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¿PROBLEMAS DE COBERTURA EN EL NORTE?

Don Alfredo, establecimiento ubicado a 300 km de la ciudad de Resistencia, abrió sus puertas para mostrar el trabajo de la Regional de Sáenz Peña. Más de 220 personas compartieron sus experiencias en uno de los establecimientos modelos de la zona, donde la realidad desafía al mito de la pérdida de calidad del ambiente productivo luego el desmonte.

El trabajo organizado de los miembros de la Regional permitió llevar adelante una espectacular jornada que combinó muestra estática, recorrida a campo, panel debate y muestra dinámica como cierre.

ZONA DIFÍCIL

Según Silvio Radovansich, Asistente Técnico Regional, los suelos de la zona de Don Alfredo son argiustoles údicos, pertenecientes a la serie HE- RRERA. Superficialmente estos suelos son de textura pesada, originalmente tenían 37% de arcilla.

Entre los 16 cm y el metro de profundidad poseen más de 45% de arcilla, lo cual les da capacidad para retener agua, sin embargo puede ser un factor negativo si el suelo llega a sufrir compactación. Están bien provistos de Materia Orgánica (4%), aunque este valor desciende bruscamente en profundidad.

Los niveles de fósforo son altos (35 ppm) y además están bien provistos de Ca, Mg y K. Tienen alta capacidad de intercambio de cationes y la penetración efectiva de raíces llega a 1 metro.

DOBLE CULTIVO ESTIVAL

Restos de trigo y maíz de la cosecha anterior se entremezclaban con el rastrojo de soja primavera formando una cobertura poco común para un lote de soja pronto a cosechar. Este fue el marco desde donde Germán Fogante abordó el tema del doble cultivo estival.

Haciendo un poco de historia, en el lote se cosechó trigo en noviembre de 2002, luego en enero se sembró maíz (90qq/ha) y en la primavera siguiente se implantó soja primavera. La misma se cosechó a fines de enero (25 qq/ha). Para el 10 de febrero el lote se volvía a sembrar con soja, llegando a la actualidad a punto de cosecha.

La inclusión de gramíneas en la rotación del lote, con buen aporte de rastrojos en cantidad y calidad fueron la clave, según Fogante, para llegar a la actualidad con un cultivo de soja en excelentes condiciones. Tanto el maíz como el trigo permitieron que más del 80% del agua caída en el lote luego del maíz de segunda, fuera aprovechada por los cultivos de soja. A pesar de ello el especialista recalcó que si bien económicamente las alternativas soja-soja o girasolsoja son las más tentadoras, al observar el planteo con una visión a largo plazo es fundamental seguir incluyendo gramíneas en el plan rotacional. A medida que nos desplazamos hacia el oeste de la transecta que pasa aproximadamente por la localidad de Pampa del Infierno con sentido Noreste-Suroeste, la importancia de la cobertura adquiere mayor significado, puesto que a las menores precipitaciones que se registran se debe sumar la mala distribución temporal y la demora de las primeras lluvias estivales.

En estas zonas las siembras de soja de ciclo corto tempranas debe ser reservada sólo para lotes bien rotados, con buena reserva de humedad en el perfil. Para elevar los márgenes de seguridad se deberían usar grupos más largos demorando la siembra. Indefectiblemente, se debería emplear alguna gramínea estival para complementar al cultivo de soja. El cultivo de maíz se presenta como la más aconsejable desde el punto de vista económico, aunque en algunas zonas el sorgo sería la alternativa más aconsejable. En este último caso los ciclos cortos, sembrados temprano y con tratamiento de precosecha permiten sembrar una soja de segunda sobre un excelente rastrojo.

Fogante también recalcó que continuamente se siguen buscando alternativas de producción en cuanto a doble cultivo estival se refiere, en la presente campaña están evaluando la posibilidad de incluir trigo de ciclo muy corto luego de sojas primavera, con la finalidad de realizar cobertura antes de las primeras heladas.

MANEJE…, NO CONTROLE

Continuando con la recorrida, se llegaba a la segunda estación temática donde el Ing. Daniel Igarzabal abordó a modo de historia algunos conceptos claves para el manejo de plagas.

A la hora de hablar de plagas Igarzabal manifestó: “hay que cambiar la mentalidad pasando de controlar a manejar plagas”. A lo cual agregó “el Manejo Integrado de Plagas es una estrategia que utiliza todas las técnicas de control disponibles en forma armónica, con el objeto de mantener la población de plagas por debajo del nivel de daño económico, preservando el ecosistema”. Los principios básicos de esta herramienta tecnológica son la identificación de las plagas y sus enemigos naturales, el monitoreo de lotes, la utilización de los niveles de daño económico y la aplicación de insecticidas selectivos.

A modo de ejemplo de la forma que estamos acostumbrados a abordar el problema que las plagas nos ocasionan, según Igarzabal el 80% del mercado de insecticidas está repartido en cuatro productos: cipermetrina, clorpirifos, endosulfan y metamidofos, lo cual significa una muy baja rotación de principios activos, hablando de una sola de las técnicas de manejo, la química.

Llegada la hora de hablar sobre los problemas que existieron en la última campaña en cuanto a control de defoliadoras en algunos lotes, Igarzabal puntualizó: “la eficiencia histórica de los tratamientos es del 60- 70%, en lotes con 10 orugas/m2 con tamaño mayor a 2.5 cm quedaban 3 o 4 vivas, las cuales no causan daños importantes. En lotes con 40-50 orugas/m2 quedan entre 12 y 20 orugas. A esto debemos sumar que durante la última campaña las condiciones ambientales fueron más adversas de lo normal, esto generó un mayor número de descendientes por individuos por cuestiones de supervivencia, canopias menos importantes, a la vez que las condiciones a la hora de aplicar el plaguicida no eran las adecuadas.

“Es fundamental no adelantar los tratamientos, por más que resulte tentador hacer aplicaciones cuando encontramos cierto número de orugas. Recordar que siempre debemos tomar como referencia el tamaño de las orugas, por ello se deben contar únicamente orugas mayores a 2.5 cm”.

CONVICCIÓN, ORDEN Y PROLIJIDAD, AL ESTILO MOSIMANN.

Lo visto en Don Alfredo hecha por tierra el mito de la imposibilidad de crear cobertura a medida que nos desplazamos hacia el norte. De no ser por el marco que rodea al establecimiento, uno podría pensar que se encuentra en pleno corazón de la Pampa Húmeda.

Según Gerardo Mosimann, propietario de Don Alfredo, estos suelos tienen 60 años de agricultura aproximadamente. Todos los lotes comenzaron en labranza convencional y se mantuvieron de esta forma hasta el 90. Desde el 90 se incursiona en la labranza mínima y se mantuvo hasta 1994. Ese año se adquiere una sembradora de SD y a partir de allí toda la superficie se mantiene bajo esta modalidad.

La visión de la Siembra Directa como Sistema en Don Alfredo se aprecia en las 1000 ha que integran el establecimiento. Los pilares fundamentales de la Siembra Directa, rotación de cultivos y fertilización del sistema, son respetados sin discusión en cada uno de los lotes, permitiendo lograr una abundante y uniforme cobertura en cada uno ellos.

Igarzábal: «Hay que cambiar la mentalidad pasando de controlar a manejar plagas». Arriba: Nora y Gerardo Mosimann, anfitiones de la jornada en «Don Alfredo».

Según Romagnoli, «la fertilidad física del suelo está unida al contenido de materia orgánica y en ella, el carbono, es uno de los componentes más importantes.»

“En el caso de las chinches en soja, evitar siempre agregar el chorrito de ciper durante el barbecho”. Esta acción afecta muy marcadamente a las chinches parasitadas y con ellas a los enemigos presentes. Un adelanto importante en cuanto a manejo de esta plaga es no hacer mezclas con cipermetrina y endosulfan, el endosulfan por si solo es un buen producto para control de chinche, siempre que se emplee una dosis base de 1.2 litros/ha. Este producto es bastante selectivo con respecto a los enemigos naturales.

ROYA DE LA SOJA: EN LA TEORÍA Y EN LA PRÁCTICA

Uno de los temas en soja más difundidos en los últimos tiempos ha sido el de la Roya de la Soja. Durante la recorrida la tercera estación estuvo a cargo del Ing. Iván Bonasic, fitopatólogo del INTA Sáenz Peña.Según el especialista la roya asiática fue observada en gran cantidad de lotes de la zona durante esta última campaña. Los síntomas comienzan con lesiones amarillentas que van virando al marrón rojizo, pero la característica distintiva es la presencia de pústulas, estructuras en forma de volcán, en cuyo interior se ven, con ayuda de una lupa de mano, las esporas. Uno de los aspectos que recalcó es la importancia de identificar correctamente la enfermedad, diferenciándola de otras enfermedades como Pústula Bacteriana y Mancha Marrón. En el caso de la Pústula Bacteriana no se aprecia con la lupa la forma de volcán de la pústula típica de la Roya. La Mancha Marrón se diferencia de la Roya por el halo amarillento que rodea a la lección oscura y por el mayor tamaño que presenta en sí la zona necrótica.Según Bonasic, contrariamente a lo observado durante la última campaña, los síntomas de la roya de la soja deberían apreciarse en un primer momento en las hojas inferiores. Sin embargo este año, a campo, se vieron los primeros síntomas en los bordes de las hojas superiores. Las condiciones ambientales favorables son temperaturas comprendidas entre 25 y 28 º C y hoja mojada. No desarrolla por debajo de 8º C ni por encima de 30º C, pero si la planta hospedante no se muere es posible que el hongo sobreviva en ella. En condiciones ideales una espora puede generar una nueva pústula a los 9-12 días. Cada espora puede vivir unos 50 días en condiciones óptimas de temperatura. Diseminación por el viento, desde que se establece la pústula hasta que se ve el daño pasan 20-25 días

Se está estudiando la capacidad de afectar otras especies, por el momento de las 47 especies con posibilidades de hospedar al patógeno, fuera de la soja no se lo ha observado. De ahí la gran importancia de controlar las plantas de soja guacha, para retardar la aparición de la enfermedad todos los años.Los daños que produce la Roya están relacionados con típico hambre de las plantas, afectando el número de granos/m2 y el peso de las semillas.

Durante esta campaña, los daños se han visto desde R6 en adelante. En un primer momento no se habían afectado los grupos 9, pero si los 8. Hacia fines de campaña los grupos 9 llegaron a ser afectados de igual manera, echando por tierra los indicios de diferencia de comportamiento entre estos grupos. En Sáenz Peña la mayor captura de esporas fue a fines de marzo, a mediados de abril se dieron las condiciones y a fines del mismo mes se vieron los síntomas. Esto nos da la posibilidad de pensar en algún sistema de alarma para el futuro, lo cual nos ayudaría a ser mucho mas eficientes en el uso de los fungicidas, hoy por hoy la herramienta más efectiva.En general, en las zonas con más antecedentes, se está presentando desde principio de floración en adelante, aquí esta campaña no fue así, pero detectamos la enfermedad. Esto nos debe alertar sobre la necesidad de comenzar con el monitoreo más temprano en la próxima campaña.En cuanto a los motivos que determinaron la aparición tardía de la roya, el técnico sostuvo que: “este año fue atípico, se presentó con un largo período seco, no hubo muchas horas de rocío durante el verano y se presentaron muchos días de viento sur-sureste. Recién en marzo hubo vientos fuertes y por varios días del sector norte.

Reconocimiento a campo de la roya a cargo de técnicos del INTA Sáenz Peña.

CARBONO: EL FERTILIZANTE QUE NO SE COMPRA

Luego de hablar sobre roya de la soja, se llegaba en colectivo a la última estación. Allí, el presidente de AAPRE- SID, Jorge Romagnoli abordaba uno de los temas más importantes a la hora de hablar de sustentabilidad de los sistemas: el balance de carbono y su relación con la fertilidad física y química de los suelos.

“Estoy sumamente sorprendido de lo que estamos viendo”, comentaba Romagnoli, en medio de un chalar de maíz poco frecuente en la zona. En el lugar la espesa cobertura permitía ver entre el rastrojo de maíz de segunda, restos de paja de trigo de la cosecha anterior.

Cuando hablamos de un suelo fértil, según Romagnoli, por lo general lo relacionamos con la tasa a la cual crecen los cultivos, el color que adquieren los mismos, o los rendimientos que obtenemos en ese lote. En el término “fertilidad del suelo”, estamos englobando dos conceptos diferentes pero de igual importancia: la fertilidad química y la fertilidad física. La primera está relacionada con unos 14-15 elementos que son considerados nutrientes esenciales (nitrógeno, fósforo, potasio, azufre, carbono, magnesio, etc), para el desarrollo de los seres vivos. Muchos de ellos, los podemos agregar al suelo en forma de fertilizantes, pero básicamente están relacionados al material original que forma ese suelo. Por su parte la fertilidad física del suelo está unida al contenido de materia orgánica y en ella, el carbono, es uno de los componentes más importantes. De ahí la gran importancia de poseer un balance de carbono positivo.

Como en todo balance hay entradas y salidas, estas últimas están relacionadas con las perdidas de carbono del sistema y ello se debe a la oxidación del carbono por acción de microorganismos del suelo. Hay técnicas dirigidas por el hombre, como la labranza convencional, que pueden acelerar enormemente este proceso natural.

Rumbo a la dinámica, donde las empresas mostraron sus productos.

Desde el punto de vista químico podemos manejar la fertilidad de los suelos agregando fertilizantes (urea, fosfato diamónico, sulfato de calcio, etc), pero desde el punto de vista físico no se pueden comprar bolsas de carbono. La única forma de agregar carbono a un lote es a través de los restos de cosecha. Por ello las entradas de carbono dependen de los cultivos que incluyamos en la rotación, especialmente de la proporción de gramíneas que integren la misma. Indirectamente los nutrientes que agregamos a los cultivos en forma de fertilizante van a mejorar las fertilidad física de los suelos por la mayor producción de materia seca que van a alcanzar los cultivos.

Un balance positivo de carbono se relaciona con incrementos de la fertilidad física de los suelos, y ello con mejores condiciones para el desarrollo de los cultivos. Suelos con alta fertilidad física son suelos, que unidos a una alta cobertura, permiten: hacer un mejor uso del agua en períodos de sequía o excesos hídricos, una mejor exploración radical del suelo y una mayor estabilidad térmica de los primeros cm de la superficie.

Lo importante es llegar a incluir una buena proporción de cultivos en la rotación que dejen gran volumen de rastrojos (gramíneas), con la intención de generar un balance lo más positivo posible en cuanto al balance de carbono. Cuando uno decide el cultivo que incluye en un lote, está determinando en forma directa cuantas bolsas de carbono está agregando como fertilizante.

Un concepto muy importante que destacó Romagnoli fue que “debemos analizar la rentabilidad del sistema dejando de lado en parte la rentabilidad de los cultivos. Cultivos como el trigo tienen ingresos ocultos que benefician a los cultivos que lo siguen en la rotación. Y cultivos como la soja o el girasol, tienen costos ocultos que los subsidia el suelo. Por ello es fundamental la visión de sistema para mantener los sistemas en forma sustentable”.

DINÁMICA Y FIN DE JORNADA.

Luego de un sabroso almuerzo el Presidente de la Regional, Gustavo Lipps, y el ATR, Silvio Radovansich, oficiaron de moderadores en un panel de preguntas y respuestas donde los disertantes se encargaron de evacuar todas las dudas que habían surgido a campo.

Para cerrar la jornada, sobre un rastrojo de soja, tractores, sembradoras y pulverizadores de concesionarias locales, mostraron sus prestaciones ante la mirada atenta de los asistentes a la jornada.

De esta forma se cerró una nueva edición de Un Productor en Acción de la Regional Sáenz Peña mostrando, por la calidad del evento, la constante evolución de un grupo de productores innovadores del Chaco.

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