Para contrarrestar tal crecimiento global en el consumo de energía, se hace necesario el desarrollo y la implementación de regulaciones que permitan potenciar el ahorro energético, incrementar el uso de recursos renovables y minimizar los impactos ambientales originados por la producción de la energía [12-16]. En este sentido, la arquitectura actual muestra una tendencia hacia el aprovechamiento de las energías renovables y hacia la creación de sistemas y equipos que permitan conseguir edificios energéticamente eficientes [17-19]. Dos áreas con gran potencial de ahorro energético en los edificios son la iluminación y la refrigeración; esto es posible a un bajo coste no sólo mediante la actualización de los sistemas de iluminación artificial, sino también mediante el aprovechamiento de otros recursos, como la iluminación natural [20, 21].
La luz natural y su aprovechamiento en las edificaciones La radiación solar es una de las fuentes de energía más importantes del planeta, prácticamente inagotable y de gran disponibilidad. Esta luz natural que proviene del Sol puede ser aprovechada para mantener pasivamente un buen ambiente visual en los espacios [5]. Ésta tuvo un importante rol en la arquitectura vernácula como principal fuente de iluminación con esquemas de diseño orientados a admitir su máxima penetración, lo que permitía crear atmósferas ricas y proveer a las personas de luz funcional para el desarrollo de sus actividades. Dicha situación fue cambiando en el tiempo y con la aparición de las nuevas tecnologías que rezagaron el uso de la luz natural. Sin embargo, y tal como se ha mencionado previamente, el elevado consumo de energía eléctrica registrado durante las últimas décadas ha vuelto las miradas hacia el aprovechamiento de este recurso. La luz natural ofrece grandes ventajas frente a la iluminación artificial al implicar ahorro de energía en las instalaciones eléctricas de iluminación y en los sistemas activos de acondicionamiento térmico
Universidad de las Américas Puebla
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