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Un jardín de rosas es la lección de vida para Don Carlos operador logístico de la Uniagustiniana

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Un jardín de rosas es la lección de vida para Don Carlos,

operador logístico de la Uniagustiniana Por: Luisa Mesa A. • Coordinadora Social Media Uniagustiniana

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Un hombre alto y de contextura delgada, de mirada tranquila, servicial, pero por supuesto con autoridad, ronda las instalaciones de la Uniagustiniana, recorriendo cada rincón, admirando cada espacio y conociendo cada administrativo y estudiante que forma parte de la gran familia Agustiniana. Inicia su jornada laboral a las siete de la mañana, velando por ejecutar, gestionar, administrar y controlar el comportamiento y acciones de los estudiantes, es uno de los encargados de hacerle seguimiento a todas las campañas que se realizan, empezando porque nuestro Campus sea 100% libre de humo, controlar la venta de productos al interior de la institución, velando por el cuidado de las instalaciones, forjando un ambiente universitario sano en donde los padres de familia puedan permanecer t r a n q u i l o s sabiendo que sus hijos están en un ambiente seguro.

Él es Carlos Eduardo Ordoñez Ramírez, un bogotano de 57 años, el sexto de diez hermanos, cinco hombres y cinco mujeres, una familia numerosa que le enseñó a sobrevivir y salir adelante ante las adversidades, pero siempre con un objetivo claro, luchar por un sueño familiar.

Relata que este sueño siempre fue tener su jardín familiar de rosas, su padre trabajaba en una empresa del sector importador de repuestos y automotores, renunció y con la liquidación y sus

S u n i ñ e z

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cesantías se involucraron en hacer realidad su sueño: “dimos la cuota inicial de un gran lote en la zona de Engativá y el compromiso para seguir pagando esa tierra fue un trabajo familiar, en donde el trabajo en equipo, la disciplina y la responsabilidad fue protagonista” añadió Ordoñez.

Las tareas y compromisos iban de acuerdo a la edad, para aquel entonces un día normal en su vida era levantarse muy temprano para rociar el jardín y de allí recolectar el material o insumos para la preparación de los abonos, lo que implicaba visitar las carpinterías, recolectar aserrín, ir a las conejeras a recolectar el estiércol de los conejos, clasificarlo para las materas y el invernadero. Una vez las labores quedaran al día, era el momento de ir a estudiar para luego llegar a casa y escuchar las radionovelas entre las cinco y siete de la noche, en esa época su mayor distracción era Calimán.

Entre estas labores diarias realizadas con mucho amor, por la subsistencia de su familia y para lograr cumplir con las cuotas, f u e r o n

pasando los días y al cumplir sus 17 años el lote ya era propiedad de su familia, un sueño hecho realidad. Se graduó como Bachiller técnico y se inscribió en el Sena para continuar sus estudios, y el día menos esperado un compañero de clases le dijo: - Hay un trabajo con una agencia de publicidad, ¿quiere trabajar con ellos?

Fue así como ingresó a trabajar en una agencia de publicidad, ellos patrocinaron sus estudios de Mercadotecnia en el Sena, trabajó cuatro años en la parte comercial de una empresa de alimentos y bebidas, luego ingresó a una reconocida empresa del sector de alimentos prácticos y gratificantes en donde estuvo por quince años en el área de ventas, allí alcanzó a tener seis ascensos para terminar como vendedor de tiendas y supervisando a más de diez personas.

Es un hombre casado, con dos hijos, uno de ellos egresado de la Uniagustiniana del Programa de Mercadeo, su hija menor quien también es profesional, estudió Medios Audiovisuales con énfasis en Cine y su esposa es profesora de Preescolar.

Así que todo el trabajo en equipo, todas las enseñanzas de su infancia se trasladaron a su núcleo familiar y fue de esta manera como hoy esta hermosa y emprendedora familia también ha salido adelante.

S u f a m i l i a

S u h i j o s

Para este Técnico Administrativo en Mercadotecnia, su vida era un gran desafío que debía enfrentar día tras día y como “la vida es un pañuelo” cierta vez se encontró con uno de sus compañeros de la anterior empresa en donde había trabajado y decidió emprender un nuevo rumbo en la parte logística, manejaba 20 proveedores, más de 800 referencias, controlaba 30 camionetas de despacho y organizaba un grupo de 16 auxiliares de bodega, entre este corre corre vivió tres años y medio de su vida hasta que el dueño de la bodega empezó a recortar gastos en camionetas, insumos y en la nómina, y tuvieron que prescindir de sus servicios.

Posteriormente, inició un tratamiento de rehabilitación oral que tardó aproximadamente seis meses, luego de esta recuperación aparece la oportunidad de trabajar en la Uniagustiniana, ingresó en febrero del 2018 como Operador Logístico y sueña que, con su ejemplo, sus ganas de salir adelante y su espíritu servicial, pueda seguir dejando huella en esta casa que lo ha recibido y acogido con las puertas abiertas y para quien solamente tiene halagos y agradecimientos.

“El respeto y la disciplina son fundamentales para cualquier labor que uno haga, considero que mientras usted haga cosas buenas es como un boomerang, lo que usted siembra eso mismo recibe” Carlos Ordoñez.

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