Empresas socias de Aapresid
Sumario > EDITORIAL
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Nuevo logo: 30 años
> Ciencia y Agro
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Ingeniería metabólica y biología sintética como nuevos desafíos en la genética de plantas
> INSTITUCIONAL
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HB4 Posición de Aapresid
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Aapresid en Expoagro
CIENCIA Y AGRO Ingeniería metabólica y biología sintética como nuevos desafíos en la genética de plantas
> PROSPECTIVA
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> Regionales
Utilización de cultivos de servicio en monocultivo de soja: efectos sobre el balance hídrico y orgánico
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> REM
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Al cogollero se le gana con conocimiento
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Chacra Justiniano Posse: Rotaciones e intensificación en ambientes con y sin napa
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REM Al cogollero se le gana con conocimiento
> AC
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> SISTEMA CHACRAS
Regional Rosario. Lanfranconi: “No se puede llegar a la cosecha con presencia de yuyo colorado en el lote”
La ciudad de Cosquín recibió el primer certificado de “Municipio Verde” de manos de IRAM
> GANADERÍA
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El feedlot también se apunta a la carrera de la sustentabilidad
> CULTIVOS DE SERVICIO
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Evalúan incorporación de cultivos de servicios en lotes agrícolas
> trigo
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DRIS para conocer el balance nutricional del trigo
> AGENDA
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Eventos del mes
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Editorial
Staff Editor responsable
Ing. Alejandro Petek
¡Aapresid cumple 30 años!
Redacción y edición
Aapresid nos identifica y nos aglutina dentro de un perfil institucional técnico, nos empuja continuamente a mejorar la realidad productiva, nos pone en el horizonte el emblema de la sustentabilidad en sus tres ejes y nos invita a caminar hacia allí. Mediante la aplicación del conocimiento basado en ciencia; el Espíritu Aapresid que es ese ser institucional ideal que modela nuestras acciones, nos desafía de mil maneras en los distintos ámbitos y regiones productivas, en pos de convertir los históricos dilemas entre productividad versus ambiente, campo versus industria, campo versus ciudad, para transformarlos en modernas sinergias donde las áreas naturales convivan con las áreas productivas en un esquema de ordenamiento territorial; las producciones agropecuarias consigan agregar más valor mediante la Bioeconomía y la Agroindustria como disciplinas complementarias necesarias; y finalmente, ese Espíritu Aapresid nos conmina a trabajar por cerrar definitivamente la dicotomía campo-ciudad a fin de lograr amalgamarnos en una única identidad social, superadora de la actual. El párrafo anterior refiere a esa característica de las organizaciones, consistente en aspirar a metas elevadas que ningún ser humano podría alcanzar por sí mismo. Víctor Trucco, Jorge Romagnoli, Gastón Fernández Palma, César Belloso, María Beatriz Pilu Giraudo y Pedro Vigneau, actuales presidentes honorarios que asumieron a su turno con generosidad y compromiso su rol institucional, fueron las caras visibles de notables equipos de trabajo conformados por socios y staff, cuyo devenir a lo largo de 30 años nos trajo hasta la actualidad de nuestra entidad, que nos encuentra en una dinámica de crecimiento y exploración de nuevas metas alineadas a la misión institucional. A cada socio corresponde, desde su propia situación, pensar qué institución pretendemos; a los actuales y futuros dirigentes nos toca la responsabilidad de continuar por esos caminos nacidos del consenso, donde la cohesión de nuestra base societaria y de nuestro espíritu institucional es un factor gravitante para sostener anhelos históricos y nuevos objetivos planteados. ¡Gracias a todos quienes aportaron y aportan tiempo, energías, compromiso y afecto para que nuestra institución sea lo que es hoy! ¡Vamos por más! ¡y juntos! ¡por el camino hacia ese horizonte de sustentabilidad que nos trazaron quienes nos precedieron y por las nuevas iniciativas que hemos decidido transitar y que se complementan para llegar allí! ¡Felices 30 años! Alejandro Petek Presidente
José Luis Tedesco Vicepresidente
Lic. Victoria Capiello Colaboración
Ing. F. Accame R. Belda C. Buffarini Ing. T. Coyos Ing. F. Del Cantare Ing. A. Donovan G. Durando Ing. F. Lillini Ing. A. Madias Ing. M Marzetti Ing. T. Mata Lic. C. Moral Ing. E. Niccia Ing. S. Nocera Ing. M. Rainaudo Desarrollo de recursos (Nexo)
Ing. A. Clot M. Morán Lic. Rocío Ruiz Diseño y diagramación
Dg. Matilde Gobbo
Dorrego 1639 Piso 2 Of. A Tel. 0341 426 0745/46 aapresid@aapresid.org.ar www.aapresid.org.ar La publicación de opiniones personales vertidas por colaboradores y entrevistados no implica que sean necesariamente compartidas por la dirección de Aapresid. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos sin autorización expresa del editor.
REd de innovadores
Las instituciones trascienden a las personas y a las voluntades individuales, mediante la identificación con un propósito, con la adopción de una misión considerada como un bien social. A fin de cumplir esa misión sus integrantes se someten voluntariamente a un proceso de ordenamiento y normalización en su comportamiento que, en la mayoría de los casos, paulatinamente propende a la mejora de todo ese colectivo humano institucionalizado.
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CIENCIA Y AGRO
Ingeniería metabólica y biología sintética como nuevos desafíos en la genética de plantas Por: Hugo Permingeat
Producciones extensivas e intensivas, industriales, orgánicas y agroecológicas, evolucionaron de manera trascendente. Algunos de estos desarrollos, como los cultivos genéticamente modificados, han sido fuertemente cuestionados. Sin embargo, el área sembrada con estos cultivos fue creciendo hasta superar las 200 millones de hectáreas en 2016. Estos cultivos superan dos tercios de los cinco principales países productores: Estados Unidos, Brasil, Argentina, Canadá e India, lo que indica una fuerte adopción a pesar de las críticas. ¿Cuáles son, entonces, los nuevos desafíos que enfrenta la agricultura desde los aportes que puede hacer la genética de plantas? En lo inmediato, los próximos avances se vinculan con las resistencias de los cultivos al estrés abiótico (sequía, salinidad y temperaturas extremas) y en lo mediato, con la producción sustentable de alimentos más saludables y energías verdes. Luego, pensaríamos en otros desafíos mayores, como los productos de la ingeniería metabólica y la biología sintética. Es cierto que la resistencia a sequía en los cultivos mayores (desafío inmediato) ya fue desarrollada después de más de 20 años de investigación e inversión (la tecnologías DroughtGard® en maíz, HB4 en soja, y entre otras) y que su impacto en el mercado aún no mostró el éxito que se esperaba. Esto se debe a varias limitaciones técni-
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Una mirada hacia la agricultura del futuro con las nuevas oportunidades que abren este tipo de tecnologías.
Al observar la historia de la agricultura, coincidiremos en que la domesticación de diferentes especies de plantas, la selección en base al fenotipo, la hibridación, las tecnologías asociadas a la Revolución Verde (maquinaria, fertilizantes, productos fitosanitarios, inoculantes, etc.) y, más recientemente, la agricultura de conservación, la agricultura de precisión y la ingeniería genética contribuyeron al logro de altos rendimientos y al desarrollo de los procesos agronómicos que hoy conocemos.
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CIENCIA Y AGRO
cas y de mercado. Los desafíos técnicos incluyen la dificultad para definir estrategias y logística de uso de los genes en los materiales comerciales, así como la desconexión entre las condiciones ambientales de ensayos en los campos de los agricultores y los entornos controlados en los que se evalúan los desarrollos. Las limitaciones del mercado incluyen la dificultad y los costos asociados para obtener acceso a los mercados de todo el mundo. Los avances en la biología de la gestión hídrica de las plantas, revelan nuevas oportunidades para mejorar la respuesta de los cultivos al déficit hídrico, y las nuevas herramientas basadas en el genoma prometen marcar el comienzo de la próxima era de la mejora de los cultivos. A medida que la biotecnología busca mejorar la productividad de los cultivos en condiciones de sequía, las ventajas ambientales y de seguridad alimentaria influirán en la percepción pública y el debate se enfocará cada vez más hacia los beneficios (Nuccio y col., 2018).
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En cuanto a los objetivos mediatos y de más largo plazo, no podemos olvidar que las plantas tienen la capacidad de usar la luz solar y el dióxido de carbono atmosférico como sus únicas fuentes de energía y carbono para producir una amplia variedad de compuestos orgánicos. Por estas razones, existe un potencial formidable para que las plantas se utilicen como fábricas para la producción sostenible de una amplia variedad de compuestos “especiales”. Por ejemplo, a pesar del suministro limitado, el petróleo aún representa una materia prima importante para la industria moder-
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Los avances en la biología de la gestión hídrica de las plantas, revelan nuevas oportunidades para mejorar la respuesta de los cultivos al déficit hídrico,
na. Pouvreau y col. (2018), analizan que en 2007 se consumieron alrededor de 4 mil millones de toneladas de petróleo en todo el mundo, incluido el 97% de las reservas fósiles y sólo el 3% restante de las plantas, cuando las plantas producen más de 200 mil millones de toneladas de biomasa al año en todo el mundo. Solo el 7% del carbono total fijado por las plantas cada año, es explotado por la agricultura y más de la mitad se fija en forma de polímeros insolubles, como celulosas o lignina, con un uso limitado para la industria o el consumo. Estas cifras apenas cambiaron con el tiempo e ilustran las considerables posibilidades de rediseñar la fisiología y el metabolismo de las plantas, y redirigir el flujo de carbono hacia productos más útiles y nuevos compuestos para materias primas y alimentos. La disponibilidad de tierra cultivable se convirtió en un problema mundial, por lo que el desarrollo de nuevos productos para la agricultura tendrá que ir acompañado de un aumento significativo en el rendimiento. Para mantener el suministro de alimentos y reemplazar solo el 40% del aceite fósil utilizado por la petroquímica, las cosechas de aceite deberán triplicarse en los próximos veinte años y el rendimiento deberá aumentar en un 50%. Este ejemplo ilustra la realidad desafiante que enfrentará la agricultura en un futuro cercano (Pouvreau y col., 2018). Estos mismos autores afirman que el campo de la ingeniería metabólica de las plantas surgió para responder a los desafíos agrícolas modernos. Resolver tales desafíos requiere la reingeniería y/o introducción en cultivos de vías mucho más complejas que la mayoría de los caracteres simples implementados hasta ahora por la ingeniería genética tradicional. La ingeniería metabólica se define más comúnmente como la modulación de una o más vías enzimáticas o redes genéticas con el fin de mejorar o implementar la producción de compuestos específicos en un organismo, productos
menos convencionales para la agricultura, entre los que se destacan productos farmacéuticos, pesticidas y bioplásticos. Además, la biología sintética potencia la capacidad de la ingeniería metabólica y ofrece nuevas promesas. La biología sintética propone diseñar y crear nuevas rutas biosintéticas complejas, partes o “entidades biológicas”. Hoy también es posible realizar una edición multiplexada del genoma, es decir, mutagenizar varios genes de una planta simultáneamente, modificando el proceso de una vía metabólica. Todo esto se facilita gracias a las modernas herramientas de ensamblaje del ADN. Al establecer un consenso sobre el uso e intercambio de estas herramientas, los biotecnólogos de las plantas están encontrando códigos de programación de bajo nivel para la biología sintética de las plantas, que contribuyen a proyectos aún más ambiciosos, como la creación de plantas con mayor tolerancia al estrés, el arroz o trigo con sistemas fotosintéticos más eficientes, o cereales con la capacidad de fijar nitrógeno (Vazquez-Vilar y col., 2018). Este campo de la biología sintética aún está en su infancia dentro de la comunidad científica de plantas, pero estudios recientes de pruebas de concepto demostraron que es posible la distribución de circuitos genéticos sintéticos en las plantas, lo que permitirá acelerar en gran medida el mejoramiento de los cultivos con fines muy específicos (Pouvreau y col., 2018). Con estas tecnologías de ingeniería metabólica y biología sintética, parte de los desarrollos nacen con el descubrimiento de genes o con el conocimiento de las vías metabólicas a modificar en las plantas. Este aspecto abre la oportunidad a la generación de empresas innovadoras que ejecuten estos desafíos. Skraly y colaboradores (2018), observan justamente desde una posición de empresa innovadora o start up cómo realizar un desarrollo para generar un producto a par-
tir de los conceptos vertidos en el párrafo anterior; es decir, cómo generar una variedad a través de la ingeniería metabólica o la biología sintética. Destacan los esfuerzos para incorporar un enfoque de ingeniería metabólica basada en sistemas, por ejemplo, en un programa de descubrimiento de genes y desarrollo de variedades comerciales, en el que utilizan los rasgos de rendimiento de cultivos. Una vez que se identificó un prospecto de genes interesantes, la elección de los métodos para la ingeniería de estos genes aplicados al desarrollo de líneas comerciales puede tener un gran impacto en los plazos y costos de comercialización.
Encontrá este y otros articulos en la Biblioteca Digital Aapresid.
REFERENCIAS • Nuccio ML, Paul M, Bate NJ, Cohn J, Cutler SR. 2018. Where are the drought tolerant crops? An assessment of more than two decades of plant biotechnology effort in crop improvement. Plant Science, 273: 110-119 • Pouvreau B, Vanhercke T, Singh S. 2018. From plant metabolic engineering to plant synthetic biology: The evolution of the design/build/test/learn cycle. Plant Science, 273: 3-12 • Skraly FA, Ambavaram MMR, Peoples O, Snell KD. 2018. Metabolic engineering to increase crop yield: From concept to execution. Plant Science, 273: 23-32 • Vazquez-Vilar M, Orzaez D, Patron N. 2018. DNA assembly standards: Setting the low-level programming code for plant biotechnology. Plant Science, 273: 33–41.
REd de innovadores
Información exclusiva para socios
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institucional
Posición pública de Aapresid en referencia al evento HB4 en trigo Como es sabido, el desarrollo de diferentes eventos biotecnológicos confieren a los cultivos características deseables que mejoran performance y sanidad, permiten controlar diferentes plagas a través de la generación de defensas en las propias plantas, habilitan el uso de diferentes tecnologías fitosanitarias, y ayudan a producir alimentos funcionales y enzimas útiles para las industrias alimentarias, entre otras propiedades buscadas. Históricamente, Aapresid se ha mostrado a favor en lo que respecta al uso de biotecnologías que cumplen con todos los procesos técnicos legales necesarios para la aprobación de eventos, que dan garantía de inocuidad y seguridad alimentaria. Con respecto al nuevo desarrollo del evento HB4, que permite al trigo tolerancia a la sequía, Aapresid vislumbra el claro potencial que tiene el mismo y considera que permitirá aportar mayor sustentabilidad a las diferentes regiones agroecológicas del sistema productivo argentino, en un contexto de cambio climático.
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La visión de nuestra Institución, siempre enfocada en la innovación, percibe además una oportunidad de mejora en cuanto a la modernización de los mercados de trigo, para que el sistema de comercialización argentino instrumente la segregación de calidades y variedades, más allá de las que contenga el evento.
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Finalmente, desde Aapresid planteamos siempre la necesidad de ejercer la responsabilidad de informar y, especialmente, de no apartarse de la ciencia, a fin de liberar estas tecnologías de mejoramiento vegetal que ya superaron las evaluaciones de bioseguridad.
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REd de innovadores
institucional
Aapresid en Expoagro Durante los cuatro días de Expoagro, en el stand de Aapresid se fueron dando diferentes actividades y visitas que quedaron registradas, entre ellas, lanzamiento de la nueva imagen y el XXVII Congreso Aapresid.
MARTES 11
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Encuentro con autoridades de la Universidad Austral de Rosario en pos de potenciar la vinculación y formación de la comunidad Aapresid y contribuir con el contenido técnico de de la institución.
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Visita en nuestro stand un contingente de referentes del agro provenientes de Kenya y Nigeria para conocer sobre el sistema de siembra directa e implementar la adopción en su adopción en su región.
MIร RCOLES 13 El equipo de Mujeres Rurales visitรณ el stand en el marco del primer encuentro que llevan adelante en Expoagro.
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Taller sobre cuidados de la salud del suelo en nuestro stand junto a referentes de empresas de maquinarias. Participaron del mismo las firmas: CASE, JACTO, METALFOR, CLAAS, PLA, MICHELIN, AKRON y NEW HOLLAND.
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INSTITUCIONAL
Junto a Alicia Ciciliani, Ministra de Producción de la provincia de Santa Fe, Alejandro Petek confirmó que el XXVII Congreso Aapresid “30:10000 Conciencia Suelo” será en Metropolitano, Rosario del 7 al 9 de Agosto.
Dimos a conocer el proyecto #Freatdata de #RedAqua, plataforma inteligente de relevamiento de datos e información relacionados a la napa freática que permite colaborar en la toma de decisiones de adaptación al cambio climático.
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Nos visitaron alumnos de escuelas agropecuarias de las localidades de Salto, Pergamino y San Pedro.
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Acompañamos al presidente de la Nación, Mauricio Macri en la inauguración oficial de Expoagro. Allí Alejandro Petek mantuvo una reunión privada con el mandatario.
Jueves 14
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Nos visitaron funcionarios de Australia para dialogar sobre proyectos en conjunto de cara al XXVII Congreso Aapresid.
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INSTITUCIONAL
Alejandro Petek y Marcelo Torres, el Presidente de Aapresid y el Director Adjunto de Prospectiva - respectivamente-, presentaron la nueva imagen de la institución y el XXVII Congreso Aapresid 30:10000 Conciencia Suelo. Este año nuestra Institución cumple 30 años y, por este motivo, lleva adelante una renovación externa que refleja el espíritu y los movimientos de la institución. Nueva década, nueva imagen. Durante Expoagro, en el stand de Aapresid, el presidente de la institución, Alejandro Petek, junto a miembros de la entidad, remarcó que “desde su comienzo como institución, un pequeño grupo de productores innovadores apostaron a una agricultura distinta, logrando así superar la resistencia al cambio y dando un impulso a nuevas tecnologías”. Actualmente, “la visión y preocupación de los pioneros respecto a la recuperación, mantenimiento y mejora del suelo que dio origen a Aapresid sigue vigente dentro de un sistema de evolución”, enfatizó Petek. “Sin embargo, se busca mejorar el resto de las prácticas de producción sustentable para complementar un verdadero sistema de siembra directa y el cual permitirá llevar a cabo una mirada holística y a largo plazo”, señaló. Este nuevo cambio de paradigma productivo se refleja en un cambio de imagen institucional que se sintetiza en un logo dinámico, simple y moderno acorde a la innovación y evolución que caracteriza a Aapresid, que sintetiza el paso de lo analógico a lo digital a través de un punto y una barra que representa las nuevas tecnologías.
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De izq. a der: Marcelo Torres, Director Adjunto de Prospectiva, y Alejandro Petek, Presidente de Aapresid.
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10 mil años de evolución, 30 años de innovación; un futuro de oportunidades. Como parte de ese festejo también se dieron a conocer las novedades del XXVII Congreso Aapresid que se llevará a cabo en el complejo Metropolitano. En esta nueva edición se abordará el planteo de nuevos horizontes y vínculos a través de los cuales se reseteen estrategias y tácticas para mejorar los sistemas productivos. Al respecto, el Director Adjunto de Prospectiva, Marcelo Torres, señaló que la temática principal consistirá en “concientizar sobre la importancia del suelo y lo estratégico de diseñar sistemas productivos que aseguren el cuidado del mismo como sustento para nuestras futuras generaciones”.
El Ministro de Agroindustria de la Provincia de Buenos Aires, Leonardo Sarquís, visitó el stand de Aapresid tras el lanzamiento del XXVII Congreso Aapresid.
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Aapresid Joven tuvo su lugar el día Jueves en el stand.
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INSTITUCIONAL
VIERNES 15 Mantuvimos reuniones con empresas de Agtech para que se sumen al marketplace y puedan testear sus productos para la mejora continua de la tecnologĂa.
ConocĂŠ nuestro Marketplace Aapresid:
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www.agtech.org.ar
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REd de innovadores
Luis Etchevehere, Secretario de Agroindustria de la Naciรณn, y Santiago del Solar, Jefe de gabinete Secretaria Agroindustria presentes en el stand de Aapresid junto a Alejandro Petek dialogando sobre el XXVII Congreso Aapresid.
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Vinculación técnica - Equipo de pensamiento prospectivo Suelo
Utilización de cultivos de servicio en monocultivo de soja: efectos sobre el balance hídrico y orgánico A partir del fuerte predominio de la soja, la ausencia de cobertura es una limitante para los sistemas de producción del sur de Santa Fe. Un estudio evaluó el efecto de especies invernales sobre parámetros edáficos y su impacto sobre el rendimiento del cultivo de soja posterior
Autores Duval, M.E.* Becario CONICET, CERZOS-UNS. Capurro, J.E. AER INTA Cañada de Gómez.
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Galantini, J.A. Comisión de Investigaciones Científicas (CIC), CERZOS-UNS
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Andriani, J.M. EEA INTA Oliveros *Autor de contacto: mduval@criba.edu.ar
Los sistemas de producción en la Región Pampeana han experimentado importantes cambios durante los últimos 15 años, donde existen grandes extensiones de suelo bajo siembra directa (SD) con predominio de soja (Glycine max L. Merr.). Estos sistemas agrícolas se caracterizan por largos períodos de barbecho otoño invernal, bajo aporte anual de carbono (C) al suelo (2-3 Mg C ha-1 año-1) (Restovich et al., 2005) y disminución de los contenidos de materia orgánica del suelo (MO) (Huggins et al., 2007). Estos efectos generan una progresiva disminución de la fertilidad física y química edáfica (Andriulo & Cordone, 1998; Lavado, 2006). A partir de la alta frecuencia de soja en la rotación, la ausencia de cobertura comienza a visualizarse como una limitante para los sistemas de producción actuales. Para lograr la sustentabilidad de estos sistemas,
es necesario mejorar el balance de C a través de un mayor aporte de biomasa vegetal. En este sentido, los cultivos de servicio (CS) son una herramienta agronómica que incrementa los aportes de C, además de promover el desarrollo y mantenimiento de la cobertura de los suelos mejorando las propiedades químicas, físicas y biológicas del suelo (Daliparthy et al., 1994). En la Región Pampeana, los CS fueron recomendados para sistemas tales como monocultivos de soja donde la producción de residuos es insuficiente para una adecuada cobertura y protección del suelo (Novelli et al., 2011) siendo el objetivo primordial en estas condiciones optimizar el balance de C (Hendrix et al., 1998; Ding et al., 2006). Sin embargo, el consumo hídrico por parte de los CS durante el periodo de invierno/primavera afectaría la oferta de agua para el cultivo posterior (Quiroga
Espesor
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699
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Arcilla
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Textura
Franco limosa
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DA
Mg ha-1
1.33
1.38
1.35
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1.26
1.26
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CC
mm
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82
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PMP
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AUT
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16.6
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Pe
mg kg-1
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6.0
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pH
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et al., 2007) y se desconocen los efectos acumulados de diferentes estrategias de manejo con CS sobre la calidad y productividad de los suelos al sur de la provincia de Santa Fe. En esta región, según la carta de suelos de la zona de Rosario-Cañada de Gómez (INTA, 1988), el balance hídrico mensual utilizando el método de Thornthwaite presenta saldos positivos entre precipitación y evapotranspiración potencial para los meses de marzo a noviembre y negativos en los meses de verano. Es decir, existe un exceso de agua en los meses de otoño (marzo, abril y mayo) que permite recargar el perfil del suelo, mientras que el excedente generado en los meses de invierno y hasta principio de noviembre (fecha de siembra de la soja) se perdería por evaporación, percolación, escurrimiento, etc., dado que se ha alcanzado la capacidad máxima de acumulación de agua del suelo. La eficiencia con la que un cultivo produce materia seca por unidad de agua consumida, se conoce como eficiencia en el uso del agua (EUA) (Dardanelli et al., 2003). Una alternativa para aumentar la EUA es la inclusión de CS que utilizan el agua que se perdería del sistema sin ser utilizada, aumentando la entrada de residuos, mejorando el aporte anual de C al sistema.
Como objetivos del siguiente trabajo se planteó: (i) analizar el efecto de diferentes especies de CS sobre el consumo de agua y cantidad de materia seca producida y, (ii) evaluar su contribución a los contenidos de COT con el propósito identificar aquellos que mejor lo conserven y/o aumenten.
Materiales y métodos Descripción del sitio El ensayo se estableció sobre un lote de 30 ha ubicado en la localidad de Correa, provincia de Santa Fe (32º57’21” S, 61º18’18” O). El lote presentaba una historia agrícola de 40 años, los últimos 10 en siembra directa, con predominio de soja (Glycine max L. Merr.) y barbecho invernal en la rotación. El clima de la región es templado, sin gran amplitud térmica anual. El régimen pluviométrico tiende a ser monzónico, con concentración de lluvias en verano. En el período de octubre a marzo se concentra aproximadamente el 70% de las lluvias anuales. La precipitación y temperatura media anual es de 1019 mm y 17,5° C, respectivamente (período 1957-2005). El suelo donde se realizó el ensayo correspondió a un Argiudol típico, serie Correa, profundo y bien drenado con textura franco limosa en su horizonte superficial (Tabla 1).
Tabla 1 Características físicas y químicas del suelo al inicio del ensayo (2006). Referencias: DA: Densidad aparente CC: Capacidad de campo PMP: Punto de marchitez permanente AUT: Agua útil total COT: Carbono orgánico total Pe: Fósforo extraíble.
Trabajo presentado en la revista Ciencia del Suelo 33 (2015): 247-261.
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Horizonte
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Prospectiva
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Tratamientos y diseño experimental En junio de 2006 se inició un ensayo de monocultivo de soja con diferentes antecesores invernales. Los CS utilizados fueron: (1) trigo pan (T) (Triticum aestivum L.) (2) avena (A) (Avena sativa L.), (3) Vicia (V) (Vicia sativa L.), (4) avena+vicia (A+V) y un tratamiento control (Ct) (sin CS) que se mantuvo libre de vegetación con aplicaciones de herbicidas. Los tratamientos fueron dispuestos en un diseño en bloques completos aleatorizados con 3 repeticiones y parcelas de 500 m2.
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Manejo de los cultivos Entre mayo y julio de cada año se sembraron los CS bajo el sistema de SD (Figura 1). Las densidades de siembra utilizadas fueron de 110, 60 y 45 kg semilla ha-1 para T, A y V, respectivamente. La consociación A+V, se sembró con densidades de siembra de 30 kg semilla ha-1 de ambas especies. Todos los CS fueron fertilizados al momento de la siembra con 7 kg ha-1 de fósforo (P) y 8,4 kg ha-1 de azufre (S) en forma de superfosfato simple (SFS). Las especies gramíneas, además, se fertilizaron con 51 kg ha-1 de nitrógeno (N) en forma de urea a la siembra. La supresión del crecimiento de los CS se realizó en el mes de noviembre con glifosato con dosis de 2,5/3 L ha-1 (480 g equivalente ácido L-1), aproximadamente a los 145 días desde su siembra, en estadios reproductivos. El criterio que se tuvo en cuenta para definir el momento de supresión fue que los cultivos de gramíneas llegaran a floración, a fin de lograr una elevada producción de materia seca total, sin comprometer la fecha de siembra óptima del cultivo de soja, que fue 10 a 60 días posteriores a la supresión de los CS (Figura 1). La soja (cultivar ADM 4200) se sembró empleando semillas tratadas con inoculantes y fungicidas, con una densidad de 40 semillas por m2 . La soja se fertilizó Figura 1 Precipitaciones mensuales registradas durante el período evaluado (2006-2011) y disposición de los cultivos de servicio y soja.
Muestreo de los cultivos de cobertura La producción de materia seca aérea total (MS) de las distintas especies de CS se determinó al momento de secado de los mismos. Se extrajeron 10 muestras de 0,5 m2 de cada unidad experimental y se pesó el total del material verde obtenido. Después de pesar el material fresco, 200 g de cada muestra se llevaron a estufa eléctrica (65º C) hasta lograr un peso constante y determinar peso seco de la muestra. A partir del peso seco de esta alícuota, se determinó la producción de MS. Luego la muestra fue molida (2 mm) para determinar la concentración de C mediante combustión seca, utilizando analizador de carbono LECO CR12 (LECO, St. Joseph, MI, Estados Unidos). El aporte de C total se obtuvo mediante la concentración de C y el aporte de MS de los CS. Monitoreo del contenido hídrico del suelo Al inicio del ensayo, se realizó en cada horizonte la caracterización física del suelo (Tabla 1). La densidad aparente se determinó mediante muestras sin disturbar por el método del cilindro (Blake & Hartge, 1986). Se determinó el contenido de agua a capacidad de campo mediante olla de presión a 33 kPa (Klute, 1986) y el contenido de agua a punto de marchitez permanente mediante membrana de presión a 1500 kPa (Richards, 1947). El agua útil (AU) del suelo se calculó como la diferencia entre el contenido de agua a capacidad de campo y punto de marchitez permanente. Luego de finalizar el ciclo de los CS y/o el barbecho tradicional y al momento de la siembra del cultivo de soja, se determinó el contenido de humedad del suelo a través de sondas de neutrones hasta los 200 cm de profundidad. Se calculó el uso consuntivo (UC) mediante la suma del contenido
de agua útil disponible al momento de la siembra y las precipitaciones ocurridas durante el ciclo de los CS, a la cual se le restó el contenido de agua útil disponible al momento de finalizar el ciclo de los CS (Ec. I). UC (mm) AD I (Ecuación I) I + PP - ADF (Ecuación I) Dónde ADI y ADF es el contenido de agua útil disponible en el suelo a la siembra y secado de los CS (mm), respectivamente y PP son las precipitaciones acumuladas en el período de crecimiento de los CS (mm). La eficiencia en la utilización del agua (EUA) se calculó mediante el cociente entre la MS y su UC (Ec. II).
La eficiencia de captación de carbono (ECC) de los CS se calculó mediante el cociente entre el carbono aportado por los CS y su UC (Ec. III), y la ECC según el consumo adicional de agua de los CS calculado como la diferencia entre el UC de los CS (UCCC) y el control (UCB ) (Ec. IV).
La eficiencia de barbecho (EB) se calculó utilizando la ecuación de Mathews & Army (1960) (Ec. V).
El costo hídrico (CH) se calculó como la diferencia de agua útil disponible en el suelo en los diferentes tratamientos con CS al momento de secado en relación al tratamiento control (sin CS) (Fernández et al., 2007) (Ec. VI).
CH (mm) = ADB - ADCC (Ecuación VI) Dónde ADB es el contenido de agua disponible en barbecho y ADCC es el contenido de agua disponible en los CS determinados al momento de su secado. Balance de carbono. Durante los años 2006 y 2011, se realizó el muestreo de suelos para evaluar el efecto de la inclusión de los CS sobre el COT luego de cinco años. En cada año, dentro de cada parcela, las muestras de suelo (3 réplicas) fueron tomadas al azar en el horizonte A (0-25 cm). Luego de secadas al aire y tamizadas por 2 mm se realizó la determinación de COT por combustión (1500º C) con analizador automático (LECO, St. Joseph, MI). Se calculó la cantidad de C mínima necesaria aportada por los residuos aéreos (CS + soja) para no generar disminuciones en los contenidos de COT. Para ello, se realizó el balance de C entre los años 2006 y 2011 (ΔCOT2011-2006) y se relacionó con la entrada anual de C por parte de los residuos aéreos (CS + soja), Cresiduo (Mg C ha-1año-1). El aporte de C por los CS se determinó como fue explicado anteriormente, mientras que el aporte de C por parte de la soja se estimó en base a los rendimientos e índice de cosecha de 0,47 (Johnson et al., 2006). Análisis estadístico Los datos fueron analizados utilizando el software estadístico Infostat (Di Rienzo et al., 2013). Para el análisis estadístico de los resultados se utilizó análisis de varianza (ANOVA). Cuando se detectaron diferencias significativas en las variables medidas, se aplicó la prueba de comparación de medias mediante diferencias mínimas significativas (DMS) utilizando un nivel de significación de 0,05. Se utilizaron modelos de regresión lineal con intervalos de confianza del 95% para evaluar la relación entre la producción de MS y las variables climáticas y el cambio en el COT con el aporte de C por los CS y el cultivo de soja.
REd de innovadores
con P, S y Ca a la siembra, a razón de 6,8, 16,7 y 24 kg ha-1, respectivamente, mediante la utilización de mezclas de SFS y sulfato de calcio.
23
Prospectiva
Año
Resultados y discusión Producción de materia seca y aporte de carbono Durante el periodo 2006-2011, la cantidad de biomasa por parte de los CS aportada al suelo presentó diferencias significativas entre CS (p <0,001), entre años (p <0,001) e interacción significativa (p <0,001) (Tabla 2). Para todos los años, los tratamientos T y A, en promedio, presentaron una producción de MS 24 y 91% superior a los de A+V y V, respectivamente; a su vez también se observaron diferencias significativas entre A+V y V, donde la leguminosa pura presentó las menores producciones de MS, salvo en el año 2011, donde no se hallaron diferencias (Tabla 2). La MS acumulada hasta el momento de secado para los CS en los años evaluados fue entre 2,5 y 11,1 Mg ha-1 (Tabla 2). Las gramíneas produjeron entre 4,6 y 11,1 Mg ha-1, diferenciándose significativamente de V con producciones de MS entre 2,5 y 4,6 Mg ha-1. El tratamiento A+V presentó producciones de MS entre 4,9 y 8,5 Mg ha-1, siendo inferiores a las de gramíneas puras en los años 2006, 2009 y 2010.
REd de innovadores
24
Tabla 3 (debajo) Contenido de agua útil (0-200 cm) a la siembra y al momento de secado de los cultivos de cobertura, costo hídrico (CH), uso consuntivo (UC), eficiencia de uso del agua (EUA) y precipitaciones (PP) durante el ciclo de crecimiento.
Avena+Vicia
Vicia
Promedio
2006
7.9 bC
7.2 bcBC
5.9 cB
3.1 aBA
6.0 ± 2.0
2007
8.3 bB
8.8 cB
8.5 eB
5.7 dA
7.8 ± 1.6
2008
5.5 aB
5.2 abB
4.9 bB
3.2 abA
4.7 ± 1.0
2009
10.7 cC
11.1 dC
7.6 dB
4.6 cdA
8.5 ± 2.8
2010
8.0 bC
7.2 bcC
5.8 cB
4.1 bcA
6.3 ± 1.6
2011
4.6 aB
4.8 aB
3.5 aAB
2.5 aA
3.9 ± 1.2
Promedio
7.5 ± 2.1
7.4 ± 2.4
6.0 ± 1.7
3.9 ± 1.2
C (Mg ha-1) 2006
3.4 bC
3.2 bcBC
2.6 cB
1.4 abA
2.7 ± 0.9
2007
3.6 bB
3.9 cB
3.8 eB
2.6 dA
3.5 ± 0.7
2008
2.4 aB
2.3 abB
2.2 bB
1.4 abA
2.1 ± 0.4
2009
4.6 cC
4.9 dC
3.4 dB
2.1 cA
3.8 ± 1.2
2010
3.5 bC
3.2 bcC
2.6 cB
1.9 bcA
2.8 ± 0.7 1.7 ± 0.5
2011
2.0 aB
2.1 aB
1.6 aAB
1.1 aA
Promedio
3.3 ± 0.9
3.3 ± 1.1
2.7 ± 0.8
1.8 ± 0.6
*En cada fila, letras mayúsculas diferentes indican diferencias significativas entre cultivos de servicio, para cada columna letras minúsculas diferentes indican diferencias significativas entre años, (p <0,05).
Año
2007
2008
2009
Tabla 2 (arriba) Producción de materia seca aérea total (Mg MS ha-1) y de carbono (Mg C ha-1) de los cultivos de servicio.
Avena
MS (Mg ha-1)
2006
Las variaciones interanuales en la producción de MS por parte de los CS estuvieron fuertemente influenciadas por las precipitaciones registradas en cada año (Tabla 2 y 3). En los años 2008 y 2011, el crecimiento de los CS fue afectado por las escasas precipitaciones recibidas, lo que determinó una baja producción general de biomasa aérea. Según lo informado por Kuo & Jellum (2000), la producción de
Trigo
2010
2011
Tratamiento Ct T A A+V V Ct T A A+V V Ct T A A+V V Ct T A A+V V Ct T A A+V V Ct T A A+V V
Agua (siembra)
Agua (secado)
CH
UC
mm 247 a 238 a 245 a 247 a 243 a 264 b 252 a 255 a 258 ab 256 a 212 a 213 ab 223 bc 208 a 225 c 164 c 138 b 134 ab 129 a 138 b 146 ab 155 cd 157 d 142 a 150 bc 132 a 141 abc 148 c 137 ab 143 bc
224 d 201 b 211 c 140 a 235 e 293 e 201 a 245 b 258 c 262 d 132 e 51 b 39 a 87 d 77 c 159 c 109 a 110 a 109 a 123 b 152 e 103 c 98 b 86 a 106 d 148 e 103 c 114 d 65 a 95 b
EUA
PP (ciclo)
kg MS mm
-1
-23 b -13 c -84 a 0d -92 a -48 b -35 c -31 d -82 b -93 a -45 d -55 c -50 a -48 a -50 a -36 b -49 c -54 b -66 a -46 c -45 c -33 d -82 a -53 b
205 b 202 b 275 c 176 a 380 c 338 b 329 a 323 a 190 c 212 d 149 a 176 b 382 c 376 bc 372 ab 368 a 172 ab 179 b 176 b 164 a 215 a 211 a 249 c 226 b
38 b 36 b 22 a 18 a 22 ab 26 b 26 b 18 a 29 c 25 b 33 c 18 a 28 c 30 c 21 b 12 a 46 c 40 c 33 b 25 a 22 b 23 b 14 a 11 a
mm
168
329
28
353
120
177
Para cada año, letras diferentes indican diferencias significativas entre tratamientos, (p <0.05).
12
10
10
8
8
6 4
MS (Mg ha-1)
0
50
100
150
200
250
300
350
R2 = 0,65 ***
2 400
0
12
12
10
10
8
8
6
0
50
100
150
200
250
300
350
400
6 Avena+Vicia y = 0,011x+3,92 R2 = 0,54 ***
4 2 0
Avena y = 0,017x+4,18
4
R2 = 0,46 **
2 0
6
Trigo y = 0,012x+5,10
0
50
100
150 200 250 Precipitaciones (mm)
biomasa aérea de los CS puede variar considerablemente de un año a otro debido, principalmente, a las condiciones climáticas. La precipitación acumulada durante el período de crecimiento activo presentó un efecto significativo sobre la producción de biomasa de los CS (Figura 2). La precipitación acumulada entre junio y octubre de cada año (2006-2011) osciló entre un mínimo de 28 mm en 2008 a un máximo de 353 mm en 2009 (Tabla 3), y tuvo una influencia significativa con la producción de biomasa de los CS (Figura 2). La variación en MS entre CS responde a las diferentes eficiencias de utilización del agua y de otros factores, como el largo del ciclo (Tabla 3). La EUA osciló entre 22 a 46, 25 a 40, 21 a 33 y 11 a 25 kg MS mm-1 en T, A, A+V y V, respectivamente. Diferencias en los contenidos de agua disponible en el suelo y precipitaciones entre años pueden modificar el comportamiento de un mismo cultivo afectando la EUA (Huang et al., 2003). Las gramíneas (T y A) presentaron los mayores valores de EUA, entre 22
300
350
4
Vicia y = 0,005x+2,76 R2 = 0,35 *
2 400
0
0
50
100
a 46 kg MS mm-1, mientras que V presenta valores <18 kg MS mm-1 para la mayoría de los años. A su vez, en aquellos años donde las precipitaciones fueron muy escasas, T y A presentaron la capacidad de generar mayor cantidad de biomasa que V. Unger & Vigil (1998) también observaron que las gramíneas se adaptan mejor como CS que las leguminosas debido a su mayor generación de biomasa en condiciones de sequía. La generación de biomasa depende en gran medida de la especie y del cultivar utilizado. En este trabajo se demostró que la producción de biomasa de T y A fue superior al de V, tal como los resultados obtenidos por varios autores (Neal et al., 2011; Restovich et al., 2012) donde las gramíneas duplicaron en producción a la leguminosa. A su vez, la vicia presenta un crecimiento lento, en etapas iniciales, y un crecimiento más rápido recién en primavera debido principalmente al aumento de temperatura (Sainju et al., 1998). Este hábito de crecimiento diferente, en relación a las gramíneas, también influyó en la producción de MS.
150 200 250 Precipitaciones (mm)
300
350
400
Figura 2 Relación entre la producción de materia seca (Mg MS ha-1) de los cultivos de servicio y las precipitaciones registradas durante su ciclo (n=18), período 2006-2011.
REd de innovadores
MS (Mg ha-1)
12
25
Prospectiva
a)
Trigo
25
Avena
Avena+Vicia
Vicia
Figura 3 Eficiencia de captación de carbono de los cultivos de servicio (ECC) calculada según el uso consuntivo de los cultivos de cobertura (a) y (ECC*) calculada según la diferencia con el UC del control (b).
ECC (kg c mm -1 )
19 13 6 0
b)
440
ECC* (kg c mm -1 )
330 220 110 0
2006
2007
2008
2009
2010
2011
Año
25
Trigo y = 0,027x +52 R2 = 0,81 *
ECC (kg c mm -1 )
20
Avena y = 0,20x +42 R2 = 0,85 **
15
Avena+Vicia y = 0,07x +21 R2 = 0,10 ns
10
Vicia y = 0,07x +18 R2 = 0,25 ns
5 0 100
120
140
160
180
200
REd de innovadores
Ciclo cultivo de cobertura (días)
26
Figura 4 Relación entre la eficiencia de captación de carbono (ECC) y la duración del ciclo de los cultivos de servicio.
La cantidad de C añadido al suelo por parte de los CS presentaron diferencias entre tratamientos donde, al igual que en la MS, las gramíneas fueron las especies que mayores aportes de C realizaron al suelo. Se observaron valores medios en A+V, mientras que V presentó los menores aportes durante los seis años evaluados (Tabla 2). Los aportes de las gramíneas fueron entre 2,0 y 4,9 Mg C ha-1, valores entre 1,6 y 3,8 Mg C ha-1 se observaron en A+V, mientras que V presentó los menores aportes de C, entre 1,1 y 2,6 Mg C ha-1. Estas diferencias en los aportes de C por parte de los CS se deben a la producción de MS, dado que no se encontraron diferencias significativas en la concentración de C de las diferentes especies (43-45% C). Se observaron diferencias en la eficiencia de captación de carbono (ECC) entre los distintos CS, donde las condiciones particulares de cada año afectaron significativamente la ECC (Figura 3a). En general, los CS con mayor ECC fueron T y A, presentando valores entre 7 y 22 kg C mm-1. Estas diferencias se debieron a la duración del ciclo de ambos CS, en donde a medida que se extendía el ciclo de crecimiento, disminuyó la cantidad de C producido por mm de agua consumida (Figura 4). Los valores de ECC para A+V fueron entre 5 y 16 kg C mm-1, mientras que V presentó los valores más bajos en todos los años evaluados (4-12 kg C mm-1). En ambos tratamientos, a diferencia de T y A, no se observó ningún tipo de relación entre la ECC y la duración del ciclo, posiblemente al rápido crecimiento de la vicia en primavera, debido principalmente al aumento de temperatura (Sainju et al., 1998). Si bien la cantidad de agua almacenada durante el barbecho disminuyó significa-
tivamente con el uso de los CS, el barbecho tradicional también fue ineficiente en el almacenamiento de agua observándose eficiencias muy bajas (<10%) o, incluso en ciertos años eficiencias negativas (Tabla 3). En este sentido, Cayci et al. (2009) indicaron que sólo entre el 12-20% de las precipitaciones ocurridas en la época de barbecho son retenidas al momento de la siembra del próximo cultivo, valores similares a los observados en el presente trabajo. Es decir, gran parte de las precipitaciones ocurridas durante el barbecho se perdieron por evaporación, escurrimiento y/o drenaje. Por lo tanto, podemos calcular la ECC según el UC de cada tratamiento con Ct (Figura 3b). En este caso, obtenemos valores muy superiores de ECC, de 18 a 303 kg C mm-1.
En los años 2006 y 2007, al momento de supresión de los CS, el barbecho tradicional (Ct) presentó un 76 y 99% de la capacidad de almacenamiento de agua útil (CAU) en 0-200 cm de profundidad (295 mm). En el resto de los años, donde se observaron períodos de escasas precipitaciones, Ct solo alcanzó entre 45 y 54% de la CAU. En todos los años, los CS disminuyeron significativamente el contenido de agua útil disponible en 13 a 93 mm en comparación con Ct (Tabla 3). Este consumo hídrico por parte de los CS coincide con los resultados hallados por Restovich et al. (2012) evaluando diferentes especies, como CS sobre un Argiudol típico de similares característica al de nuestro estudio. El único tratamiento que presentó un mayor contenido de agua útil disponible en relación con Ct fue V (11 mm) en el año 2006. Es decir, la producción de carbono en este tratamiento, 1400 kg C ha-1, no tuvo ningún costo hídrico, ya que al final del barbecho se observaron 23 y 8 mm menos con respecto al inicio del barbecho en Ct y V, respectivamente.
REd de innovadores
Balance de agua y efecto de los CS sobre la disponibilidad de agua al secado y siembra del cultivo posterior
27
Prospectiva
Para los años 2006, 2010 y 2011, el tratamiento con mayor CH fue A+V, dejando, en el espesor 0-200 cm, entre 82 y 66 mm menos que Ct (entre 22 y 44% de CAU). En el 2007, el tratamiento de mayor CH fue T, con 92 mm menos que Ct (68% de CAU). En el 2008, año con precipitaciones de 28 mm durante el barbecho, el mayor CH lo presentó A, 93 mm menos que Ct. Sin embargo, en este año todos los CS disminuyeron drásticamente los contenidos de agua útil disponible en el perfil del suelo, almacenando únicamente entre 13 y 30% de la CAU. En el 2009, los tratamientos T, A y A+V la disminuyeron alrededor de 50 mm con respecto a Ct, diferenciándose estadísticamente de V que presentó un menor CH (36 mm) (Tabla 3). En promedio, para los 6 años evaluados, los contenidos de agua útil disponible fueron 33, 30, 36 y 24% menores que en Ct para T, A, A+V y V, respectivamente.
REd de innovadores
Distribución del agua útil en el perfil al momento de la siembra de soja
28
Luego del secado, si bien los CS consumieron parte del agua acumulada, no agotaron el perfil, quedando reservas de 13 al 89% de la CAU, para el cultivo de soja siguiente. Esta gran diferencia en los contenidos de agua útil disponible se deben, por un lado, a los registros pluviométricos contrastantes observados en los diferentes años que van de 28 a 353 mm influyendo en la producción de biomasa de los CS y por ende en el consumo de agua y, por otro lado, a la longitud del barbecho desde la supresión de los CS que varió desde 10 a 60 días (Figura 1). La longitud del barbecho estuvo estrechamente relacionado con las precipitaciones caídas durante dicho periodo (R2 =0,76, p< 0,05). Por lo tanto, la longitud variable del barbecho para los diferentes años evaluados permitió captar diferentes cantidades de precipitaciones, que fueron entre 10 y 150 mm. En la Tabla 4 se observa la distribución de la humedad del suelo por horizonte hasta los 200 cm de profundidad en los diferentes
tratamientos al momento de la siembra de la soja. La humedad al momento de la siembra presentó diferencias significativas entre tratamientos (p <0,05), entre años (p <0,001) e interacción significativa (p <0,001) (Tabla 4). En general, Ct presentó los mayores contenidos agua disponible al momento de la siembra del cultivo de soja. Sin embargo, los tratamientos con CS incrementaron los valores de agua disponible con respecto al momento de secado (Tabla 3). El tratamiento A+V tuvo los menores contenidos de agua disponible en todas las profundidades evaluadas y dejó el perfil más seco para la implantación del cultivo de soja en
Tabla 4 (pág. 27 y actual) Distribución del agua por horizonte en los diferentes tratamientos de cobertura a la siembra de la soja. Referencias T: trigo pan (Triticum aestivum L.) A: avena (Avena sativa L.) V: Vicia (Vicia sativa L.) A+V: avena+vicia Ct: un tratamiento control (sin CS) que se mantuvo libre de vegetación con aplicaciones de herbicidas.
En el 2006, el tratamiento A+V provocó el mayor consumo de agua en el perfil (0-200 cm) seguido por T y A. Dicho consumo se reflejó, principalmente en las capas de 2550, 50-70 y 70-95 cm de profundidad observándose disminuciones entre 4 y 18 mm. También se observaron diferencias entre CS, donde V presentó mayores contenidos de agua disponible en dichas profundidades. En superficie, las menores diferencias observadas entre tratamientos puede deberse a las precipitaciones recibidas (116 mm) que equilibraron los contenidos de agua entre Ct, V, A y T. En los 95-125 cm los tratamientos T, A y A+V presentaron contenidos de agua disponible significativamente menores que Ct. Sin embargo únicamente A+V presentó contenidos de agua disponible por debajo del 60% de CAU, por lo cual, adelantar el momento de secado sería adecuado en este caso. Restovich et al. (2006) consideran que el momento adecuado de secado es aquel en el cual el consumo de agua del CS no es lo suficientemente elevado como para disminuir los contenidos de agua por debajo del 60% de CAU en los horizontes inferiores. En los horizontes más profundos, A+V fue el único tratamiento que presentó menores contenidos de agua disponible que Ct. Este tratamiento presentó los mayores consumos, disminuyendo el AU por debajo del 60% de CAU en todo el perfil. En el 2007 el consumo de agua por los CS fue mayor al del 2006 presentando dis-
minuciones entre 31 y 92 mm en relación a Ct en 0-200 cm (Tabla 3). Sin embargo, las abundantes lluvias ocurridas durante el periodo de barbecho (353 mm) sumado al agua almacenada en el suelo al inicio del barbecho (264 mm) superaron ampliamente la capacidad de almacenamiento máxima de estos suelos (295 mm), haciendo que durante todo el barbecho, hasta la siembra de la soja, Ct se encuentre a capacidad de campo. Dentro de los CS, T fue el tratamiento que mayor consumo de agua generó en el perfil del suelo (92 mm); dicho consumo se reflejó, principalmente, en 25-50, 50-70, 70- 95 y 95-125 cm (<60% de CAU). Para el resto de los CS, si bien se observaron disminuciones significativas en el agua disponible con respecto a Ct, los mismos estuvieron por encima del 60% de CAU y en los horizontes más profundos fueron cercanos a capacidad de campo (Tabla 4). En el 2008, fue un año con muy escasas precipitaciones durante el período de crecimiento de los CS (28 mm). El control, así como los tratamientos con CS, iniciaron el barbecho con más de 200 mm de agua
útil disponible (>68% de la CAU). Durante el barbecho, la evaporación directa y el consumo de los CS, redujeron significativamente los contenidos de AU observándose contenidos de humedad menores al 60% de la CAU en todos los tratamientos (Tabla 4). A su vez, se detectaron diferencias entre tratamientos, donde los CS presentaron menores contenidos de humedad que Ct para la mayoría de las profundidades evaluadas. En el horizonte superficial (0-25 cm), no se observaron diferencias en los contenidos de humedad entre Ct y los tratamientos T y A+V, mientras que A y V presentaron valores inferiores. En 25-50 cm, A+V y V presentaron menores contenidos de humedad que Ct, mientras que T y A no se diferenciaron de Ct. La duración de barbecho para este año se consideró media (Carfagno et al., 2013), presentando una duración de 58 días entre la supresión de los CS y la siembra de la soja. Las lluvias ocurridas durante ese período (152 mm) permitieron recargar los horizontes superiores donde, a su vez, los tratamientos T y A presentaron una mejor captación del
Letras diferentes indican diferencias significativas entre tratamientos (p <0,05).
Tabla 5 Secuestro de carbono en los suelos bajo barbecho tradicional y con cultivos de servicio entre mayo del 2006 a diciembre del 2011 en 0-25 cm.
REd de innovadores
el 2006 (<60% de la CAU), mientras que en el 2007, T presentó los menores valores de humedad en todo el perfil. Los contenidos de agua disponible dentro del perfil a la siembra del cultivo de soja variaron en cada estrato de suelo (Tabla 4). En el horizonte superficial (0-25 cm) se observaron diferencias en el contenido de agua disponible entre Ct y A+V en el 2006, entre Ct y T en el 2007, donde los CS presentaron 11 y 13 mm menos, respectivamente. En el resto de los años si bien se observaron diferencias entre Ct y los CS, las mismas no superaron los 10 mm en 0-25 cm (Tabla 4).
29
Prospectiva
REd de innovadores
En el 2009, los contenidos de humedad en superficie (0-25 cm) fueron mayores en los tratamientos con CS sin diferencias entre ellos (Tabla 4). Para las profundidades de 25-50 y 50-70 cm, únicamente A presentó mayor contenidos de humedad con respecto a Ct sin diferencias con los demás tratamientos, mientras que en 70-90 cm los tratamientos A+V y V presentaron 5 y 6 mm menos que Ct. Las lluvias posteriores a la supresión de los CS permitieron recargar el perfil, principalmente en superficie, almacenando más agua que en Ct al momento de la siembra. A su vez, los tratamientos T y A fueron los tratamientos en los que se encontró las mayores diferencias con respecto a Ct (7 y 11 mm de agua disponible en 0-70 cm, respectivamente). Por debajo de dicha profundidad, todo los CS presentaron contenidos de agua disponible menores (30 mm promedio) que Ct (Tabla 4).
30
En el 2010, en general, se observaron menores contenidos de humedad en los CS con respecto a Ct para todas las profundidades evaluadas, observándose en algunos casos (25-50, 50-70 y 70-95 cm) contenidos de humedad cercanos a marchitez permanente. Es decir, a la siembra de la soja, los tratamientos con CS presentaron láminas de agua disponibles significativamente menores que los sistema de cultivo tradicional (Ct) en todo el perfil de suelo, con disminuciones entre 49 y 66 mm (Tabla 4). Cabe destacar que tanto T y A, a pesar de la menor oferta hídrica (Tabla 3), presentaron igual producción de MS que años con mayor disponibilidad hídrica, e.g. año 2007. Esto demuestra la alta capacidad de ambas especies para adaptarse a escenarios contrastantes sin afectar su productividad.
Soja
5,63
CC
4,22 kg C ha -1 año -1
agua de lluvia. Este efecto se debe a la mayor acumulación de cobertura superficial que disipa la energía de las gotas de lluvia al impactar sobre el suelo (Folorunso et al., 1992). En el resto de los horizontes (50-200 cm), los contenidos de humedad en los tratamientos con CS fueron 34 a 42 mm menos que Ct (Tabla 4).
2,81 1,41 0,00
Trigo Control
En general, el contenido de agua disponible en el horizonte superficial (0-25 cm), a la siembra de la soja, no presentó diferencias entre Ct y los CS. Esto concuerda con lo reportado por Álvarez & Scianca (2006) que únicamente encontraron diferencias significativas entre el CS (triticale) y el control en uno de tres años analizados. Como se mencionó anteriormente, contenidos de agua disponible significativamente menores se observaron únicamente en A+V (11 mm menos) y T (13 mm menos) para los años 2006 y 2007, respectivamente (Tabla 4). Eficiencia de producción de carbono y su efecto sobre el COT Las diferencias en la cantidad de C de los residuos devueltos al suelo entre los CS y Ct, sumado a las diferencias en el contenido de agua disponible y longitud del barbecho, provocó cambios en los contenidos de COT, aumentando o disminuyendo desde Mayo del 2006 a diciembre del 2011 (Tabla 5). En general, se considera que se necesitan al menos 4,1 Mg C ha-1 año-1 aportado por los residuos de cosecha y/o CS para no generar disminuciones del COT en suelos con niveles de COT entre 16,9 y 18,9 g kg-1 en 0-15 cm (Pikul et al., 2008; Benjamin et al., 2010). Si consideramos que el aporte de C por parte de la soja fue similar en todos los tratamien-
Avena+Vicia Avena
Vicia
Figura 5 Aportes medios de carbono al suelo por parte de los residuos aéreos de los cultivos de servicio y soja. Nivel crítico (línea horizontal) (Pikul et al., 2008).
tos (aproximadamente 2,0 Mg C ha-1 año1) (Figura 5), dado que no se encontraron diferencias significativas en el rendimiento entre tratamientos, el aporte de C en Ct estuvo muy por debajo del valor crítico señalado por estos autores. Mientras que en el caso de los CS, en promedio, el aporte de las gramíneas superó dicho umbral (5,3 Mg C ha-1 año-1) al igual que A+V (4,7 Mg C ha-1 año-1), y V no logró alcanzarlo (3,8 Mg C ha-1 año-1) (Figura 5). Sobre la base de la producción de biomasa y el contenido de C (Tabla 2), T y A serían mejores opciones de CS en sistemas de monocultivo soja. La inclusión sistemática de CS en las secuencias agrícolas, con alta frecuencia de soja, realizó aportes significativos a la calidad del suelo. Al inicio del ensayo, el contenido de COT fue de 55,2 Mg ha-1, en comparación con los contenidos de COT determinados en el 2011 (quinto año de ensayo) disminuyó en un
Para las condiciones de este estudio, teniendo en cuenta el aporte promedio de C (CS+soja) de cada uno de los tratamientos y el cambio en el contenido de COT (Figura 6), se puede estimar el aporte de C necesario para no generar disminuciones en los contenidos de COT. Mediante la extrapolación de la ecuación de regresión a ΔCOT=0, se necesitan al menos 4,5 Mg C ha-1 año-1 para no generar disminuciones en los contenidos de COT en el horizonte superficial del suelo (0-25 cm). Estos resultados concuerdan con lo mencionado anteriormente sobre el aporte de C reportado por Pikul et al. (2008) y Benjamin et al. (2010). Por lo tanto, después de cinco años, el aumento del aporte de residuos al suelo por el uso de CS aumentó el almacenamiento de COT en un sistema de monocultivo soja presentando, a su vez, diferencias entre especies. En este sentido, desde el punto de vista de conservación o aumento de los contenidos de COT, los sistemas de cultivo con la inclusión de CS como A, A+V y T serían una opción viable, principalmente este último, por los mayores aumentos del COT. Conclusiones Luego de 5 años de estudio, concluimos que en los agroecosistemas simplificados que predominan actualmente en la región pampeana, la utilización de CS contribuye a incrementar los contenidos de COT, aprovechando el agua no utilizada durante los barbechos de invierno. La producción de biomasa de los CS varió considerablemente de un año a otro. La precipitación
800 600 ∆COT (kg ha-1 año-1)
7,4 y 2,5% en Ct y V para 0-25 cm de profundidad, respectivamente (Tabla 5). Por el contrario, el COT aumentó entre un 5,4 a 0,9% en los tratamientos T, A y A+V diferenciándose significativamente de Ct. Como resultado, la utilización de CS (T, A y A+V) en monocultivo de soja aumentó el COT a una velocidad de 597 a 98 kg C ha-1año-1, mientras que se perdió COT a un ritmo de 824 y 289 kg C ha-1año-1 sin CS o utilizando leguminosas (V), respectivamente.
400
y = 0,367x - 1640 R2 = 0,88 **
200 0 -200
2000
-400 -600 -800
Trigo
Avena+Vicia
4000 Vicia
Avena 6000
Testigo
-1000
acumulada entre junio y octubre fue el factor principal que afectó a la producción de biomasa de los CS. Desde el punto de vista de máximo retorno de residuos al suelo, trigo y avena fueron las especies más eficientes dada su amplia plasticidad en producir biomasa y capturar carbono bajo diferentes disponibilidades hídricas.
Figura 6 Relación entre el cambio del carbono orgánico total (ΔCOT2011-2006) en 0-25 cm y el aporte promedio de carbono en superficie de los cultivos de cobertura y soja.
Bajo las condiciones hídricas de este estudio, se concluye que si bien el contenido hídrico del suelo al momento del secado de los CS fue menor que el tratamiento control (13 a 93 mm), no influyó sobre el rendimiento de soja en las campañas evaluadas (datos no mostrados). Al momento de la siembra, las diferencias en el agua disponible entre Ct y los CS, en general, no superaron los 10 mm en 0-25 cm permitiendo la adecuada implantación del cultivo de soja. Las gramíneas como CS fueron más eficientes en producir MS y por consiguiente más eficaces en incrementar el COT en comparación con el barbecho tradicional. Por lo tanto, la inclusión de estas especies invernales en los sistemas agrícolas simplificados es una alternativa de manejo válida para generar cobertura y mejorar el balance de carbono de los suelos bajo monocultivo de soja en el sur de Santa Fe.
Referencias Las referencias consultadas en este artículo se encuentran en la Biblioteca Digital Aapresid
Al cogollero se le gana con conocimiento
REd de innovadores
Una jornada del programa REM para evaluar alternativas de manejo de esta y otras plagas.
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Bajo el título “Alternativas para el manejo de cogollero en maíz”, el programa REM de Aapresid realizó una jornada a campo el pasado 12 de febrero en el establecimiento Don Eusebio, en la localidad de Bandera, Santiago del Estero.
La jornada se realizó en un campo asesorado por un miembro de la Chacra Bandera de Aapresid y contó con cuatro estaciones que buscaron tratar los puntos claves a tener presentes para el manejo de esta plaga.
La importancia de la jornada se fundamenta en que el maíz es un cultivo clave para la sustentabilidad de los sistemas agrícolas, especialmente por su alto aporte de carbono. Desde la adopción de las fechas de siembras tardías que bajaron su riesgo, junto con la biotecnología que permitió hacer frente a las principales plagas, se consolidó un paquete tecnológico muy exitoso que permitió ampliar la superficie cultivada en el norte del país.
Estación 1 Monitoreo y biología de la plaga Spodoptera frugiperda
Sin embargo, la evolución en biología es permanente y algunas de estas tecnologías que eran ampliamente utilizadas por su eficacia, empezaron a perderla en las últimas campañas. Esto hace imprescindible repensar todas las prácticas que están al alcance para el manejo de las plagas, especialmente cogollero.
El Ing. Agr. Roberto Peralta, especialista en protección vegetal, docente de la UCC y la UNC, y director de Halcón monitoreos, estuvo a cargo de esta primera estación. El especialista destacó el actual problema con las tecnologías Bt en maíz y manifestó que cuando hablamos de que los eventos están perdiendo efectividad, no se debe hablar de quiebre de resistencia, ya que no es algo que se da de repente, sino que es algo paulatino que ocurre por el mal manejo de la tecnología. Un punto que hoy genera dificultad para el manejo de la plaga es no poder determinar qué nivel de protección tiene cada evento, puesto que
sabemos que los eventos cayeron en su protección, pero no podemos cuantificar exactamente el porcentaje de disminución. Según remarcó, la única manera de poder manejar este inconveniente es monitorear periódicamente cada lote y saber cómo identificar y cuantificar el daño de esta plaga. Entre los especialistas no existe una homologación de cómo calcular el % de daño de cogollero. Peralta comentó que en Halcón se cuentan 100 plantas para determinar el % de daño, ya que se vio que con ese número de muestras se obtiene un equilibrio adecuado entre tiempo de monitoreo y representatividad de los datos obtenidos. Las 100 plantas a evaluar no son al azar, sino a partir de la primera planta con daño que se encuentra. De esta manera se asegura tener un dato inicial cuando la infestación es aún muy baja. Ya ahondando más sobre la biología de la plaga, el ingeniero comentó que desde la ovoposición hasta la eclosión de los huevos, pueden pasar 5 días. Es decir que en-
Otro punto importante que se enfatizó respecto al cogollero, es el alto nivel de preferencia que presenta para alimentarse y para oviponer en plantas con mejor aspecto y más chicas. Además, cabe mencionar que los individuos de esta especie son fotofóbicos, por lo que la larva está dentro del cogollo y sale de noche para raspar. Esto hace que haya una mayor eficiencia en las aplicaciones que se realizan en horarios nocturnos. En cuanto al cálculo de eficiencia del control químico, el mismo se debe determinar a partir del porcentaje de daño que se haya detectado inicialmente en el lote (severidad + incidencia). Peralta mencionó que en su zona tienen calculado sólo
un 60% de eficiencia de control promedio para esta plaga y que esto se debe principalmente por la demora en la aplicación. Por ello es muy importante tener en cuenta el tiempo que puede transcurrir desde el monitoreo hasta que la máquina ingresa al lote y, si es necesario, debemos bajar el umbral de acción según la zona y la fecha en la que nos encontremos para evitar llegar tarde. Finalmente, también se debe considerar que el umbral de acción para el control de Spodoptera frugiperda con el que se trabaja actualmente (20% de daño 3 en la escala de Davis), se calculó hace muchos años en la provincia de Tucumán. Luego de ello, hubo muchos trabajos en nuestro país que trataron de actualizar dicho umbral pero con resultados dispares. Por ello, Peralta considera correcta la decisión de realizar un control teniendo en cuenta un nivel de daño menor al nombrado anteriormente, ya que se deben analizar enemigos naturales, potencial de rinde, estadio del cultivo, evento en el híbrido, situación climática, entre otros factores.
Fotografía 1 Jornada realizada en Santiago del Estero bajo el título “Alternativas para el manejo de cogollero en maíz”
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tre monitoreos semanales, puede pasarse desde un 2% hasta un 15% o más de daño. En este caso, la persistencia que presentan los nuevos productos que hay en el mercado ayuda a controlar los nacimientos escalonados que pudieran ocurrir y así evitar que nos sorprenda tanto la plaga entre monitoreos.
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Prospectiva
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REM
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Estación 2 Complementación de eventos e insecticidas
#
Tratamientos
Empresa
Principio Activo (grupo)
Dosis
1
Aplicaciones consecutivas a umbral
Carbamato/Carbamato/ Fosforado+Benzoilurea
150 gr/150 gr/1lt+40cc
En esta estación el Ing. Agr. Martín Marzetti, gerente del programa REM y el Ing. Agr. Emmanuel Zaiser, GTD de la Chacra Bandera de Aapresid, presentaron el ensayo realizado en el campo y en el que se evaluaron híbridos con distintas tecnologías de control para cogollero, curasemilla e insecticidas. La metodología y tratamientos del ensayo fueron los siguientes:
2
Aplicaciones consecutivas a umbral
Spinosina/Pirrol
De los tratamientos
3
Exalt
Manejo del productor Manejo propuesto por REM Corteva
Spinetoram J+L (Spinosina)
80cc/ha
4
Coragen
FMC
Clorantraniliprole (Diamida)
60cc/ha
5
Belt
Bayer
Flubendiamide (Diamida)
100cc/ha
6
Pirate
BASF
Clorfenapir (Pirrol)
1000cc/ha
7
Curyom fit
Syngenta
Benzoato de emamectina.+Lufenuron (Avermectina + Benzoilurea)
50 gr/ha
8 9
Testigo Químico Testigo Absoluto
-
Lambdacialotrina (Piretroide) Sin aplicación
74cc/ha -
Figura 1 Porcentaje de plantas afectadas en Grado Davis 3 o más, según el estadío del cultivo,para híbridos No Bt y No Bt + Curasemilla.
A continuación, se enumeran algunas conclusiones del ensayo: El monitoreo se realizó según protocolo cada 7 días. Para la zona y fecha de siembra, la plaga tiene una alta presión, por lo que la periodicidad de los muestreos debería ser menor puesto que en varios tratamientos hubo incrementos significativos de niveles de daño en el transcurso de una semana y que superan marcadamente el umbral. (ej: de 6 a 26% de Davis 3 en una semana).
En los tratamientos del híbrido no BT en los que se realizó una única aplicación de diferentes insecticidas al llegar a umbral, que ocurrió en V3 (16/01), al momento de la jornada no había diferencias con el testigo (Figura 1). Esto indica la presencia de varios ciclos de Spodoptera frugiperda en la zona y la necesidad de realizar más de una aplicación. En el caso del híbrido no Bt + curasemilla, éste proporcionó protección hasta llegar a V6 (Figura 1). Luego de este estadio, fue necesario un control químico ya que se alcanzó el umbral.
En el caso del híbrido con el evento CryA 105 + Cry2Ab (VT3Pro), que ya presenta fallas a campo en el control de la plaga, requirió un tratamiento de insecticida al llegar a V6, lo que demuestra que sigue teniendo cierto control respecto al No Bt que lo requirió en V3 (Figura 2). Entre los diferentes insecticidas que se aplicaron a este evento, se puede mencionar que el testigo químico (Lambdacialotrina) tuvo el menor control y se destacó Spinosina como el tratamiento que mejor control presentó. En situaciones intermedias estuvieron: Clorantraniliprole, Flubendiamide, Clorfenapir y Benzoato de emamectina+Lufenuron.
Figura 2 Porcentaje de plantas afectadas en Grado Davis 3 o más, según el estadío del cultivo, para los diferentes híbridos con eventos (No Bt, VT3 Pro, Viptera3, PWU)
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En los tratamientos de híbridos no Bt en los que se realizaron aplicaciones consecutivas a umbral, se ven diferencias en el número de aplicaciones realizadas debido principalmente a la residualidad del producto utilizado en la propuesta de REM, que evitó una reinfección de la plaga a los 3-4 días después de la aplicación. Es importante tener en cuenta la rotación de los principios activos a utilizar y la residualidad que otorgan los productos disponibles en el mercado. Esto permite coordinar una estrategia que se adapte mejor a la zona, según la presencia o no de insectos benéficos, el estadio del cultivo al momento de llegar a umbral, la presión de la plaga, entre otros.
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Prospectiva
Fotografía 2 Jornada realizada en Santiago del Estero bajo el título “Alternativas para el manejo de cogollero en maíz”
tante sumar aditivos que permitan una mejor dispersión del producto aplicado.
Los híbridos con eventos Viptera3 (Vip) y PowerCore Ultra (Cry+Vip), fueron los que hasta la fecha de la jornada presentaron el menor nivel de daño, sin llegar a umbral. Sí se evidenció un leve raspado de las hojas que indican grado 1 de la escala de Davis, lo que implicaría una posible pérdida paulatina de protección de la tecnología. También se encontraron algunas plantas con grado 7-89 en estos tratamientos, que puede puede deberse a contaminación con semilla de la parcela anterior sembrada o contaminación presente dentro de la misma bolsa.
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Estación 3 Calidad de Aplicación
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En esta estación se buscó destacar cuáles son los conceptos básicos para lograr la mayor eficiencia al decidir realizar un control químico para cogollero. Para ello disertó el Ing. Agr. Mariano Luna, entomólogo y especialista en calidad de aplicación del INTA Pergamino. El especialista mostró datos propios de control de larvas de Spodoptera frugiper-
da utilizando 3 volúmenes de aplicación distintos (80, 40 y 20 lts/ha) con pastillas cono hueco ATR marrones y con coadyuvante. Según detalló, se observan diferencias significativas a favor de los 20 lts/ ha en el conteo de número de larvas vivas de entre 1 a 1,5 cm y en el número de larvas muertas menores a 1cm observados a los 7 dda. En este sentido, es clave llegar bien a las partes internas del canopeo, donde se “resguarda” la plaga. Esto se logra con gotas de menor tamaño, aunque también destacó que con este tamaño de gotas se necesita tener el mayor cuidado con las condiciones ambientales, para evitar su pérdida tanto por evaporación como por deriva. Además señaló que hay que tener en cuenta que se intenta matar a larvas de los menores estadios, que son las que menos comen y son una plaga muy selectiva. En este sentido resulta primordial la uniformidad de la aplicación que realicemos para que la larva tenga mayor probabilidad de raspar en un sitio con insecticida y también para evitar la posibilidad de selección de la misma al comer. Al respecto, es impor-
De igual forma, se debe considerar el horario de la aplicación tanto para proteger las gotas de la evaporación que pudiera ocurrir, como para hacer coincidir el momento de la aplicación con el momento de mayor movilidad de la plaga, que es cuando sale a alimentarse en horarios nocturnos. Aunque también hay que tener en cuenta que luego de las 00 hs disminuye su movilidad notablemente, resguardandose en el cogollo. Por último, destacó que es primordial conocer la calidad con la que se está aplicando y para ello contamos con las tarjetas hidrosensibles que, en el caso de esta plaga, siempre debe colocarse en el cogollo de la planta para conocer qué nivel de llegada estamos teniendo en ese sector.
Estación 4 La importancia del refugio Esta estación contó con la presencia de la Ing. Agr., M.Sc., Ph.D. María Luz Zapiola, de ArgenBio, institución que está trabajando en conjunto con ASA en el programa MRI para concientizar sobre la importancia de la siembra del refugio en maíces Bt. En este marco, la especialista indicó que el punto más importante para retrasar la resistencia es la siembra de refugio, que es una parte del lote Bt sembrada con materiales no-Bt. La resistencia es un problema de números y también de qué porcentaje de individuos son susceptibles a la tecnología. Por lo tanto, es un concepto que se
gio debe ser del mismo ciclo de madurez que el material Bt.
La ingeniera enumeró las características que debe tener el refugio en maíz para ser efectivo con esta plaga:
• Debemos implantar un refugio del tipo estructural, es decir, de una porción del lote. El refugio en bolsa no es efectivo para plagas que se mueven entre plantas como cogollero (Spodoptera frugiperda), ya que una larva susceptible que está destinada a llegar a adulto en una planta no-Bt puede moverse a una planta Bt, comer y morir, disminuyendo la contribución de individuos susceptibles a la
• Debe ser el 10% del lote. • No debe estar a más de 1500 m del material Bt. • El material no-Bt sembrado como refu-
• El refugio debe sembrarse en la misma fecha. • Se le debe realizar el mismo manejo agronómico (fertilización, control de malezas, etc.)
población. También una larva grande de una planta refugio puede migrar a una Bt y al estar pasado el estadio larval susceptible a la tecnología Bt, la larva grande producirá daño, no sería controlada y se estaría favoreciendo la selección de individuos resistentes. Además, mencionó que asegurar la durabilidad de la tecnología Bt es una responsabilidad de todos. Cada uno debe aportar con profesionalismo para que, tanto productores como consumidores, podamos seguir beneficiándonos de la tecnología.
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debe tratar a nivel individual y no de la especie. El refugio permite la supervivencia de insectos susceptibles para que puedan cruzarse con los individuos resistentes que pudieran seleccionarse en la porción Bt del lote y de esta manera, disminuir la probabilidad de que los insectos resistentes dejen descendencia resistente al cruzarse entre sí.
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Chacra Justiniano Posse
Nivel de intensificación y secuencias de cultivos según el ambiente Ensayos de larga duración para determinar qué nivel de intensificación y secuencias de cultivos se adaptan mejor en los ambientes.
Autores Ruiz, A. Chacra Justiniano Posse, AAPRESID. Accame, F. Sistema Chacras, AAPRESID. Coyos, T. AER Justiniano Posse, INTA.
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Nos acompaña:
Introducción En los últimos años, la región pampeana se vio afectada por excedentes hídricos y ascenso de las napas freáticas (Bertram y Chiacchiera, 2014). Esta problemática impulsó a productores del sudeste de Córdoba a unirse y convocar a Sistema Chacras de Aapresid con la finalidad encontrar una solución a la problemática bajo un sistema coordinado de trabajo. El presente informe surge de los resultados experimentales de una de las líneas que actualmente integra el proyecto llamado Chacra Justiniano Posse. El mismo apunta a desarrollar tecnologías que tiendan a convertir la oferta hídrica en mejoras para el sistema productivo/empresa agropecuaria. El desafío es mejorar el sistema en su conjunto y disminuir riesgos de anegamientos temporarios y permanentes a través del aumento del consumo de agua y de la productividad. La problemática es abordada en dos niveles: a nivel rotacional (ajuste de intensidad y diversidad de cultivos) y a nivel de cultivo individual (ajuste de tecnologías específicas sobre cada cultivo). Los sistemas productivos de la zona están basados en cultivos de maíz, soja y trigo, principalmente. Los sistemas poco intensificados pierden la oportunidad de convertir estos excedentes hídricos en producción y se generan brechas de rendimientos a nivel de sistema, siendo poco eficientes en el consumo y productividad del agua.
Los objetivos del presente trabajo son determinar qué nivel de intensificación y secuencias de cultivos agrícolas son más adecuados para los ambientes de la Chacra Justiniano Posse en cuanto a productividad, balance de carbono y uso del recurso hídrico. Para contestar esta pregunta se seleccionaron sitios representativos de estos ambientes. Metodología Con el fin de determinar qué nivel de intensificación y secuencias de cultivos se adaptan mejor en los ambientes con y sin napas, pertenecientes a lotes de productores de la Chacra, en la zona de Justiniano Posse, se seleccionaron dos sitios: el sitio Orazi, representando el ambiente con napa; y el sitio La Comarca, sin napa (Imagen 1). Dentro de cada sitio, se eligió un lote que se dividió en cuatro franjas de tamaño similar (3 y 5 has, respectivamente) y en los que se ubicaron cuatro rotaciones diferentes en cuanto a secuencia de cultivos y nivel de intensificación. El sitio Orazi es un Argiudol Típico, serie Monte Buey, con napa cercana de buena calidad. Mientras que el sitio La Comarca no cuenta con napa y es un Haplustol údico serie Laborde. Orazi tiene mayor capacidad de almacenamiento de agua útil (AU) que La Comarca. Las rotaciones evaluadas en ambos sitios se pueden observar en la Tabla 1. Las mis-
Imagen 1 Ubicación de los sitios experimentales.
mas se iniciaron en la campaña 2014/15 y se realizaron por 4 años. Tres de las rotaciones (1, 2 y 3) cumplieron dos ciclos completos de experimentación, mientras que la cuarta rotación (4), en la campaña 2016/17 cumplió su primer ciclo. A las rotaciones se las comparó con un monocultivo de soja, considerando las mediciones realizadas en los cultivos de soja de las rotaciones 3 y 4. El manejo agronómico de los cultivos fue a elección del productor, que siguió algunos lineamientos con el objetivo de obtener rendimientos cercanos a los potenciales para cada ambiente. Además, se hizo foco en la correcta fecha de siembra, genotipos de elevado potencial y adecuada fertilización, entre otros aspectos.
• Indicadores de producción: Rendimientos y ocupación del suelo. • Indicadores ambientales: Aportes de carbono, uso del agua y dinámica de la napa.
Rotación 2
Rotación 3
Rotación 4
Año 1
Trigo/Soja
Trigo/Soja
Trigo/Maíz
Trigo/Soja
Año 2
Trigo/Maíz
Maíz
Soja
Maíz
Año 3
Igual que año 1
Cultivos por año
2,0
1,5
1,5
Resultados y discusión
Rendimientos De cada cultivo, en cada sitio, se obtuvo el rendimiento con cosechadora por pesaje y cálculo de la superficie. No hubo diferencias significativas en los rendimientos obtenidos en ambos sitios (Tabla 2). El maíz de 2da. fue el único que fue ligeramente superior en el sitio Orazi, obteniéndose 1000 kg/ha más que en La Comarca. Hay que aclarar que fueron cuatro campañas con abundantes precipitaciones, con excepción de enero y febrero 2018 que afectó los cultivos de 2da en los ambientes sin napa.
1,3
Tabla 1 Rotaciones evaluadas en ambientes con y sin napa.
• Indicadores económicos: Margen bruto.
Indicadores de producción
Soja
Orazi
13,4%
La Comarca Rto CV 18,1% 5091
5110
15,5%
5516
2,1%
5846
15,9%
5681
10,9%
6
4007
13,1%
3920
16,0%
3964
14,0%
3
13 431
1,9%
13 510
1,2%
13 470
1,4%
4
9603
8,7%
8058
21,6%
8830
18,2%
Cultivo
N
Trigo
10
5128
Soja
3
Soja 2da Maíz Maíz 2da
Rto
CV
Promedio Rto CV
Tabla 2 Número de lotes por sitio, rendimientos medios (Rto, kg/ha), coeficiente de variación (CV, %) para el sitio Orazi, La Comarca y el promedio de ambos sitios.
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Las rotaciones se evaluaron en función de:
Rotación 1
41
Prospectiva
Figura 1 Productividad promedio anual de cada rotación en ambos sitios en conjunto, discriminada por cultivo. El valor porcentual indica cuánto corresponde a cada cultivo en relación a la producción total.
En cuanto a la estabilidad de los rendimientos (coeficiente de variación), fueron más estables en el sitio Orazi, probablemente por la presencia de napa y menor dependencia de la distribución de las precipitaciones. Al comparar la estabilidad entre cultivos, el maíz de 1ra fue el más estable seguido por soja de 1ra. El trigo probablemente sea inestable no solo por la variabilidad de las lluvias sino también de las temperaturas. Los cultivos de segunda se ven afectados no solo por las precipitaciones sino también por el rendimiento y consumo de agua y nutrientes del trigo antecesor y la fecha de siembra.
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Cuando se analizó la base de datos de lotes de producción de la Chacra Justiniano Posse (Ruiz et al., 2016) se observó una mayor estabilidad en los rendimientos entre lotes y entre campañas en ambientes con napa. Rizzo et al. (2018) evaluaron el efecto que tiene la napa en los rendimientos de maíz en el cinturón maicero de Estados Unidos y encontraron que aumenta los rendimientos y la estabilidad, especialmente en años secos: los rendimientos fueron un 6% y 24% mayores en los ambientes que contaban con napa en campañas húmedas y secas, respectivamente.
42
Al considerar los rendimientos de los cultivos que se realizan en cada rotación, se estimó la producción anual promedio para cada secuencia (Figura 1). La producción de las diferentes rotaciones se encontró asociada al nivel de intensificación: las rotaciones de 4 cultivos en 2 años y la de tres cultivos, realizando soja de segunda, obtuvieron los mayores rendimientos (11300 kg/ ha), valor que duplica a lo que se hubiese producido con monocultivo de soja.
Cultivo
Trigo
Soja 1ra
Soja 2da
Maíz 1ra
Maíz 2da
Fecha siembra
05-jun
28-oct
04-dic
12-sep
22-dic
Fecha madurez fisiológica
20-nov
05-mar
20-mar
20-feb
10-abr
Fecha Cosecha
01-dic
19-mar
08-abr
02-abr
10-jun
Duración del ciclo
179
134
125
203
170
Rendimiento (kg/ha)
5110
5681
3964
13470
8830
Aporte de C mineralizable (kg/ha)
583
468
326
956
627
Consumo agua (mm)
361
441
411
564
450
Productividad agua (kg/mm)
14,8
13,3
9,5
24,0
17,9
Ocupación del suelo e intercepción de la radiación Se calculó la duración promedio del ciclo de cada cultivo promediando las fechas de siembra, cosecha y madurez fisiológica de cada cultivo (Tabla 3). Luego, se sumaron los ciclos y se dividió por el número de años que dura cada una de las rotaciones. Así se obtuvo el número de días que cada rotación hace uso del suelo (Tabla 4) y la radiación que es interceptada en dicho período. Al realizar un solo cultivo al año, se intercepta un 60% de la radiación; mientras que al intensificar, se puede llegar a interceptar más del 80%.
Tabla 3 Rotaciones evaluadas en ambientes con y sin napa.
Rotación
Tg/Sj-Tg/Mz
Tg/Sj-Mz
Tg/Mz-Sj
Tg/Sj-Mz-Sj
Soja
Índice intensificación
2,0
1,5
1,5
1,3
1,0
Días cultivo en pie
327
254
242
214
134
Días cultivo activo
275
217
202
187
128
% Días del año activo
75%
59%
55%
51%
35%
Radiación neta interceptada (MJ/m2)
2198
2051
1877
1904
1612
% RN interceptada del año
83%
77%
70%
71%
61%
% Gramíneas
75%
67%
67%
50%
0%
Tabla 4 Cultivos, índice de intensificación, días del año ocupados con cultivo, intercepción de la radiación y % de gramíneas de cada rotación.
El cultivo de maíz, ya sea de primera o de segunda, es por excelencia el cultivo que tiene los mayores aportes de carbono y llega casi duplicar los 470 kg/ha aportados por la soja (Tabla 3). En una posición intermedia se encuentra el trigo, con aportes que rondan los 580 kg/ha. Al comparar el aporte de carbono de las diferentes rotaciones, al igual que el rendimiento, éste depende del nivel de intensificación (Figura 2). También se encuentra asociado al porcentaje de gramíneas que tiene la rotación, ya que los aportes de éstas son mayores en relación a los aportes de leguminosas como soja.
Indicadores ambientales Aportes de carbono y balance de la materia orgánica Para estimar los aportes de carbono humificable de cada cultivo, se siguió la metodología propuesta por Andriulo et al. (1999). La misma se basa en el rendimiento de cada cultivo e índice de cosecha (Cárcova et al., 2013) para estimar la biomasa aérea total y a lo que se le suma las raíces (30% o 15% de la biomasa aérea, según sea cereal u oleaginosa). Luego se considera que, de la biomasa total, el 40% es C y se humifica un 17% en soja y un 13% en trigo y maíz. Una vez estimados los aportes de cada cultivo, se estimó el C aportado en promedio anual en cada una de las rotaciones.
Para la zona de Corral de Bustos, Gudelj et al., (2017) encontraron que cuando se parte de una situación con un suelo bajo en materia orgánica (2,4%), con una rotación de 3 cultivos en dos años y reposición de nutrientes, sería posible mantener un balance neutro de carbono. Pero en ambientes con elevados niveles iniciales de carbono (3,1%), no alcanzaría con lo anterior para mantener estable el contenido de materia orgánica.
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Figura 2 Aporte de carbono promedio anual por rotación en ambos sitios en conjunto discriminada por cultivo; el valor porcentual indica del aporte total de carbono de cada rotación, cuánto corresponde a cada cultivo.
La mineralización se estimó en función del modelo AMG de balance de carbono (Andriulo et al., 1999), que tiene en cuenta el contenido de materia orgánica y un coeficiente que varía según el contenido de arcilla del suelo y las temperaturas medias anual. Dependiendo del sitio, la mineralización varió entre 962 kg/ha y 1286 kg/ha de carbono por año. Con las rotaciones más intensivas de dos cultivos por año estaríamos, en el mejor de los casos, en un balance neutro.
43
SISTEMA CHACRAS
Figura 3 Consumos de agua anuales promedio de las rotaciones en el sitio La Comarca; el valor porcentual indicado del consumo total cada rotación, cuanto corresponde a cada cultivo.
Por otro lado, la Chacra Pergamino (Agosti, 2017), que se encuentra trabajando con rotaciones agrícolas y pasturas en ambientes con mayores contenidos de carbono que los del sudeste de Córdoba, arribaron a que las rotaciones agrícolas presentan balances negativos de carbono; pero también afirman que se pueden alcanzar balances positivos a través de la inclusión de pasturas consociadas a la rotación. Consumo de agua y balance hídrico En el sitio sin napa (La Comarca) se realizaron mediciones del contenido de humedad gravimétrica del suelo a la emergencia, floración y madurez fisiológica de los cultivos. Se estimó el uso consuntivo de agua por parte de los cultivos en el sitio La Comarca. El mismo se estima considerando la diferencia entre la humedad del suelo que había al momento de madurez del cultivo y a la siembra del cultivo, y a lo que se le suman las precipitaciones diarias. H° Inicial + Precipitaciones = Consumo + H° Final
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Consumo = H° Final - (H° Inicial + Precipitaciones)
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Los cultivos estivales consumieron más agua que los invernales; a su vez los de primera, al tener un ciclo más largo y cumplir su ciclo en un periodo de gran demanda ambiental, necesitan más agua que los cultivos de segunda (Tabla 3). El cultivo con mayor consumo fue el maíz de primera, que llegó a los 570 mm, mientras que el trigo fue el de menor consumo. Hay que tener en cuenta que al considerar el doble cultivo trigo/soja o trigo/maíz, el consumo de agua superó los 800 mm. El consumo de agua de soja de primera fue bajo en relación al rendimiento obtenido, resultando en una productividad del agua elevada. Las variedades de soja utilizadas para las
Figura 4 (debajo) Dinámica de la napa en el sitio Orazi de la campaña desde octubre 2014 a febrero 2018. Los puntos negros representan los momentos en que la misma se encontró en superficie o cercano a ella.
Fotografía 1 Miembros de la Chacra Justiniano Posse.
siembras de primera son ciclo corto con elevado potencial de rendimiento. Para un rendimiento de 5800 kg/ha se hubieran esperado consumos de agua superiores a los 500 mm si se consideran los valores de productividad de agua promedio reportada para el cultivo.
a sectores más bajos colmando lagunas y canales o percolando a la napa, provocando un ascenso de la misma. En Justiniano Posse llueven en promedio 928 mm por año (últimos 30 años) y en menos del 37% de los años las precipitaciones no superaron los 850 mm, valor necesario para realizar un doble cultivo. Dinámica de la napa En el sitio Orazi (con napa) se instalaron 4 freatímetros, ubicando uno en cada rota-
ción. Se hizo un seguimiento del nivel de la napa cada 15-30 días durante los 4 años con el objetivo de estudiar su dinámica a lo largo del tiempo y relacionarlo con el balance hídrico y las rotaciones.
Figura 5 Relación entre el balance hídrico y el movimiento de la napa entre momentos de medición de nivel de napa.
Las precipitaciones promedio en ambos sitios para las 4 campañas analizadas fue de 880 mm. Al realizar dos cultivos por año, solo 60 mm (6%) se perdieron por evaporación, escurrimiento o percolación hacia la napa. En el caso de realizar un solo cultivo anual, se pierden alrededor de 440 mm (50%) por campaña, que parte se evapora, pero en gran medida escurre
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Al comparar el consumo anual promedio de las rotaciones (Figura 3), la de mayor nivel de intensificación tuvo el mayor consumo, que llegó a 836 mm anuales, la de menor consumo, Tg/Sj-Mz-Sj, sólo 626 mm. Si se la compara con el consumo de un cultivo de soja de primera, las cuatro rotaciones consumen entre 150340 mm más.
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Prospectiva
La napa oscilo entre los 50 y 250cm de profundidad (Figura 4). En las cuatro campañas que transcurrió el ensayo, la misma se encontró cercana a la superficie anegándose el suelo en marzo y abril 2015, agosto 2015, diciembre 2015, abril y mayo 2016 y julio 2016 (puntos negros en el gráfico). En enero 2019 la misma volvió a ascender y afectar los cultivos por lo que podemos concluir que la misma podría traer complicaciones a lo largo de toda la campaña. La relación entre el balance hídrico (diferencia entre precipitaciones y evapotranspiración potencial) y el movimiento de la napa comprendido para el mismo período (Figura 5), es muy estrecha, explicándose en un 79% el movimiento de la napa. La relación entre ambas variables fue de 0,7, indicando que ante un balance positivo de 10mm, la napa asciende 7cm, mientras que si el balance es -10mm, la misma desciende 7cm. Para Marcos Juárez, Cisneros et al. (2014) calibraron un modelo encontrando una relación de 0,6.
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De observaciones a campo se vio una tendencia a que cuando existe un cultivo activo, ante balances hídricos negativos la napa tiende a descender en mayor medida
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que cuando no hay cultivo. Por otro lado, cuando ocurre una lluvia, el ascenso freático es menor ya que el cultivo se encontró consumiendo agua, el suelo tiene un menor contenido de humedad disminuyendo el exceso de agua que percola hacia la napa. Indicadores económicos: análisis económico En función de los rendimientos obtenidos, el manejo promedio realizado a cada cultivo y los precios actuales (Revista Márgenes Agropecuarios, diciembre 2018) se calculó el margen bruto por rotación en campo arrendado. Los precios actuales favorecen al cultivo de soja y el mayor margen se obtiene cuando se realiza trigo/soja. Al analizar el margen bruto por rotación, la de tercios es la de mayor margen anual con los precios actuales (Figura 6). De todas formas, son reducidas las diferencias entre rotaciones.
Figura 6 Margen bruto anual promedio de las rotaciones; el valor porcentual indicado del margen total de cada rotación, cuanto corresponde a cada cultivo.
Comentarios finales Las cuatro campañas analizadas fueron benignas para los cultivos y los rendimientos obtenidos alcanzaron los potenciales determinados para la zona. El análisis permitió establecer diferencias en cuanto a la producción entre niveles de intensificación, pero no se detectaron diferencias entre los sitios con y sin napa. La presencia de napa sí se tradujo en una mayor estabilidad de los rendimientos entre campañas. En ambientes con y sin napa se pueden realizar rotaciones de cultivos más intensas que Tg/Sj-Mz-Sj (1,3 cultivos anuales) que tienen mayor captura de radiación, consumo de agua, productividad y aportes de carbono. Al intensificar, aumentamos la producción y aportes de carbono al sistema. Además, aumenta la productividad del agua, no solo por una mayor eficiencia sino también por un mayor consumo y disminuye la generación de excedentes hídricos. La intensificación contribuiría con la problemática de los excedentes hídricos. Localmente, la intensificación modela la dinámica de la napa: si bien la napa depende de la oferta de lluvias y la demanda ambiental, la misma está afectada en el corto plazo por la presencia o no de un cultivo. Las rotaciones más intensificadas tuvieron márgenes brutos similares a la de tercios, pero éstas presentan mayores costos de inversión. Por lo que si consideramos la actual política de arrendamientos y también los márgenes pequeños respecto a los costos, muchas veces el productor termina optando por rotaciones de menor inversión, y prioriza la seguridad de continuar produciendo a expensas de los beneficios que trae la intensificación en el mediano y largo plazo.
REFERENCIAS • Agosti, B. 2017. Intensificación agrícola: claves para una adopción exitosa. Actas Congreso AAPRESID 2017. • Andriulo, A, B. Mary y J. Guerif. 1999. Modelling soil carbon dynamics with various cropping sequences on the Rolling pampas. Agronomie 19: 365-377. • Bertram, N. y S. Chiacchiera. 2014. Ascenso de napas en la Región Pampeana: ¿Consecuencia de los cambios en el uso de la tierra? INTA EEA Marcos Juárez. • Cárcova, J., L.G. Abeledo y M. López Pereira. 2013. Análisis del rendimiento: crecimiento, partición y componentes. En: Producción de granos. Bases funcionales para su manejo. Ed. Facultad de Agronomía. 783 pp. • Cisneros, J., H.A. Gil, J.D. De Prada, A. Degioanni, G.A. Cantero, O. Giayetto, J.P. Ioele, O.A. Madoery, A. Masino y J. Rosa. 2014. Estado actual, pronósticos y propuestas de control de inundaciones en el centro-este de la provincia de Córdoba. Río Cuarto, Argentina.
• Rizzo, G., J.I. Rattalino Edreira, S.V. Archontoulis, H.S. Yang y P. Grassini. 2018. Do shallow water tables contribute to high and stable maize yields in the US Corn Belt? Global Food Security 18 27–34. • Ruiz, A. y T. Coyos 2017. Trabajar para completar vacíos de información: Caracterización de la brecha productiva en MAÍZ – Chacra Justiniano Posse. Revista Red de Innovadores, AAPRESID. • Salvagiotti F., K.G. Cassman, J.E. Specht, D.T. Walters, A. Weiss y A. Dobermann. 2008. Nitrogen uptake, fixation and response to fertilizer N in soybeans: a review. Field Crop Res. • Salvagiotti, F., D.J. Collino, A. Perticari, C. Piccinetti, G. Ovando, S. Urquiaga y R.W. Racca. 2015. El aporte de la fijación biológica de nitrógeno en el cultivo de soja en Argentina. Informaciones Agronómicas de Hispanoamérica 20-diciembre - Versión Cono Sur.
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• Gudelj V., H. Ghio, O. Gudelj, C. Lorenzon, M.B. Conde, J.P. Ioele, C. Galarza, P. Vallone, P. Tamburrini y F. García. 2017 Evaluación de reposición de nutrientes en experimentos de larga duración del Sudeste de Córdoba. Ensayos de Larga Duración en Argentina: Un aporte al logro de Sistemas Agrícolas Sustentables.
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Lanfranconi: “No se puede llegar a la cosecha con presencia de yuyo colorado en el lote”
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En la última jornada organizada por la Regional Rosario, el ingeniero agrónomo Luis Lanfranconi llevó adelante una presentación sobre cuatro pasos necesarios para el control de yuyo colorado (YC) y que pueden ser aplicables para todas las malezas de difícil control.
PASO 1 Empezar limpio y continuar limpio Es fundamental que se realice la implantación del cultivo en un lote sin presencia de Amaranthus. Las herramientas con las que contamos para lograr esto son: • Flujos de emergencia de las malezas: Para ello, hay que evaluar cuáles son las especies con mayor presencia en el lote y luego determinar los patrones de emergencia de cada una de ellas.
Por la cantidad de hectáreas afectadas por esta maleza resistente, todos los pronósticos indican que el próximo año habrá un aumento considerable. El problema se seguirá extendiendo en superficie si en particular se sigue trillando sin limpiar las máquinas. En este sentido, el Ing. Agr. Luis Lanfranconi insiste en que “no se puede llegar a cosecha con presencia de yuyo colorado en el lote”. El yuyo colorado es nativo de América y tiene la capacidad de generar aproximadamente 300.000 semillas por planta. Esto favorece a la generación de resistencia, por lo que solo necesita presión de selección para que esto ocurra. La dinámica de esta especie hace que el problema crezca de forma exponencial desde el primer año donde se presenta una sola planta en el lote, pasando por manchones en el segundo año, hasta llegar a un problema extensivo al tercer año.
El especialista hace hincapié en que el productor debe realizar una inversión a conciencia, especialmente en preemergentes, para evitar el problema. Actualmente en el norte de Córdoba, se empezaron a ver cuadrillas de mano de obra en los lotes para intentar controlar esta situación, aunque esto solo no es suficiente, sobre todo si la abundancia de Yuyo colorado es alta. “Las malezas se deben ver como el síntoma de que algo no está funcionando en forma correcta en el sistema. Generan disminución de agua y nutrientes, son reservorios de plagas y generan mayores costos de producción, lo que se traduce en pérdidas de dinero, aunque puede ser difícil de cuantificar para dimensionar la situación”, dijo Lafranconi y destacó que hay ensayos a campo que indican que en parietaria, por ejemplo, por cada porcentaje de cobertura, se consume 1 kg de N de suelo. A continuación, se enumeran 4 pasos claves para lograr un control de yuyo colorado.
• Barbecho primaveral: Realizar un buen control en este momento para luego no correr riesgo de fitotoxicidad en los cultivos con controles posteriores. • Quemado o burn down: En esta práctica es esencial lograr una buena cobertura de gotas para eficientizar el control. Cultivos de servicios: Hay que destacar su importancia en el control de malezas pero debe saberse que hay muchos aspectos de manejo que aún son necesarios mejorar. En todos los casos, es primordial hacer un diagnóstico del lote y determinar: - Nivel de abundancia de malezas (escala de 0-5) - Dificultad de control de la maleza (escala de 0-5) Esto nos permite realizar una planificación y luego así, ajustar el trabajo de barbecho y hacer una hoja de ruta de rotación de principios activos y cultivos.
REGIONALES
PASO 2 Elección del cultivo y FS Según el problema que presenta nuestro lote, es importante determinar en esta instancia las posibilidades de siembra que tenemos, definir qué cultivo vamos a implantar, soja o maíz, o si vamos a realizar una siembra temprana o tardía. Ante la presencia de yuyo colorado en el lote, debemos atrasar la siembra para hacer un mejor control previo al cultivo. Y es que con el cultivo implantado, se presentan dificultades para el control de esta maleza puesto que disminuyen los principios activos disponibles para usar. PASO 3 Acelerar el cierre de surco Esta práctica tiene como objetivo disminuir la cantidad de luz que llega al suelo, lo que impacta directamente en la germinación de las semillas de malezas. Para cerrar el surco de manera más rápida, contamos con las siguientes herramientas: • Híbrido o variedad con una alta tasa de crecimiento inicial. • Acercamiento de hileras. • Aumentar la densidad; si hubiera piedra, se debe analizar la opción de la resiembra porque la disminución del stand de planta aumenta luego la problemática de las malezas.
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• Fertilizar el cultivo el arranque.
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PASO 4: Superponer residuales Overlapping Este punto se refiere a intentar mantener siempre residuos de herbicidas en el suelo para frenar las germinaciones escalonadas de malezas, especialmente las que ocurren desde fines de octubre a fines de febrero. Aquí el especialista citó dos reglas de oro que previenen la resistencia: • Mezclar dos mecanismos de acción para la misma maleza que tenga posibilidad de resistencia. • Mezclar dos mecanismos de acción que sean efectivos sobre la misma maleza, superpuestos en el tiempo. (overlapping)
Como conclusión, la herramienta química por sí sola se queda corta. “Cuando incorporamos otras herramientas al sistema, los herbicidas pasan a ser de importancia secundaria”, cerró el especialista.
Aapresid EAR 2019 Encuentro anual de regionales
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Aapresid regionales
23 Y 24 DE MAYO
La ciudad de Cosquín recibió el primer certificado de “Municipio Verde” de manos de IRAM En la habitual entrega de certificados que realiza IRAM, el último jueves de febrero se entregó la primera certificación de Municipio Verde a la localidad cordobesa.
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El Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM) entregó formalmente un certificado de Municipio Verde, esta vez, al Municipio de Cosquín (Córdoba). La entrega tuvo lugar el jueves 28 de febrero en la sede de IRAM, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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Este Municipio, junto a Monte Buey (el primero en haber iniciado el proceso de implementación de esta certificación), son las dos localidades que actualmente se encuentran auditadas por IRAM bajo el esquema de Aapresid, que promueve la correcta aplicación de fitosanitarios en áreas periurbanas, garantizando una producción sustentable para todos los involucrados en las comunidades. Enrique Kurincic, gerente de Certificaciones Agroalimentarias de IRAM, fue el encargado de hacer entrega del certificado, que fue re-
cibido por el Intendente de la localidad de Cosquín, Gabriel José Musso junto al coordinador de Gestión Ambiental, Matías Teran. Cabe destacar que cualquier Municipio que implemente la norma de Aapresid, debe recibir una auditoría de una tercera parte (en este caso IRAM) para lograr que el proceso sea transparente y constatar que todos los puntos del protocolo sean cumplidos correctamente. “La Municipalidad cuenta con un Área de Control y desde 2018 implementamos una estación de monitoreo con la que trabajamos por la seguridad a la comunidad”, contó el coordinador de Gestión Ambiental de Cosquín. “Para la Municipalidad es muy importante este avance debido a que se lograron certificar 535 hectáreas en total bajo ‘Municipio Verde’. Gracias a la gestión del actual intendente pudimos generar consensos y acuerdos con los pobladores en una zona lindante a uno de los barrios de la ciudad”, destacó Teran.
¿Sabías que Aapresid impulsa Municipio Verde? Con esta propuesta, los municipios y comunas pueden certificar las buenas prácticas agrícolas en zonas linderas al espacio urbano. El trabajo en conjunto de productores, aplicadores, fiscalizadores, entre otros actores, brinda transparencia y garantía de aplicaciones sanas, seguras y responsables.
Municipio Verde: las buenas prácticas nos benefician a todos.
ganadería
El feedlot también se apunta a la carrera de la sustentabilidad
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Mariana Gómez y Miguel Ángel Álvarez nos abren las tranqueras de su establecimiento La Loma y nos muestran cómo compatibilizan un modelo de engorde a corral con el cuidado del medio ambiente.
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A 10 km de Lincoln, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, el establecimiento La Loma es un emprendimiento de feedlot sustentable, encabezado por Mariana Gómez y Miguel Ángel Álvarez (Socio Aapresid y Miembro y Presidente de la Regional Lincoln Aapresid). Sobre un predio de 50 has alquilado desde 2004 y con capacidad para 1000 cabezas, el engorde propiamente dicho se desarrolla sobre 8 has que incluyen 12 corrales de engorde, manga, espacios de almacenamiento de alimentos, laguna de decantación, etc. Las 42 has restantes, sumado a lo alquilado en predios cercanos, completan 127 hectáreas que se destinan a verdeos y cultivos para la alimentación animal como maíz, sorgo, trigo y cebada.
La empresa tiene como objetivo la producción de carne de calidad y sustentable. Esta última condición puede ser todo un desafío para planteos de engorde a corral, que suelen ser controvertidos en términos de impacto ambiental y contaminación. Pero en La Loma decidieron encarar este reto a través de un esquema de buenas prácticas ganaderas y de un plan de gestión ambiental. “Si bien el Municipio de Lincoln nos exige la realización de un Estudio de Impacto Ambiental (ver recuadro “El estudio de Impacto ambiental”) para la habilitación como establecimiento de engorde a corral, nosotros elegimos ir más allá y desarrollar un plan de gestión que incluye acciones de mejora concretas para actividades como la gestión de residuos, calidad de agua, control de plagas, etc.”, contaron Mariana y Miguel. También incorporaron una serie de indicadores que permiten hacer un seguimiento de la evolución de cada una de estas las acciones. Al plan de gestión, se suma la implementación de un protocolo de Buenas Prácticas Ganaderas. De la misma forma, el manejo de los cultivos para la alimentación animal cumple con las BPAs establecidas en Agricultura Certificada (Ac). “Por el momento, no estamos certificados con Ac pero el uso de registros y procedimientos nos resulta especialmente útil en lo vinculado a la aplicación de fitosanitarios, ya que cuestiones
El estudio de Impacto Ambiental Consiste en un trabajo de investigación que se realiza por única vez y apunta analizar los recursos ambientales del área de influencia del establecimiento para evaluar el impacto ambiental de la actividad a desarrollar y establecer las correcciones, adecuaciones y medidas de mitigación necesarias. El mismo debe ser llevado adelante por empresas acreditadas por el OPDS.
La decisión de embarcarse en este proyecto se apoya por un lado, en el objetivo de adelantarse a regulaciones que, más temprano que tarde, entrarán en vigencia. “Si bien la Ley de feedlot aún está en proceso de reglamentación, llegado el momento exigirá la implementación de planes para la gestión ambiental y el cumplimiento de las normas asociadas, y todo será auditado por el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS); así que mejor estar preparados”, dicen. Por otro lado, el proyecto intenta dar respuestas a un contexto de fuertes reclamos sociales hacia el sector, a través de herramientas que acrediten el trabajo responsable. Las Buenas Prácticas Ganaderas El protocolo de Buenas Prácticas Ganaderas que se implementa en La Loma implica aspectos relacionados al manejo del rodeo y de los alimentos, e incluye el agua de bebida. Sobre esta última, se procura proteger los sitios de obtención y almacenamiento de agua de la contaminación biológica y química, y su control a través de análisis químicos y bacteriológicos anuales. Las prácticas de manejo del rodeo se orientan al bienestar animal, al control sanitario y la correcta nutrición. Así, los animales se manejan sin apuro, sin gritos
ni perros y la mayoría de las veces a pie. “Prohibido el uso de picanas, las banderas son nuestras aliadas más importantes para el trabajo en la manga”, cuentan los titulares del establecimiento. En cuanto a lo sanitario, el protocolo establece una estrategia basada en la prevención. “El plan sanitario para las afecciones más comunes en confinamiento se aplica al momento del ingreso de la hacienda. De esa forma, también se reducen los traslados a la manga para la cura y, por lo tanto, el stress”, agregan. El plano nutricional En lo que refiere a la nutrición, el protocolo incluye desde la estricta clasificación de la hacienda (divididos por categoría y edad, y en el caso que amerite, por peso) hasta las
Fotografía 1 Luego de una estabilización de entre 4 y 6 meses, el compost está listo para ser voleado en los lotes agrícolas.
buenas prácticas agrícolas en los cultivos que servirán a la alimentación animal, de manera de asegurar alimentos de calidad y libres de residuos. Pero dónde Álvarez pone el acento es en la importancia de prácticas que garanticen la calidad de lo que se ofrece a los animales. “No se siempre se presta atención a los procesos posteriores al cultivo, como la cosecha y el cuidado de la reserva durante el almacenamiento. Nuestros protocolos integran la prevención del ingreso de plagas y animales, y la conservación en un ambiente adecuado de manera que lo cosechado no pierda calidad. Usamos cámaras
El ciclo de engorde El ciclo de engorde ronda los 4 meses y comienza con el ingreso de animales de entre 150 y 200 kg a un corral de acostumbramiento, donde se aplica un riguroso plan sanitario y una alimentación a base de silo durante 15 días. Pasado este periodo son trasladados a los corrales de engorde donde permanecerán hasta su venta como vaquillonas y novillitos especiales de hasta 390 kilos. Los animales son mayormente de razas británicas, aunque desde hace dos años la empresa incursiona en el engorde de Wangus (una cruza de la japonesa Wagyu y la británica Aberdeen Angus) que se caracteriza por una carne jugosa, tierna, gustosa y con un marmoreado característico, aportado por su excelente composición de grasa intramuscular. Esta última es a su vez rica en ácidos grasos insaturados, Omega 3 y 6. En cuanto a los aspectos productivos, la Wangus tiene un comportamiento similar a las razas británicas.
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como el respeto de la dosis establecida por marbete y los tiempos de carencia, nos permiten asegurar el suministro de alimentos libres de residuos a la hacienda”, señalan.
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GANADERÍA
asesoramiento para la gestión ambiental, las principales líneas de acción.
termográficas para seguir la evolución de la temperatura del forraje y evitar procesos de oxidación. También caracterizamos el contenido de nutrientes para generar raciones equilibradas y medimos contenidos de FDN y FDA, materia seca, proteína, digestibilidad, etc. Hay que entender lo que el control de la calidad del alimento significa en términos de eficiencia productiva y ahorro de costos. De ahí el valor que le damos a los protocolos de buenas prácticas”, explica Miguel Ángel.
dad (ej. silobolsas). Los programas incluyen la asignación de áreas de depósito específicas y el registro de los retiros por parte de entidades competentes.
En lo que refiere a infraestructura, se evita la acumulación de agua y desperdicios que pudieran contaminar el ambiente de la tropa a través de la construcción de pisos de cemento en el área de comederos y bebederos. También se controla el mantenimiento y limpieza de las instalaciones (tranqueras, bretes, etc.) para evitar accidentes laborales y lastimaduras en la hacienda.
La dieta se basa en una combinación de silo de maíz o trigo para el aporte de fibra, maíz grano húmedo y molido como fuente de energía, expeller de soja para el aporte de proteína y un núcleo mineral. Cabe mencionar que todos los recursos son de producción propia.
Asimismo, se establecen acciones para controlar la presencia de insectos vectores y roedores en los corrales -muy comunes en sistemas de encierre-, mediante pulverizaciones periódicas de comederos y bebederos y colocación de cebos. La planta de compostaje
Para facilitar el manejo de aguas residuales, el suelo del predio está impermeabilizado con tosca y provisto de canales que recogen el agua y la llevan hacia una laguna de decantación, donde se termina evaporando. Tanto los canales como la laguna están también impermeabilizados. Asimismo, se protege el foso destinado a los animales muertos para evitar filtraciones hacia la napa. Conforme con las acciones de monitoreo, se controla la presencia de coliformes, nitratos y otros contaminantes en aguas profundas y red freatimétrica, mediante muestreos cada 3-4 meses.
El Plan de Gestión Ambiental Además de la documentación relativa a habilitaciones municipales e inscripciones (SENASA y Registro Único de Operadores de la Cadena Agroindustrial - RUCA), el Plan de Gestión Ambiental es una herramienta que ayuda a definir objetivos y acciones de mejora concretas, así como a monitorear y controlar su cumplimiento. Partiendo de los resultados del Estudio de Impacto Ambiental, los miembros de La Loma identificaron junto a ESAM, empresa especializada en
Uno de los ejes de trabajo implica un programa de manejo de residuos sólidos y la construcción de una planta de compostaje. “Cada 4 o 5 meses, el exceso de bosta y residuos sólidos de los corrales se recupera y se deposita en la zona de compostaje (que consiste en un sector impermeabilizado con tosca para evitar filtraciones hacia la napa), donde se deja estabilizar durante 4 a 6 meses y se transforma en compost. Ya sin olor, el producto es ideal para fertilizar los lotes destinados a agricultura”, aclara Álvarez (Fotografía página 55).
El plan prevé además un programa de gestión de residuos especiales como frascos vacíos de productos veterinarios, jeringas usadas, agujas, etc., así como de plásticos y otros residuos provenientes de la activi-
Tabla 1 Valores relativos de nutrientes (U$S/kg) aportados por fertilizantes sintéticos vs. compost.
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Valores relativos de los nutrientes (retiro y distribución)
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Fertilizante
Precio u$s/tn
N%
P%
S%
K%
Zn %
Precio del Nutriente u$s/kg
Valor del nutriente u$s/kg en Compost
Urea
480
44
0
0
0
0
1.09
1.44
SPT
550
0
23
0
0
0
2.39
4.13
Sulfato de Calcio
200
0
0
17
0
0
1.18
6.61
Cloruro de Potasio
700
0
0
0
50
0
1.40
1.32
Óxido de Zinc
7000
0
0
0
0
72
9.72
220.24
Carbono
?
0
0
0
0
0
?
0.28
Costos y perspectivas “Mientras que el estudio de Impacto Ambiental puede costar alrededor de $20.000, las visitas mensuales por parte de ESAM rondan los $2.000. e incluye los muestreos, análisis de agua y el retiro de residuos. Es evidente que a la hora de poner en marcha medidas para reducir los impactos negativos de actividades como el feedlot, la cuestión económica no debería ser determinante”, remarcan.
Fotografía 2 En la búsqueda de un modelo de feedlot más sustentable, Miguel Ángel optó por un protocolo de buenas prácticas ganaderas y un plan de gestión ambiental.
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En el futuro, La Loma sueña con certificar todo el ciclo. “Ac es un aliado fundamental aunque sería deseable algún sello que nos permita acreditar nuestra ganadería sustentable y acceder a nuevas oportunidades de negocio, incluso en el ámbito internacional, tal vez menos complejo que el local”, cierran.
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cultivos de servicio
Evalúan incorporación de cultivos de servicios en lotes agrícolas Se trata de gramíneas y leguminosas que, además de proteger el suelo contra la erosión e incorporar carbono y nutrientes al sistema, reducen hasta un 60% la densidad de malezas. En el sudeste bonaerense, la inclusión de cultivos de servicio en los sistemas agrícolas tradicionales es materia de discusión entre los productores. Sin embargo, ensayos realizados por técnicos de las regionales Necochea y Juan Manuel Fangio de Aapresid, junto con especialistas de la Unidad Integrada Balcarce (INTA y Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Mar del Plata), demostraron que la incorporación de gramíneas y leguminosas reduce hasta un 60% la densidad de malezas y ayuda a incorporar nutrientes y proteger el suelo.
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En términos generales, en el ámbito agropecuario hay un gran consenso sobre las malezas y su desarrollo a la resistencia y tolerancia de productos químicos: los actuales sistemas de producción agrícola modificaron las comunidades de malezas mediante la simplificación del manejo.
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Esta situación, difícil de sobrellevar, generó la necesidad de evaluar tecnologías alternativas que posibiliten la obtención de altos rendimientos sin descuidar la sustentabilidad del sistema y el ambiente.
Frente a esto, Guillermo Divito, Socio Aapresid y ATR de la Regional Necochea Aapresid, y Germán Berg, Socio Aapresid y ATR de la Regional Mar del Plata Aapresid, y especialistas de la Unidad Integrada Balcarce, realizaron un ensayo a campo para comprobar si la incorporación de gramíneas y leguminosas reduce la densidad de malezas y ayuda a incorporar nutrientes y proteger el suelo. Pablo Barbieri, especialista en producción vegetal y uso eficiente de los recursos (INTA Balcarce), pone énfasis en los servicios que brindan estos cultivos: “Además de proteger el suelo contra la erosión, incorporan nutrientes al sistema, reducen la presión de las malezas y podrían ayudar a disminuir la emisión de gases de efecto invernadero y la lixiviación de nutrientes a las napas”, señaló. Luego de dos años de evaluación y según los datos recolectados, Barbieri advierte que la especie o mezcla a utilizar en la implantación de un cultivo de servicio debería definirse según los beneficios que demande el sistema.
“Los resultados obtenidos con avena, centeno y triticale fueron satisfactorios, ya que se implantaron con facilidad, en una ventana de siembra amplia (otoño e invierno), aportaron gran cantidad de residuos y su secado o terminación al final del ciclo fue sencilla”, expresó Guillermo Divito, y agregó: “En el caso de esas gramíneas, no sólo compitieron bien con las malezas, sino que lograron reducir la densidad (cantidad) y de la riqueza (número de especies)”. Durante el ciclo agrícola 2017/2018, en un lote ubicado en el límite entre Balcarce y Lobería, se produjeron reducciones en la densidad de las malezas de hasta el 69%, en comparación con el tratamiento de barbecho químico y sin cultivo de servicio. “Estos resultados nos demuestran que es posible reducir la cantidad de especies de malezas respecto del barbecho, modificando también la densidad relativa de cada una
Todo parece indicar que esta estrategia es beneficiosa para la competencia con malezas, debido a que la cobertura temprana del suelo puede impedir o retrasar el nacimiento y crecimiento de algunas malezas de ciclo otoño-inverno-primaveral. En cuanto a las leguminosas, la vicia es un cultivo interesante por su capacidad de fijar nitrógeno atmosférico. “Dado que requiere mayor temperatura que las gramíneas para crecer, es fundamental sembrarla temprano (entre mitad de febrero y mitad de marzo para la zona) a fin de que logre un buen crecimiento otoñal”, manifestó Hernán Panaggio, especialista en control de malezas del INTA Balcarce. Asimismo, Panaggio puntualizó que la disponibilidad de herbicidas para controlar malezas en el cultivo de vicia es acotada, por lo que se debe sembrar en lotes limpios. “Lograr una adecuada implantación es determinante para mejorar la capacidad del cultivo
En cuanto al efecto de los cultivos de servicio sobre las propiedades del suelo, Divito aseguró que “en el corto plazo no se observaron cambios importantes en la densidad aparente, la resistencia mecánica a la penetración y la tasa de infiltración”. Sin embargo, pudieron determinar cambios en la disponibilidad de nutrientes, principalmente nitrógeno y azufre. Al momento de la siembra de los cultivos de verano, la cantidad de ambos nutrientes fue mayor cuando el cultivo de servicio fue vicia que cuando fue avena o testigo sin un cultivo previo. “Esto afectó los rendimientos de los cultivos subsiguientes”, afirmó Barbieri. De acuerdo con Barbieri, la vicia fue el mejor antecesor para maíz, mientras que la avena mostró reducciones en rendimiento dado que la calidad del residuo produce inmovilización de los nutrientes. Para el caso de soja, la avena fue el mejor antecesor, mientras que la vicia produjo reducciones del rendimiento.
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de ellas”, analizó Valeria Gianelli, especialista en control de malezas del INTA Balcarce.
de competir contra las malezas”, indicó y agregó: “Pruebas realizadas con distintos herbicidas y mezclas mostraron que la terminación o secado del cultivo es sencilla”.
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TRIGO
DRIS para conocer el balance nutricional del trigo El método DRIS (Sistema Integrado de Diagnóstico y Recomendación) tiene en cuenta la disponibilidad del suelo, los factores meteorológicos y los cambios durante el desarrollo del cultivo, para detectar los nutrientes necesarios para una fertilización más eficiente.
Por: Landriscini, M.R.; Galantini, J.A.
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Regional Bahía Blanca de Aapresid. CERZOS (UNS-CONICET). Departamento de Agronomía (UNS), Comisión de Investigaciones Científicas (BA). Bahía Blanca, Argentina.
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El sistema DRIS (Diagnosis and Recommendation Integrated System) representa un enfoque holístico sobre la nutrición mineral de los cultivos y está constituido por un conjunto de normas (Walworth y Sumner, 1987). Estas normas representan la calibración de la composición del tejido de la planta, composición del suelo, elementos ambientales y prácticas agronómicas en función de los rendimientos de un cultivo. Fue aplicado inicialmente por Beaufils (1973) para el cultivo de caucho. La técnica DRIS es un método alternativo que evalúa el análisis foliar de un cultivo, usando las relaciones entre nutrientes en vez de cada nutriente en particular. Con-
fronta las relaciones de concentración obtenidas con las correspondientes a poblaciones de rendimiento máximo u óptimo, a las que denomina Normas DRIS para esos nutrientes y cultivos. A partir de ellas, el método provee un medio para ordenar las relaciones de nutrientes en expresiones llamadas Índices DRIS, que producen el orden de requerimientos nutricionales (ORN). Los índices permiten clasificar los factores de rendimiento según su importancia relativa. Matemáticamente, los índices se basan en la desviación media de cada relación respecto a su valor óptimo. Por ello, el Índice DRIS óptimo debería ser cero para cualquier nutriente. Los índices negativos indican deficiencias relativas, mientras que los positivos indican excesos respecto a los nutrientes considerados en el diagnóstico (Sumner, 1975). Normas DRIS El primer paso en la implementación del DRIS es realizar una comparación entre una muestra cualquiera y un patrón o estándar, que fue denominado Norma (Mala-
volta et al., 1997). El método se basa en el muestreo generalizado de un cultivo para obtener una muestra representativa de la que se obtienen las normas, a partir de un gran número de sitios, campos de producción o terrenos experimentales. Por lo que la técnica produce un gran número de observaciones, que en conjunto pueden ser consideradas como componentes de un gran experimento de campo, replicado en el tiempo y el espacio (Walworth y Sumner, 1987; Bishop y Mac Eachern, 1971). Para desarrollar las Normas DRIS de una región, se debe utilizar una muestra representativa de un gran número de sitios al azar bajo diferentes condiciones ambientales y de manejo. Se deben tomar muestras de hojas para su análisis y registrar el rendimiento (Sumner, 1986). Para el caso del trigo, se estableció un banco de muestras provenientes de sitios experimentales, estudios de campo o en macetas, tanto de productores particulares como de instituciones. Se coleccionaron 1108 grupos de análisis foliares para N, P, K y S y sus respectivos rendimientos en granos. El grupo
diagnósticos foliares independientemente de la edad, variedad y parte de la planta utilizada.
Cálculo de los Índices DRIS El sistema de diagnóstico DRIS provee una forma matemática de ordenar un gran número de relaciones entre nutrientes en índices nutricionales interpretables (Landriscini et al., 1997). Interpretación de los Índices Nutricionales DRIS Con respecto a los valores de los índices DRIS, cuando se encuentran entre ± 15, sugerirán un buen balance nutricional en la planta (Sumner, 2001). Al ordenarse los
El Índice de Balance Nutricional (IBN) se calcula a partir de la suma, en valor absoluto, de los índices y es una medida del balance relativo de los nutrientes analizados. Este balance mejora cuando los IBN se acercan al valor cero. El resultado es un indicador del rendimiento máximo accesible, pero será necesario contar con información complementaria (ambiente, plagas, otros nutrientes, etc.) para completar la ecuación y predecir el rendimiento actual. La principal ventaja del sistema DRIS sobre otros métodos es su habilidad para realizar
Otra ventaja es que se determina la secuencia en la que cada nutriente es limitante. El DRIS permite ordenar los nutrientes en forma secuencial de acuerdo a su grado o nivel de limitación del rendimiento del cultivo. El sistema DRIS puede visualizarse como una técnica de regresión modificada que usa líneas limitantes de un grupo incompleto de variables independientes para describir la variable dependiente: el rendimiento. Obtención de Normas DRIS Regionales Desde 1987, se desarrollaron estudios para evaluar la concentración de nutrientes en diferentes momentos del ciclo del trigo en
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de datos o poblaciones de observaciones fue dividido en 2 subgrupos: de alto y de bajo rendimiento (mayores y menores de 2600 kg ha-1).
índices desde el más negativo al más positivo, se muestra el nivel relativo de balance en la planta, el nutriente más negativo será el más limitante. Caso contrario, para el más positivo corresponderá al elemento con la menor necesidad relativa. El DRIS identifica el orden de limitación de los elementos, aun cuando todos estén presentes en concentraciones suficientes. Contrariamente, un índice altamente positivo indicará que ese elemento está presente en cantidades relativamente excesivas.
Para mejorar la precisión del diagnóstico DRIS, es necesario establecer normas provenientes de estudios regionales y locales que tomen en cuenta la variabilidad de los nutrientes en los cultivos estudiados (características climáticas, nivel de producción, etc.). Por otro lado, los déficit hídricos que afectan el crecimiento o el rendimiento del cultivo pueden interferir significativamente sobre los resultados obtenidos.
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trigo
350 IN
IP
IK
IBN TT
IBN TL
250 150 50
-50
5 hojas
1º nudo
Booting
Gr. Ac. Figura 1 Evolución del Índice de Balance Nutricional en cuatro momentos del ciclo del trigo
-150
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la región semiárida pampeana. Se realizaron evaluaciones del balance nutricional aplicando la metodología DRIS y relacionándolas con diferentes pautas de manejo y niveles de rendimiento.
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Los primeros estudios internacionales que aplicaron las normas DRIS con N, P, K y S en trigo presentaron resultados alentadores (Sumner, 1981). En nuestro país existe escasa información sobre niveles de S en tejido vegetal y el balance con los otros nutrientes, especialmente en la región semiárida pampeana. Estudios preliminares mostraron diferencias en los patrones de absorción de S en varias rotaciones con trigo (Rosell et al., 1987) y evidenciaron algunos desbalances en relación con el N, P y K (Landriscini y Galantini, 1999; Rosell et al., 1992). Se crearon Normas Regionales a partir de 700 análisis (N, P y K) de plantas de trigo provenientes de diferentes ensayos llevados a cabo en la región de Bahía Blanca en el período 1986 a 1992 (Landriscini et al., 1990, 1992 y 1997). Para la obtención de las normas, se aplicó la metodología propuesta por Sumner (1977, 1981). Se dividió a la población en dos subpoblaciones: una de bajos (menores de 2,6 Mg ha1, B) y otra de altos rendimientos (mayores
de 2,6 Mg ha-1, A). Se realizaron todas las combinaciones posibles de relaciones entre variables para verificar cuales de ellas aportaron significativamente a la variabilidad de las subpoblaciones. El grupo de expresiones seleccionadas coincidió con las utilizadas por la bibliografía internacional. Ejemplos de la región semiárida pampeana 1. Efecto del momento de muestreo del trigo en dos sistemas de producción Los Sistemas de producción utilizados fueron: Agricultura permanente con trigo (TT) y Rotación trigo con leguminosa (TL). Se muestreó la planta durante los estadios fenológicos del trigo: 5 hojas (F 2); 1er nudo visible (F 6); botón floral o booting (F 9-10) y grano acuoso (F 10.5.4) (Landriscini y Galantini, 2016). Basándose en las pautas propuestas para la interpretación de los índices, se observó que la deficiencia de N (índices entre -15 y -25) fue creciendo a medida que el cultivo se desarrollaba, disminuyendo en el último muestreo (F 10.5.4). Los índices de P se
mantuvieron con valores altamente positivos, lo que refleja un posible exceso nutricional (índices mayores de +25). El K mostró índices negativos pero se mantuvieron dentro del intervalo de normalidad o balance (índices entre ? 15) a lo largo del ciclo a excepción del muestreo de grano acuoso donde se observaron diferentes grados de deficiencia relativa (índices menores de -25). El balance nutricional mostró que N fue el nutriente más deficiente seguido por K y P (N>K>P). El orden de requerimientos nutricionales permaneció constante a lo largo del ciclo y no se observaron cambios por efecto de la rotación de cultivos. El Índice de Balance Nutricional (IBN) mostró valores ascendentes a medida que el ciclo del trigo avanzó, sin diferencias notables entre los sistemas de producción (Figura 1). 2. Evolución regional de la concentración foliar de diferentes partes de la planta de trigo durante 3 años El estudio se realizó en tres áreas de la región semiárida bonaerense (Bahía Blanca, Cabildo y Bordenave), durante los años 1984-1986. Se aplicó el método DRIS para la determinación del balance nutricional de
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Figura 2 Evolución del IBN en planta entera y en hojas, en tres sitios experimentales.
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El N fue en casi todos los casos el nutriente más deficiente, independientemente de la parte de la planta o el momento en que fue muestreada. El muestreo de hojas indicó mejor balance nutricional (IBN) que el de planta entera, siendo este último más representativo del estado nutricional del cultivo (Figura 2). 3. Efecto de dosis crecientes de N en trigo En el año 2004, se realizó un ensayo sobre un lote de trigo ubicado en el establecimiento Cumelén, partido de Coronel Dorrego (38°48´S; 61°37´O) que integra la red de ensayos de fertilización de la Regional Bahía Blanca de Aapresid. La fertilización consistió en tres dosis de N (como urea): 0, 50 y 100 kg N ha-1. Las plantas fueron muestreadas en elongación (1°-2° nudo, Feekes 6-7). Se determinó el contenido de nutrientes (N-P-K-S) y la producción de materia seca total aérea (MSta). A partir de ellos, se aplicó la metodología DRIS para determinar los índices de cada uno de los nutrientes, el orden de requerimientos nutricionales (ORN) y el índice de balance nutricional (IBN) relativos. En términos generales, el orden de deficiencias relativas tuvo al N como el elemento más deficiente; y en segundo lugar al S, al menos hasta la etapa temprana de crecimiento. El índice de N (IN) fue siempre negativo y las dosis ascendentes de N mejoraron la deficiencia hasta ser 0 con 100 kg N ha-1. El S fue el nutriente que siguió en el orden de requerimientos nutricionales y mostró deficiencias que os-
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Planta
40
Hoja
20 0
B.Bca
Cabildo
Bordenave
Sitios cilaron desde -32 hasta -16 (Figura 3). Es evidente que la metodología fue sensible para detectar las diferencias de nutrición del cultivo. Además, la aplicación de un nutriente modificó el balance con el resto de los nutrientes considerados. Esto confirma que la aplicación de fertilizantes destinadas a obtener la máxima productividad debe ser balanceada y debe tener en cuenta la disponibilidad en el suelo. El IBN decreció con valores de 140 (0N) a 32 (100N). La importancia del IBN es que reflejó el grado
Figura 3 (debajo) Índices de N, P, S e IBN en parcelas de trigo con dosis de N.
150 IN
IP
IK
IS
IBN
100
50
0
-50
0N
50 N
100 N
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N, P y K en plantas de trigo muestreadas en encañazón (F 10) (planta entera) y en floración (F 10.5.1) (2° y 3° hoja).
IBN
80
63
trigo
a) 2004
b) 2011 5000
Rendimiento, kg ha
-1
Rendimiento, kg ha-1
4000 3000 2000 y = -17,74x + 4271,34
1000
R2 = 0,88
3000 2000 1000 0
0
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0
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y = -15,185x + 4632,4 R² = 0,61
4000
50
IBN
100
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0
de desbalance entre los nutrientes considerados, aspecto que está ligado a su rendimiento final. Se encontró una relación altamente significativa (R2 = 0,88 p≤0,00 entre el IBN y el rendimiento en grano a cosecha (Figura 4a). Ante condiciones adversas, los desbalances detectados por la metodología podrían no reflejarse en el rendimiento en grano, pero deberían considerarse para el cultivo siguiente.
de S y el de N, mostrando balances nutricionales con valores decrecientes respecto al testigo. De esta forma, la aplicación combinada resultó en un mejor balance nutricional. Se observó buena asociación entre el balance nutricional y los rendimientos del grano (R2 = 0,61) (Figura 4b), lo que refleja el beneficio de la fertilización combinada con los principales nutrientes necesarios para la nutrición del trigo.
4. Fertilización con N y S en trigo
Consideraciones finales
En 2011 se llevó a cabo un ensayo de fertilización con N y S en trigo en el sudoeste bonaerense, en el partido de Cnel. Dorrego (El Perdido). Se aplicaron tres dosis de N y 3 dosis de S, a la siembra. Se tomaron muestras de planta para evaluar la producción de biomasa aérea en el estadio de booting (F6). En las mismas, se determinó la concentración de N, P, K y S totales. A cosecha, se determinó el rendimiento de materia seca total y de grano y algunos parámetros asociados al rendimiento. Se aplicó la metodología DRIS utilizando las normas internacionales. La aplicación de N modificó los índices haciéndolos menos negativos. Por otro lado, la fertilización con NS disminuyó el índice
• La metodología DRIS detecta diferencias en la disponibilidad de los nutrientes analizados y las expresa en forma relativa. • La amplitud de la base de datos puede ser determinante de los resultados obtenidos.
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100
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IBN
Figura 4 Relación entre el Índice de Balance Nutricional y el rendimiento en grano a cosecha durante el año 2004 (a) y 2011 (b)
• La metodología DRIS debe ser utilizada como una herramienta más en el diagnóstico, dentro de un contexto que considere el análisis de suelo y demás datos de la población en evaluación.
Agradecimientos Los autores agradecen a las empresas Profertil Nutrientes y Bunge por el aporte de fertilizantes y al Sr. Javier Irastorza (Regional Bahía Blanca - Aapresid), por ceder su establecimiento para la realización del ensayo.
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