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Editorial
Revista Momento ahora o nunca
149 Número
Año
XII Portada:
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Foto: Malena Díaz
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s imposible no hablar del tema que nos tiene paralizados; Covid-19. Cada uno ya tendrá su propia versión que contar, por lo pronto nosotros les compartimos la historia de una tlaxcalteca que aún sigue en China, exactamente en la ciudad de Xiangyang donde su visita que iba ser de solo un mes se ha prolongado a más de 4 meses por los confinamientos que iniciaron en este país. Jessica Mackay es originaria del municipio de Apizaco y su gusto por viajar la ha llevado a tener las mejores experiencias de su vida incluyendo esta pandemia que quedará para historia de la humanidad. De profesión psicóloga pero interesada por la ciencia, pues justo un año antes era parte de la organización de los cafés científicos en el estado. Jessica nos comparte como vivió su cuarentena junto con su novio y su mascota, una gatita llamada te. Su preocupación no era el tiempo que el gobierno les había pedido estar encerrados sino la vigencia de su visa que era de turista. Otro de los temas de esta edición es un trabajo que se realizó el pasado dos de febrero del presente año en el municipio de Ixtenco; la bendición de las semillas que año con año se realiza en la misa dominical. Observar a los asistentes con sus canastas llenas de semillas, flores, piedras y ceras elaboradas de manera artesanal, nos invita a tener un momento de fe y de agradecimiento para las próximas cosechas. Los tiempos son difíciles, pero justo esto que estamos viviendo, nos enseña que tan importantes es el trabajo de los campesinos, quien trabaja para que usted y yo podemos comer. Mis pensamientos para que esta pausa nos permita hacer cambios de hábitos para cuidar la única casa que tenemos que se llama Tierra.
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Marisol Fernández Muñoz 4
DIRECTORA GENERAL Marisol Fernández Muñoz DIRECTOR EDITORIAL Carlos Avendaño Flores COORDINADOR DE REDACCIÓN Yassir Zárate Méndez DISEÑO GRÁFICO Y PUBLICIDAD Arturo Vázquez Muñoz FOTOGRAFÍA Federico Ríos Macías SUSCRIPCIONES Alejandro Fernández Muñoz COLABORADORES Juanita Aguilera Dalia Sánchez Dávila Miguel Ángel Hernández Gutiérrez Horacio López Muñoz Noemí Calderon Elizabeth Cornejo Cristina Figueroa Momento ahora o nunca. Revista mensual, Mayo 2020 Editor responsable: Marisol Fernández Muñoz. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04 2009–021117565 700–102. Número de Certificado de Licitud de Título: (en trámite). Número de Certificado de Licitud de Contenido: (en trámite). Domicilio de la publicación: 16 de septiembre No. 200 Altos 3 C.P. 90300, Apizaco, Tlaxcala. Tel: (241) 418 3258 241 418 3258 www.revistamomento.com.mx Distribución: Revista de Tlaxcala S.A. de C.V. 16 de septiembre No. 200 Altos 3 C.P. 90300, Apizaco, Tlaxcala. revista.momento.tlx@gmail.com Imprenta: IMPRESORA Y EDITORA INFAGON: Calle de la Alcaicería No. 8. Col. Zona Norte Central de Abastos C.P. 09040 México D.F. www.infagon.com.mx
Contenido 6
Confinada en China. Tribulaciones de una tlaxcalteca durante la pandemia
23 La bendiciรณn de
las semillas en Ixtenco
30 Adaptaciรณn conductual 34 El papel de la nutriciรณn en la COVID-19
36 Hogaza de pan con quintoniles
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Confinada en China. Tribulaciones de una tlaxcalteca durante la pandemia Autor: Yassir Zárate Méndez | Fotografía: Jessica Mackay
And I and all the souls in pain, Who tramped the other ring “The Ballad of Reading Gaol” Oscar Wilde
C
onfinamiento, cuarentena, resguardo. Desde hace tres meses, estas palabras nos machacan una y otra vez todos los días. Son casi un mantra. Las escuchamos en los noticieros, las mencionamos en nuestras conversaciones cotidianas, y por supuesto las encontramos en Facebook, en Instagram, en Twitter, con su cauda de noticias falsas. Bienvenidos al más grande experimento social de la historia, del que somos cobayas involuntarios, pero de ninguna manera inocentes. En el Año de la Rata, según el horóscopo chino, casi la mitad de la humanidad ha tenido que replegarse a sus casas. Un enemigo microscópico ha puesto en jaque a nuestra especie: el SARS-CoV-2, un tipo de coronavirus causante de una nueva enfermedad: la Covid-19. La economía se tambalea; en muchos países los gobernantes han tenido veleidades tiránicas al amparo de la pandemia; y cientos de millones de personas la han pasado muy mal dentro de sus viviendas. Los casos de violencia contra las mujeres se disparan sin que nadie haga algo por ellas. Los muertos se cuentan por decenas de miles, principalmente en países con poblaciones envejecidas, como España, Francia, Gran Bretaña e Italia, que suman casi la mitad de los fallecimientos por Covid-19. En esos cuatro países, los adultos
mayores arrumbados en asilos y casas de retiro mueren acompañados por la soledad y unos cuidadores enfermos y llenos de miedo. El mundo ya había oído hablar de una enfermedad parecida: el SARS, acrónimo en inglés de severe acute respiratory síndrome, o síndrome respiratorio agudo severo. Originado también en China a finales de 2002, y con un periodo de transmisión que se extendió hasta mediados de 2003, el SARS es ocasionado por un coronavirus, característica que comparte con la Covid-19.
El año 4718
El 31 de diciembre de 2019, las autoridades chinas notificaron a la Organización Mundial de la Salud sobre la aparición de neumonías atípicas, responsables de varias muertes en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei. En aquellos días, China se preparaba para las fiestas del Año Nuevo, en este caso, para darle la bienvenida al año 4718. Esa celebración es parecida a la Navidad en el conjunto de los países cristianos occidentales o al Día de Acción de Gracias en Estados Unidos. Millones de chinos se aprestan a viajar para reunirse con sus familiares. Pero nada ocurrió como lo preveían esos deseos. Con la pandemia de SARS en el espejo 6
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retrovisor, las autoridades chinas ordenaron el cierre total de la ciudad de Wuhan. Simplemente nadie podría salir. Ante el crecimiento exponencial de los contagios, el siguiente paso fue el confinamiento de Hubei. Después, China entera se enclaustró. No querían una expansión descontrolada de la enfermedad, que para entonces ni siquiera tenía nombre. Aquí es donde entra la protagonista de nuestra historia.
Tribulaciones de una tlaxcalteca en China
A Jessica Mackay le gusta viajar. En su pasaporte están los sellos de las autoridades migratorias de Francia, Gran Bretaña, Japón y China. Originaria de Apizaco, Jessica es psicóloga social de formación, aunque los azares de la vida profesional la han llevado a dar clases en bachillerato. Pero ante todo, ella quiere ver al mundo en directo. Cosas del destino, hace tres años Jéssica conoció en París a su novio, un joven afroestadounidense que también se gana la vida dando clases; de esa forma trata de pagar los créditos
que adquirió para ir a la universidad, que es muy cara en Estados Unidos. Desde 2019, este joven trabaja en China, enseñando inglés a niños de entre cinco y 17 años. Hasta allá lo alcanzó Jessica para pasar las fiestas del Año Nuevo chino. Sin embargo, el coronavirus dictó una historia muy diferente. Revista Momento conversa con esta joven apizaquense, de figura esbelta y largo cabello lacio, que nos permite asomarnos al departamento que comparte con su novio en la ciudad de Xiangyang, además de una gatita de hermoso pelaje color arena. Desde la redacción nos enlazamos con ella vía Skype, para que nos relate cómo han sido estos días de confinamiento.
Una ciudad china
–Cuéntanos cómo es Xiangyang.
-Xiangyang vendría a ser como Tlaxcala a la Ciudad de México, así como un estado pequeño, una ciudad pequeña, pero una ciudad pequeña aquí en China es [del tamaño de] Ciudad de México. El transporte, la movilidad económica, el consumo, 9
la cantidad de centros comerciales es impresionante. Hay muy pocos templos ya. “En la ciudad vieja o antigua están los templos y las casas de los poetas, y todo lo demás son centros comerciales, enormes; puedes pasar un día entero o dos para recorrerlos. Es asombroso. Además, lo rápido que ha crecido. Es una localidad que en 30 años se convirtió totalmente en tecnología y en industria. A la gente todavía le cuesta un poco adaptarse a eso. Llegas a ver gente comiendo, como si estuvieran haciendo picnic, en medio de la banqueta. Es como de locos un poco”. Para hacernos una idea de las cifras de China, Xiangyang cuenta con 1.4 millones de habitantes. “Y es una de las pequeñas. La economía se dedica a tecnología y entrenamiento. Aquí la vida es de una gran ciudad, totalmente”, afirma. En tono humorístico, menciona que sus familiares y allegados en Tlaxcala le pidieron que les enviara productos chinos “de a tres pesos”. Pero esos no los hay.
–¿Qué esperabas ver y conocer en China?
–Esta es mi segunda visita a China;
lo que no logré en mi primera visita fue como más acercamiento con la gente. La primera fue un poco más turismo y adaptarme un poco a la situación. En esta segunda visita esperaba conocer un poco más a la gente, tratar más con los locales. Y así fue, gracias a que me conoce un poco más de gente aquí. Nos invitaban a reuniones, fuimos al festejo del Año Nuevo en el trabajo de mi novio. “Ya he podido ver cómo es la gente en China. Son muy amables, extremadamente serviciales. Y esa es la parte que más me ha gustado hasta el momento. La gente siempre te recibe con una sonrisa e invitándote de comer, igual que en México”. Ese paralelismo culinario se refleja, por ejemplo, en el aroma a anís que flota
en la calle o en el uso del ajonjolí. Huele o sabe a México, asegura Jéssica, quien a su experiencia como docente agrega tareas como editora de textos. Acota que ese primer viaje a China, en el de 2019, esperaba ver toda la tradición, los templos, las vestimentas de ese país. Sin embargo, la realidad fue muy otra. “Llegar aquí fue un shock bastante grande, porque la ciudad, la tecnología ha absorbido a la gente. Por una parte ves a los vendedores de campo, a chicas con ropa tradicional, en medio de grandes edificios, a los campesinos pagando todo con códigos QR, los templos y alrededor los grandes edificios, y aparte el caos. Hay demasiada gente, demasiado tráfico. Todo se mueve. Al
principio sí era estresante. Además, [está] el idioma. No entendía nada, no podía leer nada. Era analfabeta total”.
–¿Qué hiciste durante ese primer contacto con la cultura china?
–Dependía más de mi novio. No hablo el idioma. Aquí la gente habla muy poco inglés, ni el básico. Yo no sabía el transporte, no me podía comunicar con la gente. Era salir a la calle y ellos en su amabilidad te hablan y te hablan, y nada más sientes como confusión, porque te quieren ayudar, pero no le entiendes nada. “Las primeras dos semanas fue como de habituarme un poco a ver cuál era el transporte que me llevaba a la casa. Cuando fui conociendo, me aventuraba a salir sola y ya lo demás fue ir a conocer lo 10
que yo quería. Conocer los templos, Wuhan y las partes históricas de la ciudad, los palacios, las casas de los escritores, de los poetas, la parte tradicional. Es muy difícil encontrar esas cosas”. Esa primera visita duró un mes entero, el tiempo que las autoridades chinas permiten la estancia de los turistas. Y ese dato será una permanente fuente de angustia para Jéssica cuando llegó la orden de confinamiento, como veremos más adelante.
Una manera de ser
–¿Qué diferencias y similitudes encuentras entre México y China?
–En similitudes, y eso es algo que he intentado, ir a las grandes ciudades, [es que] siempre se mueven igual. Siempre son rápidas, siempre es el trans-
porte. La gente siempre va a lo suyo, tienes que ir a lo que vas. Una vez que entiendes cómo se mueve una gran ciudad, así se mueven todas, no importa de qué parte del mundo sea, así van todas. “En cuanto a diferencias, sí son muy grandes. La verdad me sorprenda la educación cívica que hay en China. Y en Japón también. La gente siempre está pensando no interferir con el otro. Son ciudades tan aglomeradas que la única manera que tienen para subsistir es no interferir en la vida de los otros. Es mucho el respeto, a diferencia de las ciudades latinas, que casi siempre somos más invasivos en el espacio y en todas las cuestiones. “En China y Japón lo que veo es que esa como reverencia de darte tu espacio, pero con el sentido de tener un orden. En Europa veo más que es como una cuestión más individualista, que es así de ‘Te doy tu espacio, porque realmente no me interesas mucho’. En México es como cada quien lo suyo, tengo que pasar a mi modo”. Las observaciones de Jéssica sobre Japón se apoyan en los dos días que pasó en Tokio.
–¿La conducta de la gente en China se debe al régimen comunista? –Tiene que ver la política, el régimen que tiene, de trabajar bajo un orden, pero también hay una cuestión de espiritualidad. Tú estás presente en ti mismo y no estás presente (sic), tanto con las demás personas. No estoy fijándo-
me en lo que hace mi vecino, porque llevo mi propio camino, pero sin interferir en el de él. Yo veo aquí esa cuestión espiritual, hasta en su forma de comer. O como ellos viven su religión; también tiene que ver con la armonía del cuerpo y de la distancia y de la presencia.
–¿El gobierno chino permite expresiones religiosas públicas? –Sí está un poco limitada
la situación por el conflicto que hubo con el budismo, pero más practican aquí el sintoísmo y el taoísmo. La prueba está en que hay algunos templos todavía dentro de las ciudades y la gente puede practicarlo. Por las noches, si sales a caminar, ves a la gente haciendo tai-chi en grupos, caminando en solitario haciendo movimientos del 11
tao o los ves con las esferas relajantes. Sea permitido o no, las personas buscan la manera de hacerlo. “Son extremadamente dedicados en cada detalle, pero es una cantidad exacerbada de desperdicio. De hecho, la ciudad donde estoy, en las calles, por zonas, hay bastante basura. En los días de la cuarentena, abrías la ventana y se
podía ver el cielo azul, cosa que no se había visto. Eso nos dice mucho de cómo está”.
El Gran Confinamiento
Esta segunda visita de Jéssica a Xiangyang comenzó el 3 de Enero. Veinte días después, las autoridades decretaron “el bloqueo”. Literalmente, Jéssica y su novio quedaron confinados en un departamento tipo loft de unos 30 metros cuadrados, donde está “todo corrido”: al recibidor le sigue la cocina y luego la recámara. “Pequeño pero suficiente para una persona sola”, aunque bastante complicado si los ocupantes son una familia con un bebé y una suegra, como es el caso de los vecinos temporales de Jéssica. “Imagínate en ese espacio. Yo no sé cómo pasaron la cuarentena ellos. Pobres”. El loft se encuentra en un edificio de 20 pisos, con cinco departamentos por piso. “Y así ves por toda China”.
–Cómo fueron esos primeros días de Enero, tomando en
cuenta que para entonces China ya había declarado la existencia del brote de esta nueva enfermedad.
–Esa es un poco la controversia, que, por una parte, efectivamente, empezaron a haber casos desde diciembre, pero como tal la noticia empezó a correr el 16 de enero y hasta el 23 se declara la contingencia. “Las primeras semanas de Enero, cuando llegué, no había ningún protocolo de sanidad; era la vida normal. La gente estaba preparándose para festejar el Año Nuevo. Había fiestas, cenas, como nosotros en Navidad, pero aquí de Año Nuevo. Mucha gente salió de vacaciones. Que fue también lo que pasó. Mucha gente, aprovechando las vacaciones de Año Nuevo, salió de China y se quedaron varados en otros lugares, porque la vida seguía normal, hasta el 23 de Enero”.
–¿Qué medidas tomaron las autoridades?
–La primera fue el cierre de las ciudades; ya no podías salir de ninguna ciudad. Se cancelaron los vuelos, los 12
viajes en tren, en autobús. Después fueron las cuestiones de protocolo, de utilizar la mascarilla, guantes. Salir solo a lo necesario; eso fue el 23 de Enero. “Para la semana siguiente se cerraron restaurantes y cafés; sólo quedaron abiertos los supermercados y nada más podía ir una persona por familia a hacer la compra. A la siguiente semana, como por el 5 de febrero, se cerraron los condominios. La gente común no podía salir de su zona de residencia ni hacer la compra. Las compras las hacíamos porque nos traían cosas a los edificios, donde podías bajar y en el lobby del edificio o a la entrada de tu zona residencial hacer tu compra de lo que llevaban las autoridades. Ya no podíamos ir ni al super ni a la farmacia ni a ningún lugar. Aquí la cuarentena fue absoluta. “Se formaron comisiones en todas las administraciones de las residencias, de los edificios o de los fraccionamientos. Coordinados con el go-
bierno mandaban alimentos para que cada vecino comprara ahí su comida, en la entrada de donde vivías”.
–Sí, tengo vista. Estoy en el piso 16, entonces puedo ver hacia la calle. No se distingue nítidamente, pero sí se ve.
–Hasta donde yo vi, [porque] ya no pude salir de mi departamento, el que salía era mi novio, pero donde vi, bien. La propia gente, los propios vecinos, si te veían por ahí te decían que usaras guantes o que no salieras. Ellos mismos aceptaron la medida. Después tuve noticias de que hubo protestas o que no estaban conformes, pero yo hasta donde vi, la propia ciudadanía era la que se restringía de hacer más allá de lo que les pedían.
–Tengo vista a una avenida grande; era impresionante sin un solo auto. Ni autobuses, ni taxis, ni nada. Normalmente ves los ríos de autos. Absolutamente nada. Frente a mi casa está el supermercado. Y lo mismo: nadie cerca, solo la gente que se quedó trabajando para enviar los alimentos. Absolutamente nada. “Además, aquí escuchas a la gente hablando en la calle, gritando. No se escuchaba nada. Cuando me decían que iba a terminar la cuarentena, me asomaba por la ventana, para ver si ya había un auto o si escuchaba a alguna persona. Cuando empecé a ver que había como tres autos circulando, me dije “Ya casi, ya casi”.
–¿Cómo tomó la gente estas medidas?
–En los medios occidentales se manejó que las autoridades chinas utilizaban drones para que sobrevolaran las calles, pidiéndole a la gente que se quedara en sus casas.
–En la zona donde yo estaba llegaban las autoridades y ponían el sello de que esa zona estaba en cuarentena, y que ya no podían salir. Así llegaba el aviso, o sea, de manera personal.
–¿Tu departamento tiene vista a la calle?
–Cuéntanos lo que veías a través de tu ventana.
–¿Qué sentiste al ver la ciudad así?
–Era un impacto… cuando bajé la primera vez y la persona de seguridad del edificio, como sabía que no 13
hablo chino, nada más me hizo así como “No” [Jéssica hace un gesto de “¡Alto!”]. Fue así como “¡Qué rudo!”. Y, bueno, ya me regreso a mi departamento y fue cuando me dije “Sí, no es otra cosa que prevención. No están atentando contra mis derechos, no están siendo agresivos”. Simplemente es una protección para ellos y para mí. Sobre todo para mí como extranjera. No les conviene que los extranjeros se enfermen y tener que enfrentar cuestiones de embajadas. “Y fue ahí cuando empecé a ver la cuestión de lo que te comentaba, la educación cívica de cómo la gente tenemos esa percepción diferente, para nosotros como americanos, y también para mí fue “¿Cómo que te dicen que no sales? ¿Cómo vas a obtener comida y quién te la va a traer?”. Pero ellos, mis vecinos, [estuvieron] totalmente ordenados, acatando y dije “‘Claro, ellos están más con el sentido de comunidad, que si te enfermas, enfermas a los demás y viceversa. Si
[hacer] la limpieza… Como te digo, es un espacio muy pequeño, somos dos personas, y pues aquí duermes, aquí comes, aquí cocinas. Pues [hacer] la limpieza, levantarte, limpiar lo de la gatita, pues también está la gatita. La limpieza. Luego cocinar. No tienes todos los alimentos a los que estabas acostumbrado, entonces darte ideas para cocinar, luego limpiar lo que cocinas. Fue básicamente estar a la Marie Kondo: todo el día limpiando, cocinando, y pues ya las pocas horas de más ocio, hablando con mi familia, leyendo un poco.
–No eras una prisionera, pero tenías prohibido salir a la calle. Esa es una paradoja más de este gran confinamiento, ¿no crees?
los demás se enferman, te enfermas’”.
–¿Consideras que eso es por idiosincrasia o por el régimen que tienen?
–Yo considero que, obviamente, es parte del régimen, parte de su formación, pero justamente entra la parte sicológica. Inicialmente, nosotros como seres humanos tenemos eso de obedecer a la autoridad para evitar el castigo. Pero conforme vas asimilando, haciéndote consciente de que eso es en tu beneficio, ya se vuelve parte de ti. Obviamente es parte del régimen, de tu educación social, pero ya lo has hecho tuyo. Y yo lo veía muy claro. “Un día subí a al ascensor, sin los guantes desechables, y me hizo así uno de los vecinos, como así es más seguro. No te imponen, pero te lo recomiendan y lo saben. Están conscientes de eso todo el tiempo. Y es parte de ellos”.
Los días encerrados
–¿Cuántos días estuviste confinada?
–Cuarenta y tres días sin salir absolutamente para nada a la calle.
–¿Qué sensaciones tuviste durante el confinamiento?
–La verdad sí estuve tranquila. La cuestión que me inquietaba era mi visa. Yo tenía que salir el 1 de febrero, porque mi visa expiraba. Eso era la parte que a mí más me preocupaba, estar básicamente de ilegal aquí, sin papeles. “Entonces empecé a contactar… Mi familia, mis padres allá en Tlaxcala, con [la Secretaría de] Relaciones Exteriores. Ellos me contactaron con la embajada de México aquí en China, pues ese era mi mayor estrés. Ya cuando me dijeron [que] es lógico que no se puede salir, se va a dar una extensión de visa, pues ya me relajé. Esa era mi preocupación. De lo demás, mi familia estaba preocupada. Me decían qué vas a comer, qué vas a hacer. Y yo les contestaba “De que me aburra, no pasa”. Mientras me den mi extensión de visa, yo estoy aquí con comida, estoy aquí tranquila, estoy sana. De aburrimiento no me voy a morir.
–¿Cuáles rutinas estableciste para sobrellevar el confinamiento?
–Algún día quería estar en un templo, 14
–No sé. Bueno, es que yo estoy un poco acostumbrada. He tenido una condición médica, [por la] que me ha tocado estar en hospitales por bastante tiempo. Yo decía, bueno, al menos en esta vez que estoy encerrada, yo puedo hacer las cosas por mí misma y para mí eso es una gran… ganancia.
–¿En qué más pensabas?
–Pasaba justamente eso. El asombro sobre la civilidad que tenían las personas. Pensaba las cuestiones políticas, las implicaciones que iba a tener, pero también pensaba que esto era un tiempo para mí, para alejarme de las cosas que no me gustan, para tener otra perspectiva, es como estar en animación suspendida, que puedes ver tu vida en otra perspectiva. Así como de verlo a distancia, qué es lo que está bien, qué es lo que no te gusta, qué es lo que extrañas.
–¿Alguna vez pasó por tu mente salirte a la calle?
–No, pues aunque quisiera, es un edificio. Bajando inmediatamente estaba el guardia que me hacía así [repite el gesto del “Alto”]. Dije, no hay manera. Y como tampoco veía la necesidad… si la gente está tan ordenada aquí, haciendo todo por estar bien, yo como por qué voy a venir a irrumpir un orden. Eso llegué a pensar también.
–¿Cómo es tu relación con los vecinos?
–A la fecha, en la ciudad donde estoy, al ser pequeña, no hay demasiados
extranjeros. Entonces les causa mucha curiosidad y te ven y eso, pero no se te acercan demasiado, pero mi novio ha vivido un poco más de tiempo aquí. Por ejemplo, con vecinos de pisos más arriba, que también tienen gatos, tuvimos intercambio de comida y de arena; con la vecina de al lado también tuvimos intercambio de algunos alimentos. Nosotros somos vegetarianos, nos mandaron huevo. Entonces le cambiamos huevo, ella nos dio galletas y bastante solidaridad.
–¿Tuviste alguna carencia o restricción de alimentos en estos días?
–Restricción de alimentos, no. Donde sí nos veíamos un poco complicados era en las cuestiones básicas del súper: jabón para la ropa, shampoo, cosas de baño. Todo eso pues no te lo proveen o te proveen lo básico, papel de baño y nada más.
–¿Allá también se dieron compras de pánico? –No. No, no, no. Creo que la gente no alcanzó a eso. Porque yo sí veía que aquí normalmente compran muchas cosas, pero no la… más bien la escasez de productos se vio cuando terminó la cuarentena y comenzamos a ir a los supermercados. Como no llegaban los productos, tú ibas al súper y lo veías vacío.
–¿Qué reportaban los medios de comunicación en esos días?
–La verdad es que tratábamos un poco de… [ Jéssica duda un momento en su respuesta y cambia el rumbo. Este es un rasgo que la distingue a lo largo de la
entrevista. Trata de recalibrar las contestaciones que da] porque nosotros, nuestras noticias, por el idioma, pues son más como internacionales. “Tratamos de alejarnos un poco de las redes, porque hubo reacciones bastante negativas en el mundo, pero de las autoridades locales pues siempre es el mensaje de ‘Estemos juntos, luchemos, lo estamos confrontando para seguir avanzando’. Siempre es como un mensaje de optimismo, de que vamos hacia mejor, y esa era la información oficial, de que estamos trabajando y todos lo estamos haciendo bien”.
–¿Alguna vez llegaste a estar encerrada tanto tiempo en condiciones similares, aparte de tu convalecencia?
–No. Mi máximo había sido estar en un hospital 21 días. El estar en el apartamento dije: “Bueno, pues ya superé mis límites al doble”.
La balada de la cárcel de Reading
Cuando Oscar Wilde acabó en prisión, luego de un escándalo que reveló lo peor de la alta sociedad inglesa, escribió “La balada de la cárcel de Reading”, un largo poema que, entre otros asuntos, describe los paseos que daban los presos por la cárcel del patio. Un fragmento de ese poema sirve de epígrafe a esta entrevista. Durante la última semana de la cuarentena que vivió Jéssica en el edificio de Xiangyang donde pasó 43 días sin ver la calle, los vecinos daban breves caminatas por un patio interior, 15
ubicado en el quinto piso. “Si bajabas veías a la gente caminando en círculos, alrededor del pequeño patio, sacando a los niños, como [diciendo] ‘Camina tantito y juega básquetbol’, pero dos o tres personas y se regresaban. Ya la gente tenía ganas de salir, pero se buscaba como las maneras [de hacerlo]”, rememora nuestra entrevistada.
–¿Por qué le cuesta tanto a la gente permanecer encerrada?
–Pues sí es una parte… y sí es bastante curioso… estamos en la era en la que tenemos Amazon, en la que tenemos Uber Eats, en la que parece que ya nadie quiere salir de su casa, y de repente, cuando te dicen que no puedes, entonces te desesperas. Es como ese choque, justamente. Tú lo haces por voluntad. Ah, pero que alguien venga y te diga que no lo hagas, entonces es como esa resistencia personal a, simplemente, negarte a lo que alguien más te lo dice, a las imposiciones.
–¿No te parece muy paradójica esta situación?
–Sí. Extremadamente. Todos dicen
“Ay”… Y de hecho, cuando salió Avengers [se refiere a Endgame, que puso fin a una parte de la saga de Marvel], la gente decía que fuera como Thanos, que ya no hubiera la mitad de la humanidad, como que este odio…, pero a la vez también hay como esa punto fatalista de la humanidad de querer desaparecer. Dicen “Ahora sí es el fin. Ahora sí ya viene”. Lo que pasó en 2012, que ya era el final del mundo, y ahora dicen “Ahora es 2020”. Hay como cierta tendencia a ser trágico, tendencia a la destrucción. Y como te digo, la resistencia. Está bien si yo lo decido, pero que nadie más me lo imponga.
–¿Qué fue lo primero que hiciste cuando pudiste salir a la calle? –Pues correr a las oficinas de migración para regularizar mi situación, que por cierto no me dejaron pasar. A la fecha no me dejan pasar, porque [para ingresar a] todos estos edificios, tienes que tener (sic) en tu aplicación de tu celular, que estás registrado, que no estuviste en un 16
hospital y que no estuviste enfermo. “Nosotros, al no ser ciudadanos, no estamos registrados, no estamos en esa base de datos. Pues esa fue la primera parte, ir ahí. No me dejaron pasar, entonces fue caminar por toda la ciudad. Fue cuando vimos las filas interminables en Walmart, en los supermercados, la gente formada para entrar a Walmart. No había otra cosa abierta”.
–¿Este manejo particular de códigos QR podría dar pie a actos de discriminación o atentar contra las libertades?
–Esa también es una visión que tenemos como occidentales, que lo vemos como discriminación, pero si lo entendemos de por qué es parte de que aquí se contuvo un poco más rápido la enfermedad; siempre que estás en una sociedad, hay un intercambio, hay un contrato social, se llama; tú cambias un poco de libertad a cambio de seguridad. Cuando entiendes esto de que ni modo, te toca dar parte de tu libertad, pero vas a estar seguro, en este caso de contener una enfermedad, lo aceptas.
–¿Te genera inquietud que tu situación migratoria en China esté en el aire?
–Bastante. Mi mayor fuente de estrés es esa, pero afortunadamente sigo teniendo contacto con la embajada de México. Lentamente me están dando los papeles; horita ya tengo un papel donde solicito la extensión de mi estancia aquí, les explico las razones. Hoy ya fui a la oficina de la Unidad de aquí. Ya me expidieron esa hoja para que me dejen pasar a los centros comerciales sin problema. Ya esa parte se está resolviendo, pero sí bastante frustrante por el idioma, por no saber cómo se maneja, no sabes qué hacer.
La filosofía del confinamiento
Más allá del ecuador de la entrevista, pedimos a Jéssica algunas reflexiones sobre las lecciones que nos ha dejado el confinamiento obligatorio. La primera pregunta de esta tanda irremediablemente está condicionada por lo que ella y cientos de millones han vivido: ¿qué es la libertad? “Para mí es poder decidir, poder
hacer algo positivo o negativo con tu vida, siempre y cuando no perjudiques a la del resto. Siempre hay ese límite. “Las medidas fueron las necesarias y sí se actuó con rapidez. El propio estilo de vida que se tiene ahora en China también ha ayudado a contener. El QR sirve para pagar todo. Eso ayudó a identificar a los contactos de las personas contagiadas. Para nosotros eso es el Big Brother”.
–¿Ese manejo de los datos no crees que vulnera la privacidad de las personas?
–Es un riesgo para la libertad, pero como te comento, es parte del contrato social. Normalmente las personas en Occidente también lo hacemos y de manera voluntaria. Todos subimos a Facebook qué desayunamos y dónde y con quién, y de manera voluntaria, pero la cuestión de que ya se haga y están viendo mis datos… pero si todos nos morimos por estar en el escaparate de las redes sociales.
–¿Confías en que lo que ahora estamos viviendo a raíz 17
de la pandemia traiga cambios para bien?
–Espero que así sea. Hasta el momento, infortunadamente no es lo que se ha visto. Vi cómo gente repatriada a Ucrania fue apedreada para que regresaran y no los enfermaran. “En México, en España también están rechazando a la gente que da servicios públicos, como enfermeras o gente que trabaja en el mercado. La realidad está siendo muy dura. Yo no entiendo esta parte de rechazar a alguien que está apoyando, como un médico o un trabajador de supermercado. Sí sería lo ideal, pero lo que se está viendo hasta el momento no está siendo así.
–¿Crees que el confinamiento llegue a afectar la salud mental de las personas?
–Más bien diría que debería de ser lo contrario, valorar la libertad que tienes, que tengas esa conciencia de que puedes decidir, que puedes moverte y de lo que puedes hacer. Para mi caso, desde mi perspectiva, sería lo contrario, pero no todas las personas lo viven de la misma manera (sic).
El día que regreses…
A la entrevista se une nuestra directora, Marisol Fernández, quien pregunta a Jéssica qué es lo que extraña de Tlaxcala y qué va a extrañar de China una vez que regrese a México. “Lo que más extraño de Tlaxcala pues es obviamente a mi familia, a mis amigos. Eso es lo que más extraño de Tlaxcala, y como tal también la tranquilidad de estar en tu lugar, en tu casa. Y de China voy a extrañar la comida; aquí encuentras bastantes fuentes de alimentos saludables y estilos de vida saludable, que no encuentro en Tlaxcala”.
–¿Qué es lo primero que vas a hacer cuando regreses a Tlaxcala?
–Lo primero será visitar a mis padres. Es lo primero. Y lo más probable es que hagamos alguna comida familiar, para celebrar los cumpleaños que me perdí. Ya me perdí el mío, me voy a perder el de mi papá, que es la próxima semana, el 28 de abril. Mi cumpleaños fue el 7 de marzo. Me tocó en plena cuarentena mi pastel.
–¿Qué hicieron ese día?
–Nada fuera de lo diferente [se le quiebra un poco la voz]. Ni pastel, ni pan ni galletas. Nada.
–Perdona que insista en este punto, pero podrías abundar un poco más sobre esa experiencia.
–[Responde con la misma emoción en la voz] La verdad sí estaba muy mentalizada a que es así, y tiene que ser así y estoy bien. Siempre a lo positivo. Estoy bien, estoy sana, estoy comiendo muy saludable. Sí me mentalicé bastante y supe que era así, pero también sé que voy a regresar a mi casa y voy a festejar con mi familia.
–¿Qué nos puede ayudar a sobrellevar una situación de confinamiento como la que tú viviste?
–Precisamente eso: ser consciente de que lo que está sucediendo o que estar en tu casa es por tu bien, para tu bien y para el de tu familia y los que están cerca de ti, y ver todo lo bueno que tienes en ese momento, si tienes tu salud, si tienes a tu familia cerca, si no estás en una situación ilegal. Todo lo bueno 18
que tengas en ese momento, valóralo. Tienes la oportunidad de cocinar, tienes la oportunidad de comer bien o de leer un libro, a lo mejor algo que no habías hecho en mucho tiempo.
–¿Tuviste miedo?
–No. Bueno, sólo mi situación legal es lo que me daba más miedo, que en ese sentido las autoridades sí son bastante estrictas. Por mi situación legal es lo que más me ha preocupado siempre.
–Esa situación qué implica. ¿Que te detengan y te manden a prisión o que te deporten de China?
–No, pues que me deporten sería como una buena parte. Ya dada la situación, porque siempre pensamos que el migrante es incómodo, y no pensamos en migrantes que están como yo, que no es negativo, pero no estoy por mi voluntad aquí. Pero sí, en el caso de que… yo había leído que es una sanción económica cuando sobrepasas tu visa de 30 días. Y dices, bueno, una sanción económica, hasta ahí, pero yo ya la sobrepasé por mucho. No sé cuál sería… básicamente la multa o la sanción ante esto. Hasta ahora me he relajado porque la embajada me dice, pues está el reporte desde cuándo es-
toy intentando legalizarlo.
–¿Cómo crees que hubieras vivido el confinamiento de haber estado en Tlaxcala?
–Esa es otra parte que ahora me imagino. Básicamente sé que estaría en mi casa, visitando una vez a la semana a mis padres, como normalmente hacía. Y hasta ahí. No habría cambiado mucho mi estilo de vida, a diferencia de estar aquí. Por eso, cuando me decían o cuando veo todos esos encabezados de aquí en la cuarentena y de cómo la paso y de cómo la vivo, no me hago la víctima, porque para mí no fue sufrir, fue un compromiso que tuve, pero como te decía, aquí no podías ni salir al supermercado ni a la farmacia. Entonces es cuando dices, de qué te quejas, estás en tu casa, con tu familia, en tu país, con tus papeles y con salud.
–¿Qué les dirías a las personas de Tlaxcala que se niegan a quedarse en sus casas, aunque no tienen la necesidad de salir? –Yo les diría que hay que ser conscientes de nuestra salud. Tenemos tanto el derecho de salir a la calle, como también tenemos el derecho 19
de cuidar de nuestra propia salud, y al no salir, no nada más cuidas al otro, te cuidas a ti y cuidas a tus padres, porque a lo mejor como joven no vas a tener una enfermedad tan riesgosa, como va a tener tu padre. “Ser consciente de que vivimos en colectividad y de que para detener un problema de salud pública, es eso, es público, nos compete a todos. Por una parte, más que sentirse obligados o mermados sus derechos, que sientan también que tienen el poder de parar esta epidemia, si te comprometes a no salir. Es el poder de tu decisión. “Hay que ser más empático con los que tienes alrededor, de valorar lo bueno que tienes, de saber que esta situación se va a solucionar si tienes el poder decisión y de colaboración”. Al momento de realizar la entrevista, el 23 de abril, a Jéssica se le había recomendado quedarse en China hasta finales de junio. Además, buscaba salir por Beijing y no por Wuhan, que fue el origen de la enfermedad, para evitar posibles contratiempos en los países donde haga escala. Esperamos verla pronto en Tlaxcala.
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El Cordero Feliz 20
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La bendición de las semillas en Ixtenco Autor: Daniela Escobar Fotos: Federico Ríos Macías
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o es casualidad que los santos y los días coincidan en estas fechas. Ni es coincidencia que los ritos nos recuerden nuestra similitud con las hormigas, quienes místicamente saben la ruta hacia su centro. Caminamos hacia el sol, somos animales y los animales saben que hoy bendecirnos con la mano izquierda, la materna, en los días de la tierra. Es dos de febrero, día de la candelaria en el calendario católico, y vamos camino a presenciar la bendición de las semillas en la parroquia de San Juan Bautista, en el municipio de Ixtenco, pueblo conocido por el valor que le dan al maíz, al campo y a la siembra. Pero aquí el día de la candelaria no es como en cualquier otro sitio. El niño Dios, como se le llama popularmente la figura religiosa para la población católica, puede ser el centro de la devoción pero no es lo único que llevan las manos de los fieles que se congregan en esta iglesia. *** Nuestro recorrido juntos empieza con un amanecer helado en Apizaco donde me esperan Marisol y Federico, quien hará la crónica visual de esta experiencia. La ropa que llevamos parece insuficiente para ese
frío y la promesa es que aumentará conforme nos acerquemos al sitio final donde se llevará a cabo este ritual que se repite puntualmente cada año desde hace generaciones, quizá desde hace siglos, tal vez antes de que los humanos lo hiciéramos nuestro. Sin embargo, mi viaje inicia desde la oscuridad. Desde un viaje en solitario antes del amanecer donde me siento manejar también por inercia hacia un punto de destino que desconozco pero que parece que mis ancestros me indican el camino. Quizá también me guía esa voluntad misteriosa que lleva a muchas especies a repetir la visita a sitios milenarios donde individuos de su especie han cruzado el planeta para llegar puntualmente cada tanto tiempo. Una vez juntos el recorrido es un camino ya trazado, magnético y doloroso. Por momentos dejamos de avanzar hacia el amanecer. Mientras hablamos de lo que podrá esperarnos nos detenemos a intentar auxiliar a un pequeño perro negro y blanco que yace sobre la carretera, parece recién atropellado. Levanta la cola como rogando que paremos, un último deseo al azar. Y al hacerlo parece que sólo esperaba no morir solo. No hubo remedio. Marisol lo quita del camino. Lloro. Sé que lloramos.
Me repito en la cabeza “los animales saben”. Quizá los días de nacimiento requieren de un sacrificio. Un círculo completo. Pero no hay más que hacer y continuamos.
El humo hará más blanco lo blanco
Llegamos a la iglesia poco antes de que comience la ceremonia. Mientras intentamos encontrar el mejor lugar para ser observadores, cada uno toma su camino y nos convertimos en algo más que testigos al tiempo que familias enteras empiezan a llegar y a llenar todos los espacios. Los ropones de los niños Dios hacen juego con los adornos de las canastas repletas de semillas; en este desfile, pequeños carros alegóricos en perfecta armonía natural cuelgan de los brazos de las personas que van entrando poco a poco y después rápidamente para este acontecimiento litúrgico, abiertamente pagano y católico. No hay familia que lleve a su niño solo, tiene que ir acompañado de esta canasta bien armada de las mejores semillas que han elegido guardar y llevar a este día sagrado. Podría ser que el verdadero protagonista es esta pequeña ofrenda o que ambos, representantes de dos mundos y dos cosmogonías distintas, son uno solo. Desde habas hasta coloridos granos de maíz, hasta garbanzos y piedras en pequeños recipientes rellenan hasta al tope las canastas también atavia24
das con flores silvestres. Lo que la misma tierra le da a estos habitantes; geranios que pueden crecer en cada esquina de sus casa, rosas de los rosales perpetuos que la abuela deja crecer de forma silvestre al lado de los ventanales, romero de sus jardines, romero floreando de sus campos; hasta flores más exóticas como acapulcos y lilís quizá compradas en una florería cercana; y piedras, pequeñas piedras grises que serán regadas alrededor de las nopaleras para las protejan de las plagas. Este es el desfile de los carros alegóricos más pequeños del mundo, pero también de los más vivos, significados y significantes; adornados de fe y de futuro; procesión que alimentará no sólo a cada familia sino a un pueblo entero, y quizá a un estado y, simbólicamente, a todo un país desde antes de que tuviera el nombre que ahora tiene y mientras el destino no nos alcance y lo suplante todo por un algo estéril. Alcatraces también acompañan habas, pepitas y frijoles. El hombre y la mujer tlaxcalteca no están hechos sólo de maíz sino de lo que crece de la tierra y florece, de lo que es cortado y se trasforma en acto mágico dentro de una cocina de leña donde unos cuantos trazos y retazos son parte de este contenedor danzante de liturgias. Las personas toman sus lugares en las bancas. Los espacios se llenan por completo y es necesario
incluso quedar de pie y desbordar el espacio. Nos convertimos en algo más que solo humanos que convergen. Los mismos seres que coincidimos en este templo ritual somos los que hoy formamos una mazorca humana cuyas cabelleras multicolores hacen la vez de maíz de carne, sentados en las bancas de la iglesia, parados después según indican los signos. Una configuración gigante hecha de cabezas cuyo colorido merecen un nombre tan único como el que los habitantes de Ixtenco saben dar. ¿Quién fue el sembrador que hoy cosecha esta configuración a la que por unos minutos pertenecemos los aquí presentes? ¿Quién pondrá nombre a la mazorca que desgranaremos al movernos y concluir el ritual sincrético que hoy presenciamos? Una vez iniciada la liturgia, la luz entra por los ventanales del templo repleto, y no hay nada más que luz, humo y canto. Allá arriba, cerca del techo, hay otro tiempo. Como en veladura, entra por las ventanas superiores y poco a poco se extiende y toca hasta el otro lado. Nadie parece extrañado por lo divino que nos sumerge. Se reconocería al extranjero por no saber su lugar exacto en el ritual del mundo. Quizá falta volver a conectarnos con la tierra para nacer nuevamente en lenguaje que nos transita de los pies hasta las manos que siembran desde el principio de los tiempos.
Omitimos el acto penitencial para pasar al canto de la gloria
Este es el momento que nosotros, semillas latentes, hemos estado esperando. Hay instrucciones precisas pero la inercia de la costumbre o de lo primigenio que habita cada persona congregada hace que no haya mayor confusión. La indicación es que las personas que vayan a recibir la bendición se coloquen del lado del pasillo. Extranjero todo aquel que no supiera el perfecto orden del ritual, el punto de los astros, el movimiento de las manos, el fingir asombro mudo entre los gestos. La iglesia está abarrotada de colores, aromas, flores, granos y personas abrigadas abrazando a su niño dios familiar para completar el sincretismo. La petición específica de fertilidad es acompañada de un coro y una orquesta. Y de alguna manera la configuración es posible; sin embargo, es preciso extenderla hasta el atrio, donde los congregados forman un ovillo para que el padre pueda pasar con cada uno a regar de fe las semillas que han llevado. Parecen entregados al orden del número dorado, al enfilado perfecto de los granos de maíz que también son y somos. De izquierda a derecha comienza la bendición. Desde las bancas más cercanas al altar, hasta salir y recorrer este ovillo para volver a entrar y continuar con cada fila del lado derecho. Número dorado en cada grano y en cada per25
sona que giran en la espiral natural del mundo. La luz se comparte a quien la pide aún sin palabras en el barrio de San Antonio. 40 días después del nacimiento de Jesús, la virgen María se purificó y llevó candelas para bendecirlas. Y, como nos cuenta el sacerdote en la liturgia de la palabra sobre el “sacrificio de la purificación de la madre”, María y José llevaron como ofrenda un sacrificio. Debían llevar un borrego para ofrendarlo pero debido a su pobreza sólo pudieron llevar un par de tórtolas. Tal parece que aquella luminaria vaporosa del centro del templo bajara por invocación para encender las velas. En un acto de evocación, el sacerdote, acompañado de los sacristanes, lleva la cruz alta y
los ciriales para convidar la luz, encendiendo las velas de cada persona que la aproxime. Muchas de estas velas han sido hechas y adornadas a mano por las mismas personas. El sincretismo está en cada acto de este día y de la ceremonia. La conversión al cristianismo en Ixtenco estuvo a cargo de los primeros frailes franciscanos que llegaron a nuestro continente. Esta evangelización inició en el año de 1529. La supuesta “idolatría” fue aparentemente desarraigada del territorio; sin embargo, en ese mismo año se acusó a Juan Coátl y a sus “fiscales” de prácticas paganas. Su destino fue trágico pero pareció sembrar una revelación que se convertiría en una mezcla teológica y cultural que hoy
da identidad al pueblo. El mismo sacerdote autoriza la unión ya autorizada por un pueblo que ha repetido este ciclo desde que los que hoy están aquí apenas eran simiente que venía en los canastos; desde que sus abuelos les enseñaron una pizca de Yumhu, la lengua originaria de esta región; desde que el exterior les enseñó a no usarlo frente a la otra gente. Hoy somos un todo, un ente ritualizado el día de la fecundidad, de la gratitud; el primer día de la siembra. Aquí lo sagrado y lo profano no pueden desvincularse. Es reiterado de forma literal en el evento eclesiástico. No hay sorpresa. Como si lo hubieran sabido desde el principio de los tiempos humanos. Como si esas palabras fueran direc26
to a lo primigenio del oído. “El hombre no puede estar dividido” reafirma el presbítero. Y yo pienso, “la mujer tampoco” al tiempo que escucho, con enorme sorpresa la palabra feminismo, y la escucho repetirse. “con la misma igualdad y dignidad” asegura el cura. Dependiendo de nuestras posibilidades, también tendremos que elegir entre llevar en el corazón un par de tórtolas o un borrego, como el sacrificio de María. Yo llevo un pequeño perro negro con blanco en el corazón.
Como en los días pasados, como en los años antiguos
Cuando termina la ceremonia religiosa viene la verbena que desde afuera ya se adivinaba con los primeros
gestos informales. Una verbena silenciosa a la espera de un banderazo para la pasarela que todos saben cómo vendrá, desde los que lo han experimentado por años, traídos por sus padres y abuelos y ahora trayendo a sus hijos y nietos, hasta los que lo viven hoy por primera vez. Los rituales de tierra parecen venir en nuestra memoria colectiva. Los fotógrafos malabarean la imagen, el discurso visual que no requiere discurso, que más bien se comunica en canto y en configuración ancestral. Estos fotógrafos no son ajenos al pueblo ni al ritual. Parecen conocerlo de tal forma que incluso manipulan el escenario y convierten en personajes hasta a las familias más entregadas a este día.
Mientras Federico, fotógrafo del equipo, es un testigo sereno de las formas, colores y gestos heredados de esta comunión de semillas, rocas, mujeres, hombres, niños, niñas, flores, palabras y fe. La gente explica, entre sí y a cualquiera que pregunte, la disposición de sus semillas con orgullo y paralela modestia, esa de quien se sabe siervo de la tierra y dueño de nada. A los más viejos se les da el paso, llevan canastas más grandes, elaboradas y ostentosas, como con temor y sabedores de ser los pocos y tal vez los últimos que presentan ante su Dios estos tributos únicos. Algunos fotógrafos que ahora también graban video les piden a los asistentes que cuenten un poco
sobre sus canastas, niños y semillas; al final, les piden sus nombres. Parecen hablarse en clave y responder a la perfección la solicitud que para ellos es parte del rito. Dicen palabras incontables en Yumhu que no descifro pero después entiendo. Es su nombre completo, el cual parece tener traducción o paralelo en su idioma originario. Es largo, indescifrable para quien no habita su pueblo y su espacio. Palabras que sellan el rito de esta bendición de las semillas. La señora Mikaela, una de las mujeres más ancianas que asisten a la bendición de las semillas, es habitante de siempre de este pueblo que le ha heredado sus formas y costumbres. Lleva a su niño Dios en los brazos, en compañía de 27
su hija han traído una canasta repleta de las joyas de su familia: pletóricas mazorcas de colores y brillo. En su canasta, también adornada de flores, resalta una vela color ámbar elaborada a mano. Pétalos de cera parecen rodearla junto con pequeñas aves que parecen haber detenido su vuelo para asistir a este día. Su nombre en Yumhu es “Yonka”, como la traducción de Mikaela; sin embargo, no parece ser una traducción sino más bien un nombrarse distinto, desde el origen de la lengua de la tierra. Ellas mismas nombran sus semillas, como a sus hijos e hijas las preparan para salir. Gatito, Gatito amarillo son de las más vistosas, relucientes, únicas, de un color rosado que
entibia la vista. Piedras preciosas que además nutren el cuerpo. La alimentación de estas mujeres alimentación es completa, como su espíritu. Nos cuentan que comen quelites, malvas y jalaches junto con este oro de colores que abunda en sus campos: el maíz. Afirman que el que más se usa es el blanco para las tortillas pero ella y su hija, mujeres que adivino aguerridas, aseguran que todo el resto de las variedades del también puede hacerse tortilla. Ellas tienen la magia necesaria para transformar cualquier semilla en el cuerpo de los tlaxcaltecas, en tortillas, en alimento. Cual brujas del campo, de la madre tierra. Hoy es la primer siembra, nos dicen, después en marzo y abril, el último día es en mayo. Hoy vienen a bendecir para que Dios les dé una buena cosecha, pero en sus manos ya está la magia de la vida. *** Cuando la mayoría de las personas se ha retirado a continuar su recorrido, cruzamos a la esquina más cercana a
la iglesia. Marisol nos invita a probar el atole morado que vende una de las señoras, casi la única que se encuentra vendiendo en ese momento. Es ácido y dulce al mismo tiempo. Su color es hipnótico por lo poco usual de su color. ¿Cada cuánto se tiene el privilegio de probar una bebida de origen bendito? Completamos el atole con unos pequeños tamales que también me invitan a probar. La señora que vende me convida, como a todos, a probarlos con el mole que ella misma preparó y que viene en una ollita de peltre, calientito. Cornelio, antropólogo, expresiendente municipial, nos encuentra después de la ceremonia. La comunicación con él me es imposible. Como en otro idioma que en camuflaje con el español se ha vuelto ininteligible. O tal vez es el efecto opuesto, me hace pensar que soy yo la que ha olvidado el idioma más cercano de la tierra. Es un hombre que seguirá el peregrinar del resto. Mientras, nosotros observamos, nuevamente extranjeros, su partida. 28
Este no es un momento en el que se está haciendo historia, porque los ciclos no son puntos encapsulables. Este es el instante en el que se captura un instante de un ciclo en el que los humanos llegamos de invitados a una mesa milenaria la cual preparamos, encendemos las antorchas, compartimos la comida y nos vamos. Una mesa que estuvo antes y quedará después de nuestra mano, que seguirá sin fin pero en un espectro luminoso que seremos incapaces de observar. Hoy dejamos de ser sólo cuerpos y nos convertimos en herramientas, llamadas al umbral de esto cíclico que de tan terrenal ya es divino, el momento de preparación para la siembra. Esa esperanza sembrada, que este año no tuvo oportunidad de tener su desfile de cosecha en la tradicional “Feria del maíz”, es quizá el símbolo de la única esperanza de un nuevo mundo que tendremos que sembrar. ¿Qué luz encenderemos el próximo año? ¿Habrá sido suficiente la bendición de este futuro?
Adaptación conductual Autor: Psic. Cristina Figueroa Quirino Tel: 01 246 4580393 | psicologiaclinicaintegral@gmail.com
Q
uerido lector, hoy te quiero hablar del tema de la adaptación, en una situación como la que estamos viviendo, es imprescindible que utilicemos todos nuestros recursos, y un gran recurso que tenemos los seres humanos es nuestra facilidad de adaptación. Charles Darwin lo expreso así: las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más rápidas ni las más inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio. Y, en este tema de la adaptación, distinguimos tres tipos: la estructural, la fisiológica y la conductual. La adaptación estructural es cuando el organismo modifica su estructura para sobrevivir como por ejemplo los conejos que aumentan su pelaje en ambientes fríos para adaptarse al clima. La adaptación fisiológica se refiere a la modificación en la fisiología del ser vivo, como ejemplo tenemos los camellos y la adaptación de sus riñones para soportar el clima del desierto. Y la adaptación conductual. Esta última se refiere al cambio en la conducta de los organismos. La migración de las aves es un ejemplo, o cuando estas mismas se agrupan para defender a sus crías. El ser humano también sabe adaptarse al cambio, sólo que algunas personas no saben que saben cómo adaptarse. Y no saben porque el exceso de emociones negativas como el miedo y, en específico, el mal manejo del estrés resultan
ser un obstáculo ¿Cómo es esto? El ser humano tiene su mente, pero muchas personas no saben usar su mente a su favor, la utilizan en su contra, y es entonces cuando el miedo se apodera de ellos. Ese miedo se convierte en pánico, provocando alteraciones físicas y evitando que la mente encuentre soluciones adaptativas ante las situaciones que se le presentan. Y esto forma parte de las diferencias individuales entre los seres humanos Entonces, somos una especie dotada con este mecanismo de supervivencia llamada adaptación conductual, pero no todas las personas saben cómo utilizarla. Es como si tuvieras un auto, de tu propiedad, en tu casa, nuevo, con todas las prestaciones necesarias, imagínate el auto que quieras, un Ferrari, tal vez, lo tienes, pero no sabes cómo utilizarlo. Esa es tu mente, y tal vez sabes o desconoces, cómo utilizarla. El estrés es entonces, el conjunto de respuestas emocionales negativas que se acumulan en tu cuerpo durante días, semanas, meses o años. Estas emociones, a su vez son el resultado de tus pensamientos, muchos de ellos, pensamientos catastróficos. Y estos pensamientos catastróficos los produce tu mente como resultado de: Las noticias trágicas. por supuesto, yo siempre he pensado que los medios de 30
comunicación deberían hacer un noticiero de “buenas noticias”, eso sería genial ¿no crees? Las historias de terror que te haces. Producto de tus creencias. Los comentarios o historias, también catastróficas que te cuentan tus conocidos o amigos; ejemplo: al amigo del primo de mi cuñada le pasó esto (aquí viene la historia de terror), y tu mente, lo que hace en ese preciso momento es imaginarse que eso te va a pasar a ti. Yo te digo en este momento: no te adjudiques todas las historias que escuchas, hay muchas variables y aspectos que desconoces de la historia de esas personas que seguramente no coinciden contigo ¡Tú escribe tu propia historia! Pero tampoco te vayas al extremo de “nunca me va a pasar”. Los extremos no son buenos. No caigas tampoco en la negligencia. Como lo digo en las empresas: “Usa tu equipo de seguridad, pero ten una mentalidad positiva”. ¿Cuál es tu equipo de seguridad en la vida? En primer lugar, una vida con hábitos saludables: come de manera nutritiva, si te es posible asesórate con un nutriólogo. Realiza ejercicio físico. Lleva hábitos de higiene diarios para ti y tus alimentos. Toma vitaminas si es necesario. Realiza tus chequeos médicos. Aléjate de prácticas nocivas y CULTIVA TU MENTE PARA MANEJAR TU ESTRÉS. Si te das cuenta todos los aspectos antes mencionados se relacionan con la adaptación conductual. Y recuerda: somos descendientes de sobrevivientes de guerras, hambrunas, pandemias, etc. Traes en tus genes el instinto de supervivencia, así como la facilidad de adaptación a las diferentes circunstancias que el entorno te presente. ¡¡¡Ánimo y sigue adelante!!!
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El papel de la nutrición en la COVID-19 Autor: Noemi Calderón Rodríguez
A
finales del mes de febrero pasado México se unió a los más de 200 países que han registrado brotes de la enfermedad COVID-19, ocasionados por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2; después de cuatro meses ya se han reportado más de dos millones de casos confirmados acumulados desde el primero, que fue identificado en un mercado de la ciudad de Wuhan en China, a finales del mes de diciembre de 2019. El nuevo coronavirus se clasifica dentro de los virus respiratorios semejantes al virus de la influenza A H1N1 que se originó en México en al año 2009 ocasionando también un número elevado de contagios y muertes. El coronavirus SARS-CoV-2 puede causar desde síntomas respiratorios leves (escurrimiento nasal, tos y dolor de garganta) hasta graves (fiebre, dificultad respiratoria, neumonía, infección e inflamación en los pulmones) provocando falla respiratoria que requiere ventilación mecánica, e incluso puede desembocar en la muerte; esto es más común en población altamente susceptible con presencia de comorbi-
lidades, como presión arterial elevada o hipertensión arterial, diabetes mellitus, enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC, enfermedades cardiovasculares, enfermedades que deprimen el sistema inmunológico como artritis reumatoide, lupus, cáncer o VIH, entre otras; mujeres embarazadas y personas con obesidad también son grupos de riesgo. En el caso de México la letalidad por COVID-19 está relacionado directamente con pacientes que se hayan registrado con una o más enfermedades, principalmente hipertensión, diabetes y obesidad; (Las encuestas nacionales de Salud y Nutrición de México, que es LA ENSANUT DEL 2016, lo mencionan) tales comorbilidades se originan por diversos trastornos metabólicos que alteran las funciones celulares generando a su vez alteraciones en los mecanismos y rutas metabólicas de los principales sustratos energéticos, los cuales no cumplen con funciones específicas a nivel celular ocasionando producción de radicales libres, aumento de leucocitos y neutrófilos que producen altas cantidades de agentes pro inflamatorios como TNF e 34
Taller virtual de poesía en la nube la magnitud del verso imparte: Isolda Dosamantes Días: Lunes, Miércoles y viernes Horario: 17:00 a 19:00 Hrs. #QuèdateEnCasa IL-12 y dañando el epitelio celular, específicamente a nivel de mucosas que son barreras para defender el sistema inmunológico de los agentes patógenos, como son los virus y bacterias. La evolución y afectación del agente patógeno en el organismo va a depender de la respuesta inmunológica de cada paciente y esta a su vez está directamente relacionada con una sana y adecuada alimentación, además de una actividad física moderada que garantizan un peso saludable y fortalecimiento del sistema inmunológico. En artículos anteriores se habló de la importancia de los antioxidantes como la vitamina A y los betacarotenos, la vitamina C, la vitamina E, el zinc, que participan en la diferenciación y activación correcta de células capaces de defender de la infección, el selenio, el resveratrol y los flavonoides que pueden disminuir los radicales libres causantes del estrés oxidativo y que además tienen un potencial efecto antiviral. Así mismo, hablé del omega 3, que ejerce efectos positivos en el sistema inmunológico y antinflamatorio. Mis mejores vibras para todos, sigam o s l a s re co m e n d a c i o n e s y e s t a re m o s bien. ¡Bendiciones!.
Vive el sueño de tener arte, experimenta volar Centro de Cultura: Galería Casa de la Nube & Café Punta del Sol Lunes a sábado de 16:00 a 21:00 horas. Dirección: Martín López 7, Atempan, Tlaxcala. C.P. 90010 http://galeriacasadelanube.blogspot.mx/ “Proyecto apoyado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes”
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Hogaza de pan con quintoniles Chef Juanita Aguilera
Ingredientes: 500 gramos de harina de trigo 14 gramos de levadura para pan 20 gramos de azúcar 5 gramos de sal 25 gramos de quintoniles Agua, la necesaria
Relleno:
75 gramos de quintoniles 15 gramos de cebolla Un diente de ajo Chile cuaresmeño al gusto y picado Una cucharada sopera de manteca Sal al gusto
Procedimiento: En una taza ponga agua hasta la mitad y ahí agregue la levadura, el azúcar y una cucharada de harina. Mezcle y deje reposar por cinco minutos. Aparte, en un tazón coloque el resto de la harina y haga un cuenco en el centro. Lave muy bien la porción de 25 gramos de los quintoniles y lícuelos con una taza de agua; agregue esta mezcla al centro de la harina, junto con la sal. Empiece a amasar. Después de cinco minutos, incorpore la levadura ya hidratada y media taza más de agua; agregue todo y amase por 15 minutos, hasta que la masa esté suave y se desprenda de la mesa. Ahora, coloque en un recipiente amplio y engrasado la masa, tape con una servilleta y deje llevar; debe aumentar al doble su volumen y no debe haber corrientes de aire. Mientras tanto, prepare el relleno. Pique finamente cebolla, ajo y chiles. En una sartén coloque la manteca y con flama regular acitrone lo anterior por tres minutos; enseguida, agregue los 75 gramos restantes de quintoniles muy bien lavados. Ponga un poco de sal, tape para que se cocinen a vapor y mueva eventualmente. Esto dura alrededor de cinco minutos. No hay que dejar líquido, porque remojaría el pan. Lo siguiente es hacer bolas de masa de unos 100 gramos cada una. Estire un poco, rellene con una pequeña porción de los quintoniles ya guisados, cierre cuidadosamente y la parte sellada déjela hacia abajo. Engrase y enharine una charola y coloque encima cada porción, dejando un espacio entre cada una de unos 10 centímetros. Aplaste un poco cada pieza y deje llevar nuevamente por una hora. Hornee a 180 grados por 20 minutos o hasta que tengan un dorado bonito. Buen provecho. 36
MENOS PLASTICO
PRACTICAS
RESISTENTES
/ACCESORIOS PI2 241 101 59 27 / 241 102 49 06
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l pasado mes y con todas las medidas de prevéncion se llevó a cabo la entrega del redondeo que realiza la empresa OXXO en nuestro estado de los meses de enero a marzo del 2020. En esta ocasión tocó el turno a la Escuela Diocesana Parroquial A. C. ubicada en el municipio de San Pablo del Monte, quien recibió un cheque por la cantidad de 441 mil 288 pesos con 99 centavos. El Pbro. Fredy Meza Vásquez representante legal de la institución agradeció el apoyo del redondeo. En esta misma entrega que se realizó en las instalaciones administrativas de la empresa OXXO Tlaxcala se entregó la estafeta a la Cruz Roja Delegación Calpulalpan que representa Edgar Márquez Cortés. En tu próxima visita a una tienda OXXO di si al redondeo.
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