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Otros aspectos a tener en cuenta en la formación danzaría
Hacia un modelo ideal de enseñanza de la danza desde la perspectiva crítica
Otros aspectos a tener en cuenta en la formación danzaría
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Conforme a lo anterior, se puede concluir que la pedagogía crítica deriva de un modelo pedagógico vivencial, interciencial y participativo, que a su vez se concretiza en actos pedagógicos que se llevan a cabo empleando los talleres de auto-investigación vivencial. En este sentido, también hay que considerar la edad, la técnica y la tendencia.
La edad
La danza se propone cultivar cualidades del movimiento, del desarrollo físico y psico-emocional del estudiante; son ambas proyecciones estéticas de la actividad, siendo ante todo la danza una disciplina artística. De hecho, como arte expresa sentimientos, ideas, visiones, relaciones y juegos del pensamiento y del corazón, mediante un lenguaje simbólico particular, para darle un sentido a la vida y a la condición humana. La educación en danza debe tener un sitio evidente en el proyecto educativo institucional.
La educación en danza favorece el desarrollo físico, emocional y artístico de los niños.
Mónica Patricia Lindo de las Salas
Si la variable que interesa es la de la edad, se pueden agrupar por edades:
De o a 2 años: Es importante el proceso de exploración sensorial y la estimulación motriz, pues esta es la etapa en la cual los niños comienzan la exploración de su mundo propio y del mundo exterior. Es necesario hacer énfasis en el trabajo guiado y apoyado con el uso de elementos que ayuden al fortalecimiento de la identidad del niño, sus primeros controles motores y el acercamiento a los objetos físicos. Todo trabajo debe ser secundado por la música, ya que esta contribuye a la estimulación auditiva y rítmica de los niños
De 3 a 6 años: En esta etapa se recomienda el trabajo dirigido a través del juego, la predanza y el desarrollo de sus destrezas y agilidades corpóreas, haciendo una exploración de sus primeras capacidades con miras al desarrollo de las motricidades. En este nivel es necesario hacer énfasis en: El ajuste postural La variación de posturas El reconocimiento muscular segmentario La contracción-extensión
De los 7 a los 12 años: Los niños y niñas de esta edad, dentro de sus cotidianidades corpóreas, deben hacer énfasis en los conceptos de lateralidad, espacio, conciencia corporal y coordinaciones dinámicas.
Aprenderán las primeras posturas básicas de la danza clásica, comenzarán la identificación de las danzas y empezarán a imprimirle su creatividad y estilo a los movimientos. Es una edad propicia para la exigencia corporal, para el desarrollo de los aspectos cognitivos y la identificación de los códigos elaborados propios de la actividad dancística.
De 13 a 16 años: En este punto de su educación, los jóvenes poseerán una serie de herramientas y preconceptos que pueden utilizar en el proceso de formación, ya que este se encamina al fortalecimiento de elementos técnicos, dancísticos y corporales con miras a formar un artista-bailarín. Se evidencia, entonces, el modelo pedagógico constructivista, dado que los jóvenes entran en el proceso de creación de sus propios movimientos de
La danza impregna de sentido la vida
manera autónoma, con mayores posibilidades descriptivas, ya que poseen un dominio de los códigos propios de la danza, una conciencia corporal y un estilo propio.
La técnica
Así como la edad juega un papel fundamental, está también el tipo de técnica corporal de la danza a ejercitar. Esto tiene íntima relación con el propósito final de ese proceso de formación. De igual manera, con algunos aspectos relacionados con el desarrollo cognitivo, psicológico, físico y psicomotor de los estudiantes.
¿Cómo abordar la formación en danza contemporánea, moderna o en la danza clásica?, ¿cómo, sin perder la rigurosidad, se puede llegar a una interpretación de excelente calidad técnica?, son los interrogantes que deben ocupar diariamente la mente del docente.
Mónica Patricia Lindo de las Salas
Hacia un modelo ideal de enseñanza de la danza desde la perspectiva crítica
Es posible que el tipo de pensamiento que se desarrolla en los estudiantes, en el marco de una clase de ballet o danza clásica sea restringido a causa de acciones repetitivas y la imitación de modelos de actuación que han sido históricamente lo preponderante. Entonces valdría la pregunta: ¿cómo se puede, desde esas mismas actuaciones, posibilitar el pensamiento crítico y la autonomía? Es un camino interesante por transitar y que requiere que el docente se piense así mismo, no como un dador de modelos existentes, sino como un posibilitador que estimule el pensamiento creativo a partir de la innovación y el argumento serio y responsable.
El estereotipo de que la “técnica” es un elemento propio de la danza clásica, pasa a ser revaluado cuando se evidencia que la rigurosidad con la cual se abordan otras modalidades danzarías dan cuenta de la existencia de unos procesos conscientemente construidos, y que de igual forma tributan para la construcción de un cuerpo para la danza. De allí que la técnica sea entendida como la forma de emprender una acción de una manera eficiente, eficaz y dando como resultado la realización de una acción con el mínimo esfuerzo; esto implica un conjunto de procedimientos y acciones que se utilizan en particular en la danza, y que reflejan una gran habilidad en la ejecución motora.
La tendencia
La tendencia propia del acto formativo dancístico se debe definir en términos de su ejecución, entendiendo la tendencia como esa impronta o corriente artística que orienta la formación y que obviamente puede privilegiar algunos elementos y no otros, como el caso de la tendencia naturalista, o de la rítmica, cada una de ellas apunta a construir un camino sobre el cual transitar.
En el siguiente cuadro, la autora presenta una clasificación de esas tendencias.
Tener claridad en la técnica danzaria que se ejecuta es fundamental para poder proponer nuevas creaciones.