucha ya en el disco. Por ejemplo, un spoken word que pudimos incluir y es otra parte igual del hip hop que no solo es incluir temas rapeados. “El rap es una corriente musical que ha dado pauta a otros géneros musicales y al mezclarlos producen otro tipo de discurso musical, y eso nos llama mucho la atención, la mezcla que hay entre géneros musicales y que al final también podríamos llamarlo hip hop, porque la lírica no se pierde; este ejercicio de escribir está plasmado en este disco, incluso en los propios temas que están ahí como un corrido, un spoken word y fragmentos de pláticas entre pasillos. Eso le da otro color al propio disco”. —¿Eres otra persona a partir de este proyecto? 20

—Sí, incluso el primer día que ingresé y escuché las propuestas que tenían, pusieron una memoria en una bocina con sus propuestas y cuando yo salí, sentía que la realidad aquí dentro era más dura que afuera. Cambió mi perspectiva de un centro penitenciario al momento de escuchar esas historias. “Desde ese día ha habido un compromiso, más allá de lo monetario, porque no es solo tener una retribución de nuestro trabajo, sino un compromiso con la propia sociedad e implica contextos muy diferentes como lo que es estar en cana”. —¿Hay algunos de los participantes que ya no estén? —Sí, por ejemplo, Sed y Lervy que eran parte importante del proyecto ya no están. En principio hubo una respuesta positiva del proyecto de la propia escena hip hop, porque había antecedentes de personas que rapeaban dentro del propio penal. —¿Qué sigue después de este resultado? —Hay presentaciones en otros penales. Hay una red de los propios penales en el estado de Tlaxcala que están buscando llevar actividades diferen-


Reportaje tes para que los reclusos se acerquen al arte y la cultura y creo que es el lugar donde tenemos que llevar el ejemplo de lo que se está haciendo en el Cereso de Tlaxcala para que se replique este proyecto en otros espacios donde también hay mucho talento. “También hay noticias de que en otros lugares del propio sistema penal hay buenos raperos y exponentes. Dentro del hip hop hay otros elementos como el grafiti. Aquí en este penal de Tlaxcala se hizo un mural donde participaron varios reclusos y esto también es parte del movimiento del hip hop. Creo que replicar este tipo de actividades va a tener un impacto positivo en muchas personas. —¿Cómo definirías el hip hop? —Comunidad. El hip hop es comunidad; si no hay comunidad, no hay nada. Hay artistas muy famosos, pero si no hacen comunidad, no llegarían a donde están. La organización a partir de lo comunitario como lo hicimos en el disco, representa al hip hop. —Algo que quieras agregar. —Que sigan a Cypher Tlx. Tuvimos

una buena experiencia con un documental corto que forma parte de una selección oficial descentralizada de la oferta cinematográfica del cine en el país y que tiene como particularidad que los realizadores son del barrio para el barrio. Realizadores de la periferia que muestran su trabajo que presentan estos proyectos. “Cypher Tlx es un sello que afianza más, que no está en un solo contexto, está abierto a todo público”. —¿Nos podrías compartir cual fue el premio que recién obtuviste? —Es el premio estatal de artes visuales, en la categoría de videoarte con el trabajo Lirica de la fertilidad y habla sobre el ciclo de la vida a partir de escenas observacionales, con audio original de la propia comunidad, pero con el impacto ambiental, en una de las zonas consideradas más fértiles del estado, que es el sur, de donde yo soy. Fue una propuesta conceptual, porque no cuenta con una narrativa como tal, sino que lo cambiamos. Espero y ya pronto puedan ver el material.

José Enrique Paredes, productor musical

—¿Podrías hablarnos acerca de ti? —Me llamo José Enrique Paredes, tengo 28 años, soy de la comunidad de Tizatlán, en Tlaxcala. Soy beat maker y productor musical. —¿Cómo te acercas a este proyecto? —Mi homie Miguel Minor me invita a realizar música, después de que le entregaran el proyecto. Me invita a realizar la producción musical. Así fue como me integro a su proyecto. —¿Cómo acompañas en este proyecto con tu trabajo? —Al principio, eran como cursos para acercarlos al hip hop. Después de conocer la rítmica y el género, fue como empecé a hacer canciones. —¿Qué fue lo que les enseñaste? —Lo que les enseñé fue a acomodar sus rimas, a impulsarlos para que trajeran sus temáticas; después fue tener una pista, encaminarlos y grabarlos como si estuvieran en un estudio. —De todo este proceso, ¿qué te impactó más? —Las historias y la entrega con la que lo hicieron fue lo que me impactó más, porque el entorno es algo turbio y al escuchar las sesiones y su rapeo, sentir la energía de lo que ellos querían canalizar mediante sus letras, fue impresionante. —¿Te hizo ver la vida de otra manera? —Sí, claro, tengo una experiencia extraña. Cuando veníamos a producir, en la noche soñaba cosas raras; además, escuchar las canciones por más de tres horas para la producción. Ahora valoro mucho lo que estamos haciendo afuera para venir y producir música. —¿Cuál era el objetivo con esta actividad? —El objetivo era que ellos se sintieran cómodos, y lo que quiero transmitir es que cada diálogo que les grabamos sea musicalizado. Por ejemplo, a un participante le hice solo atmosfera de sonido para acompañar un spoken word, que es poesía hablada. —Del disco producido, ¿cuál pista te ha gustado más? —Del disco tengo un top que me gustaron bastante. No en una especie de orden, pero sí por su contenido. El corrido canero y el spoken word dedicado a su mamá. 21


Reportaje —¿Cuál sería tu siguiente proyecto? —Para el siguiente proyecto me gustaría volver aquí y grabar fragmentos de guitarra, voces, lo digo como productor musical; grabar más diálogos, recopilarlo y llevar una carpeta para hacer más melodías e innovar. “Al platicarlo con Estrella, le comenté que quería hacer corridos ampliados con hip hop. Esto sería como el proyecto a futuro, al cual le metería más empeño”. —Algo que quieras compartir con los lectores. —Escuchen bastante el rap de Tlaxcala y escuchen el disco Cotorreo en Cana. Pusimos bastante empeño en este disco. Que lo escuchen y se den cuenta de la realidad que existe.

Interludio en la barra. Desde que estaba afuera me daba por escribir de lo que fuera Mi nombre es Giovanni N, tengo 32 años y soy de Santa María Acuitlapilco. —¿Cuánto tiempo llevas aquí? —Llevo dos años, tres meses. —¿Cómo sabes de este proyecto? —Hubo un concurso para cantar en karaoke y siempre había intentado la música, pero nunca me animaba, pero como dicen, no pierdes nada con intentarlo. Canté, me vio personal del Cereso y me dijeron que iban a venir unas personas a grabar un disco y que si quería intentarlo, y dije que sí; es así como escribo esta canción, que en un principio se llamaba “Eres un ángel”, pero el nombre final igual me gustó. —¿Recuerdas el momento en que la escribiste? —Sí, de hecho, fue como un agradecimiento a mi mamá. Cuando entré a este penal no sabía si alguien me iba a venir a ver, hasta que un día de visita, gritan mi nombre y no sabía quién era. Salgo y veo que es mi mamá. Desde ese momento empieza toda la historia, recordar todo lo bueno y lo malo que pasé con mi madre. Fue ahí donde me inspiré. —¿A partir de esa visita comenzaste a escribir? —De hecho, ya escribía cuando estaba afuera, pero no tenía algo firme. Escribía por escribir lo que me salía y lo que venía. Cuando andaba inspirado eran 22

letras de amor, de decepción. Ahora decidí escribir esto a mi madre, tantos años estar alejado de ella y demostrarle con algo que en verdad la quiero, que la amo y la admiro por todo el esfuerzo que hace al venir a verme. —¿Qué edad tienen tu mamá? —48 años; me tuvo a los 16 años —¿Eres su único hijo? —No, tengo dos hermanas. Una de 25 y otra de 13. —¿Por qué te sorprendió ver a tu mamá, cuando pensabas que no iba a venir nadie? —Porque yo afuera era muy alejado de mi mamá. Vivía a diez minutos de su casa y nunca la iba a ver; pasaban

dos o tres años y nunca la visitaba. Viví siete años en Puebla; de esos siete años solo la visité como tres veces y eso solo como media hora y me iba. Por eso cuando me detienen, nadie de mi familia sabía que estaba en el penal y hasta que me hablan por el día de visita, me gritan por mi nombre, me asomo y resulta que es mi madre. Me cayó de sorpresa. Ahí fue cuando me di cuenta que yo era el que estaba mal, por no acercarme con mi madre, por no decir: “¿Cómo estás, mamá? ¿Cómo te va?”. —De lo que describiste ¿hay alguna frase que te guste más? —Sí: “Eres mi hijo y siempre te voy a cuidar”. Me lo ha dicho muchas veces:


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“Eres mi hijo y estés donde estés, ahí voy a estar contigo” [con la voz entrecortada], se lo agradezco y estoy muy agradecido con la vida, por la madre que me tocó. —¿Qué emociones hay cuando escribes esta canción? —Pues muchas; son sentimientos encontrados. A veces me siento culpable por desperdiciar 30 años de mi vida afuera sin valorar a mi madre. Cuando entro al penal, me doy cuenta que estoy perdiendo tiempo valioso. Siento coraje, tristeza, qué pendejo soy. Teniendo una madre y no la supe valorar por las malas influencias, o por hacerle caso a otras personas, por quedar

bien con ellas. Ahora que Dios me da otra oportunidad, todo lo que hago, lo hago pensando en mi madre, que algún día se sienta orgullosa de su hijo. —¿Qué le dirías a tu yo en este momento? —Pues que no hay por qué desperdiciar el tiempo por tonterías. Hay cosas más grandes y sorprendentes afuera. Ya no la vuelvas a regar. A veces me sorprendo de las cosas que puedo lograr, sé que puedo lograr más. Me diría: “Ya no la vuelvas a regar, échale ganas”. —¿De cuánto es tu sentencia? —Aún no estoy sentenciado. Todo lleva un proceso. Si Dios quiere de aquí a un año ya estaré afuera, echándole ganas.

—¿Te gustaría regresar el tiempo? —No. No me gustaría regresarlo. Creo que lo que pasó, por algo pasó. Estos 30 años que estuve allá afuera hice, deshice, fui como quise, y siempre me preguntaba “¿quién soy?”. No sabía quién era. La cárcel a veces te vuelve de una manera mala, pero depende de uno. —¿Ahora si sabes quién eres? —Si. Soy Giovanni [llora], el que toda su vida se la pasaba riendo y no le importaba las cosas. No importaba si no tuviéramos para comer, aunque a mí me estuviera llevando la chingada. Ahora es al revés, es diferente, siempre voy a estar para apoyarlos; sea quien sea, quiero estar ahí para apoyarlos. Ahora sé quién soy; no es el Giovanni que andaba perdido, que no sabía qué hacer; porque cuando uno está joven, la riega; quiere hacer muchas cosas y termina uno haciendo nada. —¿Tu mamá ya escuchó tu poesía? —Sí, una de mis hermanas la descargó y se la mandé por audio. Mi mamá me dice que está bonita. Yo digo que está orgullosa de mí, [aunque] nunca me lo dice. Solo me dice: “Los quiero como son y nunca los voy a dejar”. —¿Qué es lo primero que harás con tu mamá cuando salgas? —Apoyarla. Ya no dejarla que trabaje mucho tiempo, a veces [yo] gastaba el dinero en tonterías, en cosas que no necesitaba. Algo que me ha enseñado la cárcel y que le estoy bien agradecido: la vida se vive una vez. Si uno no la aprovecha, no sabe lo que es vivir la vida. Quiero hacer todo eso que no hice en su tiempo. —¿Vas a seguir escribiendo? —Sí. No lo voy a dejar, lo hago por gusto. El otro día me decía una persona “¿Cuánto vas a ganar por el disco?”, y yo le dije: “No lo hago para un beneficio para mí, lo hago por gusto, no para recibir algún ingreso; lo hago porque me gusta”. Me gusta escribir, sacar lo que siento, a lo mejor lo que no puedo decir lo puedo hacer a través de una canción, sin que ella sepa. Y cuando lo haces por gusto, hasta lo haces con mayor empeño. Trato de hacer que mis creaciones se distingan y que sepan que son hechas por mí, trato de ser único y de no copiar a los demás. 23


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Morirme no me duele La música es lo mejor que me ha pasado.

—¿Cómo te llamas, que edad tienes y de dónde provienes? —Me dicen Estrella (PNL), tengo 53 años y soy de Yucatán. —¿Cuánto tiempo llevas preso? —26 años. —¿Cómo te enteras de este proyecto? —Siempre me ha gustado la música, el ambiente. Desde que era niño me llamaba la atención cantar, aprender a tocar la guitarra, pero no teníamos el recurso y no me podían comprar mi guitarrita, pero yo insistí, insistí hasta que en la secundaria me la compraron, y de ahí empecé a aprender. “Tenía 14 años cuando aprendí y me gusto más. Ya me acompañaba yo solito, aprendí más y más hasta que la dominé y me gusto más el ambiente de la música. Cuando recién llegué en el 95, me invitaron a participar en una rondalla. Me integré y hubo un concurso de rondalla y nos llevamos el segundo lugar. “Cuando me invita el amigo Miguel Minor, yo les comenté que solo cantaba rancheras, corridos, boleros de rondalla. Y me dicen que no importaba el estilo y el género, que lo importante era participar, que te apasione lo que haces. “Desde 2018 estamos trabajando en el proyecto y por diversas cuestiones no podía salir hasta ahora. Se atravesó la pandemia, cambio de directivos, se hizo muy lento, hasta que se hizo realidad. No fue muy fácil que digamos, porque tuvimos que improvisar muchas cosas”. —¿Como cuáles? —En esa aula que está ahí al fondo tuvimos que improvisar una casetita con cartones, forrada para que el ruido no entrara para poder grabar y si no quedaba a la primera, pues que a la segunda y que sigue la otra; sí cuesta grabar un track; no nada más vas a tocar y ya, lo bueno que sí quedó y les gustó. Me incluyeron en el disco en acústico. —¿A las cuantas quedó la tuya? —Como a la tercera vez, no fue mucho, al tercer ensayo y ya quedó. Dijeron “Esta es”, y se quedó. 24

—¿Antes ya escribías? —No, estando afuera era muy diferente, no había mucho tiempo para reflexionar, para pensar y aquí tenemos todo el tiempo del mundo para pensar, reflexionar durante la noche y como a mí me gustan las canciones; de repente me llega una idea y digo “Tengo que hacer una canción”, y poco a poco me empieza a llegar una inspiración. No crea que de momento llega todo completo, es por pausas, que una estrofa y al otro día otra estrofa. —¿Cómo se llama esa canción? —“Morirme no me duele”. Son vivencias que ha tenido uno. Por ejemplo, puedes hacer una canción respecto a la cárcel, pero necesitas inspirarte en algo, de alguna vivencia para poder sacar un resumen de lo vivido para hacer una canción, un corrido. Aquí muchos compañeros me han dicho: “Hazme un corrido”. Yo les digo: “Platícame tu vida, tu historial”, y de ahí nos

basamos para ver qué nos sirve, qué desechamos y qué agarramos para hacerla. He hecho varios corriditos de personas que han estado aquí. —¿Recuerdas el momento justo cuando escribiste esta canción? —Por el año 2000, porque yo caí en el 95 y ya más recientes en los años 2014, 2015, 2017. —¿Qué emociones estaban en tu mente cuando estabas escribiendo esta canción? —Sentimientos encontrados de cosas que te llegan a la mente. —¿Este proyecto te ayudó a inspirarte más? —Sí, porque es algo que te motiva a hacer cosas nuevas. A veces necesitas un empujoncito para lograr las cosas, porque sí tenemos la capacidad y la inteligencia y todo para hacerlo, pero nos estancamos. No tenemos quién nos apoye o quién nos impulse para decir: “Ahora sí voy a hacer lo que me gusta hacer”.


Reportaje

Proyecto apoyado por el Programa de Desarrollo Cultural para la Atención de Públicos Específicos emisión 2018-2019 “Con la llegada del amigo Miguel, a varios nos inspiró a seguir, a hacer más cosas y dice que más adelante va a tener más proyectos. Por mi parte yo estoy dispuesto para seguir, pero él tiene su género que es el rap y me dice no importa, el rap puede ser un corrido, cualquier estilo, el chiste es que uno se acople. —¿Ahora qué has escuchado el rap y el hip hop, te gustan? —Sí me gusta escucharlo, pero actuarlo como que no. Hacer una canción en rap no me siento en confianza, pero quizá practicando, nada es imposible; todo es cuestión de querer. —¿Alguna frase de tu canción que más te guste? —Sí, “Viví mi vida como quise hacerlo”, alegremente, es lo que me gusta ser, alegre, porque viví mi vida como yo quise hacerlo y morirme no me duele, estoy conforme y contento con lo que he vivido y con lo que he hecho respecto a la música, a cantar, a tocar y

como que sí me queda algo la canción, porque habla de lo que soy: alegre. —¿Esa canción está dedicada para ti? —Sí, prácticamente sí. Al principio le había puesto “El alegre”, pero ahora se modificó el título y quedó como “Morirme no me duele”. —¿Qué le dices a tu yo interior? —Que estoy satisfecho, contento, estoy bien conmigo mismo. Con la sociedad igual, que me ha dado la oportunidad de estar en este proyecto. Me siento contento, porque sí pude. —¿Te gustaría regresar el tiempo? —Si se pudiera, sí. Pero es algo que no se puede retroceder, lo vivido y lo hecho, hecho está. Estoy contento así como estoy, aunque sea en este lugar, pero estoy tranquilo con lo que he logrado. Mucha gente aquí me busca para cantar. Yo me siento contento; es más, hasta me desestreso, hasta me olvido que estoy preso. —¿Para ti que es la música? —Es algo que no se puede explicar. He

visto compañeros que han aprendido a tocar la guitarra y aquí les gusta y sobresalen. “La música es algo que te puede llevar lejos, siempre y cuando tú quieras. Para mí, la música es lo máximo, es lo mejor que me ha pasado. Yo tuve ese interés en la música, en mi familia no lo había y pude lograrlo. Mi papá me decía: “Tú qué vas a aprender, estás chamaco, no vas a aprender a tocar”. Pero yo decía que sí y a la larga sí se dio. Lo que no era posible, se hizo posible. Aquí estoy demostrando que sí, que la música es lo máximo progresando. —¿Tu guitarra es tu mejor compañera? “Sí, sin mi guitarra me siento incompleto, sin la guitarra siento que me falta algo. Para mí es lo máximo tener mi guitarrita, aunque me gusta mucho el acordeón, pero no tuve la oportunidad de aprender. —¿Enseñas a tocar la guitarra? —A los que me han pedido, pero no me han durado. Luego se rajan, dicen: “Es que ya me duele mi dedo, ya no quiero”. No me ha salido alguno que supere al maestro. No me niego, pero luego se aburren o no pueden, y ahí la dejamos. —¿Qué sentiste cuando escuchaste tu canción? —Alegría, estaba contento cuando me dijeron que el disco ya estaba terminado. Nunca me había pasado un momento así en mi vida. Se logró lo que se buscaba, escuchar la canción que me gusta. Se logró algo que no estaba en mi mente que se podía lograr, pero gracias al proyecto de Miguel y su amigo Henry, un sueño se hizo realidad —¿Te sientes una estrella? —No tanto que digamos, pero sí. Desde muy niño todo mundo me decía Estrella, Estrella, Estrella; en la escuela casi nadie me llamaba por mi nombre. —¿Algo más que quieras comentar? —Pues ojalá que nos sigan apoyando el señor Miguel y su amigo Henry en traer más proyectos musicales, participar más, dar a conocer más canciones que ya se escribieron aquí. No importa el lugar donde estemos. Se pueden lograr muchas cosas y con la ayuda de ellos que vienen del exterior, 25


Reportaje pues a echarle ganas. —¿Y morir no duele? —Pues si me toca una muerte dulce, no me duele.

Mañana El hip hop es un estilo de vida

—¿Cómo te llamas? —Delmar N —¿De dónde eres originario? —Soy de Chiautempan —¿Cuánto tiempo llevas preso? —Llevo 4 años, 4 meses y 7 días. —¿Cómo te enteraste del proyecto? —Me enteré por otro amigo que estuvo aquí, quien me comentó que iba a haber un evento, que íbamos a hacer unas canciones; en un principio era poesía lírica. Y ahí conozco a Miguel Minor y a Henry, que por medio del área educativa del penal los trajeron aquí. El otro amigo sí se sentía rapero y quería hacerlo. Yo no, yo fui como el colado del proyecto. —¿Cuándo conoces el proyecto, que es lo que te llamó la atención? —Yo crecí con hip hop, crecí en el ambiente, crecí en las pandillas, crecí en el entorno completo del hip hop.

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Porque aquí el hip hop no solo es la música, las canciones. Yo crecí con la onda de que en el hip hop se canta lo que se vive. No puedo contar de mujeres que no tengo, dinero que no manejo, carros que no tengo. Cuando me entero del proyecto me gustó. En Estados Unidos me sentía opacado, poca cosa, porque allá los niños de 10, 12, 15 años ya cantan, ya tienen una historia; porque esto es una historia y yo no tenía esa historia que contar. Cuando caigo en la cárcel, me doy cuenta que tengo una gran historia que contar, que es mi vida. —¿Qué es para ti el hip hop? —Es un estilo de vida. Comes hip hop, duermes hip hop, vives en hip hop; de hecho, hasta el estilo del slang que manejas cuando hablas tiene que ser del estilo del hip hop y solo lo encuentras en la calle, porque el hip hop es callejero de la vida real. —¿Cómo se llama tu canción? —Se llama “Mañana”. Esa canción me llegó a la mente porque estando preso aquí, me di cuenta que siempre he pensado en el homie del futuro [refiriéndose a sí mismo], no de unos años,

si no del mañana. “El mensaje de la canción es que estando en la cana, aquí puedes vivir de a padrino o de a perro. Cuando mi mamá me visitaba, me traía comida y yo quería que me trajeran los Jordan, las gorras, playeras. Tanto así que mi mamá en una ocasión me comentó: “Tú no ves la manera de irte, sino de quedarte”, y era cierto, porque quería mi pantalla, las bocinas, porque sentía que era como venir de vacaciones. “He tenido tiempos buenos y malos, me metí en problemas. Yo me aventé el turismo canido, porque andaba de dormitorio en dormitorio. La canción del mañana es como echarme porras y disfrutar lo que tengo; porque mañana voy a salir y pensando positivamente, tendré todo lo que alguna vez soñé y vivir todos los días como si fuese Navidad. Si la vida me da limones, pues hago una limonada; si la vida me da madera, pues hago unos mini homies. La canción del Mañana es una canción motivacional, porque mañana voy a salir, vivir, cotorrear”. —¿Recuerdas cuándo la escribiste? —Sí. La escribí pensando en el rapero


Reportaje

del futuro. Yo nunca pensé que en el estado de Tlaxcala te fueran a sentenciar por robar un taxi. Pensé que iba a ser como una regañada y ya, vete a tu casa, no lo vuelvas a hacer. Pero no fue así, me sentenciaron a 4 años 10 meses de cárcel. “El exceso de confianza me ha hecho llegar a donde estoy. Siempre lo tuve y me sentí más que los demás. Aquí en la cárcel le bajé mucho a eso. Me di cuenta que era prepotente, arrogante, mal plan, demostrando con hechos que era el mejor. Hoy no puedo decir lo mismo, lo mejor es estar afuera. —¿Qué le dirías a tu yo interior? —Sigue adelante, nunca te eches para atrás; estoy en el proceso de buscar una salida. Mi mamá llegó feliz un domingo y me dijo: “Adivina donde estuve ayer”, “No sé, mamá”, “Pues estuve con mi grupo favorito, pero no era el lugar, ni el grupo; estaba feliz porque sé dónde está, [con un profundo silencio y a punto de llorar, completa] sé que no estás golpeado, no estás

arrestado, no estás chocado. Sé que estás en un lugar seguro”. Le dije: “Sí, jefa, gracias. Yo también te quiero”. “Soy quien soy, porque todos los días le echo ganas. —¿Te gustaría regresar el tiempo? —No. Todo lo que ha pasado en mi vida es un aprendizaje. De lo bueno, de lo malo he hecho una historia que puedo contar. —¿Para ti qué es un homie? —Es un hermano, un carnal. Todos tenemos familia, pero la familia no la escoges y a lo largo de la vida el homie es tu compañero, es esa persona que tiene una empatía contigo: mismos pensamientos, mismas formas de pensar, les gusta la misma música, para mí el homie es un apoyo. —¿Cuál sería tu mañana ideal? —El éxito para mí no es tener dinero, mujeres, alcohol, droga; para mí el éxito es estar satisfecho con mi día, con lo que hago. Por ejemplo, el día de hoy le puedo decir que hago un muñeco de madera y no gano mucho; de

hecho, no gano nada, pero me divierto y en la noche me siento satisfecho. Me siento una gente exitosa. —Algo que quieras agregar. —Esto me dejó muchas experiencias que ni en las calles las tenía. Conocía el hip hop desde niño, pero nunca me sentí apto para hacerlo. Gracias a Minor y Henry, al área educativa del penal y al Instituto Tlaxcalteca de la Cultura. Yo les doy las gracias porque hicieron algo por mí que nadie había hecho. Fui portada de una revista, saqué unas canciones. “Creo que no puedo pedir más a la vida, esto no dejó dinero, pero me hizo el día, la noche, es más, me hizo el año. Es un proyecto que me llenó de gratitud”. “La verdad nunca pensé grabar un disco, que mis canciones formaran parte de este disco y que este disco saliera al público. Me dije: “Es proyecto de cana y lo de cana queda en cana”. Estoy completamente feliz de este regalo de un poder superior que hasta la fecha, nadie me había regalado”. 27


Artículo

La vida en gris Tomás Galicia

V

ine a París a buscar a Elena, la hermosa mujer de ojos enormes de la que me enamoré a primera vista. Solo que el tiempo pasaba sin sentido y nunca la encontraba. Pero ahora, ya sé lo que ha pasado. Lo he descubierto cuando bebía ese vino blanco que acostumbro a tomar con los vagabundos que viven cerca del Pont des Arts a orilla del río Sena. Con ellos he convivido desde hace tiempo. Fue Pierre el que me mostró las páginas de un viejo periódico donde por fin pude resolver ese enorme misterio de rondar sin rumbo por París. Pero primero dejen contar la historia de cómo llegué hasta acá. Mientras escuchamos al músico de este club de vagabundos, que se llama Remi y en estos momentos toca en su acordeón la canción que dice “Siempre fuiste la razón de mi existir…adorarte para mí fue religión” … mientras yo intento recordar lo que ha pasado. Recuerdo haber conocido a Elena en clases de francés, entré a estudiarlo porque amé este idioma desde que escuché el inicio de la canción francesa más famosa del mundo: Quand il me prend dans ses bras Il me parle tout bas Je vois la vie en rose… Algo tenía esa canción que hacía 28

que imaginara una estancia en París recorriendo el río Sena y quizás hasta yendo a poner un candado en el puente de los enamorados, el famoso Pont des arts con una hermosa mujer al lado y arrojando la llave al fondo del río como lo indicaba la tradición. Ya sé que sueño demasiado, pero qué le voy a hacer, soy escritor y guionista de obras de teatro. Pero para comenzar con el sueño, primero quise aprender el idioma. Así que entré al curso sabatino de la Alianza Francesa. Y ahí conocí a Elena, la vi llegar un sábado a las ocho de la mañana. Amé sus enormes ojos negros, su sonrisa delirante y jovial, pero al escuchar sus primeras palabras en francés, enloquecí por ella. Vuelvo a tomar un vaso de vino blanco, lo tomo de golpe para aceptar la realidad de lo que acabo de leer en el periódico. Remi ahora toca las notas nostálgicas de la canción “La boheme”, de Charles Aznavour. Las notas suenan nostálgicas y como dice la canción en sus estrofas finales: Montmartre parece triste y las lilas están muertas. A partir del primer sábado que conocí a Helena nunca falté a las clases y fui el alumno más aplicado. Aun cuando dividía la atención entre la maestra Emily y los ojos de Helena,


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después de la tercera clase comenzamos a ser amigos, salimos a tomar café, conocí a su familia y amigos cercanos. Hasta que tuvo que partir a estudiar su maestría a Francia. Ella se fue el 11 de agosto para ser exactos y el último sábado que la vi, mi corazón se rompió por saber que quizás jamás volvería a verla. Ahora Remi toca las notas de la canción “Aline”, su acordeón suena más nostálgico. Recuerdo la letra y estoy a punto de cantar la frase de: Y grité, grité que volviera. Y lloré y lloré y estaba muy triste… En noviembre cuando Helena cumplió años hablé con ella por teléfono, pude escuchar su voz después de mucho tiempo y pregunté si me extrañaba y ella dijo que sí. Además, platicó que extrañaría pasar la Navidad con su familia y sus amigos. Al terminar de hablar con ella, después de colgar el teléfono recordé lo que Charles Bukowski escribió: “Es Navidad desde finales de octubre. Las luces se encienden siempre antes, mientras que las personas son cada vez más intermitentes. Yo quiero un diciembre con las luces apagadas y con las personas encendidas”. Y yo solo quería un diciembre para Helena con luces apagadas y con ambos encendidos. Por eso vine a verla. Pero no fue posible. Jamás pude localizarla, intenté

llamarla sin respuesta, y solo he andado por acá, perdido y sin rumbo, hasta hoy que será Nochebuena. Entre todos los vagabundos nos hemos organizado para pasar la Navidad y Pierre me ha pasado el periódico hace unos momentos. Y he leído la noticia de que el vuelo 43476 que venía de México a Paris se ha estrellado en el mar y no ha habido sobrevivientes. En una nota al pie de página veo una foto con mi rostro que dice: “El mundo llora al escritor Juan Domingo Fernández” Remi ha comenzado a tocar esas notas de la canción que me hizo querer conocer París, y donde jamás he podido ver más la vida en rosa, ahora solo veo ese mundo gris en París rodeado de fantasmas como yo. Siento nostalgia por esas navidades en familia, rodeado de la gente que más amaba, me acerco al río Sena y cruzo el Pont des arts, entonces veo venir a lo lejos a una mujer. Es Helena, mi Helena, veo sus enormes ojos, ahora tan tristes, lleva un gorro azul sobre su cabeza, intento hablarle, pero no me escucha y la veo poner un candado sobre la reja, mira el rio Sena y derrama unas lágrimas. Veo escrito mi nombre junto al de ella. Cierra el candado y también sus ojos, mientras arroja la llave al fondo del río Sena y entonces el mundo no parece tan gris y yo vuelvo a ver la vida en rosa. 29


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Proyecto de vida y prosperidad. Autor: Psic. Cristina Figueroa Quirino Psicoterapeuta cognitivo-conductual Celular: 246 45 803 93

“Nuestro destino proviene en última instancia de los niveles más profundos del deseo y también del nivel más profundo de la intención. Ambos están íntimamente vinculados”.

L

a anterior es una cita del Dr. Deepak Chopra. El autor nos invita a través de varias de sus obras a encontrar nuestro potencial en la vida. Expresa que todos tenemos un talento único que nos brinda la posibilidad de extender y cumplir nuestra muy personal misión en la vida. Dentro de mi práctica clínica privada he tenido la oportunidad de escuchar a diferentes personas expresar contundentemente que “Ese era su destino”; personas realmente convencidas que por más que hagan esfuerzos para cambiar su vida, esta ya está escrita y no la podrán cambiar. Padre, padre e hijo, hijo, familia, niño, hombre A todas esas personas del día de hoy me propongo contagiarlos de optimismo y de una fe dirigida hacia el conocimiento de sí mismos. Todos podemos tener el estilo de vida

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que queremos y no solamente me estoy refiriendo a cosas materiales, porque la verdadera prosperidad se inicia dentro de uno mismo. Así pues, me estoy refiriendo a calidad de vida, calidad en relaciones personales, unión familiar, etc. En sí la prosperidad es una actitud, es una forma de pensar, es un sentimiento interno que existe dentro de todas las personas y que solamente es necesario en primer término “conocerlo” y en segundo término “despertarlo”. Una de las muchas maneras de despertar la prosperidad dentro de nosotros es precisamente conocer nuestra misión en la vida, poner en práctica nuestros talentos y utilizarlos para proveer a este mundo en el que vivimos de cosas positivas que generen al mismo tiempo bienestar, prosperidad y abundancia a todas las personas que nos rodean. Te invito a recapacitar si tú el día de hoy estás utilizando tus talentos para ofrecer y dar positividad a tus semejantes y también te invito no solamente a dirigir tus esfuerzos hacia tu propia prosperidad, sino a la de quienes te rodean: ayuda (aunque sea en algo mínimo) a alguien más a incrementar su prosperidad y de esa manera estaremos construyendo una mejor sociedad.


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Receta

Sopa de perejil Chef: Juanita Aguilera Celular: 246 100 26 02

Ingredientes: 2 cucharadas de mantequilla 6 papas peladas y cortadas en cuadritos 4 dientes de ajo ½ Cebolla 2 tazas de perejil picado 2 litros de caldo de pollo Una pechuga de pollo deshebrada Una cucharada de consomé de pollo Pimienta al gusto

Procedimiento: Calienta la mantequilla y acitrona las papas. Licua los ajos con la cebolla y el perejil. Agrégalo sin colar a las papas. Déjalo refreír unos minutos. Aumenta el caldo y las pechugas, sazona con la sal, el consomé y la pimienta. Déjalo hervir hasta que las papas se suavicen. Y Ahora si a disfrutar de nuestro platillo Tu Chef Juanita Aguilera te desea una feliz navidad y un próspero año 2022 32





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