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La gestión del agua frente al cambio climático

De izq. a der. B. Laurenzano, D. HeinrichT. Oakes

Plenaria: Simposio del agua II: Desarrollando estrategias de adaptación frente al cambio climático

Disertantes: T. Oakes (Rubicon Water) B. Laurenzano (COHIFE) D. Heinrich

¿Qué progreso hemos tenido en estos años y que lecciones aprendidas dejo el proceso de Argentina? y ¿Qué progreso han tenido en estos años y que lecciones aprendidas dejó el proceso de Australia?

El simposio del agua II contó con la participación internacional de Tony Oakes, director de la empresa australiana Rubicon Water, líder en gestión de recursos hídricos para sostener la agricultura, el ambiente y la población de este país. En representación del Consejo Hídrico Federal (COHIFE), estuvo su actual presidenta, Betina Laurenzano, y Diego Heinrich, de Aapresid, tuvo a su cargo la moderación del panel. Para dar inicio, Heinrich expuso acerca del marco que llevó el panel correspondiente. En el caso de Argentina, en la Constitución Nacional tanto en su art. 121 así como en la enmienda constitucional de 1994 quedó establecido expresamente que corresponde a las provincias el dominio originario de sus recursos naturales, entre ellos el agua. Por cómo se presenta el agua en la naturaleza y por la estructura federal del Estado Argentino la gestión hídrica requiere, como mínimo, la coordinación de las acciones de numerosos individuos y organizaciones independientes. Como objetivo de máxima, la gestión hídrica procura impulsar la cooperación entre los decisores independientes cuyas acciones modifican cuándo, cómo y dónde estará presente el agua, tanto para identificar soluciones técnicamente viables que sean beneficiosas para todas las partes, en cada situación que requiera coordinación, para evitar que los posibles desacuerdos se conviertan en conflictos en los que todos pueden resultar perdedores. Argentina tuvo un primer impulso de coordinación federal en la década del 60, cuando se formalizaron acuerdos interjurisdiccionales alentados por la administración nacional de los recursos hídricos. Los ejemplos más significativos son: el acuerdo para la distribución de los caudales del río Colorado entre cinco provincias, (base de creación del COIRCO), el tratado entre Córdoba, Santiago del Estero y Tucumán para el aprovechamiento del río Salí Dulce, entre otros. A principios del año 2001, se puso en marcha un programa denominado “Principios Rectores de Política Hídrica”, con el objetivo de facilitar y mejorar las relaciones entre las provincias y entre éstas y la Nación, en el ámbito de la gestión hídrica. El Consejo Hídrico Federal (Cohife) fue creado entre 2002/2003, como resultado de un acuerdo sobre la conveniencia y necesidad que entre las provincias y la Nación exista una instancia federal, en la que los puntos de vista de las provincias sean expresados por quienes tienen en ellas la responsabilidad directa de la gestión hídrica. El Cohife fue ratificada su constitución mediante la Ley Nº 26.438 promulgada de hecho en Enero 05 de 2009. El caso de Australia parte de un status de gobernanza federal, similar a la de Argentina, y desarrolla un proceso de reforma del agua que su tramo moderno se inicia en 1992 con el Acuerdo de la Cuenca Murray-Darling entre los estados de la cuenca. El objetivo fue fomentar la planificación coordinada para el uso equitativo, eficiente y sostenible del agua, la tierra y otros recursos ambientales. Entre Junio 1995 a Mayo 2012 los alcanzó la seca del Milenio, con grandes impactos sociales económicos y ambientales, que llevó a una nueva revisión y se consensuó en la Iniciativa Nacional del Agua (NWI) 2004, que agregó programas rurales de infraestructura de agua, incorporación de nuevas tecnologías, los mercados del agua, programas de agua urbanos, desarrollo del riego ambiental y la política nacional de la sequía. Más recientemente se lanzaría la Ley Federal del Agua (Federal Water Act) de 2007 que crea nuevas disposiciones federales/estatales para equilibrar el uso del agua en la cuenca del Murray– Darling, la oficina de Meteorología se haría responsable de la información del agua a nivel nacional, y se establecieron nuevas agencias federales: Autoridad de la Cuenca Murray–Darling y el Titular Federal (Mancomunidad) Agua del Medio Ambiente, que realiza los estudios de evaluación de los recursos hídricos. ¿Qué progreso hemos tenido en estos años y que lecciones aprendidas dejo el proceso de Argentina? y ¿Qué progreso han tenido en estos años y que lecciones aprendidas dejó el proceso de Australia? Para hablar de Argentina, a su turno, la presidenta actual del COHIFE, se preguntó acerca de cuáles deberían ser las bases de las estrategias para la adaptación al cambio climático. Entre los puntos que mencionó, se destacan: conocer la disponibilidad de los recursos hídricos y su variación en el tiempo; fortalecer la Red Hidrometeorológica Nacional; el proyecto Red de redes, que apunta a la integración de todas las redes de medición existentes (público y privado y con objetivos variables); el proyecto Sistema Nacional de Radares Meteorológicos (SINARAME), que se encuentra finalizando la Etapa II, entre otros. Laurenzano reclamó la falta de un mapa de recursos hídricos subterráneos a nivel nacional. “En el Marco del Plan Nacional de Aguas Subterráneas, se contratará la recopilación bibliográfica de los sistemas acuíferos en estudio (público privados, nacionales, provinciales) y se continúa también con la evaluación de Arsénico”. Sobre la importancia también de contar con un mapa de cuencas hidrográficas, remarcó la necesidad de unificar, en una primera etapa, los cursos e identificar las obras de envergadura ejecutadas que hayan modificado los escurrimientos. A modo de cierre, recomendó tener una mirada integral. “La adaptación a las variaciones climáticas implica necesariamente una mirada integral a nivel de la cuenca, y la compatibilización de usos a efectos de gestionar los conflictos”, señaló. El caso de Australia resulta interesante ya que, luego de atravesar una situación crítica que los llevó a repensar estrategias y adoptar nuevas tecnologías, hoy los encuentra frente a un desarrollo sumamente moderno y de vanguardia en lo que hace a gestión de recursos hídricos. Rubicon Water, la compañía que dirige Tony Oakes, provee soluciones tecnológicas para permitir a los operadores maximizar el uso beneficioso de los recursos de agua disponibles. “Proveemos sistemas que permiten la renovación de infraestructura existente para maximizar la eficiencia de distribución y recuperar volúmenes muy grandes de agua para uso productivo”, detalla. La tecnología consta de automatización inteligente de canales de distribución de agua y medidores de flujo de agua de alta precisión. Esto se detectó a partir del dato de que solo un 37% del agua de los diques llegaba efectivamente a ser aprovechado por el cultivo. Hoy por hoy lograron elevar la eficiencia hasta un 80%. Oakes explicó que su país tiene un progresivo conjunto de acuerdos de administración del agua. “El gobierno estableció políticas que logran atraer inversiones en infraestructura, y usan principios basados en el mercado para ver el movimiento del agua a los valores de mayor uso. Algunos ejemplos son el desacoplamiento de la tierra del agua y la introducción de sistemas de comercio, donde el agua puede ser comercializada entre productores y entre cuencas hidrográficas.

Esto permite proteger a los cultivos más valorados en momentos de escasez y bajos valores de cultivos de gran escala -como el arroz, el algodón y el maíz-, para producirlos cuando hay más agua disponible”, contó. Según precisó Oakes, la sequía del “milenio” comenzó en 1997 pero la crisis recién se hizo evidente en la temporada de riego 2002/2003, cuando por primera vez en la historia los sistemas del estado de Victoria “no cubrieron” los requisitos de los clientes. En este contexto, la tecnología TCC de Rubicon fue elegida para modernizar la gestión y el control de los 6.800 km de canal abierto que abastecen de agua a 20.000 establecimientos agrícolas. Específicamente sobre las respuestas tecnológicas en el establecimiento agrícola, el director de Rubicon contó que, la aplicación de sondas de humedad del suelo y el servicio mejorado de los sistemas de suministro modernizados, permitieron el desarrollo de productos de automatización del riego superficial (Figura 1).

A modo de síntesis, remarcó que las eficiencias en la distribución del sistema de canales aumentaron en un 20-25% y se documentaron eficiencias de hasta un 95%, lo que hace que el agua ahorrada esté disponible para producción adicional o para el medioambiente. “Los agricultores pueden pedir agua y recibirla en un plazo de 2 horas a un caudal alto y constante, y el proceso de entrega está completamente automatizado”, cerró.

Figura 1. Sistemas de canales y sondas de humedad del suelo en establecimientos agrícolas de Australia.

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