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Voces jóvenes
Voces jóvenes
Una alabanza resonante
El 16 de octubre de 2022 dimos la bienvenida a este mundo a nuestro primogénito, Judah. El momento que habíamos estado esperando durante meses finalmente llegó. Nuestro bebé saludó al mundo a todo pulmón antes de que se lo llevara el pediatra. Todas las horas de doloroso parto y los meses de incomodidad se desvanecieron al escuchar su agudo llanto. Mientras yo perdía y recuperaba el conocimiento en la sala de partos, solo recuerdo que decía: ¿Nos detenemos «Gracias, Señor». La alabanza, el eje de nuestro caminar a alabar cuando cristiano, es una expresión de amor nos sentimos y admiración por Dios. Los israelitas irrumpieron en alabanzas, con cánticos abrumados por el de gozo y liberación, después de cruzar el trabajo? ¿Pensamos Mar Rojo. David danzó delante del Señor con gozo; los patriarcas erigieron altares en alabar a Dios de alabanza; y los 24 ancianos delante en medio del del trono dicen: «Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el dolor, el caos o el poder» (Apoc. 4:11, NVI). sufrimiento? La alabanza fluye naturalmente durante nuestras experiencias más excelsas. Respondemos con adoración, admiración, acción de gracias, lágrimas y gozo durante esos momentos íntimos pasados en la presencia de Dios.
En ocasiones, esperamos que ocurra algo dramático para inclinarnos ante el Señor. Ya sea en una zarza ardiente, una asna que habla, un mar que se abre o una sanación milagrosa, la alabanza exuberante suele ser seguida de eventos extraordinarios. ¿Pero qué decir de la alabanza en los momentos comunes? ¿Nos detenemos a alabar cuando nos sentimos abrumados por el trabajo o enfrentamos una difícil fecha límite? ¿Pensamos en alabar a Dios en medio del dolor, el caos o el sufrimiento?
No es algo natural, y no es fácil hacerlo. Me recuerda a los estudiantes de Ucrania, a los que tuve el privilegio de enseñar inglés en línea como parte de mi trabajo. Siempre comienzo preguntándoles cómo están. He recibido respuestas mixtas, que van desde «más o menos», «estoy bien», «bien» a suspiros y miradas de incertidumbre. ¿Cómo respondería yo en la situación de ellos? ¿Alabaría a Dios en esas circunstancias?
Una cualidad admirable que se refleja en los salmos de David es la alabanza y la adoración aun en tiempos difíciles. David había hallado el secreto de cómo sobrevivir en este mundo quebrantado. «¡Alaba!» ¡Sí alaba! La alabanza quita la vista de nosotros y nuestras circunstancias y la dirige a nuestro Dios Todopoderoso, nuestro Dios de gozo y paz. La actitud de alabanza genera un sentido de esperanza y confianza.
Yadah, un término hebreo que describe la alabanza nos invita a levantar nuestras manos en acción de gracias. También nos invita a elevar nuestro corazón en alabanza aun si la espera parece extensa o la esperanza de liberación disminuye. Nos recuerda que debemos elevar nuestras peticiones en oración y acción de gracias, aun cuando nos duele el corazón o nuestros sueños parecen quebrantarse. Yadah nos lleva a elevar nuestra vista a Dios, porque reconocemos nuestra indefensión y la grandeza de Dios.
Alabamos a Dios al leer juntos el primer pasaje de las Escrituras a nuestro hijito: «Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca. En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos y se alegrarán. Engrandeced a Jehová conmigo y exaltemos a una su nombre» (Sal. 34:1-3). Que este sea un año de alabanzas resonantes.
Beersheba Jacob es estudiante doctoral en Misionología en el Instituto Adventista Internacional de Estudios Avanzados en Cavite, Filipinas. Está casada con Andrew.