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El camino de la lavanda: el sueño de un grupo de productores cordobeses

En el Valle de Calamuchita, un grupo de productores, decidieron apostar al cultivo de la lavanda y trabajar en equipo. En esta nota, nos comparten su experiencia.

Por: Ing. Agr. Antonella Fiore Prospectiva - Aapresid.

Radicada en el norte del Valle de Calamuchita, Foro de los Ríos es una organización que surgió hace varios años. Además de preservar el lago y los ríos de la región, fomenta el cuidado del suelo y el medioambiente.

Los productores que la integran, en su momento, se unieron para buscar alternativas de producción que sean amigables con el medioambiente. Así es como surgió la protagonista de esta nota, la lavanda.

“Nos juntamos para buscar alternativas de producción. Hoy en día el Valle de Calamuchita tiene diversas aromáticas y la lavanda es la que pisa más fuerte en la región”, comenta Cristian Moya, productor integrante de Foro de los Ríos y coordinador de la comisión aromáticas.

Hace 2 años comenzaron a trabajar con técnicos del INTA, mediante el programa “Cambio Rural”. El programa está compuesto por 12 productores (algunos asociados al Foro y otros no), donde se presenta una planificación grupal y una individual, con objetivos e indicadores que se van siguiendo.

“Marta Ojeda es nuestra asesora y quién nos acompaña. Ella es una eminencia en el estudio de las aromáticas características de la región. Nuestra fortaleza es trabajar en grupo para potenciarnos entre todos”, relata.

Actualmente están trabajando en la selección de las mejores variedades adaptadas a esa zona y en el análisis de los aceites esenciales que se obtienen de las mismas, para conocer sus propiedades. La intención es difundir los conocimientos adquiridos hacia el resto de productores y nuevos emprendedores que estén interesados en incursionar en la producción de lavanda.

La lavanda: especies y características

Lavandula angustifolia y Lavandula latifolia son los parentales que dan origen a diversos híbridos productores de esencias denominados e lavandines, entre ellos en Argentina se encuentran el súper, el grosso, abrialis y lavandín argentino (así denominado por M. Elechosa y M. Juárez). En las sierras cordobesas se apunta al desarrollo de Lavandula x burnatii clone super o también conocida como Lavandín súper en el mundo de la aromaterapia.

“Esta variedad de lavandín, al igual que la Lavanda angustifolia, tiene propiedades tranquilizantes y relajantes, crece muy bien en las sierras de Córdoba, es robusta y adaptada, y da una calidad de aceite esencial excelente, con altos niveles de ésteres, que son los componentes que le dan el valor olfativo en perfumería y las propiedades aromaterapéuticas indicadas”, cuenta Cristian.

El ambiente edafo-climático de las sierras es compatible con esta aromática. Siendo una planta xerófita con requerimientos hídricos medio-bajos, se adapta muy bien a suelos sueltos y arenosos con buen drenaje.

Otra de las características que influyen en la obtención de aceites esenciales es la altura sobre el nivel del mar. “Se logró buena calidad de aceite esencial de lavanda encontrándose la planta a a 700 sobre el nivel del mar (snm). La lavanda pura cuanto más alta esté, mejor. La composición del aceite esencial no es lo mismo a 400 m snm que a 1200 m snm, por ejemplo”.

En cuanto al resto de las variedades, no son las adecuadas si lo que se busca es producir aceites esenciales como producto final.

“Las lavandas que por ejemplo vemos en los jardines, denominada Lavandula dentata, tienen altos niveles de alcanfor y no se las recomienda para hacer aceites esenciales ya que el alcanfor es estimulante. Por tanto, tomarse un té con esta lavanda no va a ayudar a dormir. Hay que saber cuál es la lavanda adecuada, la que tiene estas propiedades. Hay industrias farmacéuticas en el mundo que hoy están generando medicamentos ansiolíticos que tienen en su composición lavandas con altos niveles de ésteres”.

Ciclo de producción: desde la siembra hasta la cosecha

Los productores de la zona se caracterizan por cultivar pequeñas extensiones hasta 1 o 2 hectáreas en sus establecimientos, donde puede haber desde 6000 a 8000 plantas por hectárea, dependiendo el porte de la misma.

En cuanto a su implantación, los lavandines -al ser híbridos- se produce por esquejes, que se implantan a raíz desnuda en el mes de mayo, antes del invierno. La lavanda angustifolia se puede reproducir por semillas o esquejes.

Según el ciclo de vida, los primeros años se pueden obtener alguna u otra espiga con flores pero recién al sexto año el volumen de flores es mucho más alto.

En las etapas productivas más avanzadas de los lavandines, generalmente se llega a cosechar desde 500 gr a 1 kg por planta (pico productivo). En cuanto a su ciclo productivo, el lavandín puede llegar a los 15 años de producción neta.

Con respecto a la inflorescencia, normalmente los lavandines comienzan a florecer en diciembre. Mientras que en enero, cuando todos están en plena floración, comienza la cosecha. La cosecha es manual y sólo se cosecha la flor generalmente utilizando una hoz (debido a que los establecimientos no presentan grandes extensiones).

En cuanto a enfermedades y malezas, es una planta que no es muy propensa al ataque de éstas. La lavanda atrae a los polinizadores por sus colores intensos, su aroma y su néctar, muchas veces beneficiando a otras especies que se encuentran en cercanías a la misma.

Con respecto a la poda, se realiza un despalillado con hoz durante la cosecha. Hay otra poda en invierno, que permite renovar esquejes para la producción de plantines y a partir del tercer o cuarto año, hay podas de formación para tener buena floración después de la primavera siguiente.

Post cosecha y destino final: productos con alto valor agregado

Hay dos caminos que puede seguir la lavanda posterior a su cosecha: secado y venta de ramos aromáticos (realizado en bajas proporciones) o de flor seca seleccionada y la producción de aceites esenciales, como se mencionó anteriormente.

En cuanto a la primera opción, luego de la cosecha, se arman ramos de lavanda y se los cuelga boca abajo en una habitación medianamente iluminada, en la que haya buena aireación. Con 10 días bajo estas condiciones imperantes, el ramo ya se encuentra seco y listo para comercializar o para la limpieza y obtención de la flor seca que es materia prima para elaboración de blends de té, almohadillas con lavanda, bolsitas aromáticas, etc.

Con respecto a la producción de aceites esenciales, luego de la cosecha, se dejan orear desde unas horas hasta algunos días manejando los niveles de humedad sin perder las características organolépticas que se buscan.

Mediante el proceso de destilación por arrastre de vapor, se obtiene el producto final, el tan ansiado aceite.Estos equipos destiladores generan el vapor que atraviesa el material vegetal y arrastra la esencia, que luego al ser condensa- do se separa el aceite del agua por diferencia de densidad.Los equipos destiladores son de vidrio o acero inoxidable. Puede haber desde pequeños que contienen 2 litros hasta los más grandes que llegan a abarcar entre 200 y 1000 litros, dependiendo el nivel de producción del establecimiento.

Una vez obtenido el aceite, se lo conserva en frascos de color ámbar, cerrados herméticamente para que las características deseadas y obtenidas no se vean alteradas por el ambiente.

“El aceite esencial puede durar muchos años almacenado correctamente. Nosotros los almacenamos al menos 30 días antes de su venta, se necesita que el aceite madure, esto significa perder terpenos y lograr estabilidad en los componentes oxigenados que le dan calidad. Hay aceites esenciales por ejemplo, que se producen en Europa que se pueden almacenar hasta 2 años para conseguir las características odeíferas que buscan para ser comercializados”, comenta Moya.

Las flores desecadas y seleccionadas que se almacenan y se las conserva adecuadamente en bolsas, pueden guardarse así por 5 o 6 años, manteniendo el aroma intacto.

El camino de la lavanda y la fiesta de la cosecha en enero

Cristian y su esposa Marcela, junto a 7 productores crearon lo que se llama “El camino de la lavanda”. Motivados por la pasión que despierta este cultivo, decidieron difundir la actividad con el convencimiento de que la unidad hace la fuerza. Este camino une plantaciones de Villa General Belgrano, Los Reartes, Villa Ciudad Parque, , Atos Pampa, Yacanto, Las Bajadas y Calmayo, todas de Calamuchita, en las sierras de Córdoba. La fiesta de la cosecha en enero conlleva el armado de un cronograma y en cada lugar se toma una fecha en dicho mes en la que se centran las actividades y se va rotando de establecimientos. Este camino, que puede ser visitado durante todo el año, ofrece la posibilidad de hacer visitas guiadas, disfrutar de las fragancias y los productos elaborados a partir de la lavanda y la posibilidad de que todos conozcan y sean parte de la cosecha de la lavanda.

“Después de la pandemia, mucha gente se inclinó por este tipo de alternativas de producción. Relacionamos las propiedades de la lavanda al trabajo que hacemos, en contacto con la naturaleza, el aire libre y en presencia de los paisajes que nos regala el Valle de Calamuchita”, comenta.

“Todo lo que hacemos es para poner en valor al productor de lavanda. Queremos dar a conocer no sólo nuestra producción sino también nuestra forma de vida”, cierra.

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