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TIERRA A TIERRA
En tu último deambular, madre vas lentamente a rescatar a mi padre de su morada de habitaciones nebulosos rodeado de árboles.
Desde la rendija de su tumba se proyecta luz. Por ella avizora él su llegada. Años ha esperado a mi madre, más de treinta y tres.
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Ella trae buenas noticias.
De su amor profundo hablaron. Se fusionaron dos en uno.
Así verán ambos el horizonte libre. Ella pidió, sus deseos eran ser polvo en la muerte.
Silencio abrumador.
De la torre de las almas idas sale humo. Un ánfora, último transitar sin lágrimas. Con los dientes mordiéndome pienso en ellos. Escalamos el majestuoso San Cristóbal, hermanos con hermanos.
Con suavidad lanzamos sus cenizas.
Madre, mi voz tiembla al pronunciar tu nombre. Padre, no recuerdo tu rostro.
Tierra, recíbelos en tu cuna.
En cada agosto los aromos al florecer habrá algo de ellos en sus flores amarillas.