10 minute read
e DEJE EL HÁBITO LOS ACTORES
Así que existe un problema, es urgente y afecta prácticamente a cada faceta de nuestra vida. Debemos hacer algo; pero, ¿el qué? Y ¿quién debería hacerlo? ¿Los politicos? Absolutamente sí. ¿Las empresas y la industria? Cierto. ¿La ciencia y la tecnología? Obvio. ¿Las Naciones Unidas? Por supuesto. Pero si de verdad queremos un mundo diferente, nos sería útil recordar por dónde debemos empezar: sé el cambio que quieres ver. Todos y cada uno de nosotros somos responsables. Ningún individuo por sí solo puede marcar la diferencia. Pero millones de personas juntas sí. Nos encontramos delante de un abismo, pero nadie pretenderá cruzarlo de un solo salto. Hacer lo imposible implica comenzar desde ya y así instigar a la acción a aquellos que realmente pueden hacer la diferencia (por ejemplo, los Gobiernos).
El director ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner, durante la conferencia climática de Bali en diciembre del 2007, expuso que: La ciencia, pero también la creciente experiencia cotidiana de millones de personas, nos demuestra que el cambio climático es una realidad. Abordarlo es una oportunidad sin precedentes que no podemos dejar escapar. Entonces, ¿por qué no ocuparnos de ello ahora? Y si no aquí, ¿dónde? Si no ahora, ¿cuándo? .
Existe una gran variedad de asesoramiento disponible relacionado con cómo llegar a ser climáticamente neutro. Este libro pretende indicarte algunas de las fuentes y de las guías que te podrían resultar más útiles. Contiene indicaciones para individuos, pequeñas y grandes organizaciones, ciudades y países. Obviamente, no son categorías herméticamente separadas.
A Nivel Individual
El compromiso individual es crucial. Cualquier grupo social está compuesto por individuos; por lo tanto, somos responsables de las elecciones que realizamos. Pero también somos habitantes de las ciudades, pertenecemos a ONG's, trabajamos para pequeñas o grandes organizaciones y somos ciudadanos de un país con mayor o menor poder democrático para influenciar la política nacional. Es por ello que debemos aceptar el hecho de que tenemos cierta responsabilidad en cada una de estas diferentes esferas y motivarnos - tanto a nosotros como a los demás - para actuar en consecuencia. Parece ser un cometido bastante difícil en una época en la que para muchos, la satisfacción personal y el sentirse realizado es lo único que cuenta. Pero, ¿acaso existe tanta diferencia con aceptar la responsabilidad en el cuidado de la propia salud?
Como individuos, somos responsables de las emisiones directas de GEI que generamos en nuestras acciones diarias el modo en que vivimos, el modo en el que nos movemos y qué o cómo consumimos. Pero también influenciamos
Nuestras Emisiones Indirectamente
Algunos podrían argumentar de que cualquier cosa que hagan como individuos sería demasiado poco como para influenciar al planeta, así que ni siquiera se tomarán la molestia de hacer algún tipo de esfuerzo. Pero tal vez esta gente no sea consciente de que su estilo de vida, incluso aunque no hubiera una emisión directa, sí que tiene una influencia indirecta sobre las emisiones de GEl y que, aunque indirectamente, las cosas ahí fuera podrían cambiar. Por ejemplo, si para averiguar la participación individual desglosamos las emisiones de GEl en un país típico de Europa Occidental, encontraremos que menos del 50% son emisiones directas (como conducir un coche o utilizar una calefacción) y el resto, indirectas y por lo tanto, los individuos no tienen control directo sobre ellas. El 20% son causadas por los productos que consumimos y las emisiones surgidas a partir de su producción y disposición; el 25% proviene de la alimentación energética en los lugares de trabajo; y un 10%, por el mantenimiento de la infraestructura pública. Las emisiones de GE! de las instituciones financieras, por ejemplo, son relativamente pequeñas en relación a su tamaño. Reducir las emisiones causadas por sus viajes o las generadas en sus edificios sería una excelente idea; sin embargo, podrían ejercer una influencia mucho mayor si a los proyectos que financian les exigieran ser amigables con el clima. según cuales sean nuestras elecciones, más o menos relevantes para el clima qué tipo de productos adquirimos, a qué políticos apoyamos, en qué tipos de acciones invertimos, por citar algunos posibles ejemplos. Probablemente no seremos tan conscientes de nuestra responsabilidad indirecta como lo somos de la directa; pero, si lo pensamos un poco, influyendo sobre estas pautas indirectas podríamos ser capaces de lograr tanta reducción de emisiones de GEl como si redujéramos nuestras propias emisiones directas.
(O) PEQUEÑAS EMPRESAS
Las pequeñas y medianas empresas (PYME) y las organizaciones no Con respecto a las estrategias por parte de las empresas para reducir las emisiones de GEl, el Instituto de la Vigilancia Mundial (Worldwatch Institute) expone lo siguiente: ... Y reducir el consumo de energía aporta dinero. Investigaciones realizadas en países industrializados nos muestran que muchas PYMES no ahorran tanta energía como podrían hacerlo, debido a una falta de tiempo y de habilidad para medir y reducir las emisiones de carbono. Además, muchas de ellas subestiman el ahorro que podrían llegar a alcanzar: cerca del 23% de los encuestados opina que su negocio podría ahorrar únicamente entre un 1% y un 4% en facturas energéticas, a pesar de que la cifra media se sitúa en torno a un 10%. Sin embargo, de entre los que midieron sus emisiones, uno de cada tres negocios afirmó obtener una ventaja competitiva; una proporción semejante aseguró su voluntad de adaptarse antes de que la legislación les obligue.
gubernamentales (ONGs)
desempeñan múltiples papeles. Igual que hacen los individuos, se encargan de su propio hogar. Son consumidores y productores; proveen bienes o servicios; son responsables de las propie- dades o inmuebles que poseen. Además, una de su responsabilidad más importante es la de servir de ejemplo para sus empleados o miembros.
Las PYMES se caracterizan a menudo por estar lideradas por personas fuertes. Principalmente realizan sus actividades en un contexto regional, traspasando rara vez la frontera nacional. Tal vez sus productos sean bienes intermediarios para compañías más grandes. Al mismo tiempo, dependen de las materias primas y normalmente tendrán poca o ninguna influencia en la forma en la que estos bienes son producidos o explotados.
Imagina por un instante que diriges una empresa que emplea metales preciosos en sus procesos o en sus productos. Tendrás por lo tanto que depender del trabajo de la gente que extrae los metales de la mina, quienes probablemente se verán obligados a destruir un bosque para alcanzar su cometido y ganarse así la vida. O de nuevo el aceite de palma, el cual se emplea en una enorme cantidad de productos (desde el jabón hasta la margarina) y, cada vez más, en la producción de biocombustibles. Su cultivo puede suponer la destrucción de bosques y la consecuente liberación de CO,, metano y otros GEI.
Pero las compañías pueden influir en sus emisiones por medio de sus políticas. Si tu política de aprovisionamiento, por ejemplo, depende de piezas de repuesto o de materias primas que llegan a tu planta según el sistema de producción justo
Producir y gestionar el final de la vida útil de una tonelada de envases de cartón (sin imprimir)
Producir y gestionar el final de la vida útil de una tonelada de envases de botellas de cristal a tiempo (just in time), te ahorrarás el coste que implica disponer de un lugar de almacenamiento extra. Por el contrario, se requerirá de más a jornadas de trabajo individual para mantener las líneas de producción en funcionamiento. Si quieres evitar el coste de diseñar edificios con sistemas de calefacción y ventilación inteligentes, llegarás a la conclusión de que lo mejor sería simplemente calentar el edificio hasta una temperatura cómoda y permitir que los trabajadores abran las ventanas cada vez que sientan calor (este ha sido el modelo industrial estándar a lo largo de gran parte del antiguo bloque soviético, y casi seguro que persiste todavía allí y también en otros lugares).
Muchas ONGs trabajando para el interés público pueden pensar que están exentas de contabilidad climática. Lo que de verdad importa es considerar las implicaciones de todo aquello que compras o haces. Y tanto las ONGs como las empresas constituyen un significativo ejemplo para sus trabajadores, clientes y partidarios. Los grupos humanitarios también deben incluir medidas de protección climática en sus operaciones, lo que muchas de ellas ya hacen. Los que más se verán afectados por el cambio climático y antes les tocará son los más pobres de entre los pobres.
(O) GRANDES EMPRESAS
Las sociedades, multinacionales y organizaciones intergubernamentales son, en muchos aspectos, similares a las PYMES y ONG's, excepto por su mayor capacidad de dañar o de proteger el clima. Su tamaño implica que están en posesión de una mayor influencia, independientemente de cómo decidan emplearla. Ambas categorías pueden ejercer una mayor presión sobre sus empleados y miembros que las administraciones públicas, puesto que en su mayoría están organizadas jerárquicamente. A pesar de ello, forman parte de un sistema político con el cual se ven obligadas a cumplir. Aquí es donde los gobiernos pueden ejercer presión a través de su influencia. Por supuesto, existen claras diferencias entre los sectores. La industria pesada, por ejemplo, genera una elevada cantidad de emisiones directas, lo que no sucede con un banco. Sin embargo, podría tener el mismo grado de responsabilidad según el modo en el que conciba e implemente su política de préstamos.
Las compañías que se abastecen con materiales o productos facilitados por unos proveedores que ya son responsables de una gran cantidad de emisiones, pierden una buena oportunidad de utilizar su poder y tamaño para algo bueno. Pueden establecer sus oficinas o fábricas en los países en los que deseen por los beneficios, la eficiencia, o cualquier otro motivo. Así que podrían sucumbir a la tentación de hacer lo que más les convenga sin tener en cuenta nada más. Y, al igual que las pequeñas y medianas empresas, quieren que se les trate por igual: no quieren estar en desventaja por enfrentarse a un régimen más severo que el de sus competidores. Reclaman un régimen de reducción de emisiones global, impuesto y controlado localmente.
Hoy día, el mensaje de responsabilidad corporativa es ampliamente aceptado por la mayoría de las compañías líderes, no sólo porque saben que podrían ser penalizadas por sus clientes si no aparentan un esfuerzo por ser verdes, sino también porque es rentable. Una perspectiva de negocio ecológico es más que simple cosmética. En las organizaciones, la cuestión central para la mayoría de los responsables de la toma de decisiones se limita a si sus decisiones optimizan el valor de las acciones. La evidencia indica que niveles más altos de responsabilidad social corporativa se asocian a un mayor valor de mercado. Un informe publicado en julio de 2007 por Goldman Sachs, uno de los bancos de inversión líderes en el mundo, mostró que en los seis sectores cubiertos energía, minería, acero, alimentación, bebidas y media - las empresas consideradas líderes en la implementación de políticas gubernamentales, sociales y medioambientales, han creado ventajas competitivas sostenibles y superado el mercado general de capitales en un 25% desde agosto 2005. Además, durante el mismo periodo de tiempo, el 72% de estas empresas superaron a sus coetáneas.
Un banco, por ejemplo, puede ser una empresa modelo en términos de aprovisionamiento, premisas y políticas de viaje. Pero su política de préstamos también podría involucrarle en el apoyo de clientes que a su vez realicen enormes mejoras en la protección de la atmósfera. Lo que necesitan para persuadirse es un empujón, ¿quién mejor que un banco para propinarlo?
Las organizaciones intergubernamentales pueden sentirse tentadas a pensar que son tan importantes que incluso están por encima de la ley incluso de las leyes de la física, según las cuales, los niveles de CO, se aproximan a un nivel peligroso. Sus intercambios por todo el planeta suponen una gran cantidad de viajes - a veces no necesariamente vinculados al resultado de la misión.
Ciudades
Las ciudades son en sí mismas fuentes del calentamiento global: son las denominadas islas térmicas , significativamente más calientes que el terreno que las rodea. La razón principal radica en la forma en la que la superficie de la tierra es modificada debido al desarrollo urbano; el calor desperdiciado por el uso de la energía sería una segunda causa.
Si las ciudades poseen una ventaja en este trabajo hacia la neutralidad climática, probablemente radique en su cercanía con sus ciudadanos. Mucha gente se identifica estrechamente con la ciudad donde nació o donde vive; por ello, la política y la prensa locales menudo suscitan un mayor interés que lo que sucede a nivel nacional. Los gobiernos locales agravan los daños atmosféricos al diseñar centros de ciudades adaptados para los vehículos en lugar de para los peatones; y también cuando diseñan edificios lo más económico posibles, en lugar de priorizar los estándares de calidad. Lo hacen ignorando su propia huella medioambiental, la amplia franja de terreno circundante de la cual absorben muchos recursos - recursos que a menudo podrían encontrar dentro de sus propios límites, obviando la necesidad del transporte. Lo hacen así cuando otorgan poca o ninguna prioridad a las políticas de reciclaje o de tratamiento de residuos.
Paises
Los gobiernos nacionales desempañan un papel fundamental en el esfuerzo hacia la neutralidad climática, puesto que pueden aplicar varios instrumentos que permitan cambiar el comportamiento de las personas. La legislación y los incentivos económicos, usados en la correcta medida, marcan una gran diferencia. Hace veinte años muchos gobiernos actuaron para reducir y eliminar el uso de los CFC, destructores de la capa de ozono. Hubo protestas, pero ocurrió. Hoy día, por el contrario, algunos gobiernos se muestran considerablemente reacios a adoptar un liderazgo similar, enfocado a reducir el exceso de emisiones de GEI. Este hecho deja a los negocios y a la industria llenos de confusión o incapaces de actuar, por miedo a perder mercados frente a competidores menos escrupulosos. También hace que los ciudadanos no estén convencidos de que el cambio climático sea realmente un problema: argumentan que si de verdad importara, entonces el gobierno con seguridad haría algo al respecto. Y más allá de la agenda nacional, los gobiernos tienen la opción de restar importancia ó no a la urgencia de lo que está sucediendo.
Los Top 20 emisores de gases de efecto invernadero (incluye el cambio en el uso de la tierra y bosques)
Total de emisiones de GEl Millones de Toneladas de CO) equivalente
0 1000 2.000 3000 4 000 5000 6000
2003
2003 - Europa Occidental Estados Unidos
1994 China
1999 GA ACA IRON Europa del Este
1999 EA Rusia
1994 e Brasil
1994 a India
1995 ona eialnós Japón
2003 a Alemania
AA 2004 Canadá
Se toman en cuenta los gases siguientes:
2003 Reino Unido CO) - Dióxido de Carbono CHa - Metano ene Australia N20 - Óxido de Nitrógeno
1990 Méjico
PFCs - Perfluorocarbonos
2003 imummssss Francia HFCs - Hidrofluorocarbonos SF - Hexafluoruro de azufre
2003 ja Italia
1994 Indonesia PP. ma Países del Anexo
2009 Ucrania mea Países no incluídos en el Anexo de len mu. Grupos de países
2003 España
1994 Suráfrica
2002 Polonia
1994 Tailandia Fuente:
La Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático Presentacion del Inventario de Gases de Efecto Invernadero, 2006. Recopilación de datos Año más reciente disponible disponible en el portal de datos GEO del PNUMA (geodata.grid.unep.ch).