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El Aflaj Omani y su papel en la construccion del paisaje cultural del interior montañoso del sultanato

Luis Franco Lahoz Arquitecto, U.P. Arquitectura, Universidad de Zaragoza Área Proyectos Arquitectónicos Sixto Marín Gavín Arquitecto, U.P. Arquitectura, Universidad de Zaragoza Área Urbanismo y Ordenación del Territorio

Resumen

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El aprovechamiento de los recursos de agua, allí donde existan, es un tema central en la vida de Omán que ha determinado la actividad agrícola y los modelos de asentamiento. La localización de las fuentes de agua y la topografía del terreno son, en este sentido, factores esenciales que condicionan el modo de explotación de las reservas de agua. Recientemente se ha puesto en marcha un programa para la recuperación y puesta en valor del sistema de acequias todavía presentes en la vida de este país. Este estudio pretende profundizar en la relación del conjunto de acequias con la vida pasada pero también con el presente y el futuro de Omán. Palabras clave: Omán, recuperación, aflaj, patrimonio, paisaje cultural

Resum

L’aprofitament dels recursos d’aigua, allà on n’hi hagi, és un tema central en la vida d’Oman que ha determinat l’activitat agrícola i els models d’assentament. La localització de les fonts d’aigua i la topografia del terreny són, en aquest sentit, factors essencials que condicionen el model d’explotació de les reserves d’aigua. Recentment s’ha posat en marxa un programa per a la recuperació i posada en valor del sistema de sèquies encara presents en la vida d’aquest país. Aquest estudi pretén aprofundir en la relació del conjunt de sèquies amb la vida passada però també amb el present i el futur d’Oman. Paraules clau: Oman, recuperació, aflaj, patrimoni, paisatge cultural

Abstract

The use of water resources, where they exist, is a central theme in the life of Oman that has determined agricultural activity and settlement models. The location of water sources and the topography of the land are, in this sense, essential factors that condition the way that water reserves are used. A programme to recover and value the water channel system that is still present in the life of this country has recently been launched. This study aims to deepen the relationship of the channels with past life, but also with the present and the future of Oman. Keywords: Oman, recovery, aflaj, heritage, cultural landscape

INTRODUCCIÓN

do y, excepto en las zonas montañosas, las precipitaciones anuales tienen índices de lluvia propios de áreas desérticas. Largos periodos de sequía se acaban rompiendo con tormentas de intensidad y frecuencia irregular que, en numerosas ocasiones, provocan la erosión del terreno, daños en los cultivos, en la ganadería y en las construcciones e infraestructuras. Sin embargo, y paradójicamente, al mismo tiempo sirven para aliviar en parte el problema de la sequía y de la evaporación extrema.

Omán está situado en una de las regiones más áridas del mun-

El lado noreste de Omán se caracteriza por ser una cadena montañosa que en su parte central recibe el nombre de “Al Jabal Al Akhdar” (la Montaña Verde), que se desarrolla en paralelo a la costa del mar de Omán y cuyas cumbres llegan a superar los 2.000 metros. Los valles de esta escarpada zona constituyen líneas de drenaje natural que evacúan el agua de lluvia, y

son al mismo tiempo el camino más razonable para acceder al interior del territorio. Ambos aspectos fueron determinantes a la hora de fundar los asentamientos de población y situar las zonas destinadas a la agricultura hasta bien entrados los años 70 del siglo XX.

Los valles de estas montañas permanecen secos la mayor parte del año, de modo que para tener actividad agrícola o ganadera siempre ha sido necesario recurrir al agua que circula por las capas subterráneas del terreno. El modo más sencillo de explotar el acuífero es mediante pozos realizados en el mismo

Imagen de la meseta de AL Jabar Al Akhdar

la vida doméstica cotidiana, es incapaz de cubrir la demanda de una explotación agrícola de más entidad. Para poder tener cultivos y ganados de una cierta entidad, los habitantes de estas tierras tuvieron que acudir a surgencias naturales del acuífero o a barrancos que encauzaran el agua de lluvia, siempre que se pudieran construir balsas o pequeñas represas para almacenar lugar, pero este sistema, que bien podría aportar el agua para

el agua en terrenos topográficamente propicios para este fin. Sin embargo, las captaciones de agua podían estar a una cierta distancia de los lugares adecuados para el cultivo o para los asentamientos humanos, y así es como surge en las montañas de Omán el sistema de los “aflaj”.

EL AFLAJ

El término aflaj resume en una palabra la técnica desarrollada por una cultura centenaria especializada en aprovechar el agua, y es usado genéricamente para referirse a su conducción, independientemente de su procedencia y del diseño subterráneo o aéreo de los canales (falaj) utilizados para transportarla desde la captación hasta el punto de consumo.

Los aflaj han sido el factor más determinante a la hora de caracterizar las costumbres, los asentamientos y el paisaje del Omán interior y montañoso. Algunos investigadores creen que los primeros aflaj fueron construidos hace más de dos mil años por pobladores de origen persa, pero la última etapa de desarrollo de este sistema se acometió entre los siglos XVII y XVIII, con la dinastía de imanes “Ya’aribah”, tiempo que está considerado como la edad de oro de Omán y durante el que también se construyeron las más significativas torres y fortalezas que ahora son el mejor exponente de la arquitectura monumental omaní.

La construcción de los aflaj se encomendaba a un maestro constructor que normalmente pertenecía a la tribu “Awamir”, un grupo social que conservó el monopolio de los secretos y habilidades para construir y mantener en uso las captaciones de agua y la red de conducciones, y un oficio que, con el cambio de patrones económicos y sociales producido, ha desaparecido casi por completo.

Algunos aflaj de Omán pueden alcanzar 30 kilómetros de longitud, pero la mayor parte de ellos tienen entre 3 y 10 kilómetros. Normalmente, el volumen de agua que puede transportar cada uno está en el entorno de los 40 litros por segundo, lo que ha sido suficiente para regar unas 40 hectáreas de tierra y cubrir las necesidades básicas de un asentamiento de unas 100 personas.

La captación del agua podía exigir excavar hasta localizar las capas por las que discurren las aguas subterráneas, y realizar zanjas profundas y con la pendiente necesaria para transportar el agua por gravedad hasta recuperar cotas superficiales. Los canales de agua que discurrían dentro de estas zanjas se cubrían con losas de piedra y tierra, y de vez en cuando se dejaban pozos hasta la superficie para acceder y mantener el canal en buenas condiciones de uso. Para que los canales fueran impermeables se abrían en la misma roca, pero si no había roca se construían con un aglomerado con piedra y se revestían interiormente con capas de un mortero liso de cal denominado saruj.

El sistema del aflaj transporta el agua por gravedad y cubre largas distancias entre el punto de captación y el punto de consumo. Por ello, es necesario aprovechar al máximo la topografía y el desnivel natural. Normalmente se buscaba el gradiente de desnivel mínimo, y esta circunstancia hizo que los canales de agua dibujen el contorno de las laderas y colinas por las que discurren. La mayor parte del trayecto se realiza con canales apoyados sobre la roca y cubiertos con losas de piedra para reducir la evaporación de agua y la contaminación, pero si en algún punto es necesario salvar un salto importante se utilizan viaductos que pueden superar los 5 metros de altura, o se coloca el canal sobre un muro adosado a las paredes de la montaña que en ocasiones supera los diez metros de altura. Cuando es preciso saltar al otro lado del valle se utilizan el método del sifón para comunicar ambas laderas, con la conducción horizontal de la parte baja enterrada en el fondo del valle para que el aflaj no se corte cuando se produzcan avenidas torrenciales de agua La distribución del agua que transporta el aflaj se organiza jerárquicamente, y su uso está priorizado para evitar que se pueda contaminar. El primer aprovechamiento del agua es siempre la fuente para el agua de beber o para cocinar, y a este uso le sigue la fuente de la mezquita utilizada para las abluciones antes del rezo. La jerarquía en el uso del agua continúa con el baño común utilizado para la higiene de las personas, y sigue con el lavadero colectivo para lavar las ropas y los utensilios domésticos. A continuación se coloca el abrevadero para que beban los animales y, finalmente, el resto del agua se utiliza para regar por turno los huertos de cada familia.

LA AGRICULTURA VINCULADA AL AFLAJ

La construcción de bancales era una tarea difícil y penosa que debía acompasarse con la llegada de los canales y acequias, lo que exigía realizar excavaciones o rellenos de tierra para situar una parcela plana a su cota de nivel adecuada. En cualquier

Imagen de campos de cultivo en bancales. Sayq. Oman

El Aflaj a su llegada a Wadi Bani Habib. Oman

El aflaj a su paso junto a Wadi Bani Habib. Oman

caso, para crear una plataforma cultivable era preciso realizar muros perimetrales de contención de piedra en seco y grandes aportes de tierra fértil y cultivable. El resultado final es una malla de acequias y muros de piedra que tejen un complejo sistema de pequeños y ordenados huertos en ladera que caracterizan a los asentamientos de las montañas de “Al Jabal Al Akhdar” en Omán.

Los bancales se ocupan con frutales propios del área, granados, moreras, nogales, almendros, albaricoqueros y manzanos, o con parras y huertos para cultivar hortalizas de consumo doméstico, y en las terrazas más alejados especies de herbáceas rrazas cultivadas son los espacios que utilizan los vecinos y las

para alimentar el ganado.

La idea del jardín se reduce en Omán al contexto de los patambién a las áreas de cultivo regadas regularmente y en las que crecen árboles y plantas frondosas, aunque no se hayan planificado con esta intención. Algunas de las características de los bancales de cultivo asociados a los aflaj pueden asociarse con un jardín con estanques y canales de agua, árboles frondosos que aportan sombra y frescor, sendas serpenteantes bajo la vegetación, muretes bajos utilizados como bancos, frutales y plantas aromáticas, setos y masas arbustivas, etc. En cierto sentido, estos espacios cultivados tienen también algunas de las características propias del “jardin potager” europeo. En los pueblos de la montaña omaní vinculados al aflaj ningún otro espacio público puede considerarse como un jardín, y las te-

tios domésticos, pero en algunas ocasiones puede asociarse familias omanís para los momentos de relajación y descanso, incluso sin ser propietarios de una parcela, especialmente en los días más calurosos y en contraste con el clima seco y muy cálido de Omán.

LOS ASENTAMIENTOS Y EL AFLAJ

Los asentamientos humanos en Omán se han producido allí donde los recursos de agua y la escasa tierra cultivable coincidían, y si en las tierras llanas esta coincidencia se produjo en los conocidos oasis, en el caso del interior montañoso los asentamientos se tuvieron que establecer en relación con los aflaj

que aportaban el agua necesaria para vivir de la agricultura y de la ganadería. Los asentamientos de las montañas de Omán son pueblos pequeños que se han emplazado en la ladera de los valles, normalmente a la cota del canal que trae el agua, y que están rodeados por bancales de cultivo que se van estratificando hasta el fondo del valle para regarlos por gravedad desde arriba. La ubicación elevada de estos pueblos de montaña mejoraba también su capacidad defensiva frente a posibles ataques, y aportaba a sus vecinos seguridad frente a las riadas torrenciales que eventualmente soportan los valles.

La red de riego del aflaj era una responsabilidad colectiva, y cada huerto tenía establecido un tiempo de riego y un coste. El dinero recaudado por el uso del agua se destinaba en su mayor parte al mantenimiento de la infraestructura, pero si había excedente se destinaba a actividades sociales o de educación vinculadas a la mezquita local.

El sistema de riego y las actividades asociadas al aflaj, su constante mantenimiento y su explotación, forman parte integral del paisaje de las montañas de Omán, tanto en términos económicos como sociales, y se han convertido en un poderoso icono cultural del país.

El hombre ha necesitado cientos de años para construir este paisaje siguiendo un modo tradicional de usar el agua, de cultivar y de vivir, y el resultado final es un conjunto único y complejo de infraestructuras y arquitecturas relacionadas con las condiciones que imponen el clima y los recursos naturales del lugar. Analizado hoy en día, se podría decir que nos encontramos ante un paisaje histórico o, en términos contemporáneos, ante un paisaje cultural, un concepto que nos remite al delicado equilibrio alcanzado entre el medio natural y las lentas transformaciones provocadas por la actividad llevada a cabo por sus habitantes tradicionales. El árido paisaje de las montañas y cañones, la red de acequias que transportan el agua, la construcción tradicional, la disposición y el orden de los bancales de cultivo y de los asentamientos humanos, el trazado de los caminos y de las calles, su particular organización social, la ganadería familiar, la manera de cultivar y las especies que han prevalecido, todo ello ha ido creando un conjunto que gradualmente ha ido incorporando los valores propios de un “paisaje cultural” que encuentra su mayor razón de ser en el uso del agua. Los aflaj de “Al Jabal Al Akhdar” son mucho más que simples infraestructuras para transportar el agua, son sistemas que muestran el modo de hacer de los artesanos que los crearon y que con ello propiciaron la aparición de un paisaje de belleza poco común que expresa el equilibrio ecológico alcanzado entre el medio natural y la intervención del hombre. Los valles de estas montañas son espacios naturales que han sido antropizados poco a poco y durante muchos siglos, y en los que la canalización del agua ha permitido implantar una actividad agrícola y ganadera de una intensidad proporcionada con el entorno natural, y asentamientos humanos de pequeña escala utilizando los materiales del lugar para construir los volúmenes más reducidos que su actividad productiva y doméstica exigía.

EL PRESENTE DEL AFLAJ

Sin embargo, en el Omán moderno los patrones de vida están cambiando rápidamente y cada vez hay menos personas trabajando la tierra vinculada a los aflaj. En consecuencia, las técnicas tradicionales se están perdiendo y muchos de estos bancales de cultivo se están abandonando, lo que es una seria amenaza para la supervivencia de estos paisajes culturales. Sólo los pueblos más cercanos a las vías de comunicación y las terrazas más accesibles siguen activos, pero en muchos casos el agricultor tradicional se está sustituyendo por eventual mano de obra inmigrante. En diez años de abandono un bancal puede volver a su estado natural y la montaña recobrar su perfil original. Cultivar estas terrazas es un trabajo muy duro, y la inversión necesaria en tiempo y dinero es, en este momento, desproporcionada con el beneficio económico que produce su explotación, especialmente en el entorno económico del Omán moderno, en el que hay ofertas más lucrativas para trabajar. De hecho, los jóvenes originarios de esta remota zona de Omán trabajan ya en las ciudades, y solo vuelven ocasionalmente a sus pueblos de origen los fines de semana o en vacaciones.

Por otro lado, desde que en 1992 se puso en marcha el Plan para el Desarrollo de la región de “Al Jabal Al Akhdar” (la Montaña Verde), las condiciones económicas de la zona han mejorado, se han construido carreteras de acceso para todos los pueblos, se ha dotado de abastecimiento de agua a todos los asentamientos, se les ha provisto de energía eléctrica, se han levan-

tado escuelas y equipamientos, e incluso se han urbanizado terrenos para nuevos asentamientos destinados a la población que por diversas razones debía abandonar sus antiguas casas. Pero, como sucede siempre en estos casos, la relación entre el desarrollo económico y la conservación de un paisaje cultural es paradójica y no siempre complementaria. curso Cultural y Económico”

CONCLUSIONES

Sería un sinsentido nostálgico tratar de reestablecer los viejos y tradicionales modos de vida, al contrario, son necesarias propuestas para una modernización comprensiva de este entorno interpretando abiertamente las claves de este paisaje cultural y de los valores que queremos proteger. En este sentido, las propuestas de intervención no pueden limitarse a una mera consideración etnográfica o arqueológica del lugar, deben abordar estrategias sostenibles para la conservación y mejora de estos asentamientos. En un paisaje cultural los agricultores y ganaderos son también los jardineros del entorno, y los albañiles son los maestros que mantienen y mejoran los sistemas constructivos vinculados a la arquitectura del lugar. Todos los habitantes de estos pueblos necesitan tener incentivos para ser parte activa en la conservación de su patrimonio, no solo económicos como propietarios de las tierras y de las construcciones, también culturales como ciudadanos que identifican y reconocen los valores que posee su entorno. En el mundo existe ya una creciente demanda que se aleja de los estereotipos del turismo de masas. Se trata de un turismo de gustos culturales bien definidos vinculado a la naturaleza y al medio ambiente y que es de bajo impacto ambiental, lo que resulta muy apropiado para este tipo de entornos naturales. Con este tipo turismo emergente se abren nuevas oportunidades para dotar de recursos a la conservación de este histórico paisaje, acompañando la producción agrícola y ganadera con la explotación de un turismo sensible con el entorno natural. Pero en el caso de las montañas de Omán, a este tipo de visitante potencial se une otro compuesto por familias procedentes del mismo país, o de países cercanos con climas extremos, que buscan un lugar tranquilo y fresco en el que descansar recuperando una cierta armonía con una naturaleza que, allí de donde

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