7-8/2021 El Narrador maestro Página 12 «Cuéntame una historia» Página 24 Mi propia habitación Página 28
La atracción de las historias
12 El Narrador maestro Sylvia Renz
15 Continuará… Gerald A. Klingbeil
16 Las primeras «reuniones sociales» adventistas Merlin D. Burt
18 ¿Son importantes las historias al predicar? Entrevista Imagen de portada: EvgeniyShkolenko / iStock / Getty Images Plus / Getty Images
11 Voces jóvenes La paz que sobrepasa todo entendimiento Carolina Ramos
20 Dios es experto en abrir puertas Hannele Ottschofski 21 Iré donde él me envíe Kili Silafau 22 Dos llamados de Dios Cristina Escudero 23 Servimos a un gran Sanador Jeevan Babu Palivela 24 «Cuéntame una historia» Dixil L. Rodriguez
26 Perspectiva mundial Rodeados por el fuego Ted N. C. Wilson 28 ¿Puedo contarle una historia? Mi propia habitación 30 Fe en crecimiento El rompecabezas
«Atrápalos por las orejas» BILL KNOTT
Tenían una reputación bien ganada de comerse vivos a los oradores de las reuniones. El director del colegio que me presentó a los 250 adolescentes que atestaban el salón parecía nervioso, hasta atemorizado. Hizo una introducción sumamente breve, y entonces se apresuró a retirarse y acomodarse en un lugar desde donde pudiera ver mejor cómo los leones despedazaban a otro cristiano. Podía palpar la energía pura y latente frente a mí de jóvenes listos para un golpe, una embestida, una apertura que pusiera fin a mis oportunidades como orador del encuentro. Mis manos transpiraban mientras escuchaba las ocurrencias apagadas de la manada. Algunos se relamían anticipando mi ruina. Entonces, recurrí a la biblioteca de todas las historias que alguna vez había contado a los niños, los adolescentes, los adultos y bestias salvajes. Hallé una que tenía probabilidades de mantenerme vivo. «Cuatro para abajo, tres más arriba –comencé, confiando en que el misterio de esas palabras me alargara la vida unos minutos–. Cuatro para abajo, tres más arriba […]. Contó los ladrillos del inmenso hogar de leña, buscando el que, detrás de él, escondía el tesoro». Aunque parezca mentira, funcionó, y no porque el comienzo parecía magnífico. En resumidas cuentas, era una historia del evangelio: un relato sobre engaño, traición, conversión y perdón. Veinticinco minutos después, los adolescentes rompieron en un aplauso. Así comencé mi papel de narrador en esos años. Me llegaban invitaciones frecuentes para hablar en las reuniones, seguidas de un pedido de que fuera el orador de la Semana de Oración, siempre y cuando contara historias; eso era lo que se me dejaba entrever. Y cuando se graduaron de ese colegio tres o cuatro años más tarde, la clase votó que predicara en el culto de graduación, con la implícita condición de que contara una historia. Cinco años después, al encontrarme con esos jóvenes en el supermercado, el gimnasio o la iglesia, comenzaban la conversación diciéndome: «Cuatro para abajo, tres más arriba… Esa historia sigue siendo mi favorita». Esta experiencia no esconde ningún misterio, porque contar y escuchar historias ha sido la manera de aprender desde tiempos inmemoriales. El oído detecta y la mente selecciona, de una narrativa de redención y renovación, un llamado personal que jamás podría surgir de la página. Una historia es un convenio temporario entre el narrador y el oyente, de pasar unos minutos viajando juntos a otro momento y lugar; algo diferente más interesante que el presente. Ambos pretenden que la travesía no lleva al presente –que la historia no es realmente sobre el ahora– sobre este lugar, este momento, nuestros desafíos. Pero siempre es, y así debería serlo. Aprendemos mejor en forma indirecta, testeando nuevas verdades en la historia «de otro» que son realmente las que necesitamos saber. Considere su llamado a ser narrador de la gracia que lo rescató y redimió. Lo contará bien, porque sabe mejor que nadie lo que eso significa. Y no olvide mis palabras: verá que el mundo le responde con atención, interés y hasta alegría.
Creemos en el poder de la oración, y aceptamos pedidos de oración que compartimos en nuestro culto semanal de cada miércoles por la mañana. Envíe sus pedidos a prayer@adventistworld.org, y ore por nosotros mientras trabajamos todos juntos en pro del progreso del reino de Dios.
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Instantánea
Voluntarios de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) de México cargan un tanque de agua para una familia afectada por los incendios forestales que arrasaron a la Sierra Madre Oriental, en marzo. ADRA México repartió tanques, bombas de agua y mangueras a 165 familias que viven en comunidades de los estados de Nuevo León y Coahuila, como parte de un proyecto de distribución llevado a cabo el 8 y 9 de mayo. Fotografía: Daniel Gallardo/ADRA Mexico
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Noticias breves
«Durante meses, los templos han permanecido cerrados en la mayor parte del país. Sin embargo, el Señor ha sostenido a su iglesia mediante los esfuerzos de todos los comprometidos con la misión y el discipulado». –Gabriel Cevasco, secretario de la Unión Asociación Argentina, en respuesta al estado de la pandemia en la iglesia, durante la junta ejecutiva de la Unión. Los efectos prolongados de la pandemia no han impedido que la iglesia en Argentina siga avanzando. Casi la quinta parte de los pastores adventistas del país se contagió del Covid-19 desde el comienzo de la pandemia.
Relación entre historias y contribuciones Como parte del estudio sobre Ofrendas Misioneras, se hizo una encuesta en el territorio de la División Norteamericana en marzo de 2016. Se preguntó a los miembros del territorio cuán efectivas eran las historias personales de otros miembros o de exmisioneros para influir sobre sus contribuciones financieras. Aquí se presenta la respuesta de 780 personas.
Más de 2300 El número de nuevos creyentes que se sumaron a la Iglesia Adventista después de una reciente campaña de cuatro semanas, transmitida en vivo en decenas de islas que conforman la Unión Asociación del Caribe. El evento virtual atrajo a miles de personas cada noche y culminó con el mayor número de bautismos de la historia, durante los esfuerzos de evangelización del territorio. El programa de una hora se transmitió cinco días a la semana. Contó con música de jóvenes de todo el territorio, oración y estudio de temas bíblicos. Cada noche se conectaron más de 25 mil personas, y más de 50 mil para los cultos de los sábados.
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El número de finalistas que compitieron en el último día del Campeonato Mundial del Juego de Conocimientos Bíblicos Héroes II. Ian, un jovencito de 14 años de las Filipinas terminó como primer campeón de la historia, luego de tres rondas finales contra David, de Canadá. Entre el 19 y el 22 de mayo, durante el Campamento espiritual global y virtual de la Asociación General, se iniciaron rondas de clasificación en cuatro oportunidades para determinar quiénes clasificarían para las finales. Después de cuatro días, clasificaron 16.
24 de mayo de 2021 43% Muy efectivas 37% Un poco efectivas 11% No estoy seguro 3% Poco efectivas 6% Inefectivas ¿Quiere saber más? Use el código QR para acceder al estudio completo sobre Ofrendas Misioneras. Fuente: Investigadores Petr Činčala, René Drumm y Duane McBride, comisionado por la Asociación General, supervisado por la Secretaría de Archivos, Estadísticas e Investigaciones, n = 780 Ofrendas Misioneras: Contribuciones financieras en la División Norteamericana, marzo de 2016, pp. 16-17.
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El día en que Nasr-Eddin Mofarah, ministro de Asuntos y Asignaciones Religiosos de Sudán visitó la sede de la Iglesia Adventista. Mofarah estuvo acompañado por Amira Agarib, subdirector de Misión de Sudán de la Embajada de los Estados Unidos, y por Putrus Komi, asesor de Asuntos Cristianos del Ministerio de Asuntos y Asignaciones Religiosos. Además de Ted N. C. Wilson, presidente de la Asociación General de la Iglesia Adventista, los representantes de la iglesia incluyeron directivos de varios departamentos, el sistema adventista de salud, y la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA).
Noticias breves
«Es en verdad algo maravilloso ver que tantos jóvenes trabajen juntos en equipos para compartir «el mensaje más solemne dado alguna vez a los mortales». Voz de la Juventud es una iniciativa liderada por el Espíritu que impulsa a la generación más joven, como flechas al mundo, con el mensaje divino de advertencia, consuelo y esperanza». –Gary Blanchard, director de ministerios jóvenes de la Asociación General de la Iglesia Adventista, en respuesta a la iniciativa joven de la División de Asia-Pacífico Sur. Más de doscientos equipos de Voz de la Juventud llevaron a cabo reuniones en línea y presenciales, que hasta el momento han resultado en 4015 nuevos discípulos bautizados.
«Australia necesita jóvenes que pongan a otros y el bien común por delante de sus intereses egoístas, y que estén comprometidos para cambiar el mundo, mejorando primeramente el lugar donde viven. Creo firmemente que la educación cristiana juega un papel fundamental a la hora de brindar esa estabilidad a la trama social». –Kristian Stefani, graduado de la educación adventista, durante la Cena del Foro de Políticas de las Escuelas Cristianas, en el Gran Salón del Parlamento en Canberra. Fue uno de los cuatro integrantes de la Generación Y elegido para hablar en el evento del 24 de mayo, sobre el impacto de la educación adventista en su vida.
600 litros La cantidad por minuto de oxígeno médico que produce el nuevo sistema de producción de oxígeno del Hospital Adventista Metas, en Surat (India). La Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) distribuyó el sistema, para lograr incrementar la tan necesaria producción de oxígeno en uno de los hospitales adventistas más grandes que trata pacientes de Covid-19. El sistema, conocido como Planta de generación de absorción por oscilación de presión, llegó por vía aérea desde Italia, en mayo, y fue instalado en el hospital de 300 camas ubicado en el oeste de la India. Fotografía: ADRA India AdventistWorld.org Julio/Agosto 2021
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Noticia en detalle
Alimentos muy saludables… y deliciosos
En Nueva Zelandia, iglesia samoana completa programa prosalud.
Adventist Record
La iglesia adventista samoana de Addington se ha convertido en la primera congregación del Pacífico que completó el Programa de Salud Integral (CHIP por su sigla en inglés). Veintitrés familias (que suman 44 participantes) completaron el programa de diez semanas que, basado en evidencias, busca implementar cambios al estilo de vida para prevenir y facilitar la reversión de enfermedades de estilo de vida. Los participantes dijeron que ahora están esperando influir con su ejemplo a otras personas. El pastor local Fa’afetai Matai inició la oferta del programa CHIP en la congregación de la ciudad de Christchurch usando fondos del Ministerio de los Pueblos del Pacífico de Nueva Zelandia, como parte del fondo de recuperación del Covid-19 denominado «Pueblos del Pacífico Resilientes y Saludables». También contó con el apoyo de Ministerios de Salud de la Iglesia Adventista. Al referirse al impacto y los beneficios de CHIP, Matai dijo: «Existe un desafío real en la familia de la iglesia en relación a las enfermedades no transmisibles. La educación, creo yo,
es una herramienta vital que puede ayudar a aliviar los problemas, poniendo de relieve algunas de sus causas y presentando soluciones reales, que las personas tendrán entonces que implementar. «Los beneficios de CHIP tendrán un gran efecto en la mayoría de estas personas –acaso en todas ellas– y, para cambiar la cultura de la iglesia en términos de dieta, tenemos que hacer frente al problema cuando admitimos que cada uno de nosotros es responsable de su salud». Los resultados pudieron notarse de inmediato, con una pérdida de peso general, menor presión arterial y niveles reducidos de glucosa en sangre. Los médicos de algunos participantes dijeron que quedaron atónitos por el cambio, felicitando a sus pacientes por lo que estaban haciendo. A un participante le redujeron la medicación, debido a que su presión arterial disminuyó considerablemente. Darren Folau, gerente del Ministerio de los Pueblos del Pacífico para Iniciativas Comunitarias de Sociedades Regionales, asistió a la ceremonia de graduación del programa. «El
La cena de graduación del Programa Abarcador de Mejoras Prosalud contó con platos de la cocina vegana. Adventist Record 6
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programa CHIP de esta iglesia me resultó completamente necesario y sumamente innovador –expresó–. Ver que Vincent y Fono fueron los coordinadores marcó una gran diferencia de aceptación y genuino interés y participación». Folau explicó que capacitar a los facilitadores dentro de la organización brinda un elemento de sustentabilidad al diseño del programa. Asimismo, garantizar que se diera el programa en lengua samoana implicó que los participantes captaron los matices específicos y mensajes claves de maneras apropiadas para su cultura. «Educar sobre elecciones alimentarias saludables y, en especial, hacer que la comida sea además de saludable, deliciosa, es como nuestros tupuna [antepasados] veían los alimentos, algo que, de alguna manera, nuestra generación olvidó», añadió Folau. Se cree que una razón fundamental por la que el programa tuvo tan buena asistencia y respaldo fue porque contó con el apoyo pleno de la iglesia. «Cuando se quiere hacer un cambio cultural, es muy importante sumar a tantas personas como sea posible», dijo Adrielle Carrasco, directora de salud de la Unión Asociación del Pacífico en Nueva Zelanda. «Contar con el respaldo total de los líderes de la iglesia, incluidos los pastores y ancianos, el equipo de salud y las agencias de gobierno significa que veremos un cambio real, porque todos trabajarán juntos para realizar cambios en su estilo de vida. Mi oración es que los hábitos positivos de salud que la iglesia ha implementado en estas últimas semanas los acompañen en el futuro».
Noticia en detalle
Jóvenes misioneros adventistas pasarán un año en el Amazonas
En Brasil, participantes de Un año en misión completaron su capacitación y han sido enviados al campo.
Tatiane Lopes, División Sudamericana, y Adventist World
En la primera etapa del programa «Un año en misión», se capacitó a jóvenes voluntarios en el Instituto Misionero del Noroeste, cerca de Manaos (Brasil). Jonatas Correa, Noticias de la División Sudamericana
El deseo de ser relevante para otras personas y participar de la misión práctica motivó a que Luana Collen, de 22 años, dejara sus estudios de trabajo social en una universidad brasileña, para dedicar un año a ser misionera. «En 2018 participé por primera vez en un proyecto misionero cerca de mi casa en el sur de Brasil –dijo Collen–. Ahora he decidido salir de mi región y vivir esta experiencia en el Amazonas». Collen es una de 36 jóvenes que están participando de Un año en misión (OYiM por su sigla en inglés) en el noroeste de Brasil. Cada uno de ellos dejó su casa, trabajo o estudios para vivir la experiencia de ser misionero de tiempo completo en la región. El programa inicial de capacitación suele llevar nueve semanas, pero debido a la pandemia del Covid-19, duró solo cinco. Las actividades fueron intensivas, comenzando con la limpieza del lugar donde se realizó el encuentro. Además de las clases bíblicas los jóvenes ayudaban en tareas de cocina entre otras actividades. Así lo explicó la psicopedagoga Eunice Bertoso, voluntaria y coordinadora de la primera etapa del proyecto. Bertoso contó que ser misionera en la selva amazónica era un sueño
de larga data para ella, desde que escuchaba historias misioneras cuando era niña. Cuando su esposo y ella se jubilaron, decidieron ser voluntarios en la región. PREPARATIVOS ESTRATÉGICOS
La capacitación de los misioneros se llevó a cabo en el Instituto Misionero del Noroeste, cerca de la ciudad de Manaos. El lugar, que está rodeado por la naturaleza, fomenta la comunión con Dios y brinda a los voluntarios la primera oportunidad de conectarse con los residentes de la zona y experimentar algunos de los desafíos de ser misioneros. Ronivon Santos, pastor y director del Instituto, explicó que el lugar también recibe a otros grupos de misioneros. «El Amazonas es una región donde la necesidad de misioneros es grande, por lo que coordinamos varios proyectos simultáneos a corto y largo plazo», dijo. La capacitación intensiva que reciben los jóvenes voluntarios busca prepararlos para continuar sirviendo a una comunidad específica en los estados brasileños de Amazonas, Acre, Roraima y Rondônia, dijeron los líderes.
«Entusiasma ver que los jóvenes dejen tantas cosas de lado para ser misioneros –dijo Anderson Carneiro, líder de jóvenes en la región y coordinador de OYiM–. La graduación al final del período de capacitación anuncia el comienzo de un sueño hecho realidad, para cada uno de ellos». ESCUELA MISIONERA
«No tengo palabras para describir la alegría de recibir este diploma», dijo Elane Cavalcante, de 18 años, quien trabajará en la comunidad de Canumã. «Quizá es una de las graduaciones más importantes de mi vida», añadió, visiblemente emocionada. Varios líderes regionales de la iglesia asistieron a la ceremonia de graduación, incluido el presidente de la Iglesia Adventista en el noroeste de Brasil, Sérgio Alan Caxeta. «Nuestra región incluye lugares inhóspitos, aún no alcanzados –dijo Caxeta–. Estos jóvenes voluntarios son ahora parte de un ejército de evangelistas». El 31 de mayo, los voluntarios dejaron el lugar y viajaron hasta diversas comunidades en el Amazonas, donde aplicarán todo lo que han aprendido, para alcanzar a otros para Cristo.
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Noticias - Entrevista
«Todos pasamos a ser de vanguardia» AdventHealth
Los hospitales, clínicas y sistemas de salud adventistas en el mundo han luchado para responder a la enorme crisis internacional desatada por la pandemia del Covid-19. Bill Knott, editor de Adventist World, dialogó hace poco con Terry Shaw, presidente y gerente general de AdventHealth, el sistema protestante de salud más grande del mundo, para hablar de cómo brindar una atención singularmente adventista en situaciones de emergencia.—Los editores. KNOTT: A diferencia del relato bíblico de José y la hambruna predicha para Egipto, su sistema de salud no sabía hace dieciocho meses que venía una gran crisis. ¿Qué tenía implementado ya AdventHealth que los ayudó a atravesar la pandemia?
SHAW: Al igual que todas las organizaciones de salud, nos preparamos y estamos listos para lo desconocido. Hacemos preparativos para un influjo masivo de pacientes. Estamos acostumbrados a lo inmediato y emergente, pero ningún sistema podría haber estado listo para una pandemia mundial. Estoy especialmente satisfecho con el equipo clínico y de epidemiólogos que trabajaron tiempo extra y fueron fundamentales para nuestra planificación. Sin ellos, habría sido una experiencia aún más difícil. A partir de marzo de 2020, al ver cómo 8
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se desarrollaba la crisis en Italia y luego Nueva York, se comunicaron con médicos de ambos lugares para saber qué funcionaba, mientras el mundo aún luchaba por comprender esa nueva enfermedad. Prepararon un proceso muy abarcador que aplicamos a toda la compañía: medicamentos, atención del paciente, recursos. Ese buen trabajo de nuestros profesionales provocó una disminución de los índices de mortalidad en todo el sistema. La pandemia del Covid-19 ha sido una gran emergencia global, y también ha representado una historia muy personal. Cuénteme por un momento lo que significa estar al frente de un inmenso equipo de salud, pero también experimentar de cerca los efectos de una pandemia.
Perder más de 3,7 millones de personas en el mundo, lo que incluye
600 mil en el país donde opera AdventHealth, es una realidad sumamente seria. Todos conocen a alguien que se vio muy impactado por la enfermedad. A lo largo de la historia, la gente ha pasado por momentos difíciles. Recuerdo que mis bisabuelos y abuelos hablaban de la epidemia de gripe de 1918-1919, y del trauma asociado con las dos guerras mundiales. Esta pandemia es momento de prueba para nuestra generación, y siempre será recordada por la inmensa pérdida de vidas, el aislamiento y la soledad que provocó, y las restricciones con las que todos acordamos vivir para superarla. Cuando pienso en los últimos dieciséis meses, me parece algo casi irreal. Un importante periódico citó hace poco a un médico de emergencias que dijo: «Jamás nos preparamos para ver tanta muerte». ¿Qué hacer cuando la escala de mortalidad es tan grande?
Los miembros de nuestro equipo están capacitados para atender a los pacientes, para que mejoren y regresen a su hogar. La gente elige la salud como profesión para ayudar a que otros se mejoren. Pero no nos preparamos
Noticias - Entrevista
para esa cantidad de muertos. Es algo terrible mirar que los que uno cuida sucumben día tras día, semana tras semana, mes tras mes. Hemos tenido cientos –miles– de trabajadores de las unidades de Covid que han hecho lo mejor por brindar atención excelente a gente muy enferma. Pero estos trabajadores de emergencia también sufrieron al procurar que sus familias estuvieran bien, que ellos no contagiaran de alguna manera a sus seres queridos. La presión mental y emocional de nuestros miembros ha sido tremenda. Sumemos a eso una sociedad que no necesariamente aprecia el sacrificio que hacen estos trabajadores, y que ha producido un gran agotamiento emocional en nuestro equipo de salud. Muchos expertos han hablado de la pandemia en términos militares. Después de meses de luchar contra la enfermedad y atender a los heridos, ¿se identifica con ese lenguaje?
Nuestros trabajadores son llamados «de primera línea» por una razón. Ya sea en atención de pacientes internados o ambulantes, o en uno de nuestros múltiples sitios de vacunación, es una guerra que libramos en muchos frentes. No se puede hacer tan solo una cosa para ganar una guerra. Hay que planear, tener los recursos, hacer los envíos y llevar a cabo la misión en decenas y aun cientos de lugares. Todo nuestro sistema de salud, en cierto sentido, pasó a ser «de primera línea». Sin duda, ha escuchado muchas historias emocionantes de los 85 mil empleados de AdventHealth. ¿Cuáles son las que le han producido un mayor impacto?
En varios sitios de terapia intensiva, matrimonios ancianos –uno de ellos en el hospital y el otro no– cumplieron sesenta años de casados y no podían estar juntos. Entonces, los empleados trajeron al cónyuge hasta donde pudieran poner la mano del otro lado del vidrio para «tocar» a su ser querido en ese día especial. Los empleados
compraron iPads para los pacientes hospitalizados que no podían hablar con sus familias. Otros empleados visitaron las casas de los pacientes después de que recibieron el alta para asegurarse de que estaban bien, dado que sabían que la persona vivía sola. Cuando se convirtió en presidente de AdventHealth en 2016, dijo en su primer mensaje que «un paciente nunca queda libre de la atención» que le brindan, un enfoque marcadamente adventista de la atención de salud. ¿Qué significa eso en el contexto del Covid-19?
Ese compromiso con la atención de toda la persona nos llevó a innovar durante la crisis. Entre otras cosas, pusimos una línea telefónica especial que es atendida por personas que comprenden ese compromiso. No imaginan los contactos que recibimos: gente de todo el mundo que nos pedía ayuda para comprender y tratar esta enfermedad. La tecnología nos permitió que continuáramos con el proceso de atención de quienes habían recibido el alta, con un enlace con sus casas; alguien siempre llamaba para ver cómo estaba después de salir de nuestros hospitales. Cuando algunos de nuestros hospitales se llenaron, iniciamos un sistema de monitoreo en los hogares, hasta que en cierto momento, estábamos ocupándonos de ochocientos pacientes en sus casas al mismo tiempo. Muchas personas asumen que los grandes sistemas de salud se basan en el volumen general de pacientes, de movimientos de dinero y balances financieros. ¿Cómo ha cumplido AdventHealth esa promesa de seguir involucrada con los que buscan atención médica?
En primer lugar, si vamos a cuidar a la gente –cuerpo, mente y espíritu– tenemos que tratar de mejorar todos los días. Para nosotros, eso significa implementar programas que encuen-
tren a los consumidores en términos de sus necesidades mentales, emocionales y espirituales. En segundo lugar, necesitamos ver a nuestros empleados a través de los lentes correctos y cuidar de ellos como corresponde. En AdventHealth, nuestros trabajadores son miembros del equipo, no solo «empleados». Nos apoyamos en nuestras normas de servicio –Estar seguro, brindar amor, facilitar las cosas y hacerse cargo– para tomar decisiones sobre cómo apoyar a los miembros del equipo y los pacientes. Usted ha dicho que cuidar de toda la persona incluye cuidar plenamente de los miembros del equipo. ¿Qué pasos ha dado el sistema para cuidar de su salud mental y emocional durante esta pandemia?
Una de las primeras cosas que hicimos fue transformar el sistema bianual de comentarios de los miembros del equipo en un proceso diario y continuo. Ellos pueden decirnos qué necesitan o cómo se sienten en su trabajo, en cualquier momento. También estamos llevando a cabo revisiones mensuales de cómo están nuestros empleados, cuáles son sus necesidades y en qué podemos mejorar para apoyarlos. Además, desarrollamos programas que garantizaron el empleo de nuestra gente durante los peores períodos de la pandemia y, específicamente, en esos momentos en que cerramos algunos de nuestros servicios. Nuestros equipos de Recursos Humanos y Tecnología crearon una aplicación de reasignación para que los miembros encontraran otras áreas donde trabajar dentro de la organización. También invertimos en ofrecer habitaciones de hotel para los que trabajaban en unidades expuestas al Covid; les brindamos servicios de atención de niños y les incrementamos los beneficios, lo que incluyó servicios de salud mental. Todo esto brindó estabilidad a los miembros de nuesAdventistWorld.org Julio/Agosto 2021
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Noticias - Entrevista
AdventHealth
tro equipo y las comunidades a las que servimos. He escuchado de una campaña interna diseñada a «ir detrás de la máscara» de la salud mental de los empleados durante la pandemia. Cuénteme de ello. Llevamos a cabo la campaña «Bien no es estar bien». Si me preguntan, «Terry, ¿cómo andas?», por lo general digo: «Bien». Para nosotros, sin embargo, esa palabra «bien» esconde realidades problemáticas en la vida de muchos empleados. Ya sea lo reconozcan o no, los empleados que trabajaron durante esta pandemia prolongada probablemente no están «bien». «Bien» puede ocultar un sinnúmero de emociones que se van gestando bajo la superficie. Y por ello, animamos a los empleados a que se cuiden unos a otros, asegurándose de que sus colegas estén bien. Todos los empleados de nuestro sistema pueden acceder a atención de salud mental gratuita si la necesitan, si los estresores de sus vidas personales y profesionales así lo requieren. La logística que implica coordinar personal y recursos en cincuenta hospitales y cientos de instituciones ambulatorias y de ancianos en diez estados de los Estados Unidos tiene que haber recargado cada 10
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uno de sus sistemas. ¿Qué aprendió sobre la reasignación de recursos humanos y materiales durante la crisis?
Hemos observado cómo la pandemia creció y decreció en el mundo y en nuestro país en diversos momentos y en lugares diferentes. Hubo momentos cuando necesitamos reasignar cincuenta personas temporariamente para armar una tienda de vacunación, y los hallamos. Nos comunicamos con nuestros empleados, y muchos de ellos se conectaron con nuestros sitios internos y se ofrecieron como voluntarios donde se los necesitaba: se reasignaron ellos mismos de manera eficiente y organizada. Es posible que usted se enteró que transformamos todo el estadio central de básquetbol de la ciudad de Orlando en nuestro depósito nacional centralizado. Se necesitaron cientos de personas para que eso fuera realidad. Transferimos enfermeras entre diez estados del país a lugares de alto contagio, donde se las necesitaba. Todo esto fue organizado mediante nuestro centro de comando del Covid-19. Las líneas de autoridad de ese centro de comando estaban bien delineadas. Si yo necesitaba ponerme ropa de trabajo pesado y traer un camión para transportar suministros de un lugar a otro, eso es lo que hice.
¿Usted realmente hizo cosas así?
Sí, y todos los demás también. Cuando uno cuenta con miembros del equipo de este tipo, se puede ser leales a ellos. No despedimos a nadie en el proceso. En los primeros dos meses y medio de la pandemia perdimos 700 millones de dólares, pero afortunadamente, habíamos pedido un préstamo de mil millones justo un mes antes de la crisis. Una vez que pudimos regresar al trabajo, logramos devolver el dinero. El año pasado, obviamente, estuvo lejos del ideal de lo que desea un gerente, pero, por la gracia de Dios, no se hizo insuperable. Fue una gran bendición del Señor tener un equipo maravilloso y un balance sólido mientras atravesábamos la pandemia. En último término, usted es el que establece la visión del sistema protestante de salud más grande del mundo. ¿Qué mensaje está tratando de comunicar ahora que vemos que esta crisis internacional está aflojando en muchos lugares?
Bill, más allá de quién sea o el tipo de atención que necesite, nuestra responsabilidad es estar preparados para atender integralmente: cuerpo, mente y espíritu. Nuestro lema diario es simple: «Dios, danos la sabiduría, compasión y los recursos para atender a cada persona como si fuera la única que necesita atención».
Voces jóvenes
La paz que sobrepasa todo entendimiento
V
iajaba en un barco con mi familia desde Buenos Aires (Argentina) a Montevideo (Uruguay). Habré tenido unos siete años en ese entonces. La tormenta nos azotó repentinamente. Poco sabía que esa tormenta sería la primera de muchas. Las olas sacudían nuestro barco, que se movía de lado a lado como una mecedora. Me senté y cerré los ojos con fuerza. Procuré imaginar a los discípulos en la tormenta en el Mar de Galilea, y recuerdo que pensé: «Esto es lo que tienen que haber sentido». Oré para que Jesús también calmara esa tormenta. Conocía la historia, y Cuando le en el medio de la tormenta, eso me dio paz. Ha pasado más de un año desde que entregamos todos comenzamos a experimentar una nuestros temores tormenta, probablemente una de muchas y nuestro ser, él que tendremos que soportar. Puede que sentido la pérdida de control promete salvarnos hayamos sobre nuestra vida, lo que nos llenó de y darnos paz. un sentido de indefensión similar al que experimentaron los discípulos esa noche. Muchos de ellos eran expertos en el mar, que acaso era como su segundo hogar. ¿Podría ser que el lugar que creían que controlaban tan bien se hubiera transformado en su peor pesadilla? La tormenta no era tan solo un desafío físico. Sacudió sus fuerzas, su fe y su esperanza. No podían comprender cuando vieron que Jesús dormía tan tranquilo. Quedaron pensativos, en silencio. Y entonces clamaron con profundo temor. ¿No se interesaba él en ellos? Nosotros también estamos inmersos en una gran tormenta. Jesús está con nosotros, así como estuvo con los discípulos. Él nos muestra que carecemos de poder aun sobre las cosas que creímos que podíamos controlar. Nuestros esfuerzos son en vano si él no va con nosotros.
La oscuridad parecía ocultarlo de su vista, pero cuando él se levantó, observaron una imagen de lo que sucedería. El relámpago iluminó su rostro, y vieron la paz del cielo en sus facciones. Clamaron: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!» (Mat. 8:25). «Nunca dio un alma expresión a este clamor sin que fuese oído», escribe Elena White.* Nunca dio un alma expresión a este clamor sin que fuese oído. ¡Qué declaración poderosa! Cuando le entregamos nuestros temores y nuestro ser, él promete salvarnos y darnos paz. Nuestros corazones pueden descansar en él, sin importar las circunstancias. En Marcos 4:36 leemos que también había otros botes que seguían a Jesús. También sufrieron en la tormenta. También fueron bendecidos con su paz. La gente que nos rodea se verá bendecida por la paz que Cristo nos da cuando nosotros lo busquemos a él. ¿Dónde nos encontramos durante esta tormenta? ¿Podemos identificarnos con Jesús y su paz celestial? ¿Nos sentimos como uno de los discípulos que clamó a él? ¿O acaso nos sentimos como los que remaban con desesperación para llegar a la playa? ¿Somos como esos que tan solo querían un poco más de tiempo con Jesús y lo seguían a la distancia desde otro bote? Más allá de nuestra situación actual, Jesús promete su presencia y su paz. Él está listo para ingresar a nuestra tormenta y decir: «Haya paz». Eso es suficiente para mí. * Elena White, El Deseado de todas las gentes (Mountain View, Calif.: Pacific Press Pub. Assn., 1955), p. 302.
Carolina Ramos estudia traducción, enseñanza de inglés y educación musical en la Universidad Adventista del Plata en Argentina.
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Enfoque en historias
El Narrador maestro
¿Conocemos el fin de la historia?
S Y LV I A R E N Z
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buela, cuéntame una historia!» rogué mientras saltaba a la cama tibia de la abuela. Ella suspiró. Quizá prefería dormir un poco más. Me acurruqué cerca de su espalda y escuché con cuidado, porque no quería perderme ni una sola palabra. La abuela habló con suavidad y lentitud: las historias del pequeño Samuel en el tabernáculo, del valiente David con su honda, y de Jesús, que ama a los niños. A los niños les encantan las historias, ¡y Jesús ama a los niños! Él disfruta también de las historias. ¿Cómo lo sé? Bueno, él no inspiró a los autores de la Biblia para que escribieran una colección de fórmulas químicas. De la misma manera, las Escrituras no son una colección de cálculos astronómicos, fórmulas de ingeniería o cualquier cosa sobre quarks y fotones. Lo que necesitamos saber de Dios y su amor por este mundo es lo que el Creador nos dijo: primero a Adán y Eva y, más tarde, a los escritores bíblicos inspirados por el Espíritu Santo. Muchos contribuyeron para escribir esta gran historia, añadiendo una pieza tras otra del rompecabezas. Algunas de esas piezas son parte del marco o aun de sus esquinas. La pintura general aún está incompleta y, en algunos casos, todavía faltan algunas piezas. Podemos dejar esas partes así o, con esmero, cubrir los faltantes con nuestra imaginación. IMÁGENES CON PALABRAS
La imaginación es un don maravilloso del Creador, porque crea nuevos lugares en la mente, recordándonos del ingenioso inventor cuyo nombre humano es «Jesús». Él nos cuenta historias por medio de los animales fascinantes que creó. Pensemos en el pez linterna, que enciende su luz para atraer a la presa. Desafortunadamente, también se quiere comer a los pececitos curiosos, lo que no nos gusta tanto. Esto ilustra, sin embargo, el lado oscuro de la gran historia: comer y ser comido. Este mundo ha sido tomado rehén del enemigo de Dios. Sabemos de esto por la trágica historia del Edén y las historias que le siguieron. ¿Cómo supo esto el autor del Génesis? ¿Miró un video o vio una visión? ¿O el Hijo de Dios le dijo personalmente cómo fue la creación y la caída? Después de todo, Moisés tuvo el privilegio de comunicarse íntimamente con Dios, como con un amigo (cf. Éx. 33:11). ¿Será que Moisés no necesitaba ver una película? El Narrador maestro escogió las palabras de tal manera que los oyentes pasaron a ser parte de la historia. Fue como si hubieran observado que el Creador plantaba un jardín y, por su palabra, los jazmines surgieron de la tierra y la superficie del planeta se cubrió repentinamente de una suave alfombra verde. Moisés vio cardúmenes relucientes de arenques cortando las aguas impolutas de los mares. Escuchó el canto de las ballenas, y su corazón latió en sintonía con el estruendo de los cascos de los caballos árabes que galopaban por las llanuras. ¡Con cuánta destreza formó el Creador a Adán, soplando en él el aliento de vida como mediante un beso! Adán fue enviado entonces al elefante, la cebra y el mono capuchino para que les diera nombres. De pronto, Adán se sintió muy solo en esa colección de animales. Mientras el Creador observaba esa primera criatura humana y el anhelo profundo de sus ojos, lo colocó suavemente en el suelo y cerró sus ojos. Mientras Adán dormía, Dios tomó una costilla de su lado y cerró la brecha de su corazón (donde antes habían estado huesos duros) con tejido suave y viviente. Dios formó de este «material» una mujer, quien, junto con su esposo, llegaron a ser la «imagen de Dios». Se cuenta esta historia con tanta atención al detalle que me enternece cada vez que la leo. Adán reconoce en Eva su exacta contraparte, como «hueso de mis huesos y carne de mi carne» (Gén. 2:23). ¡Somos indivisibles! En estas pocas
Imagen: LDS Media
palabras y oraciones, ya podemos percibir el «manual de instrucciones» para matrimonios felices y armoniosos. Todo esto es contado en palabras que jóvenes y ancianos, instruidos y personas comunes, pueden entender. HISTORIAS DE SUSPENSO, DRAMA Y AMOR
Aun las genealogías pueden contarnos «historias». «Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara» «Salmón engendró, de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed» (Mat. 1:3, 5). Cada nombre representa una historia, drama familiar, esperanza. «El rey David engendró, de la que fue mujer de Urías, a Salomón» (vers. 6): momentos que erizan la piel y pintan una tragedia desastrosa ante nuestros ojos, pero señalan al mismo tiempo la gran misericordia de Dios que puede enderezar lo torcido. Junto con los autores del Nuevo Testamento, creemos que toda la Biblia fue escrita para nuestra corrección e instrucción (2 Tim. 3:16). Todas esas historias de fracasos y victorias tienen por propósito fortalecer nuestra confianza en un Dios poderoso, que no se sintió tan poderoso como para no poder usar sus imperfectos «escribas» humanos. GRANDES SUSPENSOS Y AYUDA MEMORIAS
Cuando el Narrador maestro vivió en esta tierra, supo cómo cautivar la atención de sus oyentes. Mil comparaciones de la vida diaria sirvieron como ayuda memorias: la levadura, la paja en el ojo, el vestido remendado, la viña, la higuera, los cuervos, los lirios y una ciudad sobre el monte. Con todas esas imágenes, Jesús ilustró sus valores y cómo nos trata Dios. A menudo revistió sus ideas sobre el reino de Dios en historias atrapantes. Sus comparaciones pintaron para su audiencia situaciones diarias: la mujer que busca con
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Cuando el Narrador maestro vivió en esta tierra, supo cómo cautivar la atención de sus oyentes. Mil comparaciones de la vida diaria sirvieron como ayuda memoria. desesperación una moneda perdida que fue parte de su dote nupcial; el pastor para el cual una sola oveja es tan importante que ignora sus pies cansados para regresar a los caminos de montaña, mientras llama y busca hasta que encuentra lo perdido. Los niños disfrutaban de escuchar a Jesús porque él podía conectarse con ellos mediante historias. Encontré más de cincuenta historias en el Nuevo Testamento, algunas de ellas sumamente detalladas. Esa es la historia de alguien que fue atacado por ladrones y abandonado moribundo (Luc. 10:30-37). Podemos literalmente «ver» cómo el sacerdote se ciñe la vestimenta limpia con disgusto mientras se pasa al otro lado del camino sin detenerse junto a la víctima sangrante. No quiere contaminarse. El levita también se cambia de lado. Pero entonces aparece alguien despreciado por los piadosos: un samaritano. ¿Nos inclinamos sobre el hombre inconsciente con él? ¿Revisamos junto con él sus pertenencias en busca de su odre, para que pueda desinfectar las heridas y vendarlas? ¿Podemos escuchar la exclamación de esfuerzo del samaritano al poner al herido 14
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sobre su burro? La posada está lejos, pero nada puede evitar que el hombre sirva por amor. Ignora su propia fatiga para cuidar al herido en la posada durante toda la noche, y entonces pagar extra al dueño para que cuide del enfermo. Aun si el lector moderno no comprende plenamente los peligros de la ruta o todos los detalles de la operación de rescate, puede imaginar la escena. Nosotros también nos vemos perturbados por la pregunta: ¿Quién fue el «prójimo» de la víctima? Es por eso que el pedido de Jesús –«Ve y haz tú lo mismo»– nos llega al corazón. OBSTÁCULOS
Jesús jamás habló en forma complicada. Aun así, en ocasiones, hasta sus mejores amigos no lo comprendieron. Cuando preparó a los discípulos para su sufrimiento, no pudieron captar sus palabras: «Esta palabra les era encubierta» (Luc. 18:34). ¿Por qué no entendían? ¿Tenía algo que ver con sus expectativas? Después de todo, Pedro había criticado bruscamente a su Señor, rebelándose internamente contra el plan de salvación (cf. Mat. 16:21-23), porque ese camino no coincidía con su propia agenda. Pedro no fue el único. Nuestras convicciones y actitudes más preciadas podrían impedir que comprendamos correctamente las historias magistrales de nuestro Señor. En Mateo 13:11-13 Jesús añade otra razón por la que a menudo vistió sus pensamientos con historias. Se nos cuentan estas historias para que coloquemos nuestra confianza en Dios, recordemos sus actos y obedezcamos sus mandamientos. Pero los comprenderemos correctamente solo si abrimos nuestro corazón y mente el Narrador maestro, algo que solo puede suceder cuando permitimos que el Narrador maestro, el Espíritu Santo, haga lo que mejor sabe hacer (Juan 16:13).
JOYAS PRECIOSAS
Estas historias son preciosas como joyas. Cuando Juan está exilado en la isla de Patmos, el ángel de Dios le muestra la Nueva Jerusalén en una historia como en una película. El ángel mide los muros y las puertas con una caña de medir de oro. Las medidas señalan las dimensiones perfectas de Jerusalén: calles de oro y fundamentos de jaspe, zafiro, ágata, esmeralda, ónice, cornalina, crisólito, berilo, topacio, crisoprasa, jacinto y amatista. Cada sumo sacerdote israelita había vestido esas piedras preciosas en su pecho. Tenían por propósito mostrar que cuidaba del pueblo de Dios, de cada una de las tribus (cf. Éx. 28; Apoc. 21:19, 20). Sus nombres también estaban grabados en ónix sobre los hombros del sacerdote. ¿Qué historias cuentan esas piedras preciosas, que ahora brillan y relucen a la luz de la gracia de Dios? Me emociona en particular una «minihistoria» que se encuentra en el último capítulo de la Biblia. Comunica un «maxicontenido». En solo pocas palabras describe los criterios de nuestra felicidad eterna. Los habitantes de la Nueva Jerusalén son siervos de Dios, cuyos nombres han sido ingresados al libro de la vida. Aman a Dios y lo «sirven». Las siguientes palabras ofrecen un gran resumen: «Verán su rostro y su nombre estará en sus frentes» (Apoc. 22:4). Su nombre, en mi frente. No hay mejor manera de describir la transformación y conexión con el que anhela pasar la eternidad con nosotros.
Sylvia Renz es una escritora de extensa trayectoria, que ahora disfruta de una jubilación activa con su esposo Werner en Alsbach-Hähnlein, Alemania.
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Continuará. . .
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ran cantidad de voces nos asaltan desde todos los ángulos. Pueden ser escuchadas en cada medio concebible: la histórica palabra impresa, los veloces medios sociales, emocionantes videos y audios cautivadores. Algunas de esas voces gritan; otras susurran. Todas buscan captar nuestra atención, porque quieren contarnos una historia. Las Sagradas Escrituras son solo una voz entre muchas y, sin embargo, completamente diferente. Describe intervenciones divinas que impresionan y algunos grandes logros humanos. Nos permiten ver los altibajos de la historia humana y son claramente honestas y transparentes mientras señalan el argumento persistente de la historia de Dios. Se resume así: Dios es amor, ¡y ese amor quiere comunicarse con nosotros! A menudo denominamos a ese argumento el «conflicto cósmico», o «el conflicto de los siglos», porque se traslada de la perfección del trono del cielo a un jardín perfecto en el recién creado planeta azul y a la devastación de la caída y el mundo después del diluvio. En el centro de la historia de Dios vemos una cruz sobre una colina fuera de las puertas de Jerusalén, desde donde Jesús, el hombre-Dios, pende con los brazos extendidos. Al pensar en la muerte y resurrección de Cristo, necesitamos recalibrar nuestras emociones encontradas. Le escuchamos decir al que había estado endemoniado sobre la playa junto el Mar de Galilea: «Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo y cómo ha tenido misericordia de ti» (Mar. 5:19). También escuchamos que el salmista exclama: «Mi boca publicará tu justicia y tus hechos de salvación todo el día, aunque no sé su número» (Sal. 71:15). Y entonces lo entendemos. La historia de Dios no terminó en la cruz o cuando Martín Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg, o cuando Guillermo Miller y miles de creyentes aguardaron mirando al cielo el 22 de octubre de 1844. La historia de Dios también es nuestra historia. «Continuará» no es solo parte de una serie televisiva o algo que se encuentra en la última página de una publicación. Nuestra vida y testificación ofrecen la continuación del conflicto cósmico, añadiendo una pieza diminuta al rompecabezas. Esa es la razón por la que somos llamados a compartir nuestras historias en el contexto más abarcador de la historia de Dios. Aunque mi historia o tu historia puede ser distinta a la
Imagen: Etienne Boulanger
Nuestra vida y testificación ofrecen la continuación del conflicto cósmico, añadiendo una pieza diminuta al rompecabezas. de Moisés o Daniel, es parte fundamental de la continuación del plan de Dios para salvar a este mundo. Elena White lo expresa así: «Cada uno tiene su lugar en el plan eterno del cielo. Cada uno ha de trabajar en cooperación con Cristo para la salvación de las almas. Tan ciertamente como hay un lugar preparado para nosotros en las mansiones celestiales, hay un lugar designado en la tierra donde hemos de trabajar para Dios».* Sí, tu historia –mi historia– es única y particularmente necesaria. Alguien, en algún lugar, necesita ver, escuchar o aun simplemente observar esa historia y vernos animados, para ser parte de esa narración que continuará por la eternidad. * Elena White, Palabras de vida del gran Maestro (Mountain View, Cal.: Pacific Press Publ. Assn., 1971), p. 262.
Gerald A. Klingbeil es editor asociado de Adventist World.
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Enfoque en historias
Mirada al pasado
Las primeras «reuniones sociales» adventistas Un llamado al reavivamiento mediante los testimonios
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os primeros cultos adventistas tenían diferentes elementos esenciales que conectaban a las personas con Dios y los demás. El estudio de la Biblia en la Escuela Sabática y la predicación de la Palabra mediante un mensaje basado en la Biblia se veían complementados por «reuniones sociales», o tiempo planificado para compartir. Podían llevarse a cabo en conexión con la Escuela Sabática, seguir al sermón de la mañana, o darse en una reunión durante la tarde. Existía la costumbre de hablar en la iglesia para compartir testimonios sinceros de aliento, experiencia, providencia, respuesta a la oración y alabanza, además de confesión y aun exhortación. De joven, Elena Harmon era introvertida y tímida. Durante 1843 o comienzos de 1844, reunió el valor para orar en voz alta por primera vez, durante una reunión en la casa de su tío en Portland (Maine, EE. UU.). Había luchado con dudas sobre su conversión. Esa oración transformó su experiencia cristiana. Ella describió así: «La bendición del Señor descendió sobre mí como suave rocío. Alabé a Dios desde la profundidad de mi corazón […]. El Espíritu de Dios descansó sobre mí con tanto poder que esa noche no pude regresar a casa».1 Poco después de esto, en una reunión millerita en Portland, compartió su testimonio: «El sencillo relato del amor de Jesús hacia mí brotó de mis labios con perfecta libertad, y tenía el corazón tan lleno de gozo por haber
sido liberada de la esclavitud de la negra desesperación, que perdí de vista a la gente que me rodeaba y me pareció estar sola con Dios. No encontré dificultad alguna para expresar la paz y la felicidad que me embargaban, a no ser por las lágrimas de gratitud que en algunos momentos ahogaban mi discurso mientras hablaba del maravilloso amor que Jesús me había manifestado».2 Levi Stockman, un ministro adventista que había hablado en privado con la joven Elena sobre sus luchas, estaba presente en la reunión. Se sintió tan afectado que «lloró en voz alta», alabando a Dios por la bendición dada a la joven que hasta hacía tan poco se había sentido vencida por el desánimo y el temor. Pronto se le pidió a Elena, que más tarde sería llamada al ministerio profético como la mensajera del Señor, que compartiera su testimonio en una capilla cristiana cercana. Mientras expresaba su amor por Cristo con corazón sumiso y lágrimas en los ojos, el «poder enternecedor de Dios descendió sobre los circunstantes. Muchos lloraban y otros alababan a Dios». Se hizo un llamado para que los pecadores se pararan para orar, con resultados maravillosos.3 MOMENTOS PLANIFICADOS PARA TESTIMONIOS
Esas expresiones dinámicas de fe viva y reavivamiento, ilustradas por la experiencia temprana de Elena White, eran características de la adoración temprana adventista. Durante el siglo XIX y comienzos del XX, los cultos adventistas incluían momentos planificados para testimonios. Se invitaba a las personas para que respondieran al mensaje dado y compartieran su experiencia con Dios. La «reunión social» fue una característica significativa en la organización de la Asociación de Míchigan en 1861 y de la Asociación General en 1863. «Nuestros ministros tuvieron libertad inusual para predicar la Palabra, y las reuniones sociales fueron excelentes, en especial la reunión general el domingo por la noche […]. Esos momentos fueron usados para breves testimonios de muchos hermanos. Un espíritu calmo, suave y enternecedor llenó la reunión, haciéndolo el mejor que alguna vez hayamos presenciado».4 Los líderes de la iglesia en esas Asociaciones colocaron reuniones sociales en el corazón del evangelismo y la organización de la iglesia. Recomendaron que cuando un evangelista llevara a cabo reuniones en zonas nuevas, «se designara un líder, y se continuara con las reuniones sociales hasta que los individuos se conocieran plenamente, y decidiesen con quién tener comunión, y quiénes estarían calificados para los importantes deberes de los directivos de la iglesia».5 Entonces se organizaba la congregación.
Imagen: Review and Herald Publishing
Este enfoque fue afirmado por Elena White en Australia en 1894. J. O. Corliss introdujo los momentos especiales de testimonios en la pequeña congregación «Siete Colinas» después de un mensaje emocionante de Elena White. «Tuvimos entonces una reunión social. Fue una actividad nueva para los que habían ingresado en la fe, pero el pastor Corliss llamó a uno tras otro para dar testimonio del Señor Jesús hasta que todos menos uno, habían dado su testimonio». Elena White observó: «Les recordamos el hecho de que la reunión social será la mejor reunión en la que pueden ser entrenados y educados para ser testigos de Cristo».6 BREVES Y MULTIFACÉTICOS
White dio consejos prácticos explicando que esos momentos no debían ser dominados por una o dos personas. «Debería haber un espíritu de confesión a Dios, y un reconocimiento de sus bendiciones, con acción de gracias».7 «En conclusión, diría yo, en sábado, cuando la gente se reúne para adorar, que la predicación sea breve, y que todos tengan la oportunidad de dar testimonio».8 Compartir experiencias personales con otros nos ayuda a comprender nuestra necesidad de la bendición divina y edifica las relaciones entre las personas. Brinda una manera viviente para que el Espíritu Santo impresione los corazones y conecte a las personas con Dios. La Biblia está llena de historias de luchas y fe personal. El Espíritu Santo usa esas historias, junto con la nuestra, para producir reavivamiento personal y congregacional. Una de las razones por las que nos gustan los salmos es que expresan honestamente las necesidades del corazón, confesiones, peticiones, promesas, alabanzas e historias de los actos poderosos de Dios. En estos últimos días la promesa maravillosa para nosotros es clara: «Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, que menospreciaron sus vidas hasta la muerte» (Apoc. 12:11). ¿Qué sucedería si cada iglesia tuviera reuniones para compartir y dar testimonios? Satanás sería vencido mediante la sangre redentora de Cristo y la palabra de nuestro testimonio. Elena White, Testimonios para la iglesia (Doral, Fl.: Asoc. Publ. Interamericana, 2003), t. 1, p. 35. Ibíd., p. 36. Elena White, Notas biográficas (Doral, Fl.: Asoc. Publ. Interamericana, 1994), p. 45. 4 [Jaime White], «Michigan General Conference», Review and Herald, 8 de octubre de 1861, p. 148; véase también [Jaime White], «The Conference», Review and Herald, 26 de mayo de 1863, p. 204. 5 J. N. Loughborough, Moses Hull, M. E. Cornell, «Conference Address», Review and Herald, 15 de octubre de 1861, p. 156; véase también Report of the General Conference of Seventh-day Adventists [1863], pp. 8, 9. 6 Elena G. White, «Meeting at Seven Hills», manuscrito 32, 1894. 7 Elena White, carta 279, 1905, en Elena G. White, Manuscript Releases (Silver Spring, Md.: Elena G. White Estate, 1990), t. 9, p. 97. 8 Elena White, carta 187, 1904, en ibíd. 1 2 3
Merlin D. Burt es director del Patrimonio White en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos.
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Enfoque en historias
Entrevista
¿Son importantes las historias en la predicación? ¿Qué diría Jesús al respecto? El editor asociado Lael Caesar dialogó con Noah Washington, pastor asociado de la iglesia adventista Emmanuel-Brinklow en Ashton (Maryland, EE. UU.), sobre las historias y la predicación. —Los editores. ¿Cómo llegó usted al ministerio del evangelio?
Tenía siete u ocho años. El pastor C. D. Brooks estaba predicando: «Quédate en el barco». Y escuché una voz que decía: «Hazlo». Comencé a mirar para ver quién me decía eso. Todos escuchaban el sermón, con lágrimas, recibiendo el mensaje. Y fue en ese momento, a esa edad, que sentí que Dios me llamaba al ministerio. En el colegio secundario Pine Forge Dios se ocupó de mí y me pulió. Estaba a medio camino; algu18
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nas cosas eran una novedad. Cuando llegué a la Universidad Oakwood, ya lo tenía asumido. Usted ha tenido algunos desafíos físicos.
Sí. En el año 2009 contraje la enfermedad de Lyme. Ha sido una experiencia difícil. Cierto día, mientras lloraba solo (no quería que mi familia me viera) encendí la televisión y escuché que Wayman Tisdale1 decía: «Estoy aquí para decirle: con la ayuda de Dios usted puede alcanzar todo lo que se proponga en la vida».
Esas palabras me llegaron y decidí que, aunque tuviera días muy oscuros y momentos difíciles, iba a tratar de estar de pie y seguir adelante. Hablemos de la predicación. ¿Cómo prepara un sermón?
En realidad, no pienso que puedo predicar bien. Tengo simplemente la idea de que si no tiene sentido para mí, no tendrá sentido para nadie. Por ello, mientras preparo el sermón, Dios trabaja en mí. Al igual que a la mayoría de los humanos, eso puede incomodarme. Pero el Espíritu de Dios dice: «Tienes que predicar todo el evangelio. Tienes que predicar temas que aún están en proceso en tu propia vida».
había diez vírgenes, cinco prudentes y cinco insensatas. En segundo lugar, no hay una persona viva –y si está viva, me fijaría si realmente le late el corazón– que no disfrute de una buena historia. ¿Eso es todo?
Las personas se enriquecen porque actúan en una historia, o porque escriben una historia. Hace dos días miramos una película con mi esposa, y la narración me cautivó desde el mismo comienzo. Soy el tipo de persona que si me dicen: «Noah, tienes que ver esto», mis sentidos se agudizan, porque lo que me cuentan del argumento es bueno. Por eso, cuando voy a mirar, mis sentidos se agudizan. Si lo que veo no está a la altura de lo que me dijeron, no me pida que mire otra película. Me siento defraudado. Cada semana, cuando el predicador se para a predicar la Palabra, hay expectativas. Tiene que ser así, y más aún porque la historia de Cristo es una buena historia. Por ello, creo que las historias son importantes, porque formaron parte del método de Cristo, pero también porque a todos les gustan las historias. A cada edad, etnia y cultura le gusta escuchar una buena historia. Creo que son una gran manera de comunicar el evangelio. Me enviaron a hablar con usted cuando pregunté por alguien que predica en forma narrativa. ¿Qué tienen que ver las historias con la predicación? ¿Y qué relación tienen con su predicación?
Creo que las historias están totalmente relacionadas con la predicación por dos razones. En primer lugar, fue el método de enseñanza de Cristo. Usó cosas que eran comunes para la gente de sus días como los lirios del campo, y otras. Eran cosas de la vida diaria. Y usó esas cosas para comunicar la verdad del evangelio. ¿No es así? Por ello son importantes porque fue el método que usó el Señor: un hombre tenía dos hijos; Imagen: Nycholas Benaia
¿Quiénes fueron sus héroes cuando procuraba definirse como persona? ¿Hay cosas que desearía aconsejar a los que leen esta entrevista, sean libros u otros recursos?
Trustee; su predicación realmente me hablaba al corazón. Y también Ronald Edmonds. Hace años el predicador estaba aquí, y las personas estaban allí. Y para mí, el primer pastor que conocí que me permitió ingresar a su vida, a su círculo, fue el pastor Ronald Edmonds. Cuando predicaba, yo decía: ¡Impresionante! Este hombre cree en lo que predica. Por ello, pienso que del tío Ron, como llamo al pastor Edmonds, aprendí poder y control; convicción y pasión. ¿Y qué fuentes aconsejaría?
Certain Sound of a Trumpet [El sonido certero de la trompeta], de Samuel Proctor. The Witness of Preaching [El testimonio de la predicación], de Thomas Long. ¿Escuchó el dicho: «Hay más de una manera de desollar un gato»? No sé por qué desollar gatos, pero El testimonio de la predicación habla de diversas maneras en las que se puede preparar un sermón para llegar a más oyentes. Un recurso excelente. Una síntesis pastor.
Cuando estamos delante de la gente, Dios está usándonos literalmente para comunicar su voluntad. Dios usa la predicación. Y es sin duda una de las mayores tareas que un ser humano puede hacer. Exjugador de básquet profesional al que le amputaron la pierna debido a un cáncer de huesos. 2 Breath of Life es un ministerio televisivo en Norteamérica: C. D. Brooks fue su primer orador, y a él le siguió Walter Pearson Jr., y ahora Carlton Byrd. 1
Desde pequeño sabía que el pastor C. D. Brooks era un tremendo predicador y me conmovía tener una relación con él, beneficiarme con ese cerebro. No sé si hubo alguien que superara a Walter Pearson Jr., un predicador que usaba la narración en forma magistral. Él podía hacer que una historia simple fuese un éxito. ¡Su manera de contar historias cautivaba! Me sentaba, atónito, mirando Breath of Life [Aliento de vida].2 E. E. Cleveland también fue un gran hombre espiritual. Más tarde el doctor John AdventistWorld.org Julio/Agosto 2021
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Historias de su bondad
Lo que Dios ha hecho por otros ciertamente puede hacer por ti.
Dios es experto en abrir puertas
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uando repaso mi vida, me doy cuenta de que mucho de lo que he hecho y experimentado se debe a que Dios me abrió las puertas para que así fuera. Al nacer, me dio un gran «paquete» lleno de presentes. No, esos presentes no venían envueltos en papeles coloridos ni decorados con una cinta, sino que fueron colocados en mi corazón y alma. Cuando entregué mi vida a Dios, él comenzó a abrir esos regalos uno por uno. Él los había preparado para que yo cumpliera mis sueños aun antes de que supiera que los tenía. Dios abrió las puertas, invitándome a servirle de maneras que jamás había considerado, animándome a usar los dones que me había dado. Me ayudó a desarrollar mis talentos y a enfrentar desafíos. Mi vida es una colcha de retazos formada por experiencias que Dios unió. Él me mostró el camino y las posibilidades abiertas. Mediante una experiencia tras otra, me invitó a servir y ministrar de muchas maneras, colocando los desafíos y las personas correctos en mi vida en el momento justo. Mi vida es Los retazos de mi colcha son un una colcha de testimonio multifacético y colorido lo que Dios puede hacer con retazos formada de nosotros si le permitimos que nos por experiencias use. Me dio una familia que cuidar y que Dios unió. nos invitó para que seamos misioneros en África, lo que amplió mis Él me mostró horizontes. Dios me dio la responel camino y las sabilidad de ayudar a las esposas de pastores. Me dio entonces una posibilidades otros visión para ministerios de la mujer abiertas. y me abrió las puertas para que
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diera charlas y enseñara. También para que fuera anciana de iglesia. Muchos retazos también provienen de las experiencias que tuve en varios seminarios de evangelización en Ucrania. Dios me guio incluso por las puertas de un estudio de televisión, para grabar una serie de devociones matinales. Cuando finalmente comencé a escribir libros, me envió justamente la ayuda que necesitaba aun antes de pedirla. Fue como si Dios me estuviera diciendo: «¡Adelante! Yo estoy contigo. ¡Escribe!» Hay muchas cosas que Dios ha hecho por mí, y le estoy agradecida por todas esas experiencias. Me ha dado el valor y un espíritu impertérrito que está dispuesto a hacer frente a todo lo que me pida que haga. A veces, me he preguntado por qué me resulta tan difícil decir que no, pero me he dado cuenta de que con Dios nada es imposible, y que él me dará las fuerzas y la inspiración que necesito. Saber que Dios está aquí, cuidando de mí, es como envolverme en la colcha de retazos de su conducción amante, sabiendo que cada experiencia enriquecerá y alegrará mi vida, aun si algunos retazos son más oscuros que otros. Dios ha abierto muchas puertas, diciéndome: «Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: “Este es el camino; síguelo”» (Isa. 30:21, NVI).
Hannele Ottschofski nació en Finlandia y ha pasado la mayor parte de su vida en Alemania. Está casada con un pastor y ha trabajado para la iglesia como escritora, educadora, editora, oradora, anciana de iglesia y traductora.
Imagen: Pedro Ramos
Iré donde él me envíe
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ra noviembre de 2016, y me habían invitado a hablar en un campamento de jóvenes de Samoa Americana en diciembre. En ese entonces vivía en Sacramento (California, EE. UU.). Estaba entusiasmado por la perspectiva de un viaje de evangelismo y vacaciones y esperaba con ansias ganar almas para Cristo. Había estado viajando bastante, llevando a cabo reuniones de reavivamiento, y ese sería mi último viaje del año. Venía el invierno, por lo que estaba entusiasmado pensando en el clima tropical del Pacífico Sur. Mis expectativas para el viaje eran claras: realizar la misión de Jesús, descansar un poco, y entonces regresar a mi hogar donde planificaría las actividades del nuevo año. Pero Dios tenía otros planes para mí. Después de cumplir con mis compromisos para el encuentro, junto con tres de mis hermanos en el ministerio, y de ganar más de sesenta almas para Cristo, se me preguntó si también podía ser el orador principal de los «10 Días de Oración» en la iglesia adventista más grande de Samoa Americana. Acepté, y con oración prediqué cada noche para ganar más almas. El director distrital asistió a las tres primeras reuniones. Después de la tercera se me acercó y me preguntó qué me parecía la idea de mudarme a Samoa Americana para ayudar con la obra allí. En mi mente pronuncié un inmediato «No», pero mantuve un rostro amable y sosegado. Quedé un poco desorientado por su pregunta. No le respondí. Siguió diciendo: «¿Por qué no lo piensa y ora por ello? Hablaré de nuevo con usted para saber qué decidió». Acepté con cortesía y me fui de allí. Cuando regresé a mi habitación, ya había decidido rechazar la propuesta. Después de todo, aunque tenía raíces étnicas en Samoa, me sentía completamente estadounidense. Pensaba que no encajaría allí. Estaría fuera de lugar y tendría que soportar un cambio cultural significativo. ¿Cómo iba a dejar mi hogar en California para vivir en este puntito perdido del mapa? Dios ya tenía muchos ministros allí, ¿por qué me necesitaría a mí? Estaba decidido a rechazar la invitación. Pero para el final de las reuniones, después de orar para que Espíritu Santo obrara en mi corazón, acepté. Impactante, ¿no es así? ¿Quién dejaría su patria y su lugar para ir a una isla a miles de kilómetros de distancia, sin conocer a nadie, porque Dios lo había llamado? Yo fui esa persona. Así fue que el 22 de septiembre de 2017, me mudé a Samoa Americana. En mi primer año me sentí miserable, pero mantuve la compostura. Detesté ese año. Extrañaba mi hogar. Muchas veces estuve tentado a regresar. Pero seguí
Imagen: Ibrahim Shabil
A menudo pensaba en Abraham. ¿Cómo logró hacer lo que hizo? ¿Cómo hizo para dejar todo y todos los que conocía para ir al extranjero en respuesta al llamado de Dios? orando y trabajando por fe para que mis sentimientos cambiaran. Me mantuve ocupado predicando y enseñando, pero no dejaba de pensar: «Quiero volver a casa». A menudo pensaba en Abraham. ¿Cómo logró hacer lo que hizo? ¿Cómo hizo para dejar todo y todos los que conocía para ir al extranjero en respuesta al llamado de Dios? Abraham llegó a ser mi fuente de inspiración, y Dios me fortaleció durante esa experiencia. Estoy ahora en el cuarto año, y mis sentimientos han cambiado por completo. Me encanta este lugar. Dios sabía que llegaría a encantarme y aprecio su sabiduría al llamarme para que pudiera continuar creciendo en la gracia. Aun enfrento muchos desafíos, y sigo pensando en mi lejano hogar, pero Dios me ha mostrado que mi hogar se encuentra donde él me pide que vaya.
Kili Silafau nació y creció en San Francisco, California, Estados Unidos, en una familia de siete hermanos. Sirve al Señor en Samoa Americana como pastor de la iglesia adventista Maranatha English.
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Historias de su bondad
Dos llamados de Dios
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enía solo doce años cuando supe con certeza que quería llegar a ser psicóloga. Con la bendición de Dios y el apoyo de mis padres y más tarde de mi esposo, terminé esa carrera. No obstante, después de varios años de capacitación adicional, mi esposo y yo decidimos ser padres. Después de mucha oración y de caminar por fe, tomamos una difícil decisión: al menos por unos años, dejaría de lado mis sueños profesionales para dedicarme tiempo completo a la aventura de la maternidad. Creímos que los fundamentos sólidos durante los primeros años de Thiago y Maia eran esenciales para que más adelante alcanzaran el éxito en la vida. Fueron años de muchas exigencias, llenos de desafíos y aprendizaje continuado. Lo positivo fue que tuve el privilegio de estar presente para escuchar las primeras palabras de mis hijos y guiarlos en sus primeros pasos. Cuando se enfermaban, allí estaba para aliviarlos y cuidar de ellos de la mejor manera posible. Me encantaba escuchar que uno de ellos me llamaba: «¡Mamá!» solo para añadir cuando le preguntaba qué necesitaba: «¡Nada! ¡Solo quería saber que estás cerca!» No estoy segura cuánto valoran mi presencia que son adolescentes, Vi que Dios obró ahora pero agradezco haber podido y me abrió las estar presente durante sus puertas para que primeros años. Lo veo como el primer eslabón en una cadena también creciera de eventos y experiencias por profesionalmente. las cuales agradezco a Dios. 22
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Después de seis años dedicada plenamente a la maternidad, creí que sería un desafío reinsertarme otra vez en mi profesión. Pero vi que Dios obró y me abrió las puertas para que también creciera profesionalmente. Por una razón inexplicable, sentí el llamado de capacitarme como psicooncóloga. La posibilidad de capacitación se encontraba en una gran ciudad a varias horas de distancia. También incluía clases todo el viernes y los sábados por la mañana. Fue una gran bendición hallar que mi esposo pudiese hacer arreglos para quedarse con los niños la mayoría de esas horas. Otra bendición invalorable fue la disposición de la profesora de enseñar los jueves de tarde, en lugar del sábado. También me dijo que podía dejar la clase los viernes antes de la puesta de sol. Cuando Dios me abrió todas las puertas, sentí que no tenía otra opción que avanzar. Después de graduarme, tuve la bendición de llegar a formar parte de un equipo integral en una institución adventista de salud, como la primera psicooncóloga en el departamento de salud mental. En mi trabajo, brindo apoyo, consuelo y una esperanza final a personas que a menudo están desesperadas. Siento que es la misión que Dios me dio, y no puedo dejar de alabar su nombre.
Cristina Escudero es psicooncóloga en el Sanatorio Adventista del Plata en Argentina.
Imagen: Pixabay
Servimos a un gran Sanador
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ios ha hecho mucho en nuestras vidas por nosotros y otros muchos de nuestro círculo, aquí en la India. Que hoy estemos vivos no es otra cosa que la gracia de Dios y su amor por sus hijos que viven de acuerdo con sus principios. A pesar de la terrible situación en que se encuentra nuestro país durante esta pandemia, nuestra familia ha permanecido sana. Pero además me siento muy agradecido por haber sido testigo del poder sanador de Dios en la vida de Sheila, una de mis queridas parientas. En octubre de 2020, Me siento muy Sheila fue llevada a la sala de emergenagradecido cia en Vijayawada. Tenía problemas para por haber sido respirar, y su gravedad señalaba que ir al hospital era la única opción. testigo del poder Los médicos estaban seguros de que sanador de Dios sus posibilidades de supervivencia eran mínimas porque ya tenía más de en la vida de una noventa años. Nuestros familiares y de mis queridas amigos escucharon las noticias y sabían que había un Maestro sanador que podía parientas. ayudarla. Por ello, oramos, pidiendo que, a pesar de su avanzada edad, pudiera mejorarse y regresar a su hogar junto a su familia. Y eso es exactamente lo que sucedió. Cuando una de sus sobrinas que vivía en el extranjero, oyó las noticias de la enfermedad de su tía, quiso viajar inmediatamente a la India para verla. Sin embargo, debido a las muchas restricciones para viajar, eso parecía imposible. No obstante, Dios abrió las puertas en febrero de 2021, para que esta querida sobrina pudiese ir hasta la India. Pero el día en que la sobrina estaba llegando a Vijayawada, la salud de Sheila empeoró considerablemente. La familia estaba lista para llevarla otra vez de urgencia al hospital, pero lograron estabilizarla un poco hasta que llegó su sobrina quien analizó rápidamente la situación y pidió que hirvieran agua en una olla grande, a la que agregó unas gotas de eucalipto. Con cuidado, cubrió la cabeza de Sheila con una toalla sobre la olla humeante y la hizo inhalar el vapor durante unos diez minutos. No pasó mucho antes de que Sheila comenzara a respirar un poco mejor. Después de unos días, otra sobrina logró visitarla, lo que hizo que la dulce ancianita se pusiera más feliz aún. Sheila está mejor ahora, y puede hablar con más facilidad que antes. Nuestra familia agradece a Dios por oír nuestras oraciones y restablecer la salud de Sheila.
Jeevan Babu Palivela tiene su propia empresa de soluciones para tecnología de la información y vive con su familia en Vijayawada, India.
Imagen: Muskan Anand
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A Enfoque en historias
«Cuéntame una historia» Por qué compartimos historias
la distancia la escena puede parecer caótica. Un grupo de mujeres trabaja la masa alrededor de una mesa. Con harina en los delantales, se mueven de un lado a otro, entre ollas humeantes de verduras al vapor y arroz, revolviendo aquí y allá, y mirando el horno donde está el plato principal (ese que tiene el ingrediente secreto que solo conoce tía Carmen). Las frutas frescas cocidas con miel son traspasadas a una rejilla para que se enfríen, y de los armarios surgen especias para sazonar el guiso. Hay que rociar los bollos con azúcar y un toque de coco rallado, mientras se escucha el crepitar de las cebollas salteadas de la manera correcta. Hay risas e interacciones. Pero no se ignora la tarea de nadie. Tres conversaciones distintas se producen al mismo tiempo, y todos pueden seguir con el ritmo cambiante de cada relato individual, entretejiendo comentarios y palabras alegres. De chica imaginaba que cada comida tenía trozos de historias horneadas y mezcladas mediante el uso de la observación, una perspectiva, una broma, un pensamiento profundo y aun una palabra de advertencia. Con la mesa servida y después de una oración de gratitud, me deleitaba con estas historias como si cada palabra estuviera cocinada, preparada y servida solo para mí. Un banquete de historias. ¿Por qué compartimos historias? Porque nos ayudan a darle sentido a la vida.1 Nos involucran en una comunicación personal y más profunda, donde se produce empatía y comprensión; donde encontramos los hilos delgados y frágiles de la emoción y la lógica; el lugar donde lo improbable es tangible mediante experiencias personales compartidas.2 Creo que las historias pueden salvar la brecha y acortar la curva de aprendizaje. Reunimos lecciones valiosas de historias que no nos pertenecen pero que nos comparten. Recuerdo esos banquetes de historias de mi niñez. INSPIRACIÓN
Mientras ponía la mesa para una comida en honor a Erin, mi nueva amiga, desde la cocina llegaban las risas y conversaciones de mis amigas. Esas voces familiares, porque hemos compartido
historias y una travesía espiritual, recordándonos mutuamente historias significativas y verdaderas a las que nos aferramos durante los fuegos emocionales de la vida. Ahora juntas hacíamos una comida especial. La madre de Erin, Cindy, había muerto poco tiempo atrás. Erin, que es hija única, viajó para ocuparse de los dolorosos detalles y cerrar ese capítulo de su vida. Mis amigas y yo cuidamos de su mamá; la visitamos y pasamos tiempo con ella durante el último año de una larga y dolorosa enfermedad. Erin y su madre no se habían hablado en diez años. Para honrar los deseos de Cindy, se me dio la tarea, como capellana del grupo, de hacer «esa llamada» que cambia la vida de una persona. Una llamada que suele recordarse por el momento exacto, la fecha y el lugar donde estaba la persona cuando la pérdida, las circunstancias desconocidas y el dolor llamaron a la puerta y se abrieron paso. Coloqué cuidadosamente una cajita de cedro en la mesa, frente a la silla de Erin. Una promesa que habíamos prometido cumplir. Al llegar, y después de un saludo general, Erin fue llevada a la cocina.
Escribir desde el corazón
Allí se unió a las tareas y los relatos. Me alegró ver que su expresión abrumada se transformó en risas. Quizá es por eso que compartir historias es tan importante: para que estemos juntos, así como Dios lo desea para nosotros. A veces olvido de qué manera el Señor nos brinda la oportunidad de compartir nuestra travesía espiritual, nuestras conexiones emocionales con los demás. Como cristianos, tenemos la historia más maravillosa que contar. La mesa está lista y, después de la oración para agradecer por la comida, se abre la cajita de cedro y Erin saca lentamente seis tarjetas con recetas. Ella reconoce que los platos que ayudó a preparar son acordes a las recetas de su madre. Bajo las tarjetas de recetas hay una fotografía de Cindy con la bebé Erin en sus brazos. Sin saber qué decir, sacude la cabeza: «¿Mamá dejó esto para mí?» Erin mira a su alrededor, a los que cuidaron a su madre: enfermeras, terapeuta y capellana. Ya no hay títulos formales: son amigas. Le cuento que todas hemos escuchado las historias de Cindy, sobre su hermosa hija que tenía seis recetas favoritas. Le cuento de las oraciones hermosas que elevaba Cindy a los pies del Creador, pidiendo
con humildad y honestidad que Erin «regresara a casa». «¿Ella oraba por mí?» susurra Erin. Tanto que compartir. Hay un pesado silencio, breve, pero captamos la moraleja del relato. Así comienzan las historias. Sin lágrimas. Por el contrario, con una fiesta de preciosos recuerdos para Erin. Su madre le dejó más que recetas; le dejó el recordatorio de la oración, de la alimentación espiritual del alma, mucho más espesa que los delicados hilos que van de lo emocional a lo lógico. Un puente para salvar una brecha de diez años mediante una comida para alimentar el cuerpo. No faltarán las risas, porque Erin está realmente participando de un banquete de palabras preparadas, cocinadas y servidas, solo para ella. Joseph Campbell, The Hero with a Thousand Faces, 3ra ed. (Novato, Cal.: New World Library, 2008), pp. 25-29. 2 Ibíd. 1
Dixil L. Rodríguez sirvió como profesora universitaria y capellana en un hospital. Vive en Ohio, Estados Unidos.
¡Las historias son un ministerio poderoso! Compartir historias demanda que escribamos desde el corazón, que seamos vulnerables. Piense en las historias que ha escuchado. ¿Cómo impactaron en usted? ¿Qué dicen de su fe? ¿Cómo demuestran su travesía espiritual, sus conexiones emocionales con otros? Escribir una historia nos permite confeccionar un mensaje significativo e inspirador. Los tres tipos más comunes de redacción de historias comienzan al recordar una experiencia que brinda una lección (las palabras de sabiduría e inspiración que queremos dejar con los lectores):*
La vida antigua en contraste con la nueva. Usted percibe y escribe acerca de cambios en su experiencia como resultado de un momento o evento transformador. Perspectiva antigua de una persona en contraste con la nueva perspectiva. Escribe sobre una persona (alguien especial en su vida) y sobre cómo su percepción cambió como resultado de un momento revelador. Ese «cambio» también podría reflejar un cambio en usted. Antiguos valores en contraste con nuevos valores que amenazan, desafían o alteran a los antiguos. ¿Ha atravesado una experiencia que desafió sus valores, que creó un cambio en su cosmovisión?
HONRAR NUESTRAS HISTORIAS Piense de antemano en preguntas que podrían tener los lectores:
Imagen: Sabrina Bracher / iStock / Getty Images Plus / Getty Images
1. ¿Qué hace que el acontecimiento sea memorable? ¿Qué detalles físicos le vienen a la mente cuando reflexiona en el evento? 2. ¿Hay algún momento de reflexión en la historia en la que usted «creció» espiritual e intelectualmente? 3. ¿Cuál es el significado de la historia? 4. ¿De qué manera su historia se refiere a cuestiones y preocupaciones humanas más generales? 5. ¿De qué manera la historia ministra a los demás?
6. ¿Qué hace que sea algo con lo cual se querrán relacionar sus lectores? 7. ¿Cuál es el tema de la historia? *Adaptado de: John D. Ramage, John C. Bean y June Johnson, The Allyn & Bacon Guide to Writing (London: Pearson, 2016).
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Perspectiva mundial
Rodeados por el fuego L Dios protege de maneras maravillosas
as historias son poderosas; son memorables; nos inspiran, nos emocionan, y son para compartir. En la Perspectiva mundial de este mes, me gustaría compartirles una increíble historia que me contó el pastor Geoffrey Mbwana, uno de los vicepresidentes de la Asocación General. Tiene que ver con un pequeño grupo de jóvenes adventistas que escuchó el llamado de Dios de alcanzar a los que vivían en una zona muy difícil y peligrosa. A pesar de los riesgos, esos preciosos jóvenes depositaron su confianza en el Señor y dijeron: «¡Sí, iremos!». Pero antes de avanzar, dedicaron mucho tiempo a orar, rogando que Dios los guiara. Creo que se asombrarán e inspirarán al ver cómo Dios respondió sus oraciones.
UNA MISIÓN RIESGOSA
En la costa oriental de Tanzania hay un pueblo de más de ocho mil habitantes. Más del noventa y nueve por ciento de sus habitantes pertenecen a una fe no cristiana. Es conocido por ser un pueblo muy supersticioso, lo que hace que muchos teman acercarse al lugar. A través de los años se hicieron varios intentos de presentar los mensajes de los tres ángeles a la gente del pueblo, pero ninguno tuvo éxito. En 2000, un grupo de jóvenes de las iglesias adventistas de una ciudad a unos kilómetros de allí se animaron a ofrecer reuniones de evangelización en ese pueblo. Con simples preparativos, fueron y alquilaron un lugar donde alojarse. Sabiendo que el trabajo que tenían por delante era delicado y riesgoso, decidieron dedicar dos semanas a la oración ferviente, rogando la intervención de Dios por la salvación de las personas del lugar. Lo asombroso fue que, pocos días después, recibieron permiso del gobierno local para llevar a cabo reuniones religiosas. Entonces se tornó de público conocimiento que jóvenes adventistas organizarían reuniones. Los jóvenes siguieron orando con fervor. Decidieron dedicar momentos especiales de oración temprano por la mañana junto a la playa, antes que la gente del pueblo despertara. FUEGO JUNTO AL MAR
Así es que los jóvenes se reunieron fielmente junto al mar cada mañana antes del alba, clamando al Señor por la gente del lugar y las reuniones. Cierta mañana, sin que supieran, unos muchachos fueron enviados por los ancianos del pueblo para matar a los jóvenes antes de que iniciaran las reuniones. Se habían enterado de que comenzaban el día a las cinco, orando junto al mar, y decidieron que sería el mejor lugar para matarlos.
Los encargados de la matanza fueron a la playa y divisaron que el grupo estaba arrodillado sobre la arena. Al acercarse, listos para realizar su tarea, los atacantes vieron un muro de fuego que rodeaba al grupo. Quedaron atónitos, y no se atrevieron a atacar. Aterrados, salieron corriendo. UNA ESPADA RELUCIENTE
Los jóvenes adventistas siguieron con sus planes y comenzaron las reuniones. Pero los ancianos del pueblo estaban decididos a paralizarlos. Enviaron a sus muchachos a robar los equipos y el mobiliario utilizado en las reuniones al aire libre. Cierta noche, cuando se acercaban al lugar donde guardaban los equipos, los supuestos ladrones vieron a un hombre muy alto de ropas blancas que, con una espada reluciente, caminaba entre los equipos. Una vez más, no lograron ejecutar su malvado plan. Finalmente, los ancianos de la ciudad dijeron a sus muchachos: «¡Son unos cobardes que no saben hacer nada! ¡Vamos a encargarnos nosotros y destruir a esos jóvenes adventistas!» «¡ESTAMOS ARDIENDO!»
Poco después, cuando la reunión se estaban llevando a cabo al aire libre, dos ancianos con la vestimenta tradicional caminaron por entre la multitud, en dirección hacia donde uno de los jóvenes estaba predicando. Pero antes de llegar al frente, comenzaron a correr y saltar, gritando: «¡Estamos ardiendo! ¡Estamos ardiendo!» Corrieron hasta el predicador, pero entonces salieron corriendo por detrás de él. Lo interesante es que, aunque nadie vio las llamas, los atacantes actuaron como si estuvieran envueltos por el fuego. Más tarde explicaron que quisieron atacar al predicador, pero que vieron que un muro de fuego lo rodeaba. Imagen: Allec Gomes
NINGÚN PODER MÁGICO
Después de esto, los muchachos del pueblo se acercaron a los jóvenes adventistas, preguntándoles por los poderes supersticiosos que usaban para protegerse contra los ataques. Los jóvenes adventistas les dijeron que no creían en la superstición y que no tenían nada que ver con eso. Entonces les preguntaron por qué pensaban que estaban usando algún tipo de magia como protección, por lo que los muchachos del pueblo explicaron lo que habían visto cuando trataron de destruirlos. Los adventistas les explicaron con alegría que servían al Dios vivo del cielo y que tenían la protección de los ángeles divinos enviados por él. Esto se transformó en una gran historia en ese y otros pueblos cercanos y, al final, muchos fueron bautizados. Cuando la noticia de ese milagro se esparció en las zonas cercanas, un periodista llegó al lugar y más tarde publicó la historia en un periódico nacional. Aunque el trabajo en la zona sigue presentando desafíos, ahora hay allí tres iglesias organizadas, con una feligresía total de doscientas personas. Varios de esos muchachos llegaron a ser poderosos evangelistas laicos, y dos llegaron a ser pastores. UN MURO DE FUEGO
Amigos, se nos dice que el Señor es, en efecto, como un muro de fuego. En Zacarías 2:5, leemos esta hermosa descripción de cómo el Señor cuida de los suyos: «Yo seré para ella, dice Jehová, un muro de fuego a su alrededor, y en medio de ella mostraré mi gloria». Al afirmar este muro de fuego protector, leemos en el libro La edificación del carácter: «Dios acepta al hombre humilde que sigue de cerca en los pasos del Maestro. Los ángeles son atraídos a él, y a ellos les agrada detenerse a lo largo de su senda. Pueden ser pasados por alto
En el día de la aflicción, cuando el enemigo nos oprima, caminaremos entre los ángeles. como indignos de que se les dedique atención por aquellos que pretenden haber logrado exaltadas conquistas, y que se deleitan en hacer prominentes sus buenas obras; pero los ángeles celestiales se inclinan con amor sobre ellos y son como muro de fuego que los circunda».1 Y en otro lugar Elena White ofrece esta perspectiva maravillosa: «Debemos procurar apartar el pecado de nosotros, descansando en los méritos de la sangre de Cristo, y entonces en el día de la aflicción, cuando el enemigo nos oprima, caminaremos entre los ángeles. Serán como muro de fuego alrededor de nosotros; y un día caminaremos con ellos en la ciudad de Dios».2 Que podamos, así como lo hicieron esos estimados jóvenes junto al mar, depositar nuestra confianza plena en el Señor y estar dispuestos a decir «Sí, yo iré» doquiera él nos guíe. Elena White, La edificación del carácter (Mountain View, Cal.: Pacific Press Publ. Assn., 1973), p. 11. 2 Elena White, ¡Maranata: El Señor viene! (Buenos Aires: Asoc. Casa Editora Sudamericana, 1976), p. 93. 1
Ted N. C. Wilson es presidente de la Iglesia Adventista mundial. Se pueden consultar artículos y comentarios adicionales del presidente en Twitter: @pastortedwilson y en Facebook: @Pastor Ted Wilson.
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Mi propia habitación Un anciano de iglesia me contó esta historia mientras estábamos en el jardín junto a su casa.—Dick Duerksen.
¿Puedo contarle una historia? DICK DUERKSEN
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enía una vaca. Una buena vaca de fuertes patas traseras y lomo amplio. Una vaca que conocía el sendero desde su jardín hasta el camino principal. Una vaca que estaba dispuesta a llevarlo el día que había mercado. El martes había mercado y, el día anterior, él cosechaba los tomates más maduros, desenterraba algunas papas, cortaba algunas verduras de hoja verde y colocaba unos cuantos huevos de ganso en un lugar seguro dentro de su viejo canasto. El canasto necesitaba un nuevo trenzado, pero él estaba demasiado ocupado sacando malezas como para preocuparse por repararlo. Su esposa era
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buena para eso. Ella pronto arreglaría el canasto. Lo sabía. Ese martes, ordeñó la vaca antes de la salida del sol, colocó un paño sobre el cubo espumoso de plástico, y lo llevó a la fogata exterior, donde su esposa estaba preparando una simple comida para él y sus dos amados niños. Se reían mientras comían, sentados en el piso afuera de su choza de una habitación. Entonces recogió el canasto de verduras y hortalizas, montó su vaca, y la guio desde la huerta por el camino. *** Era una buena distancia. Pero si salía temprano, llegaría a la tienda abandonada al borde de la ruta asfaltada a tiempo para subir a una pequeña furgoneta que lo llevaría al mercado de la ciudad. Podría haber intercambiado los tomates y huevos con los vecinos, pero no por dinero. Y aun las pocas monedas que podía ganar en el mercado no pagaban el querosene y aceite de cocina que su esposa necesitaba. Además, ese viaje era la única manera de enterarse de las noticias y jugar a las damas con viejos amigos. Ese martes su vaca caminaba con facilidad, y llegaron antes que la furgoneta. Ató la vaca a un árbol polvoriento, le dijo que se portara bien y se acomodó en un asiento ya atestado. Una hora después, estaba recorriendo detenidamente el mercado. Un anciano trató de venderle una escuálida cabra, mientras otros competían diciendo que tenían en venta el mejor pescado. Las mujeres se sentaban en silencio entre pilas de coles, cebollas, aguacates y tomates. Los niños corrían por todas partes, practicando juegos que solo ellos comprendían. Su lugar era cerca de un árbol de copa ancha en el extremo más lejano del mercado, un puesto que un astuto hacendado le reservaba a cambio de unos pocos huevos frescos. Pagaba lo que le debía y estiraba su manta en el piso, para formar rápidamente pirámides con sus tomates. Dejaba las papas en círculos serpenteantes, mostrando donde había quitado cuidadosamente sus brotes. Dejaba las verduras colgando del borde del canasto. Entonces se recostaba contra el árbol y aguardaba a sus clientes. Siempre venían porque sabían Imagen: Raissa Lara Lutolf Fasel
«Permítanme que les muestre a Jesús». El extraño se arrodilló junto al tablero, sacó un libro de su maleta, lo abrió y comenzó a leer.
que podían confiar en que sus artículos eran los mejores. Gente que le traía noticias. Noticias de la ciudad. Para el mediodía, solo le quedaban unas papas y un par de remolachas, de manera que las recogía y llevaba su teléfono celular al cargador. Los muchachos con la conexión eléctrica le cobraban dos papas por cargar el teléfono y, si era cuidadoso, la carga le duraba toda la semana. Allá abajo del árbol, tres de sus amigos se habían reunido y abierto el tablero. Será una buena tarde, pensó. *** Entonces llegó el hombre, un viajero que no conocía, un hombre que parecía estar apurado por encontrar lo que había perdido. Se detuvo, mirando cómo se desarrollaba el juego, y entonces les hizo la siguiente pregunta. «¿Conocen a Jesús?» El juego se detuvo, y los cuatro hombres miraron al extraño, deseando que se fuera. —No, no conozco a Jesús –respondió uno de ellos. —No conozco a nadie con ese nombre –dijo otro–, pero me parece recordar que hay alguien que se llama Jesús en una aldea de la costa.
—No, no. El hombre habló rápidamente y sin temor, como si fuera un viejo amigo. «Jesús no es una persona, sino el mismo Dios. ¿Conocen a Dios?» Eso produjo una deliciosa discusión, en la que cada hombre describió al Dios que conocía y entonces adujo que su Dios era mejor que todos los demás. «Permítanme que les muestre a Jesús». El extraño se arrodilló junto al tablero, sacó un libro de su maleta, lo abrió y comenzó a leer. «No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y, si me voy y se los preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté [Juan 14:1-3, NVI]». «Me gustaría contarles más –dijo el extraño–, pero hoy no tengo tiempo y no tengo libros para venderles. Permítanme, sin embargo, arrancar esta página de la Biblia y dejárselas. En ella encontrarán a Jesús». El extraño arrancó la página que había estado leyendo y se la entregó al que estaba más cerca. Entonces cerró los ojos, dijo unas palabras en dirección al cielo, y se despidió de los cuatro hombres que estaban bajo el árbol. Cuando terminó el juego, colocó la página arancada en su gastado canasto y recorrió el mercado de regreso a la furgoneta que lo llevaría hasta su vaca. Cuando llegó a su casa, mostró el papel a su esposa e hijos, contándoles la historia del «Jesús Dios» que estaba construyendo una habitación para cada uno de ellos en su casa. «Tengo que saber más de este Jesús – le dijo a su familia–. ¡Imaginen! Un lugar en el que cada uno de nosotros tendrá su propia habitación. Quizá incluso una puerta, y con nuestro nombre. ¡Vivir con un Dios que nos ama! ¡Eso sería como estar en el cielo!»
Editor Adventist World, es una publicación periódica internacional de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Su editor es la Asociación General, División de Asia-Pacífico Norte de los Adventistas del Séptimo Día®. Editor ejecutivo/Director de Adventist Review Ministries Bill Knott Director de la publicación internacional Hong, Myung Kwan Comisión de coordinación de Adventist World Si Young Kim, presidente; Joel Tompkins; Hong, Myung Kwan; Han, Suk Hee; Lyu, Dong Jin Editores/Directores asociados, Adventist Review Ministries Lael Caesar, Gerald Klingbeil, Greg Scott Editores en Silver Spring (Maryland, EE. UU.) Sandra Blackmer, Wilona Karimabadi, Enno Müller, Dixil Rodríguez Editores en Seúl (Corea del Sur) Hong, Myung Kwan; Park, Jae Man; Kim, Hyo-Jun Director de plataformas digitales Gabriel Begle Gerenta de operaciones Merle Poirier Coordinadora de evaluación editorial Marvene Thorpe-Baptiste Editores invitados/Consultores Mark A. Finley, John M. Fowler, E. Edward Zinke Gerenta financiera Kimberly Brown Coordinadora de distribución Sharon Tennyson Consejo de dirección Si Young Kim, presidente; Bill Knott, secretario; Hong, Myung Kwan; Karnik Doukmetzian; Han, Suk Hee; Gerald A. Klingbeil; Joel Tompkins; Ray Wahlen; Ex-officio: Paul Douglas; Erton Köhler; Ted N. C. Wilson Diseño y dirección artística Types & Symbols A los colaboradores: Aceptamos el envío de manuscritos no solicitados. Dirija toda correspondencia a 12501 Old Columbia Pike, Silver Spring, MD 20904-6600, EE. UU. Número de fax de la oficina editorial: 1 (301) 680-6638 E-mail: worldeditor@gc.adventist.org Sitio Web: http://www.adventistworld.org/ A menos que se indique lo contrario, todas las referencias bíblicas pertenecen a la versión Reina Valera. Revisión 1995. Usada con autorización. Adventist World es publicada todos los meses e impresa simultáneamente en Alemania, Argentina, Australia, Austria, Brasil, Corea del Sur, Estados Unidos, Indonesia, México y Sudáfrica. Vol. 17, No. 7-8
Dick Duerksen es un pastor y narrador que vive en Portland, Oregón, Estados Unidos.
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Fe en crecimiento
Páginas infantiles
El rompecabezas
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e gusta armar rompecabezas? He hallado que las ¿ personas están sumamente divididas al respecto. A algunos les encanta, y a otros no. El año pasado, cuando la pandemia nos llevó a estar completamente encerrados en casa, mi familia buscó actividades que pudiéramos hacer juntos y adentro de la casa. Como nunca antes nos habíamos dedicado a los rompecabezas, decidimos intentarlo. Mi hija encontró un rompecabezas de tres mil piezas con una imagen hermosa pero sumamente complicada. Nos propusimos armarlo. 30
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Lo primero que hicimos fue buscar todas las piezas de los bordes y construir el «marco». Entonces miramos la imagen modelo que estábamos tratando de crear, y clasificamos las piezas agrupándolas por colores e imágenes similares. Entonces comenzamos a buscar las formas de las piezas y procuramos hallar las que encajaran. Completarlo nos llevó unos seis días; le dedicamos un par de horas cada noche. Mi hijo lo detestó. Mi hija y mi esposo estaban decididos a lograrlo, y yo tenía sentimientos encontrados.
Una actividad entretenida para el sábado ¡que hace trabajar tu cerebro! Pero cuando logramos terminarlo, vimos que era muy hermoso, y nos sentimos muy satisfechos. Hasta le pusimos un marco y lo colgamos en la pared como obra de arte, para que nos recuerde esa etapa tan rara de nuestra vida. ¿Sabías que los rompecabezas son buenos para incrementar la capacidad mental? Armar rompecabezas es una manera de resolver problemas, y esa es una actividad sumamente importante para desarrollar como parte de nuestro crecimiento. Los rompecabezas pueden ser una actividad Ilustración: Xuan Le
WILONA KARIMABADI
Tesoro bíblico: «Fuerte torre es el nombre de Jehová; a ella corre el justo y se siente seguro» (Proverbios 18:10).
solitaria o algo para compartir con amigos y familiares. Pueden ser muy fáciles, o sumamente difíciles. Depende de ti elegir el tipo de desafío que te parezca más adecuado. Al igual que en la vida, todos encontraremos cosas difíciles de descifrar, no muy diferente a un complicado rompecabezas. Pero tenemos que recordar que nunca estamos solos para resolverlas. Jesús siempre está allí para unir las piezas, alinearlas y acomodarlas. ¡Él es el más perfecto Armador de rompecabezas! No tenemos más que pedirle que nos ayude.
Crea tu propio rompecabezas LO QUE NECESITARÁS: ■ cartulina
o cartón fino ■ marcadores o lápices de cera (crayones) ■ tijeras CÓMO HACERLO:
Con los crayones o marcadores, escoge un versículo favorito de la Biblia (puedes usar el de más arriba si te parece) e imprímelo
en tu hoja. Entonces colorea el papel a tu gusto. Dibuja pequeñas imágenes y formas y usa tantos colores como quieras. Luego corta toda la imagen en formas pequeñas con bordes, puntas, entradas y contornos. Puedes pedir a un adulto que te ayude a hacer esa parte. Cuando todas las piezas estén cortadas, colócalas en un recipiente o bolsa pequeña, sacúdelas y vuélcalas. ¡Ahora podrás armar tu rompecabezas! ¡Que lo disfrutes!
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Nueva plataforma. Nuevo contenido.
artvnow.com