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El nuevo atresplayer
Por Irene Jiménez, responsable de la sección de TV de Audiovisual451
Hace tan solo unos días Atresmedia convocaba a la prensa para mostrar lo que ha denominado “el nuevo atresplayer”. Al más puro estilo Netflix, recibía a los periodistas, entre los que me incluía, con la advertencia de que no estaba permitido tomar fotos ni vídeos de la presentación, tampoco subir stories, y que la información estaría embargada hasta que celebrara su gran evento de alfombra roja al día siguiente en pleno centro de Madrid.
Con palabras como “revolución”, Atresmedia habló de una experiencia de usuario mejorada, de la incorporación de canales FAST, de nuevos proyectos originales, sobre todo de ficción, y de la introducción de un segundo plan de suscripción. A mi parecer, lo que contó Atresmedia mantiene una línea continuista con el trabajo que ha venido realizando desde que en 2019 lanzara la versión de pago de su servicio bajo demanda. Y no tardé en corroborar que muchos productores han recibido la noticia con la misma impresión. Esto del “nuevo atresplayer” es, más bien, un ejercicio de marketing, porque si algo es necesario en esta batalla por la atención del público es hacer ruido. Y se ve que lo consiguieron porque la mayoría de los medios ha- blaron de “revolución” y “relanzamiento”.
La realidad es que la compañía de Antena 3 y laSexta no lo tiene nada fácil para ligar su marca al pago, para convencer al usuario de que, después de 34 años de emisiones en abierto, merece la pena pagar todos los meses por ver sus contenidos, sobre todo los que jamás llegarán a la TDT o a la versión gratuita de atresplayer o, al menos, no lo harán a corto plazo. Sin embargo, sí creo que a los servicios que han sido tradicionalmente de pago no les va a costar tanto sumar abonados por sus planes con publicidad, porque eso implica una rebaja de precio, y hoy en día hay que contar cada euro que se gasta.
Mientras todas las miradas y los análisis se centran en ver cómo funcionan los planes con publicidad de servicios como Netflix o Disney+, poco se habla de este enorme reto que tienen las compañías tradicionales de televisión en este paso que están dando hacia el pago. Porque, si echas cuentas, los 500.000 abonados que declara tener atresplayer, a cinco euros cada uno de ellos, da 30 millones de euros de ingresos al año, el equivalente a unos 37 capítulos de 50 minutos de una serie premium, teniendo en cuenta los presupuestos que maneja Atresmedia. Y en este 2023, el servicio va a estrenar una ficción al mes, de mayor o menor tamaño, pero hablamos de 12 series, 12 lanzamientos, más otros pocos formatos de entretenimiento y documentales. Los números no salen ni para mantener el ritmo de producción ni para sostener tecnológicamente el servicio ni para realizar grandes campañas publicitarias al nivel de las que hacen sus competidores. Estoy segura de que tampoco los posibles ingresos por ventas de derechos internacionales equilibran la balanza.
Por eso, no resulta extraño que Atresmedia haya decidido optar por el modelo híbrido de pago más publicidad que se está imponiendo en el mercado del streaming. El plan básico de atresplayer introducirá un anuncio pre-roll en cada reproducción a partir del 5 de julio, “como ya hace Movistar Plus+”, justificaba José Antonio Antón en la presentación. Y tampoco chirría que vayan a lanzar un segundo plan de suscripción por 8 euros al mes que sí permitirá compartir la cuenta, ah, y no tendrá publicidad. Según los resultados económicos de Atresmedia, en el primer tri- mestre de 2023, sus ingresos por publicidad digital aumentaron un 24 por ciento, frente a la caída del 5,4 por ciento que registró la publicidad en televisión. Por lo que seguir explotando el soporte digital parece una estrategia lógica.
Aparte de la gran cantidad de estrenos, lo que también me sorprende es la oferta tan de nicho de atresplayer en sus producciones originales. Con sus promos, el servicio se dirige especialmente al público juvenil, el más difícil de atraer hoy en día, y me temo que necesita llegar a una audiencia mucho más amplia para ser viable. atresplayer está todavía en ese punto del camino en que quiere marcar su propia identidad, en que está disfrutando de producir esas series y programas que en abierto no puede, y no tardará en darse cuenta de lo que en Netflix, Disney, Warner Bros. Discovery o Amazon ya han advertido: que se necesitan muchos millones de dólares para mantenerse a flote.
Porque, tal y como me decía un productor, y no ha sido el único, “alguien de arriba empezará a pedir resultados pronto.” FIN
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