ajustes económicos desfavorables para la población, a partir de los 90 se debieron abordar serias reestructuraciones gubernamentales, con un desmantelamiento progresivo del modelo comunista unipartidista. Sin embargo, en la práctica el país no logró desvincularse de su consideración como el «Kuwáit africano», ni de un gobierno cada vez más hipercentralizado en la figura de Eduardo Dos Santos.
Consecuencias políticas El fin de la Guerra Fría también atestiguó un cambio significativo en las relaciones internacionales de Angola, puesto que caída de la URSS había cercenado uno de sus aliados fundamentales en el conflicto. Aunque Cuba seguía manteniéndose alineada en la cooperación con el país africano, no podía desplegar un amplio entramado de inversores y ayuda económica para la reconstrucción del país. Sin embargo, nuevos aliados comenzaron a otearse en el horizonte. Ante la licitud de las elecciones presidenciales de 1991, el gobierno vencedor de Angola sería reconocido por Estados Unidos, y la ONU llegaría a señalar un ultimátum a las fuerzas rebeldes de la UNITA para la asunción de los resultados y el abandono de las fuerzas armadas. China desplegaría una amplia participación en el proceso de reconstrucción de Angola a través de la cesión de créditos a bajo interés a cambio de un acceso privilegiado a la exportación de recursos fósiles en el país. Por último, se volverían a formalizar las relaciones con Portugal a través de su inserción en 1996 en la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa. A nivel regional, Angola desarrolló una postura prominente gracias a su actitud de liderazgo en la creación de la Comunidad de Desarrollo del África Austral, la cual jugó un rol fundamental para el apoyo del líder revolucionario Kabila durante la Segunda Guerra del Congo. Angola participaría activamente en otros conflictos como la Primera y Segunda Guerra Civil del Congo, con el fin de derrotar a Mobutu y acabar con las bases militares y comercio de diamantes que empleaba la UNITA en las regiones fronterizas para seguir financiando la guerra en el país del África austral A nivel doméstico, la política de Angola apenas cambió con respecto a los años de intervencionismo extranjero. Si bien, y como ya hemos mencionado, se buscó abandonar la lucha socialista e integrar al país bajo un régimen pluripartidista y democrático, en la práctica la imagen de Dos Santos continuó representando al estado angoleño, siendo únicamente soslayada en importancia por la capacidad petrolera del país. Dos Santos comenzaría a desvincularse progresivamente del partido para la toma de decisiones, y la élite perdería gran parte de su capacidad de intervención política. Estas acciones eran admisibles dado que muchos angoleños veían a Dos Santos como un liberador, y por tanto su liderazgo gozaba de popularidad suficiente para forjar un régimen en torno a su persona. Sin embargo, este apenas atendió a las demandas civiles, centrándose en seguir desplegando una red clientelista y aprovechándose de sus grandes conglomerados estatales como Sonangol para recibir ganancias fraudulentas, convirtiendo a su familia en la más rica del país.
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