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Utiliza el sentido común

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ACRÓNIMOS

ACRÓNIMOS

Es necesario que pensemos en lo que realmente puede funcionar en cada caso. No existen soluciones únicas, sino que deben adaptarse a cada circunstancia. Es posible que tengamos un trabajo en el que sea indispensable disponer de un coche en todo momento. Esto limitaría las posibilidades de reducir la energía que empleamos en el transporte. Quizás estemos a cargo de un familiar enfermo que necesita un ambiente cálido, lo que no deja mucho margen a la hora de reducir el gasto en calefacción. La elección de aquello que podría funcionar tiene, sin ningún tipo de duda, mucho que ver con la determinación de reducir el máximo posible de GEI. Por lo tanto, si no tenemos la posibilidad de hacer mucho en un área concreta, probablemente podremos realizar mayores reducciones en otras. Al fin y al cabo todo se basa en lo mismo: normalmente, cuanta menos energía, más ahorro.

bienes de consumo. Empezar no es tan complicado. pal sólo la comida que necesitamos se traduce en frigoríficos que utilizan menos energía, supone que se desperdicie y que por lo tanto se tire menos comida, que se emplee menos energía en su producción y en el transporte hasta nuestras mesas.

El freeganismo es un movimiento mayoritariamente estadounidense (aunque cada vez más internacional) y anticonsumista originado por ciudadanos de clase media que, entre otros actos radicales en los que rechazan las leyes económicas dominantes de nuestra sociedad, se alimentan de la comida que encuentran en los contenedores de basura de la ciudad. Los freeganos no hacen esto por necesidad, sino para llamar la atención hacia los excesos de nuestra cultura del "usar y tirar . Y no sólo eso, los freeganos también son capaces de obtener comida, bebida, libros, productos de limpieza, revistas, cómics, prensa, vídeos, utensilios de cocina, electrodomésticos, música (CDs, casetes, discos, etc.), alfombras, instrumentos de música, ropa, patines, escúter, muebles, vitaminas, electrónica, productos para mascotas, juegos, juguetes, bicicletas, cuadros, y cualquier otro tipo de bienes de consumo, directamente de los desechos de comercios, oficinas, colegios, hogares y hoteles, entre otros. En vez de contribuir a generar más basura, los freeganos reducen los desechos y la contaminación, haciendo disminuir el volumen general del sistema de residuos. www.freegan. info.

Y para aquellos con jardín, ¿qué tal la idea revolucionaria de cultivar nuestra propia comida? Sin tener necesariamente que llegar al extremo de criar un cerdo, o incluso un par de gallinas en cada casa, la comida cultivada por nosotros mismos será probablemente más fresca, tendrá mejor sabor y será mucho más beneficiosa que la que compramos en las tiendas.

Además, la energía empleada en su cultivo será mínima, simplemente la nuestra. Si comparamos las emisiones de la producción de carne y las del cultivo de verdura, podremos ver que la respuesta se basa claramente en comer más vegetales y menos carne y comida procesada. De igual forma, si utilizamos la ropa hasta el final de su vida útil, remendándola cuando sea necesario, emplearemos mucha menos energía que si siempre vestimos según las últimas tendencias.

Quizás sería útil recapitular sobre algunas de las maneras de reducir emisiones sin tener que implicar a nadie más que a nosotros mismos, por ejemplo, en una semana normal.

Nos despertamos, la alarma del despertador eléctrico nos devuelve a la realidad bruscamente: es hora de buscar el viejo despertador de cuerda de la época de tus abuelos, aquel que no requería de una fuente externa de energía para hacerlo funcionar. Por cierto, ¿a qué temperatura está el dormitorio durante la noche? ¿No podríamos reducir la temperatura un par de grados y utilizar una manta extra o un edredón más grueso? Nos dirigimos al baño: la energía que empleemos dependerá de la temperatura y la duración de la ducha. Podemos utilizar un secador, o dejar que el pelo se seque de forma natural. El desayuno es modesto, pero hervir el agua necesaria para un té en una tetera eléctrica supone la mitad de energía que la que supondría una estufa.

La industria de la alimentación es uno de los sectores con mayor intensidad de GEl, si se toman en cuenta la cadena de suministro y el impacto de la producción agrícola (véase el Programa de Acción por el Clima en: www.climateactionprogramme.org). Si comemos menos carne y productos lácteos, estaremos contribuyendo a una producción alimenticia más eficiente. Se emplea más energía en el caso de la carne porque es mucho más lento producirla y, además, los animales no digieren el pienso de forma eficiente. Necesitan alimentarse con productos vegetales cultivados en granjas, que podrían alimentar a más personas directamente. El abono desprende metano, al igual que los rumiantes, como las vacas, ya que la comida fermenta en sus estómagos. Es por esta razón que convertirse en vegetariano no sería de gran ayuda si simplemente reemplazamos las proteínas animales por productos lácteos. Las vacas lecheras producen más del doble de metano que el ganado destinado a la carne. Sin embargo, sí que es posible conseguir una producción de carne sostenible: implicaría un pasto que mejorara la calidad del suelo, la utilización de un biogás que pueda emplearse como energía renovable, y evitar actividades de gran intensidad energética. La agricultura orgánica evita el uso de fertilizantes con combustibles fósiles mantiene el suelo en buenas condiciones. Pero es posible que la comida orgánica no llegue a alimentar a todo el mundo, en parte debido a la cantidad de espacio que requiere.

Pensemos en la cadena de producción y suministro cuando decidamos qué comprar y cocinar. Si adquirimos ingredientes naturales y cocinamos nuestra propia comida en lugar de comprar comida preparada, estaremos ahorrando la energía empleada en el embalaje, refrigeración y almacenaje de estos productos. Y a la hora de desecharla, el compostaje reduce los GEl.

Importaciones de carne en 2005

Las importaciones inferiores a 500.000 toneladas no se representan.

Miles de toneladas

Fuente: fatknowledge.blogspot.com

Proteínas animales: El bueno, el feo y el malo

¿Tomamos una tostada cortada de una barra de pan, o un croissant a medio hornear que requiere más energía para calentarse? Llegamos al frigorífico: Los electrodomésticos que más consumen registran emisiones de GEl tanto durante su uso como en su producción. Antes de adquirirlos, debemos examinar los diferentes modelos y escoger el más eficiente. Deberíamos optar por pagar más si la calidad garantiza una mayor duración, ya que será más beneficioso que comprar un modelo más barato que tengamos que reemplazar tres veces. Si se rompe, deberíamos repararlo antes de adquirir uno nuevo (no hay más que comparar los cálculos de eficiencia con los de las emisiones de la fabricación). La clasificación de eficiencia es útil, pero a veces engañosa. Nos informará de la eficiencia del electrodoméstico con respecto a su tamaño, pero sería mucho mejor tener en cuenta su eficiencia relativa. Los electrodomésticos de mayor consumo de electricidad son las secadoras, los frigoríficos y los congeladores, las lavadoras y los televisores. Y no siempre son esenciales: ¿realmente necesitamos una secadora o podemos arreglárnoslas con la cuerda de tender?

con respecto a la eficiencia energética, ¿es de categoría A+ o A++? ¿Cómo nos lavamos los dientes, con un cepillo eléctrico o uno manual?

Nos dirigimos a la oficina: ¿utilizamos el coche o el metro? Ya en el trabajo, los monitores de pantalla plana y los ordenadores portátiles emplean menos energía que los ordenadores de mesa y los tubos de rayos catódicos. Hora de comer. Si optamos por comer carne, deberíamos saber que se habrá empleado mucha más energía para que llegue a nuestro plato que si optamos por verdura o pasta. Mientras tanto, ¿estamos seguros de que no hemos dejado el ordenador de la oficina (o cualquier otro aparato) en estado de espera?

La Agencia Internacional de la Energía estima que el modo de espera o stand-by podría ser responsable de un 1% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, cerca de la cantidad total emitida por el conjunto de la industria aeronáutica. El consumo de energía en modo de espera de la mayoría de los electrodomésticos es pequeño y normalmente oscila entre los o,5 a 15 vatios, pero el número de este tipo de aparatos es enorme. Una casa europea, japonesa, australiana, o norteamericana contiene al menos 20 electrodomésticos en modo de espera continuo. Normalmente, un televisor, o un reproductor de DVD o CD, gastan hasta el 50% de la energía que consumen mientras permanecen en modo de espera. Como resultado, este modo es responsable del 5-10% del total de la electricidad utilizada en la mayoría de los hogares y de un porcentaje que desconocemos en edificios comerciales y fábricas.

Una manera muy simple de reducir el consumo de energía y, por lo tanto, las emisiones que resultan del mismo, es utilizar una regleta con varios enchufes y un interruptor, que permita apagarlo durante la noche. Una solución complementaria es que la industria intente reducir el consumo de electricidad de los nuevos aparatos electrónicos en su modo en espera. La AIE ha lanzado una campaña para intentar reducir este consumo a un vatio. www.iea.org/textbase/papers/2005/standby_fact.pdf.

Producción de un kilogramo

Producción de de queso Gruyére una tonelada de harina de trigo

Producción de una hamburguesa (estimación alta)

Producción de una hamburguesa (estimación baja)

Producción de un huevo (de criadero)

Después del trabajo comemos algo rápido, por ejemplo unas fresas. Si se importaron desde Sudáfrica habrán supuesto casi 6 kg de CO, pero si se transportaron en camión desde Italia, habrán supuesto mucho menos de 0,25 kg. Ahora es el momento de hacer algo de deporte: podemos ir al gimnasio a correr en la cinta, pero ¿no ahorraríamos más energía simplemente corriendo en el parque? Hacemos algunas compras de camino a casa, ¿Elegiremos comida de temporada, que no haya estado congelada durante meses o envuelta de forma innecesaria con materiales agresivos para el medio ambiente?

La comida es uno de los productos más transportados en nuestro mundo globalizado y nos hemos acostumbrado a verfresas en los supermercados durante todo el año. En los Estados Unidos, la comida viaja una media de 1.300 a 2.000 millas (2.100 a 3.200 kilómetros) para llegar al consumidor. Con respecto a este tema, se han desarrollado miles de movimientos en contra. Uno de ellos es La dieta de las 100 millas . Como su nombre sugiere, propone la compra e ingesta de alimentos que hayan sido cultivados, producidos o fabricados en su totalidad en un radio de 100 millas de nuestra propia casa. Esta es otra de las maneras en las que podemos reducir nuestra huella de carbono a la vez que promocionamos la industria alimentaria local. Otro término que se ha puesto de moda en este contexto es el de locávoro , que en América se designó "palabra del año" en 2007. Se trata de una combinación de las palabras latinas "localis y devorare local y devorar y promueve el consumo de alimentos cultivados y producidos localmente. La segunda cadena de supermercados más grande de Suiza ha anunciado recientemente el lanzamiento de un etiquetaje con el simbolo de un avión para aquellos productos que hayan viajado en este medio de transporte, con la intención de incrementar la concienciación de los consumidores acerca de las emisiones de CO, que dicho transporte implica, además de darles la oportunidad de limitar su huella climática evitando los productos que deseen. Pero la distancia no es el único factor que determina el nivel de CO, de un producto. Con elfin de asegurarnos de que realmente estamos mejorando el equilibrio climático es necesario que examinemos la cadena de producción y suministro en su totalidad. Por ejemplo, un reciente estudio demostró que, con respecto a la eficiencia energética, los tomates cultivados en España que se transportaban al Reino Unido podían tener una huella de carbono menor que los tomates cultivados en el mismo Reino Unido, debido a la energía que se requiere para calentar los invernaderos en este país.

La reducción de GEl a partir de residuos consiste en capturar el metano generado en el vertedero a través de la descomposición de materiales orgánicos como restos de comida, desechos del jardín o papel. También las estaciones depuradoras de aguas residuales liberan metano.

La reducción de emisiones de GEl a partir de residuos puede conseguirse mediante la digestión anaeróbica, proceso causado por bacterias en ausencia de oxígeno para la producción de biogás. El biogás se compone principalmente de metano (cerca del 60%), de CO, (cerca del 40%), y de pequeñas cantidades de ácido sulfhídrico y amoníaco. El proceso es exactamente el mismo que el que tiene lugar en el vertedero, sólo que en condiciones controladas. El biogás puede utilizarse para generar electricidad y calor. La principal limitación de este proceso es el alto costo de organización y de operación, sobre todo a gran escala. El éxito de la producción de energía depende de un suministro continuo, un almacenamiento adecuado y unos requisitos de transporte reducidos (por lo que el plan debería ser principalmente local).

Teóricamente, la producción de biogás a partir de vertederos y unas plantas incineradoras de basura bien gestionadas son recursos de energía de gran valor. Pero es necesario extender la aplicación de esta técnica para que desaparezcan los vertederos sin control. Lo que más preocupante resulta es la excesiva generación de basura en sí: los recursos limitados se transforman en bienes de un solo uso y emisores de GEl, y todo acaba rápidamente en el vertedero.

Una vez en casa, para cenar, podemos pensar que lo más simple y rápido es descongelar una bolsa de verduras en vez de cocinar algo de verdura fresca en la sartén. Al hacer la colada nos asaltan más dudas: ¿utilizamos una temperatura alta o una más baja que consuma menos? ¿Utilizamos la secadora o dejamos que la ropa se seque tendida? Por la noche decidimos ver la televisión. Por suerte no ha estado todo el día en modo de espera, junto al módem, el reproductor de DVD y la cadena de música. Antes de irnos a la cama, miramos el correo electrónico. Quizás nos alerten las cifras: el mero uso de Internet a nivel mundial requiere el equivalente a 14 centrales eléctricas.

El resultado neto del ejercicio puede ser sorprendente. Alguien que reste importancia al impacto climático que tiene nuestro estilo de vida será responsable de emisiones de casi 38 kg de CO, en un día normal. Sin embargo, alguien consciente de este impacto climático puede vivir prácticamente con el mismo nivel de comodidad siendo responsable de una cifra mucho más modesta: 14 kg. Normalmente, lo único que implica es un esfuerzo de consciencia sobre el impacto climático que nosotros mismos provocamos.

Kilogramos de CO» Fresas (500 gram emitidos por día

Importadas en avión desde Sudáfrica / en camión desde Italia

Eléctrico / De cuerda

Transporte Coche / Metro

Secar la Secadora / Tendedero

Ducha

Con / Sin reductor para ducha secar

Cepillo eléctrico / normal Comida Buey / Ternera

Despertador 1

Gimnasio / rse el pelo 4 Deporte- Parque Lavarse los dientes 4 >

Modo en espera / Apagado DVD m

Hornillo / TV O»

Tetera > eléctrica Hervir el agua y ad Colada 90/60'C

Modo Módem Manzanas en espera / Apagado E A

Categoría A/ Frigorífico o

Categoría A+* 3 Gema Pan Luz

Lavavajillas

Verduras ) 0 C Aparatos de oficina

CC ladas /frescas

Categoría D / Categoría A.

Horno / Tostador

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